Es necesario entender que cuando hablamos de vanguardias no nos
referimos sólo a un género cinematográfico o de otras artes, hablamos del espíritu de una época, un tanto convulsa, cuyos temores y cuyas expectativas quedan expresadas a través de estos movimientos de vanguardia. Es verdad que a pesar de todo eso, se convierten en el espíritu de una época son un espíritu comunitario y tendrán gran repercusión. Cuando hablamos de vanguardias nos referimos a una ruptura con la tradición, es una idea de superar en cierto modo, lo que se había venido haciendo hasta entonces. Esa idea, que se da en el terreno artístico, no es independiente de lo que estaba sucediendo desde el punto de vista histórico y político, muy implicados con todo lo que tiene que ver con la historia y la política del momento. Es innegable que los artistas por ese afán de transgredir traspasaron una barrera del arte como representación, cuando nos referimos a representación hablamos de la realidad, puesto que lo había dominado hasta entonces era la mimesis, se dan unos movimientos de ruptura en general, que terminan por anular esa idea de representación que hasta el momento estaba en el mundo del arte. Se pasa de la representación a la experimentación, puesto que lo que se hace es experimentar. De tal manera que el arte de las vanguardias insiste más en los procesos de creación que en el proceso terminado. Si lo que importa es el producto terminado más que el proceso de creación, las diferentes prácticas vanguardistas suponen también un modo nuevo de entender no sólo la producción artística sino también como se distribuye esa producción y la manera de consumir esa producción, puesto que hemos dicho que a estos movimientos no se suma todo el mundo, son movimientos bastante elitistas. Si se necesitan nuevos consumidores y nuevas formas de distribuir estos productos, éstos encuentran espacios nuevos, y en el caso del cine estas prácticas tienen mucho que ver con el reconocimiento de un espacio cinematográfico propio. Existe en los años 20 un anhelo por utilizar el cine como instrumento de experimentación alternativo al cine de Hollywood. Estamos hablando de un medio de expresión muy nuevo en el que todo prácticamente estaba por hacer, de tal manera que el ímpetu de los artistas por realizar cosas lejos de la representación, nace casi el afán de experimentación en dos sentidos, por el propio nacimiento del cine y por esa necesidad de los artistas de experimentar cosas nuevas. Tantas posibilidades ofrece el cinematógrafo, que no entienden o que no pueden imaginar el desarrollo de las vanguardias artísticas y literarias sin la presencia del cine. En todo caso, si por algo se caracterizan estos movimientos de vanguardia en general es porque no es fácil hallar denominadores comunes entre ellos, más allá de que todos ellos tienen su deseo de romper con la tradición. Si podemos decir que hay una serie de cuestiones que son comunes a ellos y que provocan ese deseo de experimentación que se da en las vanguardias, sobre todo la alteración de la mirada hacia el mundo. Hay algunos aspectos que lo provocan, por ejemplo, la industrialización del arte. En estos momentos tienen un ángel importante los museos, galerías y editoriales, que publican manuales sobre arte. De alguna manera se ve el arte como negocio. En relación a las vanguardias tiene una importancia fundamental el proceso de aceleración urbana. Empiezan a aparecer las primeras acumulaciones de masas en las ciudades, a raíz de la industrialización, con lo cual se producen grandes concentraciones de población en las ciudades. Hay que unir el gran protagonismo que adquiere la máquina, que en el caso del cine es absolutamente fundamental. Muy vinculado a ese ritmo y aceleración. La aceleración del ritmo, la velocidad, el movimiento… serán la esencia de la cultura contemporánea. Hay un cambio en la concepción del espacio. Hay un momento en el que el cine y las vanguardias artísticas se encuentran y se apresuran a recuperar el tiempo perdido. Nos vamos a encontrar con movimientos como el constructivismo soviético, el expresionismo, la nueva objetividad, etc. Todo ello irrumpe con violencia, en el sentido de que hay muchas ganas de experimentar con la imagen, pero finalmente todo este aparato que surge alrededor de las vanguardias será engullido por Hollywood. No había cabida para la experimentación, si es verdad que para algunos cineastas que emigran y se exilian desde Europa a Estados Unidos y llevan algunos de los presupuestos que se les concedían, no pueden dejarlo de lado, de tal manera que se adapta a los presupuestos de Hollywood pero incluyen elementos vanguardistas que hacen de su cine algo particular en relación con esta industria, por lo que hay que hablar de vías marginales, como Buxter Keaton. Los movimientos se clasifican en relación al programa. Se verán las clasificaciones y las construcciones vanguardistas que se dan en torno al montaje y a las vanguardias, que tienen que ver con lo que se denomina sinfonías urbanas. El expresionismo, va a surgir en Alemania, después de la 1ª Guerra Mundial como reivindicación por la necesidad de incrementar la calidad artística de las películas. Muchos rasgos del expresionismo se toman del romanticismo como la atracción sobrenatural y los poderes ocultos de la naturaleza. Aparece con frecuencia el tema del doble, y animar aquello que carece de vida. Suele haber en estas películas un sabio, o científico loco y la presencia de la mujer, importante en estas cintas, que se presenta al mismo tiempo como esclava y en otras ocasiones con un poder sexual importante. Se le da mucha importancia a la subjetividad y a la posibilidad de contar las historias de otra forma y desde el punto de vista formal tiene mucha importancia la puesta en escena y la presencia de las luces y sombras, lo que se traslada a otro tipo de cine. Es importante la peculiar interpretación de los actores. Hablamos de dos variantes del expresionismo alemán, la vertiente caligarista, que surge a partir de la creación de “El gabinete del doctor Caligari” por Wiene en 1920 y la segunda como Murnau y su película “Nosferatu”. La peculiaridad de esta película radica de que sus cuadros (no son planos) de “El gabinete del Doctor Caligari” se convierten en pinturas vivificadas. La escenografía de Caligari está realizada por algunos de los componentes de los Studem y lo que significa esto, es que el referente en Caligari no hay que buscarlo en la realidad exterior, sino en la pintura expresionista. De tal manera, que parece como si la pintura cobrara vida en los cuadros que configura Caligari. Es decir, estos planos, no los podemos leer como los de Griffith, sino que hay que leerlos viendo como operan los elementos formales que se dan en ello dentro del cuadro, porque lo que predomina es la fijeza del encuadre por mucho que el campo sea intercambiable con el fuera de cámara, o que el fuera de campo pueda entrar en el campo, sobre todo a través de las sombras, porque encontramos encuadres herméticos pero porosos. Esta película para por un proceso complicado a la hora de elaborar el guión porque son varios autores los que intervienen, pero de lo que se trata es de que Caligari, lo que hace es manipular a un sonámbulo para que cometa una serie de asesinatos. Lo interesante es que esto está contado por un enfermo, que se lo cuenta a otro, en el manicomio, es la mirada de un enfermo, un punto más que se introduce. No hay un cosido de planos, sino la fijeza del encuadre, en un punto fijo, y lo más que hace es operar dentro del encuadre recortando en algún momento este encuadre. El protagonismo lo tienen los propios elementos que configuran el cuadro, con estructuras angulosas, y líneas oblicuas que de alguna manera desestabilizan los propios encuadres y muestran de alguna forma esa idea de lo inestable a quien cuenta la historia. En la película no se molesta en seguir a los personajes, sino que cobran importancia los elementos que tienen presencia en el cuadro, como la luz y las sombras, esto es lo que nos lleva a pensar en un universo absolutamente pictórico. La figura de la mujer tiene mucha importancia, en este caso nos encontramos con formas redondeadas que se alternan con formas angulosas y puntiagudas vinculadas a lo masculino, el negro parece que forma parte de ese mundo de las sombras y el blanco se vincula a la figura femenina. La música es muy importante, para recrear ciertos aspectos que tienen que ver con lo que perturba. Hemos hablado de que esa idea y esa esencia de la película hay que buscarla en la pintura, como vemos en “El día cristalino” de Heckel en 1913 donde se ven esas formas puntiagudas y redondeadas. La otra, “Pastizal alpino al a luz de la luna” de Kichner, 1919, con gran escenografía y predominio del color, la luz y la sombra. Produce efectos en el discurso formal muy interesantes y se agota en ella misma, se hacen algunas películas más, la estela caligarista, pero que finalmente nos llevan a despuntar como por ejemplo “El sueño de un loco”, por eso entre otras cosas, surge otro modelo expresionista donde el referente no será la pintura como con Caligari, sino que va a ser la naturaleza, una naturaleza que tienen que ver con muchas ideas provenientes de lo nórdico, sobre todo en esa idea de que la naturaleza está viva poblada de fuerzas oscuras. Es donde encuadramos la película de “Nosferatu, el vampiro” adaptada la novela de Stocker. Tiene un interés particular por el paisaje natural. Intenta transmitir una idea de terror que puede salir de lo cotidiano, una idea de terror que será retomada por el género del suspense como Hitchkoc. El montaje de esta película tiene presencia y protagonismo mayor, esa fijeza que no se da, pero siguen siendo encuadre en que la cámara no se mueve demasiado. Igual que en Caligari, sigue apareciendo esa porosidad del encuadre a la que antes hacíamos referencia. El montaje funciona para coser espacios, nos lleva desde la chica hasta el vampiro, de tal manera que es un montaje con algo más de presencia que en Caligari, como discurso formal. La interpretación de los actores es muy exagerada pero no nos encontramos con esa escenografía pictórica, se inscribe la historia dentro de espacios que tienen que ver con la realidad, con la idea del doble con el espejo. Gran encuadre vaporoso, porque vemos la sombra del vampiro, desde el fuera de campo. El surrealismo, se inaugura con “Un perro Andaluz”, este movimiento se caracteriza porque las secuencias no se organizan según una narrativa convencional, al menos hay una historia que cose desde el punto de vista narrativo las imágenes, en el surrealismo no hay una narrativa convencional, hay características generales. No hay un planteamiento lógico, nos encontramos con un tiempo dinamitado y con espacios dinamitados, el espectador no puede asirse a nada, de tal manera que no hay un tiempo en el que podamos saber donde estamos. Los espacios cambian sin motivo. Lo que se produce es un choque brutal entre los objetos representados y la realidad, por lo que se consigue el propósito que es desestabilizar al espectador. Da una idea clara esta película de lo que supone esto, nos encontramos esa idea de la fijeza del encuadre, con ordenamientos de la escala, en el interior del cuadro. Se producen encadenador, su función es que haya relación entre la imagen que desaparece y la que desaparece, pero aquí se produce justo lo contrario. Las sinfonías urbanas toman como núcleo principal la ciudad, provocando una serie de ritmos a través del montaje que han hecho que se denominen así. Hemos hablado de la importancia de la ciudad en estos momentos, el uso generalizado de la máquina, es la seña de identidad de estas ciudades. Basan su razón de ser en la imagen en torno al montaje. “Berlín, sinfonía de una ciudad” supone un claro ejemplo de esas características. Las imágenes provocan cierta calma en el espectador, pero vemos como dura poco y nos encontramos con un montaje externo, con un montaje realizado a través de cortes y cosidos que provocan ese ritmo acelerado, de tal manera que no podemos hablar de elementos que operan en el interior del encuadre, en como el montaje se convierte en el elemento formal, con esos ritmos acelerados que propone Berlín y a través de las piezas y engranajes. Los puntos de vista son inverosímiles y que no responde a la mirada de nadie. Salen las máquinas y no hay presencia humana. Vertov, “El hombre de la cámara” es parecida también. La máquina es la protagonista y de nuevo el montaje. Introduce algunas diferencias sobre todo desde el punto de vista político, porque reivindica el poder del proletariado, se asemeja a los que veíamos con anterioridad, con las imágenes de la máquina, que es la protagonista, que aparecen con quietud, los puntos de vista son protagonistas importantes de las imágenes. Esa idea del cine ojo, hablada por el propio Vertov. Esas máquinas y planos en los que se introduce una referencia importante, como en Berlín. La diferencia es la figura humana, se corresponde con las mismas máquinas que activan y cobran ese dinamismo de planos acelerados, sólo que ahora la máquina está en esa figura humana.