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Di Renzo L, Gualteri P, Pivari F, Laura S, Attina A (junio, 2020).

estudiaron el impacto
inmediato de la pandemia de COVID-19 en los hábitos alimenticios y los cambios en el
estilo de vida entre la población italiana mayor de 12 años. El estudio se realizó en la
población italiana, mediante un cuestionario EHLC-COVID19 en un formulario de
google, estructurado de la información demográfica, datos antropométricos,
información sobre hábitos alimenticios, información de hábitos de estilo de vida, fue
realizado del 5 al 24 de abril de 2020 y el análisis estadístico se realizó utilizando
SPSS ver.21.0. Obtuvieron un total de 4500 participantes y después de la validación
de datos se incluyeron 3533 encuestados en el estudio, con edades de 12 a 86 años;
en los cambios de estilo de vida durante el encierro del COVID-19, la mayoría declara
no haber cambiado sus hábitos (46,1%), el 16.7% y el 37,2% sienten que los han
mejorado o empeorado respectivamente; en relación a los hábitos alimenticios sienten
un cambio en su percepción de hambre o saciedad, 627 (17,7%) y 1214(34,4%) de
ellos tienen menos o más apetito respectivamente, declaran  el 37,4 % y el 35,8 %
declara comer más o menos alimentos saludables respectivamente. Concluyen que la
percepción de aumento de peso fue de 48,6% de la población, también tuvieron un
ligero aumento de la actividad física de 38,3 %; un 15% de los encuestados recurrió a
agricultores para la compra de frutas y verduras, especialmente en el norte de Italia
donde su IMC fue más bajo; y el positivo es la reducción porcentual de los fumadores
en un 3% y que los datos deben ser confirmados e investigados en futuras
poblaciones más grandes. 3

Pietrobelli A, Pecoraro L, Ferruzzi A, realizaron un estudio OBELIX que tiene como


objetivo que los jóvenes con obesidad, cuando son retirados de las actividades
escolares estructuradas y confinados en sus hogares durante el COVID-19,
presentaran tendencias desfavorables en los comportamientos de estilo de vida.
Incluyeron 41 niños y adolescentes, 22 hombres y 19 mujeres con obesidad que
participaron en un estudio observacional longitudinal ubicado en Verona, se
recopilaron información sobre el estilo de vida, la dieta, la actividad y los
comportamientos de sueño a través de entrevistas telefónicas periódicas; todos los
análisis estadísticos se realizaron con SAS 9.4 y se declaró la significación estadística
si un valor p de dos lados era inferior a 0,05. Los resultados que obtuvieron fue que el
número de comidas ingeridas por día aumentó en 1,15 ± 1,56; no hubo cambios en el
consumo de vegetales y el consumo de frutas aumentó; las ingestas de papas fritas,
carne roja y bebidas azucaradas aumentaron significativamente (p = 0.005- <0.001), el
tiempo de sueño aumentó significativamente (0.65 ± 1.29 horas / día, p = 0.003) y el
tiempo deportivo disminuyó significativamente en 2.30 ± 4.60 horas / semana (p =
0.003), el número de comidas ingeridas por día aumentó significativamente más en
hombres  (1,64 ± 1,65) que en las mujeres (0,58 ± 1,26; p = 0,028). Concluyen que los
efectos adversos del bloqueo por el COVID-19 es crítico para evitar evitar la
depreciación de los esfuerzos de control de peso en jóvenes que tienen exceso de
adiposidad, además que un mayor tiempo de bloqueo puede tener un impacto
duradero en el nivel de adiposidad de un niño o adolescente. 5

Vergara A, Díaz M, Lobato M, Ayala M.(Mayo, 2020), mencionan que las medidas para
evitar la propagación y mitigar un impacto en los recursos médicos por el COVID-19 en
el sistema de salud, está el aislamiento de la población, lo cual impacta sobre el estilo
de vida, la práctica de actividad física y sobre el aspecto alimentario de la población.
Además, la situación de estrés que pudiera generar el aislamiento y la incertidumbre
son algunos factores que pueden influir sobre el comportamiento alimentario y
propiciar dietas poco saludables; ricas en carbohidratos, grasas saturadas, azúcares e
hidratos de carbono refinados los cuales podrían impactar en la problemática actual de
obesidad y diabetes. Concluyen que desde la perspectiva del comportamiento
alimentario se puede considerar la seguridad del alimento, la selección y el consumo
de alimentos no sólo por razones económicas sino por el estado de ánimo y los
cambios generados por el estilo de vida   a nivel personal y social.
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