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La pérdida de la visión y el desarrollo moral:

Cambios y experiencias, pasos para la aceptación


Isabella Cabanzo Moises, Nicole Alejandra Liñan Camargo & Nicolle Velosa Zambrano

     En Colombia hay un alto porcentaje de personas con limitaciones visuales y un poco
menos de la mitad son invidentes (Rojas, Arboleda y Pinzón, 2018), por distintas
causas como accidentes o enfermedades. Así mismo, teniendo en cuenta que existen
diferentes causas y enfermedades oculares comunes para la discapacidad visual,  este
trabajo se centró específicamente en la ceguera adquirida como transición causada por
la diabetes (retinopatía diabética) y las relaciones que tiene con el desarrollo moral de
los individuos que la padecen.   

     A lo largo del ciclo vital, los seres humanos atraviesan diversas experiencias, las
cuales permiten ver la vida de forma continua pero no unilineal. Perder un sentido como
lo es la visión, tiene repercusiones no solo físicas sino también emocionales en el diario
vivir de las personas que padecen dicha pérdida (Cacho et al, 2003). Resulta pertinente
comprender la importancia del desarrollo moral durante el proceso de la pérdida de la
visión, en este caso por una retinopatía diabética la cual explica el 4.8% de la ceguera
mundial (Boyd, 2019). Se reconoce el abordaje de la importancia del desarrollo moral
desde el ámbito psicológico, debido a que  se relaciona con diversos aspectos como lo
son: el carácter, la personalidad y la sociabilidad; asimismo, permite observar y
comprender las relaciones afectivas, comportamientos y actitudes de cada individuo.
Pues “las personas con discapacidad visual, pueden presentar por esta causa o por
otras derivadas de ella, situaciones de desajuste emocional en diferentes momentos de
su vida” (Cacho et al, 2003, p. 21). De esta misma forma se crea la necesidad de
adaptarse a nuevas formas de vida;  ya que se generan una serie de repercusiones,
considerando como la principal el impacto emocional y sentimiento que acarrea la
pérdida, igualmente existen efectos limitadores en diversos factores de sus vidas
teniendo una repercusión afectiva en el desarrollo moral, pues se pueden llegar a 
modificar o alterar las relaciones establecidas anteriormente a lo largo de la vida(Cacho
et al, 2003). Es por esto que es oportuno cuestionarse ¿Qué relaciones se pueden
encontrar entre la ceguera adquirida como transición y el desarrollo moral?

     Con base en entrevistas realizadas a dos sujetos (hombre-h1- y mujer-m2-) que


perdieron la visión de forma repentina debido a la diabetes, se pretende responder
dicho cuestionamiento. Se propone responder a la pregunta planteada afirmando que
debido a la discapacidad visual, la moralidad de los sujetos se va transformando a
medida que estos sobrepasen los diferentes momentos que conllevan a la aceptación.
En primera instancia hay una autovictimización y se toman decisiones basadas en el
interés propio; tras un ejercicio de introspección se modifica el concepto de
discapacidad, dando lugar a la posibilidad de reconocer a sus pares como afectados
por la situación, sin embargo sigue primando su beneficio personal.
Consecuentemente, se adopta una perspectiva que busca beneficiarse de las
habilidades aprendidas debido a la discapacidad, asumiendo su nueva realidad y los
múltiples cambios que esta conlleva. De esta forma, se producen alteraciones en las
relaciones afectivas, las habilidades físicas y la estabilidad emocional; conllevando a un
proceso en el cual se opte por nuevos juicios y caminos para replantear sus proyectos
y alcanzar una estabilidad física y psicológica (Cacho et al, 2003). Partiendo de la
ceguera adquirida como transición; se exhibirán  las formas de relacionamiento que
influyen en la consolidación de la moralidad de los sujetos que padecen dicha
discapacidad visual, enfatizando en las modificaciones que conlleva el juicio moral, sin
embargo, no se determina un proceso específico que lleve a estas sino que varía
dependiendo del contexto de cada ser humano. Por lo tanto, en el desarrollo moral todo
lo anterior entra en juego moldeandolo profundamente, causando regresiones,
conflictos internos y cambios según la personalidad, las capacidades, los sentimientos
y las creencias auto limitadoras de cada sujeto y los momentos de su ciclo vital (Cacho
et al, 2003).

     La ceguera total y parcial adquirida es una transición, ya que es entendida como la
consecuencia de diversas situaciones del pasado, presente y futuro que conducen a
desprenderse (Bridges, citado en Uribe, 2000) de un sentido tan importante como lo es
la visión. Esta genera cambios tales como; afinar los demás sentidos, tener más
precauciones, usar un bastón, entre otros, también surge la necesidad de adaptarse a
nuevas posibilidades de vida, en las que factores como los laborales, sociales y
personales se ven involucrados. Por lo tanto se plantea esto como “proceso
psicológico, el cual generalmente toma bastante tiempo y está basado en la
experiencia de la persona” (Bridges, citado en Uribe, 2000, p.2). Dentro de este
procesos se explora el cambio, se hacen arreglos y se manifiestan los sentimientos que
sujetos con discapacidad visual sobrepasan, tales como volver a “aprender” a ubicarse
espacialmente, a salir solo, a aceptar su discapacidad, reconocer sus limitaciones,
acceder a comunidades de apoyo, entre otros. Así mismo, se propone que las
transiciones se viven en 3 momentos no necesariamente de forma sucesiva siendo
estas: los finales, la desorientación o la zona neutral y el nuevo comienzo (Bridges,
citado en Uribe, 2000). 

  De acuerdo con el primer entrevistado (hombre), los momentos propuestos por
Bridges se vivieron de la siguiente manera. En primer lugar “los finales”, los cuales se
enfocan en pérdidas en este caso, de la  visión las cuales; impliquen dejar a un lado
relaciones, situaciones, lugares, costumbres entre otras cosas y genera temor a iniciar
nuevos comienzos (Bridges, citado en Uribe, 2000). El entrevistado h(1) expresó que
“en agosto el dia de la cirugía, ese día lo que vi fue hasta ese día, de ahí para acá todo
lo he visto con mis otros sentidos pero no con los ojos”  de esta forma, se muestra
como desde el momento de la pérdida de su visión, tuvo que desprenderse de casi
toda su realidad como la conocía antes de la pérdida. En segundo lugar se habla de “la
desorientación” o “zona neutral”; haciendo referencia al sentimiento de estar perdido,
presentando un desinterés en descubrir la vida y la forma de afrontar la nueva realidad
(Bridges, citado en Uribe, 2000). Tal y como lo menciona el h(1)  “fueron casi ocho
meses que yo dure encerrado, sin salir, lloraba, el desespero, no accedi a un
tratamiento de antidepresivos...”, evidenciando que al aislarse del mundo, tanto física,
moral y emocionalmente, y al querer ocultar su situación actual dejan a un lado sus
antiguas costumbres y rutinas (Mogro, 2015). Empiezan a tener retrocesos con
características de toma de decisiones fundamentadas en; lo que se podría asimilar
como una moral preconvencional, haciendo prevalecer sus intereses personales y
desconociendo la forma en que sus decisiones afectan a los demás (Kohlberg,1989).
Finalmente, se habla del “nuevo comienzo”; en la forma en que conlleva a la persona a
proyectarse, plantearse nuevos deseos y metas, perdiendo una conexión con el pasado
(Bridges, citado en Uribe, 2000). El h(1) menciona  “yo ya decidí salir de mi casa
asimilado ya el tema de discapacidad y decir hasta ese momento me senti asi y debo
seguir adelante, debo seguir mi vida de alguna u otra manera pero salir adelante” ,
manifestando que después de un proceso en el cual pasó por los momentos
mencionadas anteriormente, finalmente logra interiorizar su realidad y proponerse
nuevas metas para disociarse del pasado y continuar.

   Teniendo en cuenta que el autoestima se entiende como propio conocimiento de


cualidades y debilidades con las cuales se construye una imagen, la cual se fortalece
mediante hechos y a su vez el entorno influye en esta, se tiene en cuenta lo físico,
psicológico, social y espiritual, y la autonomía, entendida como; la capacidad de tomar
propias decisiones de acuerdo a su conocimiento y habilidades de el comportamiento,
logrando vivir óptimamente en diversos entornos (Mogro, 2015). Se comprende como
estas se relacionan pues durante la transición ocurre una necesidad y dependencia
hacia sus pares, asimismo, se generan cambios en diversas dimensiones del ser
humano; como lo son el desarrollo moral y sus tres momentos: preconvencional,
convencional y postconvencional (Kohlberg, 1989). Principalmente se disminuyen las
tendencias de sobrepasar los diferentes momentos del desarrollo moral los cuales se
enfocan en lograr diversos razonamientos y concepciones, con el fin de consolidar una
concepción moral. De igual forma, la dependencia conlleva a que se les impongan
algunas decisiones como lo expresan m(2) “mis papas no me dejaban salir pues a
ciertas partes donde yo quería de pronto ir o estar sola; eran como impedimentos de
parte de ellos” y h(1) “no puedo conducir, ir a los sitios que deseo, salir de paseo,
siempre dependo de otra persona que sea quien me lleve, y de sus decisiones,
entonces yo creo que por ese lado si se afectó mucho mi diagnóstico y mi realidad”,
cuando las decisiones son impuestas o realizadas por otras personas los
pensamientos, sentimientos y acciones se encaminan hacia tendencias de una moral
convencional, donde se rigen por lo que sus pares deseen e impongan y asimilan que
estas decisiones son por el bien general de sus familiares y ellos mismos. 

   No obstante al sentir que pierden su autonomía moral y física, su autoestima


disminuye viendo afectada su independencia al creer que ya no tienen las mismas
capacidades de realizar diferentes acciones, como lo expresa h(1) “muchas de las
cosas que yo podía hacer solo y ahora no, ya no las puedo realizar cuando quiero,
siempre en algunas ocasiones dependo de alguien que me ayude, se ve afectada mi
autonomía, lo que antes podía hacer con todos mis sentidos, ahora dependo de otros
factores”. Sin embargo, a medida que el tiempo transcurre y se avanza en el proceso
de adaptación, los individuos logran encaminar y replantear sus proyectos,
presentando  características dirigidas a una moral postconvencional diferenciando sus
principios de las expectativas de los demás, logrando fortalecer sus valores y
decisiones a raíz de sus nuevas condiciones y capacidades, h(1) “ahora ya me doy
cuenta que puedo realizar las cosas que deseo, como realizar mis trámites, sacar a mis
perros, salir a la calle, claro está bajo ciertas limitaciones de mis nuevos ojos que están
en el piso” y  m(2) “una vez mis papas cogieron confianza me dejaban salir a lugares
conocidos, y poco a poco logré volver a hacer la mayoría de mis cosas sola, aunque a
veces dependo de mi mama para pequeños detalles”. En este caso se considera que el
desarrollo moral de ambos individuos se da de forma sucesiva y potencialmente lineal,
no obstante, es pertinente resaltar que no se pretende hacer generalizaciones pues, se
comprende que existen diversos criterios relativos al cambio, la novedad, la
transformación, las trayectorias, la variabilidad y la autorregulación; los cuales son
particulares para cada individuo (Escobar, Díaz, Páramo, Suárez y León, 2010). 

  El proceso de aceptación y acomodación a la deficiencia visual, implica diversos


factores. Entre estos se encuentran las redes de apoyo como fundamentales para
dicho proceso, recalcando así que una buena red de apoyo “facilita” el duelo de las
personas con esta condición (Cacho et al, 2003). La calidad y el tamaño de estas
redes, que en gran parte pueden ser formadas por la familia y amigos se encuentran
directamente relacionadas con el proceso de aceptación y superación de la pérdida. El
segundo individuo entrevistado m(2) “tengo más que todo el apoyo de mi familia pero
mi familia empezó a cambiar un poco conmigo, como que ya ellos su modo de pensar  
ya era que iban a tener pues una persona más ahí como un bulto de sal, mis amigos  
se apartaron mucho; como si ya no quisieran hablar conmigo”; la presencia de su
familia fue esencial, sin embargo, ante la reacción de la discapacidad y el sufrimiento; 
no se tuvo un aporte del todo positivo en el proceso de afrontamiento y ajuste ante la
pérdida visual (Cacho et al, 2003). También exhibe que la relación con sus amigos, no
fue lo que ella esperaba; se apartaron un poco y su actitud ante la situación logró
entorpecer de cierta forma su proceso. Sin embargo; la red de apoyo de h(1) se
manifiesta de forma contraria, “afortunadamente siempre he tenido como el apoyo de
mi familia, de pronto si fue un golpe duro para mi familia pues ver qué, pues que en la
familia no hay personas con discapacidad...sin embargo mi círculo más cercano de
amigos, por qué la mayoría son conocidos, mis amigos desde el principio me apoyaron
y siguen ahí y todavía hacen algo por mi, si necesito algo, vienen a mi casa, me visitan,
bueno siguen ahí y pues para mi es muy importante”. La reacción de su familia y
amigos hacia su condición y su comprensión a pesar de ser una situación inusual y
difícil fundamenta el proceso de aceptación de el sujeto, ya que no lo ven como un
problema por el contrario le dan fortaleza y le reafirman su apoyo. Shapiro citado por
Cacho et al plantea que existe una relación “entre apoyo social y adaptación a la
deficiencia es recíproca y dinámica. No solo la familia afecta al ajuste y rehabilitación
de la persona con déficit visual, sino que éste afecta a la familia y sus dinámicas”
(2003, p.67) y por esta razón se reconoce la relevancia de una red de apoyo positiva ya
que su rechazo o aprobación repercutirá en el individuo afectado consecuentemente la
integración de su discapacidad a su identidad.

   En relación con lo expuesto anteriormente, una transición como lo es la ceguera


adquirida; genera un impacto tanto emocional como social, donde la adaptación a
nuevas condiciones de vida, es un proceso el cual no solo repercute en la dimensión
física, sino que trasciende a lo moral. Perder una capacidad como lo es la visión es un
acontecimiento que obliga a desprenderse, cambiar y adaptarse; convirtiéndose en una
transición que impulsa al sujeto a llevar a cabo un proceso en el cual su moralidad se
verá afectada. 

   Posteriormente, la ceguera adquirida como transición reconocida en el hombre y la


mujer entrevistados, implica un cambio de perspectiva hacia una nueva realidad en la
cual se exploran nuevos sentidos, proyectos y caminos. Se hace referencia a las
nuevas posibilidades y capacidades que deben adoptar estos tras enfrentarse a
diversos cambios que convergen una nueva trayectoria del ciclo vital. Al enfrentar una
adversidad como lo es la ceguera adquirida, se  crean heridas y en el momento solo se
tiene conciencia del dolor y la decepción que esta produce, es por esto que, con el
paso del tiempo se crea la capacidad de empatía y con esta, se valora la pérdida  y se
encuentra el sentido que da lugar a ser la persona que se es actualmente.“El sentido se
insinúa y el ser humano responde, la respuesta satisface al que se acerque al sentido,
o frustra, en tanto se aleje” (Trujillo, 2008, p. 50), de esta forma se evidencio que con el
tiempo, se vivieron diversos momentos, los cuales fueron fundamentales para la
adaptación y la recuperación del sentido vital.

   A pesar de que la investigación se encontrará limitada a dos sujetos; se logró


contemplar que las redes de apoyo y  sus relaciones afectivas fueron esenciales para
el proceso de aceptación y  afrontamiento de la pérdida visual.  De esta misma forma
se concibe que tener una red de apoyo positiva reforzó la dimensión moral, pues
durante la transición estas redes fortalecieron el sistema de valores, creencias y
concepciones, las cuales estimularon el proceso de aceptación e incorporación de su
discapacidad a su identidad. Asimismo esta adversidad les permitió sensibilizarse ante
la vida, comprender que esta trasciende y entender que las limitaciones no son
sinónimo de derrota o fracaso.

    Ambos sujetos concluyen que el  comienzo no fue sencillo, un sentimiento de tristeza
y confusión invadió los cuerpos de los dos entrevistados y sus relaciones tanto inter
como intra personales se vieron afectadas. Su autoestima disminuyo de forma notoria y
en su mayoría, manifestaron que su autonomía también se vio afectada. Sin embargo,
después un largo camino en el cual las redes de apoyo y  las relaciones afectivas,
fueron fundamentales para encaminar su autonomía de acuerdo con sus nuevas
condiciones y limitaciones.  Es importante recalcar que tanto la autonomía como el
autoestima, hacen parte y son necesarios para el proceso de afrontamiento en cual se
consolidan diversos momentos frente a la adaptación y aceptación de la pérdida. De
esta manera  el tiempo y el transcurso de la transición permiten, constituyen y orientan
los cambios no unilineales con el fin de consolidar un desarrollo moral, sin embargo no
se excluyen las regresiones de este. 

     A raíz de las entrevistas realizadas, resultaría interesante conocer otros factores
relacionadas con la inclusión de las personas que padecen de discapacidad visual y las
afectaciones externas  en la vida de estas. Igualmente, abarcar la concepción que tiene
la sociedad de las personas con esta discapacidad vinculados a estereotipos,
predisposiciones y generalizaciones reforzados por la historia para romper con tales
juicios. En un contexto como lo es Colombia, sería pertinente distinguir cómo se afecta
el desarrollo moral de las personas con discapacidad visual al dejarse permear por
dichas concepciones. 

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