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conciencia de clase crítica y transformadora de las masas “explotadas” son elementos

indispensables, para que este modelo siga fluyendo.


El consumismo y la creación de necesidades imaginarias son desde entonces,
algunos de los componentes ideológicos que sirven al modelo de producción capitalista
para subsistir, por lo que, la introyección de estos valores de consumo y modus vivendi
en la conciencia de las personas son necesarios, pues, estos no imaginan siquiera que
están siendo utilizados por los grandes emporios capitalistas, que ante todo defienden y
resguardan sus intereses económicos y de poder en general y aprovechan y se nutren
precisamente de estos momentos de debilidad humana para vender y comprar
conciencias.
La necesidades superfluas hacen creer a las personas que el consumo de
artilugios, ideas y modas, los llevará a la felicidad, sin embargo, esto desencadena más
infelicidad, pues, al paso del tiempo lo que los reconforta ahora, el día de mañana ya no
será suficiente para ser feliz, por lo que se verán obligados a consumir más y más,
convirtiéndose en una cadena de consumo infinito de bienes innecesarios.
“Mientras en los mercados aumenta el volumen de los artilugios tecnológicos, escasean
el río limpio para nadar o pescar, la quinta con sus árboles, el aire puro, el agua potable,
las calles donde se pueda jugar o pasear, la fruta comida sin miedo a la química, el
tiempo disponible los espacios de socialización informal. El capitalismo tiene necesidad
de sustituir felicidades gratuitas por supuestas felicidades vendidas y compradas”112

La idea de la abolición de la riqueza y el consumo sólo de lo necesario, junto con


el disfrute colectivo y responsable de los recursos naturales en beneficio de todos, es
una proclama que hacen hoy en día, diversos sectores de la sociedad, pues si bien no
todos están en contra de la industria y la tecnología, sí del modo de producción
imperante, el cual, si no es el único, es uno de los principales responsables de la
degradación del medio ambiente, ya que su modo de operar, trae como consecuencia la
contaminación de los mares, ríos, lagos, de los suelos y subsuelos y su posterior
agotamiento, asimismo, la contaminación del aire por la gran cantidad de emanaciones
de gases tóxicos a la atmósfera resultado de la quema excesiva de combustibles
fósiles y paralelamente a esto, la muerte de miles de seres vivos humanos y no
humanos.

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GADOTTI, Moacir, op. cit., 59

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