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TALLER No.

1: INTRODUCCIÓN A LA OBRA: “CIENCIA Y


POLÍTICA” DE WEBER

MICHELLE ANDREA AVILA VANEGAS


Cód. 2180698

Presentado a YENIFER DIAZ FORERO


SISTEMAS POLÍTICOS

ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL


FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER


Bucaramanga, Santander. Colombia
Marzo 10 de 2020
1. Sobre el fundamento del Estado moderno
¿En qué se funda el Estado Moderno?
Weber en su Política y Ciencia expresa:
“Para definir en sentido sociológico a este Estado moderno debemos vincularlo a un medio
peculiar poseído por este Estado, en tanto es una agrupación política: la violencia física. El
enunciado de Trotsky en Brest-Litovsk: “Todo Estado se fundamenta en la violencia” tiene
verdad objetiva. El concepto de Estado desaparecería si no hubiera nada más que
formaciones sociales que ignoraran el recurso de la violencia; en este caso tendríamos lo que
en ese sentido peculiar se llama ‘anarquía’.” (Weber, 2000: 4-5)
Además, define al Estado actual dentro de estos términos, como “la comunidad humana que en el
ámbito de determinado territorio (…) requiere exitosamente como propio el monopolio de la
violencia física legítima.” (ídem)
Explicará que es a través de la violencia que se logra ejercer el dominio de unos hombres sobre
otros, y además, como evolución a esa idea primitiva, que se procura monopolizarla de manera
de que sea el Estado la única fuente de “derecho” a esta; es por esto que el autor afirma que el
Estado moderno es fundado en la violencia física legítima, ejercida únicamente por parte de los
dirigentes dominantes hacia los dominados.

2. Sobre la ambición del que hace política


¿Qué ambiciona el que hace política?
“El que hace política ambiciona el poder, el poder como medio para el logro de otros fines
(ideales o egoístas) o el poder “por el poder”, para el goce del sentimiento de prestigio
proporcionado por el poder.” (ídem, p. 6)
El que hace política ambiciona el poder; la adquisición de poder fortalece el valor de la
participación y aumenta la influencia en las decisiones políticas.

3. Tipos de legitimidad
¿Cuáles son los tres tipos de legitimidad que propone Weber para el dominio de unos hombres
sobre otros? Explique cada uno.
Estos son los tres (3) tipos de legitimidad propuestos por el autor, que justifican la obediencia, el
sometimiento al dominio de los que reclaman la autoridad en el momento.
3.1. Legitimidad Tradicional: también la llama la “legitimidad del ‘pasado eterno’” o
de “la costumbre santificada”. Este tipo de legitimidad justifica la dominación a través de
las costumbres que provienen del pasado, que son fuertemente validadas por los hombres
que las acatan y reproducen constantemente.
3.2. Legitimidad Carismática: también denominada “de la gracia (carisma)”
personal”. La adhesión en el dominante dada por la fe en las habilidades que un individuo
posee o se cree que posee para dirigir a otros de manera sabia, su valentía u otras
características que le dan, en vista de quienes le obedecen, la vocación de dirigente. “Y
éste, a menos que sea un resultado vano y contingente de la situación, ‘vive para su
obra’.” (ídem, p. 9)

3.3. Legitimidad Legal: Es la dada por la fe que se tiene en la legalidad, las normas
legales, por la creencia de que son “objetivas” y basadas en preceptos racionales, por
tanto, “idóneas”. En este tipo de dominio Weber ubica a los “servidores del Estado”
moderno.

4. Sobre la legitimidad del “caudillo político”


¿Qué tipo de legitimidad es la del “caudillo político”?
Weber relaciona la figura del “caudillo político” con el segundo tipo de legitimidad, esta es, la
legitimidad carismática, siendo la figura propia de Occidente de este tipo de legitimidad.
“Ahora nos interesa especialmente el segundo de estos tipos: el dominio en virtud de la
entrega de los que obedecen al ‘carisma’ puramente personal del ‘caudillo’. En esta entrega se
basa la idea de una vocación en su expresión más alta. (…) Pero aquí nos importa la figura
propia de Occidente: la del caudillo político (…)” (Weber, 2000: 8-9)

5. Explicación respecto a los requerimientos de una organización de dominio que exige


una administración continuada
“Toda organización de dominio que exija una administración continuada requiere, por una
parte, que la actividad humana se determine a obedecer a los presuntos poseedores del
poder legítimo, y por otra, la capacidad de disponer, debido a esta obediencia, de los bienes
que oportunamente se necesiten para el uso de la fuerza física: el equipo del personal
administrativo y los medios materiales de administración.” (Weber, 2000:10)
Weber explica que, si una organización política dominante quiere dirigir y perpetuar esta
administración y poder, necesita dos condiciones fundamentales, una estrechamente relacionada
con la otra: en primer lugar, se requiere que la actividad humana se someta, obedezca a los
dirigentes, y por ende responda a sus intereses. Es gracias a esta obediencia que se puede lograr
el segundo punto necesario para esta situación, siendo que se pongan a disposición del grupo
dominante los medios para ejercer la fuerza física sobre otros, para asegurar y mantener su
obediencia (a saber, el equipo del personal administrativo y los medios materiales de
administración citados anteriormente).
6. Agrupación estructurada por “estamentos”
Anteriormente hablábamos de los medios para ejercer la fuerza física, siendo estos el personal y
los medios materiales administrativos. Para hacerse entender, Weber habla del Estado como una
empresa, cuyo funcionamiento depende de estos medios administrativos. Ahora bien, el autor
clasifica las organizaciones estatales según quiénes son los propietarios de estos medios de
administración; si no son propios de, digamos, los funcionarios, o si si por el contrario
pertenecen a estos funcionarios y el dirigente debe contar con su adhesión. Estos últimos son los
que denomina agrupaciones estructuradas por “estamentos”:
“Denominaremos agrupación estructurada por “estamentos” a toda agrupación política donde
los medios de administración son, total o parcialmente, propiedad del cuadro administrativo
dependiente.” (ídem, p. 12)
Así, mientras en el primer tipo de organización estatal el gobernante dispone de los medios
administrativos a su antojo y los encarga como le parezca conveniente a servidores que él elija,
quienes no tienen derecho sobre ellos, en este caso, para acceder a los medios administrativos, el
dirigente debe procurar la aprobación de los administrativos dependientes (estamentos) para su
uso.
“Denominamos ‘estamentos’ al conjunto de propietarios por derecho propio de los
medios bélicos materiales o bien a los propietarios de los medios administrativos o bien a
los propietarios de derechos señoriales y personales.” (ídem, p. 18)
Explica también que, en este tipo de asociación política, el dirigente gobierna de la mano de una
“aristocracia” independiente (los dueños de los medios, los estamentos) con la que está obligado
a compartir el poder, porque estos poseen un reconocimiento, un honor social y privilegios
materiales y jurídicos que les brindan la capacidad de formar un poder que compita con el que
procura instaurar el dirigente.

7. Explique la siguiente proposición de Weber: “En todas partes el desarrollo del Estado
moderno se inicia cuando el monarca comienza la expropiación de los depositarios
independientes y ‘privados’ del poder administrativo que lo rodean: los propietarios por
derecho propio de los medios de administración, del ejército, de los recursos financieros
y de bienes de todo tipo políticamente utilizables.
Retomando las ideas anteriormente expuestas, aquí Weber marca una característica principal del
Estado moderno, evolucionando desde su organización estatal anterior: el Estado moderno
expropia de los medios administrativos a la agrupación estructurada por estamentos, esto es, “los
depositarios independientes y ‘privados’” que constituían la aristocracia con la que anteriormente
el dirigente estaba obligado a gobernar. De esta manera, una vez el poder administrativo esté en
manos del dirigente, puede prescindir de aquellos que anteriormente lo poseían, dado que ya no
se ve obligado a mantener esa relación para acceder a ellos y así poder ejercer la fuerza física. El
Estado moderno se apropia de estos medios políticamente utilizables necesarios para ejercer la
fuerza y afirmar su dominio, arrebatándoselos a los llamados estamentos, y una vez “se
perfecciona esta ‘separación’ entre el personal administrativo y los medios materiales de la
organización administrativa”, finalmente “controla todos los medios de la organización política”,
han sido monopolizados y reunidos en el gobernante, quien dispone de ellos a su conveniencia
para perpetuar su dominio.

8. Sobre los “políticos ocasionales” y los “políticos profesionales”


Los denominados “políticos ocasionales” son aquellos que no viven de la política, pero la
ejercen en caso de ser necesario, como lo indica su nombre, de cuando en vez. No viven de la
política en ningún sentido, ni ideal ni material. Weber indica también que anteriormente este tipo
de políticos se encontraban sobretodo entre los estamentos, ejerciendo la política sólo cuando los
intereses de sus agrupaciones lo requerían, o para obtener privilegios y beneficios del ejercicio
político. Pero el autor lo ejemplifica, en el Estado moderno, de una manera sencilla:
“Todos somos políticos ‘ocasionales’ en el momento de depositar nuestro voto o cuando
aprobamos o discutimos en una reunión ‘política’ o cuando pronunciamos un discurso
‘político’ o realizamos eventualmente cualquier otra manifestación similar.” (ídem, p. 17)
Por otro lado, los “políticos profesionales” son aquellos que viven de la política ideal y
materialmente, dedican su vida a ella. No tenían ni tienen intensiones de convertirse en dirigentes
autónomos, sino que se pusieron al servicio de los jefes políticos en carácter de administradores,
y así hicieron de esta actividad un medio de subsistencia y además, un ideal de vida: viven de y
para la política. Destaca también a este tipo de políticos como “el instrumento más idóneo con
que [el monarca] contó para consolidar su poder y realizar el aludido proceso de expropiación
política.” (ídem, p. 16)

9. Sobre cómo hacer de la política una profesión


En la misma línea conceptual en la que se originan los dos tipos de político, ya hemos
mencionado los dos elementos que pueden hacer de la política una profesión. Cito: “Existen dos
maneras de hacer de la política una profesión: o bien se vive ‘para’ la política o bien se vive ‘de’
la política.” (ídem, p.19)
Por un lado, quien vive para la política hace de ella su razón de vida íntimamente, tiene la
convicción de que al poner su vida al servicio de una causa política ésta le da sentido, o quizá
sencillamente goza de ejercer su poder político. Lo que diferencia a éste primero del segundo es
el factor económico, pues quien vive de la política hace de ella una fuente de ingresos
permanente, por encima de cualquier gozo o convicción. Esto denota pues una necesidad
económica, de obtener un salario de la política como profesión. Por eso Weber menciona unas
condiciones para que alguien pueda vivir para la política: no debe depender financieramente de
ella, debe ser económicamente independiente: o debe ser rico o “tener una posición personal que
le proporcione ingresos suficientes”.

10. “Nunca ha existido un grupo que de alguna manera no haya vivido de la política.”
Weber aclara que las dos maneras de hacer de la política una profesión no son en absoluto
excluyentes, sino al contrario, ideal y prácticamente, se hacen al mismo tiempo. Quien vive
“para” la política, una vez tenga ante sí los beneficios de este ejercicio, no dudará en tomarlos y
aprovecharlos, a fin de cuentas, es una remuneración por su trabajo, aunque teóricamente no lo
necesitara (pues sería rico o sencillamente no tendría esa necesidad económica); pero el hecho de
que no tenga esta necesidad no quiere decir que no vaya a aprovechar su posición: usualmente lo
hacen, y viven para y de su ejercicio político profesional.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Weber, M. (1919). El Político y El Científico
Weber, M. (1922). Economía y Sociedad
Badía, J. F. (1974) Casta, estamento y clase social. Revista de Estudios Políticos. Nº 198, págs.
23-66. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1705316

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