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Agua subterránea

El agua subterránea es la que se encuentra bajo la superficie terrestre y ocupa los


poros y las fisuras de las rocas más sólidas. En general, mantiene una temperatura
muy similar al promedio anual en la zona, por ello, en las regiones árticas, puede
helarse.

El agua subterránea más profunda puede permanecer oculta durante miles o


millones de años. No obstante, la mayor parte de los yacimientos están a poca
profundidad y desempeñan un papel discreto pero constante dentro del ciclo
hidrológico.

A nivel global, el agua subterránea representa unas veinte veces más que el total
de las aguas superficiales de todos los continentes e islas, de ahí la importancia de
esta agua como reserva y como recurso de agua dulce. Además, tiene un
importante papel en la naturaleza. El efecto de la gran reserva de agua respecto al
flujo anual, es esencial para mantener el caudal de base de muchos ríos y la
humedad del suelo en las riberas y áreas bajas.

El agua subterránea es de esencial importancia para nuestra civilización porque


supone la mayor reserva de agua potable en las regiones habitadas por los seres
humanos. Puede aparecer en la superficie en forma de manantiales, o puede ser
extraída mediante pozos. En tiempos de sequía, puede servir para mantener el
flujo de agua superficial, pero incluso cuando no hay escasez, es preferible utilizar
agua subterránea porque no tiende a estar contaminada por residuos o
microorganismos. Aunque el agua subterránea está menos contaminada que la
superficial, la contaminación de este recurso también se ha convertido en una
preocupación en los países industrializados.

Actualmente, en España, la extracción de aguas subterráneas suministra un


volumen aproximado de 5.500 hectómetros cúbicos, de los cuales un máximo de
1.500 se destinan al abastecimiento de agua potable a las poblaciones, y el resto,
a riegos agrícolas.
Hay que anotar que el papel que tienen las aguas subterráneas en el suministro de
agua potable es relevante, porque de ella depende el abastecimiento a una
población de más de 12 millones de habitantes. No es menos espectacular la
utilización de las aguas subterráneas para regadío en España, puesto que ha
supuesto importantes beneficios que en muchos casos han sido superiores a los
obtenidos con la utilización de las aguas superficiales.

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