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Quehaceres teológicos en la Colombia de

hoy
Carmiña NAVIA VELASCO

No es ni mucho menos fácil el tema propuesto. Creo que los colombianos


en conjunto padecemos hoy de algo parecido a la desorientación o aturdimiento
y esto nos impide ser medianamente lucidos al prefigurar el futuro inmediato
que como país podemos o debemos tener. Es más fácil hoy en día la crítica y/o
la interpretación de lo que nos pasa, por no decir el lamento que nos sale del
alma... que el anuncio de lo necesario, importante y posible para mañana. Sin
embargo pensar, soñar y rediseñar ese mañana es verdaderamente
impostergable. Es una tarea que tenemos todos los colombianos pensantes y
desde luego es un compromiso ineludible de los cristianos y de quienes
acompañamos la reflexión de fe.

Agradezco entonces el reto que me han lanzado -sin el cual no habría


abordado esta tarea- e intentaré pensar con ustedes y a partir de mucho de lo
que aquí se ha dicho por dónde podría ir nuestra reflexión, tanto de agentes de
pastoral como de teólogos, en este país nuestro de fin de siglo, resquebrajado en
sus cauces más íntimos.

Antes de iniciar mis propuestas, quiero hacer una muy importante triste
referencia para nosotros/as: Hace treinta años, se celebró en nuestro país, la
Conferencia del Espicopado Latinoamericano en Medellín... Conferencia que
supuso tanta vida y tantas posibilidades para el Continente... De alguna manera
siento que esa fecha ha pasado, sin que los cristianos colombianos hayamos sido
capaces de evocar de una manera pública y eficaz su memoria. Este hecho me
parece a mí muy sintomático de lo que nos pasa... mi esperanza es que logremos
todos juntos salir al otro lado de este túnel oscuro que recorre la realidad
nacional.

1. Qué hemos hecho hasta hoy, una mirada rápida.

No es posible en el breve espacio de un artículo, profundizar mucho en el


camino recorrido, solo voy a realizar una mirada fugaz en la que quiero destacar
algunos aspectos que me parece no se han tenido, hasta ahora, suficientemente
en cuenta.
Camilo Torres inaugura una nueva manera de hacer teología en Colombia,
cuando establece una relación dialéctica entre la realidad socioeconómica
nacional y el Evangelio. A partir de ese momento, ya no es posible interpretar el
mandato de Jesús de Nazaret: Ámense los unos a los otros, en una forma
desencarnada o que ignore la muerte lenta que ese otro sufre cada día a causa del
sistema en que estamos inmersos.

Pero Camilo no es un hecho único o aislado. El grupo de Golconda es su


contemporáneo e indiscutiblemente su interlocutor. De otro lado, a fines de
la década prodigiosa tenemos en Colombia, las conclusiones de MEDELLÍN, en
las que se nos dice lúcidamente que el pecado no es sólo un hecho individual o
íntimo, sino que el pecado es un hecho social y estructural. Este concepto fue
definitivo para nuestro caminar teológico de por lo menos dos décadas.

Movimientos como SAL, ORAL, CPS y apoyos como los de Dimensión


Educativa, Cinep, Cedal, Cepal, Servicio Colombiano de Comunicación Social
en lo nacional, Funsarep, Fundación San Isidro y Centro Cultural Popular
Meléndez en lo regional, fueron gestando un pensamiento y una práctica pastoral
y teológica que sería recogida y enriquecida en el caminar de la CEBs y de las
CCCs. Los años comprendidos entre 1.980 y 1.992 más o menos, son años
sumamente ricos en la producción de pensamiento, materiales y vida en
múltiples niveles ( el académico, el de los agentes de pastoral y/o agentes medios
de trabajo popular y comunitario y sobre todo el de las bases. Si bien es cierto
que las decisiones estrictamente políticas muchas veces no pasaron por las bases
(como lo afirma Ana Mercedes Pereira), sí es claro que las prácticas de fe y una
apropiación en ocasiones mejor y en ocasiones peor, del pensar sobre Dios sí
atravesaron en la mayoría de los casos las bases mismas del movimiento.

La revista Solidaridad constituyó una referencia y un testimonio


permanente, en sus doce años de existencia, de la intencionalidad clara de
reflexionar teológicamente el quehacer político y reflexionar políticamente el
quehacer teológico. Igualmente -repito- los trabajos, encuentros,
acompañamientos y publicaciones de Dimensión Educativa y Cinep... la
enumeración de estos aportes sería interminable y por otro lado ya existen
síntesis que los recogen (2).

Es importante señalar también el pensamiento teológico que se empezó a


construir en la Universidad Javeriana de Bogotá, bajo el liderazgo de Alberto
Parra y Alberto Múnera y /o en otros centros teológicos quizás de menor
resonancia, pero no por ello de menos influencia.

Finalmente hay dos ejes del caminar bíblico y teológico de hoy que quiero
recoger: La caminada bíblica, con todo lo que ella conlleva de búsqueda de nuevas
hermenéuticas y lugares teológicos, de encuentros y compartires, de
publicaciones e intercambio de materiales... Se trata de un apoyo invaluable al
caminar de las comunidades en tiempos en los que no han sido tan claros los
derroteros por los que hay que aventurarse y en tiempos en los que mantener la
esperanza es un reto histórico. Quiero referirme particularmente al aporte que
ha realizado la caminada bíblica a los nuevos Sujetos Sociales: mujeres, negros,
indígenas, niños... este aporte ha permitido que en los corredores teológicos se
escuchen nuevas voces, se digan nuevas y distintas palabras.

Igualmente las búsquedas de la CRC (Conferencia de Religiosos de


Colombia), aunque dirigidas prioritariamente a sectores de religiosas/os
mantienen la tensión de una búsqueda teológica en consonancia con los
momentos que hoy vive el país.

Mirando hacia atrás nos encontramos con un capital simbólico acumulado,


nos encontramos con una herencia rica que es necesario saber retomar, asimilar
y relanzar... pero a mi juicio salta a la vista un problema: la mayoría de las veces,
este camino teológico se ha hecho en aislamiento, especialmente en los últimos
años: cada uno de estos grupos o de estas instancias no ha mirado más que a su
grupo; no ha habido un dialogo y una interacción suficientes entre unas
construcciones y otras, entre unas prácticas y otras ... y ello sólo puede traducirse
en pérdida para el caminar del conjunto ( creo que se ha minusvalorado la
posibilidad de enriquecimiento mutuo y entonces la visión desde fuera: desde y
hacia el conjunto de la sociedad aparece disminuida en su aporte y en sus
posibilidades reales.

2. Colombia 1.998, algunos rasgos.

Hoy parece que los colombianos nos encontramos fácilmente en una


misma apreciación sobre la realidad de nuestro país. En general esa realidad es
calificada por la mayoría de nosotras/os como una realidad de crisis y de muerte.

Participamos con otros países del tercer mundo, del destino impuesto por
los grandes, el neoliberalismo económico y político rige nuestros destinos:

"El acrecentamiento de la deuda externa, con sus obvias consecuencias de mayor


dependencia política por las condiciones impositivas de los préstamos y de mayor dependencia
cultural respecto de los modelos y formas de vida del Norte desarrollado.

Los índices de desempleo que señalan por sí solos que el proceso de industrialización y
de exportaciones no va a la par con las importaciones que saturan al país de productos
extranjeros, inaccesibles por lo general para el ciudadano corriente.

La explosiva situación social generada por las políticas de salarios (siempre por debajo
de la inflación), de tarifas (en continua espiral alcista) y de privatización de servicios a los que
ya muy difícilmente tendrían acceso la inmensa mayoría del país.
Un balance honesto del modelo neoliberal no puede presentar su rostro luminoso y callar
lo sombrío de su cara oculta. Ni dejar de sopesar si los efectos positivos del modelo (?) compensan
razonablemente los costos sociales de su implementación. Ni dejar de preguntarse si la actual
situación de nuestros pueblos tolera, sin graves e imprevisibles conmociones sociales, el remedio
que se le quiere aplicar" (3).

La aplicación de estas políticas nos arroja como resultados crisis aguda en


la industria nacional e igualmente en el campo, los índices de pobreza se
agudizan y el desempleo ha alcanzado la taza más alta en el último medio siglo.
Es claro que una situación económica tan compleja y tan negativa no se arregla
con un cambio de presidente y podemos pensar que el deterioro en estos niveles
continuará profundizándose.

Con lo grave que es este problema, no es el más grave que tenemos. La


situación que quizás más desestabiliza y angustia es la guerra cada vez más
generalizada, sangrienta y absurda que tiñe de sangre a Colombia. Una guerra de
todos contra todos, en la cual no hay ningún perdedor distinto al pueblo pobre.
La carrera de armas en nuestro país ha llegado a un límite que aparentemente no
tiene reversa: la violación permanente de los derechos humanos y el asesinato
implacable de aquellos que precisamente quieren velar por esos mismos
derechos, nos habla de la gravedad del problema.

Pero quizás el rostro más concreto, angustioso y apelante de la guerra, es


el de los miles y miles de desplazados que recorren nuestra geografía en busca de
un lugar para refugiarse de las balas... Inicialmente fueron los territorios de
Córdoba y Urabá... en este momento los desplazados se encuentran a todo lo
largo del territorio nacional: Meta, Santander, Antioquia, Chocó... las grandes
ciudades: Cali, Medellín, Bogotá, Barranquilla... aumentan sus cinturones de
miseria desproporcionadamente y ni aún así logran cobijar a las víctimas de esta
espiral de violencia.

Es cierto que parecen correr aires de paz... por lo menos el deseo en la


mayoría de la población es claro... pero no hay que llamarse a engaño, la paz no
es algo que lograremos en unos pocos meses, ni siquiera en unos pocos años...
la guerra deja cicatrices profundas, ya la historia de Colombia sabe de ello.

A todo esto, ya de por sí agobiante, hay que sumar una crisis bastante
generalizada de instituciones, de ideas, de dinámicas sociales políticas e
ideológicas... crisis ideológica y política, crisis ética, crisis de los fundamentos
religiosos que por muchos años vehiculizaron la nación. De otro lado, el
movimiento popular ha sido golpeado y se encuentra desarticulado y atravesado
por la desesperanza... la sociedad civil aún por definirse y construirse no acaba
de encontrar sus cauces. Es urgente repensar los caminos que puedan abrirnos
un espacio al futuro. Alberto Parra nos invita a ello:
"Es pues indispensable reconstruir las bases éticas de una razonable conducta ciudadana
que en lo social, en lo político, en lo económico, en el respeto fundamental a la vida, a la ecología
y a los derechos de los pobres, nos permita encontrarnos todos, de todos los credos, de todas las
conciencias, de todas las tendencias, para que podamos convivir como comunidad nacional
civilizada...

Desde nuestra práctica de la confesión de fe, la escuela católica, el colegio y la universidad,


los centros eclesiales, los padres de familia debemos empeñarnos, ciertamente, en redoblar todo
esfuerzo por una proclamación por obras, antes que por palabras, de los compromisos propios
de los seguidores de Jesús en Colombia.

Ello no nos excusa, sino que ulteriormente nos espolea, a colaborar en el diseño de las
bases humanas, sociales y políticas de una ética cívica, ética ciudadana o ética social que
constituyan como el núcleo fundamental indispensable desde el que podamos convivir,
respetarnos y trabajar en la tarea común de dignificación humana, que es dignificación
cristiana" (4).

3. Mirada/Propuesta hacia adelante.

Es difícil en esta hora de desconciertos y dispersión marcar líneas o


perspectivas nítidas cara al futuro. Es claro que en principio parte de lo que
tenemos que hacer es, de un lado, profundizar en lo que ya hemos hecho, en lo
que estamos haciendo... de otro lado, responder a las nuevas demandas,
responder a la nueva HORA del país. Pero ello en concreto, qué significa ?
Simplemente, voy a trazar algunos rasgos muy generales de lo que creo tendrían
que ser quehaceres teológicos en este fin de siglo y de milenio. De una manera
general creo que tenemos que realizar algunos desplazamientos... se trata de
intuiciones a validar en el camino...

Quehacer teólogico desde LOS POBRES.

No es algo ni mucho menos nuevo entre nosotros/as. Es la intuición a la


raíz y al inicio de nuestro camino. Pero no sobra en los tiempos de la
postmodernidad y el fracaso de muchas alternativas, reafirmar e insistir en la
necesidad de mantener ligados el destino de la teología y de los pobres en nuestro
continente y en nuestro país. El neoliberalismo y la globalización, convierten la
vida de los pobres en una cuestión de resistencia. Desde mi punto de vista una
teología popular y/o de la liberación que no esté al servicio de esa resistencia no
tiene absolutamente ninguna validez.

Creo que en Colombia, tenemos que profundizar en este sentido un


aspecto: no se trata únicamente de la teología del compromiso con los pobres...
o de la teología hecha en las CEBs... creo que es necesario hacer un esfuerzo
serio para lograr ubicar definitivamente al pobre, como el lugar desde el que
conocemos y abordamos todas las otras realidades ( mujer, paz, sociedad civil...
Se trata de vivir el pobre como lugar epistemológico:

"Eso sí, lo que me interesa dejar aquí bien claro es que los pobres son no sólo el lugar
social, sino sobre todo el lugar epistémico desde el que, con más garantías de objetividad,
podemos comprender a Dios, los proyectos de Dios, la voluntad de Dios. Aquí resulta decisivo
recordar la afirmación de Jesús: Bendito seas Padre, Señor de cielo y tierra, porque si
has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente
sencilla (Mt. 11, 25)..."

En ocasiones no es posible y/o necesario realizar un desplazamiento social,


pero si se trata de un desplazamiento epistemológico imprescindible:

"... sólo desde los pobres o más exactamente, desde la situación epistémica que comportan
los pobres podemos tener los ojos limpios, que ven la verdadera imagen de Dios" (5).

Si nos tomamos en serio este lugar como punto de partida de nuestra


reflexión, todo nuestro pensar y entender sobre la vida nacional y la
conflictividad social (conceptos tan necesarios hoy como: paz, concertación,
sociedad civil...) se transforman radicalmente. El concepto de justicia, por
ejemplo:

"Ya lo he dicho el proyecto de Jesús no es un proyecto de sociedad igualitaria. Porque eso


sí que es imposible, en el sentido mas literal de la palabra. El proyecto de Jesús, el Reino de
Dios, es un proyecto de sociedad preferencial, tal como antes explique eso: una convivencia,
una forma de entender la vida, un modelo de sociedad, en el que los preferidos son los últimos
de la historia, los crucificados de este mundo, los que peor lo pasan en la vida..." (6).

En el conjunto de los pobres, me parece necesario desarrollar y


profundizar la reflexión particular que acompañe el camino de los distintos
sujetos sociales que constituyen este conjunto que llamamos pobres (etnias,
campesinos, grupos de edad, género...). Desde mi punto de vista, en algunos
aspectos se ha avanzado poco en este sentido. Yo particularmente ahora, quiero
insistir -hablando desde mis intereses, posibilidades y prácticas- en la necesidad
de realizar un:

Quehacer teológico desde LA MUJER.


Colombia tiene en este terreno un gran reto... Es cierto que se han dado
pasos, especialmente en lo que tiene que ver con la Relectura Bíblica desde la
perspectiva femenina. Pero el camino por recorrer es largo... En general nuestros
discursos teológicos académicos y populares, no están atravesados por la
categoría género. Esta conceptualización sólo está presente en el trabajo
realizado por mujeres.

No se trata solamente de intentar tímidas aproximaciones hermenéuticas


desde la mujer... el desafío es enorme. En este momento no podemos eludir un
diálogo con lo que se hace en otras partes del Continente: América del Norte,
Chile, Brasil, Argentina.... La teología ecofemista está allí, para enriquecernos y
cuestionarnos: no podemos ignorarla, ni hombres, ni mujeres....

En este sentido creo que es necesario un esfuerzo grande para releer


nuestra tradición bíblico cristiana más allá de las categorías patriarcales en que
nació y siempre ha sido leída. Por muchas razones, entre otras porque las
mujeres de nuestro pueblo son antes que nada cristianas, yo apuesto por una
teología femenina y feminista plenamente bíblica y cristiana... creo que ello es
posible y necesario. Pero no se puede realizar esto, sin el concurso de hombres
y mujeres, espacio populares y académicos. Siento que tenemos que aunar por
aquí muchos esfuerzos.

Desplazamiento desde la macroutopía a la utopía cotidiana.

Vivimos muchos años en América Latina y en nuestro país soñando con


un futuro grande, nuevo y justo... y sacrificándonos y esperando en él. La
categoría teológica Reino de Dios, la interpretamos a nivel de lo macro y ello nos
llevó a canalizar todas nuestras energías en el mañana diferente. Esa gran utopía,
alimentada entre otras cosas por las revoluciones de Cuba y Nicaragua, alentaron
el caminar de muchos cristianos en estas décadas. Demasiadas vidas quizás,
fueron sacrificadas por la muerte o la renuncia cotidiana, en aras de lograr ese
gran sueño, esa gran utopía.

No creo en absoluto que sea necesario ni benéfico renunciar al soplo de lo


utópico. Ninguna practica religiosa tiene sentido si se realiza esta renuncia. Nos
es lícito soñar con un mundo diferente, una sociedad transformada, unas
relaciones armónicas y justas... pero en tanto vamos tejiendo ese sueño, es
imprescindible también ir construyendo en nuestra vida diaria la utopía
cotidiana... porque el llamado de Jesús de Nazaret es un llamado a ser felices en
el aquí y en el ahora.

"El Reino de Dios está en medio de ustedes", dijo Jesús. Sólo con nuestra
capacidad de transformar y vivenciar lo cotidiano, podremos caminar hacia las
utopías diarias y pequeñas que tienen que animar nuestros caminos en estas
horas más difíciles. Nuestra teología tiene que apoyar a los agentes y a las bases
a construir esta vivencia. Una lectura del Qohelet en esta perspectiva nos puede
iluminar:

" Disfruta del pan que comes; goza del vino que bebes, porque a Dios, le han agradado
tus acciones. Vístete siempre con ropas blancas; ponte siempre perfume en la cabeza. Goza de
la vida con la mujer amada, cada instante de esta vida sin sentido que Dios te ha dado en este
mundo, y todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño".

En este caminar las mujeres populares tienen mucho que enseñarnos.

Quehacer teológico en la construcción de la paz.

En estos días respiramos aparentes aires de paz... esperemos que estos no


se conviertan en una nueva frustración para el país. Creo que somos conscientes
de que la paz no se construye de un día para otro... y aunque todas estas cosas
sean o puedan llegar a ser necesarias, tampoco son suficientes para construir la
paz, las reuniones en Europa o en las selvas, los despejes de algún municipio o
el regreso de algún secuestrado.

Hay al menos dos presupuestos básicos ineludibles en la consecución de la


paz en el territorio nacional:

1. Un reajuste/reacomodo económico muy grande que permita absorber


toda la fuerza de trabajo que hoy vive de la guerra, así como los jóvenes
desesperados por su imposibilidad de ubicarse en un sistema que los excluye y
que los mata.

2. Un desarme de los espíritus o construcción de una cultura de la paz y de la


tolerancia cotidianas que nos enseñe a los colombianos a convivir en la
diferencia, a respetarnos y a acogernos política y culturalmente unos a otros, para
que resolvamos nuestros conflictos en forma diferente a las que hemos
empleado tradicionalmente.

Pues bien, yo creo que es urgente y necesaria hacer una teología de la paz en
Colombia. De la misma manera que hace quizás menos de una década algunos
grupos pensaron en la necesidad de hacer una teología de la guerra, yo considero
prioritario acompañar teológicamente el camino de la paz, que para mí, es un
camino de años y de décadas...

"La paz no es algo así como un campo en el que, habiendo calculado los grados de
libertad de cada individuo, se legisla un comportamiento que los hace respetar. Con otras
palabras: la paz no puede ser legislada de una vez por todas -no sería paz-, del mismo modo
que el amor no puede ser mandado -no sería amor-. La paz no tiene nada que ver con la rigidez
de una libertad en la que cada átomo tiene acotado un determinado espacio, a fin de no
perturbar al vecino. La paz tiene que crearse y recrearse continuamente... La
paz no puede imponerse. Hay que recibirla, merecerla, crearla, como hemos venido
diciendo.

... Una cultura de la paz tiene que ser una cultura de la libertad. Ahora bien, en el
mundo científico-técnico en que vivimos, regido por las leyes cuantitativas hasta en el voto, la
libertad profunda del individuo se ve constantemente coartada... La cultura de la libertad
necesita de otros presupuestos..." (7).

Me parece que una tarea fundamental de los cristianos en este camino, es


ayudar a pensar los problemas de la paz y de la convivencia, desde la perspectiva
popular, desde la perspectiva de los pobres... pero con un serio esfuerzo de
desarmar los espíritus, cosa por otro lado muy difícil si partimos de nuestra
constante comprobación de la injusticia. En este terreno, tenemos un reto fuerte
hacia adelante, que pasa también por releer todo el avance en materia de DDHH,
desde los pobres y desde una cultura cotidiana de paz.

Iluminación teológica de la memoria histórica.

Todos sabemos que en los tiempos del "fin de la historia", se intenta borrar
de la memoria de los pueblos su lucha. No sólo se pretende borrarla, sino
alterarla, desvalorarla, oscurecerla. Fácilmente ante tanto templo del consumo los
pueblos se dejan robar este, su bien más preciado. Hombres y pueblos sin
memoria, son hombres y pueblos sin identidad y por lo tanto sin futuro ( pueblos
muertos.

La religión bíblica es una religión de la memoria... y el pueblo judío


precisamente se distinguió entre los pueblos de la antigüedad por la conciencia
del tiempo (pasado y futuro) que logró construir. Fue un pueblo que encontró
en sus orígenes liberadores la fuerza para perfilar su utopía... y encontró
precisamente en esos dos polos ( pasado y porvenir, su capacidad de vivir con
plenitud de sentido un presente que muchas veces le fue esquivo y difícil.

Ni la memoria, ni la utopía, pueden convertirse en pautas dictatoriales que


condicionen el presente (contra esto, precisamente, protesta la postmodernidad);
pero sí necesariamente son polos que nos ayudan a plenificar nuestro caminar
diario, a entenderlo y sobre todo a proyectarlo más allá de intereses particulares
o sentimientos transitorios... ¿Cómo ayudar desde la teología a recuperar
la memoria de los vencidos, según la expresión de Reyes Mate, sociólogo-cristiano
español? ¿Cómo inscribir nuestra resistencia a la muerte, en el panorama bíblico
de un hoy que se alimenta en el ayer y se sueña en el mañana?
Vehiculización de estas propuestas

Hay un aspecto final que me preocupa y al que quiero referirme. Siento


que el quehacer teológico y bíblico que estamos realizando en estos tiempos es
un quehacer supremamente rico e importante, pero a mi juicio demasiado
disperso. La desarticulación de las CEBs de un lado, la desorientación general
del movimiento popular... y las tendencias de los teólogos al aislamiento de otro,
nos han colocado en una situación que a mí me parece imprescindible superar.

Hoy en el país hay proyectos y pensamientos cristianos muy valiosos que


se están construyendo.

Podemos mencionar algunos, sabiendo que no son los únicos que existen:

CEDEBI y la Caminada Bíblica proponiendo e impulsando distintas


relecturas de la Biblia y hermenéuticas. (El trabajo con los negros, con los
campesinos, con los indígenas y con las mujeres y los niños...)

Dimensión Educativa y su doble proyecto de Teología Popular y del


Kairós.

Cinep, con su aporte a la educación popular y al seguimiento de


movimientos y pastorales populares.

La Revista Utopías y su propuesta de lectura teológica de la realidad


nacional.

Las reflexiones, encuentros y Talleres que realizan ACOGE, la


coordinación nacional de CEBs y las comunidades cristianas campesinas.

Los esfuerzo de la CRC nacional y locales para acompañar el compromiso


de los religiosos.

Todo ello sin contar con el trabajo que se está realizando en algún núcleo
de carácter universitario, o editorial...

Es normal que cada uno de estos caminos se realice con independencia de


los otros... pero lo que ya no es tan normal y sobre todo es muy negativo... es el
que se ignoren prácticamente mutuamente. Se trata de caminos que no
confluyen, no se enriquecen ni refuerzan mutuamente. Cada uno llega a un
número limitado de agentes o de bases y su influencia no trasciende... Esto tiene
consecuencias negativas: de un lado los mismos sujetos de los proyectos no se
enriquecen con las miradas de otros, de otro las bases a quienes llegan se ven
privadas de aportes alternativos que les podrían ser mucha utilidad, de otro -algo
que me parece bastante grave- la opinión pública no escucha la voz de los
cristianos comprometidos con el pueblo... salvo ocasiones muy coyunturales o
personalidades muy especiales...

Yo sí considero urgente, algún tipo de articulación... no basta con que cada


grupo invite a los otros a sus encuentros, celebraciones o talleres... Es necesario
crea propósitos comunes que permitan en ciertas coyunturas, una reflexión y
una voz conjunta, que sea audible y aporte al conjunto social y a las distintas
caminadas...

BIBLIOGRAFIA Y NOTAS:

(1) Algunas síntesis:

-Equipo de Teología de Dimensión Educativa: TEOLOGIA A PIE,


ENTRE SUEÑOS Y CLAMORES

-Ana Mercedes Pereira Souza: TEOLOGIA DE LA LIBERACION Y


COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE EN COLOMBIA.

(2) Por mencionar alguna de estas síntesis, puedo referir a: Jaime García:
CRISTIANOS POR LA LIBERACION EN COLOMBIA, Documentos
Koinonía 2, Bogotá 1.992

(3) Alberto Parra: EVANGELIZAR A COLOMBIA DESDE SU


NUEVA REALIDAD, Ediciones San Pablo, Bogotá 1.994

(4) Idem

(5) José María Castillo: LOS POBRES Y LA TEOLOGIA, Qué queda de


la Teología de la Liberación?, Editorial Desclée de Brouwer, Bilbao 1.997

(6) Idem.

(7) Raimon Panikkar: PAZ Y DESARME CULTURAL, Ed. Sal Terrae,


Colección Presencia Social, Bilbao 1.993

Profesora de Literatura en la Universidad del Valle


Directora del Centro Cultural Popular Meléndez
Miembro Revista Utopías y Caminada Bíblica.
Varias publicaciones de crítica literaria, teología bíblica y poesía.
Especializada en hermenéutica bíblica desde la mujer y desde la ciudad.
Rte/ Ap. Aéreo 25152 Cali - Colombia
Teléfono: 3323966 / Fax: 3323969 (Indicativo( 572)
e-mail: cnaviav@emcali.net.co
http://www.servicioskoinonia.org/relat/205.htm consultado 14 de agosto 2020

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