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Profesor Vladimir Estrada, PhD1
Amigo lector:
Soy el profesor cubano Vladimir Estrada, y tras extenderte un saludo
muy cordial, me place mucho dar continuidad hoy a la serie de seis
artículos que estoy desarrollando acerca del contenido temático,
conceptual y metodológico que será compartido contigo por los casi
treinta especialistas de cuatro continentes que participaremos como
expositores en el Tercer Congreso Internacional de Personal Branding
PBEX México, 2018, organizado de forma conjunta entre un grupo de
1
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profesionales de excelencia en el campo, encabezados y liderados por las
excelentes Daniela Viek (Brasil, creadora en 2016 de estos eventos de
alcance mundial) y Nancy Vásquez (México, líder de la empresa Integra
Personal Branding, que organiza esta tercera edición del Congreso).
Sin más preámbulo para introducir el post, paso de inmediato a
desarrollar para ti, desde la República Dominicana en que resido y
trabajo, las cinco propuestas temáticas correspondientes a esta segunda
entrega. Gracias por ser, por estar, por acompañarme hoy y siempre.
Pero una cosa es esa espontaneidad natural al dejar nuestra marca
alrededor, y otra muyyyyy diferente es el proceso de gestión de nuestra
marca personal: un proceso consciente, intencional, deliberado,
enfocado al logro de objetivos concretos y medibles, y que debe tener
siempre un carácter sistémico/estratégico: generando sinergias desde la
integración de los diversos factores gestionados y procesos
desarrollados, y construyendo futuros previamente visionados desde
el momento actual, cuando arranca el proyecto. Y es en ese arranque
donde se decide gran parte del curso ulterior del proceso.
Porque así como todo trayecto inicia con el primer paso, su calidad
suele depender mucho de cómo ese primer paso haya sido dado. Y las
bases de sustentación de cualquier proyecto se sientan antes de lanzarlo
y en sus inicios; de ahí la enorme importancia de que los pasos de
arranque estén bien concebidos y sean mejor ejecutados. Esa definición
inicial de quiénes y qué somos, quiénes y qué queremos llegar a ser, en
cuál entorno estamos y en cuál queremos estar (o inclusive cuál
deseamos construir a nuestro alrededor), qué y cuánto valor estamos
aportando hoy (y cómo lo hacemos) y cuál o cuánto valor deseamos
aportar en el futuro (y de qué maneras, y bajo cuáles formas); y por
supuesto, el diseño y la formulación de las estrategias para que nuestra
proyección se haga realidad…todo ello es clave en un proyecto de
personal branding, y definir todo ello forma parte de esos
trascendentales primeros pasos.
La reconocida experta venezolano/colombiana en personal branding
Verónica Sánchez (egresada del primer Postgrado Internacional de
Personal Branding en el mundo -impartido por la Universitat Ramon
Llull y coordinado por los colegas de Soymimarca-, y Certificada como
Personal Branding Strategist por Reach Personal Branding, y también,
por demás, mi colega en la labor académica), nos propondrá en PBEX
México 2018 una aproximación especializada y pertinente a esa
importantísima parte inicial de la ruta de gestión de una marca
personal. Aún en 2011, en sus inicios blogueros, ella planteaba una
propuesta base de su concepción del tema: “El Personal Branding, es un
proceso que te permite identificar y definir tus objetivos de vida, tu
misión, visión, lo que te apasiona y los valores que son pilares
fundamentales para que tu marca sea congruente, pero sobretodo
auténtica; además, te da herramientas para descubrir cómo eres
percibido, identificar tus atributos y talentos que te hacen único,
convertirlos en una propuesta de valor que genere beneficios, y
aprender a comunicarla de forma clara, consistente y efectiva.”
● La falta de comprensión de que comunicar es un proceso al
menos bidireccional y preferiblemente multidireccional
(especialmente en el personal branding, por razones obvias).
Mira cómo se presenta Arturo en LinkedIn: “Se dice de mí que soy un
ser libre, visionario y explorador. Alegre y con sensibilidad para
escuchar. Yo me defino como una persona creativa, comprometida y
que brinda la confianza para que otros compartan sus sueños y
llevarlos a cabo juntos. Comunicólogo en la extensión misma de la
palabra. Me dedico a la investigación científica en el área del personal
branding y la innovación social.” ¡Yo no me lo perdería! ¿Y tú?
● ¿Cómo saber con qué contamos para aportar ese valor, y qué nos
falta para poder hacerlo, o lo que viene a ser lo mismo, nuestras
fortalezas y nuestras debilidades?
● ¿Cómo conocer cuáles son las formas en que más y mejor
aprendemos y crecemos, de modo que podamos transitar desde
nuestro estado actual hacia el que necesitamos alcanzar, para
aportar todo el valor que allá afuera se espera de nosotros?
● ¿Cómo tener tan claros como nos sea posible cuáles son nuestros
principios y valores, esas ineludibles normas que definen lo que
somos y constituyen la base de nuestras actitudes y
comportamientos en la vida, y que además, entre otras mil cosas,
nos definen como profesionales y establecen los marcos morales
para nuestra actuación como tales?
● Y finalmente por ahora -pues hay mucho más en este tema-, ¿cómo
saber muy bien lo que nos gusta y lo que no nos gusta, lo que
rechazamos porque no nos motiva y lo que preferimos porque nos
hace sentir más felices y cómodos? ¿Cómo identificar claramente
eso que florece y fructifica dentro de los espacios que definen y
enmarcan nuestra zona de confort, esa tan famosa zona de la cual
(coincidiendo con el gran experto, Maestro Alfonso Alcántara)
“no tendríamos que salir jamás, sino hacerla cada vez mayor,
para generar en y desde ella -y aportar al entorno- cada vez más
valor?”
Pues el proceso que nos permite todo ello se llama Autoconocimiento,
y como fácilmente puedes apreciar, es imposible conseguir un buen
posicionamiento como marcas personales si no lo practicamos, no solo al
inicio de nuestro proyecto de personal branding, sino de forma
sistemática a lo largo del mismo, que nunca debe concluir sino con
nuestra partida hacia otros planos. Porque los humanos nos
transformamos constantemente, sobre todo en un mundo que cambia
literalmente cada día y nos impone la obligación de cambiar para poder
vivir en él; y debido a ello, el valor que debemos aportar también va
cambiando en función de las siempre cambiantes necesidades de los
públicos a los cuales servimos, y nuestro potencial de contribución
también debe ir evolucionando en igual sentido. Y entonces, si no nos
conocemos muy bien en cada etapa o momento del trayecto, pues…
¿Cómo sabremos cuál y cuánto valor podemos aportar, y cómo
podemos hacerlo?
Los muy apreciados colegas de Soymimarca han definido y trabajan el
autoconocimiento como el primer momento y el punto de partida de su
tan reconocido y efectivo Modelo del Iceberg para la Gestión de Marca
Personal. Y como espero que haya quedado claro, si no nos conocemos
muy bien, no sabremos cuáles son ni cómo estamos en cada una de las
cosas que pueden convertirnos en una marca personal de alto impacto
positivo, e inclusive (una vez más) en la opción preferente para nuestros
públicos.
● ¿Qué te apasiona?
De verdad, de corazón, amigo lector…¡Yo no pienso perdérmela, y te
sugiero que tú tampoco lo hagas!
Nuestra imagen es, define y describe el modo en que somos vistos,
percibidos y sentidos, y en gran medida a partir de ello, valorados y
posicionados en la mente de nuestros públicos. Rebasa ampliamente el
“ver” meramente físico (como bien afirma Nancy en Twitter, “no se trata
verse bonito, es mucho más: se trata de hacer la diferencia creando
percepciones y sensaciones.”); e incluye muy profundamente el
pensarnos -pensar en nosotros- a partir de la forma en que marcamos a
las personas que nos piensan tras habernos visto, percibido y sentido
en nuestros andares por la vida; o sea, a partir de lo que somos,
hacemos y logramos, y de cómo les impactamos gracias a todo ello.
Para nuestros públicos, nuestra imagen integra valores y principios no
visibles en nuestro interior, pero sí claramente identificables en
nuestras actitudes y conductas, si ellas son genuinas; por ejemplo, el
modo o los modos en que somos capaces de cumplir nuestra propuesta
de valor, esa promesa gracias a la cual hemos ocupado un lugar en sus
mentes.
Otro elemento clave de nuestra imagen es el modo en que somos
capaces de distinguirnos, de diferenciarnos de los demás concurrentes
y convertirnos en únicos, en los espacios sociales o profesionales que
habitualmente compartimos; a ello me he referido hace algún tiempo
como “construir nuestra voz propia y expresarnos desde ella en la
gestión de nuestra marca personal.” Y eso incluye obviamente nuestros
outfits, pero también nuestra forma de trabajar, de relacionarnos, de
comunicarnos, de crear, de innovar, de liderar...en fin, de SER.
Y no es posible sobrestimar la importancia de este tema: nuestra marca
personal es, básica y esencialmente, la imagen de nosotros que existe
en la mente de los demás.
● ¿Cómo saber otorgar a cada uno el lugar y la prioridad que le
corresponde en uno u otro momento de nuestras interacciones
sociales, o en uno u otro de los diferentes entornos en los cuales
solemos tener presencia?
La experta en imagen Ceci Murillo nos trae desde Colombia a PBEX
México 2018 un grupo de propuestas de mucho valor e interés para
aprender a trabajar con efectividad estos importantísimos aspectos de
nuestro personal branding. Ella es Especialista en Comercio Exterior y
Logística, Asesora de Imagen y Personal Shopper, con liderazgo en el
Emprendimiento Social y Colectivo. Su proyecto personal es Moda para
el SER, y busca ver la moda como parte de la esencia de conectar la
apariencia con el crecimiento y la fortaleza personal desde los valores,
y del que se han dicho en los medios de comunicación cosas tan
hermosas y edificantes como las que puedes leer en este enlace: “Una
agenda que dignifica a la mujer”…¿Crees que sería inteligente perderte
algo de tanto valor e impacto en el Congreso? ¡Yo, NO!
Este título, que entraña la aspiración suprema de todo atleta en el
deporte de alta competición -sobre todo en las disciplinas colectivas; en
las individuales hay otros galardones-, tiene implicaciones y
requerimientos que no son únicamente de índole competitiva; o sea, no
dependen solo de los resultados obtenidos por el deportista en el
sentido estrictamente atlético (lo que se conoce en el argot del ramo
como “los números” o de modo más cercano a algunos públicos -como el
de mi Cuba bella, un pueblo deportivo donde los haya-, “los numeritos”). Hay
otras muchas cosas asociadas a ese valor que hace ser a un atleta “el
más valioso”: entre ellas, las relaciones humanas, el liderazgo, el trabajo
en equipo, el carisma bien entendido y bien gestionado, la capacidad
inspiracional y motivacional, la solidaridad, el respeto al público, y
especialmente, su ética deportiva y su ejemplo personal. Y todos
conocemos casos de atletas que en diversas disciplinas brillaron o aún
brillan por sus números, y sin embargo, están lejos de ser
considerados como los más valiosos jugadores de sus respectivos
equipos, debido a que allí “nadie les soporta”, o a que no ayudan ni
apoyan a ningún compañero, o a que su luz resulta taaaannn brillante
que, casi literalmente, deslumbra, enceguece e invisibiliza al resto de
sus coequiperos, y ellos, las superestrellas, los emisores de taaaannnnnto
brillo, se empeñan en destacarlo por sobre las virtudes del resto, y no
hacen nada por descender de su olimpo particular (tales egos son
pésimos compañeros de viaje para las marcas personales de sus
dueños, verdad, querida amiga y excelente colega Eva?) Y esto, para no
llegar a los casos de quienes logran sus tan destacadas performances con
base en prácticas ilegítimas y hasta ilícitas. Ese es un tema para otros
momentos.
● “...creo que después de Bolt vamos a atravesar el desierto, y no
sólo en cuanto a marcas se refiere, sino a esa capacidad de
asombrar y divertir que tenía Bolt, a esa capacidad de
deslumbrar incluso a los que sólo se acercan al atletismo cuando
él compite. Ese carisma no se entrena. Es un don especial que el
hombre de Sherwood Content (en la parroquia de Trelawny,
Jamaica) tenía ya con quince años, cuando se proclamó campeón
mundial júnior en Kingston, la capital de la isla caribeña.,” y
Pero este nada después de Bolt, no implica solo la excelsitud deportiva
del atleta, sino también el hecho de que este “...ha cambiado para
siempre, con su tremendo carisma sumado a su fácil y muy cómoda
relación con los públicos, la cara y el perfil de la industria del deporte
de alto rendimiento. Ha enamorado, fidelizado y fanatizado a todos
los públicos, propios o ajenos, geográfica, económica, histórica y
culturalmente cercanos o distantes, sin excepción alguna -caso único y
posiblemente irrepetible en el tan complejo mundo del deporte-.” (Dicho
sea de paso: pronto publicaré un trabajo sobre la competitividad de una
marca personal, y este excepcional atleta es uno de mis casos de estudio.
La cita que has leído en este párrafo es un breve fragmento de ese texto).
Un deportista de alto rendimiento es, en múltiples sentidos, un modelo
profesional de amplio alcance e impacto social. Pero además, es un
símbolo de lo que puede ser hecho y logrado con el esfuerzo y el
sacrificio personal, y de cómo todo ello puede coexistir con la más
genuina calidad humana. Su impacto está determinado por sus logros
atléticos, y también por sus desempeños humanos, tanto al interior del
team en el cual compite como hacia los públicos que disfrutan su
performance y que constituyen la base de su éxito y su popularidad. Y
su marca personal es definida a través del modo en que es capaz de
integrar todo ello y hacerlo igual de atractivo para los diferentes
segmentos de un diverso y complejo conglomerado social: los públicos
que disfrutan sus actuaciones, los medios de comunicación, sus
competidores individuales, la industria deportiva, los patrocinadores,
los organismos rectores del deporte a todos los niveles, los equipos
competidores del suyo que aspiran a ficharlo, los jóvenes practicantes
del mismo deporte que sueñan con ser como él, etc., etc...
¿Cómo se puede conseguir esto? ¿Cómo logra un atleta convertirse en
una marca personal deportiva igualmente atrayente para tantos públicos
con intereses diferentes, y además, trascender de un modo igualmente
positivo para todos ellos? ¿Cómo se logra conciliar y armonizar la
excelencia deportiva con la excelencia humana, e impactar y marcar con
excelencia gracias a ello, siendo el del deporte un mundo tan proclive a
la exaltación de los egos, y habiendo -además- taaaannnnnto dinero
involucrado en ello?
Y no es para nada un asunto sencillo. Pues como bien lo afirma el
reconocido experto en personal branding deportivo Javier Zamora
(entrevistado en el blog del veterano y también muy reconocido experto
en comunicación Carlos Agrasar), “...tener éxito deportivo te abre
muchas posibilidades pero no significa que estés construyendo una
marca personal sólida.”
Yo reconozco mi absoluta pasión por el deporte y me enorgullezco de
ella (de hecho, fui deportista durante casi dos décadas, y hasta
entrenador voluntario durante unos tres años). Pero eso no nubla mi
objetividad para proponer al respecto: este tema puede tener un
altísimo impacto sobre el desarrollo integral de la niñez y la juventud
en todas partes (o sea, sobre el futuro de la sociedad humana), y en
virtud de ello, la gestión de las marcas personales de los deportistas de
alto rendimiento exige de ellos mismos un esfuerzo consciente para
conseguir los mayores niveles posibles de integración entre excelencia
deportiva y calidad humana; y de sus personal branders, mucha
seriedad profesional y un elevado rigor metodológico y educativo,
para que los seres humanos cuyas marcas personales ayudan a
gestionar, puedan devenir los modelos correctos que ellos deben ser
para las nuevas generaciones.
Y tú, amigo lector…¿piensas perderte la seguramente relevante ponencia
de Johnny? ¡Yo no te lo recomiendo! ¡Allí nos vemos con él!
Amigo lector:
Hasta aquí mi segunda entrega en esta serie temática sobre el ya muy
próximo Congreso Internacional PBEX México 2018. En breves días
tendrás aquí mismo la tercera de ellas, con mis comentarios sobre otros
cinco temas de los que serán abordados en el Congreso; mientras tanto,
ve preparando tu maleta, reservando tu boleto, y alistando alma y mente
para que disfrutes y aproveches esta gran oportunidad de poner a crecer
y seguir poniendo en valor tu marca personal. ¡Alerta, pues! ¡Nos
vemos muy pronto!
Vladimir