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Esquema de lectura: Leyes VII

Seminario Platón, mujer


Pontificia Universidad Javeriana
10 de agosto 2020
Angie Vanessa Noguera

Como primer acercamiento a la obra de Platón, y de acuerdo con el orden


distributivo-participativo propuesto por el maestro, he elegido, además de la lectura
correspondiente a la clase de hoy: Leyes, libro VII, los primeros capítulos de las obras A
guide for the Perplexed (2007), The City and The Stage (2015), y algunos pasajes del
diálogo Fedón y de la República de Platón.

En el libro VII de las Leyes, se examina el papel de la educación en la sociedad y cómo


esta debería ser. En medio de un diálogo entre Clinias de Creta y un anónimo de Atenas -
quien guía la conversación- se inicia afirmando que los hábitos que se adquieren en el
hogar, al igual que otras pequeñeces tienen implicaciones en la formación de determinados
tipos de ciudadanos. Por lo tanto, la educación es un tema indispensable. A partir de este
fenómeno a tratar, esto es: la paideia, se desprenden varios aspectos, a saber: la crianza de
los niños de acuerdo con su edad, la importancia del movimiento y la música, la educación
a través del juego, algunos aspectos ligados al género y, por último, algunas cuestiones
relacionadas con las escuelas. A continuación, se explicarán con más detalle los ítems
correspondientes a este orden.

1. La educación de los jóvenes y niños

En un primer momento, se expone la necesidad de que los seres humanos tengan


una forma de ser similar en cuanto ciudadanos. (Cómo es la formación de los
ciudadanos) De no ser así, se generaría un desorden social. Por eso, surge la
necesidad de reflexionar en torno a la buena crianza de los niños, que, a grandes
rasgos consistiría en respetar ciertas reglas y discursos desde los primeros años de
vida y evitar toda influencia a la identidad individual que pueda traer consecuencias
a la sociedad.

1.1 El movimiento

Se inicia precisando la importancia del movimiento, tanto físico como


mental. A lo largo del diálogo, se destaca el rol de las mujeres y su
conocimiento empírico al respecto. Por ejemplo, son las nodrizas quienes toman
a los niños, los agitan y les cantan para dormirlos. Esto porque reconocen la
importancia del movimiento. Además, saben que la manera más apropiada de
apaciguar los temores es por medio de una melodía, que ayuda a vencer el
miedo y a desarrollar la virtud del alma. También reconocen la necesidad de
llorar.

A lo largo de esta primera parte, el anónimo de Atenas se refiere a la mujer


en cuanto ser humano de naturaleza distinta a la del hombre, pero con las
mismas capacidades. Por ejemplo, afirma que se debería tener especial cuidado

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con las mujeres embarazadas para que vivan ese periodo cultivando la pasividad
y le den una mejor crianza al bebé desde el vientre. Sin embargo, tanto hombres
como mujeres deberían ser educados para aprender las mismas cosas,
incluyendo asuntos relacionados con la crianza. Sobre esto se hablará con
detalle más adelante.

Otro punto que llama en especial la atención de esta primera parte es el uso
de la palabra ‘navegación’. El anónimo de Atenas la menciona dos veces. A
saber: “…por qué medio y de qué manera mientras están juntos a lo largo de su
existencia los llevaremos a través de esta navegación de la vida.” (Leyes, VII
803b) y “habría sido conveniente, si hubiera sido posible, que hubieran vivido
como si siempre navegaran.” (Leyes VII, 790c)

Ya la navegación había aparecido en el diálogo Fedón (99d), donde Sócrates


habla de la “segunda navegación”, “deuteros plous” o “second best” que es
posible interpretar como la vida en la que se da la contemplación de las ideas
luego de una primera navegación basada en causas físicas. Me queda la duda de
si en los fragmentos presentados, la palabra “navegación” hace referencia a esto
mismo o si se trata de su sentido literal. En inglés, la primera cita está como
“voyage”, y la segunda como “rocking the sea”. El término “voyage” hace
referencia a la navegación de la que se habla en el Fedón. Sin embargo, es una
cuestión que me gustaría dejar abierta a discusión.

1.2 El juego

Los niños han de reunirse en el templo a jugar, siempre los mismos juegos,
con las mismas reglas y de la misma manera, para que se habitúen y luego
consideren también inmutables las leyes. En esta práctica, las nodrizas deben
encargarse de impedir malas conductas y de castigar las infracciones cometidas.
Sin embargo, tanto niños como niñas no han de ser castigados en exceso y
tampoco habrá que dejarlos sin penas.

1.3 La música

Así como los juegos deben ser los mismos, la música no debe contener ideas
nuevas, únicamente canciones de alabanza a los dioses y canciones laudatorias
dedicadas a las personas que vivieron su vida honradamente tanto en el ámbito
intelectual como en el físico.

En este orden de ideas, los poetas estarían al servicio de la ciudad, al


componer canciones bellas y convenientes tanto para mujeres como para
hombres y para la sociedad en general, sin profesar ideas nuevas que puedan
contradecir la legislación. Cabe resaltar que, en este punto, se entiende una vez
más que la naturaleza de los hombres es distinta a la de las mujeres: “lo
masculino es magnificente y tiende a la valentía, mientras que lo que se inclina
más al orden y a la prudencia es más femenino”. (Leyes, VII, 803a)

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1.4 La separación de niños y niñas

Era bien sabido que después de los 6 años, la educación de los niños
debía ser distinta a la de las niñas. El anónimo de Atenas afirma que los niños y
niñas no tienen capacidades diferentes, sino que saben cosas diferentes porque
así se les acostumbra. Los magistrados deberían permitir y respaldar el hecho de
que tanto mujeres como hombres recibieran el mismo tipo de educación. De esta
manera, la ciudad estaría completa. Pero, alejar a las mujeres de los oficios de
los hombres solo hace que la ciudad se reduzca a la mitad de sus recursos,
especialmente en caso de algún ataque a la misma: únicamente los hombres
podrían defenderla. En varias ocasiones se menciona que esa diferencia entre
hombres y mujeres es artificial. Se utiliza por ejemplo un símil con las manos
para respaldar esta idea: “En efecto, a pesar de que de nacimiento ambos
miembros tienen casi la misma fuerza, los hacemos diferentes por hábito, por no
usarlos correctamente” (794 e).

Apropósito de lo anterior, cabe indicar que Marcus Folch, en su obra The City
and The Stage afirma lo siguiente:

“En las Leyes, la naturaleza desvergonzada y ladronesca de la


mujer no es una dimensión indeleble y divinamente autorizada de
la naturaleza femenina; es más bien el resultado de una
combinación de factores naturales, como la falta comparativa de
fuerza (y no está claro si τὸ ἀσθενές se refiere a poderes físicos,
intelectuales o morales), y una convención histórica,
específicamente, el fracaso por parte de los legisladores para
regular sus estilos de vida. En otras palabras, los hábitos
institucionalizados afectan la naturaleza humana; y hay un
sentido en las Leyes de que la physis es inherentemente ficticia,
naturalmente predispuesta a ser construida socialmente.” (Folch,
2015. p.244)

Así, se hace cada vez más evidente la posición del extranjero respecto a
la mujer, quien resulta adquiriendo hábitos y tareas distintas a las de los
hombres, no porque así deba ser, sino porque su naturaleza, es, en gran parte
una construcción social.

1.5 Tipos de vida

El tipo de vida ideal sería una que reconociera que es dios quien es dueño de
los mortales. Alguien que así lo hiciera, debería entonces mantener a los dioses
de su lado, y a sus enemigos lejos. Entonces ¿cómo deberíamos navegar? El
extranjero afirma que hay varios modelos de caminos por los que hay que ir.
Me surge la pregunta de cuáles son esos modelos, además de la vida del
filósofo.
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2. La escuela

2.1 Asistir a la escuela

En cuanto al espacio que debería estar disponible, el extranjero habla de tres


escuelas fuera de la ciudad y tres escuelas dentro de la urbe. Un punto muy
importante, es que todos los niños deberían asistir obligatoriamente. Ya en la
República se había mencionado algo al respecto:

“ Y esta se ve claramente como la intención de la ley, que es la


aliada de toda la ciudad; y se ve también en la autoridad que
ejercemos sobre los niños, y la negativa a dejarlos libres hasta
que hayamos establecido en ellos un principio análogo a la
constitución de un estado, y mediante el cultivo de este elemento
superior hayamos establecido en sus corazones un guardián y
gobernante como el nuestro, y cuando esto se haga, podrán seguir
sus caminos.” (República, IX, 590-591)

Lo que es coherente con lo que se afirma en las Leyes:

“No ha de acudir aquel a cuyo padre se le antoje, mientras que


abandona la educación, aquel al que su padre no quisiere
mandarlo, sino que, por el contrario, lo que se acostumbra a decir,
todo hijo de vecino, en lo posible, debe recibir obligatoriamente
formación, puesto que pertenecen a la ciudad más que a sus
progenitores.” (Leyes, VII, 804e)

De acuerdo con estas citas, queda claro que no son los padres de los niños
quienes mandan sobre ellos, sino la ciudad, que es lo más importante, y por lo
tanto, las escuelas son indispensables para todos.

2.2 Sobre el currículo y los maestros

Se deberán enseñar temas ligados a la preparación para una posible guerra, al


igual que se le deberá dedicar tiempo a la formación intelectual. El extranjero
menciona que la educación de mujeres y hombres es muy distinta, las mujeres
son educadas en cuanto a temas de crianza y de administración del hogar,
mientras que los hombres son educados en cuestiones ligadas a la guerra. Y,
como se dijo anteriormente, este orden no es más que una falla por parte del
legislador, ya que equivale a aprovechar únicamente la mitad de los recursos de
la ciudad, es decir, a los hombres.

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Asimismo, debería haber maestros disponibles para enseñar lectoescritura,
cálculos, cuestiones sobre guerra, música, danza, entre otras materias
indispensables. Sin embargo, ha de prestarse especial cuidado a la manera en
que estas son enseñadas. Los maestros deberán hablar únicamente cuando
tengan la seguridad de que conocen muy bien el tema, de lo contrario, se
correría un riesgo muy grande. Esto aplicaría también para el material que se
utilice, debe ser cuidadosamente seleccionado y no ha de desafiar a los dioses.
Esta última condición aplicaría sobretodo a la música y la danza no marcial. Es
más, si algún poeta extranjero quiere entrar a la ciudad a interpretar su música,
primero deberá mostrársela a los magistrados, y sólo con su aprobación podría
presentarse, ya que no hay que permitir que se diga otra cosa distinta a lo que
está establecido en las leyes de la ciudad. Al respecto, Marcus Folch (2015)
afirma que “se expone que la interpretación de la música, la poesía, el canto y la
danza define a las comunidades políticas” y que además “hay una influencia de
las formas literarias en la identidad individual”. Es por eso que la música no
debe descuidarse.

3. Conclusiones

El libro VII finaliza con una reflexión en torno a la manera en que el


legislador debería presentar cuestiones como las mencionadas, dándoles la
relevancia que merecen, pero sin hacerlas parte de las leyes formalmente. El
anónimo de Atenas expone el ejemplo de la caza y afirma que antes de pronunciar la
ley al respecto, debería criticar y alabar esa práctica, mencionando los “pequeños”
aspectos que, aunque son poco convenientes para una ley formal, han de ser tenidos
en cuenta. En general, el libro VII, al igual que el resto de la obra, podría
interpretarse a manera de crítica, ya que se expone una sociedad ideal, muy distinta
a la Polis.

4. Referencias

 Press, G. (2007). Plato: A Guide fot the Perplexed. London: continuum.


 Folch, M. (2015). The City and The Stage: Performance, Genre, and gender in
Plato’s Laws. New York: Oxford University Press.
 Platón (1988). Diálogos IV. Madrid: Gredos.
 Platón (1999). Leyes VII-XII. Madrid: Gredos.
 Platón (2008). Diálogos III. Madrid: Gredos.

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