Universidad La Gran Colombia

facultad de arquitectura
David Jiménez Torres
1014228405
Reflexiones de la ciudad genérica
A mi parecer son muchos los textos, cada uno quizá con una perspectiva propia
del autor, que hablan de cómo hacerse a un concepto y una idea formal de lo que
es o significa la ciudad, pero son tantos y con tantas congruencias como
contradicciones entre sí, que me comienza parecer difícil dilucidar en dos o tres
frases una definición concreta.
Comenzando porque es necesario desarrollar una visión de escalas dinámicas,
que comprendan las necesidades del individuo, que a su vez se asocia a nivel de
comunidad, que en integración funciona con otras comunidades y pues siguiendo
en esta línea, será obvio decir que una cosa lleva a la otra hasta que se nos
genera la idea de ciudad; pero ¿No será la ciudad algo más que un cumulo de
gentes?
Si bien, el centro del discurso es y tiene que ser el hombre, pues es para el
hombre que funciona la arquitectura y el urbanismo, es correcto relacionar al ser
humano con el territorio y las formulaciones de orden que se han establecido con
el transcurrir del tiempo.
Para ilustrarnos, quizás desde una perspectiva un tanto frívola, en el texto de
Koolhaas “La ciudad genérica”, vemos como las ciudades comienzan converger
hasta el punto de perder su identidad, inclusive el autor parece cuestionar este
concepto, en este punto incluiremos a las cosas que nos generan ciudad, una
más, la historia, pero antes de quedar inmersos en esta concepción acotaré de
pronto otras no tan profundas.
Podemos revisar por ejemplo las formulaciones de Gordon Cullen, tales como la
“Visión serial” que describe esa cierta virtualidad con la que un observador da
lectura a la ciudad, generando impulsos emocionales de todos los tintes, que
desde mi punto de vista puede convertirse incluso en un pensamiento inconsciente
(no siempre real) de confort y equilibrio dado la idea de compactación, que pueda
ofrecer, una mezcla de usos una gama de necesidades que se suplen con
facilidad, y una navegabilidad llevadera, certera y práctica.
Por otra parte podríamos hacer uso del recurso de Gutiérrez y las Unidades de
paisaje, si nos referimos al conjunto de elementos de un territorio que se ligan por
relaciones de independencia o bien a la imagen del territorio en sus diferentes
perspectivas.
Cada una de las anteriores concepciones respecto a la idea de ciudad, pueden
resultar sin más, herramientas para que el discurso de “la ciudad genérica” no nos
resulte tan volátil, y ayudan quizás a que cada opinión por aparte no sea tan
totalitaria.
Ya para ahondar, creo que la visión de la ciudad genérica no es otra cosa que la
meya que comienza a dejar los escenarios que como fachadas se montan y
desmontan en razón de tendencia de función o “desarrollo” sin que una exista
preocupación por la historia o la identidad por ejemplo.
En definición, adoptará el carácter de genérica, la ciudad que si se ve pequeña
simplemente se expande y si se vuelve vieja se destruye así misma y se reinventa,
independiente de una identidad de un centro histórico, que por su densidad
contiene paisajes típicos que se puedan encontrar en cualquier otra ciudad.
El autor usa como ejemplo la ciudad de Barcelona, que simplificando el uso del
exceso de su identidad, tiene la tendencia de hacerse al carácter genérico; como
también ilustra como implantamos un aeropuerto, que pretende de manera
desesperada ser una síntesis de la ciudad, resistiendo a la morfología y
determinación del territorio en sí para resolver su demanda.
Por otra parte formula que la originalidad de dicha ciudad radica en deshacerse de
aquello que no sea funcional y por tanto no da lugar a idealismo alguno,
disparando los índices de desarrollo urbano en cuanto a oficinas hoteles y turismo
en general, siendo este último uso el que signifique la mayor parte de la población.
Para terminar, la arquitectura será sorprendente con sistemas constructivos
audaces y de rápidos procesos, condicionada climáticamente que
paradójicamente se deprenderá del contexto mimetizando cualquier ambiente.
En últimas puede generarse una idea un tanto contradictoria donde lo inhóspito se
confunde con lo cómodo.