Todos sabemos, de un modo u otro, lo que es tener un problema, aunque pueda ser
difícil definirlo en abstracto. Si acudimos al diccionario, veremos que define
problema como “cuestión que se trata de aclarar”, “proposición o dificultad de solución dudosa” o “conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin”. Tres definiciones distintas pero que sirven para trazar algunas coordenadas importantes.
En primer lugar, los problemas son hechos y circunstancias, o bien proposiciones o
temas que tienen que ver con ellos; y en segundo lugar, que requieren de una aclaratoria o solución, para poder lograr un fin último. Es decir que, en términos abstractos, un problema es una pregunta necesitada de una respuesta.
Todas las ciencias y disciplinas estudian el mundo a partir del planteamiento
de problemas, esto es, de preguntas que requieren de la elaboración de una respuesta, a pesar de que se trate de áreas del saber muy diferentes. Así, existen lógicamente problemas de toda índole: científicos, metodológicos, filosóficos, matemáticos, y un inmenso etcétera.