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Andrés Torres queiruga

Los sacramentos: acontecimiento real


versus simbolismo vacío o magia oculta

El cambio cultural en nuestra sociedad ha sido tan profundo, que gran


parte de las expresiones tradicionales sobre los sacramentos resultan
hoy sencillamente incomprensibles y reclaman una remodelación sig-
nificativa. Los sacramentos, tal como nos han llegado desde su siste-
matización medieval, aparecen lastrados por un fuerte objetivismo,
como “cosas” que “contienen” la gracia y son “instrumentos” físicos
que en una especie de milagro invisible producen efectos “invisibles”.
Debería, pues, aclararse “cómo” se realiza la Presencia salvadora, de
modo que refleje tanto la gratuidad de Dios como la libre responsa-
bilidad humana, rechazando toda sombra de intervencionismo cuasi-
milagroso incompatible con la trascendencia divina y con la legítima
autonomía humana.

Concilium 344 (2012) 37-50

Sobre los sacramentos se ha ha- comprensión en una cultura deci-


blado mucho a lo largo de la his- didamente secular. Deformaciones
toria. En torno al Vaticano II se acaso superadas a nivel teórico, pe-
acentuó su estudio, recuperando la ro que, vehiculadas por el vocabu-
tradición y buscando nuevas posi- lario usual y reforzadas por algu-
bilidades. El cambio cultural ha si- nas prácticas litúrgicas, siguen
do tan profundo que gran parte de deformando el imaginario común
las expresiones tradicionales re- y contaminan muchos presupues-
sultan sencillamente incomprensi- tos teológicos.
bles y reclaman una remodelación Intentaremos dar una perspec-
significativa. Tarea nada fácil, por- tiva que ayude a reconfigurar y
que la riqueza acumulada es in- unificar las inquietudes ambienta-
mensa. Decir algo significativo les, de suerte que, sin perder el rea-
deberá reducirse a “un par de apor- lismo sacramental en una visión
taciones elegidas arbitrariamente”, ocultamente mágica, ofrezca hoy
sin poder ser una “respuesta rotun- una visión realmente significativa.
da y sopesada”, como dijo ya Karl
Rahner.
Pretendemos aquí únicamente De la antropología a la
acercarnos al significado funda- teología
mental, atendiendo sobre todo a
dos deformaciones que impiden su Cuando ocurrieron los horri-
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bles asesinatos de Oslo, la gente no Por otro, mantienen su “aire de fa-
huyó ni se calló: reaccionó reu- milia” con los ritos de las demás
niéndose, en gestos íntimos y so- religiones, abriéndose al diálogo,
lemnes, con luces, flores, palabras hoy tan importante y enriquece-
y cantos. Miles de noruegos mos- dor.
traron su dolor en esos momentos,
Así aparece el verdadero lugar
con una promesa recíproca: aguan-
para una actualización realmente
tamos juntos, compartimos el do-
significativa. Tal como han llega-
lor, respondemos con esperanza al
do desde su sistematización (tar-
odio y a la agonía. Quizás no todos
do)medieval, los sacramentos pa-
fueron conscientes del significado,
recen lastrados por un fuerte
pero lo “vivieron”. Este aconteci-
objetivismo, como “cosas”, que
miento refleja una constante antro-
“contienen” la gracia y son instru-
pológica: expresar los propios sen-
mentos físicos que, en una especie
timientos con gestos y ritos, sean
de “milagro invisible”, producen
individuales o comunitarios, yen-
efectos “invisibles”, por su propio
do más allá, trascendiendo lo em-
dinamismo (ex opere operato). En
pírico.
este sentido, la comprensión vul-
También en Oslo, junto a las lu- gar del bautismo de los infantes
ces de la plaza vimos ceremonias constituye un ejemplo terrible-
en la Iglesia. Seguramente bastan- mente eficaz. Para la sensibilidad
tes personas participaron en ambas actual se acercan así a una magia
manifestaciones. Esto muestra un oculta e increíble, que, por reac-
continuum de significado entre lo ción, puede llevar a un simbolis-
profano y lo religioso. El creyente mo extrínseco de ritos vacíos
participa en la experiencia común; igualmente increíbles. A eso se
su diferencia radica únicamente en une un juridicismo que frecuente-
la convicción de haber descubier- mente convierte en obligación lo
to también que no estamos solos que por esencia es don y regalo:
en el esfuerzo por reconstruir el “obligación” de confesarse para
sentido y mantener la esperanza, recibir el perdón infinitamente
sino acompañados y amparados gratuito, “precepto” dominical pa-
por Dios como Trascendencia fun- ra gozar de la Cena del Señor.
dante.
Se comprende entonces que el
El fundamento religioso no eli- problema no consiste solo en afir-
mina el significado primero; lo en- mar el hecho de la Presencia sal-
riquece, porque lo acoge en su in- vadora, sino en aclarar cómo se
tegridad y además lo muestra en realiza, de modo que refleje tanto
su profunda y última verdad. Los la infinita gratuidad del Dios-de-
sacramentos se inscriben en este Jesús como la libre responsabili-
ámbito. Por un lado, no rompen la dad humana. Sería profundamen-
significatividad secular, sino des- te injusto reducir la tradición a sus
velan lo que está oculto al mundo. defectos. Pero sería imprudente no
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afrontar su revisión, pues solo ac- “institución” literal de los sacra-
tualizándola resulta posible des- mentos; y teológicamente, la afir-
cubrir y aprovechar sus riquezas. mación de la autonomía mundana
Dos momentos cruciales marcan deslegitimó toda concepción inter-
el camino: Reforma y Moderni- vencionista de la acción divina,
dad. exigiendo repensar radicalmente
la causalidad sacramental. Fue un
auténtico cambio de paradigma.
La Reforma y la Modernidad
Tardó en afrontarse y las dis-
como crisis y oportunidad
putas confesionales lo estorbaron.
Pero la teología sacramental inició
La Reforma recogió la nueva este cambio de paradigma y los
inquietud religiosa subrayando la avances fueron importantes, gra-
dimensión subjetiva. La sola Scrip- cias, por un lado, al aprovecha-
tura, exigiendo tomar la vida de miento de las ciencias humanas,
Jesús como legitimación y mode- como la historia y la fenomenolo-
lo, promovió la concentración en gía de la religión, la pragmática
lo esencial: “Un solo sacramento lingüística o la filosofía de las for-
tienen las Sagradas Escrituras, que mas simbólicas; y, por otro, a la
es el mismo Cristo, el Señor”. La concentración en lo fundamental.
sola fides obligó a revisar las de- En el campo católico resultaron fe-
formaciones causadas por el (mal cundas las iniciativas de Rahner y
entendido) opus operatum, insis- Schillebeeckx, fundando la re-
tiendo en la importancia de la Pa- flexión en la Iglesia como “sacra-
labra, la íntima participación del mento fundamental” y en Cristo
corazón y la exclusión del comer- como “sacramento originario”, res-
cialismo del “mérito”. El mismo pectivamente. Eso permitió rom-
Trento acogió la llamada, introdu- per las estrecheces escolásticas, en
ciendo una mayor flexibilidad con- una generosa relectura de la tradi-
ceptual y una revitalización pasto- ción, acudiendo tanto a los miste-
ral. Sin embargo, acentuó la obje- rios de la vida de Jesús como a la
tividad del símbolo y mantuvo riquísima sugerencia de la liturgia
polémicamente el vocabulario y eclesial, incluida la oriental. Nu-
los conceptos tradicionales. merosas iniciativas litúrgicas y
teológicas tratan de superar con-
Pero el desafío más grave llegó
cepciones anacrónicas, mostrando
con la Modernidad, porque alcan-
la significatividad intelectual y el
zó las raíces y conmovió los ci-
enraizamiento vital de los sacra-
mientos. Históricamente, gran par-
mentos.
te de las controversias confesiona-
les aparecen hoy como disputas de Pero no contamos todavía con
familia a menudo irrelevantes. una visión unitaria capaz de arti-
Cristológicamente, la crítica bíbli- cular una riqueza demasiado dis-
ca hizo imposible sostener una persa y heterogénea, muchas veces
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con presupuestos culturalmente “baja” a la eucaristía. Lo mismo
superados. Es importante buscar sucede con ciertas prácticas como
un centro significativo, que, vien- absolver o ungir a una persona in-
do los nuevos datos como una es- consciente e incluso muerta; o con
pecie de “variaciones” fenomeno- interpretaciones muy extendidas
lógicas, descubriese la “esencia” del bautismo de los niños. Lo más
capaz de articularlas en una com- grave es que esa visión moldea los
prensión actualizada. Queda toda- “esquemas” imaginarios, viendo
vía un largo camino, pero, tenien- los sacramentos como “instrumen-
do en cuenta los dos impactos tos” de una acción categorial divi-
señalados -la renovación bíblica y na, que se inicia con su celebra-
la revolución moderna-, parece po- ción.
sible intuir la dirección justa.
Esta exposición, cruelmente es-
quemática, demuestra que no bas-
tan cambios puntuales. Los diver-
La acción divina en la nueva
sos componentes son solidarios
cultura
entre sí, formando una red fuerte-
mente incrustada en el imaginario
A pesar de reticencias y de in- religioso y teológico. Solo operan-
evitables diferencias, cabe afirmar do una remodelación del conjunto
que los resultados de la crítica bí- será posible lograr una nueva co-
blica han entrado ya en la teología herencia que haga comprensibles,
actual. Falta todavía completarlos creíbles y vivibles los sacramentos
con la elaboración del impacto de en la nueva situación cultural.
la modernidad sobre la libertad hu-
De hecho, la teología está ante
mana y la acción divina.
un dilema: no cabe interpretar la
La teología sacramental se for- eficacia de los sacramentos como
jó en una cosmovisión que daba un “intervencionismo” divino ca-
por supuesta una continua inter- tegorial, sin acercarse a la magia;
vención divina. Realidades natu- pero, sin eficacia real, los sacra-
rales, como el agua bendita, o di- mentos quedarían reducidos a sim-
versas fórmulas y ceremonias eran bolismo vacío o mero actuar “co-
vistas causando efectos tanto espi- mo si”. Si no logramos claridad en
rituales como empíricos: aumentar este punto, los avances de la teolo-
la gracia, curar el cuerpo o propi- gía sacramental no podrán lograr
ciar la lluvia. Esa cosmovisión ya plena coherencia. Afortunadamen-
ha pasado y no hay vuelta posible. te, como ya sucedió con la crítica
Afortunadamente, hemos avanza- bíblica, si no sucumbimos al des-
do; pero el imaginario persiste: la concierto, a la repetición funda-
unción perdona los pecados, pero mentalista o a simples acomoda-
puede también causar la “salud ciones, la nueva situación trae
corporal”; Cristo nos acompaña también, junto al problema, una
siempre, pero en la consagración nueva posibilidad.
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Retomar la tradición y me abre, entraré…” (Ap 3,20).
comprender “desde abajo”
Afirmar esto no niega la reali-
dad divina, reduciéndola a un “co-
Esa posibilidad radica justa- mo si”. Porque es justamente en la
mente en dos verdades fundamen- acogida humana donde la acción
tales de la tradición: la creación trascendente se hace aconteci-
continua y Dios como amor ya miento de gracia y novedad histó-
siempre entregado. Desde ellas se rica.
posibilita una comprensión que,
sin perder la riqueza tradicional, Esto vale para toda vida reli-
se muestra capaz de una limpia y giosa auténtica. También para los
fecunda actualización. Rompen de sacramentos, que son modos ex-
raíz el sistema dualista que Barth cepcionales de vivirla y posibili-
expresó así con pasión teológica: tarla. Por eso necesitamos enfocar-
“Dios está en el cielo, y tu en la tie- los “desde abajo”: configurando
rra”. Un dios “allí” y nosotros acontecimientos comunitarios que
“aquí” implica imaginativamente mediante símbolos, ritos y pala-
que debe él “decidirse” a actuar bras creen un espacio celebrativo
mediante “instrumentos”, en deter- que ayude a descubrir y acoger efi-
minadas “ocasiones”. Barth tiene cazmente la llamada, transforman-
dificultad para comprender los sa- do la Presencia ya siempre entre-
cramentos. Pero el esquema es más gada en encuentro eficazmente
general. Casi sin excepción, los tra- salvador. Todo en ellos está desti-
tados, incluso los renovadores, par- nado a afirmar la fe, fomentar el
ten “desde arriba”: los sacramen- amor y sostener la esperanza, to-
tos son acciones puntuales de Dios mando como modelo último la vi-
a través de Cristo y el ministro de da de Cristo.
la Iglesia. Partiendo desde “abajo”, esta
No se trata, claro está, de negar perspectiva no rompe la tradición
la verdad última de esa visión, pe- ni pretende una visión excluyente.
ro sí de invertir la perspectiva. Si Pero permite una relectura que ilu-
Dios es acto puro e iniciativa ab- mina su riqueza desde una verda-
soluta, si es amor “siempre traba- dera sintonía cultural, abriendo así
jando” (Jn 5,17) por nuestra salva- un camino extraordinariamente fe-
ción, en lucha amorosa contra cundo.
nuestra resistencia y pasividad, en-
tonces el cambio no está en Dios,
Hacia una comprensión
sino en nosotros; somos nosotros
actualizada
y no Él quien necesita comenzar y
cambiar. Su iniciativa es perma-
nente y segura; insegura es solo En primer lugar, se comprende
nuestra respuesta: “estoy a la puer- bien el hecho de los sacramentos.
ta y llamo; si alguno oye mi voz y Por un lado, aparecen insertos en
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la simbolicidad humana, evitando cisión histórica, la Iglesia goza de
cualquier impresión de una cons- cierta libertad. Esto le permitiría
trucción ad hoc o de intrusión so- clarificar hoy el lugar de la confir-
brenaturalista que rompa la legíti- mación, tan confuso por su histo-
ma autonomía del mundo o la ria. Todo favorece situarla como ri-
libertad. Por otro, refleja la diná- to-de-paso donde, al salir de la
mica encarnatoria, presentándolos adolescencia, el Espíritu agracia la
como casos particulares de una sa- difícil y conflictiva entrada en la
cramentalidad general, que tiene madurez. Rahner insinuó incluso
en la corporalidad de Cristo y en que podría flexibilizarse el núme-
la comunidad de la Iglesia sus nú- ro: desglosando el Orden, por ejem-
cleos fundantes. plo. O, al contrario, como sucedió
con el Orden y Matrimonio, pudo
Aclara también su especifici- haberse elevado a sacramento la
dad. La presencia salvadora de consagración religiosa; y no sería
Dios está siempre actuante en to- imposible configurar un sacramen-
das las situaciones. Pero la vida hu- to para avivar la confianza en Dios
mana es variable: por necesidad, el en las grandes catástrofes…
modo de la presencia divina se di-
versifica. Los sacramentos atienden Estas reflexiones señalan un
a las “situaciones límite”, donde ne- rasgo esencial: entre los diversos
cesitamos más agudamente su pre- signos, los sacramentos son aque-
sencia. Ellas especifican cada sa- llos donde la Iglesia, atendiendo a
cramento: nacimiento, muerte, necesidades fundamentales, deci-
cambio de vida…y, envolviéndolos dió oficialmente hacerse presente
todos, la eucaristía como celebra- como tal, explicitando su ser y
ción central donde “en el misterio comprometiendo su misión. Pen-
del verbo encarnado” se desvela el semos en alguien que abrumado
sentido global de la existencia siem- por la culpa, se siente incapaz de
pre frágil y amenazada (GS 22). acoger el perdón o decidir la con-
versión: las ayudas pueden ser
La teología siempre aludió múltiples, desde palabras amigas
también a las situaciones vitales. a oración en común. Pero, además,
Pero interfería la consideración la Iglesia ofrece un sacramento:
“desde arriba”: desde Cristo o la configura una celebración que ha-
Iglesia no cabía una “deducción” ce (más) perceptible al Dios-que-
clara. Desde abajo resulta realista perdona, afirmando que Dios no
y flexible: el instinto eclesial -más falla, la comunidad apoya y la con-
que la teoría expresa- situó los sa- versión es posible.
cramentos en las situaciones lími-
te. El numero siete se aclara así sin De ahí la importancia de los
especial dificultad: ni más ni me- símbolos, pues “hablan” a la con-
ciencia, abriendo significado y mo-
nos (nec plura nec pauciora).
vilizando libertad. No son capri-
Lo que implica que, como de- chosos o arbitrarios: el agua
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bautismal no resultaría significati- su filiación.
va en el Orden. Pero tampoco son
La presencia del ministro visi-
“objetos” necesariamente com- biliza el compromiso de la Iglesia
puestos de materia-forma. La sig- como tal. Lejos de implicar espí-
nificación reside en la entera cele- ritu de dominio o acaparamiento
bración. Se comprende que, siendo sacral, aparece como “servicio”
actos-de-Iglesia, le corresponda a que coordina la celebración y re-
ésta determinar el número y la sim- presenta el compromiso eclesial.
bolización fundamental de los sa- Muestra además que todo sacra-
cramentos, sin dejarlos al arbitrio mento (incluido el perdón) pide ser
de fieles o comunidades particula- comunitario y presidido por el mi-
res. Pero sería equivocado traducir nistro (incluido el matrimonio). Al
esta función en un uniformismo mismo tiempo, como servicio a la
nivelador o un ritualismo seco. La comunidad, la presidencia debe es-
historia muestra que la estructura tar flexiblemente abierta a la su-
fundamental puede revestir muy plencia cuando las circunstancias
diversas formas rituales, estilos impidan la presencia de un minis-
epocales o sensibilidades cultura- tro ordinario.
les, pues incluso los símbolos más
profundos y universales tienen his- Para terminar, y como simples
toria, nacimiento y muerte. hipótesis que invitan a la reflexión,
algunas observaciones.
El opus operatum afirma la se-
guridad objetiva de la Presencia El núcleo sacramental consiste
salvadora, que solo puede “reali- en propiciar la acogida de la gra-
zarse” en el acogimiento subjetivo, cia. Pero el acompañamiento co-
lejos de toda magia y ajena a dis- muntario es también importante,
putas confesionales. La Iglesia no porque también la Iglesia se reali-
ignora la fragilidad humana, siem- za en la realización de los fieles.
pre proclive a la rutina y la defor- No tiene sentido proclamar la rea-
mación. Por eso cuida el simbolis- lidad del Perdón si el pecador no
mo, para hacer más “visible” y quiere reconciliarse con la comu-
“palpable” la seguridad de la pro- nidad o si ésta no le acoge a él. La
mesa, fundada en el Dios-de-Jesús readmisión es proclamación del
que, creando-por-amor, ha decidi- perdón otorgado por Dios.
do estar siempre con nosotros, sus- El sacramento es solo gracia y
tentándonos, apoyándonos y sal- ayuda para afrontar fielmente cir-
vándonos. El bautismo de los niños cunstancias extraordinarias. Pon-
debe interpretarse a esta luz como gamos el Matrimonio: vivirlo bien
derivación excepcional: no trans- implica entrega, delicadeza, fideli-
formación “mágica” en ellos, sino dad… Pero estos deberes derivan
gracia en la familia y la comuni- de su carácter humano: valen para
dad, como lugares donde al crecer creyentes y no creyentes, no los
puedan ir descubriendo y viviendo impone el sacramento, que consis-
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te justamente en gracia para cum- Todo esto es hipotético. Pero la
plirlos. Esto va contra el juridicis- historia del Matrimonio y la sepa-
mo que lleva a verlo como una ración entre celebración civil y sa-
carga o una trampa de donde es cramental facilita la reflexión y
imposible escapar; e invita a pen- puede ayudar en el caso más difí-
sar en nuevas posibilidades. cil del Orden. Con todo, creemos
que la aproximación puede permi-
La Iglesia históricamente deci-
tir también para él distinguir entre
dió unir la validez del matrimonio
la constitución en el servicio mi-
cristiano a su celebración sacra-
nisterial, de donde deriva el encar-
mental. Pero no parece impensable
go con sus deberes y compromi-
que, por conveniencia pastoral,
sos, y la celebración sacramental,
pueda decidir una reconfiguración
como visibilización de la gracia
distinta. Hoy es frecuente que per-
para cumplirlos. Aunque históri-
sonas creyentes ya casadas civil-
camente se ha impuesto la unifica-
mente decidan hacerlo por la Igle-
ción, no parece impensable que la
sia. Si “el matrimonio lo produce
Iglesia hubiera podido optar por
el consentimiento de las partes”
una separación temporal: elección-
(CIC 1057, 1), parece pensable la
aceptación-encargo y después sa-
decisión de admitir su validez co-
cramento. Solo el análisis históri-
mo matrimonio y centrar el sacra-
co y la reflexión teológica podrán
mento en su ser gracia para vivirlo
juzgar la razonabilidad de esta hi-
fielmente. En las circunstancias ac-
pótesis.
tuales podría pensarse incluso en
una reconfiguración que, con cier- Nuestra esperanza es que, aun-
ta analogía con algunos “esponsa- que seguramente con matices dis-
les”, admitiese una separación tem- cutibles, esta perspectiva constitu-
poral entre la realización del ya un espacio abier to y no
matrimonio (como compromiso no excluyente donde sea posible in-
sacramental aunque vivido en la fe) corporar los avances, en muchos
y la celebración sacramental cuan- aspectos verdaderamente ricos y
do los contrayentes se sientan más novedosos, de la actual teología sa-
maduros para vivirlo con plena cramentaria. Creemos que al me-
consecuencia en la comunidad cre- nos ayuda a una mayor coheren-
yente. Entonces sería también la cia, gracias a enfocarlos desde
ocasión de reconocer todos sus abajo e integrarlos en lo más justo
efectos canónicos. La libertad con e irrenunciable de una cultura que
que, no solo san Pablo, sino ya los rechaza toda sombra de un inter-
mismos evangelistas procedieron, vencionismo cuasi-milagroso in-
indica que la capacidad configura- compatible con la trascendencia
dora de la Iglesia es acaso mayor divina y con la legítima autonomía
de cuanto pueda pensarse. humana.

Condensó: JOAQUIM PONS ZANOTTI

124   Andrés Torres Queiruga

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