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EDITORIAL

Bullying, una problemática que afecta a todos


03 May 2016 1 36 Por LA GACETA

El acoso u hostigamiento escolar, designado en la actualidad con la


voz inglesa bullying, alude a una forma de maltrato de carácter físico,
psicológico o social que va aislando a la víctima, cuyos padecimientos
pueden llevarla a tomar decisiones trágicas, que son sentidas como la
búsqueda de una liberación. Es, en rigor, un fenómeno que siempre
existió, pero cuya virulencia está adquiriendo ribetes realmente
dolorosos y cada año se suceden con mayor frecuencia. Ayer se
celebró en todo el mundo el Día Internacional del Bullying, por lo que
-una vez más- desde esta columna creemos necesario reflexionar
profundamente sobre los alcances de este fenómeno social. En
Tucumán, por ejemplo, tres de cada 10 alumnos padecen acoso en las
escuelas, según un estudio realizado por el Ministerio de Salud de la
Nación. Esta cifra se desprende de una investigación que impulsó la
psicóloga Anabel Llugdar, ganadora de la Beca Ramón Carrillo-Arturo
Oñativia de la cartera de Salud para el estudio de comportamiento
agresivo y bullying en las aulas. La investigación se llevó adelante
entre 2014 y 2015 en aulas de niveles medio de cuatro
establecimientos tucumanos donde cursan alumnos de niveles
socioeconómicos bajos.

De acuerdo al trabajo de Llugdar, el 30% de los alumnos presentó


comportamiento de haber sido víctima de bullying. Mientras que el
15% de ellos contó con una conducta agresiva con sus pares, que fue
desde una palabra o una agresión verbal, hasta un ataque físico.
Consultada sobre quiénes provocan más acoso (los varones o las
mujeres), Llugdar afirmó que no se pudo detectar una diferencia
significativa entre ambos. “Se dice que los varones tienden a ser más
agresivos, pero los análisis no arrojan ninguna diferencia significativa”,
sentenció.

Por su parte, Unicef ha estimado que entre un 50 y un 70% de los


estudiantes de América latina han sido acosadores, acosados o
testigos de bullying. Cabe agregar que el llamado “acoso cibernético”,
que se produce a través de las redes sociales, ha contribuido a
incrementar de modo exponencial las formas del maltrato y de
intimidación. A veces, son meros gestos de desprecio, de poner
apodos o de imitaciones que ridiculizan la imagen de la víctima ante
un grupo; en otros casos, se procura manipular al agredido
obligándolo a realizar actos por la fuerza, mediante amenazas o
castigos. El problema presenta, al menos, tres rostros: el de quienes
acosan, el de quien padece el ataque y el de los que se sitúan como
meros testigos. En los distintos roles inciden los climas que generan
los antecedentes de desorganización familiar, las fallas en la
educación, las disciplinas autoritarias, la violencia estructurada en
áreas de la vida social y la influencia de ciertos mensajes que se
transmiten mediante los medios masivos de comunicación.

Como lo hemos señalado en otras oportunidades, creemos


enfáticamente que la solución a este complejo problema pasa por el
trabajo mancomunado entre los padres, la escuela y el contexto social.
Los adultos y los menores de edad deben aprender a anticiparse a los
conflictos mediante la prevención. Importa mucho el fortalecimiento
emocional de los adolescentes y de su capacidad de aprender a
afrontar situaciones ingratas y superarlas.

Lo inaceptable es que padres, docentes y autoridades ignoren o


marginen de toda consideración una problemática que puede dejar
marcas gravísimas en la salud física y mental de los chicos.

COLUMNA DE OPINIÓN

Lunes, 13 de agosto de 2018

A crear escudos contra el acoso escolar

El regreso a clases es muy agradable y positivo para muchos niños y jóvenes. Sin embargo, para otros menores este

retorno al plantel escolar podría implicar ansiedad, temor y tristeza. En ocasiones esto se debe a que muchos

estudiantes son víctimas de agresiones de parte de sus compañeros.

El llamado “bullying” es un tipo de acoso que puede llevarse de manera tanto física, emocional o psicológica, de forma

continua, y de parte de uno o varios compañeros de escuela. Las consecuencias del “bullying” podrían ser muy

perjudiciales para la víctima de agresión, ya que podría afectar su autoestima, desempeño escolar, área social, entre

otras.

El este tipo de una agresión no debe pasarse por alto, ya que de no tomarse acción podría desencadenar en agresión

física e incluso en el suicidio. Un estudio llevado a cabo en la Universidad del País Vasco (España), demostró que la

incidencia del “bullying” es mayor en las féminas, en un 17.6%, en comparación con los varones, los cuales reflejan un

12.5%.

Otros datos sobre este tipo de conducta, obtenidos a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reflejan

que anualmente se suicidan en el mundo 600 mil jóvenes y la mitad de estos casos se encontraban relacionados al

“bullying”. También, la OMS indica que el 78% de los adolescentes que pone fin a su vida fue acosado tanto en la red

social, como fuera de la misma.

A continuación, comparto con ustedes datos que le podrán ayudar a comprender mejor lo que es el acoso escolar o

“bullying”.

Tipos de acoso

Bloqueo social: Marginal a la víctima, evitando que otros compañeros compartan con él.

Coacción: Obligar a la víctima a hacer cosas en contra de su voluntad.

Manipulación social: Hablarle mal a otros de la víctima, provocando que nadie comparta con esta.

Intimidación: Provocar temor en la víctima, para que no denuncie a sus victimarios.

Agresión física:Puede incluir empujones, puños, patadas, alones de cabello, escupir, entre otros.

¿Dónde puede ocurrir?


Todos los tipos de acoso tienen como finalidad, humillar a su víctima y ridiculizarla y la acción puede surgir en distintos

lugares.

Escenario escolar

En escuelas o colegios es donde ocurre este tipo de agresión de manera más común, llevándose a cabo en el plantel

escolar. A diferencia de los otros tipos de acoso que se discutirán a continuación, este puede incluir la agresión física

(empujones, patadas, puños, alón de cabello, escupirse, entre otros).

Acoso electrónico

Se lleva a cabo a través del internet, donde se utilizar tanto redes sociales como aplicaciones como: “Facebook”,

“Tagged”, “Youtube”, “WhatsAPP”, “Messenger”, “WeChat”, “Instagram”, etc. A través de estos medios se pueden

enviar mensajes crueles y videos que ridiculizan a su víctima.

Sexting

Se trata de publicarimágenes o videos de alto contenido sexual o erótico, donde la finalidad es provocar la humillación

de su víctima.

Conductas relacionadas a la víctima

La víctima puede incurrir en una conducta donde se aísla de los demás compañeros, no desea ir a la escuela,

constantemente dice padecer de dolor estomacal, de cabeza u otro padecimiento físico, con el propósito de salir del

salón de clases. También se puede mostrar triste, lloroso, presentar bajo aprovechamiento académico y, en ocasiones,

hasta podría tornarse violento.

Consecuencias del acoso

Podría ocasionar en la víctima tristeza profunda, ansiedad, temor, aislamiento, baja autoestima, problemas conciliando

el sueño, efectos psicosomáticos (dolor de cabeza, barriga, pecho, entre otros), fobia social, bajo aprovechamiento

académico, uso y abuso de alcohol y/o drogas, automutilación, suicidio.

¿Qué hacer para ayudar a una víctima de bullying?

Hable con su hij@ para obtener más información sobre los incidentes relacionados al acoso y al estado emocional del

menor.

Nunca utilice la violencia para reparar la situación.

Nunca deje de apoyarlo y demostrarle su amor.

De confirmar que su hij@ es víctima de “bullying”, mantenga en su hogar un ambiente placentero, donde el menor se

sienta cómodo, así podrá ayudar a disminuir los niveles de ansiedad del menor.

Enséñele a buscar ayuda, ya sea a través de los maestros, consejero escolar, trabajador social, psicólogo o director.
Si le percibe muy afectado emocionalmente, debe buscarle ayuda a través de un profesional de la conducta, como un

psicólogo.

Espero que esta información ayude a identificar a tiempo situaciones relacionadas al “bullying” y de esta manera se

podrán disminuir las secuelas relacionadas a este tipo de acoso.


CRÓNICA SOBRE EL BULLYING ESCOLAR

Empezaba a caer la noche a eso de las dieciocho horas cuando Luis llegaba a su casa,
muy cansado abría la puerta d entrada y dentro de ella lo esperaba su esposa Katty,
quien lo recibió muy cariñosa y con la cena preparada. Luis saluda a su esposa y a su
pequeña hija de 10 años, Ana que se sentía muy contenta de volver a ver a su padre
luego de una semana que el saliera de su casa para cumplir con su deber como militar en
las fuerzas armadas. Al terminar la cena Luis les comentó a Katty y a su hija que las
Fuerzas Armadas lo habían transferido a otra ciudad y que debían mudarse cuando
antes. Katty no lo tomo por sorpresa, Pero Ana si, apenas hace un ano que se había
cambiado de escuela y ya no quería hacerlo más.

La situación de un militar y su familia es que siempre deben estar acostumbrados a


movilizarse, porque siempre tienden a ser movidos de sus lugares de trabajo.

Luis y su familia llegan a la ciudad de Quito, lugar donde fue transferido para seguir
cumpliendo con su labor en el ejército.  Ana al tuvo que ser trasladada de escuela, lo
que no le agrado por el hecho de tener que hacer nuevas amistades, pero no le quedó
otra opción que adaptarse.

Ana asiste a clases a su nueva escuela, en el transcurso conoce a muchos niños, pero no
le interesa hacer amistad con ninguno de ellos. En su aula de clases existe un grupo de
niñas que les encantaba acosar y burlarse de las demás que se sienten vulneradas o
inseguras de sí mismas. A estas niñas no les parece bien que Ana haya llegado de otra
ciudad por lo que empiezan a molestarla y decirle muchas cosas; ella decide no hacerle
caso y seguir con su vida.

A Ana le empieza a afectar todo lo que sus compañeras le ocasionan, porque llego el día
en que las agresoras empezaron a golpearla, amenazándola de que si contaba lo que le
estaban haciendo le iría mucho más peor; esto ocasiono la baja autoestima de la niña,
sumiéndola en la depresión y soledad por miedo a no decir lo que le sucedía. Su madre
trataba de investigar que sentía su hija pero ella trataba de evadirla y corría a su cuarto a
encerrarse y llorar.

Un día el grupo de niñas agresoras hicieron que caer a Ana, provocando la burla del
resto de niños. Ana se sintió frustrada y burlada por lo que tomó la decisión de quitarse
la vida tomando un envase completo de pastillas; la niña se encontraba sola en su casa.
Pasó alrededor de 15 minutos cuando llegaron sus padres, inmensa fue la sorpresa al
encontrar el cuerpo tendido y sin movilidad de Ana. Aún estaba con signos vitales los
médicos lograron reanimarla con un lavado gástrico y salvarle la vida.

Luis y Katty no comprendían porque su hija había tomado esa fatal decisión, se
preguntaban en que habían fallado para que la niña llegara a tal circunstancias. Ellos
fueron a investigar en la escuela que era lo que había sucedido y se encontraron con
Andrea, compañera de escuela de Ana; ella les conto que su hija sufría de constantes
acosos por parte de un grupo de compañeras y que ella le había aconsejado que le
contara a sus padres todo lo que sucedía, pero nunca lo hizo porque tenía miedo a
represalias.

Ana fue dada de alta y no quería regresar a la escuela, tenía miedo. Sus padres buscaron
ayuda para su hija; mientras las agresoras fueron separadas de la escuela y sus
respectivos padres se hicieron responsables de ellas.

Esta conducta se da por la persecución fisicia y que se realiza de un niño contra otro con
la única intención de denigrar o menospreciarlo para sentirse superior. Por ello es muy
importante la atención oportuna de los padres para evitar desgracias.

 El bullying abarca todo tipo de acciones negativas que pueden ser verbales,
psicológicas e, incluso, físicas, llevando a la víctima a situaciones de acoso e
intimidación, infundiendo miedo y temor. Aunque puede comenzar como una simple
broma, lo cierto es que puede llegar a  convertirse en un abuso más serio. Este término
hace referencia  a todo aquel comportamiento manifestado por niños y adolescentes de
una manera discriminatoria, consciente, deliberada y con la intención de dañar a otros.
Se trata de una forma de violencia muy común que afecta a millones de víctimas.

Por lo general las víctimas de este tipo de tratos son niños tímidos, poco sociables,
sensibles y que poseen alguna cualidad que los diferencia de los demás o pertenecen a
una minoría. Estos jóvenes tienden a ocultarle a sus padres y a su entorno el hecho de
que están siendo agredidos en el colegio.

El ambiente en el que vive el niño acosador tiene una influencia casi decisiva en su
comportamiento. Muchas veces son víctimas de abusos y malos tratos, carecen de afecto
y se educan en un entorno familiar problemático, en los que es habitual la falta de
atención y control de los padres.

Aquellos niños abusadores no se sienten queridos y  tratan de suplir esta carencia,


utilizando la violencia como medio para conseguir cosas, alcanzar protagonismo o
sentirse respetado. En el fondo, tienen un nivel de autoestima muy bajo y un sentimiento
hostil hacia los demás, descargando sobre sus compañeros sus frustraciones.
Pero como estos niños no actúan solos, nos encontramos con aquellos otros que el
acosador utiliza para llevar a cabo sus acciones, actuando como sicarios de él. En
principio, lo hacen porque son débiles e inmaduros y se dejan llevar, o porque sienten
miedo de ser ellos las víctimas. Pero con el tiempo lo harán por placer o para mantener
la amistad del acosador. Si no cesan en sus acciones, llegarán a convertirse en auténticos
acosadores.

Normalmente, buscan aquellas víctimas que ellos consideran más vulnerables. No es


necesaria la provocación. Ellos actúan sin motivo, tan sólo para satisfacer sus
necesidades de violencia y el placer que les produce la humillación y el mal trato en sus
víctimas. Así se sienten poderosos.
 Ecuador, después de Argentina, es el segundo país  Latinoamérica con mayor
porcentaje de hostigamiento escolar, además se ha expuesto casos dramáticos de niños
de ocho años con intentos de suicidio y chicos con  depresión profunda en edades 14, 15
y 16 años, debido al acoso

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