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Abram, su esposa, el joven Lot, siervos y posesiones llegaron a la región montañosa de Canaán a la ciudad de

Siquen. Entonces, la frase: “no hay mayor placer que el deber cumplido”, por fin se convertía en una realidad
para el hombre que a sus setenta y cinco años llegaba por fin a una tierra, que si bien no era perfecta, sí
poseía la promesa de El Shadai de ser el lugar indicado para vivir y por ende el mejor lugar.

En ciudad montañosa de Siquem dejaban ver problemas de aprovisionamiento de agua y la tierra habitable,
en toda la montaña, ya repartida se encontraba por los lugareños por ende se rentaba y si no se poseía agua
la zona indispensable era buscar la manera para la suministración del vital líquido.

También en toda la región de Canaán, se encontraban en pugna las diferentes deidades, aunque por las zona
y dada la lógica de su necesidad, esta no era una región que disfrutara de ríos para el cultivo de sus tierras, es
decir, era un lugar que dependía completamente para la siembra y la cosecha, de las lluvias, por eso; la deidad
que cobraba más y más fuerza se hacía llamar Baal, quien era el dios de la lluvia y la tormenta, con su
consorte Asera, diosa de la fertilidad. El culto a esta deidad en sus inicios parecía ser algo fortuito en la tierra
de Canaán, pero dada la necesidad de lluvia y lo licenciosos de sus rituales comenzó a tener preponderancia
en la nación.

Días después que llegara Abram a los ojos de los habitantes de siquem, pareciera como si con él y su sequito
viniera la hambruna, Aunque cabe decir que en sus inicios competían los poseedores de las tierras para
rentarle a tan acaudalado cliente, quien sin duda necesitaría muchísimas tierras pues su ganado era
demasiado. Por esta razón vieron a Abraham como la oportunidad de hacer mucho dinero, pero pasados los
primeros tres meses, la primera impresión que tuvieran del magnate fue cambiada por miradas de desprecio
y reproche. No le decían nada, pero la actitud que le mostraban no era la misma, parecía a los ojos de ellos,
como si Abram fuera el portador de un virus mortal y despreciable.

El itinerario de Abram al llegar y establecerse en la nueva tierra de lógica sencilla y fácil orden se mostraba: lo
primero que edifico en Canaán fue un altar, se sentía tan contento de hacer la voluntad del Shadai que
diariamente al amanecer acudía al altar. Lo segundo que ocupaba su atención luego que terminaba los
quehaceres propios a los de un acaudalado hombre como él era compartir el mensaje de su Dios; por su parte
los originarios de la región primero lo escucharon de buena gana, pero después cuando el hambre dejaba
consigo desolación, lo evitaban. Sin embargo no había mucho tiempo para pensar en la actitud del pueblo
como en sobrevivir.

Fue un golpe tan fuerte para Abram que no pudo dejar de pensar en su pasado, en su presente y, sobre todo,
su futuro. Lo primero que recordaba el hombre, sin duda, era la diferencia de estilo de vida.

En Ur, babel y Haran, regiones irrigadas por los grandes ríos Tigris y Éufrates, la cosecha año con año llegaba,
cierto que, unas veces inusualmente generosas otras pocas apenas y llegaba pero siempre el pan ocupaba la
mesa de los habitantes de la planicie.
También el clima cálido-templado otra característica de Ur, llegaba a su mente, pues aun cuando el calor se
mostraba nunca fue con la severidad, propia de las zonas desérticas cuyo color es agobiante y destructor.

Los llanos de la región terminaban hasta donde su mirada alcanzaba en el horizonte y aún más. La tierra
podía adquirirse (comprarse), el espacio habitable jamás en los días que habitó en Ur pensó que serían un
problema en un futuro para él como ahora en Canaán.

Consideró también lo amado y sobre todo respetado que en otro tiempo y en la región de Ur era. Todos
deseaban unirse en las empresas y trabajos del legendario hombre, pues aun cuando de buena cuna procedía
todavía mejor se mostraban su sabiduría y prudencia, al grado que sin pertenecer a la realeza la grandeza le
acompañaba como la luna a las estrellas.

Su tío Nival lo esperaba con los brazos abiertos, Ur le reclamaba un lugar en su seno, los sabios contaban la
historia del joven que desafió al cruel tirano, los niños al jugar lanzaban jabalinas a nombre de Abram como
evocando al héroe del que escuchaban historias, los comerciantes rastreaban los datos y las formas de
decisión del que llamaban temerario para sacar las conclusiones y principios que los prepararían para las
próximas decisiones comerciales. Todos coincidían en Ur que algo malo le sucedió a su héroe del pasado, pero
no perdían la esperanza que un día regresaría para que con él continuaran en el camino del progreso y quizás,
solo quizás una nueva “babel” más sensata fuera creada.

Ahora, en esta montaña donde el frio, el hambre, la falta de tierras y sobre todo las heladas e indiferentes
miradas de los cananeos lo dejaban pensando. El propio Cufalé, dueño de las tierras que rentaba, soportaba
verlo aunque con vivo resentimiento en sus ojos en el momento del pago mensual de la renta, pues debido a
las ideas religiosas de Abram consideraban que la escasez de lluvia experimentada por Canaán sin duda era un
severo juicio de Baal.

El joven Lot interrumpió el bombardeo de recuerdos de Abram -¿tío que vamos a hacer? Ya no hay pastura
para nuestros animales.

Abram sonrió y aclaró: - hijo en poco tiempo no habrá ni siquiera alimento para nosotros.

Lot comprendió el sentido de las palabras de su tío y contrario a lo que los criados murmuraban, Abram
estaba consiente de la dificultad y las turbulentas aguas en las que navegaban.

-¡tío te das cuenta! Dijo Lot

- claro que si hijo

-¿por qué te aferras a esta tierra?

-porque es al lugar al que El Shadai me mandó, no puedo ni quiero desobedecerlo. Sé que aun los habitantes
de esta región la han abandonado. También entiendo que pareciera ser que ignoro la dificultad del problema,
pero la verdad amo la montaña, amo al Dios que aquí me trajo y disfruto el saber que le estoy agradando,
además que su voluntad en mi vida es respetada como la palabra de un rey.

Lot interrumpió- ¿te ha hablado? ¿Te ha dicho que te debes de quedar aquí?

-No. De hecho ya se adonde debo ir, nos vamos a Egipto; tuve un sueño del cual hablare con tu tía, pero es al
país del Nilo a donde nos dirigiremos.

Lot comentaba en sus adentros: ¿porque experimentar con algo nuevo cuando ya sabemos lo que nos ha
funcionado y en donde nos puede ir mejor? Quizás la presión es tan fuerte que la agudeza de pensamiento
que le caracteriza lo ha abandonado. Y expreso:

-tío te acompañaré a donde decidas, lo sabes, pero déjame expresar mi opinión según veo las cosas.

-En Ur te amaban, te respetaban, y todos escuchaban cuando oían tu voz o sabían que expresarías tu consejo;
pero esta región no comprende quien eres tú, no saben de tus logros y mucho me temo que quizás sí, que
ellos perciben y entienden, entonces pienso lo peor que tú no eres apreciado ni querido en este lugar. Si el
Shadai te trajo, ya cumpliste y de sobra pienso yo, pues viajábamos 32 km diarios por la noche por miedo a los
ladrones, de día no viajábamos para acampar y estar seguros de los peligros de los ladrones. Esos 612 km,
distancia que hay entre Haran y Canaán, los viajamos en 20 días que fueron de mucho desgaste; pero está
bien si Él te lo pidió, solo que es hora de volver la mirada a la mejor opción y discúlpame por lo que diré pero
Egipto no veo que sea la mejor. Ahí el faraón se hace llamar dios, exige adoración y afirma ser es creador del
Nilo, pienso que el Nilo es el río más largo del mundo, así que es seguro que hay pan, no lo dudo, pero
también creo que vas a tener un enfrentamiento con el faraón como lo tuviste con Nimrod. Tío no quiero
perderte, ese hombre es un déspota, toma lo que quiere de los extranjeros, no respeta a nadie y solo sabe
imponer su autoridad a gusto y capricho suyo. Sus consejeros solo saben halagarlo dándole gusto y
sugiriéndole que las ideas de él son las mejores, pues solo de esa forma se mantienen con vida y en sus
lugares de influenza. Ayer un cananeo que descendía Egipto me lo dijo, tío por eso te lo comento, él se va a
vivir o a morir no siente miedo porque dice que si faraón toma su vida al menos será rápido y no un lento y
doloroso deceso como seria aquí en Canaán por el hambre.

Abram perdiendo la preocupación y desesperación de su sobrino contesto – gracias Lot, hijo, porque eso eres
para mí y sé que también para ti soy como un padre. Te quiero mucho, y mis familiares ocupan un lugar muy
especial en mi corazón, jamás dejan de ser parte de mí. Pero cuando El Shadai me dijo que saliera de la tierra
de mi padre coincidió con que tu abuelo me invitó a salir de Ur, la ciudad natal y madre de nuestra familia,
con gusto accedí porque era parte, aunque no de todo el mandato de El Shadai pues Dios también me dijo
que saliera de la casa de mi padre, esa parte no la cumplí porque observaba el esfuerzo de tu abuelo por crear
un ambiente de respeto y tolerancia. Él no me obligaba a creer en Shin, dios al que sirvió hasta su muerte y yo
tampoco lo obligue o presioné a servir a El Shadai, sin embargo vivíamos en un clima de muchos
cuestionamientos. Podía ver en mis ojos miradas de desaprobación para él, y él también me miraba con
mucha incredulidad e incomprensión, a pesar, que me respetaba y admiraba.
Ese ambiente, no es propicio para la educación de una familia que ha decidido dar el todo para el todo por un
Dios, es decir, nunca podría educar a mis hijos, a ti y a los conversos para que con toda su determinación y
voluntad sirvan a El Shadai.

Lot interrumpió – Entonces, El Shadai es intolerante y desea verte solo luchando contra el mundo, porque si
vas a Egipto arriesgas la vida.

- Hijo, no se trata de que si el Shadai es tolerante o no. Se trata de que el Shadai tiene a bien crear una nación
con nosotros. Todas las naciones que hemos conocido, cómo pudiste observar tienen dioses que le dan lógica
a su mundo, por ejemplo en esta región montañosa y de la planicie de Canaán es adorado Baal porque saben
que necesitan de las lluvias para que las cosechas se den y de esa manera puedan subsistir, en Egipto se adora
al Nilo y el faraón se proclamaba creador del mismo porque los cosechas son garantizadas con los canales de
riego que de él fluyen, esa región es una zona rodeada de desiertos, y ese río en verdad que le da vida a
Egipto. Puedes ver a nuestra región Ur, fundadora del arte de leer las estrellas, es una región donde el futuro
nos era revelado por los astros, por esta causa Nimrod se aprovisionó de los mejores astrólogos y mi padre
era contado entre sus más leales súbditos. Harán la región a la que el resto de la familia de mi padre emigro
después de nosotros, es una zona de encuentro de rutas comerciales, ahí Lot, no hay una deidad que gane
preeminencia, solo hay tolerancia, porque si un dios reclamara para sí su promoción, con ello ahuyentaría a
las diferentes personas pues cada hombre por su lugar de origen sirve a una deidad y muchos morirían por
ellas, pues sus dioses le dan lógica a su mundo y con ello una identidad que los encamina a disfrutar la vida;
por esa causa en Harán no hay una deidad principal, sin embargo, no por eso deja de ser real que hay un dios,
aunque no lo podamos creer, el dios que reclama su supremacía es el materialismo, el mismo rey lo decía
claramente: “Paguen sus impuestos y no hay problema”, ¿te acuerdas? Todas las regiones a donde vayamos
están siendo reclamadas por un dios, incluso en Harán, por eso en este país hay muchas trampas económicas,
te cambian los tratos, porque lo que quieren es aumentar sus ganancias y se permiten muchos templos
principales para no ahuyentar a los mercaderes y los impuestos que pagan por traficar en esta región.

Lot no compartía las ideas de Abram, pero comprendía su forma de pensar y sabía que en el fondo su tío tenía
razón.

-¿Por qué entonces iras a Egipto, si El Shadai te llamó a vivir en esta región?

Esta pregunta dejaba en jaque a Abram, quien dudaba aun de descender al país del Nilo.

-Pues hijo, tuve un sueño como ya te comenté y las condiciones en él son las de un hombre habitando en
tierra extranjera, por eso, asumo que la voluntad del Todopoderoso es que jamás vuelva por el lugar de donde
vine. Lot jamás regresare a Ur, nunca volveré a la familia de mi padre. Seguiré la voluntad de Dios cueste lo
que cueste y todo cuanto esté de mi parte lo hare y aun mas, pues desde el día Dios me salvó de la mano de
Nimrod, perdí mis derechos. Fundaré la nación que Dios quiere que funde. Esa noche recordó la cuarta prueba
que viviera en su humana existencia en favor de El Shadai y fue el cuarto puerto al que el anciano viajó en su
mundo interior.

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