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“La sociedad necesita el arte ahora más

que nunca”
El crítico, historiador y director artístico de las Serpentine Galleries habla sobre el
pasado, el presente y el futuro del arte
Hans Ulrich Obrist, crítico e historiador del arte (Bibiana Ballbè / Bibiana Ballbè)
BIBIANA BALLBÈ, BARCELONA

Hans Ulrich Obrist es un conector. Entusiasta empedernido. Inspira y provoca. Y


vive entregado al arte. Comisario de arte, crítico e historiador del arte. Además es
el director artístico de las Serpentine Galleries de Londres. Siempre curioso y
reflexivo, hablamos sobre el mundo del arte en pasado, presente y futuro.

Empecemos: Hans, ¿Cómo te definirías?

Mi nombre es Han Ulrich Obrist y me defino como un constructor de uniones. Un


conector; empecé como comisario de arte uniendo trabajos artísticos pero ahora
soy un instigador: conecto personas y provoco ideas. Y cuando conectas diferentes
personalidades se genera algo que va más allá de lo planeado.

¿Magia?

Exacto. Cuando conectas improbables se generan acontecimientos impredecibles.


Vivo abierto a todo lo que pueda pasar. Me gusta verme como un “flaneur”. La vida,
las cosas, la magia, pasa cuando estás en movimiento, cuando vas de aquí para
allá.

¿Por qué haces lo que haces?

Creo que cualquier forma de arte es a menudo sobre el poder de conectar cosas
aparentemente inconexas y quiero ser un facilitador de esas conexiones. Siempre
me ha movido el deseo por conocimiento y el entusiasmo. Nunca se ha logrado
nada sin entusiasmo.
¿Qué es el arte para ti?

El arte es la forma más alta de esperanza. Necesitamos arte cada día. Es clave para
avanzar y para ayudar a la sociedad.

¿Cómo cree que cambiará el arte en el futuro?

Es difícil de predecir porque el futuro pasa desapercibido; lo que sí que está en mis
manos es estar en contacto con los artistas hablar con ellos, conversar y extrapolar
lo que pueda suceder. Y hay una cosa clara: los experimentos entre arte y
tecnología van a ganar protagonismo.

¿Esto ya es el presente, no?

Sí. Acabamos de trabajar con Ian Cheng en la primera exposición que tiene un
sistema nervioso central: con él trabajamos en una obra de arte con inteligencia
artificial que está viva. Es increíble porque cuando una obra de arte está viva, no
está a tu servicio. Y dependiendo del día que las visitas, la experiencia es distinta.
Al final, el arte va de hacer visible lo invisible.

¿Crees que las máquinas podrán llegar a crear arte?

El arte implica tantas decisiones subjetivas que no creo que el artista pueda ser
reemplazado. Pero sí creo que las máquinas pueden ser una herramienta para que
los artistas produzcan trabajo.

¿Cómo crees que la tecnología afectará al fenómeno cultural?

Creo que la gente va a pasar más tiempo en una exposición por el hecho que es
una experiencia. Las exposiciones te permiten ser otra persona y estar con otra
gente y esto es lo que la gente busca. Creo que esta idea de “congregación” sigue
siendo muy importante, reunir a las personas; provocar situaciones, provocar
sensaciones. Porque de lo contrario, el mundo se convertirá en lugar muy solitaria.
Organizaste una gran conferencia mundial, pero sin la conferencia en sí. ¿El ritual
de congregar a gente es arte en si mismo?

Creo que no solo necesitamos reuniones sino también nuevos rituales del siglo XXI.
Y este experimento fue un gran ritual en sí: provocamos encuentros, viajes de avión,
hoteles, esperas. Los ratos de espera son generadores de grandes
acontecimientos. En esta no-conferencia, la gente viajó y se reunió sin más y aquello
provocó muchos nuevos proyectos: libros, nuevas relaciones, nuevas
colaboraciones. Esto es el principio del arte.

Una manera de juntar gente distinta.

Sí, creo mucho en esa idea: introducir la reunión, introducir rituales, de reunir a la
gente. Provocar sensaciones, experiencias, vivencias. Así surgió la Maratón.

¿La Maratón?

Se nos ocurrió este ritual en Alemania. En nuestra galería siempre estamos


mezclando disciplinas, y eso provoca que a veces me inviten a reuniones de otros
ámbitos. Y acabé en Alemania con una compañía de teatro y me propusieron que
hiciera una mezcla de entrevistas con una obra de teatro. Siempre me quedo con
ganas de hacer más preguntas, así que lo convertimos en una maratón: 24 horas
de entrevistas. Yo con 24 artistas, una hora cada uno. Y desde entonces lo hemos
hecho en muchos otros lugares.

Tendrías que hacerlo en Barcelona.

La última la hicimos en Chicago. Con la globalización cada vez hay más


homogeneización y debemos resistirnos a ello, evitar la desaparición de muchas
culturas, así que buscamos artistas locales para escuchar lo que dicen y hacen. En
Chicago juntamos 25 conferenciantes que, pese a vivir en la misma ciudad y ser
genios en sus diversos campos, jamás se habían conocido. Por eso me encanta la
Maratón.
Y debes provocarlo porque si no, no sucede.

Necesitamos activarlo y en ese sentido veo mi actividad como una especie de


instigación, por eso me encanta hacer estos maratones: vengo a la ciudad, trato de
dar todo lo que tengo, y trato de tomar todo lo que puedo tomar, y luego voy a la
siguiente ciudad.

¿Como un peregrinaje?

Exacto. El arte es una forma de peregrinación. Voy de ciudad en ciudad, y traigo


todo lo que puedo, y sé. Creo que la generosidad debe ser el medio del siglo XXI,
en todas las actividades tiene que haber generosidad.

¿Es esa la mejor lección que has aprendido?

He aprendido tanto de los artistas. Cuando era joven, la artista Rosmarie Trockel
me recomendó que cada vez que fuera a una nueva ciudad buscara a
extraordinarios artistas de cierta edad. La gente está obsesionada con los nuevos
talentos y pasa por alto increíbles artistas que deben ser revisitados. Otro consejo
que me han dado varios artistas, como Etel Adman o Umberto Eco, es que escriba
a mano, que evite la desaparición de lo escrito a mano. En realidad, en cada
conversación hay lecciones que aprender si escuchas con atención.

Y para acabar, dime: ¿qué te queda por hacer?

¡Todo! Hay tanto por hacer. Creo que la sociedad necesita al arte ahora más que
nunca. Los artistas deben estar en el centro de la sociedad. Por eso en la galería
Serpentine hacemos lo que hacemos. Queremos que haya artistas en todos los
estratos de la sociedad.

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