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Carlos Jose Dominguez Leonardo

2015-2265

Las sucesiones
En la obra se define la sucesión como la transmisión a una o varias personas
que aun viven, del patrimonio que deja una persona a la hora de su muerte.
La apertura de la sucesión:
Un día, que solo Dios conoce, muere una persona y automáticamente se abre
la sucesión de ella. El punto de partida de la apertura de la sucesión es la hora,
el día, mes y el año en que ocurre la muerte.
El interés en determinar el lugar de apertura de la sucesión radica en que el
tribunal del domicilio donde ha ocurrido la muerte, es el competente para
conocer las demandas entre los herederos, hasta la divisoria inclusive, así
como las intentadas por los acreedores del difunto antes de la divisoria.
También las demandas relativas a la ejecución de las disposiciones
testamentarias, hasta la sentencia definitiva, se llevan ante el tribunal del
domicilio del difunto. Así lo estableceelartículo59del código de procedimiento
civil.
INTERÉS EN DETERRENAR LA FECHA DE APERTURA DE, LA SUCESIÓN.
Precedentemente hemos dicho que la fecha de apertura de la sucesión, es
aquella en la cual ha ocurrido la muerte del causante. La determinación de la
fecha es importante:
Primero: Para saber si el heredero llamado a la sucesión tiene la capacidad
necesaria para suceder, conforme establece el artículo 725 del código civil: es
necesario, en primer lugar, existir.
Segundo: Para determinar el momento al cual se remonta el efecto de la
aceptación, ya que ésta se retrotrae al día en que se abre la sucesión,
conforme establece el artículo 777 del código civil.
Tercero: Si hay más de un heredero se debe determinar con precisión en qué
momento ha comenzado la indivisión hereditaria, de conformidad a lo que
expresa el artículo 883 del código civil.
Indignidad sucesoria:
La indignidad sucesoria es una sanción civil en virtud de la cual una persona
puede excluirse en la sucesión ab intestat (Sin testamento).
Las causas de indignidad son limitativas y enumeradas en el artículo 727 del
código civil.
Primera causa: haber sido sentenciado por asesinar o intentar asesinar a la
persona de cuya sucesión se trate.
Para que se cumpla esta primera condición, no es necesaria una acusación por
asesinato o tentativa de asesinato, sino que el acusado haya sido sentenciado,
es decir, condenado y nosotros agregamos irrevocablemente. En
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consecuencia, si se ha extinguido la acción por muerte del acusado, antes de


ser condenado irrevocablemente, la indignidad no opera.
La misma solución se debe admitir si el inculpado es descargado por falta de
discernimiento o por causa justificativa, como por ejemplo actuar en defensa
legítima de sí mismo o de otro.
La indignidad tampoco opera si se trata de homicidio por imprudencia o
involuntario, como expresa el lenguaje del código penal.
El texto legal expresa asesinar o intentar asesinar y sabemos que no es lo
mismo el homicidio simple que el asesinato, ya que este último es un homicidio
agravado. ¿Será suficiente el homicidio simple o es necesario que el mismo se
califique asesinato? La redacción del texto legal nos deja en dudas y no
conocemos jurisprudencia respecto. Particularmente entiendo que el asesinato
debe estar caracterizado en todos sus elementos para que produzca la
indignidad sucesoria.
Cuando la acción pública está prescrita o ha habido amnistía antes de la
condenación, no procede la indignidad sucesoria, pero la amnistía no tiene
ningún efecto sobre la indignidad que es consecuencia de sentencia
anteriormente pronunciada.
El heredero debe ser condenado como autor y no como cómplice. Pero ni las
excusas ni las circunstancias atenuantes, son obstáculos para la indignidad
siempre y cuando haya habido condenación.
La prescripción de la pena o una gracia obtenida por el heredero ya
condenado, en nada borran su situación de indigno. Es obvio que la revisión
del proceso que hace desaparecer la culpabilidad borra también la indignidad.
Si el heredero solo ha inferido heridas que han producido la muerte no debe
operar la indignidad. Por algo la letra del texto dice, asesinar, no intentar
asesinar. La condenación produce la indignidad aunque la sentencia se haya
pronunciado en contumacia.
Segunda causa: dirigir una acusación que se hubiese considerado calumniosa.
Para operar esta causa es necesario:
1. Que haya habido de parte del heredero una acusación, entendiéndose
denuncia o querella o al menos, un testimonio a cargo.
2. Que la acusación sea grave. La doctrina clásica antigua exigía que la
acusación implicara la aplicación de la pena de muerte entre nosotros,
una acusación que trajere como sanción la aplicación de 30 años de
reclusión mayor.
3. La acusación debe ser calumniosa. Esto quiere decir que el heredero
calumniador debe ser perseguido y condenado por falso testimonio o
denuncia calumniosa.
Tercera causa: no denunciar a la justicia la muerte violenta del causante.
1. El culpable debe ser mayor de edad, con 18 anos o mas cumplidos.
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2. Que no haya denunciado la muerte, aunque no es necesario denunciar a


los autores o matadores.
3. El heredero escapa a la sanción si su reticencia esta excusada, lo cual
ocurre cuando cae en las previsiones del art 728 del código civil.

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