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ETERNO RESPLANDOR DE UNA MENTE SIN RECUERDOS

La película nos relata la historia de un hombre llamado Joel, el cual en algún


momento de su vida, en un viaje a Montauk, conoció a una chica bastante diferente a
él de nombre Clementine que termina por convertirse en su pareja. Pero por razones
indistintas y desconocidas a nosotros, ellos en algún punto de la película deciden
dar por finalizada su relación, haciendo que Joel quede completamente destrozado y
quizás más. Después de un tiempo sólo, el decide volver a conquistarla, pero al
encontrarla ve que ella lo ignora y que incluso tiene una pareja nueva, lo cual lo
destroza aún más.
Decide contar a sus amigos lo que ocurre, quienes le cuentan que se sometió a un
tratamiento clínico que borra todos los recuerdos que alguien no quiera recordar
permanentemente, como se ve a la señora que quiere borrar de su memoria a su perro.
Así pues, se dirige directamente a una compañía denominada Lacuna, que es la
encargada de ese procedimiento, para que puedan borrar a Clementine de su memoria,
por más que le duela.
Una vez iniciado el tratamiento, el cual se realiza en su casa, vemos paso a paso
como fue la vida de Joel con Clementine, y como estos recuerdos son destruidos a
pesar de la indiferencia que muestra Joel por esta decisión, pues muy tarde se da
cuenta que los momentos vividos con Clementine no los cambiaría por nada en el
mundo; ya que, aunque sufrió mucho por ello, siguen siendo un tesoro para él.
Desesperado porque esos recuerdos permanezcan siempre con él, se le viene a su
mente una solución ingeniosa y muy curiosa; decide crear recuerdos con Clementine,
a partir de los pocos que le quedan de ella. En ellos Clementine le pide que la
busque en Montauk, el lugar donde se conocieron, para que puedan estar juntos como
estuvieron alguna vez.
Una vez terminado el procedimiento, Joel no recuerda a Clementine, ni a la compañía
Lacuna, pero algo dentro de él le pide ir a Montauk, y aunque él desconozca por
completo la razón de aquella corazonada, decide aventurarse a ir a ese lugar, en
donde curiosamente se encuentra con Clementine, quien tampoco recuerda nada de él
y, como es de esperarse, comienzan a “conocerse” y al parecer terminan forjando una
relación como la tuvieron en algún pasado.
Es ahí donde uno se pregunta, que sin importar las cosas que pasen, o que tan feas
se vean las circunstancias, uno está destinado a estar con aquella persona
especial, que todos tenemos, tuvimos, o tendremos en nuestra vida, aquella persona
que nos haga sentir vivos, a nuestra propia Clementine.
Bautista Portillo Andrés

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