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Contenido
Introducción
1. Economías de aglomeración
5. Conclusiones
Referencias
RESUMEN: ABSTRACT:
Introducción
El concepto “clúster” se asocia comúnmente con una serie de neologismos tales
como “aglomeraciones geográficas”, “concentraciones espaciales”, “polos de
crecimiento” y “distritos industriales” (Sengpiehl, 2010), entre otros, que tratan
de explicar el hecho de que las industrias tienden a estar geográficamente
“aglomeradas” (Sheffi, 2012). En general, estos conceptos se derivan de la
denominada “economía de aglomeración”, término que agrupa diversas
interpretaciones histórico-económicas de la dinámica y organización de las
configuraciones productivas (Becerra & Naranjo, 2008). El desarrollo de las
economías de aglomeración y de clústers ha marcado la diferencia en el
desarrollo económico divergente entre los llamados “países industrializados” y el
grupo de países denominado “en vías de desarrollo”. Este tema ha captado el
interés tanto de gobiernos como de académicos de América latina –países cuyas
economías en su mayoría se ubican en el segundo grupo- que buscan, mediante
políticas públicas, apoyarse en el impulso al desarrollo de clústeres, como
estrategia para mejorar la competitividad regional y nacional. Este documento se
divide así: en la primera sección se hace un análisis de la teoría de economías de
aglomeración y del concepto de clúster industrial. En la sección 2 se analiza el
llamado “efecto clúster” y su impacto en la competitividad nacional. En la
sección 3 se presenta un análisis de los enfoques norteamericano y europeo de
políticas públicas de fomento a clústers. En la sección 4 se analiza el caso de
clústers en América latina. Por último se presentan las conclusiones e
implicaciones para futuras investigaciones.
1. Economías de aglomeración
El concepto “economía de aglomeración” se deriva de la teoría de la localización
(Weber, 1929; Krugman, 1995; Borges, 1997; citados por (J. Vera & Ganga,
2007). Según la literatura, “...las economías de localización representan ventajas
competitivas derivadas de la proximidad geográfica de empresas pertenecientes
a una misma industria” (Esteban, Hernández, & Santolaria, 2001). La teoría de
la localización industrial y la de geografía económica (Krugman, 1991; citado
por Vera & Ganga, 2007) intentan explicar por qué las actividades industriales
tienden a concentrarse en ciertas áreas y no se distribuyen aleatoriamente en un
territorio, esgrimiendo argumentos como la movilidad laboral y la atracción que
ejerce hacia una determinada región, el precio diferencial real de los
salarios. También enfatizan en el costo de transporte como factor decisivo en el
costo final de un producto. Estos factores explicarían por qué algunas actividades
económicas –o “economías de aglomeración”- buscan ubicarse próximas a sus
fuentes de recursos o a sus mercados, mientras que otras pueden establecerse en
cualquier lugar, siempre que sea rentable. (J. Vera & Ganga, 2007).
De acuerdo con Isaksen (2001) un clúster regional puede definirse como una
concentración de empresas interdependientes geográficamente confinadas en un
territorio reducido. En contraste, según otros autores, el alcance geográfico de un
clúster regional puede comprender desde una ciudad, una región, un estado, hasta
agrupar varios países vecinos (Condo & Monge, 2002). Un clúster regional es
una categoría conceptual que puede situarse a medio camino entre un clúster
industrial y un distrito industrial. De este último rescata una gran atención e
interés en las ventajas competitivas que se pueden obtener del territorio: “...el
territorio no es solo un marco de la economía, sino un recurso económico”
(Becattini, 1979). En este contexto, “la calidad del territorio es lo que permite a
una tecnología cruzarse con una determinada cultura” y a las empresas de una
región encontrar y adaptarse a su entorno específico (Larrea-Aranguren, 2003).
En este orden de ideas, una apuesta regional por impulsar un determinado clúster
–por ejemplo, logístico- en un determinado sitio, aprovechando ventajas
comparativas territoriales, se constituye en una estrategia para mejorar la
competitividad de toda la región. Porter señala que el concepto de clúster
encierra una paradoja: “las ventajas competitivas sostenibles en una economía
global descansan incrementalmente en aspectos locales –conocimiento,
relaciones, motivación- que los distantes rivales no pueden equipar” (Porter,
1998). Esta frase de Porter ha llevado a acuñar el término “glocal” en el contexto
de la competitividad empresarial.
Las tesis sobre el “efecto clúster” han sido probadas empíricamente en varios
países. En España, la literatura señala que: “La evidencia empírica ha encontrado
diferencias positivas o un ‘efecto clúster’ en la productividad, tasas de
innovación y carácter emprendedor de empresas industriales pertenecientes a un
mismo sector entre las localizadas en esas aglomeraciones frente a aquellas que
estaban aisladas” (Puig, González-Loureiro, & Marques, 2014). Desde la
perspectiva estratégica, algunos trabajos empíricos apoyan el efecto clúster y
postulan que tales externalidades se presentan debido a los tipos de ventaja que
ofrece la participación en un clúster: ventajas compartidas, ventajas competitivas
y ventajas comparativas (Camisón, 2004).
Sin embargo, a pesar que no existe evidencia sólida que apoye que las ventajas
de la clústerización aplican para las economías no industrializadas y para todos
los contextos sociales y culturales, en Latinoamérica se defiende entusiastamente
el modelo del “diamante estratégico” como herramienta de análisis en estudios de
competitividad.
5. Conclusiones
Un clúster industrial se caracteriza por la actividad económica común de las
empresas aglomeradas y por el potencial del clúster para aumentar la eficiencia
colectiva de las transacciones mediante mecanismos de articulación empresarial.
Un concepto genérico de clúster se derivó del concepto original de clúster
industrial, evolucionando hacia aglomeraciones empresariales que incluyen al
sector servicios.
Los clúster regionales, a medio camino entre los clústers y los distritos
industriales, se conforman por aglomeraciones de empresas, no necesariamente
similares, pero que logran ventajas competitivas aprovechando las
externalidades, recursos y capacidades que les brinda el territorio. Las
diferencias entre clústers y distritos industriales radican en tres aspectos básicos:
(i) la vocación y tradición regional de la industria, (ii) el tamaño de las empresas
aglomeradas y (iii) los mecanismos de gobernanza entre las empresas
aglomeradas.
Referencias
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