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Bautistas:
• “No hay nada en las Escrituras que nos pida que guardemos el domingo en vez del
Sábado como día santo” (“Considere el caso para Sábados tranquilos”, por Harold
Lindsell, editor, Christianity Today,5 de Noviembre de 1976).
“Había y hay un mandamiento para guardar santo el día de reposo, pero ese día de
reposo no era domingo. De cualquier modo, se dirá con cierto aire de triunfo, que el
día de reposo fue cambiado del séptimo al primer día de la semana…¿Dónde se
puede encontrar un registro de tal cambio? No en el Nuevo Testamento, rotundamente
no.” (Dr. Edward T. Hiscox, autor de El Manual Bautista, en un documento leído
delante de la Conferencia de Ministros de Nueva York, mantenida el 13 de Noviembre
de 1893).
Congregacionista:
• “El día de reposo cristiano (el domingo) no está en las Escrituras, y no fue llamado día
de reposo por la iglesia primitiva” (Dwight’s Theology, Vol. 4, p. 401).
Episcopal:
• “El mandamiento bíblico dice que el séptimo día descansarás. Ese es el Sábado. En
ningún lugar en la Biblia está basado el que se haga en domingo” (Phillip Carrington,
Toronto Daily Star, 26 de Octubre de 1949).
Metodista:
• “La razón por la que observamos el primer día en vez del séptimo no está basado en
ningún mandamiento. Uno buscará en las Escrituras en vano tratando de encontrar el
cambio del séptimo al primer día” (Clovis C. Chappel, Diez reglas para vivir, p. 61).
Presbiteriano:
• “El Sábado es parte de … los Diez Mandamientos. Solamente esto despeja la duda
acerca de si la institución es perpetua. Hasta … que se pueda mostrar que toda la ley
moral ha sido abolida, el Sábado permanecerá … Las enseñanzas de Cristo confirman
la perpetuidad del Sábado” ( T. C. Blake, Teología Condensada, p. 474, 475).
Varios:
• “Las gentes de habla inglesa han sido los más persistentes en perpetuar la asunción
errónea de que el cuarto mandamiento se pasó al domingo … Se habla
frecuentemente, y erróneamente, del domingo como día de reposo” (F. M. Setzler,
director jefe, departamento de antropología, Smithosian Institute, carta, 1 de
septiembre de 1949).
• CONCLUSIÓN
• No existen evidencias en la Biblia de que Jesús haya cambiado el día de reposo
del sábado al domingo. Ni siquiera los primeros cristianos tuvieron problemas
con esto, ya que el sábado fue el día de reposo hasta casi el año 350 d.C.
• En esta época, la iglesia católica, nacida en el seno de Roma, con el apoyo del
emperador Constantino, usó su autoridad para cambiar el día de reposo del Sábado al
Domingo sin ninguna justificación Bíblica, tomando como criminales a todos aquellos
que no adoraran en Domingo.
LOS ORÍGENES PAGANOS Y
ORGIÁSTICOS DE LA CELEBRACIÓN DE
PASCUA
LA PASCUA TIENE POSIBLES VÍNCULOS CON LA
CELEBRACIÓN DE LA PRIMAVERA, EL RENACIMIENTO DEL
SOL Y ANTIGUOS RITOS DE FERTILIDAD, EN LOS QUE SE
ADORABA A UNA DIVINIDAD FEMENINA QUE PROVOCA EL
RENACIMIENTO DE LA FUERZA MASCULINA DE LA LUZ.
Como suele ocurrir con las celebraciones de la Iglesia Católica, en la fiesta
de Pascua también se superponen diferentes tradiciones religiosas y
místicas creando un sincretismo cuyo origen antecede y se mezcla con la
formación del cristianismo. Si bien la palabra Pascua, y sus diferentes
derivaciones del latín, significa “pasar sobre”, en inglés la palabra usada
para designar esta festividad es “Easter”, una palabra que claramente
proviene de una serie de divinidades femeninas relacionadas con la
primavera, la fertilidad y el amor. Y si bien esto ocurre dentro de la tradición
anglosajona, esta etimología, para algunos investigadores, delata un
origen pagano que no puede disociarse del todo de la celebración cristiana
ya que antecede en el tiempo al cristianismo y cuenta en el fondo la eterna
historia de la resurrección, una historia mucha más antigua que la de
Cristo. Según cuenta Manly P. Hall, en su lectura The Great Solar Symbol
of the Messiah, Cristo es una encarnación más del arquetipo del mesías
solar --junto con otros héroes y semidioses-- cuyas vidas simbolizan (o son
simbolizadas, he ahí el misterio) el trayecto del sol durante el año. De aquí
que las grandes fiestas religiosas del cristianismos y de religiones solares
coincidan a gross modo con los equinoccios y solsticios. El sol es el gran
redentor y su energía es el principio que reinstaura la vida en la Tierra,
renaciendo simbólicamente en la primavera --el inicio del año astrológico.
Cuenta Manly P. Hall en su Secret Teachings of All the Ages, uno de los
grandes comentarios modernos sobra la historia de la religión y el
misticismo:
Otra versión de la misma historia señala que Tammuz es el hijo del rey
semidios Nemrod, concebido por Semiramis de forma inmaculada.
Tammuz siendo la reencarnación de Nemrod es asesinado por lo cual su
madre desciende al inframundo para que éste pueda renacer.
Para ser justos, hay que aclarar que la Pascua que conocemos es una
fiesta eclesiástica y por lo tanto fundamentalmente latina. Es la cultura
angolsajona, la que encuentra esta otra versión de la festividad al traducir
Pascua como Easter, acaso contaminando el término de ecos paganos o,
según se quiera ver, enriqueciéndolo con una mayor gama de
correspondencias mitológicas. Sobre esto escribe el blog Belle Jar:
Esto nos permite leer la historia de Jesús –su muerte y resurrección-- con
una mayor riqueza de metáforas y tonalidades, entendiéndola, más allá del
dogma, como parte de un arquetipo de renacimiento, del sol y el hombre
que se sacrifican, que mueren, que cambian de piel como una serpiente,
para poder abrir paso a una nueva etapa. Que participan en la conciencia
solar del universo (el Logos de la Luz). Quizás, también, aventurándonos
a una interpretación esotérica, altamente hereje, un renacimiento que se
da a partir de la mujer –que es tanto madre como amante (el agua del
fuego en el horno de la alquimia)- que en cierta medida da a luz a este
nuevo ser, esta nueva forma de ser, a esta nueva era, el hombre que se
diviniza, que se vuelve como el sol, su padre. Una historia que está en el
centro de los misterios de la antigüedad, y que tal vez sigue pasando, sigue
reencarnando en la tierra estacionalmente y posiblemente esté
sucediendo en estos momentos al interior de los hombres, en alguna
medida, aunque se haya perdido el entendimiento.