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La Atalaya.

Anunciando el Reino de Jehová 1960


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Camine en la luz que proviene de Dios


“¡MIREN! la oscuridad misma cubrirá la tierra, y densas tinieblas los grupos
nacionales.” Estas palabras del profeta Isaías describen bien este mundo en
el cual los grupos nacionales están envueltos en densas tinieblas. A pesar
de religiones innumerables, la oscuridad espiritual aflige a la mayor parte
del género humano. En un mundo tan oscurecido necesitamos una luz en
nuestra vida, una luz procedente de la fuente correcta, luz que nos dé
iluminación espiritual verdadera. Esa luz es la Palabra de Dios, la Santa
Biblia: “Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi calzada.”—
Isa. 60:2; Sal. 119:105.

Los cristianos verdaderos hacen de las sagradas Escrituras la luz de su vida,


dejando que sirvan como una lámpara encendida que ilumina el camino en
que deberían ir sus pies. Para caminar sin tropezar espiritualmente en este
mundo de densas tinieblas tenemos que andar en la luz que proviene de
Dios. Necesitamos a todo momento esta luz que la Santa Biblia provee. No
es una luz que debe usarse sólo parte del tiempo. Tiene que ser la luz
constante del cristiano. Y ¿de qué manera sirve la Biblia como una luz?

La Palabra de Dios es una luz en cuanto a lo moral. Muestra lo que es


moralmente correcto y lo que es moralmente incorrecto. Por ejemplo,
Gálatas 5:19-21 muestra lo que es moralmente incorrecto: “Ahora las obras
de la carne son manifiestas, y ellas son: fornicación, impureza, conducta
relajada, idolatría, práctica de espiritismo, odios, contiendas, celos,
arrebatos de ira, contenciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras,
orgías, y cosas semejantes a estas. En cuanto a éstas cosas les estoy
previniendo, del mismo modo que les previne, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios.”

De modo que las Santas Escrituras hacen posible que los cristianos
verdaderos eviten los pecados que le son tan comunes a este mundo,
pecados que prevalecen a tal grado que apenas causan un murmullo de
indignación. Hablando acerca de la condición moral de la cristiandad, la
revista Pageant de agosto de 1957 preguntó: “¿Hemos revocado el 7.o
Mandamiento?” Contestó: “De los pecados que cometemos probablemente
el que recibe más amplia consideración es el adulterio. . . . Fué prohibido en
los mandamientos dados a Moisés hace mas de 3,000 años. Y no obstante,
el adulterio parece practicarse tan extensamente como debe de haberse
practicado en los días orgiásticos de antes del Diluvio. Ciertamente, en los
Estados Unidos hoy en día es un secreto abierto el que el adulterio existe
extensamente. . . . Sin embargo, la iglesia no puede frenarlo, la ley rara vez
trata de impedirlo.”

La cristiandad, aunque pretende ser guiada por la luz de la Biblia, en


realidad ha preferido andar a tropezones en la oscuridad. Los que andan en
la luz que proviene de Dios tienen iluminada su calzada para que puedan
evitar los pecados que son tan generales en este mundo impío. Por medio
de andar en la luz que proviene de Dios el cristiano evitará caer en el
sumidero de corrupción en el cual se ha arrojado este mundo.

La Palabra de Dios en realidad es una luz profética. Dijo el apóstol Pedro:


“Tenemos la palabra profética hecha más firme, y hacen bien en prestarle
atención como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro, hasta
que amanezca el día y el lucero del alba se levante, en sus corazones.”
Hacemos bien en prestar atención a esta luz profética. Hacemos bien en
andar en su luz porque nos muestra dónde estamos en la corriente del
tiempo. Ilumina el hecho brillante de que estamos en el “tiempo del fin” de
este mundo viejo e inicuo. Nos muestra que la guerra universal del
Armagedón estallará dentro de esta generación. Ilumina la única manera de
escapar de la venidera ira de Dios sobre un mundo impío: “Buscad a Jehová,
todos los mansos de la tierra, los que habéis obrado lo que es justo; buscad
la justicia, buscad la mansedumbre; puede ser que os pongáis a cubierto en
el día de la ira de Jehová.”—2 Ped. 1:19; Sof. 2:3, Mod.

Mediante el iluminar el hecho de que estamos viviendo en los “últimos días,”


la Palabra de Dios le muestra al cristiano cómo considerar los
acontecimientos angustiosos del mundo. La guerra, el crimen, la
delincuencia juvenil, las escaseces de alimento, las pestilencias y ayes
parecidos desalientan a muchas personas, pero los que andan en la luz que
proviene de Dios tienen la actitud mental positiva que el Señor Jesucristo
dijo que deberíamos tener: “Al empezar a suceder estas cosas, levántense
erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se está acercando.” (Luc.
21:28) A pesar de los ayes que le han sobrevenido a nuestra generación, los
que andan en la luz que proviene de Dios pueden estar felices. La liberación
se ha acercado.

Los que andan en la luz que proviene de Dios también pueden saber qué
posición deberían tomar los cristianos respecto a toda clase de teorías,
filosofías, tradiciones y doctrinas. Mucha falsedad se disfraza de verdad hoy
en día. “El tonto ilustrado”, dijo Benjamín Franklin en una ocasión, “escribe
su insensatez en mejor lenguaje que el del indocto; pero siempre es
insensatez.” La Palabra de Dios es una luz porque nos ayuda a reconocer la
insensatez por lo que es, aunque esté revestida de prendas de
respetabilidad y popularidad. Amonesta la Biblia: “Cuídense: quizás haya
alguien que se los lleve como su presa por medio de la filosofía y el engaño
vacío según la tradición de los hombres, según las cosas elementales del
mundo y no según Cristo.” Los principios iluminadores que la Biblia
contiene hacen posible que aun los inexpertos reconozcan la sabiduría falsa.
El salmista dijo acerca de las palabras de Jehová: “La misma revelación de
tus palabras da luz haciendo que los inexpertos entiendan ”—Col 2:8; Sal
tus palabras da luz, haciendo que los inexpertos entiendan. Col. 2:8; Sal.
119:130.

¡Qué buena razón hay, entonces, para andar en la luz que proviene de Dios!
Sin la luz procedente de Dios ninguna persona puede conseguir la vida
eterna. De modo que ande en esta luz que Dios ha provisto. Sea ésta su luz
de continuo. Luego ayude a otros en este mundo oscuro a alumbrar el
camino en que deberían andar sus pies. Ayude a otros a andar en la luz que
proviene de Dios y a entrar en la calzada que hay que tomar para alcanzar el
destino de la vida eterna en el nuevo mundo de Dios.

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