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Foro Análisis Social Colombiano

Pa que se acabe la vaina

• Colombia vive uno de los conflictos políticos más dramáticos del hemisferio
occidental,
• Tuvo que llegar la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, para
que en las últimas tres décadas del siglo la gente supiera dónde ubicar este país
inquietante y paradójico en el mapa físico y en el mapa espiritual del planeta.
• La novela negra del narcotráfico para que otro costado de esta realidad irrumpiera
en el escenario mundial,
• Una de las herencias más crueles del colonialismo consiste en que los países
sometidos son obligados a borrar sus diferencias con las metrópolis y a veces tardan
siglos en dejar asomar sus rasgos verdaderos.
• La maldición burocrática del centralismo. La idea de una nación unitaria nos fue
impuesta por el régimen colonial, pero el principio de una capital autócrata y
distante, convertida en centro administrativo y ordenador de la nación, fue una de
las consecuencias dramáticas de nuestra historia.
• Por algo los esclavos emancipados de sus amos (pero no de la pobreza ni de la
segregación) buscaron los litorales apartados y formaron allí comunidades
marcadas a la vez por la pobreza, la solidaridad y la refinada creatividad cultural;
por algo los blancos y los mestizos más europeos buscaron siempre las áreas
urbanas o los minifundios igualitarios.
• En Colombia no se abrió camino jamás el pensamiento liberal que construyó las
repúblicas modernas. Todos los países de América Latina fueron incorporados a la
modernidad mediante un discurso liberal prestado: el que utilizaron los libertadores
para independizarse de España y crear las primeras instituciones autónomas.
• En Colombia, la propiedad vive hoy conflictos idénticos a los que caracterizaban
las tropelías de los conquistadores del siglo XVI.
PAG 38-74
Pag 38
Humboldt, mutis
Aportaron a el conocimiento del territorio, en cuanto a geografía, creencias y
costumbres, se envolvieron de los paisajes que recorrían y los usaron para plasmar
sus historias y darles un contexto único.
Las palabras y sonetos del territorio eran despreciados por la poesía española, sin
embargo, franceses y alemanes vieron gracia en los mismos y decidieron adaptarlos
dentro de su poesía.
Pag 40
La poesía colombiana se movió entre la mirada atenta de la realidad y el encierro
de las sonoridades.
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Cuando la vida no nos da a tiempo lo elemental, tal vez ya no nos saciaremos con
nada, y lo nuestro será la búsqueda eterna de lo que no existe. Frase inspirada en
el trabajo de Barba Jacob “que quien es hijo de la necesidad, y no fue amamantado
por una ley generosa”.
Pag 48
No fue hasta la llegada del nobel de García Márquez que se comenzó a valorar la
literatura colombiana dentro del territorio.
Pag 55
Fuimos adaptando una cultura de imitación con Estados unidos, imponiéndonos en
nuestra cultura costumbres y marcas que no nos pertenecían. Generando proyectos
mediocres que no estaban pensados netamente para el pueblo.
Pag 67 – 74
Con la llegada de Gaitán el pueblo fue plenamente consciente que liberales y
conservadores desde hacía mucho tiempo no tenían intereses tan distintos, y que
en muchas ocasiones usaban su influencia para conseguir sus propios fines. Sin
embargo, con su muerte, el país se vio enfrentado a una época de excesiva
violencia debido al afán de liberales y conservadores por recuperar el poder que
tenían anteriormente, instalando un régimen en la población, que consistía en la
enemistad forzada de ambos partidos y la herencia de rivalidades que causaban
asesinatos entre familias.
PAG 75-111
Eran más bien la prueba en muchos sitios de la falta de un rumbo político para esa
ciega reacción popular, de la falta de un proyecto compartido para encauzar la
energía rebelde de las multitudes.
-pag 75
un país iba surgiendo nombrado por hechos de sangre.
-pag 75
La discriminación sólo era advertida por quienes la padecían e incluso ellos eran
adoctrinados para considerarla natural.
-pag 76
Los indígenas tuvieron un papel fundamental
-pag 80
Pero lo que el pensamiento de la modernidad reclamaba no era darles algo: era
exigir que asumieran su puesto en la sociedad, su lugar en la historia. El pueblo
crecía, el pueblo iba tomando forma en la política, el pueblo descubría su sentido y
su poder.
-pag 81
Rojas Pinilla emprendió importantes obras públicas, construyó autopistas y
aeropuertos, emprendió campañas que todavía se recuerdan en beneficio de los
pobres, electrificó algunas regiones y construyó acueductos en un país donde
todavía hoy la mayor parte de los municipios carece de agua potable, concedió a
las mujeres la ciudadanía y el derecho al voto, y hasta trajo a Colombia la televisión,
que en manos de la élite inmovilista habría tardado veinte años más en llegar.
-pag 84
Colombia había dejado de ser un país rural, y las ciudades habían crecido de un
modo asombroso, pero lo que las hizo crecer no fue la atracción urbana, el
desarrollo de la ciudad, sino la expulsión de los campos en oleadas de barbarie y
de horror.
-pag 86
Durante dieciséis años los mismos partidos que habían patrocinado el horror y la
inhumanidad desde el Estado y fuera de él, que habían predicado la infamia y
educado al país en la barbarie, se repartirían el poder sin permitir la expresión de
ninguna otra fuerza política.
-pag 89
Pero sólo podemos preguntarlo hoy, porque en aquellos tiempos la mera pregunta
convertía a los críticos en enemigos del orden social.
-pag 90
El arte, las obras y canciones fueron una muestra de la inconformidad del pueblo
hacia sus dirigentes. Los ríos habían arrastrado demasiados cadáveres, las aves de
rapiña habían llenado demasiado el cielo con su tizne, había demasiadas casas
fantasmas en las montañas, los cementerios habían crecido demasiado. -pag 95
1960 Colombia pauso la guerra y el son de la cumbia dio la oportunidad de
brindarles algo de felicidad en una década de un siglo espantoso. Fue una
perceptible progresión ascendente que nadie corrigió: fue el paso del hurto al robo,
del raponeo al atraco, del atraco a mano armada al asalto y robo de residencias, de
la estafa al secuestro. Las conductas antisociales fueron creciendo con los años,
con la falta de respuestas de los gobiernos a las necesidades más urgentes de la
población,
-pag 100
A Gaitán no lo mataron por ser socialista: la conmovedora verdad es que lo mataron
por ser liberal: las tres palabras en las cuales creía, y por las cuales lo odiaron, son
Libertad, igualdad y Fraternidad.
-pag 103
Un modelo como el que se ha eternizado en Colombia sólo puede ser sostenido por
la arrogancia o por la estupidez: ninguna dirigencia es tan suicida como para
negarles a tantos ciudadanos la mínima dignidad que les permita ser parte de un
proyecto de nación.
-pag 108
A finales de la década de los ochenta la culpa de todo nuestro desorden estaba en
los grandes capos del narcotráfico, pero una vez abatido Gonzalo Rodríguez Gacha
en el litoral caribe, abaleado Pablo Escobar en los tejados de Medellín, extraditados
a los Estados Unidos los hermanos Rodríguez Orejuela y exterminados entre sí los
hombres del cartel del norte del Valle, los problemas de Colombia persistían.
-pag 108
Todos esos esfuerzos por encontrar un culpable de nuestras pestes evitaban el
problema central: preguntarse quién arrojó a los guerrilleros a la insurgencia, a los
delincuentes al delito, a los pobres a la pobreza, a los mafiosos al narcotráfico, a los
paramilitares al combate, a los sicarios a su oficio mercenario, sino una manera de
gobernar al país que cierra las puertas a todo lo que no pertenezca al orden de los
escogidos
-pag109
PAG 112-146
En efecto, como narra Ospina, bajo el gobierno de Laureano Gómez, a partir de los
años cincuenta, se desató una persecución contra todo lo que oliera a liberalismo,
pero sobre todo en contra de las gentes que desde los campos habían recogido las
banderas del caudillo y que se armaron en guerrillas para resistir el autoritarismo
gubernamental.
Yo diría que fue a partir de los años cincuenta cuando la vieja dirigencia perdió su
poderío hegemónico sobre la sociedad. Hasta los años cincuenta, el poder de la
élite colombiana fue indudable. Ya el gaitanismo había sido una primera señal de
que en Colombia algo no cabía en el modelo simplificador y arrogante de la casta
republicana.
Pag 112
Los primeros guerrilleros comunistas eran en realidad liberales traicionados,
campesinos que le dijeron no a la orden de emigrar a la ciudad, las gentes del campo
que decidieron permanecer en el campo y comprendieron que sólo podrían hacerlo
resistiendo.
Pag 112
El énfasis que hace en la responsabilidad de las élites, cuya mediocridad e
inoperancia han conducido al país a la situación actual. Quizás para un lector no
informado pueda ser un reduccionismo y una exageración pensar que todo lo malo
que ocurre en un país se explique por el terco empeño de sus élites por mantener
sus privilegios heredados de la época colonial.
Si se toman en consideración las comparaciones que hace con países como
México, Ecuador o Bolivia, donde hubo procesos revolucionarios que permitieron
integrar al pueblo en la construcción de la nación. O incluso simplemente si se
compara el caso colombiano con países que renovaron su clase dirigente en algún
momento, ya fuese gracias a los gobiernos populistas o a la más reciente “anti
política”. En Colombia aún domina lo que anteriormente las ciencias sociales
latinoamericanas denominaban la “oligarquía”, para designar aquella clase que
descendía de los criollos y que se transmitía sus capitales políticos,
socioeconómicos y culturales por herencia.
Ospina examina el acuerdo bipartidista del Frente Nacional. En su perspectiva, fue
un pacto para continuar excluyendo toda expresión política distinta a la de las élites
y de ahí el carácter represivo y macartista que adoptó con cualquier intento de
crítica, que engendraría una nueva escalada de guerra con la aparición de las
actuales guerrillas. Prueba del comportamiento de esas élites, a juicio de Ospina,
fue la eliminación de los rebeldes liberales que se acogieron a las reglas bajo el
gobierno de Rojas Pinilla (1953-1957)

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