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Resumen
Palabras clave: sociedad mapuche, memoria, tradición oral, ülkantun, genocidio y expoliación.
1. Artículo elaborado en el marco del Proyecto CONICYT/FONDECYT Regular Nº 1180136, titulado “Awkan, weichan,
malon: ocupación progresiva del territorio mapuche por parte del Estado de Chile” (vigente entre los años 2018-
2022).
Abstract
This paper shows the findings of a research aimed at analyzing the Mapuche memory in times
of occupation and territorial reduction (late 19th century to early 20th centuries), taking as a
reference some oral traditions, mainly the ül or ülkantun chants, which are used to convey
the memories of those days. From a methodological point of view, a documentary review
of primary sources (phonograms, manuscript files, and books) was carried out as well as
an ethnographic field work with Andean communities. The compiled contents express the
feelings and the suffering of people who were deported to Buenos Aires, La Plata, Martín
García island; the territorial spoils, the deaths and the re-settlement on distant lands. Thus
–from a Mapuche perspective and through the ül–, we can understand the way by which the
Chilean and Argentinean States started their genocidal and pillaging processes during the
historical periods known as “Occupation of the Araucanía” and “Desert Campaign”.
Key words: Mapuche society, memory, oral tradition, ülkantun, genocide and pillaging.
Introducción
Los cantos mapuche –cuya denominación en lengua originaria es ül o ülkantun–2 han sido
estudiados desde hace más de un siglo (Schindler 2004), comenzando por un fragmento
transcrito por Pedro Nolasco Préndez (1884, 42) hasta el último artículo de Héctor
Painequeo (2012). Este trayecto demuestra la evolución del análisis musicológico, lingüístico
y antropológico, junto con el recambio de investigadores que considera –de forma inédita– a
hablantes nativos.
2. En el presente artículo se escribe la lengua mapuche siguiendo la propuesta del Alfabeto Unificado (Sociedad Chilena
de Lingüística 1988), aunque reemplazando el grafema /ng/ por /ŋ /. También, respetando las características fonéticas
pewenche, se agregan los grafemas /b/ y /d/ (se pronuncian como en el castellano).
3. Mapudungun es la pronunciación castellana de la lengua mapuche. No obstante, cada sector territorial tiene su propio
vocablo. Por ejemplo, en la comunidad pewenche Kallaki (Región del Biobío, Chile) se denomina cheduŋun; mientras que
en la comunidad mapunche Chiwkülliwiñ (Provincia de Neuquén, Argentina) se denomina mapunzuŋun. En adelante se
respetan estas nomenclaturas.
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En las consideraciones finales se proyectan las perspectivas que tienen los ülkantun para
estudiar una de las etapas históricas clave en las relaciones entre el pueblo originario mapuche
y los Estados nacionales, por tratarse de una tradición oral que hace referencia explícita a una
época de “wiŋka malon”,4 cuando los militares chilenos y argentinos atacaron, despojaron,
violentaron y deportaron.
En la sociedad mapuche existe un tipo de canto que ha sido objeto de atención de los cronistas
desde el siglo XVI (Englert 1936; Merino 1974; Hernández 2003; Schindler 2004; Pérez de
Arce 2007; Fernández 2008).5 Sin embargo, en dicha época y según otros autores, son escasos
los comentarios o descripciones profundas en relación con el tema (Merino 1974; Pérez de
Arce 2007). Además, durante varios siglos se mantuvo una visión de menosprecio por las
expresiones sonoras de esta sociedad. Es así como, por ejemplo, en 1646 el padre Alonso de
Ovalle señala:
El indio araucano es un ser antimusical, y parece tener poca aptitud para las
bellas artes. Es su canto una especie de recitativo sin melodía ni consonancia,
como su elocuencia una especie de canto destemplado y monótono (Domeyko
1846, 56-57).
5. Existe consenso en afirmar que el primer canto o romanceada –nombre con el cual se ha denominado el ül o ülkantun–
fue recogido en 1629 por Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán.
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Pozo, C a n i o y Ve l á sq ue z. “M em ori a ora l m a puc he a través de c an tos trad i ci o n al e s ü lka n tu n: . . .”. Re s ona nc ia s 23 (45): 61-89.
En casos limitados surgen indicios sobre la importancia del canto como forma de rememorar
el pasado, aunque manteniendo una posición despectiva: “Las palabras que cantan no tienen
rima ni candencia, y ni otro asunto que el que les viene en antojo, ya sea la historia de su
antepasado, de su familia” (Frezier 1902, 32).
Desde una perspectiva musicológica, a comienzos y hasta mediados del siglo XX, nuevos
investigadores avanzaron en torno a la sistematización relacionada con los ül (Isamitt 1932 y
1934; Allende 1945). Algunos de ellos realizaron trabajo de campo en comunidades mapuche
para conocer las distintas características de su música, cambiando totalmente el lenguaje
y representaciones de los cronistas de antaño. Esta vez la música y los cantos resultan ser
obras artísticas muy valoradas, “bellezas inéditas, motivos de interés en las costumbres, en los
trabajos, en las fiestas típicas, en las reacciones vitales” (Isamitt 1957, 28), momentos en que
se “despliega una riqueza de acentos y de ritmos de acuerdo con la significación de las palabras
del canto” (Isamitt 1934, 8).
En la bibliografía actual (mediados del siglo XX en adelante), diversos autores y autoras han
entregado antecedentes sobre el canto y la música mapuche bajo orientaciones disciplinares
diversas (Grebe 1974; Schindler 2004; Müller 2008; Avendaño et al. 2010; Villarroel 2012;
Caniguan y Villarroel 2011; Painequeo 2002; Canio y Pozo 2014; Menard 2014a y 2014b;
Malvestitti 2005; Gollusio 2006), enfocadas tanto en el plano de lo cotidiano –amor, juegos,
trabajo, recreción y relaciones sociales– como en el de lo espiritual, principalmente en las
ceremonias de sanación y en los ritos funerarios. Los ül son creados en el instante o inspirados
en “antiguos cantos heredados a través de la tradición oral” (Caniguan y Villarroel 2011, 37). La
autora Villarroel (2012) realiza una distinción conceptual entre ül como canto, ülkantun como
acto de cantar y ülkantufe como persona referente de creatividad, transmisión, improvisación
y rememoración del canto. En términos verbales “son construcciones de lenguaje que tienen
una estructura determinada de acuerdo a una técnica de composición oral” (Painequeo
2012, 210). A esto se añade que, aparte de comunicar y expresar sentimientos y vivencias
de las personas que los realizan –como narración cantada–, los ül cumplen una función
mnemotécnica para recordar personas y hechos pasados (Müller 2008). Con todo lo anterior,
es necesario precisar que estos cantos pueden incluir todos los recursos de forma unificada, es
decir, recuerdos del pasado transmitidos por una persona altamente valorada a nivel familiar
(por ejemplo, una abuela) y también una creación original que termina complementándolo
(Canio y Pozo 2019).
6. Según Müller (2008), el modelo tritónico está basado en la triada mayor, donde la tercera es el intervalo generador, lo
cual no significa que no existan variaciones en dicho modelo.
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el ül entonces funciona como una forma mapuche del archivo y del registro, es
decir, como una forma de manejo y producción autónoma de una historicidad y
como afirmación de las singularidades y multiplicidades que persisten más allá
o más acá de los enunciados colectivizantes de una tradición homogéneamente
oral o cultural (Menard 2014, 95).
Un canto mapuche permite reconstruir el pasado de la misma forma que las fuentes manuscritas
o bibliográficas. Es una habilidad cultural bajo las que se expresan vivencias, sufrimientos y
alegrías, tanto de la familia como de la comunidad y del territorio en su complejidad.
Desde el punto de vista teórico, el presente trabajo se plantea considerando los estudios de la
“memoria” como forma de reconstruir el pasado por medio de fuentes alternativas. En este
sentido, “la memoria-olvido, la conmemoración y el recuerdo se tornan cruciales cuando se
vinculan a acontecimientos y eventos traumáticos de represión y aniquilación, cuando se trata
de profundas catástrofes sociales y de situaciones de sufrimiento colectivo” (Jelin 2002, 66).
Estos recuerdos muchas veces son considerados “prohibidos”, “indecibles” o “vergonzosos”
en el marco de una historia oficial nacional, relegándolos a una forzada desaparición (Pollak
2006). Los procesos de ocupación y reducción de territorios que pertenecían a pueblos
originarios se conocen principalmente según el trabajo realizado por los “vencedores”, a
través de crónicas, diarios de expedición, prensa y libros de historia; sin embargo, lo que
vivieron y sintieron las personas afectadas, pasa desapercibido, “relegado al olvido” (Izard
1994, 9-10). Por ende, trabajar en torno a la memoria permite recuperar aquel conocimiento
y experiencias de una sociedad.
La historia sobre la ocupación del territorio mapuche en los siglos XIX y XX, ha sido publicada
–principalmente– utilizando los mencionados archivos oficiales (Saavedra 2009; Navarro
2008; Verniory 2001; Pinto 2003; Bengoa 1985; Correa y Mella 2010; Pavez 2008; Villalobos
2013; Ferrando 2012; Rodríguez 1969; Mansilla 1870; Lupo 1968; Delrio 2005; Lenton 2014;
Pérez 2011). Mientras algunos se refieren al tema como “pacificación”, “incorporación” o
“campaña”, otros lo hacen utilizando categorías críticas, tales como “genocidio”, “expoliación”
o “colonialismo” (Antileo et al. 2015). Estas últimas son las que se profundizan en el marco del
presente artículo, ya que permiten analizar los contenidos históricos que surgen al momento
de trabajar los ülkantun. Es así como, a través del canto, se testimonian las pérdidas humanas,
materiales y territoriales, los traslados forzados (deportaciones), las huidas y reasentamientos,
y los viajes a centros urbanos para solicitar títulos de propiedad. Todo ello presentado con la
evocación de quienes lograron sobreponerse a dicho proceso.
Desde principios del siglo XIX, se instala el ideal de expansión y consolidación de los Estados
nacionales, lo cual implicó hacer desaparecer paulatinamente a los pueblos originarios. En el
caso de Chile y Argentina, se crea una visión negativa sobre los “indios bárbaros”, a quienes
se les responsabilizó de impedir el avance de la “civilización”. La mirada oficialista creó una
representación de indio maloquero, que asaltaba las haciendas o estancias, robando animales,
mujeres y niños; ese enemigo interno se debía exterminar o reducir (Bello 2011). Para
fomentar esta ideología, se difundieron pensamientos racistas en medios de comunicación,
tales como diarios y revistas. Por ejemplo, el 27 de septiembre de 1844, Domingo Faustino
Sarmiento publica en El Progreso:
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apartar de toda cuestión social americana a los salvajes, por quienes sentimos,
sin poderlo remediar, una invencible repugnancia, y para nosotros Colocolo,
Lautaro y Caupolicán, no obstante los ropajes civilizados y nobles de que los
revistiera Ercilla, no son más que unos indios asquerosos, a quienes habríamos
hechos colgar y mandaríamos colgar ahora, si reapareciesen en una guerra de los
araucanos contra Chile (citado en Wasserman 2008, 118).
Pilar Pérez (2011) expone en sus investigaciones que la sociedad mapuche originaria de la zona
cordillerana y patagónica en Argentina, experimentó un verdadero genocidio colonialista,
donde el perpetrador que provocó la muerte no fue solo el Estado, sino también agencias
particulares. Muchos fueron deportados a los cuarteles de Retiro o hacia la isla Martín García
(Nagy y Papazian 2011). Bajo la jurisdicción de Chile no existe documentación de campos
de concentración, aunque se registra que los traslados forzados también se hacían hacia la
metrópolis de Buenos Aires o La Plata (Canio y Pozo 2013).7
Para otras personas el destino fue trabajar en aquellos cargos que la sociedad de élite no
deseaba, tales como barrenderos, porteros, bomberos y policías (Malvestitti 2008, 157);
mientras que algunas fueron solicitadas por científicos del Museo de La Plata, con la intención
de hacerles estudios y exhibirlos, tanto vivos como muertos (Oldani, Suárez y Pepe 2011).
La idea de ciencia, junto con la de progreso, fueron las que más afectaron el destino de estas
vidas, que finalmente serían condenadas a la muerte inmediata o a largo plazo. Frente a todo,
aunque fue un proceso vejatorio, en la actualidad son una sociedad que continúa viviendo y
expresando su cultura, lo cual demuestra el fracaso de aquel proyecto de exterminio iniciado
a partir del siglo XIX.
Las tradiciones orales son todos los testimonios orales, narrados, concernientes
al pasado. Esta definición implica que solo las tradiciones orales, es decir, los
7. En Canio y Pozo (2013) se puede conocer el caso de Nawelpi –originario de Lonquimay– y Püchinawel –originario de
Villarrica–, quienes terminaron siendo deportados a Buenos Aires y luego a La Plata.
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Para sistematizar esta memoria –tanto escrita como oral– se aplicó una metodología de
tipo cualitativa, compuesta por un doble enfoque: revisión documental y etnografía (Flick
2012). La revisión documental implicó hacer seguimiento a fuentes primarias, destacando
los manuscritos originales de personas mapuche que se conservan en el archivo de Robert
Lehmann-Nitsche, Instituto Iberoamericano de Berlín (Alemania). Estos registros son escritos
de puño y letra por Nawelpi –Antonio González–, quien vivió el proceso de ocupación
territorial y posterior deportación a las ciudades de Buenos Aires y La Plata (Argentina).
Además, se examinaron los textos bilingües que elaboraron algunos “araucanistas” (Mora y
Samaniego 2018) de fines del siglo XIX y principios del XX. Estas fuentes primarias tienen
la ventaja de incluir testimonios cantados por parte de quienes vivieron los procesos de
pérdida territorial, así como lo que escucharon de sus padres y abuelos. Entre estas obras
destacan las de Rodolfo Lenz, Félix de Augusta, Sigifredo de Frauenhäusl, Tomás Guevara y la
recientemente publicada obra póstuma de Robert Lehmann-Nitsche.8
Otra etapa de revisión documental estuvo centrada en escuchar cilindros de cera, discos
gramofónicos, cintas magnetofónicas y discos compactos. Los cilindros de cera fueron
grabados por Lehmann-Nitsche el año 1905 y conservados en el Museo Etnológico de
Berlín, entre los que se encuentra un canto interpretado por Regina, quien da cuenta de las
deportaciones hacia la ciudad de La Plata. Siguiendo la búsqueda, se identificó un disco de 78
rpm del año 1924, con un canto cuya intérprete es Marcelina Ñancuvilu, quien relata la vida
de una persona que fue llevada a la isla Martín García. En el archivo de María Ester Grebe
(Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile) se ubicó una cinta magnetofónica de
bobina abierta grabada en el año 1970, en la que Ignacio Manqueo cantó sobre los conflictos
intrasocietales y la tiranía del cacique Mariñamku. Finalmente, se halló un disco compacto
publicado por Mario Silva, en el que se incluye un canto de Catalina Nahuelpan que trata sobre
la gente que viajó hacia Buenos Aires con la intención de concretar los añorados títulos de
tierra que les permitirían vivir en tranquilidad.
8. Para más detalles sobre la obra de estos cinco araucanistas, ver Pozo (2018) y Pavez (2015).
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A fines del siglo XIX comienza a formarse una corriente de pensamiento cuyo principal objetivo
es compilar el folklore de los pueblos originarios en América. Para el caso mapuche, quien
inaugura estos estudios es el lingüista Rodolfo Lenz. En su obra Estudios araucanos, capítulo X,
expone los “Cantos araucanos en moluche i pehuenche chileno” (Lenz 1895-1897, 381-418)
y entre estos algunos que tituló “poesía histórica”, la mayoría dictados por Calvun (Segundo
Jara). La limitación de estos es que no fueron realizados de manera natural. El mismo Lenz
se queja, diciendo: “la única composicion poética mas larga que yo he apuntado directamente
según su dictado, el fragmento del canto de Añihual, no me la ha querido cantar” (Lenz 1895-
1897, 387). Aun cuando se produce esta situación colonial entre investigador e investigado, el
contenido expresado permite conocer nombres personales, cargos, características del proceso
de ocupación, sufrimientos y estrategias de organización para defenderse de los ataques.
Tabla 1 / Síntesis de los autores-intérpretes y características de los cantos compilados por los “araucanistas”.
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Tomás Guevara Anotados por Ramón Recuerda a los principales caciques que combatieron en
(1911) Lienan en Perquenco. la época y la forma en que se organizaron y enfrentaron
a los invasores de la tierra, “hasta que lograron vencer
al wiŋka”.
Tomás Guevara Fermin Trekamañ Enfrentamiento contra los wiŋka, en cuyo marco se
(1913) Mankelef. reciben ataques en la propia comunidad, así como
victorias frente al ejército invasor.
Robert Lehmann- Kolüngür; Nawelpi; Todos estos cantos expresan el sufrimiento y los
Nitsche (original de Katrülaf. problemas que debieron enfrentar las personas
1899-1926, editado originarias entre la Cordillera de los Andes y la
en Canio y Pozo Patagonia, en lo que hoy se conoce como Argentina. Se
2013) detallan las deportaciones, expropiaciones de tierras,
matanza de los seres queridos y organización para
defenderse.
Este mismo procedimiento fue reproducido por otros investigadores, tales como el padre
capuchino Félix de Augusta y, principalmente, su compañero de Misión, el padre Sigifredo
de Frauenhäusl, quienes fueron mucho más sistemáticos al momento de recopilar cantos,
utilizando los primeros soportes de grabación de voz: los cilindros de cera. En una publicación
(Augusta 1910) transcriben partituras asociadas a diez grabaciones; lamentablemente, se
desconoce la conservación actual de esos cilindros, quedando solo este registro manuscrito.
Los intérpretes aportan experiencias vividas por sus familias, destacando aquello que fue
clasificado como koloŋ ül, cantos que se realizan cuando se termina de construir una casa,
momento en que se conmemora la resistencia como sociedad, demostrando que –si bien
las viviendas fueron destruidas y quemadas por parte del ejército o de los colonos– todavía
tienen la fuerza para rearticularse.
Otra obra de interés es la que escribió Tomás Guevara, aunque con menor presencia de
cantos relacionados con la época histórica estudiada. En su obra Folklore araucano reconoce
la existencia de “cantos episódicos”, en los cuales se recuerdan vestigios de los siglos de la
guerra, se celebran hechos de algún luchador, el éxito o fracaso de un malon o el viaje de algún
cacique a tierras lejanas (Guevara 1911, 120). Estos ülkantun fueron apuntados por Ramón
Lienan en Perquenco, aunque no identifica al autor o intérprete. Mientras que en la obra Las
últimas familias araucanas, es Manuel Mankelef quien registra la historia de sus parientes,
específicamente la de Fermin Trekamañ, quien se describe como una persona diestra en la
realización de cantos. Sin embargo, al continuar la lectura, solo una mínima parte de los cantos
compilados está referida a temas históricos.
Caso distinto es la obra del antropólogo Robert Lehmann-Nitsche, quien realizó un completo
trabajo de recopilación de diversos textos relacionados con la cultura y tradición oral
mapuche en lo que hoy es la metrópolis argentina, ciudades de Buenos Aires y La Plata, con
personas que fueron tomadas prisioneras en sus territorios de origen y luego deportadas. La
tercera parte de su trabajo, titulada “Textos Araucano III”, está dedicada solo a cantos, y, entre
ellos, lo que codificó bajo el subtítulo “Cantos Patrióticos”, entendidos como aquellos que
hacen referencia a la nostalgia por la tierra de origen, que fue usurpada. Sin duda que es
el corpus más extenso, con más de 200 páginas de dedicación. El trabajo más sorprendente
lo realizó junto con su colaborador Katrülaf (Juan Castro), quien le dictó pacientemente un
canto histórico en el transcurso de todo un año, entre 1901 y 1902. En este se expresan los
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Además de Katrülaf, otro participante clave fue Nawelpi (Antonio González), quien dictó sus
cantos y también hizo compilaciones propias. Escribió más de sesenta páginas (ver ejemplo
en figuras 1a y 1b) que luego fueron copiadas por Lehmann-Nitsche.
Figura 1a y 1b / Manuscritos originales de Nawelpi, en los que transcribe el canto dictado por Kolüngür.
Lugar de conservación: Instituto Ibero-Americano de Berlín, Alemania.
Elkantun: peñi anai peñi, meley ga meley Canto: hermano, amigo hermano. Allí está,
mapu gañi temun anai peñi. Ragiñ kumeke allí está la tierra donde crecí, hermano. En
kuillin me temen merke eneu gañi kume medio de los mejores animales me habían
ke femgen em a nai peñi. Fanten meu ga criado mis queridos parientes, amigo
ueza che reke ga miau tun kanai peñi, hermano. Pero ahora ando como una
kiñe chi ne eneu ga futake uillcho iem, persona desgraciada, amigo hermano. Una
talka tuñ ma eneu ñi kawellu, el meygen vez me agarraron los agrandados “cabezas
meu feymeu ga ne eneu uegen, etefurke alargadas” [apodo para los wiŋka], ellos
eteu meu ni ne nie eteu, uecha peu ma dispararon a mi caballo, así me detuvieron.
uelan rume, muna peu uentun uentu ga Fui desamparado por quien me gobierna
ynche gañi femtun ga tüfi, codete yndio [ŋünechen], ni siquiera tuve un sueño
ladron pieneu ga pu uynka, tuñmael ñi negativo, soy un hombre atento a mis
cauellu inche. Fey meu fey pin ito petuñi presagios, pero me pasó esto. “¡Te jodiste,
nalen layan el me inche pin, uitanentun ñi indio ladrón!” me dijeron los wiŋka cuando
kuchillü. derribaron mi caballo. Entonces dije yo:
“peleando he de morir, maldita gente”, y
saqué mi cuchillo.
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Fey meu fey pieneu kiñe uento mapu Entonces un hombre mapuche me dijo
cher ke, eluge anai chum no uael ta eymi “¡entrégate!, no te van a hacer nada”, me
pieneu, fei meu mapucher el me anai, dijo un mapuche. Cuando me acuerdo
peñi, fey meu duam tu /--/. Feymeu /--/. Entonces me quedé quieto, me
uala uitanaen, ñi eluenne elga inche llasu agarraron, me amarraron con un lazo. En
meu tarigen puniga supu llasugen, felen la noche, me amarraron en el cepo, así fue
umañen, femge chi teuale neu futake como amanecí. Me trataron como un perro
uinka yem anai peñi. Chumel no rumega los desgraciados wiŋka, amigo hermano.
mogean pino lu ga inche fey chi ga negen Nunca pensé que sobreviviría esa vez,
anai peñi. cuando me agarraron, amigo hermano.
Estas descripciones permiten tener referencias sobre la forma en que la gente sufrió la pérdida
de su territorio y los tratos inhumanos ejercidos por parte del ejército. De la misma manera,
aparece la participación de personas mapuche que sirvieron como “baqueanos”, quienes bajo
amenazas perseguían a sus congéneres. Nawelpi comenta que él fue utilizado de esta manera:
Entonces fuimos a un lugar donde había una toldería y capturamos a toda esa
gente. Por esa razón me nombraron capitán. El comandante me dijo “tú eres
muy toro [bravo]”. Entonces llegamos al pueblo General Roca, [en ese lugar] ya
no fui más capitán. Me quitaron mi gorra con adornos amarillos. Ahí me dejaron
como [un simple] cocinero.9
Estos detalles sobre una de las estrategias utilizadas para generar un conflicto mayor a nivel
intraétnico –reflejado a través de la tristeza del canto, producto de la traición– permiten
comprender de mejor forma el sistema colonial implementado por el ejército.
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Una segunda fuente, complementaria a los escritos de “araucanistas”, son las grabaciones.
La tarea de revisión e identificación fue extensa, ya que desde 1905 se han grabado variados
cilindros de cera,10 discos de 78 rpm, cintas magnetofónicas y discos compactos.
9. Testimonio de Nawelpi, anotado en sus manuscritos originales, transcritos y traducidos en Canio y Pozo (2013, 204).
10. Para detalles sobre los cilindros de cera y el gramófono como técnica para registrar la oralidad, ver Kittler (1999).
Para los inicios de la fonografía en Chile, ver Garrido y Menare (2014). Para ejemplos sobre grabaciones de cantos
mapuche en estos cilindros, ver Canio y Pozo (2014).
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2012, 80). Ambos iniciaron una nueva vida en la ciudad, al parecer, sin regreso a sus lugares
de origen (Canio y Pozo 2013, 235).
Figura 2 / Detalle del fonograma “... rünga ka mapu” [Rüŋakamapu], de Regina, año 1905.
Lugar de conservación: Museo Etnológico de Berlín, Alemania, Sección Musicología.
Trawül trawül wütrapan mai, entumeŋeiñ Juntos, juntos [nos trajeron] y vine a parar
taiñ mapu mapu mai, mülepan mai t’a mu acá, nos fueron a despojar de nuestras tierras,
yem, kom fill mapuche yem, pütrüke ka por eso ahora estoy aquí, [somos] personas
mapu mai. mapuche de diversos lugares, de otras tierras
muy lejanas.
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Este canto representa las experiencias de traslado forzado desde la Patagonia hacia la ciudad de
La Plata. Según los testimonios de quienes fueron afectados, este proceso consistió en engañar
a la gente con promesas de entregarles alimentos (“ración”), para lo cual debían acercarse a los
fortines, lugar donde finalmente los dejaron prisioneros. Desde el sur se inició una caminata,
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pasando por distintos pueblos, hasta llegar a Carmen de Patagones, para que luego fueran
embarcados hacia Buenos Aires. En todo este trayecto muchas personas murieron, otras caían
desvanecidas de los caballos, principalmente mujeres, niños y niñas. Katrülaf expresa que el
mayor sufrimiento fue la falta de agua:
Las pobres mujeres, los niños pequeños, pues gritaban porque sentían sed, los
niños pequeños. Nosotros sentíamos sed, pero no dijimos ninguna cosa. “El
castigo que nos dan estos malditos wingka” decíamos nosotros, “que sufrimiento
el de nosotros, por lo que andamos pasando” decían las personas esa vez. Yo
aquella vez no decía nada, “¿qué se puede hacer?” decía solamente esa vez. “No
solo yo ando así, sino que todas las personas, incluso las pobres mujeres andan
como si fuesen perros”, solo eso decía en mi pensamiento aquella vez, yo en ese
tiempo.13
Hay un factor común que se enuncia en este y otros ülkantun: la forma en que se promovieron
engaños y traslados a campos de concentración, tales como la isla Martín García. Esto se ha
identificado en un disco de 78 rpm Victor Special Records, que data del año 1927, autografiado
por Manuel Manquilef. Gracias al trabajo de búsqueda de fuentes que llevaron a cabo los
académicos Jorge Pavez y André Menard,14 se descubrió el archivo familiar de Mimi Manquilef
(nieta de Manuel). Entre los cinco discos del formato mencionado, dos de los cantos son
de autoría de Marcelina Ñancuvilu, originaria de Makewe en las cercanías de Temuco. Los
temas son: “Masiñancu” (Diez Águilas) y “Caballo Moro – Canto Guerrero”.15 Este último es
un registro de enorme importancia, ya que rememora la vida de un hombre que cantó sus
experiencias de persecución y deportación:16
Cantado: Weu weu weu weu, eweu weu Cantado: Weu weu [llantos de la persona
weu wei, eweu weu wee ewee. que canta].
Hablado: “Küme malle nien” pikelaimi Hablado: nunca digas “tengo un buen
malle, inche mu yafüzuamkelaimi, sobrino paterno”, no pongas tu confianza
C: yenew koila anai, yenew koila anai en mí,
malle, kulpalen anai malleuú. Wee wee C: ya que me entregué a la mentira, me
wee wei, wee wee wee weu. entregué a la mentira, esa culpa llevo tío
H: Famŋen ŋa koila mu ŋa tuimalen, paterno. [Llantos].
¿chumafun kai? H: En estos momentos estoy sufriendo por
C: Awkanew ŋa wiŋka, awkaenew wiŋka la mentira, ¿qué puedo hacer?
malle. C: Los wiŋka me despojaron, los wiŋka me
despojaron, tío paterno.
13. Testimonio de Katrülaf en su autobiografía, anotado por Lehmann-Nitsche, transcrito y traducido en Canio y Pozo
(2013, 414-415).
14. Proyecto “Identification of the Potential Corpus for a Mapuche Special Historical Collection”, ejecutado el año 2005,
financiado por el Programa de Archivos en Peligro de la British Library.
15. Agradecemos la digitalización anónima de Sonico dog, quien además compartió el tema por medio de la plataforma
YouTube. Ver en https://www.youtube.com/watch?v=pDx16JDEkRE (Acceso: 20 de julio de 2018).
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Pozo, C a n i o y Ve l á sq ue z. “M em ori a ora l m a puc he a través de c an tos trad i ci o n al e s ü lka n tu n: . . .”. Re s ona nc ia s 23 (45): 61-89.
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C: Aweu weu weu weu weu weu eweu weu C: [Llantos de la persona que canta].
aweu weu weu weu weu eweu weu weu weuú.
Este canto tiene un estilo diferente al de Regina, ya que aquí se mezcla el ül con el ŋütram
–narraciones históricas que refuerzan los contenidos–. Considerando que este disco fue
conservado por Manuel Manquilef, es importante recuperar un registro manuscrito que dejó
sobre su pariente Trekamañ:
Los cantos que más interesan al anciano cacique son los que recuerdan los
malones, pues en uno de estos ataques sorpresivos cayó cautiva su madre. El
canto mas lastimero que siempre recuerda Trekamañ Mañkelef es el que narra
los fracasos que esperimentó su padre en algunos malones a la Arjentina. A
consecuencia de esas correrias desgraciadas, perdió a sus parientes i amigos, de
los que varios fueron desterrados a la isla Martin Garcia. El tono que Trekamañ
Mankelef da a esta cancion es triste en todas sus frases, hasta ser quejumbrosa
en algunas: llora él i los que lo escuchan (Guevara 1913, 110).
Por ende, cabe la posibilidad de que Marcelina haya escuchado el ül de Trekamañ, y que
este sea el que quedó en su memoria, recordando las vejaciones a las que fue sometida la
sociedad mapuche que defendió su territorio. Si bien en Chile no existen registros de campos
de concentración, parece ser que este encargo se le traspasó al gobierno argentino, ya que la
mayoría de personas que vivieron estos traslados forzados hacen referencia a la isla Martín
García. Por ejemplo, el cacique Purrán, menciona que:
Antes tuve malón. Fui cautivado, me llevaron a Martín García, allá me tuvieron
cinco años cautivo, casi como animal lo tiene el winca. El winca me hace sufrir,
me tiene lejos.17
Este testimonio, además, tiene sentido en tanto el sistema político argentino no incluyó la
reducción (entrega de títulos de tierra a familias o comunidades) en la zona cordillerana y
patagónica. Quienes lograron registrar sus terrenos, por ejemplo, a nivel de colonia, fueron los
que viajaron a Buenos Aires.18 Esta situación quedó consignada por el ül de Catalina Nahuelpan,
en las cercanías de Esquel (Provincia del Chubut), en el que se expresa brevemente esta
situación de recurrir a la capital:19
17. Testimonio del cacique Purrán, anotado en los manuscritos originales de Ignacio Cañiumir, transcrito y traducido
por Malvestitti (1994, 79).
18. Para un estudio sistemático sobre este tipo de adjudicaciones, como lo es el caso de la Colonia Cushamen por parte
de la familia Nahuelquir en la Patagonia, ver Delrio (2005).
19. Silva, Raúl Mario. 2000. Caminos sonoros de la Patagonia. Cultura tehuelche y mapuche. Etnomúsica de la Patagonia
argentina. Buenos Aires: Estudio Fidelius. 2 CD. En el primer CD se encuentra este “Canto al Cacique Nahuelpan”, pista
14.
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Pozo, C a n i o y Ve l á sq ue z. “M em ori a ora l m a puc he a través de c an tos trad i ci o n al e s ü lka n tu n: . . .”. Re s ona nc ia s 23 (45): 61-89.
Por otra parte, la relación con los Estados nacionales también generó conflictos al interior
de la sociedad mapuche. El principal ejemplo recordado por medio del canto es el loŋko
Mariñamku. Esta persona viene siendo nombrada desde los registros de Lenz (1895-1897,
377-378) como un cacique “sin compasión”. En torno a este tema, el 23 de febrero de 1970
la investigadora María Ester Grebe realizó una grabación (ver figuras 3a, 3b y 3c) al anciano
Ignacio Manqueo, quien interpretó el ülkantun “Canto de Mariñamku”, registro a través del
que se conoce con más detalles el comportamiento agresivo y control que ejerció sobre las
comunidades, principalmente en territorio argentino.
Figuras 3a, 3b y 3c / Magnetófono y cinta magnética con su caja que contiene el “Canto de Mariñamku” de Ignacio
Manqueo. Lugar de conservación: Archivo María Ester Grebe, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile.21
21. Agradecemos la gentileza del académico André Menard Poupin, por facilitar el acceso a las cintas y sus contenidos,
además de otros materiales manuscritos y fonográficos.
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A RT Í CULOS
Ka antü, ka antü küme üñam kure reke Algún día, algún día, espero que me
konümpayafetew piken anai kompañ, puedan recordar como quien fuera una
kompañ anai kompañ, kompañ. buena amada esposa, eso espero amigo
compañero, amigo compañero.
“Laŋümafin, laŋümafin” pieyu mew pu “Los mataremos, los mataremos”, dijeron
wiŋka ka, kompañ kompañ. Newentuyiñ de nosotros los wiŋka, compañero. Nos
ka newentuyiñ ka, kompañ anai kompañ, armamos de fuerza, tuvimos fuerza
22
kompañ. Trewaleyiñ mew newentuyiñ, compañero amigo, compañero. Nos
püchikelayeyu, püchikelayeyu trataron como perros y tuvimos fuerza,
trapümpeyüm ŋa ñi kulliñ, razion ŋa no eran pocos, no eran pocos los
kulliñ ka kompañ kom. animales, aquella ración de animales,
cuando debíamos juntarlos, amigo
Kompañ anai kompañ: külaleyu Lientur, compañero.
Lientur ka Lientur, trapümpeyüm ŋa ñi Compañero amigo compañero: con
razion kulliñ ka kompañ, kompañ anai Lientur, con Lientur éramos tres,
kompañ, kompañ kompañ, kompañ anai éramos quienes juntábamos los animales
kompañ. racionados, compañero, compañero
Trewalka, trewalka, trewalkawiyin mew amigo compañero.
külamari antü, külamari antü ka kompañ, Como perros, perros, como perros nos
kompañ anai kompañ kom. trataron durante treinta días, por treinta
días compañero amigo, compañero.
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Ka antü lali, ka antü lali, ka antü lali Si algún día muero, si algún día muero
kompañ, “ñiwa wentru em ürke, ñiwa compañero, “fue un hombre habiloso, fue
wentru em ürke” piŋean, mariepu trofi ŋa un hombre habiloso” dirán de mí, doce
ñi mariepu falas ke ŋa ñi trofün ŋa loŋko veces percutaron balas, percutaron balas
mew. en mi cabeza.
Nien ŋa ñi fakon ka, fakon füta fakon Tengo mi facón, mi facón grande de
kuchillo ka, “ñiwa yem ürke felem” cuchillo, “fue un hombre habiloso”
pipiyeŋellan; watrofentu, watrofentu estarán diciendo de mí; quitándose,
mekepatuai ŋa ñi fütake ŋa gorra ŋa, ñi estarán quitándose su gorro vasco,
vasko ŋa ñi Argentinomapu kam kompañ, cuando regrese a sus tierras en
kompañ anai kompañ, “ñiwa yem ürke Argentina, compañero, compañero amigo
elme”, pipiyeŋeyai ŋa Mariñamku, compañero, “fue un habiloso este creído”,
Mariñamku ŋa. eso quedarán diciendo de Mariñamku, de
“Fei mu ŋa fei mew, fei mew ŋa fei mew, Mariñamku.
püchi külüleyu, inchiw ŋa, inchiw ŋa “Es por eso, es por eso que estamos un
püt’okoayu anai, kiñe ina, kiñe ina, inche poco mareados, nosotros dos, nosotros
ŋa ñi piwke mew, inche ŋa ñi newentun dos beberemos amigo, por ser de un solo
mew ŋa müleimi nai”, pipiyeŋei ŋa corazón, pues en mi corazón, por haber
Lientur eŋu ŋa. tenido fuerzas, es que estás aquí”, le
“Pilan anai, pilan anai, pilan anai, pilan decían a Lientur y a otro.
anai, pütokolayan anai” pienew ŋa “No quiero amigo, no quiero amigo, no
Lientur ka, püchi külariya, “inchiw ŋa beberé”, eso me dijo Lientur, estando
pütukoayu anai”, pienew anai kompañ, un poco mareados, “y nosotros dos sí
kompañ anai kompañ. beberemos amigo”, me dijo el otro amigo
compañero, amigo compañero.
“El gran Mariñamku, por su culpa, fue por su causa, porque Mariñamku actuó
engañosamente, por eso, por sus engaños fue que nos trataron como perros. Por
su causa nos quitaron la tierra los wingka […]” decía en su conversación el gran
Namunkura. “Fue por eso que ahora sufrimos como perros, vamos quedando
solo algunas de las pobres personas, nos quitaron nuestras tierras. Prácticamente
todo nos han quitado, nos quitaron nuestros animales, nos quitaron la plata. Esta
vez sí, recién ahora los wingka son los dueños de la tierra”.23
Bajo esta perspectiva, se concluye que las alianzas generadas entre los ejércitos nacionales y
parte de la sociedad mapuche fue clave para el proceso de incorporación de los territorios. Si
bien esto ya había sido planteado por parte de otras referencias bibliográficas (Bengoa 1985;
Pinto 2005), en esta oportunidad se conoce a un sujeto específico que marcó dicha memoria.
****
23. Testimonio del loŋko Namunkura, recopilado por Katrülaf y dictado al investigador Robert Lehmann-Nitsche el 7 de
octubre de 1902 (Canio y Pozo 2013, 285-286).
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Figura 4 / Lebiŋürü (Marco Piñaleo Beroíza) junto con su esposa. Fotografía de Gabriel Pozo, año 2010.25
24. Sobre este instrumento musical, ver detalles en González y Oyarce (1986).
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Pozo, C a n i o y Ve l á sq ue z. “M em ori a ora l m a puc he a través de c an tos trad i ci o n al e s ü lka n tu n: . . .”. Re s ona nc ia s 23 (45): 61-89.
Ñampai koi ma kai kintuwulün mapu, Se ha perdido toda [esperanza de] volver
newentuaimi, küpai ta malon, choŋpe ta a ver la tierra, debes tener fuerza, vienen
kütral, choŋpe ta kütral, waŋküi ta trewa. los invasores, que se apague el fuego, que
se apague el fuego, ya que ladra el perro.
Waŋküi ta trewa, waŋküi ta trewa, Ladra el perro, ladra el perro, está
waŋküi ta trewa, newentuaimi, ladrando el perro, debes tener fuerza, nos
adnewayunem, adnewayunem. orientaremos mutuamente, nos guiaremos
mutuamente.
Ñamkai ŋa mapu, amun mu yem kai, llam Se pierde de vista la tierra a medida
afui malon, pütrüi ta mapu, amun mu que nos alejamos, se van perdiendo los
yem kai. invasores, es larga la distancia de la tierra
a medida que nos alejamos.
Ñampai koi ma kai, ñampai koi ma kai, Se ha perdido la esperanza, se ha perdido
mapu yem ayüw, rupai ta malon”. la esperanza en aquella tierra donde
pasaron los invasores”.
Bei pikebui kuibikeche peñi. Así decían las personas antiguas,
hermano.
Se debe agregar que este ülkantun surgió después de una extendida entrevista, en la cual
declaró los diversos problemas enfrentados por sus abuelos para lograr asentarse en aquel
territorio, escapando y escondiéndose en lugares inhóspitos de la cordillera, tales como los
chenke (cuevas naturales) o los chaŋkiñ (islas en medio de los ríos y lagos). De esta manera, el
canto es una forma de complementar y afianzar el pasado narrado.
Hacia la zona mapunche de Karürüŋi (Región de Los Ríos) y Chiwkülliwiñ (Provincia del
Neuquén), la familia Nekulfilu también recuerda los años en que debieron escapar desde el
Puelmapu (Argentina) hacia el ŋulumapu (Chile), y viceversa, producto de los constantes
hostigamientos que recibían. Esto surgió en un encuentro desarrollado en la misma
comunidad de Karürüŋi, el día 13 de septiembre de 2014. Domingo Petrullan Nekulfilu y
Alfredo Nekulfilu Küntrekiñ hicieron ülkantun recíprocos durante varias horas y, entre estos,
hubo algunos donde expresaron conocimientos históricos metaforizados.
Figura 5 / Domingo Petrullan Nekulfilu (izquierda) y su primo Alfredo Nekulfilu Küntrekiñ (derecha),
reencuentro familiar en la comunidad de Karürüŋi. Fotografía de Gabriel Pozo, año 2014.
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cotizado por parte de colonos que se asentaron en la zona cordillerana y patagónica. Desde
hace más de un siglo se registra que:
Esta práctica de cazar al guanaco y avestruz hasta antes de la llegada de los colonos tenía
sentido para la alimentación, fabricación de viviendas y vestimenta. Sin embargo, el comercio
provocó una sobre explotación, con la finalidad de obtener mercancías novedosas.
De esta manera, se puede interpretar una de las estrategias más creativas para socializar los
recuerdos del pasado. Los animales, las aves y sus vivencias marcan la vida de las personas,
conformando así una relación inseparable.
Consideraciones finales
Los ülkantun han sido objeto de estudio por parte de diversos investigadores; aunque solo
algunos fijaron su atención en las connotaciones históricas. Esto, complementado con
grabaciones en distintos formatos y con el trabajo de campo desarrollado en territorio
cordillerano, permite reconstruir el proceso histórico sobre la ocupación del territorio
mapuche a través de fuentes alternativas que, en el marco teórico de la memoria y la tradición
oral, son tan valorables como las fuentes manuscritas oficiales.
27. Testimonio de Katrülaf, anotado por Lehmann-Nitsche, transcrito y traducido en Canio y Pozo (2013, 245).
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la obra de los araucanistas (Guevara 2013), en la memoria escrita de puño y letra por parte
de Ignacio Cañiumir (Malvestitti 1994) y, por supuesto, en los cantos grabados a principios
del siglo XX.
Desde un punto de vista musical no se logra establecer si los ülkantun expuestos en este
trabajo corresponden a lo que la bibliografía musicológica y antropológica denomina como
improvisados o recordados por las personas. Ninguno de los cantos se ha obtenido en doble
versión, tanto por un mismo cultor o por diferentes, con el fin de establecer si son cantos
improvisados en el momento o heredados de las generaciones anteriores.
Estamos preparando otros trabajos donde las vivencias en tiempos de ocupación territorial se
expresan a través de los epew –cuentos de animales–, tales como el zorro que quedó huérfano
producto del asesinato de su familia; o mujeres que escapando del ejército se deben enfrentar a
un toro sobrenatural. Algo similar es lo que se produce al momento de realizarse los ülkantun,
si se considera la interpretación de Domingo Petrullan y Alfredo Nekulfilu. Relacionando la
vida y sufrimientos de aves y animales, se metaforiza lo vivido por la sociedad. Este fenómeno
será primordial profundizarlo en futuras investigaciones.
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