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Ocupada Vs Productiva:

¡Al fin estoy desocupándome!

Durante mucho tiempo he pasado horas sentada frente a la pc, tan ocupada que escasamente me
paro para cubrir mis necesidades básicas. Me he privado de compartir con mi familia, de tomar un
buen descanso o de simplemente estar a solas conmigo misma…

Finalmente comprendí que solemos usar la frase “estoy muy ocupada” para sentirnos productivas,
cuando simplemente es usar el tiempo de manera desordenada, sin orientarlo al logro de nuestros
objetivos. Mientras que la Productividad implica obtener la mayor cantidad de resultados posibles
utilizando la menor cantidad de recursos como tiempo, energía o materiales.

Te comparto 7 diferencias entre las mujeres

Una mujer productiva sabe priorizar tareas, planea su día y comienza por resolver las tareas más
importantes.

Una mujer ocupada quiere hacerlo todo a la vez: contestar llamadas, correos, mensajes, dedican
horas a navegar en redes sociales y dejan lo verdaderamente importante para el final.

Una mujer productiva hace lo verdaderamente importante, enfocan su atención en formular ideas
innovadoras y hacer lo necesario para convertirlas en proyectos.

Una mujer ocupada no saben decir “no” y su día se pasa en resolver tareas pequeñas dejando de
lado las que la acercan a sus metas y sus objetivos de su negocio

Una mujer productiva se enfoca en sus resultados, planea sus actividades con cuidado, establece
plazos y los cumple. Sus resultados hablan por sí mismos

Una mujer ocupada centra toda su atención en los procesos, suelen encontrar mil y un trabas para
concretar una tarea y por eso, con frecuencia, deja los pendientes sin terminar.

Una mujer productiva tiene tiempo para dedicar a su negocio, a su familia y a ella misma Una
mujer ocupada no hace más que quejarse de lo ocupada que está.

Una mujer productiva sabe que para ser más eficiente es preciso hacer una sola tarea a la vez.
Una mujer ocupada cree que ser multitask es una virtud e intenta hacer todo a la vez, pero
logran completar pocas tareas y terminan con grandes cargas de estrés.

Una mujer productiva sabe la importancia de invertir tiempo en capacitarte, pues esto le permite
un mejor desempeño en su negocio.

Una mujer ocupada nunca tiene tiempo de leer, tomar cursos online o asistir a webinars

Una mujer productiva planifica, actúa, es ágil a la hora de resolver problemas, no se queja, no
pone pretextos, sino soluciones.

Una mujer ocupada vive sobre la marcha, se sumerge en un mar de quejas, siempre pone excusas
y jamás encuentra soluciones antes que problemas.

Ahora que he podido identificar algunas diferencias entre estar “ocupada” y ser “productiva”,
asumo el Reto comenzar a “desocuparme” a partir de hoy.

¿Quieres unirte a este Reto? Te leo en los comentarios

Si te ha servido esta información, compártela con esas amigas que viven “muy ocupadas” y
guárdalo para que siempre puedas medir que tan ocupada estas.

1. Objetivos

Las personas muy ocupadas parece que tienen un objetivo, cuando en realidad no tienen ni idea
de cuál es. Están tan desorientadas acerca de cuál es su propósito que se aferran a las pequeñas
tareas cotidianas y se sienten orgullosos de ellas.
En cambio, las personas productivas saben cuál es su misión, cuál es la meta a la que quieren
llegar en su vida. Por ende, no sienten la necesidad de mostrar que son capaces de completar esas
pequeñas tareas, saben para dónde van aunque no sepan muy bien cómo ir.

2. Prioridades

Las personas productivas tienen pocas prioridades, mientras que las personas ocupadas tienen
más de las que pueden abarcar.

Cuando se tienen demasiadas prioridades, estas dejan de cumplir su propósito: ayudarte a


administrar el tiempo. Tener un sistema eficiente de prioridades es esencial para la productividad.

3. Decir “sí”

Las personas ocupadas dicen que sí rápidamente, mientras que las productivas se toman un
tiempo para pensar antes de aceptar cualquier tarea.

Una persona eficiente debe decir que no a la mayoría de las actividades que se le presentan, ya
que de lo contrario terminará dividiendo su propio tiempo para servir a las prioridades de varias
personas, en lugar de trabajar en pos de sus propios valores y objetivos.

4. Acción y claridad
Quienes están todo el tiempo ocupados se concentran en estar constantemente en acción,
mientras que las personas productivasprefieren tener claridad antes de actuar.

Para realmente poder concentrarte en realizar las tareas que te ayudan a alcanzar tus sueños,
debes reflexionar acerca de qué significan esos quehaceres para ti, tanto antes como después de
llevarlos a cabo.

5. Resultados

Quienes están todo el tiempo ocupados gustan de alardear de ello, mientras que las personas
productivas prefieren que los resultados de sus actividades hablen por sí mismos. Muchas
personas se enfocan en hablar acerca de “lo que van a hacer”, el libro que van a publicar, el
informe que van a entregar, etc. en lugar de realmente hacerlo.

6. Tiempo

Las personas ocupadas siempre se quejan acerca de que no tienen tiempo para nada, mientras
que las personas productivas saben hacerse un tiempo para lo que es realmente importante.
Quienes pertenecen a esta segunda categoría saben que es mejor tomarse un rato libre que
realizar tareas que en nada ayudan a alcanzar sus objetivos o no condicen con sus valores.

Frecuentemente la productividad es confundida con la ocupación o con la sensación de estar


ocupado, es decir el usar el tiempo para ejecutar una actividad o una tarea.. Sin embargo,
debemos empezar por diferenciar las dos cosas, si en realidad queremos alcanzar resultados. Ser
productivos nos va a ocupar, va a requerir de nuestra atención, concentración y disciplina. Pero
estar ocupados no necesariamente nos hace ser productivos, Según la Real Academia de la
Lengua, la productividad es el vínculo entre lo producido y los medios para lograrlo, con lo cual.
Mientras que la ocupación se define como llenar un espacio o emplearse en una tarea o actividad.
Habiendo explicado la diferencia, profundicemos un poco a través de 10 prácticas de una persona
productiva:

Saben trabajar por objetivos y por lo tanto se enfocan en el resultado. Tienen claro a donde
quieren llegar y por lo tanto dibujan una ruta de actividades encaminadas a dichos objetivos.
Establecen plazos y se comprometen con cumplirlos. Las personas ocupadas se centran en tareas y
procesos, de distraen fácilmente, encuentran obstáculos para terminar y siempre tienen muchos
pendientes.

Se organizan. Las personas productivas se organizan física y mentalmente para mejorar sus
espacios físicos y mentales. Es imposible obtener resultados en ambientes caóticos. Las personas
ocupadas aman tener papeles, notas, lápices y todo tipo de distracciones en su lugar de trabajo
haciendo mas difícil su día a día.

Saben estructurar y jerarquizar sus responsabilidades. Las personas productivas se toman el


tiempo para organizar sus responsabilidades no solo por tipo sino por importancia. Es decir, saben
cuando algo es una tarea y cuando es una actividad. Adicionalmente saben priorizarlas y por lo
tanto las resuelven por orden de importancia. Las personas ocupadas frecuentemente tienen una
lista de tareas, pero como no tienen estructura ni jerarquización, atacan aquellas cosas que les
gusta hacer o que son fáciles de hacer dejando las tareas críticas en un limbo.

Saben estimar y manejar su tiempo. Las personas productivas pueden estimar de manera mas o
menos acertada cuanto de su tiempo les va a consumir una actividad. Esto les permite programar
su agenda, cumplir con los plazos y anticiparse a posibles demoras o problemas. Una persona
ocupada siempre está reprogramando y cambiando los tiempos de sus compromisos. Es una
persona en la que no se puede confiar y a la que la incertidumbre siempre ronda.

Hacen una cosa a la vez. Las personas productivas se enfocan, se concentran. Al tener un objetivo
claro y un plazo para cumplirlo, se dedican de manera que no se detienen hasta lograrlo. Las
personas ocupadas se creen super dotadas y por lo tanto hacen múltiples tareas al mismo tiempo,
perdiendo tiempo entre tareas y capacidad de ejecución.

Saben decir “NO”. Las personas productivas en ambientes colaborativos, saben cuando y como
decir que no. Analizan rápidamente las situaciones, dan una respuesta y ofrecen una posible
solución. Las personas ocupadas siempre tienen tiempo para los demás, siempre dicen “SI” sin
importar que tipo de requerimiento les hagan. Al final no logran ni lo propio ni lo ajeno.

Saben ejecutar. Las personas productivas tienen sus propias técnicas para ejecutar sus tareas y
actividades sin pretextos ni “peros”. Las personas ocupadas frecuentemente se quejan de la
suerte, encuentran problemas para cada solución y buscan responsables.
Saben gestionar el correo electrónico y otras herramientas tecnológicas. Las personas productivas
saben reconocer que una herramienta se usa cuando se debe usar. No todo puede ser email o
mensajería instantánea, no todo puede ser el 100% del tiempo. Por eso dedican ciertos momentos
del día a las herramientas y no se dejan distraer en todo momento por ellas. Las personas
ocupadas siempre tienen un mensaje que enviar o algo que responder y piensan que hacerlo lo
antes posible dará una sensación general de productividad y eficiencia. Con lo anterior solo logran
distraerse inconscientemente de las tareas y actividades verdaderamente importantes.

Saben atender reuniones. Las personas productivas acuden al pensamiento crítico cuando de
reuniones se trata. Saben preguntar el objetivo de la reunión y evaluar si con los asistentes y
tiempo asignado se lograrán cumplir esos objetivos. Antes de la reunión preparan los temas que le
competen y durante la reunión saben mantener el foco, trabajando para cumplir con el tiempo y
los objetivos. Las personas ocupadas simplemente gastan su tiempo en las reuniones, no
participan y hasta ocupan el espacio físico para hacer otras tareas en un ambiente lleno de
distracciones.

Crean hábitos. Finalmente las personas productivas fortalecen su productividad a través de


hábitos positivos y saludables. Evalúan los resultados de determinado hábito y si es positivo se
comprometen a aplicarlo de manera constante y consistente. Las personas ocupadas son
orientadas al caos y trabajan de manera diferente cada vez, obteniendo resultados inconsistentes
a lo largo de su vida.

¿Cuál es la diferencia entre estar ocupado y ser productivo? ¿Nos hemos llegado a plantear si
nuestras horas de ocupación son verdaderamente productivas? ¿Lo que hacemos habitualmente
es productivo? ¿Necesitamos hacer lo que hacemos?

Generalmente establecemos unos horarios de trabajo, y tendemos a rellenar todo nuestro tiempo
con tareas. Parece que cualquier cosa que surja en nuestro día a día dentro del horario laboral
debe ser acometido, sin preguntarnos si lo que realizamos es realmente productivo o no. Si
asignásemos un coste personal de 10 Euros a cada una de las tareas que hacemos diariamente,
¿seguiríamos haciendo todo lo que hacemos? ¿cuántas dejaríamos de hacer?

La pregunta es, ¿qué cambiaríamos en nuestros hábitos si analizásemos la productividad de todas


y cada una de las cosas que hacemos diariamente? ¿Qué ocurriría si para cada cuestión nos
preguntásemos si eso es productivo o simplemente nos ocupa?
Es posible que cuando hagamos esta revisión empecemos a darnos cuenta que revisamos el
correo electrónico con más frecuencia de la que deberíamos, que permitimos más interrupciones
de las necesarias, que participamos en más reuniones de las aconsejables… En definitiva,
acabaremos dándonos cuenta que hacemos muchas cosas que no son necesarias, que son meras
«rellenadoras de tiempo» que acaban ocupándonos, pero con escaso resultado. Así, si las
realizásemos con la periodicidad y de la forma adecuada, acabaríamos incrementando nuestra
productividad personal.

A través de este simple diagnóstico seremos capaces de identificar que nuestra productividad
personal puede crecer, y que podemos llegar a producir mucho más, e incluso en menos tiempo si
nos enfocamos en dos factores fundamentales :

1 – Hacer las cosas correctas. Enfocarnos en las tareas claves que son imprescindibles para generar
el avance que necesitamos hacia nuestras metas. Eliminaremos así todas aquellas cuestiones que
las hacemos por hacer, pero que realmente no son necesarias o imprescindibles.

2 – Una vez identificadas cuáles son las «cosas correctas», tratar de conseguirlas en el menor
tiempo posible.

Si la vida de las personas se mide en unidades de tiempo (años), parece que este recurso es algo
que debemos valorar al máximo. Así, quizá deberíamos plantearnos que incrementar nuestra
productividad enfocándonos en hacer las tareas correctas, eliminando todo aquello que no es
necesario, o simplemente emplear menos tiempo en las cosas que hacemos habitualmente,
acabará convirtiendo nuestro tiempo de ocupación en tiempo productivo, que generará más
tiempo libre, y en consecuencia, más tiempo «de calidad» para vivir.

¿Si fueses capaz de incrementar tu productividad en un x%, y pudieses emplear así ese porcentaje
a hacer otras cosas, o simplemente en tener más tiempo libre, qué te gustaría hacer con él? ¿Qué
acabarías estudiando, haciendo o disfrutando en ese tiempo que has sido capaz de liberar?

Por poco que parezca, si hacemos el análisis de lo que podríamos conseguir en un día, quizá los
números no parezcan demasiado relevantes, aunque quizá podríamos obtener alguna sorpresa.
Ahora bien, si proyectamos los resultados a un año vista, o incluso a más largo plazo, veremos la
cantidad de tiempo que verdaderamente estamos malgastando en cuestiones que
verdaderamente no nos aportan ningún valor.

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