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asociación estatal de profesionales de la sexología
ÍNDICE
CIENTIFISMO SEXOLÓGICO 3
Roberto Martínez de Benito
ASESORAMIENTO SEXOLÓGICO:
NUEVAS REFLEXIONES Y APORTACIONES
DESDE LA SEXOLOGÍA 21
Samuel Díez Arrese
INVENCIÓN DE ENFERMEDADES 33
Ana García Mañas
JORNADAS TEMÁTICAS
DE LA ASOCIACIÓN ESTATAL DE SEXOLOGÍA
CIENTIFICISMO SEXOLÓGICO
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Roberto Martínez de Benito
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ya más allá de los escasos fenómenos es que aquello a lo que nos solemos
estudiados, distando aún mucho de lo referir como mente es un conjunto
que sería un modelo integrado de la de funciones llevadas a cabo por el
mente. Sin embargo, desde el cientifi- cerebro [...]. En consecuencia, los
cismo no hay impedimento en usar trastornos del comportamiento ca-
este reduccionismo extremo para dar racterísticos de las enfermedades
cuenta de todo lo que nos hace ser mentales son alteraciones de la
humanos. función cerebral, incluso en aque-
llos casos que sea evidente que es-
Se ve bien en Eric R. Kandel, Nobel de tas alteraciones tienen un origen
Medicina en el año 2000, quien reco- ambiental.
noce que para el estudio de los me-
canismos de la memoria y el aprendi- 2º.- Los genes y las proteínas que codi-
zaje precisa de un "reduccionismo fican determinan en gran medida
radical"; elige el caracol marino Aplis- el patrón de interconexiones entre
ya como modelo de investigación en las neuronas cerebrales y los deta-
la asunción de que lo que ocurre en lles de su funcionamiento. Por ello,
las neuronas de este organismo, al ni- los genes, y especialmente sus
vel de la memoria, es similar a lo que combinaciones, ejercen un control
ocurre en las neuronas humanas. Así sobre la conducta. La conclusión
expuesto, estaríamos hablando de un de todo ello es que la genética es
reduccionismo metodológico sobre un uno de los principales factores que
modelo animal habitual en la neuro- influyen en la aparición de las en-
biología y que ha dado buenos resul- fermedades mentales.
tados (como la elucidación de los
mecanismos de la percepción visual 3º.- Las alteraciones genéticas no justi-
que sirvieron a Hubel y Wiesel para fican por sí solas toda la varianza de
conseguir el premio Nobel en 1981). las principales enfermedades men-
Pero en su artículo de 1998, "Un nuevo tales. Los factores sociales o del
marco intelectual para la psiquiatría", desarrollo tienen una importancia
propone que el nuevo marco concep- fundamental [...]. El aprendizaje, in-
tual para la psiquiatría debería ba- cluso el que genera una conducta
sarse en cinco principios que resumen disfuncional, produce modificacio-
la posición de los biólogos en la rela- nes en la expresión genética. Por
ción de la mente con el cerebro: este motivo todo lo "aprendido"
termina expresándose como "na-
1º.- Todos los procesos mentales, in- turaleza".
cluso los procesos psicológicos más
complejos, son consecuencia de las 4º.- Las alteraciones de la expresión
operaciones del cerebro. El princi- genética inducidas por el aprendi-
pio fundamental de este concepto zaje provocan cambios en los pa-
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trones de conexión neuronal. Estos Podríamos, por ejemplo, sin salir del
cambios no solo contribuyen al fun- campo de las ciencias positivas, ma-
damento biológico de la individua- nejar otros modelos de investigación
lidad, sino que, al parecer, son in- más globalizadores y complejos.
ducidos por los imprevistos sociales. Así, el denominado emergentismo
postula que en cada nivel de organi-
5º.- Cuando la psicoterapia o la asis- zación surgen propiedades que no se
tencia psicológica son eficaces y encontraban en los niveles inferiores
producen cambios a largo plazo en (serían, pues, irreductibles), de forma
el comportamiento, cabe suponer que del conocimiento completo de
que los consiguió a través del los complementos de un nivel inferior
aprendizaje, provocando cambios tomados aisladamente o en distintas
en la expresión genética que modi- combinaciones no podrían deducirse
fican la fuerza de las conexiones las propiedades del nivel jerárquico
sinápticas y modificaciones estruc- superior. Esto es, el todo es más que la
turales que alteran el patrón suma de las partes que lo constituyen.
anatómico de interconexiones en-
tre las neuronas cerebrales [...]. Está claro que no es este el camino
privilegiado en la actualidad.
No hay mejor ejemplo para lo que ex-
ponía de la reducción ontológica y el Espero que estos apuntes hayan con-
cientificismo, pues estos postulados seguido transmitirles la idea de que
son una inferencia abusiva de los me- mucho de lo que se defiende como
canismos de la memoria y el aprendi- científico no es sino una ideología o,
zaje a nivel neuronal y genético en- como se decía en los albores de la
contrados en Aplisya. Sobre todo en lo clínica psiquiátrica un "mito cerebral",
que se refiere a hacerlos extensivos a presente ya en los albores de la clínica
la complejidad, tanto de las enferme- psiquiátrica que iniciaron los alienistas
dades mentales como de las "accio- y que llega al culmen en lo que aca-
nes cognitivas complejas como pen- bo de explicarles.
sar, hablar, escribir literatura o música
o crear arte". Pero, ¿es que hemos de Esto me da pie para adentrarme en
reducir los avatares de la condición otro de los puntos que anuncié: la
humana únicamente a su dimensión asunción de estas ideas en la psi-
biológica? A menos que, al estilo de quiatría y las nosotaxias que utiliza.
Kandel, Dawkins o Wilson, rebajemos lo
que entendemos por vida humana al Para empezar, la psiquiatría no ha sido
nivel de la biología como ciencia posi- ajena al mismo proceso reduccionista
tiva, incluida la sexualidad (que tam- que ha sufrido la medicina en general.
bién privilegia al cerebro como órga-
no sexual por antonomasia).
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Estas clasificaciones tienen un soporte 2.- Spitzer diseñó el DSM III como una
científico, pero en el nivel más bajo de descripción exhaustiva de los tras-
certidumbre: el de los consensos de tornos sin contemplar la etiología ni
expertos. la fisiopatología de los mismos; esta
presunta postura ateórica tiene dos
Para hacer una clasificación de las explicaciones:
enfermedades podemos distinguir con
Rösch cinco niveles de definición de Primero, la etiología de la mayor
las enfermedades, cuyo grado de parte de los trastornos mentales se
precisión va decreciendo: 1/ Nivel de desconocía –como se recoge en la
la epimediología; 2/ nivel de la etio- introducción de la DSM III– y de los
logía; 3/ nivel de la lesión; 4/ nivel del que se conocía la causa, sitúan al
síndrome y 5/ nivel de los síntomas. Es- borde de la exclusión hacia la neu-
ta situación propia de la medicina, es rología y otras disciplinas a los cita-
incomparable con la precisión de dos trastornos. Mucho menos se
otros campos de la biología (botánica sabía y sabemos de la posible pato-
o zoología), y para el campo de la fisiología.
psiquiatría los niveles habituales son el
4 y el 5 (síndrome y síntomas) que Segundo, no se intenta ninguna
aportan, habitualmente, definiciones aproximación psicopatológica para
muy imprecisas. Esto nos sitúa en una la definición de los trastornos, sino
posición no muy diferente de la de los que solo se pretende establecer un
siglos XVIII y XIX. glosario de definiciones de trastor-
nos y síntomas; la justificación es la
Por otra parte en la DSM III y sus secue- heterogeneidad de las escuelas
las están subsumidos errores concep- psicopatológicas y su evidente de-
tuales groseros, falacias, desafectos y clive como modelos explicativos.
sobreentendidos ocultos de partida: De hecho la psicopatología había
quedado ya reducida a una mera
1.- La falacia mitológica de un progre- descripción de los síntomas, pura
so clasificatorio desde los alienistas fenomenología, sin interrogarse por
hasta nuestros días; cuando los sus causas desde su propio método.
clásicos utilizaban los mismos térmi-
nos, distaban mucho de referirse al 3.- Es una clasificación de psiquiatras
mismo concepto [esta es una críti- para psiquiatras, esto es, médicos
ca recurrente en Berrios], por lo que que habían encontrado en la inci-
los distintos intentos de clasificación piente psicofarmacología el apoyo
son en realidad discontinuidades no perfecto para hacer una revolución
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frente a la psiquiatría dinámica aún ciales para aquellos casos en los que
dominante en EE.UU. y situar a la tal cura no exista. Lo que me lleva a
psiquiatría en el mismo plano de destacar uno de los ejes fundamenta-
otras especialidades médicas [la les de los DSM a partir de la IV revisión:
vieja aspiración de los alienistas]. la adaptación del sujeto, expresada
Razonaban que si los psicofármacos como deterioro en su actividad social
actuaban en el cerebro, es en este y/o laboral, adaptación que si no se
órgano, no en la psique, donde consigue es en base a su dotación
asienta la patología psiquiátrica; genética de vulnerabilidad; no a me-
además, la entonces incipiente bio- canismos sociales.
logía molecular que estaba dando
cuenta de algunos mecanismos ce- Pongo dos ejemplos de dos nuevas
rebrales sería la vía regia para una entidades propuestas en el DSM V y
explicación etiológica, opinión ava- que interesan al campo de la sexuali-
lada por los prometedores estudios dad: el trastorno coercitivo parafílico y
genéticos en otros campos de la el trastorno por hipersexualidad. Elegi-
medicina y que serían más tempra- dos por los problemas diagnósticos e
no que tarde importados al campo incluso sociales que pueden generar,
de la psiquiatría. Este ánimo está pero también porque son innecesarios,
implícito, pero patente en toda la salvo desde las posiciones que de-
DSM III y posteriores. nuncio.
copatológico. Esto está bien; espero sádico rumiativo recibiría este dia-
que el siguiente paso sea que solo gnóstico –no el de neurosis obsesiva–
existan filias, sin "para-" por ningún la- aunque clínicamente sabemos que la
do. propia angustia ante sus pensamientos
Respecto al trastorno específico en inhibiría el acto.
cuestión no puede por menos que Por otra parte, admiten que la mayor
embrollar las cosas, al intentar separar parte de los pacientes solo son reco-
a violadores criminales de no se sabe nocidos tras ser detenidos por un delito
qué enfermos mentales. Los criterios de índole sexual, o sea, que no hacen
para su diagnóstico son: por sí mismos demanda alguna. Dicen
de ellos que son poco confiables en
A. Durante un período de al menos sus relatos, digamos mentirosos, res-
seis meses, presentar de forma recu- pecto a sus impulsos y fantasías sexua-
rrente excitación sexual intensa por les; son no colaboradores y poco fia-
medio de la coerción sexual, mani- bles en el diagnóstico realizado por
festada a través de fantasías, impul- autoinformes de fantasías sexuales e
sos o comportamientos. impulsos.
B. La persona tiene angustia clínica-
mente significativa o deterioro en Pueden leer razonamientos algo más
importantes áreas del funciona- extensos en la web oficial de desarro-
miento, o ha buscado la estimula- llo de la DSM V (dsmv.org), pero no
ción sexual por medio del sexo for- mejor elaborados.
zado en tres o más personas que no
consienten en distintas ocasiones. Entonces, ¿qué justifica este dia-
C. El diagnóstico de trastorno parafíli- gnóstico? Nada. Expandiría el cúmulo
co coercitivo no se realiza si el pa- de delincuentes sexuales susceptibles
ciente cumple los criterios para un de castigo civil indefinido por tener un
diagnóstico de trastorno de sadis- presunto trastorno mental que incluye
mo sexual. casos de coerción sexual, pero que
serían indistinguibles de los violadores
Una crítica somera y rápida: no dife- por otras causas ajenas a un trastorno
renciar en el criterio A entre fantasías, mental basándose el diagnóstico ex-
impulsos o comportamientos no permi- clusivamente en el comportamiento
te distinguir, por ejemplo, a un neuró- personal en palabras de Francis Allen,
tico obsesivo de un criminal; esto es, anterior director del DSM IV.
de quien mantiene sus fantasías en
privado, salvo que pida atención por El segundo ejemplo es el trastorno por
la angustia que le provocan, y de hipersexualidad.
quien pasa al acto sin necesidad de
psicopatología subyacente. Siguiendo En este trastorno, cito, "[...] los tres prin-
con el ejemplo el obsesivo fantasioso cipales modelos fisiopatológicos su-
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senso del grupo de trabajo y dos ase- El criterio "D" especifica que hay que
sores externos, en base a criterios clíni- tener más de 18 años [ya sabemos
cos dada la heterogeneidad y multi- que esto es normal en adolescentes].
plicidad de comportamientos,
intentando evitar una alta incidencia Finalmente pide especificar si habla-
de falsos positivos ("El número ideal de mos de masturbación, pornografía,
criterios necesarios para determinar sexo con otros adultos, sexo telefóni-
una conducta hipersexual y el umbral co, cibersexo o clubs de striptease,
para el trastorno hipersexual debe ser aunque ya en las justificaciones avisan
sometido previamente a pruebas rigu- de que no pretende ser una lista ex-
rosas"). haustiva.
Y para terminar, reconocen que hay En conclusión, yo diría que este tras-
importantes lagunas en los conoci- torno lejos de ser uno de los más gra-
mientos básicos sobre este trastorno, ves y descuidados, como se dice, no
con especial intensidad en el caso de es un trastorno ni sexual, ni adictivo.
las mujeres; vienen a decir que no se Toda la justificación en la que se basa
sabe prácticamente nada de los vali- tiene un fuerte tufo a control social de
dadores del trastorno. comportamientos que más que afec-
tar a los individuos afectan al sector
Los criterios "A" son: tiempo excesivo productivo o a la imperiosa necesidad
dedicado a las fantasías, impulsos y de imponer a la población el ideal
actividades sexuales o su planifica- imposible de salud física y mental [el
ción, bien en respuestas a estados de "biopoder", que diría Foucault].
ánimo disfórico o a eventos vitales es-
tresantes; con intentos reiterados para Los que acudan a solicitar ayuda,
disminuir o suprimir dichas manifesta- creo firmemente, lo harán por causa
ciones; por último, el involucrarse en de culpabilidad neurótica a título per-
actividades sexuales sin tener en sonal, o presionados por sus parejas,
cuenta el riesgo de daño físico y emo- jefes, medios de comunicación, difi-
cional para sí mismo u otros. cultades económicas, etc. Deman-
darán cambiar, curarse, puesto que
El criterio "B" nos remite, una vez más, a les dicen que es una enfermedad;
la angustia personal o el deterioro como los adictos se mostrarán siempre
funcional. al borde de la recidiva, confesando
para siempre su adicción como jacu-
Un criterio "C" excluye que se produz- latoria para espantar la tentación y
ca por efectos de sustancias exóge- reconocimiento de su "carga" genéti-
nas o episodios maniacos. ca (su propensión a la degeneración,
dirían hace 150 años); no serán res-
ponsables éticamente de lo que les
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Valgan estos dos ejemplos, de los que Pero en base a este conocimiento
está plagada toda la DSM desde Spit- parcial en el que el cientificismo se
zer, para demostrar la baja consisten- impone y bajo el signo dominante del
cia científica en la que se funda; es autoritarismo: solo la ciencia tiene la
imposible hacer una clasificación sin respuesta; en nuestro caso, la biología
una teoría que lo sostenga; a lo más, como ciencia básica y sus derivadas
se consigue un inventario. aplicadas. Es esta actitud e ideología,
no la ciencia en sí, la que hay que
Espero haber logrado transmitirles has- combatir; máxime cuando está en
ta aquí que muchas de las ideas que juego la naturaleza humana. No se
creemos científicas, en el sentido que trata de renegar de conocimientos
este término adquiere en las ciencias sino de no aplicarlos, cuando menos
positivas, no lo son en el sentido de prematura e injustificadamente, ob-
algo demostrado fehacientemente; viando, entonces que lo que se están
en realidad, asistimos a una renova- construyendo son mitos. En el campo
ción de la mitología cerebral del siglo de las ciencias biológicas en general,
XIX; ya entonces, se decía que todas y de las ciencias "psi" en particular,
las enfermedades mentales se origi- aplicadas a la descripción del funcio-
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La sexología incurre en los mismos erro- Es verdad que este enfoque ha tenido
res si reduce todo el problema de la efectos beneficiosos a nivel de la
sexualidad al sexo biológico, entendi- apertura en lo social. Ya no se aprecia
do exclusivamente desde la organici- lo sexual desde la moral religiosa o la
dad de lo genital, la emotividad cere- mirada de un dios, sino desde el lado
bral y niveles hormonales. Y digo de lo natural. Y por supuesto que esta
organicidad y no corporeidad, porque
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esto suceda es, cuando menos, nota- Sea como fuere, una aproximación
ble. mínimamente crítica a este continuo
puede evidenciar su inexistencia,
Así que me imagino qué pasaría si, por además de su escasa operatividad
ejemplo, en la carrera de Biología de- actual, como fórmula pragmática pa-
dicaran proporcionalmente un año de ra avanzar en el necesario ordena-
carrera o más (junto con todas sus miento del mapa del ejercicio profe-
asignaturas de ése o esos años) a la sional en intervención sexológica. Con
“didáctica en el aula”, por si alguien respecto a la formulación “educación
que cursa la carrera llega un día a sexual”, se comprueba que resulta
trabajar como profesor en secundaria, doblemente desafortunada.
bachiller o universidad.
Primero, por respeto a las distintas dis-
Por otro lado, formular así los diferentes ciplinas que se dedican a educar de
productos considero que ha generado manera profesional. Lo que requiere al
también un efecto colateral de aco- menos de la construcción y el esta-
modamiento teórico. De tal manera blecimiento de una relación educati-
que lo que ha venido sirviendo para va a lo largo de un proceso educati-
que los usuarios (o las propias institu- vo. Metodológicamente, requiere
ciones) nos entiendan, se ha instaura- articular la intervención en proyectos
do como esquema teórico desde educativos individuales y grupales, así
donde la práctica o actividad profe- como comunitarios cuando la inter-
sional se plantea. vención es socioeducativa.
fesional escuchar o leer la denomina- varios tipos de vendajes. Tal vez, como
ción “educador/a sexual”. en todo, parece que aquí también
hay líneas que unas se respetan y otras
Sintiéndolo mucho, ha de decirse que se cruzan con toda impunidad.
no existe intervención educativa pro-
fesional alguna cuando apenas se Aunque no es el momento de dete-
conoce el nombre del presunto edu- nerme demasiado aquí, sí diré que
cando, no se establece relación edu- otra cosa bien diferente es la divulga-
cativa alguna y no se elaboran pro- ción del conocimiento sexológico y
yectos educativos individuales y/o que no puede ser confundida con la
grupales. educación de los sexos, aunque en
multitud de ocasiones se nombre co-
Esto, hasta donde conozco, en el mo tal. Actividad para la que, a priori,
mercadeo de las profesiones se llama sí que estamos capacitados para
intrusismo profesional y, en mi opinión, hacer.
es una consecuencia entre otras de
entender la educación sexual como También diré que lógicamente su me-
un producto dentro de un mercado. todología y didáctica (no así su objeti-
vo) necesariamente ha de estar
Con todo y con eso, no me cabe du- adaptada al formato y destinatarios
da de que haya quien se considere a para lograr la mayor eficiencia y efec-
sí mismo como educador o educado- tividad posible en su ejecución.
ra, siempre en términos profesionales,
en este tipo de intervenciones sobre Divulgación del conocimiento sexoló-
todo cuando el ámbito es el llamado gico en general o sobre temas con-
“no formal”. cretos. Siendo su destinataria desde la
población en su conjunto, hasta pe-
Tampoco resulta extraño pues se trata queños grupos concretos, pasando
de un ámbito en el que históricamente lógicamente por la formación de los
el intrusismo profesional, sumado a su profesionales que realizan sus inter-
falta de regulación, ha alcanzado co- venciones (educativas, sanitarias, asis-
tas demasiado altas. No obstante, por tenciales, comerciales, culturales, la-
suerte, cada vez en menor medida. borales, etc.) directamente con la
gente y en las que muchas veces el
Curiosamente y también por suerte, factor sexual no está conscientemente
nadie se nombra profesionalmente introducido, pese a que éste influya
como médico sin haber estudiado ineludiblemente.
medicina o enfermero sin haber estu-
diado enfermería, por mucho que se En resumen, así como no se ha de
conozcan algunas enfermedades y confundir educación y escuela, tam-
sus tratamientos o se sepan realizar poco podemos confundir, desde una
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perspectiva profesional, divulgar (in- ría que realizan tal afirmación posee
cluso enseñar) y educar. La educa- una formación académica previa en
ción de hombres y de mujeres, o sea medicina y/o psicología. Campos del
la educación sexual, no nos corres- conocimiento donde la terapia es una
ponde por el hecho de ser profesiona- realidad.
les de la sexología. Menos aún es pa-
trimonio nuestro. Esto me plantea que, así como ha lle-
vado y lleva tiempo drenar el pensar
En cambio, sí que nos corresponde médico y psicopatológico de la teori-
divulgar, o sea, hacer llegar a la po- zación de los sexos, también es pro-
blación, el conocimiento sexológico bable que nos lleve tiempo drenar el
que poseemos de los sexos. Y no ya pensar y hacer sanitario y psicotera-
tanto por cuestiones de patrimonio o péutico de la intervención sexológica
exclusividad sino por coherencia y éti- en consulta.
ca interdisciplinar, ya que es un cono-
cimiento que sólo un profesional de la Por ello, considero de poco interés,
sexología puede tener. por no decir nulo, todo este tema del
asesoramiento y la terapia como pro-
Con respecto al par asesoramien- ductos diferentes. Todavía más desin-
to/terapia la cosa no luce mejor. Des- terés me genera, si cabe, construirlas
de mi punto de vista, los debates so- como actividades coexistentes en el
bre si el asesoramiento y la terapia son campo profesional de la sexología
dos productos diferentes (con el aña- pues, de hecho, rechazo tal coexis-
dido de los eternos debates sobre sus tencia.
fronteras) generalmente resultan de lo
más tediosos e interesados, ya que Ahora bien, aun siendo mala y no sin
responden a razones que están com- reparos, considero más adecuada la
pletamente al margen del interés de formulación “asesoramiento” por es-
esta disciplina y su ejercicio profesio- tar, en mi opinión, algo menos conta-
nal. minada y ser algo más coherente con
la labor realizada en las intervenciones
Tampoco dudo de que haya profesio- profesionales en consulta, si no fuera
nales que honesta y coherentemente por el riesgo que posee de seguir en-
consideren que el asesoramiento y la tendiéndose como aquél asesora-
terapia realmente son dos productos miento conceptualizado como el
diferentes, más allá de los intereses de hermano menor de la primogénita Te-
mercado, marca o estatus. rapia (con mayúsculas). De tal mane-
ra que lo grave iba o se derivaba a
No obstante, haciendo un breve repa- terapia y lo leve o sencillo podía aten-
so por estos perfiles profesionales, voy derse desde el asesoramiento.
comprobando que la inmensa mayo-
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En fin, lo que verdaderamente me re- alta”, “tal vez tenga que derivarlos a
sulta interesante, en cambio, es la in- terapia”.
tervención sexológica singular y parti-
cularizada tanto cuando esta labor se Son algunos ejemplos, pero desafortu-
realiza de manera puntual o aislada, nadamente hay más: terapia, tera-
como cuando lo hace continuada- peuta, alianza terapéutica, encuadre
mente, al margen de su frecuencia. Y, terapéutico, procedimientos y técni-
desde luego, me interesan cada uno cas terapéuticas, relación terapéutica,
de los diferentes formatos en los que proceso terapéutico, clínica, historia
esta intervención se lleva a cabo. clínica, caso, alta, abandono, resis-
tencias, tengo un caso de vaginismo,
Sucede que para avanzar en la des- eyaculación precoz, deseo inhibido,
cripción y definición de este tipo de disfunción genital, eréctil, sexual (inclu-
intervenciones y con ello poder ofre- so erótica o amatoria; que de todo se
cer alguna aportación útil me encuen- lee y escucha), despistajes médicos
tro constantemente con un obstáculo, y/o psicopatológico, etc.
o más bien un escollo, pues no siem-
pre es fácil verlo ni siempre se poseen Es decir, todo un campo léxico que
los suficientes recursos conceptuales y pertenece a la intervención sanitaria y
terminológicos para sortearlo. psicoterapéutica y que se ha adheri-
do a la intervención sexológica, mime-
Se trata de algo tan elemental y bási- tizándose con aquél. A tal punto que si
co como el lenguaje utilizado entre venimos diciendo que a los sexólogos
profesionales. No ya con profesionales nos cuesta entendernos con otros pro-
de otras disciplinas, que ya de por sí es fesionales, a mí me cuesta cada vez
un tema aparte, sino entre profesiona- más entenderme con una buena par-
les de la sexología. te de los sexólogos. Sobre todo cuan-
do hacen terapia.
Por un lado, el conocido y nunca sufi-
cientemente manido punto del em- En este sentido, tal vez debamos
pleo de las unidades diagnósticas, hacer un mínimo caso al construccio-
cuando se intercambia información nismo social y más concretamente a
entre profesionales con el pretexto o lo que Mark Beyebach, bromeando,
con intención de resumir “lo que pa- denominó hace 15 años “tercera ci-
sa” o, de nuevo, “para que se entien- bernética”. Proponía con ello analizar
da”. Por ejemplo: “Tengo a una mujer las interacciones que ocurren entre
anorgásmica que....”, “tengo un caso profesionales, el lenguaje que se em-
de vaginismo...”. Paralelamente, y el pleaba para hablar de sus clientes y
que quiero subrayar más, cuando se cómo esto podía repercutir negativa-
habla de la propia intervención en sí. mente en sus intervenciones.
Por ejemplo: “A estos ya les he dado el
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INVENCIÓN DE ENFERMEDADES
JORNADAS DE SEXOLOGÍA
Y SALUD SEXUAL
AEPS. Madrid, noviembre, 2011
INVENCIÓN DE ENFERMEDADES
JORNADAS DE SEXOLOGÍA
Y SALUD SEXUAL
AEPS. Madrid, noviembre, 2011
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Entre los ejemplos clásicos de disease fármaco que anula o promete solu-
mongering encontramos, por ejemplo, cionar nuestras diferencias.
el síndrome disfórico premenstrual, la
menopausia, la calvicie, la timidez, las Ante la imposibilidad de tratar en este
dificultades de erección o el llamado artículo todos los caracteres sexuados
deseo “inhibido” o “hipoactivo”. Si nos que están siendo problematizados y
acercamos a estos fenómenos desde por tanto tratados farmacológicamen-
una perspectiva sexológica, nos da- te, nos centraremos en dos ejemplos
remos cuenta de que muchas de las concretos que todos conocemos por
enfermedades con las que se trafica su implicación en la erótica y amatoria
no son otra cosa que caracteres de los sujetos sexuados. Son la erec-
sexuados. ¿Por qué estos caracteres ción y el deseo/excitación o su ausen-
diferenciadores empiezan a molestar cia. Nos centraremos en la estrategia
de marketing y comercialización de
hasta el punto de convertirse en un
Viagra y de medicamentos orientados
problema? Estos procesos de proble-
hacia el aumento del deseo en muje-
matización del proceso de sexuación
res como son Intrinsa o Flibanserin.
suelen coincidir con la aparición de un
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tanto de científicos como de publicis- dad que no solo no es real sino que
tas para conseguir vender tanto el para muchos hombres y sus parejas
fármaco como el problema. tampoco es deseable. Ahora el hom-
bre puede seguir estando siempre dis-
Volviendo a las campañas publicita- puesto a todo y con cualquiera, no se
rias, en general, los anuncios de estos cuestionará ni se estudiará el deseo o
fármacos están construidos como si las la excitación masculina, ya que sim-
dificultades de erección fueran la plemente es el pene el que puede
causa de los problemas en la pareja, y tener “problemas médicos”. La gran
por tanto todos los problemas (los de posibilidad que supuso el descubri-
erección y los de pareja) parecen po- miento de Viagra y su acción vasodila-
der ser resueltos con una pastilla. Esta tadora para ayudar a unos pocos
visión unidireccional y simplista no tie- hombres con dificultades orgánicas se
ne en cuenta que muchas dificultades ha convertido, gracias al ánimo de
de erección tienen precisamente que lucro de la compañía farmacéutica,
ver con factores interaccionales en la en un mandato para todos los hom-
pareja, y que por más recursos farma- bres de cualquier edad y condición: el
cológicos que se utilicen en el trata- deber estar siempre dispuestos, ya que
miento, y por más erecciones que se el impacto de Viagra en el entramado
consigan, los factores que generan social y cultural no es pequeño y se
insatisfacción van a quedar desaten- filtra en las vidas de los usuarios y no
didos. Esta visión, además, refuerza usuarios a través de chistes, imágenes,
una idea que ya parecía obsoleta que escenas en cualquier película o serie
es la del hombre siempre con ganas, que se precie, anuncios etc. (Vares y
siempre dispuesto, y nos vuelve a in- Braun, 2006).
tentar vender un ideal de masculini-
¿Y para ellas?
Desde la publicación en 1970 de “La tas culturas, países con distinta legisla-
inadecuación sexual humana” de ción, etc. También parece sensato
Masters y Johnson se viene hablando que exista un mayor control en las vías
de la importancia de la relación. Las actuales de decisión sobre cómo se
definiciones que se manejan hoy de decide qué es una enfermedad y qué
deseo hipoactivo y de disfunciones no: por ejemplo, controlar los paneles
femeninas están centradas en el indi- de expertos para que estos sean de
viduo, pero el deseo es algo relacio- personas sin conflictos de intereses, así
nal, en interacción con el otro. Recien- como que incluyan no solamente des-
temente hay autoras que vienen tacados investigadores sino también a
clasificando el deseo en dos tipos o grupos de ciudadanos/consumidores
modos, “push” y “pull”: uno que em- que no reciban financiación de la in-
puja, sale desde el individuo y otro dustria farmacéutica (Moynihan, 2006)
que es incitado desde fuera y que tira Ambas propuestas son razonables.
de nosotros. Si esto fuera cierto y el
deseo de muchas mujeres se despierta No me gustaría terminar sin reflexionar
de forma prioritariamente contextual sobre las posibles vías que desde la
como respuesta a claves de la situa- sexología tenemos para evitar esta
ción, nada podría hacer una pastilla. invención o tráfico de enfermedades
Autoras como Rosemary Basson, Lori en un área de nuestro conocimiento
Brotto, Ellen Laan y Leonore Tiefer tan importante como la erótica/ ama-
están investigando en esta línea, que toria, pero que como hemos visto
implica que existen diferencias en el afecta a multitud de características
modo de desear de los sexos, y que sexuadas de los individuos. Desde la
estos son dos modos diferentes que sexología podemos perfilar algunas
nosotros deberíamos considerar legíti- propuestas, como pueden ser, por
mos y cultivables en igual medida, y ejemplo, huir de la clasificación dia-
no tratar de promover uno, patologi- gnóstica de las disciplinas de la salud
zando el otro. (Basson, 2000, 2002; Brot- con términos como “dificultades co-
to, 2010; Laan, 2008, Tiefer, 2010) munes” (Amezúa, 1999) en lugar de
“disfunciones” o “trastornos”. Asimis-
Las propuestas que se vienen hacien- mo, parece sensato evitar etiquetar
do desde otras disciplinas para evitar médicamente a las personas que ca-
estas situaciones son diversas. Puede recen de trastornos, esto es, no diag-
resultar especialmente interesante fa- nosticar fenómenos de la vida coti-
vorecer mayor investigación acadé- diana y no actuar como si se tratara
mica sobre la evolución de las enfer- de enfermedades, sino hablar de ma-
medades, vigilar cómo cambian y se lestares cotidianos, o dificultades que
redefinen, cómo se afrontan en distin- muchas personas pueden encontrar
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REFERENCIAS
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LO TRATADO
Y AQUELLO DE LO QUE SE TRATA
EN TERAPIA SEXUAL
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MANUEL LANAS
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Resumen
Summary
WHAT HAS BEEN THE OBJECT OF TREATMENT IN SEX THERAPY UNTIL NOW AND
WHAT SHOULD BE THE OBJECT OF TREATMENT FROM NOW ON.
Sex therapies are presently characterized by the clinical approach to sex disor-
ders. These disorders are defined as functions of behaviours that do not adjust
to what is considered as normal in the different patterns of sexual response.
What should be done is to bring forward a non clinical configuration of the
patiens altered experience. An anthropological configuration proposed from
the point of view of sexology and based on an understanding praxis of this dis-
cipline. From this point of view, sex disorders disappear as such: they are rather
undesirable expressions of an experience that loses its sexual meaning or that
becomes unsatisfactory.
1. Introducción
2. Patologías
Las terapias sexuales del presente no Los terapeutas sexuales van a afrontar
podrían, en ningún caso, prescindir del así las condiciones patológicas de la
saber ofrecido por la Medicina Sexual. función sexual. Y se refieren a ciertas
Un terreno donde lo que parece más lesiones, circunscritas al área genital,
pertinente es la utilización del término tanto en el hombre como en la mujer.
“lesión”, cuando de lo que se trata es Lesiones que se producen como resul-
de objetivar la incapacidad del indivi- tado de patologías localizadas en esa
duo para el despliegue funcional de área o de patologías generales que
su respuesta sexual. también afectan a otros sistemas del
organismo.
En este tipo de enfoques, el valor refe-
rencial de la llamada “respuesta Entre los procesos degenerativos ge-
sexual humana” deja las cosas claras: nerales con repercusiones locales ma-
las enfermedades que afectan a la nifiestas en el área genital, destacan
función sexual son confrontadas con los relativos a las patologías circulato-
las distintas fases de la citada respues- ria y nerviosa. Estas constituyen una
ta. Se observa entonces cómo cada parte nada desdeñable del objeto de
patología muestra sus efectos inde- atención de la andrología actual y un
seables en alguna de las distintas fases sólido argumento en la terapéutica
de la respuesta sexual. farmacológica de la llamada “disfun-
ción eréctil” del varón.
Hay diferencias constatables entre las
respuestas sexuales de los hombres y Las lesiones genitales, en la mayoría
las mujeres. La explicación de las mis- de estos casos, no son apreciables a
mas se suele basar en las también evi- simple vista. Pero pueden llegar a ser
dentes diferencias anatómicas y fi- objetivadas mediante diversas técni-
siológicas entre un sexo y otro, cuando cas. No sólo se recurre a las pruebas
se plantean desde la tradicional dico- físicas, sino también a las pruebas fun-
tomía bipolar entre dos sexos. cionales y a la evaluación del labora-
torio. Y teniendo siempre en cuenta la
fase de la respuesta sexual alterada.
Pero el malestar se expresa en un len- En los niños o las niñas se suele poner
guaje común, que la psiquiatría utiliza en evidencia la dicotomía entre lo
ampliamente en su empeño por desa- que se desea y lo que se rechaza a
rrollar una nosología pragmatista. La veces con vehemencia. Una dicoto-
ansiedad, la angustia, la evitación, la mía que se manifiesta en la elección
fobia, el miedo, el dolor, la anticipa- de sus compañeros y amigos, la
ción, etc. son algunas de las ya des- adopción de determinados hábitos
gastadas teselas de los mosaicos corporales y la preferencia estricta o el
emocional o sentimental de estos pa- rechazo de ciertas actividades, juegos
cientes. y juguetes.
con respecto a la adscripción sexual bres, por las mujeres, por ambos, o
impuesta. Las perturbaciones de esas que pueden no sentir por sexo alguno.
experiencias exhiben una poderosa
relevancia clínica. Las especificaciones relativas a la
orientación sexual del estos pacientes
Los clínicos toman nota de ciertas es- no necesariamente suministran luz es-
pecificaciones que atañen a los pa- clarecedora acerca de la disforia ex-
cientes aquejados de estas dificulta- hibida. Más allá de una proclividad en
des, por ejemplo, las relativas a su la orientación sexual, según el mo-
orientación sexual. Y así dejan cons- mento vital de su aparición, es eviden-
tancia de la atracción sexual que esos te que las vivencias del deseo hacia el
pacientes pueden sentir por los hom- otro, con todas sus peculiaridades, no
siempre les facilitan la vida.
5. Desorientaciones sexuales
desarrollo y el despliegue sexual de los los homosexuales que entre los hetero-
homosexuales. sexuales, con un perfil institucionaliza-
do dispar.
La figura conceptual, que correspon-
de a una realidad personal extraña- La duda homosexual es históricamen-
mente contradictoria, deja muy a las te persistente aunque, curiosamente,
claras que incluso la literatura psiquiá- quienes padecen su compulsiva tira-
trica genera ideas favorables a nues- nía pueden disfrutar en ocasiones o
tro punto de vista acerca de lo que ya definitivamente de su reversibilidad. Su
no hay que tratar. La conducta de los aparición no siempre es fácil de con-
homosexuales cede el protagonismo cretar. El dilema inquietante tiene una
del tratamiento clínico al desasosiego evolución no siempre constante, ya
que la acompaña. que el paciente puede sufrir exacer-
baciones críticas.
Al poco de iniciar mi trayectoria profe-
sional, pronto tomé conciencia de un La resolución de este conflicto perso-
problema que con inusitada frecuen- nal que viven los pacientes no viene
cia se hacía presente en la vida de mis de la mano de las ejecuciones eróti-
pacientes. A este problema o dificul- cas programadas. De hecho, las
tad o trastorno –en el lenguaje habi- comprobaciones prácticas efectua-
tual de los clínicos– le di, con cautela, das para determinar nítida y definiti-
el nombre seguramente poco agra- vamente la posibilidad de una orien-
ciado, de duda homosexual. tación homosexual del deseo se
revelan, al cabo de un tiempo relati-
La duda homosexual era una suerte vamente corto, ineficaces.
de interrogante que permanecía irre-
suelto en la vida de los pacientes a Lo que la narración de los pacientes
pesar de las medidas tomadas por pone en evidencia es que la actua-
ellos mismos con la intención de resol- ción, o la realización erótica, acaban
ver un dilema (soy o no soy homo- desbaratándose. Llega un momento
sexual) y recuperar de este modo la en el desarrollo de los acontecimientos
calma. Las medidas que tomaban en que se nota una desgana para
consistían en pruebas eróticas con su- seguir adelante. El deseo homo-
jetos buscados del mismo sexo. sexualmente orientado que pudiera
percibirse acaba muchas veces des-
Aquella duda desde luego florecía en vaneciéndose.
el mundo masculino aunque también
era perceptible, pero denunciada ve- Sin embargo, los pacientes pueden
ladamente, en el mundo femenino. perder este conocimiento tan infla-
Era una duda que surgía en un gran mado de certidumbres poco después
abanico de edades. Lo mismo entre de la secuencia erótica que estratégi-
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des avanzadas siguen considerando Pero aún es posible conceder que los
aberrantes. Lo evidente es que la psi- comportamientos eróticos socialmen-
quiatría sigue aportando sus propues- te inaceptables no constituyen nece-
tas biológicas, farmacológicas o inclu- sariamente un trastorno mental. La ex-
so quirúrgicas, para impedir el paso a periencia que subyace a su ejecución
la acción de algunos forzados pacien- no es tampoco, en todos los casos,
tes. una experiencia trastornada. Una ex-
periencia trastornada no es tampoco
Con los tratamientos médicos de las un trastorno clínicamente diagnosti-
parafilias se pretende impedir que los cable y susceptible de tratamiento.
pacientes abusen sexualmente y que
posteriormente reincidan. Son inter- No hay deriva erótica en las experien-
venciones que obedecen a una lógi- cias y acciones sin que ambas vayan
ca jurídica implacable. Una lógica sustentadas por su debido soporte bio-
que, por supuesto, se aleja de cual- lógico. Se han identificado diversas
quier objetivo facilitador de la vida anormalidades orgánicas en personas
sexual de los sujetos en cuestión. con parafilias: alteraciones neurológi-
cas, endocrinológicas, cromosómicas,
El padecimiento de estos previsibles etc. Pero se duda del valor causal de
pacientes puede ser consecuente al las mismas y puede que hasta sean
comportamiento en cuestión. Se tra- incidentales.
taría entonces de una sintomatología
inducida por el sentimiento de culpa, Se han realizado diversas propuestas
o por el miedo a las repercusiones de teóricas para explicar el desarrollo de
dicho comportamiento. Pero hay un las parafilias. El psicoanálisis, la teoría
hecho inapelable al respecto: el de la del aprendizaje, los planteamientos
experiencia sexualmente significativa organicistas y los fundamentados en el
que precede a ese padecimiento. estudio de las distorsiones cognitivas
aportan formulaciones conceptuales
En estos casos, las fantasías sexuales hoy por hoy imprescindibles para la
pueden resultar satisfactorias y, por lo visión integradora que se va impo-
tanto, no tienen por qué constituir un niendo.
problema clínico ni para los profesio-
nales ni para la vida del paciente. La Las parafilias como tales lo son para
experiencia del paciente se perturba los clínicos: conceptualmente hablan-
cuando pasa a la acción porque los do, no pertenecen al ámbito de quie-
demás no tienen por qué mostrar ni la nes abordan antropológicamente las
reciprocidad ni la comprensión que él dificultades sexuales. Si los abordajes
necesita. comprensivos de la sexualidad pro-
blematizada son incompatibles con
una estrategia clínica, la sexología te-
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rapéutica tendría que hacer valer su se, de vestir, etc. Un cambio temporal
lenguaje. que se repetirá cíclicamente.
REFERENCIAS
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Como cuestión previa aclarar que la dolo con los comentarios de aquellos
construcción del relato no la realiza que le rodean: familia, amigos, pareja,
solo el consultante, sino que es una y con los cuales ha compartido su his-
co-construcción entre el consultante y toria y por supuesto con los profesiona-
otros; la hace como decimos inmerso les a los cuales consulta, a su vez me-
en un determinado contexto, con las diada lógicamente en este caso por
influencias sociales, políticas y cultura- aquellos valores, conceptos, y teorías
les de ese contexto, co-construyén- a los que los profesionales consultados
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empieza una relación, seguirles en la Así mismo, decir que el rango de edad
iniciación al hecho de ser padres, de los consultantes se ha ampliado a
acompañarles cuando empiezan a límites antes insospechados; desde
tener conflictos y crisis convivenciales, personas muy mayores que vienen
ayudarles en la separación y posterior traídas por sus propios hijos hasta per-
ruptura, y todavía ser testigos de pos- sonas muy jóvenes que vienen acom-
teriores relaciones de esa mismas per- pañadas de sus padres, o de jóvenes
sonas nos permite un estudio longitu- a los que les pagan las consultas
dinal del relato de gran interés. Lo que sexológicas sus padres porque son es-
se denomina Historias de Vida. Dicho tudiantes y no disponen de ingresos.
de otra forma y en palabras llanas “la
vida da muchas vueltas”.
SEXKUNTZA
Equipo educativo sexopedagógico
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Ismene Camarero Piñol
Sendoa Gómez Guerra
SEXKUNTZA
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
JUSTIFICACIÓN
RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
INTRODUCCIÓN
JUSTIFICACIÓN
Cada año, desde 2008, a través del y carencias del alumnado, así como
Centro de Información Juvenil de Ses- sus potencialidades y recursos. En este
tao, se ofrecen los talleres de educa- informe presentamos los resultados ob-
ción sexual a todos los centros educa- tenidos. A través del análisis y reflexión
tivos de secundaria que quieran sobre estos, pretendemos impulsar una
participar. Trabajamos, generalmente educación sexual de calidad, mejo-
con el alumnado de 2º de la ESO, la rando el trabajo en el aula y, al mismo
sexualidad y las emociones que tiempo, proponiendo mejoras en el
acompañan esta realidad. Durante contexto educativo cotidiano.
estos talleres y a través de la relación
que se genera con las chavalas y los En definitiva, el objeto de esta encues-
chavales, somos capaces de detectar ta ha sido analizar la situación actual
distintas necesidades y, en algunos del alumnado en materia de educa-
casos, carencias con respecto a la ción sexual; su predisposición para es-
educación sexual de los alumnos y tudiar la materia, su grado de satis-
alumnas. facción con el programa Sexkuntza, su
idea sobre las relaciones sexuales y de
Este año hemos querido recoger de pareja y las fuentes de información de
manera más objetiva las necesidades que disponen. Para ello, se ha tenido
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RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
TOTAL ALUMNADO
La primera cuestión que se aborda en ma, crea cierta inquietud en los alum-
la encuesta tiene la finalidad de valo- nos que, en algunos casos, hace des-
rar, antes y después de la impartición pertar algo de ansia, acompañada
del programa, cuál es el grado de in- de prisa y descentramiento. En gene-
terés y necesidad que suscita entre el ral, valoramos de manera muy positiva
alumnado el Taller de Educación el recibimiento del programa entre el
Sexual y Emocional Sexkuntza. alumnado.
lado, difícilmente se consigue sin una mación sexual que intercambian los y
mayor claridad sobre el Hecho Sexual las adolescentes entre sí. Es fácil dirimir
Humano y su puesta en escena en la que la calidad de esta información se
educación cotidiana. corresponderá directamente con el
contraste informativo que estos meno-
Ambas cuestiones pueden dar un pe- res puedan hacer entre distintas fuen-
queño (aunque no exacto) marco pa- tes. Pero si sólo pueden acudir a fuen-
ra poder entender mejor los datos que tes de baja calidad o que distorsionan
arrojan estas estadísticas, siempre en- el Hechos Sexual Humano, reducién-
tendiendo que son múltiples y, posi- dolo al coito u otras prácticas, nor-
blemente, inabarcables los factores malmente, podemos concluir que se-
que nos llevan a los resultados aquí ría de gran ayuda aumentar las
expuestos. fuentes de información sexual de cali-
dad donde familia y profesorado tie-
Por otro lado, esta reflexión y los datos nen un especial papel que cumplir,
de este ítem nos permite cuestionar- como veremos a lo largo de esta in-
nos qué calidad puede tener la infor- vestigación.
La tercera pregunta pretende ofre- Sin embargo, hay una emoción agra-
cernos una idea de cuáles son las dable que disminuye notablemente su
emociones que este colectivo tiene porcentaje. Solo un 41,5% del alum-
más asociadas a las relaciones sexua- nado reconoce la libertad como una
les desde su propia perspectiva. Con emoción ligada a las relaciones
ello queremos saber cuáles son las sexuales. Desde Sexkuntza considera-
emociones agradables y desagrada- mos que el concepto de libertad está
bles que el alumnado puede percibir y inevitablemente ligado a la alegría, el
se dan en las relaciones sexuales. Para deseo, el amor y el placer, anterior-
este ítem se han facilitado 19 palabras mente mencionados. Por ello, sería
interesante que el alumnado tenga
Las cuatro emociones agradables que más acceso a este tipo de reflexiones. De
identifican los y las adolescentes con las
relaciones sexuales son la alegría, el de- Las emociones desagradables que más vin-
exigencia (9,3%). Una vez más, los da- tiempo, destacan el peso que tienen
tos nos resaltan la importancia de las emociones en la forma de vivir las
ofrecer una educación sexual que fa- relaciones sexuales.
vorezca relaciones saludables y, al
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Entre las emociones que más valo- Y las emociones que más valoran
ran las chicas por encima los chicos por encima de la valora-
de la valoración de los chicos en- ción de las chicas destacan:
puede sentir amor en las relaciones pectos, cabe destacar que casi el
sexuales. Y una diferencia de 7,5% doble de chicas (23,2%) que de chi-
más de chicos (94,1%) que de chicas cos (12,9%) dicen que se puede sentir
(86,6%) que dicen que se puede sentir miedo en las relaciones sexuales. Del
placer. Del mismo modo, existe una mismo modo, más del doble de chicos
diferencia del 6,3% más de chicas (12,9%) que de chicas (4,9%) apuntan
(75,6%) que destaca el deseo por en- a la exigencia como emoción asocia-
cima del valor de los chicos (69,3%). Y da a las relaciones sexuales.
por último existe una diferencia del
4,1% más de chicos (61,4%) destacan Aunque no vamos a extendernos en
la alegría por encima del valor de las las causas de estas diferencias entre
chicas (57,3%). los sexos, por ser múltiples y variadas, sí
queremos constatar que existen. Y
De todos estos datos nos llama mucho consideramos imprescindible dar valor
la atención las grandes diferencias a esas diferencias para elaborar obje-
que se observan en la percepción de tivos educativos en el ámbito de la
algunas de las emociones entre am- sexualidad.
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del 9,6% más de chicas (82,9%) que centaje, es el control. El 40,4% de los
de chicos (72,3%) que valoran la fide- participantes considera el control co-
lidad como aspecto que debe estar mo elemento importante en una rela-
presente en una buena relación de ción de pareja. Desde Sexkuntza con-
pareja. La atracción como elemento sideramos el control como un indica-
presente en una buena relación de indicador de falta de confianza y de
pareja, también presenta una diferen- seguridad en uno mismo o en el otro,
cia de valor del 8,7% más por las chi- así como potenciador de relaciones
cas (78%) que por los chicos (69,3%). de pareja poco saludables. Este dato
Cabe destacar otra pequeña diferen- nos invita a reflexionar sobre el modelo
cia ya que las chicas (96,3%) valoran de pareja que el alumnado está cons-
un 4,2% más que los chicos (92,1%) el truyendo, siendo una de las piezas
amor y el respeto, ambos con los mis- fundamentales el control, según indi-
mos porcentajes. Entre los demás can las encuestas.
elementos que más valoran en una
Una pequeña parte del alumnado considera
relación de pareja no se encuentran
que tiene que haber en una buena relación de
diferencias significativas ya que éstas
pareja: discusiones, celos, peleas,
no sobrepasan el 2,9%. Desde Sexkunt-
miedo y también insultos
za, aunque valoramos positivamente
y violencia.
gran parte de estos elementos como
indicadores de relaciones saludables, Nos parece importante resaltar que
somos conscientes de que es necesa- sería de gran ayuda para las y los me-
rio trabajar estos conceptos puesto nores tener acceso a modelos de pa-
cada chica o chico le da un significa- reja alternativos basados en la con-
do diferente a cada uno de ellos, co- fianza y la seguridad en uno mismo y
mo por ejemplo las variadas ideas so- en el otro. Así como facilitarles un es-
pacio para expresar las emociones
El 40,4% de los participantes considera el relacionadas con la necesidad de
control como elemento importante en una control en la pareja y formarles en la
relación de pareja. gestión de sus propias emociones, pa-
ra que puedan utilizarlas a favor y no
bre el concepto del amor. Otro aspec- en contra de su propio bienestar.
to que aparece es el cuidado (39,3%),
donde se observan diferencias entre También vemos como dato destaca-
los sexos. Un 10,4% más de las chicas ble en este ítem que una pequeña
(45,1%) que de los chicos (34,7%) opi- parte del alumnado considera que
na que el cuidado debe estar presen- tiene que haber en una buena rela-
te en una buena relación de pareja. ción de pareja discusiones (12%), ce-
los (11,5%), peleas (6%), miedo (3,3%)
Otro elemento destacado entre las y y, también, insultos y violencia (1,6%
los participantes que nos llama espe- ambos). Desde Sexkuntza considera-
cialmente la atención, por su alto por- mos que, aunque sea un porcentaje
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En este ítem recogemos cómo percibe ciones de pareja que conocen. El res-
el alumnado las relaciones de pareja peto, es señalado por un 9,3% más de
que observan en su vida cotidiana, chicas (77,4%) que de chicos (67,7%)
con el fin de comprender los modelos como aspecto observable en las rela-
de relaciones a los que están expues- ciones que conocen. Y por último, la
tos los y las menores. confianza, la han visto un 5,3% más de
chicas (75%) que de chicos (69,7%) en
Según las y los encuestados los aspectos las relaciones de pareja que conocen.
que más observan en las parejas
que conocen son: el amor Los mimos y la atracción (67,8% am-
el respeto y la confianza. bos) son los siguientes elementos que
Según las y los encuestados los aspec- más se destacan en este ítem, aunque
tos que más observan en las parejas con algunas diferencias entre los
que conocen son: el amor (85,5%) el sexos. Un 9% más de chicas (72,6%)
respeto (72,1%) y la confianza (72,1%). que de chicos (63,6%) manifiestan ob-
Si atendemos a estos tres aspectos ob- servar la presencia de mimos y un
servando las diferencias por sexos se 4,2% más de chicos (69,7%) que de
puede destacar que: un 8,9% más de chicas (65,5%) dicen percibir atracción
chicos (89,9%) que de chicas (81%) en las relaciones que les rodean.
manifiestan percibir amor en las rela-
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que suelen aparecer en las parejas pectos como peleas, miedo, dolor,
conocidas. insultos y violencia en las relaciones de
pareja, nos invita a ofrecer otros mo-
Aunque son porcentajes bajos, nos delos de referencia más saludables
parece importante tenerlos en cuenta. para que puedan sumarlos e incorpo-
Pueden darnos pistas sobre modelos rarlos a su vida. El programa Sexkuntza
de pareja cercanos que estos meno- ofrece modelos diferentes de relación,
res puedan tomar como referencia. donde puedan expresarse con liber-
Ya sea en su contexto diario o, muy tad, asertividad y comprensión hacia
posiblemente, a través de los medios sí mismo y hacia las personas con las
de comunicación, que observen as- que se relacionan.
Chicos Chicas
Otros 10,9%
13,9%
Otros 7,3%
Libros 11,5%
8,9%
Libros 14,6%
Revistas 15,8%
18,8%
Revistas 12,2%
Profesores/as 14,8%
12,9%
Profesores/as 17,1%
Televisión 32,2%
27,7%
Televisión 37,8%
Internet 47,5% 62,4%
Internet 29,3%
Sexóloga 37,2% 33,7%
Sexóloga 41,5%
Videojuegos 5,5% 8,9%
Videojuegos 1,2%
Amigos/as 67,8% 64,4%
Amigos/as 72,0%
Familia 24,6% 15,8%
Familia 35,4%
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A través de esta última pregunta que los procesos escolares y, más aún, en
aquí reflejamos, queremos recoger las la relación educador-educando,
fuentes de información y aprendizaje donde el profesorado pueda ser una
que estos adolescentes perciben en su fuente de información accesible y de
contexto diario. calidad ante las necesidades educa-
tivas del alumnado en cuestiones
Las fuentes donde el alumnado considera que sexuales.
aprende más sobre sexo son las amistades
e Internet… Otro dato que nos llama especialmen-
te la atención es que la familia es
Observamos que las fuentes donde el fuente de información para un 24,6%
alumnado considera que aprende del alumnado. Este dato nos parece
más sobre sexo son las amistades destacable puesto que sólo 2 de cada
(67,8%), Internet (47,5%), la sexóloga 10 participantes manifiesta que la fa-
(37,2%) y, por último, la televisión milia es una fuente de información
(32,2%). Entre las fuentes menos men- sexual. Nuestra sexualidad es el reflejo
cionadas encontramos en primer lugar de nuestra identidad más íntima y es
los videojuegos (5,5%), seguido de en familia donde aprendemos las ba-
“otros” (10,9%), los libros (11,5%), el ses para crear nuestra propia idea de
profesorado (14,8%) y las revistas intimidad. En la mayoría de los casos,
(15,8%). Entre estos últimos, nos llama en la adolescencia comenzamos a
especialmente la atención el bajo reproducir modelos de relación que
porcentaje de alumnas y alumnos que hemos aprendido en distintos ambien-
consideran al profesorado como un tes, sobretodo en el hogar. Cada día
recurso de información sexual. Pode- nos estamos acercando más a con-
mos observar que sólo 1 de cada 10 textos que facilitan hablar de sexuali-
estudiantes encuestados considera al
profesorado una fuente de aprendiza- Sólo 2 de cada 10 participantes manifiesta
je sobre su sexualidad. Hoy en día que la familia es una fuente