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La mejor inversión de la política de

desarrollo social de México está en


la primera infancia de sus niñas y
niños
Con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños
y Adolescentes #LGDNNA tenemos un nuevo marco
legal que les reconoce como sujetos de derechos.

Niña mira fijamente a cámara.


Autor
Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes

Fecha de publicación
15 de agosto de 2017

Las carencias, el estado de pobreza de las niñas y niños en México es


mayor a la de las personas adultas según revelan algunos estudios
realizados por el Consejo Nacional de Evaluación de las Políticas
Públicas (Coneval). La solución es invertir más en la primera
infancia (de 0 a 5 años) porque la tasa de retorno es alta junto con
los beneficios sociales que conlleva. Los países desarrollados
invierten en su primera infancia, y tienen un retorno de 7 dólares por
cada dólar invertido en sus niñas y niños de 0 a 5 años. México sólo
invierte el 40 por ciento de lo que destina, por ejemplo, Colombia.

Es un llamado de atención para que las autoridades involucradas en las


políticas públicas de corte social tengan una estrategia coordinada,
porque las acciones articuladas pueden tener un alto impacto en la mejor
calidad de vida de nuestras niñas, niños y adolescentes #NNA.

La evidencia muestra que las políticas públicas de otras administraciones


privilegiaron el bienestar de la población adulta porque se suponía que,
de forma automática, traería el bienestar a #NNA en cascada. Ese no ha
sido el efecto, por lo que las autoridades actuales tienen la oportunidad
de repensar las políticas públicas sociales y aprovechar para invertir en
niñas y niños.
El cómo hacerlo se plantea en la estrategia #25al25. Propone un
diagnóstico de las acciones públicas sobre 25 metas
nacionales enfocadas a #NNA, que cuenten con indicadores de
medición precisos y actores responsables de dar seguimiento a su
cumplimiento, para que las metas comunes puedan cumplirse en el
año 2025.

#25al25 es la oportunidad para que las generaciones actuales y futuras


de niñas, niños y adolescentes #NNA, cuenten con una política
nacional de derechos que privilegie su #InterésSuperior y su
derecho de #Prioridad. Representa la oportunidad para crear una
política que trascienda los periodos de gobierno trianuales y sexenales
que establece nuestro orden político.
Las y los bebés también tienen
derechos
En la percepción general, el cuidado de las y los
niños en sus primeros meses, es un derecho de los
padres. En ese sentido, las licencias parentales para el
cuidado de la niñez se han enfocado, en especial, a
las necesidades de las madres.

Madre sostiene en brazos a su hija de meses.


Autor
Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes

Fecha de publicación
15 de junio de 2017

La Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y


Adolescentesmarca un cambio de paradigma. Son las nuevas reglas
del juego: el interés superior de la niñez les pone ahora en el centro de
la atención social. El nuevo enfoque de derechos para niñas y niños
resalta la prevalencia del derecho de niñas y niños a ser cuidados y
atendidos por su madre y también por su padre; es decir, por ambos
padres, o bien por las personas tutoras de sus derechos.

Las y los bebés, incluso en el seno materno durante el embarazo, ya son


titulares de derechos como el de la salud y, al nacer, el derecho a vivir en
familia, a la supervivencia y al desarrollo.

Esta nueva perspectiva de derechos para niñas y niños no


contradice el derecho de las madres y también de los padres. Al
contrario, ambos derechos apuntan en la misma dirección porque
la Convención sobre los Derechos del Niño establece que el Estado
debe garantizar “el reconocimiento del principio que ambos padres tienen
obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el desarrollo del
niño”.
Del mismo modo, la Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la Mujer, CEDAW, explicita que los
derechos de las trabajadoras deben ser protegidos ante potenciales
discriminaciones originadas por la maternidad.

Con esto, los Estados deben prohibir y sancionar prácticas


discriminatorias e implementar licencias pagadas, prestación de servicios
de cuidado y otras medidas que permitan combinar las
responsabilidades laborales y familiares de ambos padres.

En la elaboración de  las políticas públicas, se deberán  tomar en cuenta


ambos enfoques.

En el caso de los padres, la legislación que permite las licencias


parentales por nacimiento, adopción o tutela. Pero la diferencia en
Latinoamérica entre el tiempo que se otorga a las madres y a los padres
es abismal, porque sólo se consideran garantías relacionadas con la
función biológica exclusivamente reproductiva (embarazo, parto,
recuperación y lactancia) relacionada con la mujer.

En Latinoamérica el promedio de licencia para las madres es de 12 a 13


semanas, la licencia por paternidad apenas alcanza de 2 a 5 días (cifras
de 2015).
El axioma implícito para esta diferencia es el modelo de familia
predominante en la región, donde se subraya el rol reproductivo para la
mujer mientras que al hombre se le asigna el de proveedor familiar.

En ambos casos, aunque ambos trabajen, estos dos roles son


predominantes en las legislaciones laborales, lo que resulta en
diferencias en los días asignados a las licencias por el nacimiento de las
hijas e hijos. En pocos casos, la legislación considera a las y los bebés
como titulares de derechos y los entrelaza con los de padres y madres.

En el caso de México, aunque la situación de las licencias


parentales ha mejorado porque ahora se otorgan por una semana
laboral, aún se encuentra muy por debajo del promedio de la OCDE
que es de 8 semanas.

Algunos países por debajo de México: Estados Unidos (cero), Israel (0),
Canadá (0).

Algunos países por encima de México: Corea del Sur (1 año), Japón (1
año), Francia (28 semanas).

Para que se tienda a igualar el tiempo de las licencias por nacimiento de


padres con la de las madres, que la titularidad sea indiferenciada o
neutra, se requiere asumir un modelo de familia con una doble fuente
de ingreso, proveniente del trabajo de ambos cónyuges, que si esté
en consonancia con las realidades laborales que se viven en
México.

En ese sentido, las y los bebés también deben ser tomados en


cuenta como titulares de derechos: tienen el derecho de recibir
atención de ser cuidados por ambos progenitores.

Para llegar a esta solución justa para las tres partes, madres, padres,
bebés) en una legislación moderna, hay que derribar el mito de que las
licencias generan costos laborales in

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