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En 1992, Norberto Bobbio publica un libro titulado: Thomas Hobbes, en el que afirma
enfáticamente, que el mayor aporte a la filosofía política desarrollado por el autor inglés, es
la construcción de una justificación racional para el nacimiento del Estado moderno. La
principal característica de ese Estado, es la de reglar comportamientos mediante leyes, pues
sólo a partir del cumplimiento irrestricto de las leyes, los seres humanos conseguirán salir de
la anarquía natural y establecer la paz (1992: 7-11). Esa concepción de Estado fundamentada
en un conjunto de leyes establecidas mediante un contrato, que permite el paso del estado de
naturaleza al Estado civil, es la base de lo que Bobbio denomina el Estado liberal contractual,
en la que se sintetiza las propuestas que sobre el Estado establecieron: i. N. Maquiavelo con
su pretensión de un gobierno mixto, que reglado mediante leyes permita la aparición de la
República; ii. T. Hobbes con su visión del Estado ilimitado fundamentado en el Pacto de la
unión, en el que se sustenta que los contratantes son los individuos singulares vinculados
entre sí que se comprometen recíprocamente a someterse mediante obediencia absoluta a un
tercero no contratante: el Estado; iii. J. Locke con su visión de Estado civil, liberal y limitado,
que otorga mediante leyes establecidas por un contrato, a sus asociados derechos de
propiedad y obligaciones.
De manera coetánea a la visión insular del Estado, la Europa continental, generó una
visión del Estado liberal, que centrándose en un contrato reglado mediante leyes, pretende
regular a sus asociados ya no de manera individual como en el pensamiento anglosajón, sino
de manera colectiva, la discusión se seguirá moviendo entre el estado de naturaleza y el
Estado civil; el primer autor que genera una propuesta es vi. Baruch Spinoza, quien muestra
al hombre como un ser pasional que debe ser regulado por un Estado; sin embargo, para el
filósofo neerlandés el poder político parece no gobernar bien, pues la multitud no encuentra
satisfacción a sus necesidad, la tarea por ende del Estado es llevar la utilidad a la vida social
a quienes nunca ha llegado: a la muchedumbre. La propuesta del Estado liberal contractual
debe indagar la razón por la cual el mundo humano no está bien gobernado, y v. es
Montesquieu quien se da a la tarea de indagar por qué. Al respecto afirma, que los seres
humanos son naturalmente limitados y están sujetos al error, por ello requieren ser regulados
por un gobierno de leyes positivas establecidas por el Estado a partir del Derecho (2005: 13-
15). El gobierno de las leyes busca la regulación mediante obligaciones; sin embargo, los
derechos propios de la naturaleza humana en una comprensión realista de la política no se
desplegaban de manera concreta, por ello vi. J. J. Rousseau desde una fundamentación
antropológica y política distinta a las del realismo político, propone que las estipulaciones
del poder político deben cumplirse, pues el Estado entendiendo que el hombre es bueno por
naturaleza, es una construcción comunitaria en la que no se ceden los derechos sino en la que
se hace parte del Estado a partir de la voluntad general, por ello el Estado debe generar a sus
asociados un contrato en el que se estipulen cuáles son sus derechos, que no son otra cosa
más, que las obligaciones que el poder político contrae con sus asociados.
La Alemania de finales del siglo XVII e inicios del XIX genera una comprensión del
contrato del Estado liberal, en la que se conserva la discusión sobre el estado de naturaleza y
el Estado civil. Es vii. I. Kant el autor que genera una nueva comprensión al respecto
sintetizando a Hobbes y Rousseau, estos autores le permiten denunciar las sociedades que él
conoció (estado de guerra de todos contra todos hobbesiano) y la generación de un nuevo
Estado civil (fundamentado en la voluntad general roussoniana). La propuesta de Kant (1989)
fundamentada en la Metafísica de las costumbres, propone una visión formal, racional,
iusnaturalista y a priori de la realidad, sustenta cómo el estado de naturaleza propone un
Derecho privado que no satisface las exigencias de la propiedad privada, que sí se podrían
satisfacer con el advenimiento del Derecho público propio del Estado civil, dar el paso del
Derecho privado al Derecho público, requiere de un contrato en el que el pueblo se constituye
en Estado, convirtiendo a las voluntades particulares en una voluntad general, en otras
palabras, en la voluntad unificada de un pueblo que genera un conjunto de leyes que les
proporciona a sus asociados obligaciones y derechos, con esto Kant propone un contrato que
le otorgue a sus asociados libertad, igualdad y autonomía, pero a su vez el contrato también
genera para sus asociados, obligaciones que permitan la defensa de la libertad, la igualdad y
la autonomía, es decir, el contrato de Kant es el de un Estado de Derecho que les permite a
sus ciudadanos establecer de manera clara la forma en qué se deben dar las relaciones a partir
de leyes establecidas de manera positiva pero fundamentadas en elementos formales. El
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último autor al que se refiere el Estado liberal contractual es Hegel que desde su comprensión
“real de la realidad” y fundamentado en una visión material, empírica, iuspositivista y a
posteriori, propone en la tercera parte de los Fundamentos de la filosofía del derecho, Hegel
(1993) propone que el Estado es lo racional en sí y para sí, el Dios terrenal, el sujeto de la
historia universal y el momento final del espíritu objetivo, en él se reconocen los individuos
y el pueblo permitiendo la aparición de buenas leyes, buenos ciudadanos y un buen Estado.
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buenos a malos, para dar solución a esa problemática, Maquiavelo propone el reparto de
poderes entre todos los estamentos sociales, mediante un gobierno mixto. Al respecto escribe:
Añado, además, que todas esas formas son pestíferas, pues las buenas tienen una vida breve, y las
malas son por sí perversas. De modo que, conociendo este efecto, los legisladores prudentes huyen de
cada una de estas formas de estado puro, eligiendo un tipo de gobierno que participe de todas, juzgando
más firme y más estable, pues así cada poder controla a los otros, y en una misma ciudad se mezclan
el principado, la aristocracia y el gobierno popular (2015, p. 43).
Maquiavelo asegura que una combinación de las distintas formas de gobierno permite el
control y la estabilidad de los Estados, el principado es en este contexto el primer paso que
permite la aparición de la república y ésta sólo se podrá lograr con un gobierno mixto, que
permita la división de poderes y el acceso al bien común.
Bobbio sostiene que la comprensión del Estado de T. Hobbes tiene una perspectiva tríadica,
que inicia en el estado de naturaleza, pasa luego al hombre artificial y culmina con el pacto
de la unión.
La visión del estado de naturaleza de Hobbes, tiene una doble posibilidad de comprensión,
una que tiene que ver con lo que en términos abstractos presenta Hobbes en sus tres textos
políticos, y, otra de tipo concreto que se evidencia del condicionamiento espacio-temporal
que vivió el autor del Leviatán. En relación a la primera comprensión de tipo abstracto,
Bobbio muestra como una igualdad de hecho, sumada a una escasez de recursos y al derecho
sobre todo, está destinada a generar un estado de competencia despiadada, que amenaza en
convertirse en una lucha de todos contra todos. En relación a la comprensión concreta,
Bobbio muestra que Hobbes al referirse al estado de naturaleza, siempre describe la guerra
civil que devastó su país y específicamente las discusiones generadas hacia 1640 por
discordias religiosas, el enfrentamiento entre la potestad civil y la potestad eclesial, y por el
conflicto entre la Corona y el Parlamento
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A propósito de la perspectiva abstracta del estado de naturaleza, puede notarse en
Hobbes como se reconcilian dos conceptos claros: las condiciones objetivas, y, el problema
del poder. En la obra política de Hobbes, se muestra un tránsito de los conceptos y su relación
con el estado de naturaleza. El propósito es contraponer la sociedad civil como estado del
hombre de razón, con el estado de naturaleza entendido como estado del hombre de pasión.
Las condiciones objetivas, propias del estado de naturaleza, son tres: la igualdad, la escasez
de recursos, y, el derecho sobre todo. Al encontrarse en el estado de naturaleza, están
íntimamente relacionadas con las pasiones humanas, es decir, con una visión pesimista del
hombre, que se funda en el apetito natural. Las condiciones objetivas por ello son la causa de
la aparición del estado de naturaleza. La principal condición objetiva, es la igualdad de
hecho, ya que al ser todos los hombres iguales por naturaleza, son capaces de procurarse uno
a otro el máximo mal, la muerte. Según Hobbes: De esta igualdad se deriva […] la causa de
que si dos hombres desean la misma cosa, y en modo alguno pueden disfrutarla ambos, se
vuelven enemigos, y en el camino que conduce al fin (que es, principalmente, su propia
conservación y a veces de su delectación tan sólo) tratan de aniquilarse o sojuzgarse uno a
otro (2011, p. 101).
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su vida, o de su libertad”. (2011, p. 101). Por ello surge en el pensamiento político de Hobbes,
la idea, que el afán de poder y la búsqueda de reconocimiento, son elementos propios de la
anarquía presente en el estado de naturaleza. La tercera condición objetiva, es el derecho
sobre todo, y se refleja de manera directa en Elementos de derecho natural y político, y, en
el De Cive. Las condiciones objetivas, están destinadas a generar un estado de amenaza
continua, debido a que los seres humanos están dominados por las pasiones que los disponen
a la insociabilidad. El estado de naturaleza, es entonces, un continuo proceso de poder y de
libertad absoluta que conlleva a la guerra civil y a la infelicidad.
Es claro que Hobbes es el constructor del Estado moderno, esta visión del Estado se
diferencia de las anteriores, pues Hobbes, no se fundamenta en la familia, sino que lo hace
en el poder coercitivo del Estado representado en las leyes. También el pensamiento político
hobbesiano, se caracteriza por la dicotomía estado de naturaleza/Sociedad civil. La cuestión
es indagar ¿por qué los individuos salen del estado de naturaleza y dan vida con sus
voluntades concordantes al Estado civil? La razón que esgrime Hobbes es que el estado de
naturaleza, siendo un estado de guerra de todos contra todos, es un estado en el que nadie
tiene garantía de su vida. Para salvar la vida los individuos consideran necesario someterse a
un poder común que sea tan fuerte que pueda impedir el uso de la fuerza y permita la
consecución de la paz. Bobbio, en La teoría de las formas de gobierno en la historia del
pensamiento político, asegura: “El Estado surge de un pacto que los individuos establecen
entre ellos y que tiene el objetivo de obtener la seguridad de la vida mediante la sumisión
recíproca a un solo poder”. (2010, p. 101). Someterse a un solo poder, le permite a los
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individuos superar el deseo de reconocimiento presente en el estado de naturaleza, mediante
la recta razón, que busca la construcción de la seguridad en la Sociedad civil. Es por ello, que
Hobbes presenta que la unión entre el Estado y el Derecho, se convierte en el único camino,
para que el hombre pueda vivir en sociedad, superando la anarquía natural, y, estableciendo
la paz. Bobbio lo resume así: “[…] el hombre teme morir, y sobre todo teme a la muerte
violenta. De estos dos principios, nace la política como ciencia, es decir, que surge una
construcción, realizada con un método científico, del Estado”. (1992, p. 82).
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una máquina que se compone de muchas partes, que requieren ser estudiadas minuciosamente
para poder comprender su función, es decir, el Estado es un hombre artificial, que se compone
de diversas partes, cada una con una función determinada. Es en la Introducción del Leviatán,
donde Hobbes muestra su tercera visión del cuerpo político ya como un hombre artificial.
Hobbes lo afirma diciendo:
La Naturaleza (el arte con que Dios ha hecho y gobierna el mundo) está imitada de tal modo, como en
otras muchas cosas, por el arte del hombre, que éste puede crear un animal artificial. Y siendo la vida
un movimiento de miembros cuya iniciación se halla en alguna parte principal de los mismos ¿por qué
no podríamos decir que todos los autómatas (artefactos que se mueven a sí mismos por medio de
resortes y ruedas como lo hace un reloj) tienen una vida artificial? ¿Qué es en realidad el corazón sino
un resorte; y los nervios qué son, sino diversas fibras; y las articulaciones sino varias ruedas que dan
movimiento al cuerpo entero tal como el Artífice se lo propuso? El arte va aún más lejos, imitando esta
obra racional, que es la más excelsa de la Naturaleza: el hombre. En efecto: gracias al arte se crea ese
gran Leviatán que llamamos la república o Estado (en latín civitas) que no es sino un hombre artificial,
aunque de mayor estatua y robustez que el natural para cuya protección y defensa fue instituido; y en
el cual la soberanía es un alma artificial que da vida y movimiento al cuerpo entero; los magistrados y
otros funcionarios de la judicatura y del poder ejecutivo, […] son los nervios que hacen lo mismo en
el cuerpo natural; la riqueza y la abundancia de todos los miembros particulares constituyen su
potencia; la salus polpuli son sus negocios; los consejeros, que informan sobre cuantas cosas precisa
conocer, son la memoria; la equidad y las leyes, una razón y una voluntad artificiales; la concordia, es
la salud; la sedición, la enfermedad; la guerra civil, la muerte. (2011, p. 3).
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Revisado el desarrollo del cuerpo político en el hombre artificial, es decir, en el Estado,
es pertinente mostrar las definiciones que sobre éste brindó Hobbes. La primera definición
de Estado, se encentra en Elementos de derecho natural y político, allí Hobbes afirma: “La
unión así realizada es lo que los hombres llaman hoy día un Cuerpo político o sociedad civil;
los griegos lo llamaron Πόλις, es decir, ciudad; lo que se puede definir una multitud de
hombres unidos como una sola persona, por un poder común, para su paz, defensa y beneficio
común” (2005, p. 211).
La comprensión del hombre artificial y del Estado en Hobbes, muestra una idea
fundamental, la conexión entre el Estado soberano, que regula comportamientos a sus
súbditos, mediante las leyes estipuladas por el Derecho. Evidentemente, para Bobbio, en
Hobbes solo hay un paso entre la Teoría del Estado y la Teoría del derecho civil este paso se
representa en la Ley, a la que Hobbes define como “[…] el mandato de aquella persona, ya
sea ésta un individuo o una asamblea, en cuya voluntad misma de dictar procesos se contiene
la razón de la obediencia”. (2010, p. 227). Dicho de otra manera, la ley, es un mandato del
soberano que los hombres están obligados a obedecer. La Ley civil, estipula también Hobbes
es: “[…] para cada súbdito, aquellas reglas que el Estado le ha ordenado de palabra o por
escrito […], para que las utilice en distinguir lo justo de lo injusto”. (2011, p. 217). Bajo esta
consideración la libertad no es otra cosa, que el cumplimiento estricto de los mandatos del
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Estado estipulados en la ley, el Estado tiene por ello en Hobbes una perspectiva ilimitada que
regula la libertad a partir del gobierno de las leyes.
Es oportuno iniciar el estudio del pacto de la unión, reiterando que la comprensión bobbiana
sobre Hobbes se mueve de manera tríadica, en un primer momento, se muestra como el
hombre hostil por naturaleza, se enfrenta a otros hostiles hombres, generando la guerra de
todos contra todos y la anarquía; en un segundo momento, el miedo a la muerte, y sobre todo
a una muerte violenta, genera en el hombre la necesidad de paz y seguridad. En un tercer
momento, el Estado con su noción de ley, emana órdenes que deben ser cumplidas por los
hombres en busca del detrimento de la guerra y de la consecución de la seguridad y la paz.
La comprensión bobbiana de la filosofía político-jurídica de Hobbes, establece como
condición preliminar para conseguir la paz, un acuerdo entre todos para salir del estado de
naturaleza, ese acuerdo utiliza como médium a la recta razón, pero ésta no es condición para
que los otros hombres decidan salir del estado de naturaleza, si lo fuera, no se requeriría de
leyes civiles, pues la sociedad funcionaría solo con la ley natural. Para Bobbio es necesario
que los hombres acuerden instituir un “[…] Estado que haga posible la vida según la razón.
El acuerdo es un acto de voluntad. En ese sentido, el Estado no es un hecho natural sino
producto de la voluntad humana: es el hombre artificial”. (1992, p. 50).
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El pacto de la unión es presentado por Hobbes en el Leviatán, allí Hobbes escribe:
Esto es algo más que consentimiento […] por un pacto de cada hombre con los demás, en forma tal
como si cada uno dijera a todos: autorizo y transfiero a este hombre o asamblea de hombres mi derecho
de gobernarme a mí mismo, con la condición de que vosotros transferiréis a él vuestro derecho, y
autorizareis todos sus actos de la misma manera (2011, p. 141).
“a) Un pacto de sumisión estipulado entre los individuos singulares y no entre el pueblo y el soberano;
b) consiste en atribuir a un tercero por encima de las partes el poder que cada uno tiene en el estado de
naturaleza; c) el tercero, al que se le atribuye este poder, es, como queda reiterado por las tres
definiciones anteriores, una sola persona (1992, p. 52).
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organizado. Por esta razón el contractualismo que sustenta la aparición del Estado en Hobbes,
no es de tendencia democrática, por el contrario, el contractualismo hobbesiano se mueve en
un horizonte absolutista, que piensa en la libertad como un pretexto para el desenfreno de las
humanas pasiones y que por ello propende por la unidad en contra de la multiplicidad, por la
norma objetiva contra al derecho subjetivo y por la obligación contra lo arbitrario. El pacto
de la unión, permite la aparición del Estado hobbesiano como máquina monstruosa de
carácter absolutista, que permite la superación del estado de naturaleza y su visión de libertad
y sólo libertad, por un Estado que tiene que ser autoridad y sólo autoridad. El Estado estipula
Bobbio en La lección de los clásicos, existe: “Cuando en una sociedad determinada una sola
persona tiene el derecho, o ejerce legítimamente el poder de constreñir por la fuerza, o
recurriendo en última instancia a ella, a los individuos a obedecer sus disposiciones. […] el
Estado es el que ostenta de manera exclusiva el poder coactivo. (2003, p. 150)”.
El Segundo Tratado sobre el gobierno civil, es la primera y más completa formulación del
Estado liberal, este Estado es el resultado de la aplicación de una triada, que según Bobbio
se determina así: primero en el estado de naturaleza, nacen los derechos humanos
fundamentales, como la libertad, la igualdad, y, la propiedad, luego en el estado natural real
(que se equipara con el estado despótico), no se garantizan los derechos naturales; y, el estado
civil en la que el estado de la naturaleza no se suprime, pero si se restaurada (1963: 215-216).
Es decir, el estado ideal o estado de naturaleza, en la perspectiva lockeana, se niega y se
reconcilia con el estado real o estado de guerra, en la perspectiva hobbesiana, para generar el
Estado político. La negación y la reconciliación se evidencian cuando se muestra que el
Estado civil es una perfección del estado natural que requiere para su adecuada función de
un gobierno y de un juez, que permita superar mediante la razón el estado de guerra.
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de naturaleza del pensamiento hobbesiano y lo ubican en contextos distintos. El estado de
naturaleza en Locke, responde a la dicotomía entre el estado de naturaleza ideal, o estado de
paz, fundamentado en Puffendorf, y, el estado de naturaleza real, o estado de guerra de todos
contra todos, fundamentado en Hobbes.
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asegurando que los derechos naturales y de razón del estado de naturaleza se conserven en el
Estado Político.
Para Locke en el estado de naturaleza cada individuo disfruta de todos los derechos de la
ley natural, sin un poder común que los regule; en el estado de guerra los egoístas seres
humanos utilizan la fuerza para hacer valer sus derechos. Aunque por caminos distintos, uno
parado en una visión racional del hombre, el estado de naturaleza; y, el otro en una visión
pesimista de la naturaleza humana, el estado real, los dos permiten a los individuos juzgar y
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ejecutar por si mismos las agresiones contra su vida, libertad y propiedad, por ello los dos
requieren de un Estado que regule los comportamientos humanos en la sociedad. Es decir, el
estado de naturaleza comparte deficiencias que también tiene el estado real, por ello, sugiere
Locke la necesidad de superar el estado de naturaleza que podría caer en algo mucho peor
“[…] el estado de naturaleza de pura anarquía.” (2012, p. 216). Las deficiencias que
encuentra Locke (2012) en el estado de naturaleza son tres, la primera tiene que ver con la
falta de una ley que siendo aceptada por los hombres, les permita identificar y distinguir
entre lo bueno y lo malo. En segundo lugar, falta en el estado de naturaleza un juez público
e imparcial, que resuelva los problemas entre los hombres según la ley establecida, y, por
último, carece el estado de naturaleza de un poder que respalde las decisiones del juez en
relación a la ley. Locke al respecto afirma: “Así, la humanidad, a pesar de todos los
privilegios que conlleva el estado de naturaleza, padece de una condición de enfermedad
mientras se encuentra en ese estado; y por eso se inclina a entrar en sociedad cuanto antes”.
(2012, p. 136). De esta manera se concluye que el estado real de la naturaleza, le permite
identificar a Locke la necesidad de un Estado civil, en el que los conflictos generados por la
falta de una ley, de un juez y de un poder, se solucionan con el establecimiento de un
gobierno.
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propiedades, por ende, la libertad debe entenderse en Locke como libertad negativa, que le
permite a los individuos realizar ciertas acciones sin ser impedidos por el poder estatal.
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derechos individuales de los seres humanos, en una comunidad que se organiza desde el
consenso y subordina el poder ejecutivo al poder legislativo, generando también, la aparición
de un poder judicial, que juzgue y sancione desde el derecho natural y mediante jueces
imparciales, a quienes atenten contra los derechos naturales de los hombres (vida-libertad-
propiedad).
Rousseau (2008) muestra en sus Confesiones, como al evidenciar que todo en la existencia
humana depende de la política y que un pueblo es lo que hagan de él sus leyes e instituciones,
tuvo la visión de encaminar su reflexión a la construcción de un proyecto político. Por ello
se da a la tarea de construir una nueva comprensión del Derecho desde una perspectiva
política, que partiendo de una visión optimista de la naturaleza humana, proporcionará un
nuevo Contrato social.
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Contrato social o fundamentos de derecho político escribe: “Encontrar una forma de
asociación que defienda y proteja de toda fuerza común a la persona y a los bienes de cada
asociado, y gracias a la cual cada uno, en unión con todos los demás, solamente se obedezca
a sí mismo y quede tan libre como antes”. Este es problema fundamental que resuelve el
contrato social” (2009, p. 16).
Esta forma de asociación requiere de una cláusula que permita la aparición de un nuevo
pacto social que garantice la posibilidad de recuperar la naturaleza extraviada de los
hombres, la cláusula tiene que ver con la alienación total de cada asociado con todos sus
derechos a toda la comunidad. Al respecto Rousseau afirma que: “Cada uno de nosotros pone
en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general,
recibiendo a cada miembro como parte indivisible del todo”. (2009, p. 17). Aramayo (2015)
en Rousseau. Y la política hizo al hombre (tal como es) afirma que la cláusula fundamental
del contrato social tiene como propósito conciliar el interés individual con el interés de todos
los miembros del cuerpo social, armonizando elementos del contractualismo con la idea de
libertad.
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dominio moral de sus libertades conforme a la decisión de la voluntad general. Cabe ahora
preguntarse cómo ha de realizarse dicha forma de asociación, lo que hace Rousseau es
proponer una triada que se mueve así, primero sustenta las características del pacto social;
luego propone a la legitimidad como el elemento central del contrato del Estado; y, culmina
mostrando a la voluntad general como garante del pacto establecido entre los hombres.
El nuevo pacto social que propone Rousseau tiene como finalidad recuperar la condición
moral que él esbozó en el estado de naturaleza presente en el Discurso sobre la desigualdad.
La sociedad que nace del nuevo pacto debe ser para Rousseau una sociedad que vive la
verdadera libertad, pues tiene la capacidad de pensarla y decidirla, y no la libertad del estado
de naturaleza en la que la libertad se vivía sin reflexionar sobre ella. Rousseau en el Contrato
social lo estipula así: “Lo que el hombre pierde con el contrato social es su libertad natural y
un derecho ilimitado a todo lo que se le apetece y puede alcanzar, lo que gana es la libertad
civil y la propiedad de todo lo que posee” (2009, p. 22). La nueva libertad que se deviene del
pacto social, es una libertad moral, que le permite al hombre ser amo de sí mismo, mediante
la obediencia a la ley que ha prescrito el Estado. Ser libre es entonces, cumplir los mandatos
del nuevo pacto social, también Rousseau en su comprensión del nuevo pacto social estipula
que la propiedad debe basarse en la posesión del primer ocupante, al que se le debe garantizar
su derecho mediante la ley positiva del Estado.
Es claro que Rousseau propicia un giro en la comprensión del Estado, al sustentar que
más importante que la legalidad, lo que debe hacer la política es generar un Estado legítimo.
Para conseguir tal propósito de legitimidad, el Estado debe nacer de un contrato en el que los
seres humanos ponen su persona y sus bienes bajo la dirección de la voluntad general y no
en un acuerdo de dos voluntades individuales que a partir de unas exigencias presentes en el
contrato regulan sus comportamientos a partir de lo que éste estipule. Es decir, la legitimidad
del Estado no debe recaer sobre los postulados del Derecho privado, sino sobre las
perspectivas del Derecho público. El contrato social que se basó en el Derecho privado
además de proteger la propiedad y de incentivar la desigualdad, le impide al hombre ser amo
de sí mismo y, lo convierte en esclavo de los mandatos que el Estado estipula mediante el
derecho de la constricción.
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El contrato social del Derecho privado tal cual como lo presentaron Hobbes y Locke, les
exige a sus asociados el cumplimiento irrestricto de sus mandatos, los asociados a dicho
contrato poseen obligaciones en relación a la legitimidad de las normas que establece el
Estado. El contrato social que propone Rousseau se fundamenta en las perspectivas de la
voluntad general, lo importante ya no son las obligaciones que se devienen de la legalidad,
sino los derechos que se producen en la legitimidad que aporta el pacto social. Rousseau al
respecto escribe: “[…] el pacto social establece entre los ciudadanos una igualdad tal que
pactan todos en las mismas condiciones y deben gozar de los mismos derechos”. (2013, p.
35). La legitimad se ve representada cuando el Estado después de recibir los derechos
naturales de sus asociados, se los retribuye de manera inmediata convertidos en derechos
civiles, asegurándole a los ciudadanos el goce de aquellos derechos inherentes a su naturaleza
humana.
Después de revisar las características del pacto y los elementos fundamentales del
contrato, Rousseau quiere armonizar a la libertad individual con la libertad colectiva, para
conseguir tal objetivo propone a la voluntad general, que no es otra cosa que la búsqueda del
interés común, al respecto estipula Rousseau: “Cuando varios hombres reunidos se
consideran a sí mismos un solo cuerpo, no tienen más que una voluntad, que se refiere a la
común conservación y al bienestar general”. (2013, p. 119). La voluntad general al reconciliar
la libertad individual con la colectiva, presenta un Estado que no sacrifica al individuo y sus
derechos innatos, sino que por el contrario presenta a un Estado que salvaguardando al
colectivo participa activamente en la construcción de los derechos que el Estado debe
salvaguardarle, esta comprensión de Rousseau se distancia de la filosofía política y la teoría
del Estado de los modernos para retomar los ideales democráticos de los antiguos. Bobbio en
Liberalismo y democracia, lo estipula así: “El autor de El contrato Social había ideado, bajo
una fuerte influencia de los autores clásicos, una república en la que el poder soberano una
vez constituido por la voluntad de todos, es infalible y no tiene necesidad de proporcionar
garantías a los súbditos, porque es imposible que el cuerpo quiera perjudicar a los miembros
(2012, p. 9). Para Bobbio el contrato social rousseauniano tiene una concepción democrática
que pretende evocar a la democracia de los antiguos, pero no es un simple volver a los
antiguos, es recobrar la fuerza del poder del pueblo como constituyente primario,
acompañándolo de la idea de voluntad general y de la yuxtaposición del Derecho público
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sobre el Derecho privado. Para Bobbio Rousseau al centrarse en una visión del contrato desde
el Derecho público genera una nueva comprensión del Estado ya no liberal sino
fundamentado en el colectivo, ahora bien, al tener que sujetarse los seres humanos al
cumplimiento de lo que ellos mismos designaron en el pacto, el contrato social rousseauniano
le proporciona al Estado un poder absoluto; sin embargo, el poder absoluto no puede cargar
a los seres humanos de ninguna cadena que les sea inútil, por ello Rousseau le asigna al
Estado la función de eliminar la libertad natural para transformarla en libertad civil,
asegurando que la verdadera libertad tiene que ver con la adecuación de la voluntad
individual a la voluntad colectiva representada en el Estado, esto muestra a Rousseau como
un autor que propende por una libertad política en la que los seres humanos deben cumplir
lo que ellos mismos han estipulado en el contrato social.
A manera de conclusión
Revisar los aspectos que Bobbio designa el Estado liberal contractual nos permite realizar
una comprensión y una crítica a dicho Estado. Maquiavelo abrió la posibilidad de generar
una forma de poder político que centrado en las leyes, estableciera mandatos y derechos para
sus asociados. Luego Hobbes muestra a los seres humanos como niños regulados por parte
de un padre autoritario con posibilidades ilimitadas (Estado) que yuxtapone la seguridad a la
libertad. Con Locke se muestra que el poder del Estado debe ser limitado, permitiéndoles a
los individuos la posibilidad de decidir si aceptan o no, las regulaciones estatales, que
cambiando la forma de entender al Estado, le han pedido a ese padre autoritario, que entienda
que ellos poseen libertades que son inherentes a su naturaleza humana, que no es del todo
malvada, y que por ello pueden decidir si aceptan o no lo que él estipula. Con Rousseau la
situación se ha modificado notoriamente la teoría moderna del Estado, el padre (Estado) es
abandonado y en lugar de él se genera una construcción social donde los mandatos son
estipulados por los que antes eran hijos (ciudadanos), que deciden la forma en que deben ser
regulados por las normas que ellos mismos dispusieron, el Estado liberal contractual
sustentado en el Derecho privado y en la legalidad ha perdido la solidez con la que Hobbes
como arquitecto lo construyó. Rousseau ha dirigido la libertad al camino de la comprensión
de lo moral, de la construcción política y social y, del Estado democrático.
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La comprensión bobbiana sobre la idea de libertad en el Estado liberal contractual niega
y reconcilia las ideas de libertad de Hobbes, de Locke y de Rousseau, pues el Estado que
inició en Hobbes emitiendo mandatos de inexorable cumplimiento estipulados por él mismo
y regulados por el Derecho terminó en Rousseau siguiendo esas mismas consideraciones, ya
que en la comprensión de Rousseau lo que dispone el Estado debe cumplirse y, al igual que
en Hobbes los asociados al cumplir las normas establecidas por el Derecho del Estado se
hacen libres. Lo que cambió fue la forma de construir al Estado a partir de las características
del pacto, que en Hobbes es una cesión de todos los derechos a un ente artificial y en
Rousseau una construcción comunitaria en la que no se ceden los derechos sino en la que se
hace parte del Estado a partir de la voluntad general. Otro elemento que cambió fue la forma
de entender a los destinatarios de las normas que dejan se der entes pasivos en la concepción
de Hobbes para ser entes activos en la de Rousseau, el punto arquimédico que permite esa
nueva comprensión en la comprensión bobbiana es Locke, quien considera que los individuos
no son necesariamente malos por naturaleza y que la libertad que gozaban antes de la
aparición del Estado les permitía tener derechos inalienables que deben seguirse
salvaguardando en el Estado civil, específicamente el derecho a la propiedad, idea de carácter
netamente liberal que se conserva en las tres ideas de libertad del Estado liberal contractual.
Así entendidas las cosas, la idea de libertad en el Estado liberal contractual que pretendemos
elucidar sostiene la necesidad de cumplir las obligaciones que estipule el Estado exigiendo
de él una esfera de derechos que permitan la convivencia y la regulación de los seres
humanos. Sin embargo, quedan varios elementos por dilucidar qué hacer con una visión del
Estado que centrado en el individuo o en el colectivo propone libertades individuales y para
garantizarlas, sosteniendo la idea de que cada individuo es empresario de sí mismo y que la
función del Estado es sólo la de proteger dichos derechos y garantizar el cumplimiento de los
deberes. Se requiere, sin lugar a dudas, de otra comprensión en la que el Estado se encargue
de proporcionar bienestar a sus asociados.
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