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JUAN DAVID HINCAPIE MARTINEZ. Cod.

1255902
JULIANA ANDREA QUINTERO QUINTERO. Cod. 1256150
Control y Auditoria. Semestre VIII.
Universidad del Valle Sede Tuluá.

¿Qué pasó en InterBolsa?


La prestigiosa firma corredora de bolsa, que hasta finales del año 2012 gozó del privilegio
de manejar casi el 30% del mercado de valores a nivel nacional, nace en el año de 1990 en
manos de su fundador, el antiqueño Rodrigo Jaramillo, quien incursiona en el mundo del
mercado bursátil en la extinta Bolsa de Valores de Medellín. Interbolsa en sus inicios,
típico de una firma de su talla que apenas comenzaba, realizaba estudios de mercado,
conseguía clientes con interés en invertir, y desde luego cobrar una comisión. Para ese
entonces figuraba en las últimas casillas del ranking de los comisionistas de bolsa de la
Bolsa de Valores de Medellín.

A mediados de los 90, aparece en la firma el economista y comisionista de bolsa Juan


Carlos Ortiz, quien a pesar de ser expulsado de la Bolsa de Valores de Bogotá en el año de
1997 por realizar prácticas, que para ese entonces se consideraban poco transparentes, sería
una ficha clave en la carrera de Interbolsa. Este arriesgado comisionista le dio un giro a la
firma al implantar un sello como propio de la compañía, la llamada posición propia, que
consistía en, con recursos de la compañía invertir en el mercado accionario en los
momentos de baja cotización, en los que los precios bajan, y de vender en el pico, cuando
suben. Este método considerablemente riesgoso podría generar enormes ganancias como
también pérdidas mayúsculas. Con esta estrategia la firma se convirtió en un jugador de
gran talla, gracias a la posición en el mercado de los TES. Esto hizo que a principios de la
década del 2000, llegase a la firma Víctor Maldonado, presidente de Foto Japón, quien se
convertiría en socio principal con una participación del 30%. Interbolsa para el año 2007 se
había convertido en un elemento de peso pesado en la naciente bolsa de valores de
Colombia, surgida de la conglomeración de las bolsas de Bogotá, Medellín y Cali, a tal
punto que adquirió la firma de su competidor Inversionistas de Colombia, convirtiéndolo
así en el principal actor del mercado.

¿Qué paso con Interbolsa? El detonante que prendió las alarmas ocurrió en en noviembre de
2012, cuando la firma no cumplió con una obligación financiera que había contraído con el
banco BBVA. Esto desenmascaró la situación de iliquidez de la firma. La Historia se
remonta al 2009, cuando aparece Alessandro Corridori, un italiano quien llega a Colombia
en el 2006, que supuestamente había sido, según una versión dada por Rodrigo Jaramillo,
ser empleado de Parmalat y ex corredor de bolsa en Milán quien se desempeñó en
operaciones del grupo Allianz, pero que en realidad no fue así. Este personaje decidió
quedarse y corrió con suerte en Colombia, cuando en una Oferta Pública de Acciones ( en
la reestructuración de Acerías Paz del Rio) compro acciones muy baratas y termino
vendiéndolas casi 5 veces más de su precio de adquisición. Esto le dio musculo financiero
para seguir apuntándole a la bolsa en Colombia.
A finales de 2009, surge un proyecto que Corridori puso entre sus cejas, “Fabricato”, que
buscaba salir de la crisis y convertirse en una de las ganadoras con el TLC con EE.UU. El
Grupo Empresarial Antioqueño había salido de la textilera y esta había quedado sin dueño
controlante. Su propiedad dividida la hacía vulnerable para ser tomada a través del mercado
de valores. Solo se necesitaba entonces de alguien con capacidad de apalancar la compra de
las acciones de Fabricato, una operación que exigía músculo financiero de alta envergadura.

Allí aparece entonces Interbolsa, quien empieza a prestar dinero al empresario Corridori
con la figura financiera conocida como Repo, que consiste a grandes rasgos en adquirir un
préstamo a una tasa de interés determinada, cuya garantía son las acciones (sujetas a un
pacto de recompra) que posea la persona adquiriente del crédito, ya sea natural o jurídica,
para obtener liquidez. Corridori en un lapso de 20 meses adquiere el 20% de Fabricato con
esta modalidad, con recursos de los clientes de Interbolsa que la firma le concedía.

Interbolsa recomendaba que las acciones de Fabricato se vendieran, pero Corridori,


conjuntamente con el Grupo Interbolsa, realizó operaciones repo para incrementar la
bursatilidad y elevar el precio de las acciones, logrando que a partir de junio de 2011 éstas
lo hicieran. Funcionarios de alto nivel de Interbolsa tenían conocimiento de estas
operaciones y sobre el riesgo de liquidez que éstas implicaban. Pero ignorando las
recomendaciones del director de riesgos del grupo, por el contrario se siguieron
aumentando los cupos de crédito para estas operaciones.

InterBolsa hizo una apuesta enorme por Fabricato, sobre la base de que el precio de la
acción de la textilera iba a aumentar sustancialmente. En un principio sucedió, las acciones
pasaron de valer 30 pesos a 90. El problema surgió cuando el mercado empezó a desconfiar
de que las acciones de Fabricato pudieran valer dicha cantidad, veían que el valor de la
acción estaba más inflado por la estrategia de negocio en los papeles, que por el resultado
de la estrategia misma de Fabricato como empresa, que en el 2010 reporto pérdidas por más
de 5.600 millones.

La figura del repo es un complejo andamiaje con muchas fichas, que básicamente dependen
de la credibilidad que le den los inversionistas a la evolución del precio de las acciones. Si
se llega a especular que el precio esta inflado artificialmente, se bloquea el título y todo el
andamiaje se viene al piso. Esto fue lo que sucedió con los repos de Fabricato, donde el
80% de las acciones en circulación de la textilera, que el monto de su valor se aproximaba a
300.000 millones de pesos, estaban metidas en ese andamiaje de la figura de los repo; las
cuales componían el 20% de las operaciones diarias del mercado de este producto, y en el
medio de toda esa operación estaba Interbolsa como intermediaria.

La desconfianza del mercado se tradujo entonces en que muchos inversionistas comenzaran


a pedir que les retornaran sus dineros en lugar de renovar la operación, que es lo que
comúnmente sucede y era lo que le convenía a Interbolsa. A pesar del problema de liquidez
que presentaba la firma, y después de hacer esfuerzos para reintegrarle los recursos a todo
aquel que desconfiaba, el problema de liquidez de la firma comisionista de bolsa salió a la
luz pública, y el gobierno se vio obligado a intervenir.
Es claro que Interbolsa se desnuco por la excesiva exposición a los repos sobre acciones
que sobrepasaban cuatro veces el valor del patrimonio de la firma, que al final se dejaron de
transar en el mercado por su alto nivel de desconfianza gracias a su exposición a los repo.
La mitad de estos estában en Fabricato ($292.000 millones) y en la misma Interbolsa
($73.000 millones); estos documentos no cuentan actualmente con liquidez. Esto muestra
entonces que los repo estaban respaldados en su mayoría por la firma comisionista, pues su
volumen alcanza actualmente los $298.000 millones, en Fabricato, y $82.000 millones en la
firma.

Pero no solo la operación con los repos fue lo que descalabró a Interbolsa. Una firma de
auditoria halló otras operaciones que evidenciaron el problema de iliquidez que acarreaba la
firma comisionista de bolsa.

La firma puso en circulación bonos de una empresa llamada Luxemburgo Hold Co. y los
recursos obtenidos de esta operación, que estaba dentro del marco legal y las reglas del
mercado, fueron destinados incorrectamente, lo que afectó la liquidez de la compañía.
También se conoció que la operación fue utilizada como una operación para solventar la
caja de Interbolsa para beneficiar las operaciones del Grupo Corridori, sobre todo en un
posible incumplimiento de los Repo de Fabricato que tenía su Grupo. Dichas operaciones,
se dieron por medio de cupos de crédito otorgados, lo que implicó que el grupo destinó
dinero de estas emisiones para cubrir deudas de Corridori y cubrir déficits de la misma
Interbolsa.

Otro hecho se dio cuando antes de vencerse el plazo de un crédito otorgado por
Bancolombia a Interbolsa, para pagar anticipadamente una redención de bonos, y ante la
negativa de refinanciación del pago a la entidad, la firma comisionista realizó una
triangulación de recursos de la cartera Crédit (de la SAI de Interbolsa), usando de
intermediario a la Clínica Candelaria, lo cual es una operación catalogada como ilegal a los
efectos del Decreto 2555 de 2010, que prohíbe créditos entre filiales financieras y casas
matrices, que demostró la difícil situación financiera de Interbolsa en ese entonces.

Interbolsa también tenía una participación accionaria del 40% de la compañía EasyFly, de
los cuales, se extraviaron el 20%. Y es que la reducción del activo de Interbolsa fue por
haber otorgado un préstamo por $20.500 millones a Industrias Líderes, Target
Construcciones, Construcciones Buen Vivir y Distrimedia. Las garantías establecidas por
Interbolsa para este préstamo, correspondían a unidades del Fondo Capital Privado,
valoradas en $40.000 millones, que colocaban en riesgo cerca del 50% de la participación
de Interbolsa en este Fondo, lo que demostró el riesgo que tomó la firma en sus activos con
el fin de obtener algo de liquidez. Este último hecho también fue evidenciado por la firma
de auditoría.

En el banco de acusados que enlista la fila sobre quienes se responsabilizó por el descalabro
de Interbolsa, no solamente estaban su presidente y sus altos directivos, también se
encontraba en la lista de responsables la firma que se encargaba de hacer la revisoría fiscal,
la reconocida firma multinacional de auditoria Grant Thornton Fast and ABS Auditores. El
código de comercio en sus artículos 207 y 211 profesa cuales son las funciones de la
revisoría fiscal, y la Junta Central de Contadores en su declaración profesional número siete
(7) define dicha función de la siguiente manera: “La revisoría fiscal es un órgano de
fiscalización que, en interés de la comunidad, bajo la dirección y responsabilidad del
revisor fiscal y con sujeción a las normas de auditoría generalmente aceptadas, le
corresponde dictaminar los estados financieros y revisar y evaluar sistemáticamente sus
componentes y elementos que integran el control interno, en forma oportuna e
independiente en los términos que le señala la ley, los estatutos y los pronunciamientos
profesionales”. La reconocida firma fué negligente en muchos aspectos profesionales que le
atañen a un encargado de una revisoría fiscal.

¿Cuál fue la culpa de la revisoría fiscal en el caso de Interbolsa? Según investigaciones, la


auditoría no se proclamó en su debido momento, ni ejerció las medidas de control
pertinentes sobre un sinnúmero de irregularidades contables halladas en Interbolsa para el
periodo 2012, verificadas en una visita llevada a cabo por la Junta Central de Contadores.
Tampoco manifestó opinión alguna con respecto a situaciones como el riesgo de iliquidez
que representaba para la firma, el otorgamiento de préstamos a particulares, los cuales no
estaban enmarcados dentro del objeto social del grupo Interbolsa y además concedidos sin
garantías reales. Se encontró un déficit de garantías casi del 90 por ciento. Se evidencio
también diferencias e inconsistencias en los rubros relacionados con los préstamos a
particulares.

Otra de las negligencias de la revisoría fue no informar oportunamente a las entidades de


control y vigilancia sobre la grave situación financiera por la que atravesaba Interbolsa. Al
dictaminar los estados financieros con corte a diciembre 31 de 2011 y a 30 de septiembre
de 2012, algunos saldos no se encontraban acordes con los correspondientes, consignados
en los libros oficiales.

Se profesa que en el rol de revisor fiscal, este debe conocer de manera muy detallada las
operaciones del cliente, y en su medida procurar por ser experto o tener al menos algo de
experiencia sobre dicho negocio, lo que no sucedió en el caso de Interbolsa. Los
funcionarios asignados para la revisoría de dicha entidad, según versiones, no fueron
personas competentes para dicha tarea, desconocedoras en gran parte del mercado de
valores y de todo lo referente en cuanto a las regulaciones que rigen la materia, lo que
demostró poco entendimiento real del negocio. Por lo tanto, las actuaciones de la firma
encargada de la revisoría fiscal fueron en gran medida omisivas y permisivas en detrimento
de la responsabilidad de Interbolsa con su conglomerado de clientes y grupos interés. El
trabajo de esta firma de revisoría se puede calificar de mediocre, superficial y anti-ética,
pues atenta contra el gozo de la buena fé pública, y la ética que caracteriza a la profesión
que se encarga de dicha tarea, la contaduría pública.

El descalabro de Interbolsa le cambia la perspectiva a los inversionistas sobre el marcado


de valores en Colombia, pues esta compañía movía el 27% del total transado en la Bolsa de
Valores, tenía el 21% del mercado accionario y era una de los principales gestores de
mercado para los títulos de deuda pública (TES) del gobierno. Gracias a la excesiva
exposición a los repo se fue pique, y puso en tela de juicio la confianza que se tenía del
mercado bursátil;
también se pone en entre dicho la gestión de la Superintendencia Financiera, la Bolsa de
Valores de Colombia (BVC), el Auto regulador del Mercado de Valores (AMV), como
entes reguladores, y Grant Thornton and ABC Auditores como ente encargado de la
revisoría fiscal.

Bibliografía.
www.dinero.com/inversionistas/caso-interbolsa/articulo/interbolsa-razones-quiebra/181954.
www.semana.com/nacion/articulo/la-verdad-sobre-comisionista-interbolsa/2673553.
www.elpais.com.co/elpais/economia/noticias/asi-tejio-maniobra-interbolsa-fabricato.
www.elespectador.com/noticias/economia/interbolsa-historia-de-un-desplome-articulo-385920.
www.las2orillas.co/estas-son-las-dos-investigaciones-premiadas-destaparon-el-descalabro-de-interbolsa.
www.semana.com/economia/articulo/casi-interbolsa-historica-sancion-al-revisor-fiscal/4403673.
www.portafolio.co/columnistas/donde-estaba-la-revisoria-fiscal.
revisoriaumng.blogspot.com/

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