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El Derecho a la Participación, Otorgado e Ignorado

Isabella Cabanzo
Nicole Liñan

Bogotá, Colombia
Universidad Pontificia Javeriana
Mayo 2020
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Colombia es un estado social de derecho que se rige por la Constitución Política de 1991.

Esta constitución marcó un cambio drástico en la carta magna de la república, ya que después

de 100 años se pasó de una constitución bastante conservadora a una más liberal. Este cambio

se hizo para promover en la comunidad un sentido social, humanitario y donde los derechos

humanos primaran sobre todo. Sin embargo, a pesar de que esta constitución fue aquella que

abrió y extendió las posibilidades de la participación ciudadana en decisiones económicas,

culturales, políticas y administrativas haciendo explícitos los mecanismos de participación; la

falta de educación y conocimiento de estos vulnera el sentido social de la población

colombiana obstaculizando el paso a una sociedad más justa y equitativa.

La constitución política de 1991 es la ley suprema del país, el artículo 40 de la

Constitución le entregó a los ciudadanos el “derecho a participar en la conformación,

ejercicio y control del poder político” (Navarrete, Mancera, Muñoz, Cubaque, y Jiménez,

2012, p. 3). No obstante, la falta de recursos, educación, desigualdad y corrupción no

permiten el pleno desarrollo de Colombia, estancando y frustrando la noción de un país

mejor. El poco conocimiento de los colombianos sobre sus derechos constitucionales se da

debido a la falta de interés y poca educación que se recibe en el país. Romero & Mejía

manifiestan que dicha constitución

introdujo el principio de la democracia participativa, y estableció los mecanismos o

procedimientos propios de esta modalidad democrática, sin embargo, si el sistema

educativo no los apropia, divulga y contribuye a su internalización, sólo son letra

muerta y buenas intenciones, sin el ingrediente básico que es la intención humana de

volverlos acción viva mediante el ejercicio pleno de esta democracia participativa

(2013, p.31).

Según el ministerio de educación, los colegios deben proporcionar la educación para el

conocimiento básico de la constitución ya que esta es esencial para la historia del país. Sin
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embargo, la información proporcionada no es dada a grandes rasgos, alimentando la falta de

información y el desinterés sobre los derechos fundamentales que se tienen en la

participación ciudadana. La educación es clave para avanzar como sociedad y no tener

conocimiento sobre la ley máxima que rige en el país y los beneficios otorgados a los

ciudadanos fomenta el desconocimiento y expande las brechas de desigualdad. Igualmente, el

poco conocimiento sobre la participación genera resignación en las luchas por mejorar las

condiciones del país y de esta manera se disminuye el sentido social y la esperanza al cambio.

La negligencia de los actores políticos locales y nacionales por promover la participación

ciudadana, ha influido en la disminución y desconfianza de esta. La poca gestión a las

peticiones de los ciudadanos aumenta la falta de credibilidad a los mecanismos de

participación, a pesar del deseo de reestructurar el sistema político; la participación ciudadana

se ve afectada por el clientelismo y las conductas corruptas que fomentan la desconfianza de

la ciudadanía en la política y los políticos, constituyendo una barrera a la participación, pues

se estigmatiza la función de esta. Consecuentemente “... las prácticas de los políticos

tradicionales siguen imponiéndose en muchos casos. La participación implica debates,

procesos de concertación y de construcción de consensos. Y eso toma tiempo, a veces un

tiempo que no se compadece con la urgencia de las necesidades” (Velázquez y González,

2003, p.28). Por lo tanto se comprende que la constante competencia entre el clientelismo y la

participación es aún desigual, comprendiendo que no se puede cambiar en poco tiempo lo que

se ha hecho en el gobierno por muchos siglos; esto logra generar un efecto de desmotivación

ante la práctica ciudadana en cuanto a la transformación de las conductas políticas en el país,

desvirtuando su transparencia y convirtiéndolo una herramienta al servicio de intereses

ocultos.

Ahora bien se considera que las experiencias exitosas de intervención ciudadana han

logrado demostrar la eficiencia y eficacia de la participación al lograr consensos y resultados


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que cuenten con los intereses de la mayoría. No obstante, esto sólo es posible si se articulan

los intereses individuales con los intereses comunes, esto debe lograrse mediante la iniciativa

y toma de conciencia de la participación, ligado a una energía social para desarrollar la

colectividad y poder tener el impacto democrático deseado. “El ejercicio de la participación

lleva a la gente a preocuparse más por los asuntos públicos, a intervenir más directamente en

los procesos de planeación, a pensar en proyectos…a fiscalizar el desempeño de las

autoridades públicas y a emprender iniciativas colectivas para resolver los problemas de su

entorno inmediato” (Velázquez y González, 2003, p.27-28). Permitiendo reconocer la

relevancia de los procesos educativos y la socialización política como instrumento para la

difusión de valores y las prácticas participativas. Un ejemplo concreto de experiencias

participativas exitosas es el municipio de Tarso, en el cual la Asamble Municipal

Constituyente ha conseguido romper paulatinamente “con viejos esquemas de ejercicio de la

política… , impidiendo que la actividad participativa se convierta en correa de transmisión a

través de la cual las prácticas clientelistas y de tipo utilitario se sigan trasladando del ámbito

político a la sociedad, a sus líderes y a las organizaciones sociales” (Velázquez y González,

2003, p.28). Exhibiendo la eficacia de la participación ciudadana al ser entendida como una

tarea y obligación de todos, del gobierno, los ciudadanos, las diversas entidades y demás.

En relación con lo expuesto anteriormente, aunque la constitución de 1991 haya extendido

y generado posibilidades a la participación ciudadana en diversas instancias y ámbitos que

conciernen al país; la función de esta ha sido obstaculizada por la baja educación y

herramientas de conocimiento, la estigmatización, la corrupción y el clientelismo,

interponiéndose en el desarrollo justo y equitativo del país. Como se mencionó el desinterés y

la falta de atención por parte de actores gubernamentales, generan desconfianza y poca

credibilidad hacia los mecanismos de participación por parte de los ciudadanos. Pues es

necesaria la toma de conciencia sobre el papel que puede asumir la participación ciudadana
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en la estructuración de políticas y la democratización de las gestiones gubernamentales, sin

embargo, si los ciudadanos no creen en su efectividad y no conocen la importancia de su

participación, se considera complicado apropiar el principio de democracia participativa que

introdujo la Constitución de 1991. Visto que el sistema educativo falla constantemente en

divulgar y fomentar la internalización de los mecanismo propios de la participación.

De igual manera ciertas situaciones en las cuales se ha buscado ejercer el poder soberano

que brinda la constitución, se ha perdido el interés y la credibilidad por este, debido a la

intrusión de actuaciones políticas tradicionales e incluso corruptas que buscan dilatar los

procesos implicados en la participación, logrando así desatender a las necesidades e intereses

indispensables de los ciudadanos. Pese a esto, han habido experiencias exitosas de

participación ciudadana que reafirman la efectividad de esta al ser implementada y valorada

correctamente, no obstante aún hay una largo camino que recorrer pues si no se modifica el

pensamiento de los actores políticos y se logra incluir la intervención ciudadana como

indispensable y necesaria para la búsqueda de interés común, los mecanismos no tendrán la

validez que se espera que tengan. Asimismo todos los ciudadanos deberían ser estimulados a

comprometerse individual y colectivamente para hacer valer el derecho otorgado por la

constitución y orientarse hacia la búsqueda del interés común en vez de el bienestar

individual.
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Lista de Referencias

Romero, O. & Mejía S. (2013). Conocimiento de la constitución colombiana y de la actitud


hacia la participación política en estudiantes de ingeniería. Cultura, Educación y
Sociedad 4(1), 21-39.
Velázquez, F y González, E. (2003). ¿Qué ha pasado con la participación ciudadana en
Colombia? Bogotá, Colombia. En: Edición Corona
Navarrete, J, Mancera, C, Muñoz, F, Cubaque, C y Jiménez, F (2012). Mecanismo de
Participación Ciudadana en Colombia- 20 años de Ilusiones-. En Torre Blanca Agencia
Gráfica.

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