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Prov. 22:1 dice: "Mas vale el buen nombre que las muchas riquezas..." y en Ecles. 7:1
leemos: "mejor es el buen nombre que el perfume fino...." En estos versículos se utiliza
la palabra "nombre" como un sinónimo de "reputación." La mayoría de nosotros
estamos familiarizados con la monja católico romana, la Madre Teresa, que estuvo
asistiendo a los necesitados de la India. Tenía un excelente nombre o reputación entre
las gentes de este mundo. Ya ha fallecido, pero su buen nombre pervive. ¿Qué sucedería
si los libros de historia se escribiesen de nuevo y su nombre, el de la "Madre Teresa" se
eliminase y se escribiese "la monja" en su lugar? Que llegaría un momento en que su
buen nombre caería en el olvido. El mundo dejaría de recordar a una persona a la que se
la conoció como la "Madre Teresa" y en lugar de ello, recordaría el título genérico, que
se podría aplicar a miles de monjas. Semejante cambio sería una trágica injusticia a una
mujer tan grande como ella.
¿Pero qué sucedió? Durante el curso del tiempo el libro de historia más importante del
mundo fue escrito de nuevo, eliminando el nombre de Yahwéh, y sustituyendo y
poniendo en su lugar nombres genéricos (como kurios, el SEÑOR, DIOS). Como
resultado de ello, el mundo ya no declara Su Nombre de boca en boca. Ya no reconocen
al Creador de los cielos y la tierra, el Poderoso de Éxodo, etc. etc. por Su Nombre
eterno que es "Yahwéh." En lugar de ello, profesan honrar y recordarle por los títulos
que se pueden aplicar a muchos (1 Cor. 8:5), habiendo olvidado Su Nombre (Salmos
44:20, 21).
Yahwéh está actualmente obrando en los corazones de los hombres y de las mujeres de
todo el mundo al ir El mismo restaurando Su Nombre y haciendo que salga de sus
bocas. Leemos en Jer. 16:21: "Por tanto, he aquí yo les hago conocer; esta vez sí, les
haré conocer mi poder y mi fortaleza. Y sabrán que mi nombre es Yahwéh. Es el propio
Yahwéh el que está haciendo que las gentes, durante estos días de los últimos tiempos,
sepan que Su Nombre es "Yahwéh." Leemos una vez mas en Eze. 39:7: "Daré a conocer
mi santo Nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más permitiré que mi santo
nombre sea profanado. Y sabrán las naciones que yo soy Yahwéh, el Santo de Israel."
Una de las maneras de corromper el Nombre de Yahwéh es sustituyéndolo por nombres
y títulos falsos en su lugar. Eso hace que Su Nombre sea todo lo contrario de "santo"
(algo apartado). El Nombre se convierte, entonces, en algo que carece totalmente de
valor y significado.
Este sustituir el error por la verdad es una transgresión del mandato explícito de
Yahwéh de no añadir ni eliminar nada de Su Palabra. Deut. 4:2 y Prov. 30:5,6 dice: "No
añadáis a las palabras que yo os mando, ni quitéis de ellas, de modo que guardéis los
mandamientos de Yahwéh vuestro Elohim, que yo os mando" y "Probada es toda
palabra de Elohim; él es escudo a los que en él se refugian. No añadas a sus palabras no
sea que te reprenda y seas hallado mentiroso." El eliminar el Tetragramatón YHWH de
un texto es eliminarlo de Su Palabra. El sustituir "SEÑOR" o "DIOS", "kurios",
"Adonai" etc. etc. en su lugar es añadir a Su Palabra y es pecado y los Creyentes no
deben vivir en pecado, sino que hemos de adorarle en verdad, no en error.
El Nombre de Yahwéh es tan importante que se usa como un sello para proteger a los
siervos de Yahwéh. En Apo. 7:3 vemos a los 144,000 recibiendo la marca en sus
frentes. Apo. 14:1 revela que la marca es el Nombre del Padre Celestial escrito en sus
frentes. Estoy convencido de que esto es simbólico del conocimiento y del llamamiento,
mediante el uso diario del Nombre "Yahwéh." Sin ese sello los 144,000 lo que
recibirían serían los juicios de la trompeta, de la misma manera que les sucederá a los
malvados (Apo. 9:4). Los que venzan también tendrán el Nombre del Padre escrito en
sus frentes (Apo. 3:12; 22:4).
El Nombre de Yahwéh aparece mas de 6,800 veces en el Antiguo Testamento hebreo.
Pienso que fue inspirado para que se escribiese por dos motivos: 1) Para identificar al
Creador y Elohim de Israel y 2) para que los que leen las Escrituras vocalizasen el
Nombre. Con la eliminación del Nombre ninguna de estas dos razones puede
convertirse en una realidad. La aparición del Tetragramatón en el texto hebreo se
convierte, entonces, en algo innecesario. El hombre ha exaltado su propia voluntad por
encima de la del Todopoderoso, sus tradiciones por encima de los mandamientos de
Yahwéh, y ha sustituido palabras que él mismo ha escogido (palabras, por cierto, que ni
traducen ni transliteran el Tetragramatón).
El Salmo 68:4 es uno de los 613 mandamientos positivos que se encuentran en las
Escrituras, que dice: "¡Cantad a Elohim! ¡Cantad salmos a su Nombre! ¡Preparad
camino al que cabalga sobre las nubes! ¡YAH es su Nombre, ¡Alegraos delante de El!"
No solo es que hemos de honrarle llamándole por Su Nombre, sino que hemos de
exaltarle, alabarle, amarle, reverenciarle, santificarle, declararle, magnificarle, conocerle
y caminar en el Nombre de Yahwéh (Isa. 12:4; Salmos 113:1; Isa. 56:6; Mat. 6:9; Isa.
29:23; Juan 17:26; 2 Sam. 7:26; Jer. 16:21; Mal. 4:5).
Y para terminar, por favor tenga en cuenta el tema de impartir la bendición sobre las
personas. En Núm. 6:22-27 leemos: "Y Yahwéh habló a Moisés diciendo: 'Habla a
Aarón y a sus hijos, y diles que así bendeciréis a los hijos de Israel. Decidles: Yahwéh
te bendiga y te guarde, Yahwéh haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti
misericordia. Yahwéh levante hacia ti Su rostro y ponga en ti paz. Así invocarán mi
Nombre sobre los hijos de Israel y los bendeciré." No solo es que este mandamiento del
Todopoderoso nos enseña cómo impartir bendiciones a otros, sino que reconoce a Quién
estamos pidiendo esa bendición pero, lo que es más importante todavía, el versículo 27
nos enseña que el Nombre de Yahwéh debe "colocarse sobre" el que la reciba. Esto se
lleva a cabo imponiendo las manos y pronunciando o invocando el Nombre Sagrado de
"Yahwéh." Cuando se sigue este procedimiento en obediencia a las instrucciones que
nos ha dado Yahwéh, El actuará favorablemente respecto a nuestra petición y bendecirá
efectivamente al que la recibe.
Si está usted llamando a su Padre Celestial haciendo uso de los títulos inventados por el
hombre, le aconsejo que piense en oración y detenidamente lo que acaba de leer. El
Nombre Sagrado puede ser fácilmente restablecido y volver a ser pronunciado por sus
labios si permite usted al Espíritu Santo guiarle a esta gran verdad.
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