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MARÍA ANDUEZA

Comentario
de Textos Latinos,
1
(Gatulo, Virgilio y Juvenal)

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


MARÍA AND UEZA

Comentario de Textos
Latinos, 1
(Catulo, Virgilio y Juvenal)

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO


México 1982
S e r ie d i d á c t i c a 7

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS


Prim era edición 1982

D R © 1982 Universidad N acional A utónom a de México


Ciudad Universitaria, 04510 M éxico, D .F.

DIRECCIÓN G ENERAL DE PUBLICACIONES

Im preso y hecho en México

ISBN 968-58-0463-X
PRELIMINAR
La presente investigación h a tratad o de buscar cam inos crítico s que
conducen al acercam iento m etodológico de los tex to s latinos en for­
m a sistem ática y didáctica con el fin de proporcionar al estudiante
que se inicia en el fértil cam po del com entario de textos, u n a m e to ­
dología de análisis sólida, coherente y sencilla que le perm ita adqui­
rir herram ientas intelectuales útiles para futuros trabajos. Ju stam e n ­
te, la búsqueda de estas técnicas es la que da unidad a este prim er
m anual de Com entario de te xto s latinos I, cam po abierto a futuros
colaboradores interesados en este tip o de estudios. El análisis y el co ­
m entario devienen la vía habitual de acceso a la obra literaria. Siem­
pre el trabajo sobre te x to s es im portante tanto en lenguas y vivas
com o en lenguas clásicas, pero creo que adquiere pleno sentido en
estas últim as. Descubrir el valor literario y hum ano en las obras de la
antigüedad es todavía más difícil; solam ente u n com entario riguroso
y fiel p o d rá captar el valor cabal que encierra la literatura clásica,
vigente en la actual p o r ser fuente inagotable de vida, hum anism o y
arte.
Cualquier cam ino seguido en el com entario es válido si contribuye
a explicar m ejor los poem as; rechazable si no logra este propósito.
Cada u n o de los poem as com entados en este trabajo, sugirieron por
ellos mismos su propio m étodo de análisis; las aproxim aciones son
distintas —según la índole de los te x to s— aunque evidentem ente se
unifican en los principios generales que conlleva to d o análisis. La
búsqueda de nuevas perspectivas críticas h a estado siempre condicio­
nada p o r el te x to que, generoso, h a entregado los respectivos co n tex ­
tos q u e lo nu triero n (históricos, sociológicos, psicológicos, literarios,
etcétera) y , sobre to d o , la visión del m undo del p o e ta en u n hic et
nunc que su valor po ético y hum ano hace eterno y que, inserto en
nuestro tiem po, perdura en el h o y con igual intensidad que en el
ayer.
Cabe aclarar que m e he dirigido directam ente al trabajo sobre el
tex to y he prescindido de elaborar abstracciones sobre el m ism o,
aunque de hecho los elem entos teóricos sustentan el análisis, pero

5
para m i in tento era más im p o rtan te bucear en la corriente po etica de
Catulo, Virgilio y Juvenal.
Los análisis que contiene este m anual se realizaron en distintas
ocasiones y tiem po, y a con fines didácticos o m eram ente de investi­
gación. He preferido conservarlos tales com o nacieron. De ah í algu­
nas inevitables repeticiones y a que siem pre la orientación m eto d o ló ­
gica estuvo presente.
En el prim ero de los poem as analizados, Miser Catulle, desinas
ineptire, carm en V III de Catulo, he buscado las recurrencias lingüís­
ticas y literarias, la interrelación de las mismas en los respectivos n i­
veles de análisis y, p o r ende, la unidad del mensaje porque en poesía
el concepto de recurrencia va vinculado íntim am ente con el de u n i­
dad; además, la recurrencia en el nivel form al puede interpretarse
com o el deseo del p o eta de insistir en determ inados aspectps o des­
tacar partes específicas del lenguaje poético; p o r o tra p arte, la m ism a
recurrencia habrá de estar presente en todos los niveles del po em a y
ninguno de ellos opera independientem ente de los otros. Es más:
todos coinciden en señalar el m ism o sentido en el carm en V III, La
correspondencia de los distintos niveles perfila u n factor com ún, di­
nám ica in tern a del te x to , savia del poem a; detectar este elem ento es
necesidad urgente cuando se in te n ta captar el espíritu del te x to p o é­
tico. El segundo te x to , la Cuarta Bucólica de Virgilio, Sicelides M u­
sae, paulo maiora canamus, la búsqueda partió de la localización del
significado; u n a vez hallada la idea central de la “ Egloga c u a rta ” ,
estudié el uso particular de los significantes, hecho po r Virgilio, para
la realización del tem a; con fundam ento en el análisis previo realiza­
do, valoré en form a integral y crítica el te x to literario; p o r últim o,
detecté el grado de com unicación del poem a dentro del particular
sistem a de signos en el cual se incluye e interpreté las conclusiones
que del te x to se desprenden. Finalm ente, en la Tercera sátira de J u ­
venal, Quamuis digressu ueterís confusus amici, traté de establecer
la relación texto-contexto y dem ostrar que las aparentes digresiones
servían al p o eta para afianzar más y más su intencionalidad poética,
la unidad del poem a; justam ente, p o r la recurrencia de contextos, En
sum a, en todos estos estudios, he tratad o de encontrar el sentido del
mensaje poético y la estrecha vinculación que existe entre el co n te­
n ido y su expresión porque es m uy im portante detectar la form a
idiom ática que hizo posible la realización del tem a, id est: los recu r­
sos form ales que lograron que los tres poem as estudiados sean para
la p o sterid ad ejemplos clásicos de arte im perecederp.

6
Quizá parezca excesiva la m etodología del análisis, pero se h a que­
rido dar u na técnica de trabajo rigurosa en el in ten to de iniciar al es­
tudiante en un acercam iento serio al tex to . Por o tra parte, la varie­
dad de enfoques perm itirá al incipiente investigador, la oportunidad
de seleccionar aquellos procedim ientos que le sean más útiles para el
trabajo que p retenda realizar, según sus particulares intereses.
Quiero expresar m i gratitu d al m aestro R oberto Heredia, coordi­
nador de Letras Clásicas de la Facultad de Filosofía y L etras de la
UNAM, p o r su interés siempre renovado en la m etodología del Co­
m entario de te x to s y a cuya iniciativa se debe en parte la elaboración
de estas notas de clase; al d o cto r Germán Viveros, director del
Centro de Estudios Clásicos, quien acogió con entusiasm o la idea de
reunir los estudios m etodológicos y didácticos realizados sobre la
literatura clásica latina. Y al d o cto r R ubén Bonifaz Ñ uño, director
del In stitu to de Investigaciones Filológicas, —last b u t non least— por
sus valiosas sugerencias durante el desarrollo de la investigación.

M.A.

México, diciembre 1980

7
RECURRENCIAS LINGÜISTICAS Y LITERARIAS

EN EL CARMEN VIII DE CATULO:

,
MISER CATULLE DESINAS INEPTIRE
INTRODUCCION

E sta investigación preten d e acercarse al carm en VIII de Catulo, M iser


Catulle, desinas ineptire, con la finalidad dé descubrir la esencia p o é ­
tica del breve poem a, to d o pasión y lirismo. Para lograr tal propósito,
m etodológicam ente, he p artid o de la búsqueda de las recurrencias
lingüísticas y literarias. La hipótesis que m e guió en el com ienzo del
trabajo fue la certeza de que la agrupación de los resultados parciales
obtenidos en el análisis de los diversos niveles de estudio, te n d rían
que entregarm e u n com ún denom inador, unidad del poem a.
A dopté cóm o guía el conocido principio de Jakobson: La fo n c ­
tion p o étiq ue pro jette le principe d ’équivalence de l ’axe de la sélec­
tion sur l ’axe de la com binaison ,1 El principio de equivalencia puede
considerarse im p o rtan te en el fenóm eno poético. Con este fu n d a­
m ento com o base, he tratad o de localizar las recurrencias tan to p ara­
digmáticas com o sintagm áticas que aparecen en los dos planos: el
vertical, co nstituido p o r los paradigm as; el horizontal, form ado por
sintagmas. A hora bien, Jak o b so n dijo equivalencia, pero no igualdad.
El principio h a de entenderse en se n tid o 'la to ; evidentem ente, este
principio se da, pero n o p o d ría dem ostrarse al pie de la letra, m a te ­
m áticam ente, pongo p o r caso. A propósito, las palabras de Je an
Claude Coquet: “Creemos que n u n ca en u n discurso continuo que
se ocupe de un poem a com pleto, aunque sea de pequeñas desviacio­
nes, h a conseguido ofrecer u n esbozo de dem ostráción de este p rin ci­
p io de equivalencia. ” 2
El mensaje poético supone un proceso de selección y o tro de
com binación po r parte del p oeta. Cuando u n creador habla, previa­
m ente h i seleccionado del código de la lengua el léxico adecuado
para lograr su finalidad. Después, de acuerdo con la estructu ra del

1 “Linguistique et poétique" en Essais de linguistique générale, Paris, 1963,


p. 220.
2 Greimas y aa.vv., Ensayos de semiótica poética, Barcelona, Planeta, 1976,
p. 39.

11
lenguaje, com binará el léxico en u n a secuencia lineal que refleje su
intención. Y esto en todos los niveles de la com unicación. Por ejem ­
plo, el verso noveno del carm en V III, objeto de nuestro estudio:

N unc iam illa no n itolt

Catulo eligió el verbo uolo en su form a negativa non uolt, el sujeto


illa y los dos adverbios que expresan reiterada tem poralidad (nunc­
iam), entre otras m uchas posibilidades que ciertam ente o frecía el
código lingüístico latino (selección), y luego los ordenó según la
sintaxis (com binación) para form ar la expresión poética de su gusto.
Este doble proceso se cum ple en el poem a. A las series del léxico las
llam am os paradigmas; a las com binaciones, sintagmas. La ubicación
de u n elem ento en un sistem a señala el paradigm a al cual pertenece
y, en consecuencia, perm ite determ inar su valor. El sintagm a es u n
tex to dado en su co n tex to . Y éste perm ite precisar las acepciones de
las palabras. La ordenación de los elem entos en el sistem a, da el sen­
tido general del m ensaje, en este caso, el poético. La relación p ara­
digm a-sintagma es u n a m anera de conocer el sistem a expresivo del
p o eta: cóm o supo organizar su m undo y dam os la visión personal
que posee de él. Los ejes configuran la equivalencia natural de tip o
sintáctico-sem ántico. La u nidad del poem a responde a los diversos
tipos de equivalencias qüe subyacen en los apaream ientos o couplings
postulados p o r Levin , 3 que se refiere ta n to a las relaciones entre sin­
tagmas com o entre paradigmas. El hecho mismo de form ar parejas de
térm inos enriquece el análisis.
El estudio sobre el carm en V III de Catulo recoge esa serie de recu ­
rrencias en sus respectivos niveles de análisis: fonológico y prosode-
m ático y a que se analizan elem entos suprasegm entales de acento y
entonación; m orfosintáctico que sú m a la coherencia de los sintagmas
concordantes y representativos ta n to en el plano paradigm ático
(léxico o prim aria aproxim ación al significado) com o sintagm ático
(sintaxis); el nivel sem ántico o la búsqueda del significado; el retó ri­
co o las form as expresivas que hacen posible la com unicación p o éti­
ca; p o r últim o, el hecho de esa m ism a com unicación. La fundam en-
tación lingüística en los respectivos planos de análisis propicia la
fidelidad al poem a (lo que dice el te x to en sí), de esta m anera se
evita el peligro de pronunciarse en el sentido subjetivo (lo que el
te x to le dice a uno).

3 Estructuras lingüísticas en poesía, Madrid, Cátedra, 1974, p. 63.

12
El propósito del análisis tam poco h a sido realizar un exam en
exhaustivo de tipo lingüístico; esta clase de estudios es im prescindi­
ble, pero no suficiente. Si el poem a necesita ser analizado desde bases
lingüísticas, tam bién es conveniente interpretarlo a la luz de códigos
de otras culturas. Porque el análisis aséptico de las estructuras de la
lengua no alcanza a explicar el poem a ni la em oción poética, la cual
debe ser contem plada desde ópticas más amplias. La labor del crítico
literario es el estudio global de la significación del objeto po ético (el
qué) y el estudio de su realización práctica (el cóm o) dentro del ám ­
b ito de la cultura que lo vio nacer. Como dice R ubén Bonifaz Ñ uño;
“Para llegar a expresarse originalm ente un p o eta requiere los m edios
que le proporciona la tradición cultural donde se halla injerido, y que
él enriquece o copia o m odifica de acuerdo con sus individuales
condiciones . ” 4 Por ta n to , la segunda aproxim ación, después de la del
nivel descriptivo, es interpretativo ya que se trata de localizar otros
códigos culturales para la consecución del contenido del poem a.
Señalar las recurrencias sintácticas y sem ánticas com o lo h a hecho
Levin 5 es un paso hacia la investigación de la ciencia del lenguaje; es
explicar parcialm ente el poem a. Sin em bargo, las recurrencias en
todos los niveles determ inarán el com ún denom inador de la integra­
ción final. Esto es: la unidad del poem a. Con el conocim iento del
mensaje, la valoración crítica y estética del tex to se facilita en o r­
m em ente.
Sólo se realiza la p o esía plenam ente cuando el le cto r es capaz de
descubrirla en el te x to poético, el cual se caracteriza frente al lengua­
je llano p o r su opacidad plurisem ántica. A partar ese velo e iniciar la
captación de la luz p o ética en u n a form a m etodológica es otro de los
objetivos;, de este trabajo. La previá fragm entación en niveles parcia­
les de recurrencias h a sido el paso sistem ático necesario para lograr la
integración total, unitaria del poem a. Porque el carm en VIII d e Catu­
lo tiene eficacia com o mensaje literario p o r la presencia sim ultánea
de todas sus partes. Por ello, en prim er lugar, la atención a éstas,
pero siempre teniendo en cuenta que son elem entos integradores de
un todo.

4 Catulo, Cármenes, introducción, versión rítmica y notas de Rubén Boni­


faz Ñuño, México, UNAM, 1969, (Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Ro­
manorum mexicana), p. VIII.
5 Levin, Estructuras lingüísticas, op. cit.

13
1.1. E l poem a

El carm en VIII, carente de títu lo , dice así:

Miser Catulle, desinas ineptire,


E t quod uides perisse perditum ducas.
Fulsere quondam candidi tibi soles,
Cum uentitabas quo puella ducebat
5 A m ata nobis quantum am abitur nulla.
Ibi illa m ulta tum iocosa fiebant,
Quae tu uolebas nec puella nolebat.
Fulsere uere candidi tib i soles.
N unc iam illa n on uolt; tu quoque, inpotens, noli,
10 Nec quae fugit sectaré, nec m iser uiue,
Sed obstinata m ente perfer, obdura.
Vale, puella. Iam Catullus o bdurat,
Nec te requiret nec rogabit inuitam ;
A t tu dolebis, cum rogaberis nulla.
15 Scelesta, uae te! quae tib i m anet uita!
Quis nunc te adibit? cui uideberis bella?
Quem nunc amabis? cuius esse diceris?
Quem basiabis? cui labella m ordebis?
A t tu, Catulle, destinatus ob d u ra . 6

T raducción y version rítm ica de R ubén Bonifaz Ñ u ñ o 7

Pobre Catulo, deja de hacer inepcias


y eso que ves que h a m u erto , perdido jüzga.
Te refulgieron, antes, cándidos soles,
cuando ibas m ucho a donde guiaba la niña
5 p o r nos am ada com o no será am ada.
A llí entonces se hacían los m uchos juegos
que tú querías y no negaba la niña.
Te refulgieron, cierto, cándidos soles.
Ella hoy no quiere ya; cruel tam bién, tú niega:
1 0 n i vayas tras la que huye ni pobre vivas,
mas de obstinada m ente soporta, aguanta.
Adiós, la niña. Ya Catulo se aguanta;

6 C atulo, Cármenes, op. cit., p. 5.


7 Los poemas a Lesbia. México, Martín Casillas, 1982i 24 (VIII) p. 99.

14
n i h a de pedirte n i rogarte, enemiga;
mas cuando n o te ruegue, tú has de dolerte.
11 ¡Ay de ti, infam e ! ¡ Se te guarda qué vida !
¿Quién, ho y , irá a ti? ¿Q uién te verá b onita?
¿A quién, h o y , am arás? ¿De quién dirán que eres?
¿A quién besarás? ¿A quién m orderás los labios?
Mas tú , Catulo, b ien afirm ado, aguanta.

1.2. Recurrencias rítm icas

El ritm o es la repetición parcial o to tal del mismo sonido. In te r­


p reto el ritm o com o la recurrencia m ediante la cual se organizan
ciertos aspectos fonem áticos co n fines estéticos. Las recurrencias
morfológicas, sintácticas y retóricas determ inan el ritm o m usical del
te x to literario; los versos ofrecen paralelism os paradigm áticos y sin­
tagm áticos idénticos. Cualquier indicio fónicq del poem a, aun q u e sea
el- más m ínim o, puede ten er alguna significación, p u ed e querer decir
algo, y a que en poesía todos los elem entos, ta n to los fónicos com o
los psíquicos, están estrecham ente vinculados p o r razón de la m ism a
intencionalidad p oética siem pre unitaria.
El lenguaje rítm ico es el resultado de diversos factores: 1) m étrico
(cantidad); 2) fónico (intensidad o energía, rim a y tim bre); 3) tónico
(tono o altura m usical, entonación) y 4) psíquico (o de los co n ten i­
dos: ideológico, sentim ental, im aginativo, etcétera).
E ntre los posibles esquem as de análisis rítm ico , seleccionó el que
se basa en el cuádruple m odelo aludido. La investigación del lenguaje
rítm ico del poem a se o rientará hacia esos cuatro tipos de ritm o que,
más o m enos concordes, co nstituirán el ritm o general del poem a:

4. METRICO
2. FONICO
RITMO 3. TONICO
4. PSIQUICO

Analizo y aplico el esquem a al carm en V III de Catulo:

15
1.2.1. Métricas
VIII

1
—i 2 i 3 — 4- i -A-
M iser IC átullle, íd e l sïhas lïh e p ltïre ,
Ë t quod luîdes Ipërislsë, ^ p érld itu m I ducas.
Fulse Ire quon Idam ^can Idïcli I tïb i Isoles,
Cum uen Itita Ibas/'quo I p ü d lia d u Icebat
5 A m alia no Ibis /'q u an lt(u m ) am alb ft ur I nulla.
rb(i) illa m u lita /í'tum I io c o Isa fï lebáñt,
Quae tu I uole Ibas H n êc I püèl lia no llebat.
Fulse Irë ue Irë IIc a n Idïclï I tïb î I soles.
Nflnc r(am) i Ilia n on I u o lt; I l tu I quoqu(e,)
[ in Ipotens, I n o lï, ]
10 Nec quae I fü g it I secta Irë, II nec I m iser I u lu e,
SSd obs Itfnalta m en Itë ^për Ifër, ob Idura.
VSle, püël Il3. II Iam I Catul litis ob Idurat,
Nec t e l rëq u ï Iret /'nec I roga lbft In luí tarn ;
A t tu I dSIe Ibis, ^cum Irô g a lb ën s I nulla.
15 Sceles Ita, uae I te ! H quae I tïb î I m ânët I u ita !
Q uis nunc I t(e) ad i Ibit? H cu l I u ïd ê lb ë rlï I bella?
Quem nunc I âm albïs? H culiuàf esIsë dîlcëris?
Quem bals la Ibis? I l cüi I làbëî lia m orldebis?
A t tu, I C âtulllë, H d e sltîn a ltü s obi dura.

El carm en V III de Catulo está com puesto m étricam ente p o r die­


cinueve versos trím e tras yám bicos hiponacteos, llam ados tam ­
bién coliam bos o escazontes. El trím e tro es u n a especie de verso
yám bico que consta de u n senario yám bico, es decir, seis yam bos
(o- /o- /„- /c- /o- /«- /) cuyo ú ltim o pie es un espondeo (- -) o u n tr o ­
queo (- s), en vez del yam bo. El esquem a es el siguiente:

El coliam bo o escazonte, yam bo cojo, se estructura com o u n trím e ­


tro yám bico aunque con la diferencia de que la ú ltim a tesis (=descen-
so) debe ser larga y la penúltim a breve. La m ayor parte de los co ­
liam bos llevan cesura después de la tercera arsis (^elevación, ascenso),
la llam ada penthem im eres. Por ejem plo, el prim er verso del carm en:

M iser IC átullle, H d eisTnas lïn e p ltir ë

16
En todos los coliam bos del poem a coincide a m enudo el ritm o del
verso; el acento del axis (ictus) rítm ico se encuentra siempre en la
tesis (descenso, larga) del sexto pie:

( v .2 )

verso que es, asimism o, ejem plo de hepthem ím eres (= cesura tras la
tesis del cuarto yam bo).

El coliam bo n o lleva palabras m onosílabas al final de su verso, a


excepción de est o sum . El m onosílabo ante cesura es tam bién m uy
raro.
El po em a de Catulo tiene u n ritm o yám bico general („-), el cual se
rom pe y cam bia bruscam ente;
— en el final de los versos del poem a (- „)

— este final es irregular. El coliam bo sufre m odificaciones en los


versos 2, 4, 6 , 7, 8 , 9 , 1 1 ,1 2 , 1 3 ,1 6 , 1 7 ,1 9 (- -) cuyo ritm o se
hace más lento y grave;
— los versos 15-18, flexibilizados por las pausas, rom pen asimis­
m o el ritm o yám bico („ -) y lo sustituyen p or espondeos (----- ).
Obsérvese la abundancia de sílabas largas.

1.2.2. Fónicas
Observemos los em parejam ientos fonéticos hom ófonos del p oem a,
que constituyen asim ism o'apaream ientos m étricos:

i-e Mfser, 1 ua n u llï, 5


i-e m iser, 1 0 u a nullá, 14
a a o b s ltm a lta , 1 1

a-u destinatus, 19
u tu, 7
u A t tu , 14
u A t tü, 19
U. N ünc, 9 u quan t(u m , 5 uo quondam , 3
u nunc, 16 u cum , 4 uo quoque, 9
u nunc, 17 u cum , 14
u tu m , 6

y las secuencias fonéticas hom ófonas o casi hom ófonas:

17
Fulselrë quonldam can Idídi I tïb i soles, 3
Fulse Ire u êlfë c a n ld id iltïb i soles, 8

La h o m o fonía es la recurrencia de sonidos idénticos vocálicos o con-


sonánticos en los diversos lugares de la cadena m étrica. Las palabras
declinables provocan sim ilicadencia u h om ofonía; en este caso d ura
y desagradable —ca co fo n ía— de la declinación del relativo qui-quae-
quod:

quod, 2 quo, 4 quae, 7, 10, 15 quis, 16 cu i, 16, 18


quem , 17 cuius, 17 quem , 18

Se presentan varios casos de hom oioteleuton o sem ejanza en tre la


p arte final de dos palabras próxim as en el te x to , asonancia que C atu­
lo utiliza com o recurso literario: obdüra (w . 1 1 y 1 2 ).
La rim a, intrínsecam ente recurrente, igualdad o sem ejanza de síla­
bas finales:
__
ea ducebat, 4 ea
ea fieb an t 6 ea
ea uôlebas 7 ea
ea nolebat 7 e

rim as a distancia:

ua obdura, 1 1 ,1 2 , 19
ue Câtullë, 1, 12, 19
e-a piiellâ, 4 ,1 2

Rimas internas cuando la h o m o fo n ía se produce en el in terio r del


verso, ante la cesura y la pausa respectivam ente:

Q uem nunc am abis? 17


Quem basiabis? 18 18

Rimas en la secuencia sintagm ática:

N e c .. . nec, 13

R itm os basados en aliteraciones o sonidos iguales en las sílabas. Por


ejem plo, hay aliteración en la II de Catulle (1, 12, 19) y en puella

18
(4, 12), illa (9). La aliteración de la reiterativa q, subraya con dureza
fonológica al supuesto rival del p o eta: Quts, cui, QÜëm, cuiüs, Q uëm ,
cïïΊ, w . 16-18).
D om inan en el poem a las vocales débiles y oscuras (u-i). La evoca­
ción del poem a (Fulsere, 3-8) se abre y clarifica con la presencia de
vocales abiertas (a-o-e- cinco veces), pero se establece sim ultánea­
m ente el equilibrio p o r la presencia de la i (=cuatro veces). En el sis­
tem a consonántico tienen preem inencia las guturales: c, qu, n ('Catu­
lle ,/ guod, / M m e).
R esta decir que Catulo n o ha usado el ritm o estrófico; el p o em a
constituye una sola estrofa, expresión fónica del mensaje breve y di­
recto , de u n a sola pieza.

1.2.-3 Tónicas

La secuencia de funciones gramaticales va acom pañada de la e n to ­


nación. Los versos coliam bos son largos; el to n o len to y .grave: la in ­
flexión final del to n o se produce siempre a p artir de la últim a vocal
acentuada y constituye el axis rítm ico del poem a.
Los versos 1 y 2 y el verso 19 son enunciados com pletos e x h o rta ­
tivos y presentan u n a inflexión final de to n o descendente, ésta ta m ­
bién es exhortativa; los versos 9, 10 y 11 van separados en dos grupos
fónicos: el prim ero, ascendente; el segundo, descendente; los versos
3-8, 12-13 y 14 son enunciados de entonación final descendente; los
versos 15-18 y 12-13 contienen grupos fónicos de oraciones b im em ­
bres separadas p o r pausas internas que dividen los versos 15-18 en
hem istiquios; son versos pausados. Como son oraciones in terro g ati­
vas, el to n o es ascendente, pero com o los versos com ienzan p o r par­
tículas interrogativas, para evitar reduplicaciones, el to n o desciende
o queda en suspensión. (Quts, cui, quem , cuius, cui?), tienen to n o
descendente p o r estas redundancias. El verso 15 de estructu ra excla­
mativa, term ina con un final descendente m uy m arcado.

1.2.4 Psíquicas

Las recurrencias dirigidas hacia contenidos psíquicos (conceptos,


imágenes, sentim ientos) provoca en el po em a un ritm o psíquico
paralelístico alternado en tre la pasión y la razó n , el am or y el desvío;
los protagonistas del lance am oroso, Catulo y Lesbia, se enfren tan en
series de hom ofonías:

19
Catulle, 1 puella, 4, 7
Catullus, 12 y am ata, 5
C atulle, 19 lila, 9

(no m isero) /

paralelism o antitético entre el am ante feliz /y la infam e:

nec n u se r, 10 / Scelesta, 15

La dislocación sintáctico sem ántica provoca u n rom pim iento rítm ico
del sentido en los versos 15-18. El ritm o es quebrado —reiteradas r e ­
peticiones de la cesura en el centro del coliam bo—y subraya la bús­
queda de suplicios para la am ada ingrata; la separación física de los
placeres del am or coincide con la cesura entre los lím ites del verso y
los con stituyentes sintácticos. La declinación del reflexivo qui-quae-
q u o d sugiere la recurrencia a la im agen del am ante-rival de Catulo y
configura u n ritm o obsesivo que parece atorm entar al p o eta; ritm o
co rtad o y duro del apostrofe.
La secuencia m étrica se adecúa al ritm o psíquico del co n tenido.
Consecuentem ente la m ateria rítm ica se convierte en fo rm a expresi­
va. La m elodía del poem a se m anifiesta en u n a tonalidad len ta y
oscura en que se destacan las vocales largas y el to n o descendente. La
triple recurrencia fónica del verbo obdüra-obdura-obdura (w . 1 1 ,
1 2 ,1 9 ) tiene u n ritm o grave, largo y triste , n o ta dom inante del poem a.
E n sum a: puede afirm arse que existe en el poem a la relación soni­
do-sentido: el acento largo de la últim a tesis da origen a que se le lla ­
m ara a este verso coliam bo o escazonte, es decir, verso cojo porque
parece com o si se arrastrara lentam ente en el poem a. A sí se explica
que Catulo eligiera (quizá afluyó espontáneam ente a su verso) este
m etro p ara su po em a de ira y desesperación contenidas. En m om en­
tos de furia, la expresión oral sufre trastornos de orden fonético.
U na de esas alteraciones es cuando la voz se hace más grave, más
len ta y cancaneada, se silabea con le n titu d p ara subrayar enfática­
m ente la cólera reprim ida y el enojo. Cabe aclarar que el carácter de
las obras literarias com puestas con yam bos cojos es, en su m ayor
p arte, satírico y agresivo. El verso quebrado, el m etro irregular e
inarm ónico eran propios del habla de tab ern a o burdel. El hiponac-
teo se extendió luego a la tragedia y a la com edia y encontró m ucha
aceptación entre el público, razón p o r la cual fue m uy utilizado p o r

20
los poetas. Cabe recordar que el inventor del hiponacteo fue el griego
H ipponax (s. V I a.C.) quien lo usó en poem as violentos y agresivos.
Siglos más tarde, C atulo hace po p u lar en R om a o tro verso m u y se­
m ejante: el escazonte. Se observa que el p o e ta se n tía predilección
p o r los finales difíciles y su afán era la de evitar la cesura h epthem í-
meres de los poetas alejandrinos. Catulo es u n innovador que se per­
m ite m uchas libertades poéticas; u n a de ellas, el hacer caso om iso de
la m étrica de la época.
R ubén Bonifaz Ñ uño señala que “ Catulo em plea en sus poem as
u n a decena de esquem as m étricos diferentes y entre ellos u tiliza el
trím e tro yám bico hiponacteo, llam ado tam bién escazonte o coliam ­
b o , en los cárm enes V III, XXII, XXXI, XXXVII, XXXIX, XLIV,
LIX, y L X ” . 8 Todos estos poem as se distinguen p o r su tono violento
y agresivo (VIII: ataque e insultos a Lesbia; XII, insultos a Sufeno,
rival p oético de Catulo; XXXI, XXXVII, XXXIX, XLIV: c o n tra la
avaricia; LIX: burlas a R ufo; LX: invectivas contra la am ada ) . 9
Dado el carácter violento, im petuoso y airado de Catulo, ¿qué
form a m étrica de expresión req u ería p ara u n poem a de la ín d o le del
carm en V III? La respuesta es obvia. El m etro cojo o coliam bo p o r su
ru p tu ra m étrica, su estru ctu ra quebrada e irregular, era el cauce ade­
cuado p o r donde p o d ía desbordarse el grito ro to , p leno de virulencia.
Para el am ante saturado de ira y ansioso de venganza, el hiponacteo
era el conducto más propio; el coliam bo h a b ría de reflejar m ejor que
cualquier otro m etro el estado de ánim o quebrado del p o eta veronés.

1.3. Recurrencias m orfosintácticas

1.3.1. Secuencias

La lectura y com prensión del tex to exige la segm entación del


m ism o en secuencias. D icha segm entación la efectuam os, en prim er
lugar, co n ayuda de los elem entos sintácticos considerados com o
m arcas form ales; Le., p o r ejem plo, la puntuación, la cual p resta este
prim er servicio al analista. Los pun to s delim itan los segm entos sin­
tácticos del poem a y dan, com o resultado, las divisiones o secuencias
sintagm áticas. El p u n to indica la presencia de secuencias de tip o inde­
pendiente y es determ inante para la fragm entación sintáctica. E ncon­

8 Ibid., p. LXXXIV.
9 Ibid., p. XI.

21
tram os el signo ortográfico del p u n to al final de los versos 2, 5, 7, 8 ,
11, 14, 15, 16, 17, 18 y 19; p u n to y com a, después del verso 13;
com a, detrás de los versos 1, 3, 6 , 9 ,1 0 y 12. E n sum a, contam os los
siguientes segm entos sintácticos o secuencias que ordenam os n um éri­
cam ente com o u n a ayuda didáctica p ara el análisis:

Secuencias Versos

51 1-2 Miser Catulle, desinas ineptire,


E t q u o d uides perisse p erd itu m ducas./

Fulsere quondam candidi tib i soles,


Cum uentitabas qu o puella ducebat
52 3-8 5 A m ata nobis q uantum am abitur nulla
Ibi illa m u lta tu m iocosa fiebant,
Quae tu uolebas nec puella nolebat.
Fulsere uere candidi tib i soles./

N unc iam illa n o n u o lt; tu quoque, inp o ten s,


[noli,
53 9-11 10 Nec quae fugit sectare, nec m iser uiue,
Sed obstinata m ente perfer, obdura./

Vale, puella. Iam Catullus o b d u rat,


54 12-13 Nec te req u iret nec rogabit inuitam ;/

55 14 A t tu dolebis, cum rogaberis n ulla./

15 Scelesta, uae tel quae tib i m an et uita!


15-18 Quis nu n c te adibit? cui uideberis bella?
56 Q uem nunc basiabis? cuius esse diceris?
Quem basiabis? cui labella m ordebis ? /

57 19 A t tu , Catulle, destinatus o b d u ra./

Las secuencias parciales tienen au to n o m ía d en tro de la estru ctu ra


del poem a y, sumadas unas con otras, com ponen el te x to . El poem a,
según su puntuación, posee siete secuencias. P or razones obvias, h e
agrupado los versos 3-8 en u n a sola u n id ad (secuencia segunda) y ,
asimism o, los versos 15-18 (secuencia sexta); aunque las oraciones de
que se com ponen dichas secuencias e stá n separadas p o r p u n to s, fo r­

22
m an u n solo bloque sintáctico p o r ser reiteración de u n a m ism a fase
sem ántica del poem a.

1.3.2. Paradigma léxico

Para la identificación de las relaciones paradigm áticas basadas en


equivalencias, conviene precisar el léxico que seleccionó el p o eta.
¿De qué m ateria prim a lingüística se com pone el poem a? El léxico
gramatical recoge, adem ás de los pronom bres, sustantivos y adjetivos
que se refieren a las personas gram aticales y cuya localización será
m uy útil en el transcurso del análisis. Λ continuación presentó el es­
quem a de los cam pos léxicos. A provecho p ara ello las secuencias ya
ordenadas con anterioridad. (Ver cuádro No. 1)
Resum iendo: Los cam pos léxicos correspondientes a los p ro n o m ­
bres, los sustantivos y los adjetivos, aluden a las personas gram atica­
les: yo-tú-él-ella. El vocabulario ha em parejado equivalencias del
mismo tip o y ha precisado el eje vertical paradigm ático de recu rren ­
cias sintácticas hacia la prim era persona: el y o del p o e ta com o n a rra ­
do r y autobservador se encuentra a lo largo de todo el te x to i. e., en los
versos del uno al catorce y el diecinueve; nobis (v. 5) es un dativo
ag en te,'tam b ién puede interpretarse a nobis, ablativo agente, “p o r
n o so tro s” , equivalente a a m e “p o r m í” . Obsérvese el paso de la se­
gunda a la prim era persona; segunda persona: el tú se bifurca en dos
direcciones: una, la m asculina, tú-Catulle; otra, la fem enina: tú-
puella. La proporción cuantitativa es la de diecisiete veces p ara el
género m asculino y trece para el fem enino; tercera persona: se des­
pliega en cuatro m odalidades: él-ello-ella-ella. El, referido a un posible
am ante de la puélla, seis veces; él, Catulo, u n a vez; ellos, los soles,
m asculino de sustantivos inanim ados; la alusión a l a am ada se lo cali­
za en él· te x to (9) y en el pronom bre fem enino quae, 10; ninguna al
que alude el pronom bre indefinido nulla, mulier, señala a to d o el
género fem enino, im plícito p o r negación, el cual —en expresión
hiperbólica— nunca será am ado com o la n iñ a del poem a y a la s fies­
tas .en h o n o r de la am ada, illa. . . iocosa (v. 6 ) y quae (v. 7) respecti­
vam ente.
A nticipo u n a observación de tip o sem ántico: los niveles del len ­
guaje se superponen; obsérvese las incursiones de u n cam po léxico
en o tro . Por ejem plo, el paso del sustantivo Catulo (=tú, segunda
persona), al Catulo p o e ta (=yo, prim era persona); el tú, puella (se­
gunda persona) al ella (tercera persona) y viceversa: ella (tercera

23
24
PERSONAS GRAMATICALES

la .
yo el—' ==^ ''5 la " ella
el p o e ta Catul<3 Lesbia (Lesbia)

«
tú, 1, 2,4, 7, 9, tu, 14(17)(18) illa, 9 nidia, 5

rH
(el am ante)

ST
19 te, 1 3 ,1 5 ,1 6 Quts, 16 quae, 1 0 quae, 7

g £
^
u
Λ * S
obe *5 Λ
cui, 1 6 ,1 8

S
tibi, 3, 8 tibi, 15
quae, 1 0 cuius, 17

S3«aw O N O «d
Quem, 1 7 ,1 8

Catulle, 1 ,1 9 puélla, 4, 7 Catullus, 12


soles, 3

S O A U N V lS n S
Miser, 1 ,1 0 Amata, 5 candidi,
nec miser, 1 0 .Sceleita, 15 3,8
destinatus, 19 bella, 5

í Ο Λ ΙΙΉ ΐα ν
L____ ;—____ 1
persona) al tú (segunda persona), lo cual refleja la am bigüedad se­
m ántica tan propia del pronom bre.

1.3.3. Secuencias sintagmáticas

Si el paradigm a pronom inal dio el cam po de los sujetos del poem a,


la relación sintagm ática entrega el tipo de oraciones gram aticales y su
relación nexual. La recurrencia sintáctica más n o to ria es la de la y u x ­
taposición, seguida de la subordinación, la coordinación, las oracio­
nes principales y, p o r últim o, u n a oración independiente. Y uxtaposi­
ción. Exam inem os las operaciones que integran las estructuras sintác­
ticas yuxtapuestas del te x to :

53 N u n c iam illa no n uolt; tu quoque, inpotens, noli, v. 9. El p u n ­


to y com a del verso nueve señala la yuxtaposición, en este caso
negativa: non uolt; noli. La form a verbal u o lt rem ite al sujeto
illa y al verbo noli, al tu (= Catulle). Ambas oraciones revelan
u n a reciprocidad negativa; la oposición distributiva in d ica la
igualdad de voluntades firm es en la decisión tom ada: “ ella no
quiere am arte; tú tam poco, quieras am arla”. La idea d e pre­
sente se refuerza p o r la doble expresión adverbial: Nunc-iam.
54 Vale, puella. Iam Catullus obdurat, v. 12. Por u n a p arte la des­
ped ida de la niña; ροτ otra, la resistencia a su am or p o r p arte
del poeta. La oración Uale, puella, “ adiós, que te vaya bien,
lejos” , im plica la presencia de un verbo de lengua elidido
(ego dico), yuxtaposición del verbo obdurat. El adverbio iam
expresa y reafirm a en un presente, el propósito de aguante por
p arte de Catulo; la aseveración de am bas es contrarréplica la
u n a de la otra.
S6 Scelesta, v. 15 hasta m ordebis?, v. 18, form an u n bloque sin­
táctico de yuxtaposiciones, separada p o r la doble puntu ació n
de las exclam aciones e interrogaciones. La prim era se precisa
en el verso quince: Scelesta, uae te! y quae tib i m anet uita!,
esta últim a oración con u n m atiz asimismo interrogativo. Del
verso dieciséis al dieciocho, el séptuple encadenam iento d e ora­
ciones de relativo-interrogativas yuxtapuestas: Quis. . . adibit?
hasta cu i labella mordebis?

25
Subordinación

51 qu o d uides perisse, v. 2 , subordinada de relativo dependiente


del antecedente perditum (ibid.)·, las subordinadas de infinitivo
concertadas ineptire (v. 1 ) y perisse (v. 2 ) regidas p o r los ver­
bos desinas y ducas respectivam ente.
52 Cum uentitabas, v. 4, subordinada tem poral por la conjunción
que la introduce. Asimismo el verboide A m a ta tiene u n fuerte
m atiz de tem poralidad en el pasado: “habiendo sido am ada en
el pasado po r nosotros (=pro m e) tan to cuanto n o lo será ja ­
más m ujer alguna”. El nex o consecutivo quantum exige la p re­
sencia del tantum tácito. El verbo pasivo am abitur (v. 5),
precedido de quantum , hace énfasis en la m edida del am or:
“tan to será am ada cuan to que este am or nu n ca p odrá ser supe­
rado por ningún otro ofrecido a u n a m u je r” (nulla, v. 14). La
subordinada adverbial de lugar quo puella ducebat (v. 4) p o r
la presencia del co p re té ñ to , sugiere un paraje de evocación que
subraya el adverbio indeterm inado quo. La oración de relativo
quae tu uolebas, v. 7, intro d u cid a p o r el objeto directo quae,
antepuesto al tu uolebas de sujeto explícito, tú (v. 7), afirm a la
voluntad de ese tú , eco de la del poeta.
53 quae fu g it (v. 10), subordinada de relativo de claro an tece­
d ente, illa, (v. 9), ‘l a que h u y e ” . El p o eta pudiera usar la
suavidad del pronom bre illa, sin em bargo utiliza el relativo
quae que hace la expresión más dura. Sed. . . perfer, obdura (v.
1 1 ) subordinación adversativa restrictiva que precisa el signi­

ficado de obdura·, sí, “aguántate, endurécete” , pero a co n d i­


ción de que seafirm em entente, obstinadam ente. La y u x tap o si­
ción de los verbos refuerza la doble resistencia: Sed. . . perfer/
(Sed) obdura, lo cual intensifica la cualidad de lo estim ado y
d a ligereza y rapidez a la expresión.
54 inuitám (v. 13), condicional de m atiz adversativo exclusivo: ‘si
te opones’, ‘aunque te opongas’.
Ss cum rogaberis nulla (v. 14), tem poral negativa; p o r su form a
verbal proyecta hacia el fu tu ro u n a acción posible p o r p arte
del poeta; ‘cuando no serás rogada p o r m í’.

Coordinación

Sj desinas. . . / E t. ■. ducas (1-2), coordinación copulativa de su­


je to elíptico; la concordancia del tú con la aposición Miser

26
Catulle (v. 1) refleja la doble actitud del poeta: ‘deja y te n ’.
Sj tu uolebas nec puella nolebat (v. 7). La conjunción nec aúna el
querer de Catulo y el no negarse de la niña.
53 Nec. . . sed a re i nec miser u iue (v. 10) refuerza la actitu d de re­
sistencia de Catulo ante el atractivo fem enino, aunque ingrato:
‘ no sigas a la niña (que huye) ni vivas m iserablem ente por
am o r” , luego, si n o vives m al, es evidente que vivirás bien.
54 La doble coordinación negativa (Nec te requiret nec rogabit,
13) y el m odo verbal pasado de subjuntivo, reitera la firm e de­
cisión de C atulo: ‘no seguirá a la am ad a;n i la buscará n i la se­
guirá’ . Ella, tam bién, pudiera rebelarse ante el hecho de no ser
requerida p o r Catulo.

Principales

Sj Fulsere quondam, candidi tib i soles, (v. 3) el sujeto inanim ado


soles, y el adverbio quondam nos sitúan en el pasado. Cabe
hacer n o ta r que el m odo verbal Fulsere equivale a Fulserunt.
55 A t tu dolebis (v. 14), oración independiente, pero por la pre­
sencia de la conjunción A t se transform a en principal co o rd i­
nadora.
S7 A t tu Catulle, destinatus obdura (v. 19), oración principal coor­
dinada con el m ismo esquem a sintáctico que el verso 14 (A t tu
dolebis), cierra el circuito m orfosintáctico y nos em puja sem án­
ticam ente a o tra situación de irrealidad provocada por los de­
seos de venganza del p o eta, pero que por el futuro (dolebis)
habrá de proyectarse al porvenir.

Independientes

S2 Fulsere uere cadidi tib i soles (v. 8 ), único enunciado in d ep en ­


diente del poem a, de estru ctu ra casi idéntica a la principal
(Fulsere, 3) evoca un tiem po pasado: “brillaro n ” y cierra el
bloque sintáctico de la secuencia segunda. E sta oración revela
desvinculación sintáctica co n el resto del te x to analizado ; en
realidad, por la sem ántica hom ónim a puede unirse al verso
tercero.

En sum a: el poem a contiene veintiocho enunciados sintácticos


repartidos en la siguiente proporción: oraciones yuxtapuestas, 1 0 ;

27
subordinadas, 9; coordinadas, 5; principales, 3; independientes, 1.
T o tal: 28. La recurrencia sintáctica más n o to ria es la de la y u x ta p o ­
sición. La secuencia sexta (w . 15-18) presenta u n desajuste sin tácti­
co com parado con las otras secuencias de la serie po r la acum ulación
de oraciones exclamativas y relativo-interrogativas lo cual evidencia
la ru p tu ra de la sintaxis en los últim os versos del poem a, y , p o r ende,
el desequilibrio de la m ism a. La secuencia sexta carece to talm en te de
subordinación; ha desaparecido la ac titu d dependiente p o r p arte
del p o eta, sólo queda la pregunta directa, la espontaneidad de
la exclam ación.
La com posición es rica en nexos sintácticos; el pensam iento se
encadena con la lógica de u n discurso clásico; la serie de la su b o r­
dinación así lo m anifiesta. £ 1 p o eta co n n o ta el tiem po (subordina­
ción tem poral), el espacio (subordinación de lugar), la reflexión
(subordinación de relativo y explicativas), el carácter dependiente de
la subordinación, la coordinación asindética yuxtap u esta; sólo hay
una oración independiente, y la sindética-copulativa, las relaciones
de igualdad. Los nexos localizados form an el eje sintagm ático de
recurrencias sintácticas; el léxico, las recurrencias morfológicas.
Am bos configuran el eje paradigm ático-sintagm ático de recurrencias,
fundam ento m orfosintáctico del m ensaje poético.

1.4. Recurrencias semánticas

La proyección del paradigm a pronom inal sobre las secuencias


sintagm áticas dará com o resultado la idea central del poem a. Para
localizarla, a continuación relaciono la serie paradigm ática (vertical)
form ada por el eje de las recurrencias de las personas gram aticales,
sujetos sintácticos de la acción (cuadro núm . 1) sobre sus respectivos
predicados de la serie sintagm ática horizontal. (Ver cuadro No. 2).
En síntesis : de las secuencias extractam os el com ún denom inador
sem ántico de las mismas:

RESISTENCIA RUPTURA
a la pasión obstinadam ente afectiva con el presente p o r la
evasión al pasado (tres veces)
y al fu tu ro (ocho veces)

am bos elem entos —resistencia y ru p tu ra con la pasión—form an la p a ­


reja lingüística clave del p o em a y núcleo sem ántico del mismo.
Cuadro núm.
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29
El po eta se debate entre la fuerza ciega de su pasión que lo arrebata
hacia el objeto de su am or —la puella— y la luz de su razó n que lo
im pulsa a liberarse de ella. El propósito del p o e ta es el de resistir al
am or de la niña; para lograrlo se pro p o n e actuar con sensatez, au n ­
que inconscientem ente lo traicione la fuerza de la pasión que lo
consume internam ente. La idea central del poém a aúna lo concep­
tual y razonable —rom pim iento y perseverancia—, pero la firm e
autodeterm inación de Catulo se quiebra por la doble evasión que lo
hará desertar de su propio in te n to :' el re to m o hacia el pasado y la
proyección hacia el fu tu ro . En sum a:

Resistencia y aguante obstinado a la pasión po r p arte de Ca­


tulo, aunque sea traicionado en su determ inación p o r la
fuerza de six sentim iento que se escapa hacia el recuerdo de
los tiem pos felices del pasado y se proyectará hacia u n fu tu ro
en el que verá cum plida su ansia de venganza.

La idea de resistencia desarrollada progresivam ente configura en


el poem a el triángulo sem ántico siguiente (obsérvese que tam bién es
topográfico y cronológico) :

desinas-ducas (w . 1 -2 )
‘deja de hacer simplezas;
ac tú a razonablem ente;
considera a la lu z de la
razón lo que vale tal am or
perecedero, m u e rto ,’

‘aguanta obdura, 19 ‘aguanta con obstinación.’


con m ente
obstinada
terca’

Obdürá (del lat. obdüratio, ônis) es u n a palabra clave en el poem a.


Significa "reprim ir, contener, resistir, padecer, endurecerse, n o d e ­
jarse ablandar, m antenerse firm e, obstinación y terq u ed ad ” . D entro

30
de la línea de resistencia al am or de Lesbia que se autoim pone
Catulo, él deberá perm anecer firm e en su decisión, pero tam bién
deberá tener en cuenta la debilidad de su corazón al que arrastra la
pasión incontenible p o r Lesbia. La evasión psicológica y po ética
hacia el encuentro real e im aginario con la puella, que ro m p e la
autodeterm inación de Catulo, es inconsciente. E lobdüra representará
para el p o eta la ascensión progresiva hacia la luz; si se deja arrastrar
por la pasión, el descenso hacia las tinieblas de la culpa. A este
respecto cabe recordar la opinión de M artin Buber quien conceptua-
liza la culpa com o u n sentim iento sin explicación, pero que n o es
necesario que sea religioso . 1 0
La ru p tu ra afectiva co n la am ada se produce en el presente (seis
veces), pero se quiebra p o r la evasión al pasado, "hacia los días
felices del am o r” (tres veces en seis versos) y hacia el fu tu r o , “ deseos
hipotéticos de venganza” , (doce veces en seis versos). En sum a: de
los diecinueve versos del poem a, considerados sem ánticam ente, siete
se refieren al presente (w . 1, 2, 9, 10, 11, 12, 19, que parten de la
zona de la realidad) ; seis hacia el pasado (w . 3-8 en triple evocación)
y seis hacia el fu tu ro (w . 13, 14, 15, 16» 17, 18, que ad o p tan una
form a bim em bre; to tal, doce predicciones de venganza en fu tu ro en
sólo seis versos, lo cual señala o tro desajuste sem ántico en la últim a
p arte del poem a). Tal exceso se logra po r u n a técnica de reiteración
que despliega la idea obsesiva del poem a.
La evocación del pasado “los días cándidos del am o r” es m ás débil
em ocionalm ente que las amargas predicciones de venganza. A unque
cuantitativam ente dom ine en el poem a el presente, sin em bargo, la
zona de la realidad ( = hoy) en com paración con la de la irrealidad
(ayer y m añana) quedan en n otable desventaja. Puede afirm arse que
Catulo, en el poem a, vive en la realidad, solam ente, la tercera parte
de su tiem po. Ese ir y venir provoca el juego dialéctico y pasional, la
h o n d a tensión del poem a, reflejo p síquico del estado espiritual pleno
de vehem ente virulencia del corazón.
Sem ánticam ente las siete secuencias desarrollan el episodio de
la ru p tu ra y el abandono del am or perecedero por p arte de C atulo; la
nostalgia del am or de la am ada, la evocación de su presencia, la rup­
tu ra y la negación del am or, la firm eza y la resistencia, a la par
que la debilidad, a la fuerza de ese mismo am or.

10 Revista psicoanalitica, Washington, 1957.

31
1.5. Recurrencias retóricas
El carm en V IIÍ presenta u n a serie de recurrencias retóricas que se
agrupan en la misma lín e a que las obtenidas en los niveles m orfosin-
táctico y sem ántico y las afianzan y m atizan. Las figuras retóricas se
centran en to m o a las personas gram aticales, sujetos d e la acción, y
dibujarán con precisión los retrato s literarios de Catulo y Lesbia, el
paisaje donde ocurrieron los hechos de am or, el conflicto pasional,
etcétera. Estas figuras presentan una particularidad: la condensa­
ción,' es decir, en u n m isino térm ino concurren varios recursos re tó ­
ricos, m anifestación expresiva de la tensión que tipifican. Por ejem plo,
“Scelesta” (v. 15) será a la vez e p íteto , apóstrofe y perífrasis. M eto­
dológicam ente, iré señalando las recurrencias retóricas sobre el
cuadro nútn. 1 de las recurrencias pronom inales.

la . persona El y o líric o , la voz del p o e ta está presente en to d o s


yo los versos del poem a, aunque no se exprese en form a
el p o eta subjetiva o personal. Siendo, com o es el poem a, u n
canto de am or en prim era persona, sorprende este deseo de C atulo de
perm anecer en el anonim ato ; razó n tam bién del carácter narrativo del
carmen V III, que en realidad es solam ente apariencia. Cuando el
p o eta utilice la prim era persona, ad o p tará la form a plural no bis. (5)
( ~pro m e, p o r m í); m ejor dicho, Catulo se esconderá en el plural
nosotros “ que am am os cuanto ninguna será am ada”, A m a ta nobis
quantum am abitur nulla (ibid.), es decir, dom ina la figura retórica
por supresión o elipsis, tam bién perífrasis. El p o eta se ocu lta, desa­
parece.
2a. persona Catulo, tú , se encuentra im plícito (desinas, 1; uides,
tú, 2; uentitabas, 4) o ex p lícito (tVLuolebas, 7·, t u . . . nólt,
Catulo 9; tu obdura, 19; para ti (tib i, 3, 8 ). Esta segunda
persona^ Catulo, va acom pañada de u n a figura retórica p o r adición,
esto es, el e p íteto , el trazo vigoroso que describe el estado del alma
de Catulo, a la vez etopeya reveladora de su estado psíquico desgra­
ciado, (miser, 1, 10; inpotens, 9; destinatus, 19) y su obstinación en
la sinécdoque, obstinata m en te , 11. El m ism o e p íte to , m iser, en su
form a negativa (Nec miser; 10), dará el o tro enfoque de la persona­
lidad liberada de Catulo (Nec miser, 10), “n o m ísero ”, equivalente a
feliz, dichoso, Catulo. Es decir, Catulo se describe en form a p arad ó ­
jica evidentem ente, pero com prensible: Catulo es m ísero cuando se
haya som etido a su pasión p o r Lesbia; Catulo es feliz, liberado de
ella.

32
Sorpresivamente Catulo se autonom bra y se descubre (1, 12, 19);
elude y alude a su nom bre en form a que recuerda la perífrasis. Las fi­
guras patéticas se m anifiestan en la autoexhortación de Catulo p ara
que abandonde la senda de la loçura, desinas ineptire, 1 , y la o ptación
en los verbos negativos p o r m edio de los cuides Catulo debe decidir
(tu noli, 9) y elegir no buscar a la puella a que am a (N ec te requiret,
nec rogabit, 13).
2a. persona T ú, Lesbia, se encuentra elidido (amabis. . . diceris,
tú, 17 \ basiabis.. . m ordebis, 18) y explícito (tu-dolebis,
Lesbia 14). La perífrasis y elusion; quae fiig it ( =eam quae
fu g it, 1 0 ); la sustitución del nom bre propio po r o tro genérico:
quo, puella ducebat, 4 y la 1ito te : nec puella nolebat, 7. Lesbia
quedará definida p o r el triple e p íte to : Amata-Scelesta-bella, 5, 15 y
16, que dará la triple visión de Lesbia para Çatulo: “la am ada entre
todas las m ujeres, la infam e enloquecedora de los hom bres, la
graciosa entre otras posibles herm osuras.” Cuando Catulo se dirige a
Lesbia, las figuras patéticas irrum pen con abundancia: imprecación
(uae te, 15); exclam ación (quae tib i m anet, 15); la repetitiva in te rro ­
gación retórica (w . 15-18), que envuelve su vida fu tu ra desgraciada;
la p o lisín d eton que subrayará el dolor de Lesbia (A t tu dolebis, 14).
3a. persona £1 poeta deja en la som bra a los am antes de Lesbia
él y usa p ara referirse a ellos el duro pronom bre in terro -
amante-s gativo en la triple anáfora vertical y horizontal:
Q uts. . . / . . . cui (v. 16)
Q tíe m .. . / . . . cuius (v. 17)
Q uem . . . / . . . cui (v. 18)

él El tú , C atulo, deja paso ál ille (Catullus obdurat, 12)


, Catullus que provoca el distanciàm iento y la objetividad.
ellos R eferido a los cándidos solea (candidi. . . soles, 3 γ 8 ),
objetos cósm icos, espejo que recoge la luz feliz de
otros tiem pos.
ella £1 tú , Lesbia, deja paso al illa (illa n o n uolt, 9) y a la
que hu y e (quae fugit, 1 0 ), asimism o, se provoca el
distanciam iento y la objetividad,
ninguna o tra m ujer (nulla, 5), térm ino de com paración
p ara enfatizar el am or de Lesbia,
aquellas fiestas (quae tu uolebas. . . , 7) “ que tú querías
y la n iñ a n o rechazaba” , objetos inanim ados.

33
La tension del poem a, la resistencia a la pasión, la lucha que esto im ­
plica, C atulo la resuelve en form a retórica, p o r m edio del en fren ta­
m iento de ideas. Me refiero a la antítesis y variantes. Paradoja en el
retrato de Catuio: mísero-feliz {Miser, 1 ,1 0 ; nec miser, 10). C ontraste
entre la gracia física de Lesbia {bella, 16) y su degradación m oral
{Scelesta, 13). A ntinom ia en tre el am or del p o eta y el desam or de
Lesbia; lito te en la negativa de Lesbia que desm iente lo que desea
afirm ar {uolo-nolo, 7). El am or perdido de Lesbia, subrayado p o r
la paranomasia o adnom inatio o repetición de una m ism a raíz:
perisse-perditum , 2 ) y el am or perdurable del p o e ta hacia ella en la
reiteración progresiva {Am ata nobis quantum am abitur nulla, 5).
La triple antítesis de la resistencia del p o e ta {obdura, 11-12-19) frente
a su debilidad {desinas ineptire, 1). El paisaje se hace eco de la d ic o to ­
m ía psicológica, el contraste topográfico entre el lum inoso paisaje
qu e brillaba en o tro tiem p o , tam bién m etonim ia en la doble expre­
sión paralelística de los versos tres y ocho {F ulsere.. . candidi tib i
soles), es decir, “días blancos, ilum inados, radiantes de felicidad” ,
p o r contraposición a los “días negros, am argos, plenos del d olor y la
tristeza” , paisaje que proy ecta el esp íritu atorm entado de Catulo.
E nfrentam iento tem poral entre el pasado {tum, 6 ), el presente
(nuc, 9) y el fu tu ro (w . 14-18).
En síntesis: dom inan las figuras retóricas p o r supresión o elipsis
en la prim era persona; p o r adición en la segunda persona: el ep íteto
dibuja el retrato de C atulo y Lesbia; p o r perífrasis O alusiones la te r­
cera persona; la tensión sem ántica de la idea central se resuelve re tó ­
ricam ente p o r el uso de la antítesis. Las figuras oblicuas hacen acto de
presencia po r el lenguaje indirecto, perisfrático, el juego constante
de alusiones-elusiones; las figuras patéticas p o r los vocativos, excla­
maciones, interrogaciones, interjecciones, fórm ulas de ruego, saludos,
dim inutivos cariñosos. Se conjuga el estilo directo con el indirecto, el
sencillo con el com plejo, el recto y el oblicuo con preponderancia de
este últim o.

1.6. Recurrencias en los factores de la com unicación

Los indicadores de la prim era persona (yo y variantes) p erm iten


descubrir directam ente al poeta. E n el carm en V III de C atulo no hay
térm inos directos del ego·, sin em bargo, aunque C atulo n o aparezca
en prim era persona, aunque se oculte y n o quiera participar abierta­
m ente en el m onólogo-diálogo, es el auténtico protagonista del poem a.

34
¿Perm anece al margen del m ensaje para darle m ayor eficacia co m u n i­
cativa? ¿D istanciam iento aparente? En el poem a puede apreciarse u n a
técnica de desdoblam iento: el ego se proyecta en un tu, disfraz del
yo. P orque en el tú-Catulo vive im plícitam ente el poeta y bajo la m ás­
cara pronom inal y onom ástica, el poeta-C atulo recibirá indirectam en­
te su propio mensaje.
El circuito de la com unicación que se establece entre el sujeto qu e
envía el mensaje (yo-Catulo) y el sujeto que lo recibe (tú-C atulo) da
com o resultado la identidad entre el em isor y el receptor:

Y o, el p o e ta = tú , C atulo
por tan to :
el p o eta = Catulo

am bos pronom bres se refieren a la m ism a persona, el p o eta de V erona,


con lo cual el proceso de la com unicación se cierra sobre sí m ism o.
El mensaje que dirige C atulo se cum ple en el mismo Catulo, prim er
destinatario del m ensaje; el p o eta evidentem ente escribe para él m is­
m o. A hora bien, cuando el poeta-em isor (Catulo) entabla el supuesto
diálogo con el tú-receptor (Catulo) usa un m ero p retex to para hablar
con su yo interior, con el o tro yo que to d o hom bre lleva consigo.
Cuando Catulo se au to ex h o rta a resistir su p ropia pasión y se tra z a
u n cam ino a seguir, es po rq u e necesita afianzarse en la identidad
que desea alcanzar y fortalecer su voluntad, clarificar su m undo in te ­
rior y m antenerse firm e en la decisión tom ada.
Por la identidad del yo-C atulo con el tú-C atulo, la función em o ­
tiva y la función conativa se unifican en el m ism o factor de la co m u ­
nicación, y a que el em isor es el m ism o recep to r . 1 1 En este p u n to , el
circuito de la com unicación se ro m p e; se quiebra el equilibrio cuando
la balanza se inclina to ta lm e n te hacia el lado del em isor-poeta. La
concurrencia de los factores em isor-receptor intensifica unilateral­
m ente hacia la función em otiva y fortalece el lirismo del poem a. El
diálogo se transform a en m onólogo: ad se ipsunt. El m ensaje reto rn a
a su fuente de origen.

11 Véase: “ Factores de la comunicación” en “Linguistique et poétique”,


op. cit.

35
1 . 7. Recurrencias contextúales

A unque el carm en VIII sea un poem a lírico breve (breue carm en)
posee las recurrencias orientadoras para rem itirnos al co n tex to del
tiem po y el m undo cultural en el que vivió Catulo. Agrupó las citadas
recurrencias en historias, filosóficas, psicológicas y literarias.

1.7.1. Históricas

La triple recurrencia C atulo (w . 1 ,1 2 , 19) m anifiéstala época his­


tórica en la cual se' desarrolla la vida de Cayo Valerio Catulo, consi­
derado com o uno de los grandes líricos de la literatura latina; Catulo
nació en V erona aproxim adam ente en el período com prendido entre.·
los años 84 al 87 a. C. y m urió en R om a en el año 54. a. C . 1 2 Marcial
escribió de él:
/”* x
Tantum ihantfa suo debet Verona Catullo,
\ ^ /
Q uantum parva suo M antua Virgilio.
(Epigramas, 1 4 ,1 9 5 )
Y Ovidio:
M antua Virgilio gaudet, Verona Catulío
(A m o res, 3, 15, 7)

Trato ahora de precisar los rasgos que definen al autor del carm en
V III; para ello desgloso los ep íteto s referidos al protagonista del
poem a (cuadro núm. 1 ).
Misér-inpotens, Catulo no se atreve a enfrentarse cara a cara con
Lesbia, y para dirigirse a ella acudirá al subterfugio de la sustitución
pronominal- A nte la fuerza de su pasión se siente débil, necesita la
autoexhortación de su y o ín tim o que lo aliente p ara dar el paso que
lo libere de la esclavitud de su pasión. Al respecto dice R ubén
Bonifaz Ñuño: “ Al sumergirse C atulo en la condición más abyecta de
la esclavitud; en la sujeción a u n a dependencia m onstruosa hacia otro
ser, de quien se hace la sola fuente de u n a inadmisible felicidád . ” 1 3
Insensato, com ete simplezas y locuras que lo degradan; idealista se
entrega a una pasión que lo aniquilará sin rem edio; inm oral, com ete
adulterio al aceptar los dones de la am ada. Cabe hacer n o ta r que

12 Catulo, “Catulo y su obra”,en Cármenes, op. cit., p. VII.


13 Ibid., p. ΧΧΧΠ.

36
Catulo com o hom bre piensa que debe seguir los dictados de la m oral
rom ana, pero com o p o e ta puede perm itirse libertades de tendencia
erótica: (Pues bien está ser casto el p ío p o eta/ m ism o; no deben serlo
los versitos)

Nam castum esse decet pium poetam


ipsum , uersiculos nihil necesse est.
(Carmen 16: 4-5)

N ec miser. A udaz, Catulo desafía al esposo y los am antes en ar­


decidos de Lesbia y proclam a a los cuatro vientos su pasión. F uerte
p orque in ten ta dom inarla y no ser esclavo de ella. Libre po r la ru p tu ra
c o u la am ada (sensu stricto , Catulo nunca disfrutará de tal libertad).
Sensato p orque quiere apartarse de la locura de su am or. R ealista
porque to m a la decición práctica del rom pim iento. Moral p orque
to m a en cuenta el m undo axiológico de los valores éticos cuando
opaca la belleza física de Lesbia y considera su am or m uerto p o r su
conducta corrupta. Rebelde, se subleva ante el m undo depravado, en
el cual triu nfa Lesbia con su cortejo de am antes, a quienes él atacará
com o prom iscuos que la p rostituyen. E ngreído, Catulo piensa que
Lesbia será abandonada p o r todos; esto es, Lesbia se encontrará sola,
no porque carezca de am antes, sino porque ninguno p odrá com parar­
se con él. Lesbia quedará sola sin su am or, sin su am ante, sin sus besos.
(El p o eta que experim enta el desvío de Lesbia, no d u d a en creer este
hecho co n tradictorio); orgulloso, está convencido que él llena la vida
am orosa de Lesbia. R azonable, Catulo posee un am or clarividente y
brilla en él con claridad m eridiana la luz de la razón no enturbiada;
alum brado p o r esta claridad ve lo necesario,que es para él abandonar
su pasión y se apresta a la separación definitiva. V iolento, no duda
en apostrofar con energía a la ingrata, y flagelarla con sus insultos y
desprecios.
Lesbia. La triple recurrencia a la puella (4,7,12) y pronom inal
Illa, 9 ; tu , 14 y verbal perisse-perditum , 2 indica que el poem a se
dirige a una m ujer. Por el co n tex to histórico-literario conocem os que
Catulo es el p o eta que se arruinó m oral y físicam ente p o r una m ujer,
la licenciosa y cruel Clodia, herm ana del tribuno Clodio Pulquerio y
esposa de Q uinto M etelo Céler, a la cual im ortalizó con el nom bre
de Lesbia. La pareja Catulo-Lesbia se incluye en la de los am antes de
todos los tiem pos; asimism o, es clave para la com prensión d e la
sociedad en la cual vivieron; p o r ejem plo, cuando en el carm en V III

37
se alude a las fiestas de am or entre ellos (w . 6 y 7), puede pensarse
en las que organizaba la sociedad galante de Rom a y respo n d ía a la
tradición social en la cual vivía el p oeta. Catulo canta en sus cárm e­
nes a la prom iscua y elegante a quienes irnos critican, otros despre­
cian, pero que era adm irada p o r todos. En el carm en V III, Catulo
con cierto aire de m oralista, ataca a Lesbia. El p o eta se dirige a ella
para despedirse (v. 12), insultarla (v. 15), predecir su fu tu ra desgracia
y apostrofar irónicam ente su cond u cta prom iscua (w . 17-18) ¡cierta­
m ente Catulo la envuelve en el desprecio: Scelesta, 15; su am or es
egoísta (v. 13). El p o eta la presenta com o alguien que se deja querer
y acepta el am or, pero no lo corresponde (v. 13). Catulo se da
cuenta y , perspicazm ente, lo expresa lingüísticam ente con el eufe­
mismo N ec nolebat (v. 7), y si suaviza la expresión es p o rq u e él,
Catulo, te m ía herirse. Lesbia n o rehusaba, pero la aceptación de Ca­
tulo era solam ente resignada. E n realidad n o am aba al poeta, aunque
posiblem ente le halagaría el hom enaje de adoración que C atulo le
ofrecía. Evidentem ente, si Lesbia no se pronunció p o r el rechazo en el
pasado, fue quizá p o r su índole de coq u eta que necesitaba recibir
testim onios de am or y adm iración. Cuando Lesbia se p ercató del
carácter injurioso de los poem as de C atulo dirigidos a ella, de la agre­
sividad del poeta, pudo haber hallado en ellos fundam ento lógico de
su repulsa.
En síntesis: la referencia histórica del poem a nos lleva a recons­
tru ir la figura de Catulo que se define p o r su dico to m ía caracterioló-
gica. Por u n a parte, el m iser-inpotens (w . 1 y 9), incapaz de dom i­
narse; p o r la otra, nec m iser-destinatus, feliz y resuelto a vencer su
pasión. Como hom bre Catulo es o xím o ro n . Recuérdese que el p o eta
se au to rretrato en el dístico O di es am o del carm en LXXXV, síntesis
de su contradictoria pasión: odio y am or, to rm e n to y gozo, etcé­
te ra . 1 4 Catulo es u n hom bre r o to , quebrado, dividido de su esp íritu
entre el am or a Lesbia (La pasión am orosa era considerada p o r los
antiguos com o una enferm edad irresistible ) 1 5 y la resistencia a ese
m ismo am or que lo d estru ía y del cual n o p o d ía escapar.
C ontexto situacional referido a la posición de los hablantes del
poem a en el tiem po, el espacio, y el diálogo. Las recurrencias tem ­
porales aluden al tiem po pasado (S1-S2: quondam , 3'; cum , 4 ; tu m ,

M Estado de amor bien entendido por los grandes poetas como Quevedo,
Lope de Vega, Sor Juana Inés de la Ciuz (Soneto 184: “Amor empieza por
desasosiego”).
15 Bayet, Jean, Literatura latina, Barcelona, Ariel, 1872, p. 172.

38
6 ), el presente (n u n c, 3 ; iam, 9 y 12) y el fu tu ro (S5-S6), cum , 14,

nunc. . . adibit?, 16-17). El p o eta narra u n a experiencia personal de


su vida am orosa, de u n pasado casi inm ediatam ente anterior al hecho
de escribir el poem a, y se proyecta hacia u n futuro posterior al m is­
m o ; puede deducirse que el co n tex to tem poral del poem a es el de la
vida hum ana de Catulo y , p o r ende, de Lesbia.
El espacio se perfilá en el poem a; po r un lado se m enciona el p ai­
saje lum inoso p o r d onde Lesbia conducía al p o eta (Fulsere. . . can­
d id i soles, 3 y 8 ); lugares donde se celebraban las fiestas en h o n o r de
la am ada (Ibi illa m ulta tu m iocosa fiebant, 6 ). Dado que conocem os
al Catulo histórico, puede reconstruirse la geografía de los lugares en
los cuales vivieron Catulo y Lesbia: R om a del siglo I a. C. El espacio
se contem pla desde la evocación llena de nostalgia que crea im agina­
tivam ente el poeta. A unque el poem a no describe el paisaje de los
días tristes p o r la ausencia de Lesbia, puede deducirse que y a no
eran lum inosos, sino oscuros. «
El diálogo se efectúa desde el narrador-poeta hacia el tú-C atulo,
pero debe reto m ar hacia el m ismo p o e ta en u n m onólogo. El tercer
personaje, la puella, una se dibuja en la lejanía com o u n a figura que
hu y e, se aleja. Lesbia es fantasm al, lejana e intangible, pro y ectad a
com o imagen feliz hacia el pasado y u n a som bra de desolación e n el
fu tu ro .
En resum en: el co n tex to situacional presenta la ru p tu ra del tiem po
presente p o r la evocación al pasado y al fu tu ro ; el espacio se b ifu rca
en un paraje lum inoso de am or frente al escenario oscuro del o d io y
la invectiva. El diálogo debe interrum pirse p o r la ausencia de Lesbia;
el p o e ta se encierra en u n soliloquio porque la am ada h a huido y y a
n o le escucha.

1.7.2. Filosóficas
La triple recurrencia obdura (11, 1 2 ,1 9 ), “resiste, aguan ta”, reve­
la cierta influencia del estoicism o, concepto que llega a Roma p o r
m edio de Grecia; evidentem ente, el carm en V III acusa el dom inio de
los instintos, la prim acía de la razón. Zenón de Citio, filósofo griego
de fines del siglo IV a. C. fue el creador de la escuela estoica. El sabio
griego precisaba que el p u n to nuclear de la antropología estoica la
co n stitu ía la do ctrin a sobre los instintos (im petus). El instinto era un
parecer (irát^os), un estar afectado p o r laj> asión. El desorden del
in stin to proviene de que la razón n o lo acom paña ni lo dom ina, pues
de algún m odo la razón es cóm plice de la pasión. El estoicismo

39
d efin ía este im pulso com o u n a espontánea ilusión a la que, poniendo
en claro el p u n to real de la,v erd ad , había que desenm ascarar. Al
borrar las imaginaciones y fantasías, el alm a recobraba la quietu d del
corazón; el sabio se eleva sobre el m ar de sus pasiones p orq u e en él
gobierna exclusivam ente la razón, y la razón es la que hace al h o m ­
bre independiente y libre, y lo ,sitúa en la realidad y en la verdad; lo?
antiguos consideraban esta ac titu d im perecedera. Paradójicam ente, el
poem a tiene tam bién p u n to s de co n tacto con el epicureism o, y a que
to d o él añora voluptuosam ente los placeres del am or, negados al p o e ­
ta el.desvío de Lesbia, y cuya privación hace tan desgraciado al p o eta.
En resum en: en cuanto a las fuentes ideológicas que sustentan el
poem a, se lo calízala escisión entre las doctrinas filosóficas estoicas y
epicúreas.

1.7.3. Psicológicas
La recurrencia que indica el rechazo del p o e ta y la huida de Les­
bia (illa non u o lt; 9; quae fu g it, 10) es acicate psicológico y génesis
del poem a. La desgraciada experiencia del hom bre Catulo, el p o eta
Catuló sabrá reflejarla en el carm en VIII. La disyuntiva trágica:

am or de Lesbia ■ _ rechazo de Lesbia


vida m uerte

porque CatulO'ha hecho de Lesbia su dios;con la separación de Lesbia


com ienza para Catulo el proceso de su destrucción y m uerte; su
m undo era Lesbia, razón y centro de su vida; ese universo de pasión
superaba otros posibles valores. La am ada vivía en el centro del alm a de
Catulo en la cual ejercía dom inio absoluto. Cuando Lesbia se aleja
de él, Catulo pierde su centro de gravedad, queda descentrado y per­
dido. Su m undo era Lesbia; cuando ésta desaparece, el m undo tam ­
bién desaparece para Catulo. El p o eta co n o cía esta opción: si se apar­
tab a de Lesbia, se auto d estru ía irrem isiblem ente; del círculo de su
am or no p o d ía evadirse; la vida sin su am or era la m uerte. Catulo
destruirá a Lesbia porque lo rechaza; pero él tam bién se destruirá
porque se ha opuesto a dejar vivir su pasión. El poeta aniquilará f í­
sicam ente a Catulo (Miser) y m oralm ente a Lesbia (Scelesta). Vivir
dom inado por Lesbia era m orir; vivir liberado de.la pasión de Lesbia
era m orir tam bién, ya que no p o d ía vivir sin su am or. De hecho, des­
pués de su rup tu ra con Lesbia vivirá m uriendo com o antes había
m uerto viviendo. C atulo es el hom bre quebrado, el hom bre que m uere
resistiendo, el Catulo ro to del poem a.

* 40
Cuando la am ada lo rechaza, Catulo prefiere destruirse y m orir,
Resistir a la pasión, obdura era la m uerte p ara él p orque sabía qu e no
p o d ría vivir sin Lesbia. Y, sin em bargo, elige el obdura. C uando el
am or m uere para C atulo, él tam bién debe m orir: am or com o d estru c­
ción. A m or o m u erte p o r la identidad:

______ pastón________ _ negación


am or m uerte

C atulo es radical; excluye lo h íb rid o y se sitú á en u n a línea definida;


en este sentido es to ta lm e n te p u ro . A sí lo precisa R ubén Bonifaz
Ñ uño : “p o r su univocidad hay u n a p rístin a pureza en la vida d e Ca­
tu lo ” . 1 6 Consecuente con su radicalism o, Catiilo elige la negación de
su am or, es decir, su destrucción.
La m ente obstinada (obstinata m en te , 11) de C atulo iguala co n la
m ism a intensidad la pasión, ta n to en la vertiente positiva {amor) com o
en la negativa (odio). L a radicalidad subyace en la índole extrem osa
del apasionado Catulo, obstinado, terco, tenaz, p orfiado y resuelto,
j E n el asunto Lesbia, n u n c a p o d rá ilum inarse el espíritu de C atulo con

la luz de la transigencia o la com prensión. Intransigente, C atulo no


respetará la decisión de Lesbia de alejarse de él (ella estaba en su de­
recho de no am ar al p o e ta b ien p o r su com prom iso m atrim onial con
Q uinto M ételo Céler o po rq u e p refería o tros am antes m enos exigen­
tes q ue Catulo).. Las posibles razones de Lesbia las fu n d am en ta
R ubén Bonifaz Ñ uño en la psicología negativa de Catulo. Lesbia
“estaba h arta de sus celos, de su espionaje, de su presencia desdichada
e in o p o rtu n a en todas partes d onde ella se encontraba; de su am or
insistente y fatigoso, anheloso de poseer e incapaz de pro d u cir ale­
grías de la vigilancia furtiva y co n tin u a sobre cada u n o de los segun-
d o s d e la vida de ella ” . 1 7 V engativo, en el m om ento del adiós b rin­
dará sin titubeos a Lesbia la copa d e la venganza. Los versos 15-18 en
catarata de im precaciones apostrofan, insultan y proyectan la ingenio­
sidad de Catulo, plena de resentim iento p ara la sedienta de placeres
eróticos. A sí, “ desea que le sucedan los m ayores males, esto es, todo
lo contrario a las m etas que Lesbia en su condición de prom iscua se
p ro p o n ía lograr” . ¿Y qué males son los peores p ara la liviandad de
Lesbia?: “ qué no la adm iren, ni la am en, ni la regalen, ni la co n tem ­
p len ” . Tales serán los votos de C atulo p ara Lesbia. C atulo se revela

16 Catulo, Cármenes, op. cit., p. 1.


17 Ibid., p. XXXIV.

41
com o buen conocedor de su psicología; dará en el blanco con pers­
picacia y agudeza. La pasión de C atulo raya en la locura, linda con
la psicosis, especie de obsesión constante; la idea fija y dom inante a la
cual debe som eterse to d a otra, se relaciona con la m ente obstinada
del poem a. C iertam ente la m onom aniaca pasión de Lesbia consum e
al p o eta; rom perá con ella, pero no lo conseguirá; tratará de vivir en
la realidad, pero ésta no le satisfará; por ello evocará la realidad de
o tro s sueños inalcanzables.
Pienso que el carm en V III de C atulo debe interpretarse a la luz
del psicoanálisis. Me parece necesaria la búsqueda de los determ inan­
tes de la psicología profunda, vista la creación del arte com o la p ro ­
yección de las tendencias profundas del hom bre y del p o eta. ¿De
qué fuente proviene el dinam ism o erótico del poeta? ¿De dónde
arranca su idea de autodestrucción? El estudio psicoanalítico de la
personalidad de Catulo ayudaría en la ilum inación de su obra. Ya
R ubén Bonifaz Ñ uño señaló esa “ raíz oscura” que late en lo hondo
del hom bre Catulo: “ tengo para m í que los ataques de que estoy
hablando crecen de una raíz m ás oscura y viviente . ” 1 8
La parte m edular de la contribución de Freud a la psicología m o­
derna es el énfasis en los aspectos inconscientes de la vida hum ana;
lo que él llam a jerarquización topográfica. En el poem a se constata
el b uen funcionam iento y la vitalidad ta n to de lo instintivo y lo
inconsciente (ello), com o el y o y del super-yo. De estos reflejos
quizá nazca la fuerza dram ática y las tensiones del poem a. En té r­
m inos de generalización psicoanalítica:

ELLO YO SUPER YO

—pasión oscura que —dom inio de la pa­ —ideología q ue sus­


arrastra a Catulo a sión y resistencia te n ta la resistencia
su destrucción y de la m ism a; del p o eta; la ven­
miseria; ganza y el castigo
de la corrupción.

En la balanza psicoanalítica: a la pasión obstinada del ello, la resis­


tencia obdura, del y o y del super-yo. El p o eta se som ete a dura
introspección; el m onólogo refleja su estado de ánim o y su co n d u cta

18 Ibid., p. XX.

42
m oral. El ello se percibe en el poem a po r la evocación del am or de
o tro ra y los deseos de venganza que rom pen la firm eza del obdura, y
el yo consciente; el super-y o, en las leyes de la exigente sociedad
rom ana, la ética social que sancionaba el vicio, valores m orales con
los cuales el p o eta se se n tía m oralm ente vinculado. Catulo se erige en
paladín de la m oral al atacar a la infam e (Scelesta, 15) a-la q u e no
concede el don de la palabra ni perm ite ninguna defensa. Sin em bar­
go, sabemos que tal palestra ética era tan sólo un p retex to p ara saciar
sus deseos de venganza, castigar a la ingrata que lo había h erido y
satisfacer u n a injuria personal; Lesbia quedará por siem pre m arcada.
En el super-yo late tam bién el ello, aunque sea disfrazado.
Pudiera áfifrtiarse, em pleando u n térm ino m oderno, que el poeta
se autopsicoanaliza, ya que es,probable que Catulo practicara en su
tiem po algo del m étodo de investigación íntim a que hoy conoce­
mos p o r psicoanálisis. C atulo se entrega a sí mismo el diagnóstico
de su estado m ental: obstinata m en te (v. 11) y destinatus (v. 19).
C iertam ente que la obstinación e n tra en el núm ero de los defectos
hum anos, pero en el grado en el cual se revela en el poem a, tan to
en su entrega a la pasión com o en el rechazo de ésta, lleva al p o e ta a
un a especie dé psicosis de tal m anera que para com prenderlo hay que
av en tu rarse,p o r las sendas de la pisicología profunda. Si se habla en
el lenguaje Üe hoy, el ser hum ano cuando se enam ora siem pre es
obstinado, pero cuando esta obstinación lo conduce a l a m uerte per­
tenece y a al dom inio de la patología.
Resum iendo: el origien psicológico del carm en V III radica en el
rom pim iento ÿ la huida de Lesbia. Catulo, p o r su parte, rom pe co n su
pasión radicalm ente p o r su voluntad de resistir al am or de Lesbia.
Esta decisión de su yo consciente se verá quebrada p o r la aparición
del ello inconsciente que lo traicionará en su propósito. Asimismo
cuando Catulo condene a Lesbia, se cubrirá con la apariencia ética
(super y o), pero esta resolución será quebrada tam bién por su sub­
consciente que responde a sus personales deseos de venganza. En
suma, la resistencia y el rom pim iento subyacen en la raíz psicológica
y psicoanalítica del poem a.

1.7.4. Literárids
Las recurrencias literarias del carm en V III corresponden a los
tópicos o lugares com unes que C atulo legará a la posteridad literaria.

» Véase Tibulo 1.1.4,6 y 2.4.1.

43
Me refiero al tipo de am ante n o correspondido, a la am ada ingrata y
al concepto misógino.
A mante no correspondido, Miser Catulle (v. 1) deviene modelo
del am ante desdichado de todos los tiem pos: la am ada huye de él, lo
abandona. Esta imagen del am ante abandonado encuentra siempre
com prensión en el corazón de los desgraciados am antes a lo largo del
curso de la historia literaria. Dócil, C atulo cam inará po r la senda que
elige la am ada, la cual lo gobernará y dirigirá a su antojo. Esta
actitud de adoración era la tendencia literaria de los poetas elegiacos
que proclam aban la necesidad de la to ta l sumisión a la voluntad de la
mujer am ada, la domina. En cu an to a la corriente literaria en la cual
pudiera encuadrarse Catulo, quizá no sea p ropio hablar de un Catulo
rom ántico ya que se tra ta de u n clasico-latino, pero ciertam ente el
poeta veronés poseía el espíritu que el siglo XIX den om inaría
rom ántico. Me refiero al hecho de que C atulo se enam orara de lo
inalcanzable, pues eso representaba p ara él Lesbia. Eji prim er lugar,
Lesbia éstaba com prom etida ante la sociedad rom ana p o r su m atri­
monio con Metelo Céler, y C atulo n u n ca p o d ría unirse legalm ente
con ella; p o r o tra parte, C atulo c o n o c ía bien que Lesbia no lo
amaba, que era incapaz de am ar p o rq u e era la antítesis del am or p o r
su egoísm o; además, nunca p o d ría centrarse en un solo tú , y a que su
gusto era vivir rodeada de u n sinnúm ero de am antes. Por consiguien­
te, el poeta perseguía la flor azul, la inexistente (com o E nrique de
Ofterdirígen de Novalis la buscaría en el siglo rom ántico, pongo p o r
caso). Para el amoT im posible de C atulo, Lesbia representaba el com ­
plem ento adecuado. La víctim a del am or (=Catulo) necesitaba el
fuego (=Lesbia) en el cual d eb ía arder y consum irse, C atulo necesi­
taba ese contrario (“ Busca tu com plem entario/ que m archa siem pre
contigo/ y suele ser tu co n tra rio ” , Nuevas canciones, CLXI, XI.)*®
Esto en cuanto al ín tim o espíritu rom ántico del poem a; en la ver­
tiente del rom anticism o espectacular, pudiera contem plarse al p o eta
Catulo en una villa rom ana después de una crisis pasional con Les­
bia. Catulo, cual héroe rom ántico, lleno de rencor, escribe su carm en.
En los diecinueve versos del poem a, el p o e ta ex h o rta, evoca, rom pe,
apostrofa, exclama, interroga. D etrás de la salvación aparente del
mesurado obdura late la to ta l negación del héroe rom ántico. C atulo
se encierra en el círculo de u n solo am or. La radicalidad de esta idea
le impide visualizar bien su problem a y darle u n a solución positiva.

20 Antonio Machado.

44
Esto es: la sustitución del am or de la ingrata Lesbia po r otro am or
más digno. El p o eta quedará para siempre envuelto en el torbellino
pasional del am or que lo arrastrará inexorablem ente hacia el abismo
de la m uerte, del cual ya no' quiere salir. O tra recurrencia rom ántica
sería la proyección del espíritu de Catulo sobre el paisaje al cual
transform a con un subjetivismo m uy propio del rom anticism o del
siglo XIX.
A m ada ingrata que hu y e: illa no n ú o lt, 9; quae fu g it, 10; Lesbia,
ham brienta de am or com o sexo, no p o d ía am ar porque ello su p o n ía
en su vida la opción de un solo am or; Lesbia te n ía necesidad d e ser
am ada y su exigencia erótica reclam aba variados am antes y pasatiem ­
pos m asculinos; Lesbia, instintiva y elem ental, sólo aspira a gozar de
sus am antes cón insaciable sed pasional; no p o d ía encajar con C atulo,
el hom bre de u n solo am or; Lesbia estaba m uy lejos de la m adurez
psicológica necesaria p ara com prender el sacrificio y la donación p e r­
sonal que exige el auténtico am or, el cual busca el bien del o b je to
am ado y p o r este m edio alcanzá su p ro p io perfeccionam iento.
C oncepto misógino: C atulo se incorpora a la literatura m isógina o
antifem inista y contribuye decisivam ente a crear la antifam a de Les­
bia, a la q u e ama, pero difam a. Lanzará sobre ella el peso de su ven­
ganza im placable y la condenará a vivir co rru p ta en el poem a p ara
siempre. El p o eta hará a Lesbia responsable de su desgracia (porque
lo h ab ía rechazado); p o r esta razón la destruye ante la sociedad ro ­
m ana y en la poesía p o r los siglos sin fin. C atulo la califica de infam e
(Scelesfa, 15), pero prim ero la hace m orir {perditum , 2). El su til y
maligno ingenio de C atulo inm ortalizará en el poem a a Lesbia com o
la am ada entre todas (A m ata nobis quantum am abitur nttlla, 5), p ero
será en el pasado en los días venturosos del am or, cuando ella, Lesbia,
lo am aba a él, Catulo. En el presente, p o r el hecho de hu ir de él, sólo
q u ed a la infam ia de la ingrata que lo abandonó. En este sentido d e la
antifam a, C atulo es u n precursor de la antiliteratura. Los poetas no
sólo habrán de cantar a las castas y dignas m atronas rom anas, sino
tam bién a las cortesanas prom iscuas.
En su aspecto form al, el carm en V III de Catulo recurre hacia la
escuela de los poetas n o u i, rieóteroi o cantores Euphorionis —según
el decir de C icerón—, quienes abandonan el epos de tipo hom érico y
ado p tan los breuia carmina en los cuales ejercitan con sum a p erfec­
ción m étrica y p ro só d ica la lírica griega y reflejan el m undo p oético
greco-alejandrino. C atulo usa en el poem a el m etro coliam bo o esca-
zo nte, herencia de A rqu tto co .

45
Por últim o, en el co n tex to general del Catulli Veronests L iber, el
carm en V III se encuadra d entro de u n a serie de recurrencias poético-
eróticas que consolidan sentim entalm ente el lirism o del Miser Catulle,
desinas ineptire. Me refiero al conjunto de “poem as de am or. . . que
com ponen el ciclo de Lesbia ” . 2 1
Resum iendo: las recurrencias literarias coinciden en rem itirnos a
los tópicos literarios que revelan el rom pim iento o la escisión: el
am ante rechazado (= abandono, alejam iento); la am ada ingrata que
huye de su am ante (separación) y la negación de la fam a fem enina
p o r la difam ación de la m ujer (antifam a de Lesbia). Form alm ente
C atulo rom pe con los antiguos poem as de tipo hom érico p ara d am os
este breve carm en de m etro cojo o coliam bo. La Consolidación de la
ru p tu ra con Lesbia queda fijada p o r la reiterada série del poem a co n ­
tra Lesbia que contienen los Cármenes de Catulo.

CONCLUSIONES METODOLOGICAS

De la investigación realizada ex tracto las siguientes conclusiones que


apu n tan hacia una m etodología del análisis y el com entario del car­
m en V III de Catulo.

1. Las recurrencias rítm icas indican que C átulo ha utilizado el


m etro cojo o coliam bo de estructura quebrada e irregular, cau­
ce fonético adecuado para dar paso a la virulencia, el rencor y
el deseo de venganza. Las hom ofonías, la rim a interna, el ho-
m o ioteleuton, la sim ilicadenoia y la aliteración establecen co ­
rrespondencias m étricas y fónicas que evidencian la relación
sonido-sentido.
2. La relación m orfosintáctica señala la coordinación asindética o
de yuxtaposición com o la más destacada, la cual se m anifiesta
p o r la ausencia de nexos, es decir, la secuencia de oraciones
sin conectores; oraciones que expresan el estilo cortado, im pre­
sionista, directo. La secuencia sexta (S6 ) presenta la ru p tu ra
del equilibrio sintáctico y el desajuste co n las otras secuencias
del poem a.
3. Las recurrencias sem ánticas dan com o resultado el hallazgo de
un com ún denom inador que p o d ría resum irse en la fórm ula re­
sistencia y evasión. El p o eta rom pe con el'presente p o r la evo­

21 Catulo, Cármenes, op. cit, XII.

46
cación hacia el p reté rito o el fu tu ro ; al seguir el im pulso d e este
sentim iento nostálgico, rom perá la autodeterm inación de
resistir a la pasión que lo dom ina. £ 1 desajuste sem ántico d e las
secuencias segunda y sexta se acom oda a la puntuación sintác­
tica de esas mismas secuencias.
4. Las recurrencias retóricas se presentan p o r elipsis o supresión
en cu anto al y o lírico del p o e ta que se esconde sem ánticam en­
te; la tensión de ru p tu ra del poem a se m anifiesta retóricam ente
p o r m edio del en frentam iento de opuestos, la antítesis y va­
riantes. En la secuencia sexta 6 1 las figuras patéticas irrum pen
con abundancia y provocan u n desequilibrio co n las o tra s se­
cuencias del poem a.
5. El circuito de la com unicación se cierra sobre sí m ism o; el
equilibrio se rom pe al inclinarse unilateralm ente la balanza del
lado del poeta-em isor. El diálogo se corta, y a que debe re to r­
nar hacia el m ism o p o eta que, abandonado p o r Lesbia, y sin
p o d er com unicarse con ella se repliega a su interio r en u n soli­
loquio.
6 . Las recurrencias contextúales detectan el carácter de C atulo
que se define com o oxím oron, hom bre quebrado y ro to p o r las
contradicciones de su carácter, el desdoblam iento de su p erso ­
nalidad, su radicalism o que lo llevará a la posición lím ite de
to tal negación de él mismo.
7. El co n tex to situacional revela el tiem po quebrado en el presen­
te; el espacio dividido en parajes lum inosos de am or y otros
tristes im pregnados de dolor (ya que el espíritu de C atulo se
p ro y ecta sobre el paisaje).
8 . El pensam iento po ético del carm en V III se escinde e n tre la
ideología estoica y la epicúrea.
9. E n la raíz psicológica y psicoanalítica del poem a, el ro m p i­
m iento y abandono p o r p arte de Lesbia; la lucha de C atulo p o r
rechazar con obstinación su pasión co n la ingrata: pero la deci­
sión del yo consciente del p o e ta se verá ro ta p o r la invasión del
inconsciente que traicionará este propósito.
10. Las recurrencias literarias rem iten a tópicos o lugares com unes
que revelan ru p tu ra: el am ante no correspondido, la am ada fu­
gitiva, la difam ación fem enina o misogismo.
11. Form alm ente, C atulo rom perá con la epopeya y ad o p tará el
m odelo de los breuia carmina. A dem ás, el p o eta creará un
en to rn o de recurrencias de escisión p ara el carm en V III. Me

47
refiero a los poem as del ciclo de Lesbia —o contra L e s b ia -
incluidos en los Cármenes.

Resum iendo: las recurrencias de ruptura, resistencia y evasión


están presentes en todos los niveles del p oem a que han operado con­
ju n tam en te en el te x to y coinciden en señalar el m ism o esp íritu que­
brado y ro to del hom bre Catulo, dinám ica interna del poem a y p ro ­
blem a psicológico profundam ente hum ano. E ncontrar ese factor
com ún —especie de savia del te x to —, pienso es una necesidad urgente
cuando se in ten ta captar el mensaje poético. En el análisis que finali­
za, pienso que el objetivo se h a logrado. M etodológicam ente el cam i­
no a seguir h a sido la localización de las recurrencias com unes que
subyacen en el carm en V III de C atulo y que devienen unidad del
mismo.

48
BIBLIOGRAFIA

Bayet, Jean , Literatura latina, Barcelona, Ariel, 1972, 566 p.


Buber, M artín, R evista psicoanalítica, Washington, 1957.
Catulo, Cármenes, introducción, versión rítm ica y notas de R ubén
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ca Scriptorum G raecorum e t R om anorum m exicana).
Greimas y a. w ., Ensayos de sem iótica poética, Barcelona, Planeta,
1 9 7 6 ,3 0 6 p.
_______, Essais sem iótiques, Paris, ed. Seuil, 1970, 345 p.
Jak o b so n , Rom an, Essais de linguistique générale, Paris, ed. Seuil,
1 9 6 3 ,2 7 5 p.
Levin, Samuel R, E structuras lingüísticas en la poesía, Madrid, Cá­
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M achado, A ntonio, Poesías com pletas, M adrid, Espasa-Calpe, 1977,
300 p. (Austral, 149).
Tibulo, Elegías, V ersion de Tarsicio H errera Zapien, M éxico, UNAM,
1976, CIX-70-CCXXVIII. (Bibliotheca Scriptorum G raecorum et
R om anorum m exicana).
2

SICELIDES MUSAE, PAULO MAIORA CANAMUS

La profecía visionaria de Virgilio


en la ‘‘Egloga cuarta” de las Bucólicas
INTRODUCCION

El objetivo de este trabajo tra ta de precisar una aproxim ación m eto­


dológica 1 para el com entario de textos latinos. A lo largo de los siglos
se han hecho traducciones e interpretaciones magistrales de los clási­
cos en las cuales hay ya im plícita una m etodología intuitiva la m ayor
p arte de las veces, pero con frecuencia el com entario se resiente de la
falta de m étodo y orden. Al presente se in ten ta dar unos principios
de análisis, interpretación y crítica que sirvan para la ilum inación sis­
tem ática de textos literarios latinos y contrib u y an en lo posible, al
acercam iento científico de los mismos. Tales principios in ten tan
desechar el com entario trivial y vacilante que no se fundam en ta en
el análisis riguroso del hecho lingüístico, ropaje y form a del mensaje
p oético que conlleva to d o tex to literario.
A hora bien, com entar u n te x to literario no es hacer la exposición
de unas cuantas ideas sobre el fo n d o y la form a del mismo, sino más
bien implica la form ación de un organism o coherente. El com entario
requiere del razonam iento, necesita explicar el porqué de lo escrito
p o r el au to r. Si tenem os e n cu en ta que el la tín es y a, intrínsecam ente
u n a disciplina form ativa que ayuda al desarrollo de la inteligencia
p orque enseña a pensar en la fase del ordenam iento de su com plicada
sintaxis —pongo p o r caso—, podrem os afirm ar que el com entario de
textos se encuadra en esa m ism a línea de sistem atización m ental y
rigor de análisis. Por ta n to , el com entario de textos latinos p u ed e ser,
a no dudar, en u n p róxim o fu tu ro , una disciplina doblem ente form a­
tiva que aunará en u n a m ism a m eta el estudio del latín y el co m enta­
rio de tex to s latinos.
Hay m uchas posibilidades m etodológicas de acercam iento a los
tex to s latinos; son lícitas todas las fases que presuponen u n orden
coherente y consiguen precisar el com entario. P ara nuestra aproxi­
m ación elegimos el siguiente

1 La palabra método la usamos en el sentido didáctico de camino, acerca­


miento o aproximación.

53
ESQUEMA DE APROXIMACION METODOLOGICA

Paso previo al com entario de tex to s latinos será el proceso de aná­


lisis m otfosintáctico, sem ántico, etcétera, y , p o r ende, la traducción
literal del m ism o —según se tiene p o r costum bre—. L a com prensión
y el entendim iento fiel del te x to analizado ayudarán ciertam ente al
com entario posterior. Conviene aclarar que no se debe hacer nun ca
el com entario sobre u n a traducción o versión autorizada, p orque
esto sería erróneo; el com entario debe hacerse siem pre sobre el tex to
original (si se hiciera sobte u n a traducción, el com entario sería sobre
la traducción). A sí, es de esperar, se p o d ría ir form ando una estilísti­
ca m etodológica y peculiar del com entario de textos latinos:

COMENTARIO DE TEXTOS LATINOS

1. Significado

1.1. Com prensión y localización del tex to


1.2. A rgum ento o asunto
1.3. T em a o intención fundam ental

2. Significantes

2.1. Nivel fonológico-m étrico-prosodem ático


2.2. M orfológico
2.3. Sintáctico
2.4. Sem ántico
2.5. R etórico
2.6. Semiológico

3. Significado-significantes

3.1. V aloración crític a del te x to

P o r tan to , el análisis habrá de efectuarse sobre el significado y los


significantes y, en la fusión de am bos, en el proceso integrador.

Significado

L a cap tación de lo que dice el te x to , el m ensaje poético del m is­


m o. E sto es: el qué, fundam entados en el principio de que en to d a

54
obra artística las p artes que la integran son solidarias entre sí y todas
se relacionan respecto de su núcleo fundam ental, el mensaje p oético.
La obra literaria, aun en el caso de un poem a breve, representa un
organism o vital que responde a u n a cédula prim igenia de inspiración.
Por tan to , encontrar el significado es fijar la intención original, el
concepto, el tem a.

Significantes

La captación de las form as expresivas del texto, los recursos esti­


lísticos de que se valió el p o eta p ara m oldear su intuición creadora.
E sto es: el cóm o, convencidos-de que to d o autor elige la m ateria
prim a más ap ta p ara su pro pósito. Y así com o el p in to r selecciona el
color m ás expresivo para su finalidad, así el p o eta vuelve su m irada
hacia la palabra, hacia el tip o de lenguaje adecuado a su inten to . Dar
cu en ta de la form a del te x to , del cóm o lo dice, del m aterial seleccio­
nado, etcétera. Si el significado es el organism o vital, los significantes
son la piel que lo recubre.

Significado-significantes

Fase de integración y síntesis del proceso analítico. V aloración


crítica del te x to con fundam ento en la pareja indisoluble fo n d o y
form a, o significado-significantes. (Si en u n prim er paso se separaron,
fue ta n sólo com o u n m edio didáctico que facilita el análisis.) Sobre
los datos y conclusiones recogidas en el análisis se pueden elaborar
hipótesis, interpretaciones originales, etcétera.
*

M etas a alcanzar

Generales:

— A dquirir la m etodología y técnicas de trabajo propias para el aná­


lisis y com entario de te x to s latinos.

Específicas:

— D eterm inar con precisión y brevedad el significado de cualquier


te x to la tin o ; i.e.: el tem a.
— A nalizar, a partir del significado, el uso particular de los signifi­

55
cantes hecha p o r el au to r para la realización del tema.
— Precisar la adecuación significado-significantes del tex to poético.
— V alorar en u n a form a integral y crítica el tex to literario con fu n ­
dam ento en el análisis previo realizado.
— D etectar el grado de com unicación del te x to com o signo d en tro
del peculiar sistem a de signos en el cual se incluye.
— In terp retar las conclusiones e hipótesis que del te x to se despren­
den.

2.1. E l poem a:

EGLOGA CUARTA

Sicelides Musae, paulo m aiora canam us:


n o n om nes arbusta iuuant hum ilesque m yricae:
si canim us siluas, siluae sint consule dignae.

U ltim a Cum aei u en it iam carm inis aetas;


5 magnus ab integro saeclorum nascitur ctrdo.
Iam redit e t Uirgo, red e u n t S aturnia regna;
iam noua progenies caelo d em ittitu r alto.
T u m odo nascenti puero, quo ferrea prim um
desinet, ac to to surget gens aurea m undo,
10 casta faue, Lucina: tuus iam regnat Apollo.

T eque adeo decus hoc aeui, te consule, inibit,


Pollio, et incipient magni procedere menses,
te duce. Si qua m anent sceleris uestigia nostri,
irrita p erpetua soluent form idine terras.
15 Ille deum uitam accipiet, diuisque uidebit
perm ixtos heroas, et ipse uidebitur illis
pacatum que reget patriis u irtu tib u s orbem .

A t tibi prim a, puer, nullo m unuscula cultu


erran ti^ heredas passim cum baccare tellus
2 0 m ixtaque ridenti colocasia fu n d et acantho.
Ipsae lacte dom um referent disten ta capellae

2 Cf. Bucolicas de Publio Virgilio Marón. Introducción, versión rítmica y


notas de Rubén Bonifaz Ñuño, México, UNAM, 1967, 47 p. p. CXXIX (Biblio­
theca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana). Todas lai citas de la
“Egloga cuarta” van por esta edición de las Bucólicas:

56
ubera, nec m agnos m e tu en t arm enta leones;
ipsa tibi blandos fu n d en t cunabula flores.
O ccidet et serpens, e t fallax herba ueneni
25 occidet; Assyrium uolgo nascetur am om um ,
A t simul heroum laudes et facta parentis
iam legere et quae sit poteris cognoscere uirtus,
m olli paulatim flauescet cam pus arista,
incultisque rubens p en d eb it sentibus uua,
30 et durae quercus sudabunt roscida mella.
Pauca tam en suberunt priscae uestigia fraudis,
quae tem ptare T hetim ratibus, quae cingere muris
oppida, quae iu b ean t telluri infindere sulcos.
A lter erit tum T iphys, et altera quae u eh at Argo
35 delectos heroas; e ru n t etiam altera bella,
atque iterum ad T roiam m agnus m itte tu r Achilles.

Hinc, ubi iam firm ata uirum te fecerit aetas,


ced et et ipse m ari u ector, nec nautica pinus
m u tab it m erces; om nis feret om nia tellus.
40 N on rastros p atietu r hum us, n on uinea falcem;
robustus quoque iam tauris iuga solvet arator;
nec uarios discet m entiri lana colores,
ipse sed in pratis aries iam suaue rub en ti
m urice, iam croceo m u ta b it uellera lu to ;
45 sponte sua sandyx pascentes uestiet agnos.

“Talia saecla” , suis dixerunt, “ cu rrite” , fusis


concordes stabili fato rum num ine Parcae.
Aggredere o magnos, aderit iam tem pus, honores,
cara deum 'soboles, m agnum Iouis increm entum !
50 Aspice convexo nutan tem pondere m undum ,
terrasque tractusque maris caelum que p rofundum ;
aspice, u en tu ro la eta n tu r u t om nia saeclo.

O m ihi tan longae m aneat pars ultim a uitae,


spiritus et, q uantum sat erit tu a dicere facta!
55 N on m e carm inibus u incet nec Thracius O rpheus,
nec Linus, huic m ater quam uis atque huic p ater adsit,
O rphei Calliopea, Lino form osus A pollo.
Pan etiam , A rcadia m ecum si iudice certet,
Pan etiam A rcadia dicat se iudice uictum .

57
60 Incipe, parue puer, risu cognoscere m attern:
m atri longa decem tu leru n t fastidia menses.
Incipe, parue puer: qui n on risere parentes,
nec deus hunc mensa, dea nec dignata cubili est.

T raducción y version rítm ica de R ubén Bonifaz Ñ u ñ o : 2

“ ÉGLOGA CU A RTA ”

Sicilianas Musas, algo más cantem os.


No a todos florestas placen y tam ariscos hum ildes;
si cantam os selvas, selvas sean dignas del cónsul.

Del carm en Cum eo ya la edad últim a viene,


5 el orden magno de los siglos nace de nuevo.
Y a to rn a tam bién la Virgen, tornan los reinos Saturnios,
y a la nueva progenie desde el alto cielo es enviada.
T ú ahora al niño que nace, con quien la gente de hierro
se irá prim ero, y en to d o el m undo surgirá la de oro,
10 favorece, Casta Lucina: ya reina tu A polo.

Y siendo, así, tú ; siendo tú el cónsul, esta gloria del tiem po


entrará, Polión, y com enzarán los m agnos meses su avance
siendo el jefe. Si de nuestro crim en quedan ciertos vestigios,
vanos ya, del perpetuo te rro r librarán a las tierras.
15 La vida él tom ará de los dioses, y h a de ver a los héroes
con los dioses mezclados, y él m ism o será visto p o r ellos,
y el orbe en paz, regirá con las virtudes paternas.
20 Mas p ara ti, niño, sin culto alguno —prim er regalito—,
po r dondequiera errantes hiedras con bácar la tierra
verterá, y colocasias mezcladas con acanto riente.
Las mismas cabritas volverán a su casa tensas de leche
las ubres, y a magnos leones no tem erán los rebaños.
L a m ism a cuna verterá para ti blandas flores,
y m orirá la serpiente, y la hierba falaz de veneno
25 m orirá; p o r todas partes nacerá el am om o de Asiria.

2 Cf. Bucólicas de Publio Virgilio Marón. Introducción, versión rítmica y


notas de Rubén Bonifaz Ñuño, México, UNAM, 1967, 47 p.p. CXXIX (Biblio­
theca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana). Todas las citas de la
“Egloga cuarta” van por esta edición de las Bucólicas.

58
Mas cuando los laudes de los héroes y los hechos paternos
ya puedas leer, y conocer cuál es la virtud,
con la m uelle espiga el cam po se dorará poco a poco,
y la uva rojeante penderá de las zarzas incultas,
30 y ro cío de miel sudarán las duras encinas.
Del delito antiguo quedarán, con todo, algunos vestigios
que te n tar a T e tis con naves, que ceñir las ciudades
con muros, que ordenen surcos hendir en la tierra.
H abrá otro Tifis entonces, y o tra Argos que lleve
35 héroes selectos; h ab rá tam bién otras guerras,
y o tra vez el magno Aqμiles será enviado a Troya.

De aquí, cuando y a la firm e ed ad varón te haya hecho,


el pasajero m ism o dejará el m ar, y el náutico pino
n o m udará m ercancías; dará to d o to d a la tierra.
40 N o sufrirá rastros el suelo ni hoces la'viña,
y el robusto arador soltará a los toros los yugos;
y no aprenderá la lana a m entir variados colores:
mas en los prados el m ism o carnero, y a con suave rojeante
m úrica, ya con am arillo azafrán, m udará sus vellones.
45 V estirá el berm ellón, p o r sí mismo, los corderos que pacen.
“A tales siglos dad vueltas”, a sus propios husos d ie ro n ,
concordes p o r là estable voluntad de los hados, las Parcas.
Oh, encam ínate, será ya el tiem po, hacia los m agnos honores,
caro reto ñ o de dioses, increm ento m agno de Jove.
50 Mira el vacilante m undo de m ole convexa,
y las tierras, y el largo del m ar, y el cielo profundo.
Mira cóm o to d o se alegra p o r el siglo que viene.

¿Oh, m e quede la últim a p arte de una vida tan larga,


y el espíritu, cuan to sea bastante a decir tus hazañas!
55 No m e vencerá en los cárm enes O rfeo de Tracia
ni Lino, aunque a éste su padre y a aquél su m adre asistiere.

A O rfeo, C alíope; a Lino, A polo el herm oso.


Pan mismo, siendo ju e z la A rcadia, si conm igo luchara,
Pan mismo, siendo juez la A rcadia, se dijera vencido.

60 Com ienza, niñito, a conocer con la sonrisa a tu madre.


A tu madre, diez meses p rodujeron largos fastidios.

59
Com ienza, niñito: a este que no sonrió con sus padfes,
no juzgó digno, el dios, de su mesa; de su lecho, la diosa.

ANALISIS DE LA EGLOGA CUARTA DE LAS B U CO LICAS


DE V IRG ILIO

2.2. Significado

2.2.1. Com prensión y localización del te xto

N unca se insistirá suficientem ente en la necesidad de la lectura


aten ta del tex to para la com prensión del mismo. La búsqueda en el
diccionario del léxico desconocido; la com probación m inuciosa de
que no hay yá ninguna zona oscura. Después la locálización de la
obra o fragm ento dentro de otro te x to , o d entro de la obra del autor.
La Egloga cuarta pertenece a las Bucólicas, prim era obra de Virgi­
lio , 3 com puesta de diez com posiciones de escasa extensión. T om an­
do com o m odelo inm ediato aT e ó c rito , Virgilio desarrolla sugestivos
aspectos de la vida pastoril. Sin em bargo, u n estudio paralelo entre
los Idilios de T eócrito y las Bucólicas de Virgilio m anifiesta que la
antilogía es superficial porque las intenciones y estética de Virgilio
son diferentes a las de su m odelo. El p o e ta de M antua dio a estos
poem as el nom bre de Bucólicas (cosas pastoriles) aunque tam bién se
las conoce con el nom bre de Eglogas (trozos selectos). Virgilio in tro ­
duce en las Bucólicas u n a técnica habitual de los latinos, el llam ado
procedim iento de la contam inación que le perm ite reunir en u n a sola
com posición dos o más idilios teocriteos. El éxito obtenido con las
Bucólicas le valió a Virgilio la protección de Mecenas.
P ublio Virgilio M arón nació en A ndes, cerca de M antua, en el año
71 a.C., de u n a familia de cam pesinos acom odados. Se educó en Cre­
m ona y en M antua y más tarde com pletó su form ación filosófica y
retó rica en Rom a. En el año 41 su fam ilia se vio desposeída de sus
bienes en beneficio de los veteranos dé A ugusto. Virgilio logra que le
sean devueltos y ser introducido en el círculo literario de Mecenas.
Murió en Brindisi en el año 19 a. C. y fue enterrado en Nápoles.

3 Anteriormente Virgilio había escrito unas composiciones (Culex, Ciris,


Catalepton, Copa y Moretum) que fueron recogidas por Eacalígero en eu
Appendix Vergiliatifl. Se discute la autenticidad de estos poemas.

60
2.2.2. A su n to o argum ento

De hecho, él asunto o argum ento es la reducción del texto litera­


rio, siempre que se conserve sustancialm ente lo esencial y se prescin­
da de los detalles accidentales. En la práctica, para redactar un argu­
m ento, conviene seguir paso a paso la secuencia tem poral del tex to .
A continuación obsérvese el extracto de la “ Egloga c u a rta ” y la p ro ­
gresión ascendente y lineal de la num eración. La línea argum entai se
va perfilando en las diferentes intencionalidades del te x to , en el desa­
rrollo del argum ento. El orden cronológico de la expresión p o ética
del tex to va delim itando co n precisión el argum ento:

(w . 1-3) El p o eta com ienza invocando a las Musas Sicilianas y


advierte que el asunto por tra ta r (siluas, 3), es decir,
lo bucólico y pastoril, tiene que ser digno del cónsul
(sin t consule dignae, ibid.), ya que n o a todos —p o r
tan to , a algunos— les agradan las florestas y tam aris­
cos hum ildes o la p oesía pastoral de p o ca altura (non
om nes arbusta iuuant hum ilesque myricae, 2 ) . 4
(vv. 4-17) Virgilio predice la llegada de u n a ú ltim a edad (ultim a
aetas, 4) profetizada ya p o r la Sibila de Cum as
(Cumaei. . , carminis, 4) en la cual nace (nascitur, 5)
un m agno orden (magnus ordo, 5), y vuelve la edad
de oro (redeunt Saturnia regna, 6 ) y desciende del
cielo (caelo d e m ittitu r alto, 7) u n a nueva generación
(nova progenies, 7), u n niño (nascenti puero, 8 ). El
p o eta pide a Lucina (Tu, 8 ; Lucina, 10) que favorezca
al niño que va a nacer (nascenti puero, 8 ) con quien
surgirán los hom bres de la edad de oro (gens aurea,
9). Virgilio insiste en que es en el tiem po en que go­
bierna Pollón com o cónsul (Te consule, 11 ; te duce,
13) cuando entrará la gloria del tiem po (decus hoc
aeui, 1 1 0 y com enzarán los meses su avance (m agnos
meses, 12). Pero si to d a v ía persisten vestigios de n u es­
tro crim en (sceleris uestigta nostri, 14) éstos son y a
vanos (inrita, ibid.). El niño recibirá la vida de los
dioses Ille deum uitam accipiet, 15) y regirá el orbe
en paz ( r e g e t. . p a c a tu m .. . orbem , 17).

4 “ Floresta» y tamariscos humildes. . . Símbolo de la poesía pastoral.” Cf.


nota 2, p. XCni, ibid.

61
(w . 18-25) Para el niño (A t tibL . . puer, 18) la tierra dará sus
dones (hederas. . . baccare. . . colocasia, 18-19), las
cabras leche (capellae. . . lacte, 2 1 ), los rebaños no
tem erán a los leones (nec. . . a rm e n ta .. . m e tü e n t.. .
leones, 2 2 ), la cuna verterá flores (ipsa. . . cunabula
fu n d e n t. . . flores, 23), m orirán los animales veneno­
sos (occidet e t serpens, 24) y las hierbas venenosas
(et fallax herba u en e n i/ occidet, 24-25).
(vv. 26-36) Cuando el niño pu ed a ya leer (iam legere,, 27) y co n o ­
cer la virtud (cognoscere uirtus, 27), el cam po se d o ­
rará (campus. . . flauescet, 28) y la uva penderá
(uua. . . pendebit, 29) y las encinas destilarán miel
(quercus s u d a b u n t ... mella, 30), aunque tod av ía que­
darán algunos vestigios (Pauca. . . uestigia, 31) del an­
tiguo fraude (priscae. . .fra u d is, 31) los cuales te n ta ­
rán a Tetis co n naves (quae tem ptare T hetim ratibus,
32) y ceñirán las ciudades con niuros (quae cingere
m urisj oppida, 33) y ordenarán hendir la tierra con
surcos (quae iubeant telluri infindere sulcos, ibid.).
H abrá otro Tifis (erit. . . T yphys, 34) y o tra Argos
(altera. . . Argo, ibid.) que lleve héroes selectos (de­
lectos heroas, 35); habrá otras guerras (altera bella,
ibid.) y de nuevo será enviado A quiles a T ro y a (ad
T ro ia m .. . m itte tu r Achiles, 36).
(w . 37-47) Cuando ya la edad te haya hecho varón (uirum te
fe ce rit aetas, 37), el navegante dejará el m ar c e d e t.. .
mari; 37) y el barco n o cam biará m ercancías (nec
nautica p in u s/ m u ta b it merces, 38); la tierra dará
to d o (om nis fe r e t omríia tellus, 39). El suelo no p a­
decerá rastros (N on rastros p a tietu r hum us, 40) ni la
viña hoces (non uinea falcem , 40), y el arador soltará
el yugo a los toros (arator. . . tauris tuga soluet, 41),
la lana n o aprenderá a m en tir variados colores (n e c .. .
discet mentiri, 42) y el carnero m udará sus vellones
(aries. . . m u ta b it.. . uellera, 43-44) ; el berm ellón ves­
tirá a los corderos (sandyx. . . u estie t agnos, 45). Las
Parcas concordes co n lá voluntad de los hados dijeron
a sus husos: “ D ad vueltas a tales siglos” ( d ix e r u n t. .
su is .. . fu s is .. . c u rrite .. . Talia saecla, 46).

62
(w . 48-52) Virgilio ex h o rta al niño a que consiga magnos honores
(Aggredere. . . magnos. . . honores, 48) porq u e será y a
el tiem po (aderit iam tem pus, 48), porque él es el
caro reto ñ o de los dioses, la gran prolongación de J ú ­
p ite r (cara deum soboles, m agnum lo u is increm entum ,
49). El p o e ta ruega al niño que m ire (Aspice, 50) el
vacilante m undo (n u ta n te m . . . m u n d u m , ib id .), las
tierras, el m ar y el cielo (terras.. . tra c tu s.. . m a ris.. .
caelum p ro fu n d u m , ibid.). De nuevo, o tra súplica
(aspice, 52) para que el niño contem ple cóm o to d o el
universo se alegra con la llegada del siglo fu tu ro
(u en tu ro la eta n tu r u t om nia saeclo, ibid.).
(w . 53-59) £1 p o e ta pide ahora conservar la ú ltim a p arte de su
vida (pars ultim a uitae, 53) y el espíritu conveniente
p ara can tar las hazañas del niño (tua dicere facta, 54).
Ni O rfeo ni L ino ni Pan le vencerán en su canto
(N o n .. . u in c e t.. . m e . ... carminibus, 55).
(w . 60-63) El p o e ta ex h o rta al niñito a que com ience a c o n o cer a
su m adre con la sonrisa (risu cognoscere m atrem , 60),
y a que el pequeño que n o se sonrió con sus padres
(qui n o n risere parentes, 62), el dios n o le juzgó digno
de su m esa (nec deus hunc mesa, 63) ni la diosa de su
lecho (dea nec dignata cubili est 63).

2.2.3. E structura conceptual de la égloga: las secuencias

En el desarrollo del argum ento o asunto se han precisado clara­


m ente varias unidades de sentido o significación: las secuencias. Re­
ducim os estos apartados a la idea o co ncepto que conllevan . 5

A) w . 1-3 Invocación a las Musaá; es necesario en to n ar u n can to


(o p o em a pastoral) digno del cónsul.
B) w . 4-17 A nuncio de la llegada de la últim a edad y del naci­
m iento de u n niño.
C) w . 18-25 Infancia del niño y florecim iento de la naturaleza.

5 El desarrollo del poema ha sido señalado ya por Rubén Bonifaz Ñuño


Bucólicas, op. cit., p. ΧΧΧΠ.

63
D) w . 26-36 A dolescencia del n iño y m aduración del cam po.
E) w . 37-47 M adurez del niño y p len itu d de la tierra.
F) w . 48-52 E xhortación al niño hacia la gloria; confirm ación de
la divinidad del m ism o; exultación de la tierra p o r la
llegada de la E dad de Oro.
G) w . 53-59 Deseo del p o e ta de reservar la ú ltim a p arte de su vida
^ para can tar las hazañas del niño.
H) w . 60-63 E xhortación al niño p ara que conozca,a su m adre co n
la sonrisa.

U na vez determ inadas las secuencias se ex tra cta de ellas el

2.2.4. Tem a o idea central

De las secuencias o unidades de intención extractam os el com ún


d en om inador de los m ismos: el tem a o idea central, persistente en
to d o s ellos. El tem a es lo perm anente, lo que está ocurriendo siem­
p re y se en cu en tra a lo largo de to d o el te x to , en los rasgos form ales
del m ism o; los irasgos lingüísticos son indicios seguros y reveladores
del tem a. T odo poem a es u n a u nidad y, com o to d o organism o vivo,
está som etido al im pulso de u n a concepción global que se m anifiesta
en todas las partes. E n la práctica, la técnica p o r seguir es la siguien­
te: el tem a se encuentra agrupando palabras sim ilares o con cep to s de
tal m anera que se form a u n a tabla de frecuencias conceptuales. Es
necesaria la com probación lín e a a lín ea y verso a verso de la fo rm a
com o el tem a va determ inado p o r los rasgos form ales del te x to :

B) A nuncio de la llegada de la úl­ B) N acim iento del niño


tim a edad
C) Florecim iento de la natura­ C). Infancia del niño
leza
D) M aduración del cam po D) A dolescencia del niño
E) P lenitud de la tierra E) M adurez del niño
F) E xultación de la tierra p o r la F) E xhortació n al niñ o hacia la
llegada de la E dad d e O ro gloria; confirm ación de la di­
vinidad del niñ o

64
Los contenidos A) Invocación a las musas; G) Deseo del p o eta y
H) Incitación al n iñ o , son ra sg o s que no p e r te n e c e n p r o p i a m e n t e al
tem a y a que no se encuentran en todos las secuencias y n o están
form alm ente presentes en todos los Tasgos del poem a.

2.2.5. R edacción d el tem a

Observemos los rasgos form ales de los apartados, las partes de ese
to d o , segm entos de la idea central. Localizado el com ún denom ina­
d o r de la égloga, conviene ahora que sea expresado en fo rm a cohe­
rente y unitaria. Es necesario redactar con brevedad y precisión, pero
com pleta, la idea; sólo asi obtendrem os el tem a:

— La llegada de la ú ltim a edad es sim ultánea al nacim iento de u n


niño. Al florecim iento de la naturaleza corresponderá la infancia
del niño; a la m aduración del cam po, la adolescencia del m ism o; a
la p len itu d de la tierra, la m adurez del varón; el m undo exultará
ante la gloria y divinidad del niño ya hom bre.

Virgilio h a expresado el m ensaje po ético de la “ Egloga cu a rta”


p o r m edio de u n a técnica paralelística y conciliadora de u n a serie de
elem entos sem ánticos com unes. P or u n a p arte la E dad de O ro ; por la
otra, el niño hum ano-divino.
O tras redacciones:

— El nacim iento, la infancia y la adolescencia y la edad viril de un


niño son paralelas y coinciden tem poralm ente con el resurgim ien­
to , la suavización y m ejoram iento de u n a nueva Edad de O ro para
la hum anidad.
— Al flo recim ento, la m aduración y la p len itu d de la naturaleza, co ­
rresponden paralelam ente el nacim iento, la infancia, la adolescen­
cia y la m adurez de u n niño divino.
— Reduciéndolo:
Las etapas de una nueva E dad de Oro corresponden con las etapas
de la vida de Un niño divino.
— La renovación del m undo es paralela al crecim iento del niño.

2.2. Significantes

U na vez hallado el tem a y habiendo com prendido el significado


de la “ Egloga c u a rta ” (el qué), vam os a detectar los significantes (el

65
cóm o); la expresión externa del fondo, los m edios form ales del m en­
saje poético. Esto es, el uso de la lengua latina en que Virgilio h a
plasm ado su espíritu, la estru ctu ra lingüística con la cual p u d o refle­
ja r su visión poética. ¿Q ué recursos estilísticos seleccionó el p o e ta de
M antua? ¿Cóm o m oldeó su intuición poética? ¿Estos recursos fue­
ro n los m ás adecuados al in te n to que se p ro p o n ía? ¿Virgilio eligió las
canales expresivos propios a su finalidad? D etectem os estos cam inos.
Para ello adentrém onos en los diversos niveles del lenguaje (fonológi­
co, m orfosintáctico, sem ántico, retó rico y sem íológico). Precisemos
dichos niveles en las dos vertientes señaladas por el tem a:

A) G randeza y esplendor de la E dad de O ro


B) G randeza y gloria del niño

H ay que hacer n o ta r que, en el análisis de los citados niveles del


lenguaje, no es necesario estudiar to d o s los elem entos lingüísticos
sino Sólo los más significativos p ara n uestro p ropósito, aquellos que
nos ayudan a esclarecer el tem a. El análisis lingüístico va solam ente
en fun ció n de lo literario. L a elección de estos elem entos represen­
tativos dan la intuición y la sensibilidad estética personales, o rien ta­
das ciertam ente p o r la localización previa del tem a.

2.2.1. N ivel fonológico-prosodem dtico-m étrico

D ada la im portancia del hexám etro latino, parece conveniente


em pezar p o r el análisis m étrico. L a “ Egloga c u a rta " consta de sesen­
ta y tres hexám etros; este m etro es el m ás bello y conocido de la
p o esía clásica. Se atribuye a los dioses la creación de este verso p ro ­
p io p ara la entonación de cantos solem nes, m ajestuosos y sugestivos;
adecuado tam bién p ara las narraciones heroicas.
E n el hexám etro latino, ta n to la rim a (desconocida entonces
com o sistema) com o el núm ero de sílabas del verso era indiferente
p o r co m pleto; sólo im portaba la com binación de los pies m étricos.
E sta lib ertad silábica —aunque n o cuantitativa ya que sean cuales
fueren los cinco prim eros pies, son iguales en cu a n to a duración p o r­
qu e la segunda sílaba larga del espondeo equivale a las dos breves del
dáctilo— p erm itía adaptar más librem ente la expresión del co n ten id o
del ritm o del verso y escoger unos pies u o tro s según la arm o n ía del
co n ju n to . L a m usicalidad del h exám etro es extraordinaria, y aunque
h o y d ía nos es im posible reproducir fielm en te el tip o de elocución

66
del la tín clásico po rq u e nuestra acentuación de intensidad n ad a tiene
que ver con el sistem a cuantitativo, algo se puede in tu ir de su noble
eufonía:

D onëc ë | ris fe | lix , m uí | tos nü m ë | ra b ïs â | m icos


dáct. esp. esp. dáct. dáct. esp.

(Tristes de Ovidio)

El h ex ám etro está form ado p o r seis pies dáctiles o espondeos. Los


cu atro prim eros p ueden ser dáctilos o espondeos; el quin to es dáctilo
y el sexto, p o r lo general, espondeo.
La abundancia de dáctilos com unica al hexám etro rapidez y lige­
reza. Por ejem plo, Virgilio en la “ Egloga c u a rta ” da ese ritm o alegre
a la vuelta de los siglos:

Iam r ë d ït | ét V ir|go, re d e |u n t Sal tu r n ia I regna (6)


P o llïo , ü t |in c ïp ï|e n t m ag|ni p ro|cedërë | menses (12)
asp ïce, I ventu|ro la e |ta n tü r ü t|o m n ïâ | saeclo (52)

El hexám etro espondaico tiene u n quin to pie espondeo y un


cuarto pie, generalm ente, dáctilo. Los latinos, p o r su m ajestuosisad,
lo reservaron para representar u n a acción larga y prolongada en el
tiem po, y para aum entar su efecto, lo hacían term inar en una
palabra de cuatro sílabas. Virgilio, cuando el ritm o es lento y solem­
ne utiliza los espondeos largos y aquietados. Así, en los instantes
sublimes de la égloga, cuando se afirm a que la divinidad baja a
la tierra com o u n a corriente divina que desciende del cielo, el p o eta
em plea el hexám etro acorde al espíritu del verso, el hexám étro
espondaico y lo enfatiza, además, con u n a palabra de cuatro sílabas:

carS dë|um sob5|les m ag|num Iô u ïs I incre|m entum (4)

o la m ajestuosa solem nidad de la rim a en hom oioteleuton d e los es­


p ondeos (m u ndum -profundum ) dom ina en los finales de los espon­
deos. En el verso siguiente obsérvese que dom inan los espondeos (de
seis pies m étricos, sólo hay dos dáctilos):

A sp ïc ë ¡ co nue|xo n u |ta n tem | pondërë | m undum (50)


terraslque tracjtusquë m a|ris câë]lum quë p rô|fundum (51)

67
Asimismo, la m ajestad de u n can to solem ne y digno del cónsul, va
señalado con la preem inencia de espondeos:

Si c a n t|m u s sll|uas, sil|uae sint|consülë|dignae (3)

La apreciación fonética de los hexám etros es difícil p o rq u e n o


p odem os o ír la égloga declam ada en el la tín del tiem po de Virgilio
p o r ello necesariam ente hay que presindir del análisis fonético. Sin
em bargo, los fonem as están ahí. L a intuición del p o e ta operó sobre
valores m uy com plejos en los sonidos de las palabras qu e utiliza.
V eam os algunos ejemplos:
Las sibilantes (eses) son sonidos suaves, p roducen la im presión de
ligera brisa, de blanda caricia, de roce rápido, de m urm ullo sugestio-
n ad o r en la frase. E n la “ Egloga te rc era” de Garcilaso de la Vega,
cuando el p o e ta quiere dar la im presión del bosque, las ram as de los
árboles y las florestas movidas p o r el suave viento, elige sibilantes:

Movióla el sitio um broso, el m anso viento,


el suave olor de aquel florido suelo

... (w . 73-74)

en el silencio sólo se escuchaba


u n su su rro 'd e abejas que sonaba . 6

(w . 89-90)

Cuando Virgilio quiere destacar el co ncepto de “ silva” —la dulzu­


ra de la p o esía p asto ral — , 7 el m urm ullo y la tenu id ad de los cantos
pastoriles acom pañados de flautas y caram illos, el susurro de las flo­
restas y bosques, la visión arm oniosa de u n a naturaleza floreciente,
en sum a, el am biente propicio p a ra la “ Egloga c u a rta ”, usará intensi­
va aliteración de la “ s” y sum irá al lecto r, y a desde el principio de la
égloga, en u n clim a m anso, suave, silencioso en el q u e puede oírse en
to d o el poem a, la m usicalidad de la naturaleza y ía m elo d ía del
c a n to de la gloria al cónsul:

6 Los subrayados son nuestros.


7 Cf. nota 4.

68
Si canim us siluas, siluae sin t consule dignae ( 3)

Cuando la tierra derram a sus dones p ara el niño, Virgilio elige la


suavidad de consonantes labiales (bes y pes), fricativas (= efes) y lí­
quidas (= eles)·

Ipsa tib i blandos /u n d e n t cuna¿>ula flo re s (23)

o la dulzura de la lluvia de miel:

. . . su d abunt roscida m día (30)

C uando el p o e ta quiere subrayar la espontaneidad de u n cam bio,


lo acentúa con consonantes sigmáticas:

sp o n te su a sandyx pascentis vestiet agnos (45)

L a paz entre los anim ales se ru b ric a con la aliteración in te rn a de las


nasales (m , n):

ubera, nec m agnos m e tu e n t arm enta leones (2 2 )

E n el cénit de la E dad de O ro, cuando la tierra se entrega en pleni­


tu d , cuando la abundancia de sus dones hace y a innecesarios el cam­
bio y la m udanza de las m ercancías, el p o e ta lo subraya con u n a m a­
ternal “m ” :

[ n e c .. . ]
m u ta b it m erces; om nis feret om nia tellus. (39)

Para destacar el vigor y la fuerza el p o e ta acude al uso de la vibran­


te “r ” . A sí el arador será ro b u sto (“robustus. . . ara to r”, 4 1 ) y los
animales p o ten tes: el to ro (“ ta u ru s” , 41) y el cam ero ("arie s” , 43).
Asimismo, la intensidad del gozoso sentim iento de la vuelta de la
V irgen A strea y el rein o de S aturno, se señala con la reiteració n de la
«r»,

redit. . . red e u n t S aturnia regna (6 )

La dureza de u n hècho sangriento se subrayará co n la duplicación


de la oclusiva “c ” (=k):

69
O ccidet e t serpens,
occidet (24-25)

La aspereza de las duras encinas se subraya a la p a r con el adjetivo


de dureza sem ántica y el sustantivo onom atopéyico oclusivo (“durae
guercus” , 30); tam bién, la acción reflexiva que hace énfasis en los
verbos de acción p oderosa enfatiza co n la gutural (“ q ”) :

quae tem ptare T hetim ratibus, q u ae cingere m uris


oppida, guae iu b ean t telluri infindere sulcos. (32-33)

Los rom anos n o usaban la rim a al final de sus versos; sin em bargo,
Virgilio u tiliza la rim a in tern a consonante en la reiteración de pala­
bras y versos idénticos que pro p o rcio n a u n ritm o paralelístico a los
versos:

A sp ice (50)
A sp ice (52)
h u ic .. . h u ic .. . (56)
Pan etiam A rc a d ia .. . iudice (58)
Pan etiam A rca d ia .. . iudice (59)

P or ú ltim o, en cuanto a la m étrica, cabe destacar la sinicesis o


co n tracció n de vocales en el térm in o O rphe¿ (57)

2.2.1.1, Encabalgamientos

El encabalgam iento es el desajuste que se produce en la estrofa


cuando la pausa versal n o coincide con la m orfosintáctica, es, p o r
ta n to , u n desacuerdo entre el m e tro del verso y la sintaxis. Se d eno­
m ina verso encabalgante al prim ero, y al que se prolonga recibe el
no m bre de verso encabalgado. E ste recurso m étrico puede ten er gran
valor expresivo. Cuando el co n ten id o se desborda, cuando la pasión
en tra en p lenitud, el verso n o coincide co n el sentido interno, la frase
se prolonga, se cuelga en el siguiente verso y provoca u n a síncopa
anhelante, u n a expresión no refrenada, p ro p ia de m o m ento s en que
la serenidad falla y el arte se vuelve n o to riam en te expresivo. Por
ejem plo, cuando se precisa la am istad y com unicación entre dioses y
héroes, cu ando se h an rebasado las fronteras entre el cielo y la tierra,
el p o e ta m anifiesta su entusiasm o co n u n encabalgam iento:

70
Ille deum vitam accipiet, divisque videbit
p erm ixto s heroas, (15-16)

Y el desbordam iento de la leche de las ubres de las cabras, abun­


d ante alim ento de los hom bres:

Ipsae lacte dom um referen t d isten ta capellae


ubera, ( 2 1 -2 2 )

Cuando el p o eta rem em ora los vestigios del delito antiguo q ue in­
citan a la superación dé nuevos hechos gloriosos com o la co n stru c­
ción de los m uros de las ciudades:

. . .quae cingere m uris


oppida, (32-33)

o recuerda a Tifis, el p ilo to de la nave Argo, que llevó a Jasó n y a sus


com pañeros los argonautas (héroes selectos) a la Cólquide en bú sq u e­
da del vellocino de oro:

e t altera quae u eh a t Argo.


selectos heroas; . . . (34-35)

o el desborde de riquezas que h ará inútil la carga de m ercancías en


las naves:

. . . nec nautica pinus


m u ta b it merces, (38-39)

y el derram am iento de la p ú rp u ra ex tractada del m olusco m úrice que


teñirá de rojo los blancos vellones:

ipse sed in pratis aries iam suave rubenti


murice, (43-44)

2.2.2. N ivel m orfológico

Sorprende en este nivel el uso del sistem a verbal de la lengua en el


que dom ina el fu tu ro casi totalm ente. Los hechos que acaecerán en
la E dad D orada se p resentan com o u n a realización en el porvenir, así
com o las hazañas del niñ o y los deseos del poeta:

71
H echos en la E dad de Oro

en fu tu ro :

incipient (1 2 ) com enzarán


so lu en t (14) librarán
fu n d e t (2 0 ) verterá
referen t (2 1 ) volverán
nec m e tu e n t (2 2 ) n o tem erán
fu n d e n t (23) verterá
occidet (24) m orirá
nascetur (25) nacerá
fla u escet (28) dorará
p en d e b it (29) p enderá
su d a b u nt (30) sudarán
su b eru nt (31) quedarán
erit (34) habrá
eru n t (35) habrán
ced et (38) dejará
nec m u ta b it (39) n o m udará
N o n p a tie tu r (40) n o sufrirá
so lu et (41) soltará
nec d u cet (42) n o aprenderá
m u ta b it (44) m udará
u estiet (45) vestirá

O tras expresiones verbales en presente tienen sentido de fu tu ro


p o r el m odificador circunstancial que acom paña. Por ejem plo, cu an ­
d o el p o e ta dice que to d o el m u n d o se alegra (laetantur, 52) lo es p o r
u n bien fu tu ro , p o r el siglo que viene (uenturo saeclo, ibid.) Asimis­
m o las oraciones de relativo adquieren tam bién el m atiz venidero

quae tem ptare (= tentarán) ; quae cingere (=ceñirán)


qüae iu b e a n t.. . infindere (=que ordenen hendir) (v. 32)

Proezas del niño

en fu tu ro :

72
desinet ( 9) : se irá
inibit (1 2 ) : entrará
accipiet (15) : tom ará
videbit (15) : h a de ver
reget (17) : regirá
aderit (48) : será

O tras expresiones verbales con valor de futuro. Por ejem plo, la su­
bordinación tem poral. A sí exclam a el poeta: ‘cuando puedas leer y
co n o cer’ (A t simul. . . p oteris cognoscere uirtus. . . iam legere,
26-27) o cuando ‘y a la edad te haya hecho v arón’ (te fecerit. . .
u jr u m ,3 7 ).

H echos del poeta

en futuro:

erit (54) : será


Non.
u in cet (55) : No m e vencerá

Virgilio desea vivir largos amos coii el exclusivo objeto de can tar
las hazañas del niño y lo expresa en subjuntivo: (O m ih i tam longae
m aneat pars u ltim a uitae, 53).
C uando Virgilio usa el presente, éste va a ser m odificado de inm e­
diato p o r u n adverbio de tiem po (iam), acción actual que se anim a,
que va a llegar, pero que no ha llegado todavía. El enfoque arranca
ansioso desde un “ que viene y a ” , “ que llega”. El sentido es de fu tu ro
próxim o, inm inente: (u e n it iam, 4; viene ya) o náce (nascitur, 5) o
to rn a (re d it.. . iam, 6 ) o to m a n (redeunt, 6 ).
El sistema verbal presente co n trasta pues form alm ente con el fu­
tu ro gracias al adverbio “ y a ”. La presencia de este m odificador del
verbo es insistente para realzar la llegada de la Edad de Oro:

/a m 8 redit e t Virgo ( 6 ), red eu n t Saturnia regna (6 )


iam nova progenies caelo d e m ittitu r alto. (7)
. . . iam regnat A pollo (10)

8 Loa subrayados son nuestros.

73
Asimismo, la edad de la adolescencia:

. . .iam legere. . . cognoscere virtus (27)

la aparición del suave m úrice:

. . . iam suave ru b en ti (43)


o la del am arillo azafrán:
. . .tam croceo (44)

£ 1 adjetivo usado con golpe sobrio y plástico lleno de m atices sen­

soriales realiza la exaltación de la tierra y de la naturaleza, las haza­


ñas y los hechos de los héroes y dioses, la im portancia de los sucesos
se reflejan en la “ Egloga c u a rta ” gracias a la pincelada lingüística del
m odificador del nom bre. V eam os ejem plos que m anifiestan el esplen­
dor de la E dad de O ro en el florecim iento del paisaje:
Las hiedras son errantes en su afán de extenderse p o r doquier
(errantis hederas, 19), el acanto es riente (rid en ti.. . acantho, 20) la
espiga blanda (molli. . . arista, 28), la uva rojiza (rubens. . . uua, 29),
las zarzas incultas (incultis. . . sentibus, 29), las encinas duras (durae
quercus, 30), el m úrice suave y rojizo (suave ru b e n ti/ murice, 43), el
azafrán am arillo (croceo. . . luto, 44). L a hierba es venenosa y falaz
(fallax herba ueneni, 24), las ñorestas y bosques espléndidos, dignos
del cónsul (siluae.. . dignae, 3). En el paisaje bucólico la presencia de
las cabrillas con las ubres llenas de leche (distenta capellae/ ubera,
2 1 - 2 2 ) y la del arador de la tierra com o u n hom bre fuerte y rob u sto

(robustus. . . arator, 41). Los colores de la lana pueden ser variados


(varios.. . colores, 42). ,
O tros adjetivos m atizan a m anera de ep íteto s. Por ejem plo, los
héroes son selectos (delectos. . . heroas, 35) y el m undo vacilante
(nutantem m undum , 50). A polo es herm oso (form osus A p o llo , 55)
y el niño pequeño (parue puer, 60-62); los honores m agnos (mag­
nos. . . honores, 48), A quiles grande (magnus. . . Achilles, 36) y la
diosa Lucina, casta (casta.. . Lucina, 10).

2.2.3. N ivel sintáctico

La sintaxis está bien trab ad a y los nexos sintácticos (at, et, que,
nec, quae, etcétera) y categorías gram aticales señalan las diferentes
intencionalidades de la Egloga. Y a desde el com ienzo de la misma,

74
cuando el p o e ta quiere ocultarse p ara que prevalezca el can to na­
cional sobre el suyo propio, no utiliza el “y o ” (si cano ego) sino que
em plea la elipsis del “y o ” y la sustituye p o r o tra elipsis, la del p ro ­
nom bre “n o s” :

si canim us siluas [=nosotros] (3)

Com o fórm ula de cortesía, tam bién de exploración para calibrar


el consenso general, em plea la condiçional si (ibid.), m anera tam bién
de inclinar a la congruencia y, p o r ende, al proselitism o (si canim us
siluas, siluas sin t dignae, v. 3 ) .,E s.decir, ‘si çantam os poem as éstos
tienen que ser dignos del cónsul’, se p o d ría in terp retar com o una
condicional retórica: ‘to d o s debem os cantar silva* o poem as al
có n su l’.
A parentes negaciones son en realidad afirm aciones, quizá p o r eu­
fem ism o o suavidad espiritual: N o n om nes 92), “no a to d o s” ; luego,
algunos am an las cosas grandiosas y a que n o a todos les gμstan las
cosas hum ildes, lo que revela el elitism o de la nobleza rom ana.
La reiteración sintáctica dará más relieve al concepto recalcado.
Asi p ara enfatizar la personalidad del cónsul Pollón, Virgilio utiliza
el que en clítico u nido al Te (11) y seguido de adeo (ibid). El em pleo
del adverbio Unido a los pronom bres personales sirve de refuerzo a
Te y anticipa, asim ism o, el ablativo te consule (11-12).

Teque adeo decus h o c aeui, te consule, in ib it, (11)

La p articu la A t determ ina la transición del nacim iento a la in fan ­


cia: (A t tib i prim a, 18) y a l a adolescencia ( A t sim ul heroum , 26). Y
el paso d é la adolescencia a la m adurez del niño va determ inada p o r el
adverbio H inc (=desde entonces, 37).
El p o lisíndeton im prim e alargam iento y le n titu d y además de én­
fasis a hechos prácticos triples, m uestra de la abundancia de la E dad
de O ro, reforzado aquí el ritm o suave y natu ral de las cosechas p o r el
ad verbio paulatim (28): m o llipaulatim fla u e sc et cam pus arista (ibid.)
incultisçûe rubens p en d e b it sentibus uva,/ e t durae quercus sud ab u n t
roscida m ella (30). Y el caso del triple polisíndeton:

terrasgue tractusgue m aris caelum que profundum ! (51)

Y el énfasis sobre el espíritu que vivifique la ú ltim a parte de la

75
vida prolongada del poeta, para que así pueda cantar las proezas del
niño (spiritus et, 54).
Y la negación para afirm ar la victoria del poeta:

N o n m e carm inibus incet nec T hracius O rpheus


nec Linus. . . (55-56)

o lo innecesario de las m ercancías exportadas en la E dad de O ro:


(nec nautica pinus, 38-39), ni la lana tendrá necesidad del tin te (nec
arios discet, 42).
C uando Virgilio traduce lo inefable, usa en la aposición bim em bre,
un plural (deum , 49) o un singular (louts, ibid.):

cara deum soboles, m agnum lo u ts increm entum ! (Ibid.)

y respeta el caso genitivo de am bos, que sirve para identificarlos. Asi­


m ism o el term ino soboles se relaciona co n “in crem en tu m ". Es decir,
la prolongación divina corresponde al reto ñ o hum ano.
La disposición paralelística de los elem entos integrantes del párra­
fo, es o tro dé los recursos que u tiliza Virgilio p ara dar m ayor énfasis
a la E dad D orada; po n e de relieve la intensificación de las hazañas
prodigiosas én el grupo trim em bre form ado p ó r oraciones de relativo;
quae te m p ta re .. . quae c in g e re .. . qúae infindere (32). Y la exclam a­
ción invocativa 0 (48) correspondiente al verso 4 9 (O/cara deum so-
boles, 48-49) se anticipa para abarcar sintácticam ente am bos versos y
dar grandeza a los mismos:

Aggredere o magnos, aderit iam tem pus, honores,


cara deum sobolés, m agnum lo u is increm entum !

(Ibid.)

2.2.4. N ivel sem ántico

El tem a de la “ Égloga c u a rta ” fue y a delim itado justam en te p o r


dos bloques sem ánticos: a) la E dad de O ro; b) el nacim iento y desa­
rrollo del niño. C om probem os en qué form a los elem entos sem ánti­
cos ayudan a la configuración del tema.
La E dad de Oro
La “ Égloga c u a rta ” alude al inm inente advenim iento de la últim a

76
edad p ro fetizada p o r la Sibila de Cumas (Cum aei carminis, 4 ), quien
dividió los siglos en cu a tro edades sim bolizadas cada una de ellas por
u n m etal: oro, plata, bronce, hierro. La E dad de O ro o ú ltim a edad
{Ultima. . . aetas, 4) era la últim a de las diez edades profetizadas, al
térm ino de la cual volvería a iniciarse o tro ciclo. El ciclo co m pleto
form aba u n m agnus annus, el gran año pitagórico o m il años al cabo
de los cuales se recom enzaba o tro nuevo ciclo. El décim o siglo o últi­
m a edad traería consigo la renovación universal. E sta idea del rejuve­
necim iento del m undo a través de varias etapas era y a p ro p ia d e los
estoicos. Según C arcopino está “Egloga c u a rta ” encierra u n sentido
neopitagórico . 9
Virgilio alude al adveniiniento de la E dad D orada que se vuelve
gloriosa, magna, llena de esplendor p o r la aparición de diferentes sig­
nos: el re to m o de la virgen A strea o estelar (redit e t uirgo, 6 ), diosa
de la justicia, hija de Zeus y Tem is que vivió en la tierra d u ran te la
E dad de O ro; diosa que vuelve a la tierra p o rq u e en la edad de hierro
ascendió al cielo y to m ó lugar e n tre las constelaciones. Regresan
tam bién los reinos de S aturno (re d eu n t Saturnia regna, 6 ), la E dad
de S aturno o la E dad de O ro cuando vivían los hom bres en p le n a fe­
licidad y abundancia. (Ovidio, M etam orfosis, I, 89ss), edad en la que
surgirá asim ism o la generación áurea, la de los hom bres superiores
(gensaurea, 9).
El p o eta afirm a que em pezará a correr él tiem po en esa E d a d de
O ro (et in cipient m agni procedere menses, 12), el tiem po del huevo
m agnus annus. A q u í cabe hacer n o ta r la am bigüedad del equívoco
del te x to y a que m a g n i . . m enses p ueden referirse n o sólo a la d u ra­
ción del tiem po sinó tam bién a la im portancia. A nte la llegada d e esa
E dad privilegiada, to d o el mUndo se alegra (o m n ia .. . laetantur, 52):
la tierra, el cielo, el m ar (51). T iem po en el cual reina A polo (tuus
iam regnat A pollo, 10) p o r ser h erm ano d e Lucina (Diana). El rei­
n ado de A polo, según la Sibila de Cum as, te n d ría lugar en el ú lti­
m o p eriodo del m agnus annus en el cual, m ediante la ekpúrosis
(έ χπ ύ ρ ω δ α ) o conflagración universal, el m u n d o q u ed aría purificado.
La edad de O ro se señala co n adjetivos qué indican m agnitud y
firm eza (m agni m enses, 12) y (firm ata. . . aetas, 37). L a nueva gene­
ración, co n los adjetivos nuevo y áureo (noua progenies, 7; (gens
aurea, 9). L a grandeza, p o r la asociación de los hum anos con la divi­
n idad y los héroes (15-16).

9 Carcopino, Jérôme. Virgile et le mystère de la I V Egloge. Paru, L’artisan


du livre, 1943, 247 p.

77
El sustantivo consule (3) sirve para establecer la fecha de la églo­
ga, y a qu e Polión (Pollio, 2) fue cónsul en el año 40 a.C. La ex p re­
sión p a c a tu m .. . orbem (17) se refiere quizá a la p articipación de Po­
llón en lá p a z entre Octavio y A ntonio concluida en Brindis.

2.2.4.1. N acim iento y desarrollo del niño

Este n iñ o ha nacido en el d o lo r (nascenti puero, 8) según la co n d i­


ción hum ana (casta, faue, Lucina, 10) ya que p ara su nacim iento
tiene que auxiliarle la diosa p ro te c to ra de los alum bram ientos (Diana
o J u n o Lucina). El nom bre de L ucina está em parentado co n el de
lu x p o rq u e ayudaba a las p artu rien tas a q ue dieran a luz nuevos seres.
Este niño tiene padres, y a que regirá el m undo co n las virtudes p ater­
nas (pacatum reget patriis u irtu tib u s orbem , 17), y tiene que aprender
a conocer con la sonrisa a su m adre (risu cognoscere m atrem , 60). EI
n iño adolescente estudiará en la historia los hechos de los héroes
( A t sim u l heroum laudes e t fa c ta parentis, 26) y las hazañas paternas.
El n iño en la edad m adura logrará puestos destacados en el gobierno
y la m agistratura (Aggredere. . , aderit iam te m p u s .. . m agnus h o n o ­
res, 48).
El p o e ta h a dejado bien fundam entada la naturaleza hum an a de
este niño. A hora afirm ará asim ism o su divinidad futura. Este n iño
to m ará la vida de los dioses (ille deum uitam accepit, 15), reto ñ o
querido de los dioses (cara deum soboles, 49) y prolongación de la
vida de Jú p ite r (magnum lo u ts increm entum , 49). Virgilio es ahora
el vid en te de la gloria de R om a, el contem plador visionario de la glo­
ria del niño que ocurre cuando el niño y a es adulto (H inc, u b i iam
firm a ta utrum te fe c e rit aetas, 37), cuando el niño conquista p ara la
p atria, el E stado, Rom a, los m ás altos honores. E ntonces es cuando
se abre el cielo y la divinidad se extiende sobre la tierra en u n incre­
m en to de gloria. Virgilio asocia a este d u x, elegido de los dioses, la
gloria im perial de R om a asociada a la divinidad. Se presentan unidos
hasta lingüísticam ente los altos honores de la m agistratura p atria y la
gloria divina. P orque en el m undo rom ano el destino del im perio
estaba ligado al del individuo, el destino de R om a al de los césares y
el de los césares al de los dioses:

Aggredere o magnos, aderit iam tem pus, honores,


cara deum soboles, m agnum louis in crem en tu m / 1 0
(48-49)
10 Los subrayados son nuestros.

78
Virgilio ha m anifestado su sueño visionario, ha expresado p o ética­
m ente la profecía. C uando term ina la visión al final de la “ Egloga
cu arta” , el p o eta vuelve a la realidad y se dirige de nuevo al niño
recién nacido (Incipe, parue puer, 60). T odo ha sido un sueño de la
gloria de R om a que despertó el niño, hijo de Polión, quizá Polión
mismo, y p o r extensión todos los jefes conductores de los destinos
de la patria. El p o eta quiere ahora hacer énfasis en este aspecto de la
realidad hum ana del niño y lo m anifiesta en la reiteración del cono­
cim iento de la m adre: (Incipe, parue puer, rtsu cognoscere matrem,
60); en el nacim iento de u n a m adre hum ana después de largos meses
de em barazo ( matri longa decem tulerunt fastidia menses, 6 2 )11 y la
am onestación y creencia de que si el niño no se sonrió con sus padres,
n i el dios le considerará digno de su m esa ni la diosa de su lecho (qui
non risere parentes, / nec deus hunc mensa, dea nec dignata cubtli
est, 62-63). Virgilio cierra el poem a: la conclusión se une el princi­
pio, el p o eta vuelve al p u n to de origen del que p artió : el nacim iento
del niño. Al term inar la égloga el niño sigue siendo niño. El poem a
com enzó con puero (7-8) y term ina con puer (60-63). El circ u ló se
h a cerrado, la pro fecía se ha m anifestado llena de esplendor en la
contem plación visionaria del p o e ta para esperanza y gozo del m undo
latino, de Rom a, de Italia. Virgilio h a visto lo que él deseaba que se
realizara, nuevo p ro fe ta y visionario de la gloria de Rom a.

11 decem menses. Los antiguos a los nueve meses de gestación del niño aña­
dían pl del parto que caía dentro del décimo mes; esto se comprueba con el
testimonio de numerosos escritores latinos: también se interpreta que se trata
de meses lunares.

79
2.2.5. N ivel retórico

Las figuras retóricas configuran la construcción artística de la


égloga, dan expresividad y m atizan el tem a.
Y a desde su com ienzo, la “ égloga cu a rta” va señalada p o r la invo­
catio a las musas sicilianas (Sicelides Musae, 1), seres celestes y p o é­
ticos; la invocación es u n recurso afectivo que se dirige a alguien
(=las musas) para solicitar su ayuda y pro tecció n . Este ruego ilum ina
to d o el can to (siluas, 3) y se p ro y ec ta ta n to a la E dad de O ro com o
al nacim iento y evolución de la vida del niño. L a aliteración en sigma
del verso anteriorm ente citado, p o n e de relieve el concepto de la sua­
vidad y dulzura del can to patrio.

E dad de Oro
La grandeza y esplendor de la E dad de O ro va a subrayarse con
procedim ientos retóricos acum ulativos. Por ejem plo, la anáfora iam
(4), iam ( 6 ), iam (7) anuncia enfáticam ente la p ro n ta llegada de la
últim a edad, de la virgen A strea, los reinos Saturnios y la nueva gene­
ración celeste; el relativo quae. . . quae. . . quae (32-33) co n triple
valor expresivo resalta la abundancia de los hechos m agnos y a sean
n p rítim o s, guerreros o agrícolas. Las alusiones traen a la m em oria el
recuerdo de guerras ém ulas de la guerra de T ro y a p ara gloria del im ­
perio rom ano: altera bella (35). La m etonim ia p o r la cual T etis, hija
de N ereo, pasa a significar el m ar (32) y la sinécdoque artes (43) se
refiere n o a u n carnero sino a to d o el ganado lanar, con lo que el
cuadro pastoril es m ás p o te n te. D esplazam ientos calificativos (gens
aurea, 9) p o r la generación de los hom bres de la E dad de Oro. L a
ú ltim a ed ad va adjetivada com o aurea (ibid.) m ientras que la edad de
hierro es ferrea ( 8 ) lo que im plica el contraste.
F ren te a la naturaleza lum inosa de la “Egloga cu a rta” , se perfila
u n a técnica de claroscuro que co n tra sta e infunde belleza y realidad.
Se p resen ta en triple form a. E n la infancia del niño quedan algunos
vestigios de crím enes pasados, p ero vanos y a (irrita, 14), co n lo que
se afirm a su inexistencia. En este pasaje se alude a la m uerte de la
serpiente que se presenta en el quiasm o que acentúa la fu e rz a del
verso con su elaborada posición al principio del m ism o (O ccidet e t
serpens. . .¡occidet, 24-25).12 M orirán el reptil y la hierba venenosa;

12 El quiasmo es la ordenación cruzada de elementos componentes de dos


grupos de palabras, se contraria la simetría paralelística. Ej. Matrem habemus,
ignoramus patrem.

80
es decir, el peligro está conjurado, no existe. En la adolescencia los
crím enes antiguos (Pauca. . . uestigia, 31-34). El mal será superado
am pliam ente p o r el bien. En la edad adulta desaparece la oscuridad,
no hay contraste, com o si el p o e ta quisiera afianzar la paz y concor­
dia lum inosa y to ta l de la E dad de Oro.
Virgilio selecciona expresiones poéticas. Por ejemplo, infidere
sulcos (33) es más p o ético que arare. Y el uso de m ari (38), ablativo
de separación sin preposición, es poético. L a perífrasis nautica pinus
(38) supera p oéticam ente a nauis.

2.2.5.1. El niño

El apostrofe (Aggredere, 48) y la invocación (o/ cara soboles, 49)


la ex hortación (Aspice. . . aspice, 52, 53) dirigidas al niño, revelan
afectividad y am or p o r p arte del poeta. Del im perativo aspice (tbid.)
depende la frase u t omrtia laetantur que acentúa el m atiz de realidad.
Hay m etonim ia en A rcadia p o r Arcadibus. Pan etiam , Arcadia (58)
da m ay o r fuerza a la afirm ación autosuficiente del p o eta respecto del
dios Pan. La reiteración (m atrem : matri, 61) tiene eficacia expresiva.
La construcción sat satis, 54) con infinitivo posterior, es poética
(quantum sat erit tua dicere facta, 54) más que la construcción de ad
con gerundio o gerundivo: ad dicendum o a d fa c ta dicenda. La a n tí­
tesis se localiza en el principio de la vida (parue puer, 60) y el final
de la larga vida del p o e ta (longae.. . uitae, 53). ■
J u n to a la retórica tradicional, se conjugan en la “Egloga c u a rta ”
recursos que pueden incluirse entre las técnicas más m odernas; son el
entrecruzam iento de planos tem porales, espaciales, etcétera. Por
ejemplo, y a V im os en la localización del tem a cóm o se precisó una
técnica de significados sim ultánea y alternada . 1 3 Precisemos m ás este
matiz. Cuando el p o e ta anuncia que nace un nuevo tiem po, la Edad
de O ro, (Ultima. . . aetas, 4), seguidam ente irrum pen las cualidades
de ese tiem po, el orden (magnus. . . ordo, 5). Es decir, lo tem poral se
cruza: con lo cualitativo. A continuación, el re to m o de la virtud, la
justicia (uirgo, 6 ) se hace presente en los reinos de Saturno (Saturnia
regna, 6 ) que hay que entender com o la E dad de O ro cuando vivían
los hom bres en p lena felicidad y abundancia . 1 4
Los sím bolos bisém icos tam bién están presentes. Cuando Virgilio

13 Cf., 1, 3.
14 Ovidio¡Metamorfosis, I, 89-112.

81
afirm a que la cuna dará blandafc flores al niño (23), no sólo se refiere
a esos dones. Las flores no son sim plem ente un obsequio floral sino
sím bolo de vida, gozo, felicidad, gloria, bienestar, etcétera.
El lenguaje de la “Egloga c u a rta ” es sencillo; puede afirm arse que
to d a ella es una gran m etáfora. La p o esía de la égloga radica en el
procedim iento alegórico, bisém ico del poem a. La Edad de O ro es la
alegoría de la paz, la justicia, la felicidad, etcétera. El niño, arquetipo
del gobernante justo , p rudente, p acífico que conduce a su pueblo
p o r el cam ino de la concordia, la paz y el amor.

2.2.6. N ivel semiológico

La “ Egloga cu a rta” dirigida a Polión se escribe con la intención


explícita de establecer la com unicación con este cónsul, con la socie­
dad rom ana, con el pueblo, to d o s los cantores de la silva que además
se desea que participen en el canto. Virgilio crea u n a red de relacio­
nes entre los diversos signos de la vida y el m undo rom anos y , cierta­
m ente, establece el p u en te de com unicación con la estructu ra social
de la cual, él m ism o era signo, Virgilio to m a en cu en ta a la colectivi­
dad a la vez que form a p arte de la conciencia colectiva. La com unica­
ción qued a establecida porque la “Egloga c u a rta ” reúne todos los
factores del lenguaje necesarios p ara establecer el circuito que trans­
m ite el mensaje. A pi el em isor (Virgilio) envía su poem a (“Egloga
cu a rta”) al receptor (cónsul) y hace referencia al co n tex to (cultura,
historia, m itología, conocidos del m undo rom ano) según un código
(género bucólico) por m edio de u n co n tacto visual y auditivo (hexá­
m etros) o canal lingüístico.

CONTEXTO
(historia, m itología, cultura)

EMISOR RECEPTOR ________ MENSAJE


(Virgilio) (cónsul Polión) (“Egloga c u a rta ” )

CODIGO
(Egloga, p o esía pastoril)

Jy
CONTACTO
(hexám etros)

82
Hay que hacer n o ta r que el em isor del mensaje poético (Virgilio)
se identifica y entra en alguna m anera a form ar parte del destinatario
o receptor, de m odo que el te x to reviste los caracteres de u n a auto-
com unicación. Virgilio escribe para la sociedad rom ana y en ella se
incluye. En el poem a reafirm ará explícitam ente su fe y creencias
tam bién com partidas p o r el pueblo rom ano; sabe m oldear co n su
palabra el sentim iento com ún que algunos quizá conscientem ente no
p o d rían explicar, aunque lo tuvieran inconscientem ente. D esde el
principio del poem a, Virgilio se oculta en u n canamus (1). Al elegir
el plural colectivo en vez del singular, parece indicarnos su deseo de
que to d o el pueblo rom ano cantara con él la p ro fecía hecha realidad,
la grandeza del siglo fu tu ro , la gloria de Rom a. Asimismo se h ace so­
lidario de u n crim en pasado de sus contem poráneos sceleris uestigia
nostri . 1 3 Por consiguiente, Virgilio es au to r y actante, p o eta y p erso ­
naje de la “ Egloga c u a rta ” que sabe entablar el diálogo con el niño
lleno de gloria. Este diálogo queda reducido a un m onólogo —el niño
calla— quizá com o afirm ación u n a vez más del sueño visionario.
Las funciones del lenguaje se hacen presentes.
Em otiva-sintom ática. El p o eta expresa sus sentim ientos, anhelos,
am or, esperanza p o r la R om a del césar, grito de confianza en la reno­
vación to tal, acento piadoso. Virgilio quiere que todos se integren en
la vida del cónsul, el jefe, la autoridad. Se dirige al cónsul, al niño,
con ternura. El p o e ta expone sus deseos de llegar a u n a vida larga
(O m ih i . . longae. . . u/itae, 53) m uy desinteresadam ente, y a que si
quiere llegar a la longevidad es con el objeto de entonar un can to a
las hazañas del niño, a quien ex h o rta a la expresividad alegre c o n su
m adre (Incipe, parue puer, 60).
Apelativa o conativa. Virgilio se dirige a la m ajestad de los cónsu­
les rom anos (3, 11, 13). El poem a conlleva una intencionalidad p o lí­
tica de convencim iento y tiende a provocar en la vida ro m an a un
cam bio p o r el mensaje co nnotativo, suplicatorio; afianzam iento de
u n a realidad nacional. Virgilio propaga las ideas de la grandeza ro m a­
na, el mensaje que reflejaba su p ropia idiosincrasia y que p ro y ec­
ta b a en todos, eco tam bién de la m egalom anía rom ana que invadía
todas las m entalidades. Los bellos hexám etros de la “ Egloga c u a rta ”
sum ergían al receptor en u n a atm ósfera de quietud, confianza, sere­
nidad y paz, en la im presión de la calm a soberana que se e x ten d ía
sobre el universo. El m ito aglutina al pueblo rom ano que se une
entre sí en form a horizontal, a los hom bres unidos entre sí p o r la
gracia del pacífico canto. La función conativa ejerce una p ro y ec­

83
ción p ro funda; su influencia es perceptible hic e t nunc. L a función
sim patética se p ro d u cía de inm ediato en el receptor-lector, y a que
Virgilio expresaba en poesía los sentim ientos connaturales al ciuda­
d ano rom ano.
Los rom anos encontraron en este poem a la réplica universal de su
esperanza. El anhelo de R om a en contraba la respuesta adecuada en
la “ Égloga cu arta” . R espuesta a los deseos y ansias que h acían latir
lo más selecto del alm a de Rom a. £1 recep to r estaba preparado.
R om a sabía infundir en todos los rom anos ta n to de las provincias
com o de la m etrópoli, u n a fe positiva en el destino del im perio.
Mensaje apto para ser entendido p o r todos (Polión y sus co n tem ­
poráneos) y establecer fácilm ente la com unicación. La piedad de V ir­
gilio conm ovía. La revelación sagrada, la fe y el entusiasm o del p o eta
d eb ían fructificar. L a idea de la gloria, la grandeza de R om a, se h a­
cían presentes y presencia para los rom anos en la figura del jefe quien
no era dios, pero participaba de la vida de los dioses y vivía asistido
p o r ellos.
R e fe re n tia l L a “Egloga c u a rta ” pudiera llam arse “ Bucólica de
alusiones” . L a función referencial se presenta generosam ente en el
poem a. Virgilio hace alusión a u n co n tex to m itológico: "Sicelides
Musae (1), a Virgo (16), a los Saturnia regna (6 ), a T hetim (32) las
Parcae (47), O rpheus (55), L inus (56), Calliopea (57), L ucina (10).
Y a los dioses A pollo (ibid.), Pan (58), fo u is (49). Histórico·, el có n ­
sul Polión (Pollio, 12) y los héroes (Tiphys, 35) y A chilles (36). Geo­
gráfico·. Troiam (36), Arcadia (58) y A siria (25).
M etalingütstica. Virgilio hace referencia a un código —en este caso
la p o esía bucólica de T eó crito —, u n a égloga que conserva las escenas
de la vida cam pestre y pastoril. A firm a que el ca n to que se en to n a
debe ser digno del cónsul, elaborado según un canon lleno de digni­
dad y estética (si canim us siluas, siluae sin t consule dignae, 3); sin
d uda alude a u n a m etalingiiística práctica; asimismo cuando alude al
niño que puede leer según e.l código latino (27). En cuanto a la fide­
lidad a la égloga pastoril com o género literario y a establecido, Virgi­
lio cum ple, si se considera que el objeto de la p o esía bucólica era la
recreación del ánim o en la contem plación de las bellezas del cam po
y las sencillas costum bres de sus habitantes. En este sentido, sí, es
pastoril. Si se considera, p o r o tra parte, que n o relata la vida de los
pastores, se aleja del bucolism o. Virgilio crea u n nuevo código de la
p o esía pastoril más am plio que él de T eócrito (s. III a.C.). Es cu rio ­
so n o ta r que Catulo en E l epitalam io de Tetis y Peleo (LXIV) elige

84
com o argum ento y te m a u n canto similar al de la “ Egloga c u a rta ” de
Virgilio: “los dioses van a descender a la tierra, el infante nacido
de una estirpe regia inaugurará los períodos de una nueva ed ad his­
to ric^” .
ifá k cd o el con tacto que se establece p o r m edio del hexám etro
(visual y auditivo) y a que los versos de la égloga pudieron ser recita­
dos o cantados.
£ 1 poem a presenta las funciones del lenguaje que hacen posible la

com unicación y que responden a factores señalados co n anterioridad.


S on las siguientes:

REFERENCIA!.
(contexto mítico
Edad de Oro)

EMOTTVA-SINTOMATICA POETICA APELATIVA-SIMPATETICA


(Sentimientos y emoción (nacionalidad y (recepción del mensaje
del poeta) pax romana) por la sociedad romana)

FATICA
(hexámetros)

METAUNGUISTICA
(Códigd^Joril;
Bucólica)

2.3. Significado-significantes

2.3.1. Valoración critica de la “ Egloga c u a rta ”

Finalizado el análisis, en las conclusiones que de la investigación


se deducen, se fundam enta la valoración crítica. E n la p ráctica se
tra ta de la elaboración de u n com entario centrado en los p u n to s rele­
vantes que dan sentido a la égloga. £ s to n o im pide en ninguna fo rm a
las interpretaciones personales, la elaboración de hipótesis a la luz de
la filología clásica, el trabajo de creación. En síntesis, es necesario
lograr la recreación fiel de la génesis y realización del téx to virgilia-
no. Cabe señalar aq u í la im portancia de la intuición y sensibilidad ar­
tística del crítico que h ará resaltar los aspectos más significativos del
análisis y a realizado.

85
2.3.2. La profecía visionaria de Virgilio

P rofecía y visión poética. Virgilio puede dar cum plim iento a la


p ro fe cía de Cumas porque está contem plando poéticam ente —desde
u n presen te— la p ro fe cía con la m irada de su im aginación y el im pul­
so de su fe romana.
La interpretación del carm en de la Sibila se desarrolla en la “Eglo­
ga cu a rta” com o u n cuadro pictórico —estam pa virgiliana— seguido
del desglose m inucioso de detalles encantadores. La pro fecía emerge
y se destaca pacífica, natural, sencilla, libre y grandiosa —imagen de
la R om a soñada p o r los rom anos—. Virgilio la encuadra en lo que
para él significaba la felicidad: la naturaleza cósm ica (=paisaje b ucó­
lico) y la naturaleza hum ana (=el niño). Por o tra parte, la p ro fe cía
vibraba e inspiraba el am biente de la época de Virgilio. La predicción
de la E dad de Oro se hace canto secular de u n E stado rom ano ideal de
orden, paz y justicia.
¿Qué contem pla Virgilio cuando se asom a al m uro de la p ro fecía
de Cumas? El p o eta divisa sim ultáneam ente el avance de la E dad de
O ro y el desarrollo de la vida del niño —el jefe, el cónsul—, ¿Q uién
era ese m isterioso niño cuya existencia coincidiría con la E dad de
O ro, con el progreso y bienestar del universo. El niño es sólo eso: u n
n iño feliz, bienhechor pasivo, que cosm ocrea sólo con su presencia.
El niño no tom a p arte activa en la renovación del m undo, no es agen­
te de la transform áción del m undo. Su p o d er em ana más bien de lo
que es intrínsecam ente, sím bolo tam bién de toda u n a generación. La
felicidad creciente de su existencia individual se gradúa al cum pli­
m ien to de la profecía. L a “ Egloga c u a rta ” establece entre el naci­
m iento y la transform ación del cosm os u n a relación paralelística.
Pero el niño pertenece a una progenie celeste: iam noua progenies
caelo d em ittitu r alto (7 ) . 1 5 El vocablo progenies n o puede sepaïarse
del verso anterior (redeunt Saturnia regna ( 6 ). El niño, los rom anos,
la raza hum ana, ¿todos llam ados a vivir u n a vida celeste que procede
de u na em igración del cielo ? 1 6 E n el m isterio de este niño divino,
brilla la creencia de la regeneración de la hum anidad, la renovación
del m undo, y en una form a to tal (ab integro, 5).
Virgilio es el p ro fe ta del oráculo de Cumas, u n inspirado, u n visio-

15 D ante: E progenie discende dal ciel nuova, en la Divina com edia. “Purga­
to rio ” ΧΧΠ, 72.
16 Virgilio no co nocía el tex to de San Pablo: Primus h o m o de terra te­
rrenus, secundus h o m o de caelo caelestis ( I Epis. Corintios (15, 47).

86
nario que contem pla lo que no existe (pero que in tu ía p o d ía existir),
y que deseaba ardientem ente existiera para el hijo de Polión, p ara el
mismo Polión, el cónsul, la autoridad y el estado rom anos. Virgilio
cuando asocia la divinidad al consulado es sincero; su convicción lo
im pulsable hacia ideales que él consideraba verdaderos. La “ Egloga
c u a rta ” tiene un aire profético y cósm ico que anuncia la nueva E dad
de Oro, el cam bio en el tiem po, la renovación y realización de las an­
siadas esperanzas en la vida de Rom a. Virgilio responde a su misión
p ro fética y poética: la consolidación del p oder del em perador bajo el
culto de la divinidad. Al m ism o tiem po, m oderniza la p ro fecía y
el m ito y sobre éste form a otro superior —el m ito de la “ Egloga cuar­
t a ”— de más consistencia y vigor. El p o eta h a recibido religiosam ente
la revelación sagrada, h a aceptado su m isión de m ediador en tre los
dioses y los hom bres, y bajo la inspiración del oráculo de Cumas, su
voz se hace luz y canto.
Virgilio contem pla u n a cosm ología visionaria, la naturaleza exul­
tante. El poeta se p ro y ecta en la naturaleza. Porque si Virgilio se
conm ueve y salta de gozo, la tierra exulta y goza con él. El cosm os
se alegra triplem ente; la naturaleza se hace eco y refleja la em oción
de Virgilio. El m undo pierde su estabilidad (n utantem , 50); la tierra
está traspasada po r la alegría del destino esplendoroso de Rom a,
tam bién destino del m undo.
El p o eta de M antua h a conseguido dar a las aspiraciones del m u n ­
do occidental form a simbólica, im buida p o r el hálito del m isterio y
el soplo de su espíritu. La realidad del m undo natural —paisaje de la
égloga— y el ensueño de un m u n d o visionario —divinidad del n i ñ o -
plasm an la visión profética de la'p ro fecía hecha realidad en el poem a.
Los hexám etros de Virgilio tienen luz de m isterio y poesía. La
voz de la entonación p rofética can ta con gravedad y trascendencia
sobrehum anas de vidente, y sus versos se im pregnan de un h álito di­
vino.
.El niño viene y conoce la bienaventuranza, e l v i v i r l a v i d a de los
inm ortales —los héroes, los dioses—. La divinidad se ha infundido e n
su naturaleza. La vuelta del siglo de S aturno trae una nueva g e n e r a ­
ción renovada que desciende desde lo alto del cielo. Con la nueva
generación (nova progenies, 7), la divinidad arraiga en la naturaleza
hum ana y el niño que nace es saludado com o prolongación d i v i n a
(magnum lou is increm entum , 49). Para el espíritu religioso de V i r g i ­
lio, la gloria y la grandeza de R om a provienen del cielo, de los dioses.
P or ello Virgilio tiene que contem plar la divinidad que florece en la

87
tierra y la encarna en el niño. Su canto de cum plim iento a la p ro ­
fecía.
E n suma, to d o es el sueño de la realidad am bicionada. Paradójica­
m ente tam bién realidad. La visión p o ética nace en Virgilio, en parte
de la fe y la convicción en la grandeza de Rom a; de la fe del p o e ta en
la realidad nacional. La realización del E stado rom ano ideal h a sido
vista a la luz de la eternidad de u n destino divino. Para precisar el ca­
rácter de visión y ensueño ideales, cuando term ina la visión y el p o e­
ta vuelve de su sueño visionario a la realidad, deja constancia de esa
m ism a realidad. El niño está ah í en los brazos de su m adre a la que
reconoce y sonríe. A h í está el niño para dar testim onio de la verdad.

2.3.4. La paz de Brindis

La “Egloga cu a rta” fue escrita p o r Virgilio cuando se acababa de


firm ar la paz de Brindis entre Marco A ntonio (83-30 a.C.) y Octavia-
n o (63 a.C., 14 d.C .), siendo representante de Marco A ntonio en las
negociaciones de paz, el cónsul A sinio Polión.
De hecho, la firm a de este tratad o inflam a la im aginación de V ir­
gilio, quien recibe u n fuerte im pacto em ocional que hace revivir la fe
en los ideales y valor de la patria, el poder, la au toridad de Rom a. El
p o eta espera firm em ente en los acontecim ientos que surgirán en la
era p acífica que nacía en Brindis. Este sentim iento le hace ento n ar
u n canto entrañable a la naturaleza cósm ica, hum ana y divina u ni­
das en u n m ism o anhelo de paz.
Virgilio am aba el cam po, la tranquilidad del paisaje, la paz (pax
romana) y deseaba- olvidar la triste realidad histórica y p o lítica del
m om ento, de la cual él m ismo fue víctim a. El p o e ta deseaba el adve­
nim iento de una nueva E dad de O ro en que rein aría la paz entre los
hom bres, los animales, la naturaleza y la vida. La paz era el necesario
fundam ento de la fu tu ra renovación. Y u n a sola palabra sintetizaba
las riquezas de la Edad de Oro: la paz. A hora bien, la paz de la n atu ­
raleza deb ía preceder a la paz entre los hom bres. La “Egloga c u a rta ”
anuncia el advenim iento de u n a nueva era de paz, him no a la paz
aunque encubierto en la fórm ula ritual de la profecía. El poem a
anunciará el vaticinio de Cumas: el nacim iento de u n niño que regirá
al m undo en paz. D urante su reinado triunfarán el orden y el bienes­
tar; desaparecerán el desorden y el mal. En suma, la E dad de O ro es
el triu n fo de la paz, fundam entada en la justicia y el derecho. El
m undo se ilum ina con la irrupción de la luz de la justicia (Astrea).

88
Virgo subió al cielo en la Edad de H ierro y allí form ó parte de las
constelaciones. Pero ya regresa del cielo para instaurar la justicia en
la Edad de Oro.
La égloga pastoril era el género adecuado para transm itir este h im ­
no a la paz. El bucolism o era un reto rn o a la naturaleza com o fu en te
de inspiración y tratab a de las cosas concernientes a los pastores o
vida cam pestre. Las com posiciones bucólicas eran p o r lo general dia­
logadas. En la “ Egloga cu a rta” desaparece el consabido canto ame-
beo. El diálogo se establece entre el poeta y el niño, sím bolo d e la
hum anidad pura, inocente, pacificada: el niño.
La “ Egloga cu a rta” es u n canto a la tierra italiana, alabanza y
exultación de la vida del cam po. La tierra se embellece y fructifica.
La fertilidad de los cam pos se extiende suavem ente (paulatim, 28)
sobre la tierra. El paisaje bucólico supone la voluntad evasiva de la
realidad, el cuadro paradisíaco de la increíble am istad en la cual fra­
ternizan los hom bres y las bestias.
Virgilio contribuye a fijar el tópico del locus am oenus11, lugar
cam pestre lleno de belleza, tranquilidad y paz. H om ero, T eócrito y
Virgilio legaron a la antigüedad ta rd ía y a la Edad M edia los lugares
com unes del locus am oenus , 1 8 la selva, etcétera. La evocación de la
vida del cam po com o lugar de serenidad y reposo se h a convertido
en tópictí de la literatu ra europea desde que Virgilio dio al m undo el
definitivo m odelo del género bucólico de las églogas. El poeta aludirá
en la “ Egloga cu a rta” a la Arcadia, lugar am eno alegórico y realista.
Virgilio cita la región de la A rcadia novelesca y lejana que él m ism o
n u n ca llegó a conocer, parte m ontañosa de la Grecia antigua, en la
p arte central del Peloponeso h abitada por los arcadlos o árcades,
pueblo de pastores que la ficción de los poetas transform ó en paraíso
de felicidad. A rcadia, país u tópico de eterna prim avera, tierra de nin­
fas y sátiros, oasis de paz, p u erto tranquilo lejos de la vida agitada de
la ciudad. .Parajes en que las encinas destilaban miel; tópico entre los
poetas; y así aparecen en Ovidio, Horacio y Catulo; lugares donde
era u n hecho la convivencia entre dioses, héroes y mortales. Los ha­
b itantes del cielo venían a visitar a los héroes y se m o s t r a b a n en m e­
dio de los hum anos que respetaban su piedad. Vida idílica de paz,
bienestar y gozo sencillo de p ro fu n d a raíz epicúrea.

17 Cf., Curtius, E m it, Literatura eu ropea y E d ad Media latina: “El paraje


am eno” , 280-289.
18 En su viaje al infierno, Eneas llega a los Cam pos Elisios: D euenere loco s
laetos et am oena uirecta, (Eneida, VI, 638).

89
U n to n o solemne y sencillo resuena en el bosque de las bucólicas.
El paisaje quedará com o sím bolo y tem a literario. Evasión de la reali­
dad, y a que la com pleta felicidad en la tierra es oxím oron. Idealism o
y paradoja.

2 .4 . L a “E g lo g a c u a r t a ”

D edicada a Polión, alude al nacim iento de u n hijo de Polión,


hecho acaecido en los prim eros días de octubre del año 40 a.C. Este
niño inauguraría u n a nueva E dad de O ro y el advenim iento de un
orden nuevo en la vida rom ana.
La égloga se prestaba solam ente a ser un po em a de circunstancias.
El niño que acababa de nacer p erte n cía a u n a fam ilia ilustre (17),
hijo de Polión (12), tiene padres esclarecidos (26) y una casa natal
(60-63). El m otivo del nacim iento del hijo de Polión —com o sugiere
R ubén Bonifaz Ñ uño— “ sirvió com o p re te x to a Virgilio p ara plasm ar
sus ideas ” '; ^ 9 fue la válvula de escape de su em oción p atria y del sen­
tim iento nacional existente en la sociedad rom ana de la que Virgilio
se sen tía transm isor y poeta.
La circunstancia del nacim iento del niño y la paz de Brindis fue­
ro n acicate para que Virgilio incorporara a la égloga las tradiciones
históricas, políticas y esotéricas que palpitaban en la entrañ a m ism a
de la vida de Rom a. Virgilio se identifica con el mensaje po lítico , la
am bición de las águilas imperiales, el destino glorioso de Rom a, des­
tin o del m undo. El hecho circunstancial, Virgilio lo supera de inm e­
diato, y lo que hubiera podido ser u n poem a acom odaticio, trivial y
m ediocre p o r su m otivación, se transform a, p o r la fe de Virgilio, en
u n p o em a inspirado. Virgilio poeta, no p o r ello dejaba de ser rom ano.
Y para u n rom ano, la po lítica representaba la gloria y el h o n o r de
Roma.
A nte el ideal del im perio rom ano, Virgilio abre el cauce de su ex­
quisita sensibilidad, tem blor lírico que encarna en el paisaje bucólico
y el niño predestinado. A nte el espectáculo de la naturaleza italia­
na y el h o m bre de Rom a, Virgilio eleva su em ocionada vibración cor­
dial im pregnada de m elancolía porque sabía que la Edad de Oro no
llegaría nunca y que sólo era posible la imagen de sus sueños. Y es
ju stam en te p o r su em oción lírica nacional que Virgilio rescata de u na

19 Bucólicas, op. cit., p. XXX.

90
vez para siem pre, la “Egloga c u a rta ” la cual ya n o será u n m ero
p oem a de circunstancias sino la síntesis de la u nidad y la nacionalidad
itálicas, in térprete fiel del consenso de la época, expresión inm ortal
de la nacionalidad rom ana.
Virgilio, consciente o inconscientem ente, ejerce u n a influencia
pragm ática en el pueblo rom ano. Las alusiones nacionales que usa
m uy frecuentem ente, eran m edio de m anifestar los sentim ientos d e
sus contem poráneos tales com o la adm iración de la grandeza ro m a­
na, el h o rror de las guerras civiles que asolaban los campos, la adhe­
sión incondicional al jefe que vincularía a su gobierno el orden, la
justicia, la paz.
Virgilio expresa el sentido de nacionalidad latente en el corazón
de Rom a. La “Egloga cu a rta” representa la m anifestación vibran­
te de u n a esperanza nacional y cósmica. En el poem a se integran ios
elem entos de la tradición nacional. Al echar las bases de la n aciona­
lidad rom ana, funde la rom anidad (=política) y la divinidad ^ m is ­
terio) com o piedras angulares de la grandeza de Roma. Virgilio con­
tribuye a la consolidación del concepto de autoridad y m ajestad
rom anas —los cónsules— sim bolizado en el niño. Rom a, y a sin luchas
intestinas, puede realizar la unificación del carácter nacional, el creci­
m iento de las virtudes rom anas. Virgilio hace la síntesis y selecciona
los rasgos de la identidad rom ana, aquellas características que la defi­
n ían , las virtudes augustas: pax, quies, tranquillitas, religio, iusticia,
virtus, ordo, historia, amor. La apreciación de la historia (factaparen­
tis, 26), las costum bres de los m ayores —m os m aiorum — en la gran­
deza de la aristocracia rom ana (heroum laudes, 26), la austeridad del
bienestar sobrio — Iaurea m ediocritas, la m oral (uirtus, 29), la ju sti­
cia y el derecho de los individuos (magnos honores, 48), la religión
p o r la cual el p o eta subordina la persona a fuerzas superiores (deum ,
1 5 ) , 2 0 el sentido de unidad y conciliación (perm ixtos, 16).

La “ Egloga cu a rta” recoge asimismo las corrientes filosóficas d e la


época. El deseo de vida tranquila y feliz plena d e goces sencillos y
reales de .la vida cam pestre —felicidad de la edad áurea— refleja el
epicureism o de la época. El neopitagorism o, el neoplatonism o, el lla­
m ado “ m ilenarism o” que opera alrededor del idealismo, son otras
tantas influencias. El poem a tiene valor pragm ático en cuanto filoso­
fía y política. Poesía p o lític a que can ta la grandeza de la patria y el

20 Religión que no acentuaba el sentido espiritual de la vida sino más bien


prescindía del m ismo.

91
desarrollo del niño que u n d ía será jefe. La égloga responde a circuns­
tancias reales de la época, quizá la más necesaria, el afianzam iento
del concepto de nacionalidad. Virgilio, sin em bargo, no ad o p ta u n a
p o stu ra com bativa sino que construye en la paz, forjador p o r el m e­
dio pacífico de la creación literaria.
Virgilio recoge eclécticam ente herencias tan valiosas com o el
orientalism o al que da una expresión auténticam ente rom ana. Los
com entaristas de la “ Egloga cu a rta” han aludido constantem ente al
llam ado “m esianism o” y han afianzado p o r este m edio las influen­
cias orientales y hebreas y con ello el m isticism o de los libros sagra­
dos del A ntiguo Testam ento. Sin em bargo, puede afirm arse que el
m esianism o está ausente de la “ Egloga cu a rta” . D urante la E dad
M edia fueron relacionados algunos detalles de esta bucólica con p a­
sajes del p ro fe ta Isaías y se llegó a afirm ar que el p uer de la égloga
se refería a Jesucristo. E sta in terpretación se encuentra en San Agus­
tín , D ante, Luis Vives. Pero tal opinión es insostenible po rq u e Cristo
nació cuarenta años después del consulado de Polión. Lo que sí es
m uy probable es que Virgilio conociera la p ro fecía de Isaías y el
esp íritu de los libros sagrados de Israel. T odo p o eta se fu n d am en ta
en connotaciones literarias previas, y su obra p oética es resultado, en
parte, de u n a pirám ide subyacente. L a p ro fe cía m esiánica estaba ex­
ten d id a en R om a y era conocida p o r doquier, así es que cabe creer
que Virgilio, con su extrem ada sensibilidad, recogiera intuitivam ente
el m isterio que im pregna las páginas de Isaías. C om parando versícu­
los de este pro feta y Virgilio, se ve la sem ejanza sorprendente en su
lenguaje. Por ejemplo:

nec magnos m e tu e n t arm enta leones ( 2 2 )


Serán vecinos el lobo y el cordero (Is. I I , 6 )

Cabe hacer no tar que si en la form a externa hay sim ilitudes entre la
“Egloga c u a rta ” y las profecías de los libros sagrados, s u esp íritu es
opuesto. Virgilio alude a un reino lleno de gloria terrena, m ientras
que los profetas del A ntiguo T estam ento aluden a u n reino espi­
ritual que no es de este m undo.
Virgilio sigue u n a técnica que pudiera llam arse sim ultánea, u n
proceso bim em bre propio de la época clásica. P or una p arte, la ren o ­
vación de la naturaleza; p o r la otra, el desarrollo físico y espiritual
del niño. Pacto mágico entre la E dad de O ro y la vida del elegido de
los dioses. El canto am ebeo propio dç la égloga pastoril es ento n ad o

92
p o r el m undo y u n niño “ideal m anifestación de u n a hum anidad
cuyo crecim iento interio r cam inaría con el mismo paso que el m u n ­
do natural hacia su p le n itu d ” . 2 1 A la p ar cam inan el m acrocosm os
(“ la tierra) y el m icrocosm os (-e l niño) cu y a vida es pren d a de la
renovación del universo.
¿Cuál fue la intención original de Virgilio? ¿Qué pretendió? ¿De
que estética se valió p ara realizar sus intenciones? Hay qu e res­
p o n d er que si la intención prim igenia fue la elección de la E d ad de
O ro com o sím bolo del estado rom ano del futuro, la estética que
elige es la de la bucólica. Virgilio da sus preferencias a la’naturaleza,
al paisaje. Para el p o e ta de M antua, el sum m um de la felicidad no
eran los grandes m onum entos de la urbe rom ana y la vida lujosa y
refinada de la R om a Im perial. P ór ello sitúa la Edad de Oro en la p a z
idílica de los cam pos en flor, las delicias de los frutos de la tierra y la
leche de las cabras, los goces de la vida dom éstica. Virgilio es fiel al
m ito de la Edad de O ro. P or ejem plo, Ovidio en las M etam orfosis
dice: “ Pero aquella edad antigua, a la que nosotros hem os llam ado l a
E d ad de Oro, fue feliz co n los fru to s de los árboles y las plantas que
p ro d u ce la tierra. . . (XV). La m ism a tierra libre de to d a carga, no
hendida p o r el azadón ni el arado, daba p o r sí m ism a de to d o ;” (I)
L a estru ctura y el lenguaje de-la “ Egloga cu arta” son la realiza­
ción práctica lingüística del esp íritu del artista. Virgilio elige la églo­
ga. ¿Q ué significaba el cam po? U na realidad. Virgilio n o presen ta
u n a naturaleza estilizada sino auténtica. E n el arte y la literatu ra
rom anas dom inan los hechos más que la imaginación.
La “ Égloga cu a rta” presenta el proceso natu ral de la evolución del
paso del tiem po ju n to con el paso del tiem po en la vida del niño.
V isión em ocionada de la naturaleza, dulzura de la expresión, ar­
m o n ía de los versos del poem a que respira sensibilidad y ternura.
Q uizá algunos versos carezcan de vigor y nervio, pero están im preg­
nados d e 'u n tem blor lírico y una em oción m elancólica que precisan
y a u n carácter rom ántico (¿Virgilio el m á s rom ántico de los clási­
cos?). El poem a predice el advenim iento de la felicidad q u e nu n ca
existiría en la tierra. Y hay que creer que Virgilio era c o n s c i e n t e de
ello.
Virgilio dem uestra u n a generosa sim patía que le hace interesarse
p o r to d o lo que encierra u n principio vital: hom bres, animales, p lan ­
tas, el m undo natural. M elancolía y tern u ra que llega a descubrir sen­

il C}·, Bucólicas, op. cit„ p . XXX.

93
sibilidad hasta en las cosas y seres más hum ildes. Y el resultado son
los hexám etros llenos de suave nostalgia que todavía hoy nos co n ­
m ueven p o r su ín tim a delicadeza. El p o e ta poseía capacidad para el
ensueño m elancólico y la pu ra contem plación de las cosas. La “ Eglo­
ga c u a rta ” es u n logro estético y su a u to r se coloca en la cum bre de
la lírica p o r la arm onía y belleza de su estilo. La em oción sincera que
alienta en este poem a parte de u n im pulso unitario donde se han
conjugado el am or y la poesía.

94
BIBLIOGRAFIA

C arcopino, Jérôm e, Virgile e t le m ystère de la IV Eglogue, P a r i s ,


L ’A rtisan du livre, MCMXXX, 221 p.
Curtius, Ernst, Literatura europea y Edad Media latina, M éxico,
F CE., 1975, 2 vols.
D ante, La divina comedia, M adrid, BAC, 1973, 8 8 8 p.
Ovidio, Metamorfosis, Introducción, versión rítm ica y notas de Ru­
bén Bonifaz Ñ uño, M éxico, 1979, CLV-169-CCCXXXIX, (Biblio­
theca scriptorum graecorum e t romanorum mexicana).
Pablo, San, I Epis, ad Corintios.
Virgilio Marón, Publio, Bucólicas, introducción, versión rítm ica y
n otas de R ubén Bonifaz Ñ uño, M éxico, UNAM, 1967, XLIX-47-
CXXVII p . (Bibliotheca Scriptorum graecorum e t romanorum
mexicana).
_ ____________ Eneida, introducción, versión rítm ica y n otas de R ubén
Bonifaz Ñ uño, M éxico, 1972, CIX-143-CCICIX, (Bibliotheca
scriptorum graecorum e t romanorum mexicana).
QUAMUIS DIGRESSU UETERIS CONFUSUS AMICI

“CONTRA ROMA”

Tercera Sátira de Juvenal


INTRODUCCION
E n el análisis de la Tercera Sátira de Juvenal, el prim er paso p a r a
acercarm e al tex to m e lo sugirió la naturaleza in trínseca del m ism o
género literario: la sátira. De inm ediato era necesario establecer la re­
lación entre el te x to satírico (Tercera sátira) y el objeto satirizado en
él (Rom a). Por ello la prim era finalidad de este trabajo h a sido d etec­
tar las relaciones que se establecen entre el te x to y el co n tex to del
p oem a analizado; es decir, dem ostrar la correspondencia en tre la
estru ctu ra form al lingüística y el am biente social histórico y cu ltural
al cual hace referencia. E videntem ente que p ara cualquier com posi­
ción satírica, la influencia del co n tex to es determ inante. Por ta n to
concentraré m i atención en los fenóm enos de orden sem ántico y
pragm ático del poem a que analizo.
La lectura aten ta de la Tercera sátira descubrió dos planos. Uno
literal, lingüístico (el texto ) y otro pleno de evocaciones (el co n tex ­
to). Por ello era necesario buscar en la sátira, objeto de análisis, la
doble esencia: p o r un lado, el realism o; por el otro, lo poético. Ju v e ­
nal lanza al le cto r de sus sátiras ju n to con él y el personaje en el cual
se esconde —U m bricio— hacia el m u n d o rom ano po r m edio de recu r­
sos retóricos de evasión (digresiones, alusiones, perífrasis, enum era­
ciones, etcétera) que actualizan y reafirm an la presencia contextual.
A hora bien, la relación tex to -co n tex to , el p o e ta la establece d e u n a
m anera especial; la particularidad de cóm o se establece form alm ente
ese co n tacto habrá de constituir al tercer p u n to d e e s t e e s t u d i o . P o r
últim o, l a interpretación crítica q u e s e d e s p r e n d e d e l o s t r e s factores
enum erados, se reúne en u n cuarto p u n to . P or consiguiente, la inves­
tigación se divide en cuatro partes: prim ero, el cam po s e m á n t i c o te x ­
tual; segundo, el pragm ático co ntextual; tercero, el retórico; cuarto:
el crítico. O bviam ente que estos niveles están estrecham ente vincula­
dos entre sí y form an en su conjunto, el sistem a expresivo propio de
la Tercera sátira de Juvenal:

1. COHERENCIA SEMANTICA
2. REFEREN CIA CONTEXTUAL

99
3. RECURSOS RETORICOS
4. G ENERO LITER A R IO

En sum a, las dos prim eras partes tratan de explicarse objetivam en­
te el co n tenido; las dos últim as, com prueban el hecho de que el po e­
ta seleccionó m edios expresivos adecuados a su in ten to ; es decir, el
acierto form al.
Me concentré en el lenguaje p ara determ inar el sentido del tex to :
“hay serios argum entos p o r los cuales sigue siendo necesario un aná­
lisis lingüístico (gramatical) de las secuencias y del discurso incluso,
d en tro de u n m arco pragm ático . ” 1 (El estudiante de tex to s clásicos
a los que va destinado este estudio, lleva la ventaja de que p ara efec­
tu a r sus traducciones necesita conocer y aplicar la m orfosintaxis,
etcétera). Sin em bargo, el co n tex to cultural hab rá de ser abordado
co n bases más amplias que las lingüísticas. No hay que olvidar que si
la literatu ra es ante to d o lenguaje, ante to d o siem pre tam bién es li­
teratu ra.
E n el análisis de tex to s de la antigüedad clásica parece todavía
más ‘necesaria —si cabe la correcta interp retació n del c o n te x to — el
conocim iento filológico y a de p o r sí tan conveniente en cualquier
tip o de tex to . La Tercera sátira de Juvenal habrá de com prenderse
m ejor si se conoce el m undo rom ano, la vida y costum bres de la
R om a decadente del im perio, y a que el po em a se centra en la vida
cotidiana y popular de la urbe. P orque la sátira es el género litera­
rio que se adaptaba a la idiosincrasia del pueblo rom ano. A sí lo p ro ­
clam aba co n orgullo Q uinriliano: “ La sátira es to d a n u estra .”
Por últim o, cuando p o r doquier se oyen a diario las quejas con­
tra la ciudad —lam entaciones que son clam or general—, adquiere
plena vigencia y actualidad la voz de u n clásico, Juvenal, quien y a en
los prim eros siglos de nuestra era, quiso p o r m edio de su Tercera sá­
tira, anunciar a sus conciudadanos los inconvenientes de la vida en
las grandes ciudades y supo, además, dar la inform ación acerca de la
R om a de la decadencia y la h onda com penetración con el hom bre y
los problem as urbanos: incendios, derrum bes, carestía de la vida
y de los alquileres, falta de espacio vital, ruidos, dificultad del tránsi­
to, peligros nocturnos, etcétera. E n suma, arrem eter co n tra R om a
com o en los Siglos de Oro de la literatu ra española do n Q uijote de la

1 Van Dijk, T., T exto y con tex to (Sem ántica y pragm ática del discurso),
Madrid, C átedra, 1980, p. 23.

100
M ancha arrem ete co n tra los endriagos y malignos gigantes. Im aginé­
m onos la urbe rom ana tal y com o la describe Juvenal y com parém os­
la con la nuestra, con las grandes ciudades del m undo de hoy y en­
contrarem os u n sinúm ero de pun to s de contacto. C om o siempre, la
inserción de los clásicos en nuestra vida contem poránea es un hecho
evidente y aleccionador de h o n d a repercusión social y proyección
literaria.

3.1. El poem a:

SATVRA III

Quam uis digressu ueteris confusus amici,


laudo tam en, uacuis quod sedem figere Cumis
destinet atque unum ciuem donare Sibyllae.
Ianua Baiarum est e t gratum litus am oeni
5 secessus. Ego uel P rochytam praepono Suburae.
Nam quid tam m iserum , tam solum uidim us, u t n on
deterius credas horrere incendia, lapsus
tectorum adsiduos ac mille pericula saeuae
urbis et A ugusto recitantes m ense poetas?

10 Sed dum to ta dom us raeda co m ponitur una,


substitit ad ueteres arcus m adidam que Capenam.
Hic, ubi nocturnae N um a co n stitu eb at amicae,
nunc sacri fontis nem us et delubra locantur;
Iudaeis, quorum cophinus faenum que supellex
15 (omnis enim populo m ercedem pendere iussa est
arbor et eiectis m endicat silua Camenis),
in uallem Egeriae descendim us et speluncas
dissimiles ueris. Q uanto praesentius esset
num en aquis, uiridi si margine clauderet undas
2 0 herba nec ingenuum uiolarent m arm ora tofum .

Hic tu n c Vm bricius: ^ Q u a n d o artibus, in q u it, honestis


nullus in V rbe locus, nulla em olum enta laborum ,
res hodie m inor est here quam fu it atque eadem cras
deteret exiguis aliquid, proponim us illuc
2.5 ire, fatigatas ubi D aedalus exuit alas.
Dum noua canities, dum prim a e t recta senectus,

101
dum superest Lachesi quod to rq u ea t et p edibus m e
p o rto meis, nullo dextram subeunte bacillo,
cedam us patria. V iuant A rtorius istic
et Catulus, m aneant qui nigrum in candida u ertu n t,
quis facile est aedem conducere, flum ina, portus,
siccandam eluuiem , p o rtan d u m ad busta cadauer,
et praebere cap u t dom ina uenale sub hasta.
Q uondam hi cornicines et m unicipalis harenae
p erp etu i com ites notaeque p er oppida buccae
m unera nunc ed u n t et, uerso pollice uulgus
cum iubet, occidunt p opulariter; inde reuersi
co n d u cu n t foricas; et cur non? om nia cum sint
quales ex hum ili m agna ad fastigia rerum
ex tollit quotiens u o luit F o rtu n a iocari.
Q uid R om ae faciam ? m entiri nescio, librum ,
si m alus est, nequeo laudare e t poscere; m otus
astrorum ignoro; funus p ro m ittere patris
nec uolo nec possum ; ranarum uiscera num quam
inspexi; ferre ad nuptam quae m ittic adulter,
quae m andat, n o ru n t alii; m e nem o m inistro
fur erit, atque ideo nulli com es exeo tam quam
m ancus et extinctae, corpus no n utile, dextrae.
Quis nunc diligitur rfisi conscius et cui feruens
aestuat occultis animus sem perque tacendis?
Nil tibi se debere p u ta t,,nil con feret unquam ,
participem qui te secreti fecit honesti.
Carus erit Verri qui V errem tem pore q uo u u lt
accusare potest. T anti tib i n o n sit opaci
omnis harena Tagi quodque in m are u o lu itu r aurum ,
u t som no careas ponendaque praem ia sumas
tristis et a magno sem per tim earis amico.
Q uae nunc diuitibus gens acceptisim a nostris
et quos praecipue fugiam, properabo fateri,
nec p u d o r opstabit. N on possum ferre, Q uirites,
graecam urbem ; quam uis q u o ta p o rtio faecis Achaei?
Iam pridem Syrus in Tiberim defluxit O rontes
e t linguam et m ores et cum tibicine chordas
obliquas nec n o n gentilia tym pana secum
n ex it et ad circum iussas prostare puellas.
Ite, quibus grata est p ic ta lupa b arb ará m itra:
rusticus ille tuus sum it trechedipna, Q uirine,
et cerom atico fert niceteria collo.
Hic alta Sicyone, ast hic A m ydone relicta,
70 hic A ndro, ille Sam o, hic Trallibus au t Alabandis
Esquilias dictum que p e tu n t a uim ine collem ,
uiscera m agnarum dom uum dom inique futuri.
Ingenium uelox, audacia p erd ita, sermo
prom ptus et Isaeo to rren tio r. Ede quid illum
75 esse putes. Quemuis hom inem secum a ttu lit ad nos:
gram m aticus, rh eto r, geom etres, p ictor, aliptes,
augur, schoenobates, m edicus, magus, om nia n o u it
Graeculus esuriens; in caelum , iusseris, ibit.
In sum m a n o n M aurus erat neque Sarm ata nec T hrax
80 qui sum psit pinnas, mediis sed n atus A thenis.
H orum ego n on fugiam conchylia? Me prior ille
signabit fultusque to ro m eliore recum bet,
aduectus Rom am quo p ru n a e t c o tto n a u ento?
Vsque adeo nihil est, quod n o stra infantia caelum
85 hausit A uentini baca n u trita Sabina?
Q uid quod adulandi gens prudentissim a laudat
serm onem indocti, faciem deform is am ici,
et longum inualidi collum ceruicibus aequat
Herculis A ntaeum pro cu l a tellure tenentis,
90 m iratur uocem angustam , qua deterius nec
ille sonat quo m o rd etu r gallina m arito?
Haec eadem licet et nobis laudare, sed illis
creditur. A n m elior, cum T haida sustinet au t cum
uxorem com oedus agit uel D orida nullo
95 cultam palliolo? Mulier nem pe ipsa u id etu r,
n o n p ersona loqui; uacua e t p lana om nia dicas
infra uentriculum e t tenui distantia rim a.
Nec tam en A ntiochus nec erit mirabilis illic
au t Stratocles au t cum m olli D em etrius Haemo :
100 natio com oeda est. Rides, m aiore cachinno
co n cu titu r; flet, si lacrim as conspexit amici,
nec dolet; igniculum brum ae si tem pore poscas,
accipit endrom idem ; si dixeris aestuo > , sudat.
N on sumus ergo pares: m elior, qui sem per et óm ni
105 no cte dieque p o test aliena sum ere uultum
a facie, iactare m anus, laudare paratus,

103
si bene ru ctau it, si rectum m inxit amicus,
si trulla inuerso crepitum dedit aurea fundo.
Praeterea sanctum nihil est neque ab inguine tu tu m ,
n o n m atrona laris, non filia uirgo, neque ipse
sponsus leuis adhuc, n o n filius ante pudicus;
h orum si nihil est, auiam resupinat amici.
Scire u olunt secreta dom us atque inde tim eri.
E t quoniam coepit G raecorum m entio, transi
gym nasia atque audi facinus maioris abollae.
Stoicus occidit Baream delator am icum
discipulum que senex ripa n u tritu s in illa,
ad quam Gorgonei delapsa est p in n a caballi.
N on est R om ano cuiquam locus hic, ubi regnat
Protogenes aliquis uel D iphilus au t H erm archus,
qui gentis uitio num quam p a rtitu r am icum ,
solus habet. Nam cum facilem stillauit in aurem
exiguum de naturae patriaeque ueneno,
lim ine sum m oueor, p erieru n t tem p o ra longi
seruitii; nusquam m inor est iactura clientis.
Q uod p orro officium , n e nobis blandiar, a u t q u o d
pauperis hic m eritum , si c u re t n o cte togatus
currere, cum p rae to r lictorem im pellat e t ire
praecipitem iubeat dudum uigilantibus orbis,
ne p rio r Albinam e t Mo diam collega salutet?
Diuitis hic seruo claudit latus ingenuorum
filius; alter enim quantum in legione trib u n i
accipiunt do n at Caluinae uel Catienae,
u t semel aut iterum super illam p alp itet; at tu ,
cum tib i uestiti facies scorti placet, haeres
et dubitas alta Chionen deducere sella.
D a testem Rom ae tam sanctum quam fu it hospes
num inis Idaei, procedat uel N um a uel qui
seruauit trepidam flagranti ex aede M ineruam.
P rotinus ad censum , de m oribus u ltim a fiet
quaestio. Q uot pascit seruos? q u o t possidet agri
iugera? Quam m ulta m agnaque paropside cenat? >
Q uantum quisque sua num m orum seruat in arca,
ta n tu m h abet et fidei. Iures licet et S am othracum
e t nostrorum aras, contem nere fulm ina pauper
cred itu r atque deos, dis ignoscentibus ipsis.
Quid quod m ateriam p raebet causasque iocorum
om nibus hic idem , si foeda e t scissa lacerna,
si toga sordidula est et ru p ta calceus alter
150 pelle patet, uel si consuto uulnere crassum
atque recens linum ostendit n o n una cicatrix?
Nil h abet infelix paupertas durius in se,
quam quod ridiculos hom ines facit. E xeat, inquit,
si p u d o r est, e t de puluino surgat equestri
155 cuius res legi n on sufficit, et sedeant hic
lenonum pueri quocum que ex fom ice nati,
hic p laudat nitidi praeconis filius inter
pinnirapi cultos iuuenes iuuenesque lanistae
Sic libitum uano, qui nos distinxit, O thoni.
160 Quis gener hic placuit censu m inor atque puellae
sarcinulis im par? Quis pauper scribitur heres?
Q uando in consilio est aedilibus? Agmine facto
d ebuerant olim tenues migrasse Quirites.
H aut facile em ergunt quorum uirtu tib u s opstat
165 res angusta dom i, sed Rom ae durior illis
conatus. Magno hospitium miserabile, magno
seruorum uentres, e t frugi cenula magno.
Fictilibus cenare p u d et, q u o d tu rp e negabis
translatus subito ad Marsos m ensam que Sabellam
170 contentusque illic u en e to duroque cucullo.
Pars magna Italiae est, si uerum adm ittim us, in qua
nem o togam sum it nisi m ortuus. Ipsa dierum
festorum herboso colitur si quando th e atro
maiestas tandem que red it ad p u lp ita n o tu m
175 exodium , cum personae pallentis h iatum
in gremio m atris form idat rusticus infans,
aequales habitus illic sim ilesque uidebis
orchestram et populum , clari uelam en honoris
sufficiunt tunicae summ is aedilibus albae.
180 Hic ultra uires habitus n itor, hic aliquid plus
quam satis est, interdum aliena sum itur arca.
Com m une id u itium est, hic uiuim us am bitiosa
p au pertate omnes. Q uid te m oror? O m nia Rom ae
cum pretio. Q uid das, u t Cossum aliquando salutes,
185 u t te respiciat clauso V eiento labello?
Ille m etit barbam , crinem hic dep o n it am ati;

105
plena dom us libis uenalibus: accipe, e t istud
ferm entum tib i habe. Praestare trib u ta clientes
cogim ur et cultis augere peculia serais.
190 Quis tim e t au t tim u it gelida Praeneste ruinam
a u t positis nem orosa in te r iuga Volsiniis au t
sim plicibus Gabiis aut proni Tiburis arce?
Nos urbem colim us tenui tibicine fultam
m agna parte sui; nam sic labentibus obstat
195 uilicus et, euteris rimae cum te x it hiatum ,
securos pendente iu b et dorm ire ruina.
V iuendum est illic ubi nulla incendia, nulli
n o cte m etus. Iam poscit aquam , iam friuola transfert
Vcalegon, tabulata tibi iam tertia fum ant:
200 tu nescis; nam si gradibus trep id atu r ab imis,
ultim us ardebit quem tegula sola tu e tu r
a pluuia, molles u b i red d u n t oua colum bae.
Lectus erat Codro Procula m inor, urceoli sex
ornam entum abaci nec n o n e t paruulus in fra
205 cantharus et recubans sub eodem m arm ore Chiron,
iam que uetus graecos seruabat cista libellos
et diuina opici ro debant carm ina mures.
Nil hab u it Codrus, quis enim negat? E t tam en illud
p erdidit infelix to tu m nihil. V ltim us autem
210 aerum nae est cum ulus, quod n u d u m et fru stra rogantem
nem o cibo, nem o hospitio te cto q u e iuuabit.
Si m agna Asturici cecidit dom us, h o rrid a m ater,
pullati pro teres, differt uadim onia p raetor.
Tum gemimus casus urbis, tunc odim us ignem.
215 A rdet adhuc, e t iam accurrit qui m arm ora donet,
co n ferat inpensas; hic n u d a et candida signa,
hic aliquid praeclarum Euphranoris et Polycliti,
haec A sianorum uetera ornam enta deorum ,
hic libros dabit e t forulos m ediam que M ineruam,
220 hic m odium argenti. M eliora ac plura rep o n it
Persicus, orborum lautissim us et m erito iam
suspectus tam quam ipse suas incenderit aedes.
Si p o te s auelli circensibus, o ptim a Sorae
a u t Fabrateriae dom us au t Frusinone p aratu r
225 q u an ti n u n c tenebras u n u m conducis in annum .
H ortulus hic puteusque breuis nec reste m ouendus

106
in tenuis plantas facili diffunditur haustu.
Viue bidentis am ans e t culti uilicus h o rti,
unde epulum possis centum dare Pythagoreis.
230 Est aliquid, quocum que loco, quocum que recessu,
unius sese dom inum fecisse lacertae.
Plurimus hic aeger m o ritu r uigilando; set ipsum
languorem peperit cibus im perfectus e t haerens
ardenti stom acho. N am quae m eritoria som num
235 ad m ittu n t? Magnis opibus do rm itu r in Vrbe.
Inde caput m orbi. R aedarum transitus arto
uicorum inflexu e t stantis conuicia m andrae
eripient som num D ruso uitulisque marinis.
Si u o cat officium , tu rb a cedente ueh etu r
240 diues et ingenti cu rret super o ía Liburna-
atque obiter leget au t scribet uel dorm iet intus;
nam que facit som num clausa lectica fenestra.
A nte tam en ueniet: nobis properatibus opstat
u n d a prior, magno populus p rem it agmine lum bos
245 qui sequitur; ferit hic cubito, ferit assere duro
alter, at hic tignum capiti in c u tit, ille m etretam .
Pinguia crura lu to , p la n ta m o x undique m agna
calcor, e t in digito clauus m ihi m ilitis haeret.
N onne uides quanto celebretur sportula fum o?
250 Centum conuiuae, sequitur sua quem que culina.
Corbulo u ix ferret to t uasa ingentia, to t res
inpositas capiti, quas recto u ertice p o rta t
seruulus infelix e t cursu u en tilat ignem.
S cinduntur tunicae sartae m odo. Longa coruscat
255 serraco ueniente abies, atque altera pinum
plaustra u ehunt, n u ta n t alte populoque m inantur.
Nam si p rocubuit qui saxa Ligustica p o rta t
axis et euersum fu d it super agm ina m ontem ,
q uid superest de corporibus? Quis m em bra, quis ossa
260 inuenit? O btritum uulgi perit cm ne cadauer
m ore anim ae. D om us interea se cura patellas
iam lauat e t bucca foculum ex c ita t et sonat unctis
strigilibus e t pleno com ponit lin tea guto.
Haec inter pueros uarie p ro p eran tu r; at ille
265 iam sedet in ripa taetrum que nouicius h o rre t
p o rth m ea nec sperat caenosi gurgitis alnum

107
infelix nec habet quem porrigat ore trientem .
Respice nunc alia ac diuersa pericula noctis:
q u o d spatium tectis sublim ibus un d e cerebrum
270 testa ferit, quotiens rim osa et cu rta fenestris
uasa cadant, quanto percussum pondere signent
e t laedant silicem. Possis ignauus haberi
et subiti casus inprouidus, ad cenam si
in testatus eas: adeo to t fata, q u o t illa
275 no cte p a te n t uigiles te praetereu n te fenestrae.
Ergo optes uotum que feras m iserabile tecum ,
u t sint contentae patulas defundere pelues.
Ebrius ac petulans, qui nullum fo rte cecidit,
d at poenas, noctem p a titu r lugentis am icum
280 Pelidae, cubat in faciem , m o x deinde supinus;
ergo n on aliter p o te rit dorm ire: quibusdam
som num rixa facit. Sed quam uis im probus annis
atq ue m ero feruens, cau et hunc, quem coccina laena
uitari iubet et com itum longissimus ordo,
285 m u ltum praeterea flam m arum e t aenea lam pas.
Me, quem luna solet deducere uel breue lum en
candelae, cuius dispenso e t tem pero filum ,
co n tem nit. Miserae cognosce prohoem ia rixae,
si rixa est ubi tu pulsas, ego uapulo tantum '.
290 S tat co n tra starique iubet: parere necesse est;
nam quid agas, cum te furiosus cogat e t idem
fortior! V nde uenis? ^ exclam at ^ c u iu s aceto,
cuius conche tum es? Quis tecum sectile po rru m
su to r e t elixi ueruecis labra com edit?
295 Nil m ihi respondes? A ut dic au t accipe calcem .
Ede ubi consistas, in qua te quaero proseucha? P·
D icere si tem ptes aliquid tacitusue recedas,
tan tum dem est: feriunt pariter, uadim onia deinde
irati faciunt. Libertas pauperis haec est:
300 pulsatus rogat et pugnis concisus adorat
u t liceat paucis cum dentibus inde reuerti.
Nec tam en haec tan tu m m etuas. Nam qui spoliet te
n o n derit clausis dom ibus, p ostquam om nis ubique
fixa catenatae siluit com pago tabernae.
305 Interdum e t ferro subitus grassator agit rem ;
arm ato quotiens tu tae custode te n e n tu r

108
e t P om ptina palus e t G allinaria p i n u s ,
sic inde huc om nes tam qúam ad uiuaria currunt.
Q ua fornace graues, qua n o n incude catenae?
310 Maximus in uinclis ferri m odus, u t tim eas ne
uom er deficiat, ne m arrae et sarcula desint.
Felices proauorum atauos, felicia dicas
saecula quae quondam sub regibus atque tribunis
u id erunt u no conten tam carcere Rom am .
315 His alias poteram et pluris subnectere causas;
sed ium enta uocan t et sol inclinat. Eundu’m est.
Nam m ihi com m ota iarn dudum m ulio uirga
adnuit. Ergo uale n o stri m em or, e t quotiens te
R om a tu o refici properantem red d e t A quino,
320 m e quoque ad H eluinam Cererem uestram que Dianam
conuerte a Cumis. Saturarum ego, ni p u d e t illas,
auditor gelidos ueniam caligatus in agros.

Traducción de R oberto H eredia2

SATIRA III

A unque m e confunde la p artid a de m i viejo amigo, le alabo sin em ­


bargo que decida fijar su residencia en la despoblada Cumas y ofrecer
u n ciudadano a la Sibila. Es p u e rta de Bayas y una playa agradable
para un delicioso retiro. Yo prefiero la m ism a Prócida a Suburra,
p orque ¿qué hem os visto tan m iserable, tan desierto, que no conside­
rem os p eo r el h o rro r de los incendios, los continuos derrum bes de
los techos, los miles de peligros de la ciudad cruel, y los poetas que
recitan en pleno mes de agosto?
Mientras acom odaban to d a su casa en u n solo carro, se detuvo
ju n to a los arcos viejos y a la húm eda Capena. Allí donde N u m a daba
cita a su n o ctu rn a amiga, ahora el bosque d e la fuente sagrada y el
santuario se alquilan a los ju d ío s, cuyos m uebles son una cesta y
heno (pues s e ha ordenado a to d o árbol pagar trib u to al p u eblo y,
expulsadas las Camenas, el bosque m endiga). Descendimos al valle de
Egeria y a sus grutas, diferentes de las naturales. C uánto más p resen­

2 Para este estudio utilizo la edición siguiente: Décimo Junio Juvenal, Sá ­


tiras, introducción, traducción y notas de Roberto Heredia Correa, M é x i c o ,
UNAM, 1974, LX-125-CLXIII (Bibliotheca Scriptorum graecorum et roma-
norum mexicana).

109
te estaría el num en en las aguas, si la hierba ciñera las ondas con una
verde ribera y si los m árm oles n o violaran la to b a original.
Dijo entonces U m bricio: “puesto que en R om a n o hay ningún
lugar p ara los oficios honestos, ninguna recom pensa p ara los trab a­
jos, y com o la fo rtu n a es hoy m enor que ayer y m añana dism inuirá
u n poco p ara los pobres, m e propongo ir a la com arca en que Dédalo
se despojó de sus alas fatigadas. M ientras mis canas son nuevas, m ien­
tras m i vejez es reciente y erguida, m ientras le queda algo p o r hilar a
Láquesis y soy llevado p o r mis propios pies, sin que vaya ningún bas­
tó n bajo m i diestra, abandonem os la patria. Vivan allí A rtorio y Ca­
tu lo ; quédense los que cam bian lo negro en blanco, aquellos p ara
quienes es fácil co n tratar labores en tem plos, en ríos y en p uertos,
lim piar cloacas, transportar cadáveres a la p ira o exponer esclavos a
la venta bajo la asta soberana. A ntes éstos eran tocadores de co m o y
p erp etu o s com pañeros de las arenas m unicipales; y sus carrillos eran
conocidos en los pueblos; ahora dan espectáculos y, cuando el p u e­
blo lo ordena in virtiendo el pulgar, m atan p ara granjearse po p u lari­
dad. Cuando regresan de a h í co n tra tan la lim pieza de las letrinas p ú ­
blicas. ¿Y p o r qué no, si son en to d o de aquellos que la F o rtu n a
levanta desde un hum ilde sitio a la cúspide del éxito siem pre que
quiere brom ear?
¿Qué p uedo hacer en R om a? M entir no sé; si u n libro es malo no
p ued o alabarlo y pedirlo; desconozco los m ovim ientos de los astros;
n i quiero n i p uedo predecir a nadie el funeral ele su padre; nu n ca exa­
m iné las visceras de las ranas; otros son los que saben llevar a las
casadas los obsequios y recados del adúltero; ningún ladró n m e te n ­
drá com o ayudante, y por ta n to no salgo en el acom pañam iento de
n ingún gobernador, soy com o u n m anco, com o u n cuerpo inútil p o r
su diestra cercenada. ¿Quién es estim ado ahora sino el cóm plice y
aquel cuyo ánim o se agita y p ertu rb a p o r secretos que debe guardar
p ara siem pre? Quien te hizo p artícip e de u n secreto honesto creerá
que n ad a te debe; nada te dará. Caro será a Verres quien pu ed a acu­
sar a Verres en cualquier m om ento. No estimes en ta n to to d a la are­
n a del Tajo turbio y to d o el oro que se vierte en el m ar, que pierdas
el sueño y recibas con tristeza recom pensas que debes abandonar, y
que seas tem ido constantem ente p o r u n amigo poderoso.
Me apresuraré a decirte, y no m e lo im pedirá la vergüenza, qué
nación es ahora la preferida p o r nuestros ricos, de la cual principal­
m ente h u y o . No p uedo soportar, oh Q uintes, u n a R om a griega. A un­
que ¿qué porción de esta hez son aqueos? Y a hace tiem po que el

110
sirio O rontes desem boca en el T iber y arrastra consigo la lengua, l a s
costum bres y, con las flautistas, las cuerdas oblicuas y los tím p an o s
exóticos y además a jóvenes enviadas a prostituirse ju n to al circo.
Frecuéntenlas aquellos a quienes agradan estas lobas bárbaras de p in­
tada m itra. Tu rústico aquél, oh Q uirino, calza los trechedipna y
lleva los niceteria en el cuello fro ta d o con ceroma. Este deja de la alta
Sicione, éste, A m idone, el o tro , A ndros, aquél, Samos, éste, T r a i e s o
Alabanda, y se encam inan al Esquilino o a la colina que to m a s u
nom bre del m im bre, para ser las entrañas de las grandes casas y los
señores. Ingenio rápido, audacia sin lím ite, palabra fácil y más ab u n ­
dante que la de Iseo. Dime ¿qué piensas que es él? Nos ha tra íd o en
s í to d a clase de hom bres: gram ático, recto r, geóm etra, pin to r, masa­
jista, augur, acróbata,m éd ico ,m ag o ; u n griego ham briento sabe hacer
de to d o ; al m ism o cielo irá si así se lo ordenas; en sum a, no era moro
ni sárm ata ni tracio el que se puso alas; h a b ía nacido en el ce n tro de
A tenas. ¿No he de hu ir yo de la púrp u ra de esas gentes? ¿Estam pará
su sello antes que yo y se reclinará en m ejor cojín ése que llegó a
R om a arrastrado p o r el mismo viento que trae las ciruelas y los
higos? ¿Hasta tal p u n to nada significa que nuestra infancia h ay a ab­
sorbido el cielo del A ventino, y se haya n u trid o con bayas sabinas?
¿Qué más si esta raza, experta sobrem anera en adular, alaba el estilo
de u n ignorante y el ro stro de u n amigo deform e, com para el largo
cuello de u n enclenque con la cerviz de Hércules cuando sostiene a
A nteo lejos de la tierra, adm ira u n a voz chillona, p e o r que la cual no
suena la de u n gallo cuando pisa u n a gallina? N osotros tam bién
podem os alabar tales cosas, pero a ellos se les cree. ¿Acaso hay co­
m ediante m ejor, cuando representa a Tais o cuando actúa com o
esposa o com o Doris desnuda de to d o velo? Parece que es to d a una
m ujer la q u e'h ab la y n o u n actor; se diría que bajo el vientre to d o es
p lano y vacío y hendido p o r u n a tenue fisura. Y sin em bargo n o será
adm irable en esto A ntíoco o Estratocles, o D em etrio con e l a f e m i n a ­
do H em o: to d a la nación es com ediante. Ríes, él s e sacude co n m a­
y o r carcajada; llora, si h a visto las lágrimas del amigo, y nada le aflige;
si en el tiem po de la b ru m a pides un poco de f u e g o , él se cubre con
la capa; si dices “tengo calo r”, él suda. No somos, pues, iguales; tiene
m ayores ventajas el que siempre, durante to d o el d ía y toda l a n o c h e ,
puede com poner la expresión según el ro stro ajeno, aplaudir y estar
preparado para la alabanza si el amigo eru ctó bien, si orinó co n fuer­
za o si el b acín de oro resonó al girar el fondo. Por otra p arte nada
hay sagrado ni a cubierto de su lascivia; ni la m atrona de l a casa ni la

111
hija virgen, ni el mismo prom etido, to d av ía im berbe, ni el hijo, antes
casto. Y a falta de éstos, acuesta a la abuela del amigo. Quieren co n o ­
cer los secretos de la casa y hacerse, p o r eso, tem ibles. Y y a que
hem os em pezado a hablar de los griegos, olvida los gimnasios y escu­
cha el crim en de un m anto de m ayor prestigio: u n estoico, delator,
m ató a Barea, su amigo; a su discípulo, u n viejo criado en aquella
ribera, cerca de la cual cayó u n a p lum a del caballo nacido de Gorgo­
na. No hay lugar para ningún rom ano aq u í donde reinan algún P ro to ­
genes o u n Difilo o u n H erm arco, que p o r un defecto de su raza n u n ­
ca com parten los amigos, los tienen para sí solos. Pues no bien han
deslizado en la credula oreja u n poco del veneno peculiar de su ín d o ­
le y de su patria, soy echado de la casa, se perdió m i largo tiem po de
servicios. En ningún lugar tiene m enos im portancia el despido de u n
cliente.
No n o s ilusionem os. ¿De qué sirven nuestros servicios? ¿Cuál es el
m érito de u n pobre que de noche se afana p o r correr vestido con su
toga, cuando el m ismo p reto r urge a su lictor y le ordena dirigirse
apresuradam ente a casa de unas m ujeres sin herederos, despiertas
hace y a tiem po, n o sea que su colega salude prim ero a A lbina y a
M odia? A q u í u n hijo de hom bres libres escolta al esclavo de u n rico;
o tro da a Calvina o a Catiena lo que gana u n trib u n o en la legión,
para p alp itar sobre ella una o dos veces; en cam bio tú , cuando te
agrada el aspecto de u n a cortesana ricam ente vestida, te quedas ató ­
n ito y dudas de hacer descender a Q uioné de su alta silla.
Presenta en R om a u n testigo ta n virtuoso com o fue el h uésped de
la diosa del Ida; sea N um a el que com parezca, o aquel que salvó a Mi­
nerva tem erosa del tem plo que ardía. Inm ediatam ente se inquirirá
sobre su fortuna; las costum bres será lo últim o. “ ¿Cuántos esclavos
alim enta? ¿Cuántas yugadas posee? ¿En cuántas vajillas com e y de
qué tam año? Cuando es el dinero que cada un o guarda en su arca,
ta n to es tam bién el crédito que tiene. Ya puedes ju rar p o r los altares
de los sam otracios y p o r los de nuestros dioses; todos creen que el
p obre desprecia los rayos y aun a los dioses, y que los m ism os dioses
no hacen caso. Pero, además, éste m ism o ofrece a todos m ateria y
m otivos de burla: que su capa es sucia y raíd a, que su toga está m al­
tratad a, que u n zapato m uestra el cuero ro to o enseña el grueso lino
reciente con que han sido rem endadas varias cicatrices. N ada tiene de
más cruel en sí la infeliz pobreza que el hacer ridículos a los hom bres.
“ iF uera de aquí, dicen, si tiene vergüenza! ¿Que se levante del asien­
to de los caballeros ese cuya fo rtu n a n o satisface a la ley; siéntense

112
aq u í los hijos de los lenones, nacidos en cualquier p ro stíb u lo ; aplau­
da desde aq u í el hijo de un brillante pregonero entre los elegantes
retoños de los gladiadores y los m uchachos del lanista!” A sí plugo a l
necio O tón que nos dividió.
¿Quién agrada aq u í com o yerno, con m enor fo rtu n a y a j u a r i n f e ­
rior al de la m uchacha? ¿A quién se nom bra heredero, si es pobre?
¿Cuándo está en el consejo de los ediles? Ya hace tiem po que debie­
ron haber em igrado en tropel to d o s los quirites pobres. No prosperan
fácilm ente aquellos cuyas cualidades son obstruidas po r la estrechez
económ ica de su fam ilia, pero en R om a sus esfuerzos son m ás peno­
sos. Es cara una vivienda m iserable, es cara la alim entación de los es­
clavos y es cara u n a com idilla frugal. Avergüenza com er en vajilla de
b arro , lo cual negarás que sea deshonroso, si de p ro n to fueras trasla­
dado al país de los m arsos o a u n a mesa sabina; y estarías satisfecho
allí con u n a capucha verdosa y áspera. Si adm itim os la verdad, en la
m ayor parte de Italia nadie usa la toga sino y a m uerto. Y si alguna
vez se celebra u n a fiesta solem ne en el te atro herboso, cuando por
fin vuêlve a ponerse en escena u n a conocida farsa, y el infante cam ­
pesino se estrem ece en el regazo de su m adre, asustado por la másca­
ra descolorida y boquiabierta, verás que allí orquesta y pueblo visten
iguales y las mismas prendas, y que bastan túnicas blancas a los altos
ediles com o insignia de su ilustre dignidad. A quí el esplendor del ves­
tid o supera los recursos; se quiere algo más de lo que es suficiente, y
a veces se to m a de las arcas ajenas. Esto es un vicio general; aquí
todos vivimos en una am biciosa pobreza. ¿Para qué seguir? T odo en
R om a tiene su precio. ¿C uánto pagas p o r saludar alguna vez a Coso,
p orque V eyentón te dirija u n a m irada sin despegar los labios? Al­
guien h a rasurado la prim era barb a a su am ado, o tro le ha co rtad o la
cabellera. La casa se llena de pasteles p o r los cuales hay que pagar;
acéptalo y guárdate ese despacho: nosotros los clientes estam os obli­
gados a pagar trib u to a los esclavos presuntuosos y a aum entar su
peculio.
¿Quién tem e o h a tem ido u n derrum be en la helada Preneste o en
Volsinia, situada entre m ontañas boscosas, o en la rústica Gabias o
en la em pinada ciudadela de T íb u r? N osotros habitam os u n a ciudad
en gran p arte apuntalada con delgados postes, pues así com bate l o s
derrum bes el adm inistrador, y, cuando h a resanado la ab ertu ra de
u n a vieja grieta, nos invita a dorm ir sin cuidado, m ientras nos am ena­
za la ruina. D ebem os vivir allí donde n o hay ningún incendio,
ningún tem or durante la noche. Ya pide agua, y a acarrea sus trastos

113
Ucalegón; y a hum ea el tercer piso y tú lo ignoras'; pues si la alarm a
cunde desde los pisos bajos, será el ú ltim o en arder aquel que está
p rotegido de la lluvia solam ente po r las tejas, allí donde las tiernas
palom as p o n en sus huevos.
Codro te n ía una cam a más pequeña que Prócula, seis cacharros,
o rnam ento de su aparador, debajo de éste un pequeño cántaro y un
Q uirón recostado bajo el m ism o m árm ol. Una caja ya vieja guardaba
unos libritos griegos y los groseros ratones ro ían los divinos poem as.
N ada te n ía Codro ¿quién lo niega?; y sin em bargo el infeliz perdió
to d a esa nada. Pero el colm o de su m iseria es que, desnudo y supli­
cando m endrugos, nadie le socorrerá la com ida n i u n techo h o sp ita­
lario. Si la soberbia m ansión de A stúrico se derrum ba, las m atronas
descuidan su atavío, los proceres visten de duelo y el p reto r difiere
las audiencias. E ntonces sí lam entam os los derrum bes de la ciudad,
entonces s í m aldecim os el fuego. T odavía arde y y a van llegando
quienes regalan los m árm oles, quien ofrece su cooperación: éste,
blancas estatuas desnudas, aquél, u n a ob ra fam osa de E ufranor o de
Policleto, aquélla, viejos ornam entos de dioses asiáticos; éste dará
libros y estantes y u n a M inerva para colocar en m edio, el o tro , u n
m odio de plata. Más y m ejores cosas recuperó Pérsico, el más acauda­
lado de los ricos ^in herederos, y con razó n y a se h a hecho sospecho­
so de h aber incendiado él mismo su casa.
Si eres capaz de arrancarte de los juegos circenses, en Sora, en
F abrateria o en Frosijio se consigue u ñ a ó ptim a casa p o r la cantidad
con que ahora rentas las tinieblas p o r u n año. T endrás u n pequeño
h u erto y u n pozo po co p ro fu n d o que n o necesita cuerda y se derra­
m a en las tiernas plantas con fácil curso. Vive am oroso de tu azada
y adm inistrando tu h u erto cultivado, de donde podrás dar u n b an ­
quete a cien pitagóricos. Es algo en cualquier lugar, en cualquier rin ­
cón hacerse dueño de u n a sola lagartija.
M uchísim os enferm os m ueren aq u í p o r no dorm ir; pero la m ism a
enferm edad es causada po r el alim ento m al digerido, que se adhiere
al estóm ago ardiente. P orque ¿qué edificio de arrendam iento perm i­
te dorm ir? Con grandes riquezas se puede dorm ir en Rom a. He aq u í
la causa de las enferm edades. El tránsito de los coches en las estre­
chas vueltas de las calles y las injurias lanzadas a las recuas detenidas
q uitarán el sueño a D ruso y a las vacas m arinas.
Si lo llam an sus obligaciones, el rico es tran sp o rtad o p o r entre la
tu rb a, que se abre a su paso; correrá sobre las cabezas en su gran lite­
ra lib u m iana, y leerá en tre tan to o escribirá o dorm irá dentro , pues la
litera co n ventanas cerradas produce sueño; y sin em bargo, llegará

114
a n te s . A n o s o tr o s , c u a n d o t e n e m o s p ris a , n o s e s t o r b a la o le a d a q u e
v a d e la n te y e l g ra n t r o p e l d e g e n te q u e v ie n e d e tr á s n o s o p r im e lo s
riñ o n e s . U n o m e h ie re c o n el c o d o , o t r o m e h ie re c o n u n d u r o b r a z o

d e lite r a ; é s te m e g o lp e a la c a b e z a c o n u n a v ig a, a q u é l c o n u n a

v a s i j a ; m is p ie rn a s e s tá n g r u e s a s d e lo d o ; d e p ro n to u n e n o r m e z a p a ­

to m e p is a p o r to d a s p a r te s y e l c la v o d e u n s o ld a d o se m e e n c a ja e n
lo s d e d o s . ¿ N o v ez c o n c u á n to h u m o se fe s te ja l a e s p ó r tu la ? S o n
c ie n c o n v id a d o s ; c a d a u n o va se g u id o d e su c o c in a . C o rb u ló n a p e n a s
p o d r í a c a rg a r e n la c a b e z a t a n t o s vasos e n o r m e s y ta n ta s o t r a s c o s a s

c o m o lle v a c o n el c u e llo e r e c to e se in fe liz e sc la v illo , m ie n tr a s c o n su


c a r r e r a av iv a e l fu e g o . Se ra s g a n la s t ú n ic a s z u rc id a s r e c ie n te m e n te ;
u n g ra n a b e to so b re s a le e n u n a c a r r e ta q u e se a c e rc a , o tra s c a rr e ta s
t r a n s p o r ta n u n p i n o ; o s c ila n e n l o a lto y a m e n a z a n a l p u e b lo . P u e s si
se r o m p ie r a n lo s e je s d e e se q u e lle v a p ie d r a s d e L ig u ria y , v o lc á n d o ­
se, d e rra m a s e e s a m o n t a ñ a s o b r e la m u l t i t u d , ¿ q u é q u e d a r í a d e lo s
c u e rp o s ? ¿ Q u ié n e n c o n t r a r í a lo s m ie m b r o s , lo s h u e s o s ? T r itu r a d o s ,
t o d o s lo s c a d á v e re s d e l v u lg o d e s a p a r e c e r ía n c o m o u n s o p lo . E n tr e ­
t a n t o lo s f a m ilia re s la v a n y a t r a n q u i l a m e n t e lo s p la to s , a v iv a n el
fu e g o c o n _ e l s o p lo , h a c e n s o n a r lo s c e p illo s u n t a d o s y d e s p u é s d e
l le n a r el v a so d e a c e ite , a rre g la n la s r o p a s . S us e sc la v o s se d a n p risa
e n e s to s m e n e s te re s , p e r o él y a e s t á s e n ta d o e n la rib e ra , y c o m o n o ­
v ic io se h o r r o r i z a a n te el t é t r i c o b a r q u e r o , y n o e sp e ra el in fe liz la
b a r c a d e la c e n a g o s a c o r r ie n te , n i lle v a e n la b o c a e l te r c io q u e d e b e
p a g a r.
A h o r a c o n s id e r a o t r o s d if e r e n te s p e lig ro s d e la n o c h e ; e l e sp a c io
q u e h a y h a s t a lo s a lto s te c h o s , d e s d e d o n d e u n tie s to te h ie r e e n la
c a b e z a ; c u á n a m e n u d o c a e n d e la s v e n ta n a s tr a s to s ra ja d o s y d e s p o r­
tilla d o s , y c o n c u á n t a f u e rz a , p u e s d e ja n h u e lla e n las b a ld o s a s q u e
g o lp e a n . T e t a c h a r í a n d e n e g lig e n te , y d e n o p r e v e r lo s a c c id e n te s
r e p e n tin o s , si fu e ra s a u n a c o m id a i n te s t a d o , p u e s lo s p e lig ro s de
m u e r t e s o n ta n t o s , c u a n ta s s o n la s v e n ta n a s a b ie rta s y v ig ila n te s esa
n o c h e m ie n tr a s t ú vas p a s a n d o . P id e , p o r t a n t o , y lle v a c o n tig o este
h u m ild e v o to : q u e se c o n te n t e n c o n d e r r a m a r s o b r e ti lo s b a c in e s
lle n o s .
U n b o r r a c h o in s o le n te q u e p o r c a s u a lid a d n o h a g o lp e a d o a n a d ie ,
se a to r m e n t a y s u fre la n o c h e d e l P e lid a , c u a n d o llo r a b a a s u a m i g o ,

y o ra se a c u e s ta b o c a a b a jo , o r a b o c a a rrib a . N o p o d r á d o r m ir de
o t r a m a n e r a ; h a y a lg u n o s a q u ie n e s u n a r i ñ a p r o d u c e s u e ñ o . P e ro ,
a u n q u e i m p e r t in e n te p o r la e d a d y e n a r d e c id o p o r el v in o , se c u id a
d e a q u e l q u e le o b lig a a e v ita r u n m a n to d e p ú r p u r a , u n a g r a n d í s i m a

115
fila d e a c o m p a ñ a n te s y a d e m á s m u c h a s a n to r c h a s y lá m p a ra s d e
b r o n c e ; p e r o a m í, a q u ie n su e le g u ia r la lu n a o la m e z q u in a lu z
d e u n a c a n d e la , c u y a m e c h a c u id o y e c o n o m iz o , m e d e s p re c ia . E n té ­
r a te d e l p r in c ip io d e la d e s d ic h a d a r iñ a , si r iñ a p u e d e h a b e r c u a n d o
t ú g o lp e a s y y o s o la m e n te s o y g o lp e a d o . Se p a r a d e la n te y te o r d e n a
n o m o v e r te : tie n e s q u e o b e d e c e rle , p u e s ¿ q u é p u e d e s h a c e r c u a n d o
t e o b lig a u n h o m b r e f u r io s o y s o b re t o d o m á s f u e r t e ? “ ¿ D e d ó n d e
v ie n e s? , g rita , ¿ c o n e l v in a g re d e q u ié n , c o n las h a b a s de q u ié n te h a s
h a r ta d o ? ¿ q u é z a p a te r o c o m p a r tió c o n tig o lo s p u e r r o s y u n a c a b e z a
d e c a m e r o c o c id a ? ¿ N a d a m e r e s p o n d e s ? H a b la o t o m a u n p u n ta p ié .
D im e ¿ d ó n d e m e n d ig a s ? ¿ E n q u é s in a g o g a d e b o b u s c a r t e ? ” E s ig u al
q u e t r a t e s d e d e c ir a lg o o q u e te r e tir e s c a lla d o , t e g o lp e a n ig u a lm e n ­
te y d e s p u é s , a ira d o s , te c ita n a j u ic io . L a l ib e r t a d d e l p o b r e es é s ta ;
g o lp e a d o , r u e g a , d e s tr o z a d o p o r lo s p u ñ o s , s u p lic a q u e le s e a p e r m i­
t i d o re g re s a r d e a h í c o n a lg u n o s d ie n te s . Y n o d e b e s te m e r só lo e s to ,
p u e s n o f a lt a r á q u ie n te d e s p o je , d e s p u é s q u e , c e rr a d a s y a la s casas,
t o d o s lo s c e rr o jo s d e la s tie n d a s , a se g u ra d a s c o n c a d e n a s , h a y a n e n ­
m u d e c id o e n to d a s p a r te s . A v e ce s s ú b ita m e n te te a s a lta u n b a n d id o
a r m a d o d e p u ñ a l. C a d a vez q u e la la g u n a P o n t i n a y la se lv a G a llin a ­
ria e s tá n se g u ra s e n p o d e r d e la g u a rd ia a r m a d a , to d o s c o r r e n d e a llí
a R o m a c o ip o a u n v iv ero . ¿ E n q u é f ra g u a , e n q u é y u n q u e n o h a y
p e s a d a s c a d e n a s ? L a m a y o r p a r te d e l h ie r r o e s tá e n la s c a d e n a s , d e
t a l m a n e r a q u e se te m e q u e lo s a r a d o s e sc a se e n y q u e f a lt e n a z a d a s
y e s c a rd illo s . ¡F e lic e s lo s a n te p a s a d o s d e n u e s tr o s a b u e lo s ! ¡L la m a
fe lic e s a lo s siglos q u e v ie r o n e n o t r o tie m p o , b a jo lo s r e y e s y lo s
tr ib u n o s , a R o m a c o n t e n t a c o n u n a s o la c á rc e l!
A é s ta s p o d r í a a ñ a d ir o tr a s m u c h a s c a u s a s , p e r o las a c é m ila s m e
r e c la m a n y e l so l d e c lin a ; d e b o p a r ti r ; y a h a c e t ie m p o q u e el m u le r o
m e lo a d v ie r te a g ita n d o la v a ra. A d ió s , p u e s ; a c u é r d a te d e m í. Y c a d a
vez q u e R o m a te d e v u e lv a a t u A q u in o , a n s io s o d e r e c o n f o r t a r t e ,
h a z m e v e n ir ta m b ié n d e C u m a s al la d o d e C e res H e lv in a y d e v u e s tra
D ia n a . Y o iré a e so s c a m p o s f r í o s p a r a e s c u c h a r tu s s á tira s , si n o las
a v e r g ü e n z o , c o n z a p a to s c u b ie r to s .

3 .2 . C o h e r e n c ia s e m á n t ic a 3

T r a to d e e n c o n t r a r el sig n ific a d o g lo b a l d e l t e x t o ; es d e c ir, la


c o h e r e n c ia s e m á n tic a d e l m is m o , la r e la c ió n s u b y a c e n te q u e se e s ta ­

3 Se da como un hecho el conocimiento morfosintáctico de la sátira que


debe poseer el alumno, paso previo al comentario de textos.

116
b le c e a lo la rg o d e la s e c u e n c ia d e o ra c io n e s , el p r in c ip io d e c o m p o s i­
c ió n q u e e s t r u c t u r a el t e x t o y lo o r g a n iz a e n u n t o d o . D ic h a c o h e r e n ­
c ia s e m á n tic a se a g r u p a e n t o m o a la n o c ió n d e t e m a o i s o t o p í a del
t e x t o p o é tic o . L a se rie d e se c u e n c ia s v a o rg a n iz a d a p o r la i d e a c e n ­
tr a l, n u c le a r o e s e n c ia d e l t e x t o . L a c o h e r e n c ia s e m á n tic a d e b e e x p li­
c a r t a n t o el sig n ific a d o d e l t e x t o c o m o la re fe r e n c ia al c o n te x t o .
Y v ice v ersa: la c o h e r e n c ia t o t a l d e l c o n ju n t o d e l d isc u rso v a d e te r ­
m in a d a p o r la s e s tr u c tu r a s p a rc ia le s d e l s e n t id o . E s to es: la e s t r u c t u r a
t o t a l (E T ) s e rá la s u m a d e las re s p e c tiv a s e s tr u c tu r a s p a rc ia le s (E P):

E T = e l + e 2 + e3 + e 4 + en

L a e s t r u c t u r a g lo b a l e s ta r á f o r m a d a p o r lo s re s p e c tiv o s ra sg o s e le ­
m e n ta le s d e sig n ific a c ió n .
L a c o h e s ió n s e m á n tic a d a la p o s ib ilid a d d e a b rir c a m in o a la c a p ­
ta c i ó n d e l sig n ific a d o . Se e x c lu y e a s í la p o s ib ilid a d d e r e s u m ir s u b je ­
tiv a m e n te , o e n f o r m a a r b itr a r ia , e l t e x t o c u y o s e n tid o va o r ie n ta d o
p o r la s re fe re n c ia s al c o n te x t o .
C o m o té c n ic a d e t r a b a jo m e p r o p o n g o lo sig u ie n te . D iv id iré la
T e r c e r a sá tira d e J u v e n a l e n l a se rie n a tu r a l d e sig n ific a d o s o c o n te n i ­
d o s p a rc ia le s ; c a d a c o n te n i d o se d e f in ir á c o m o el u s o de a lg ú n e le ­
m e n t o d e l le n g u a je e n í n ti m a c o n e x ió n c o n a lg ú n c o n te x t o . E l signi­
fic a d o h a b r á d e c o n s id e ra rs e c o m o u n c o m p le jo d e re la c io n e s s e m á n ­
tic a s e n u n c o n te x t o a p r o p ia d o . C a b e a c la ra r q u e la s o ra c io n e s re s­
p e c tiv a s d e u n t e x t o al t e n e r c o h e r e n c ia e s tá n , t a n t o s e m á n tic a c o m o
s in tá c tic a m e n te , c o n e c ta d a s . P r o c e d o , p o r t a n t o , a la d iv isió n d é la s
u n id a d e s s e m á n tic a s . P a ra e llo h e te n id o e n c u e n ta :

1. P u n tu a c ió n
2. E n c a d e n a m ie n to d e la s o ra c io n e s y p re s e n c ia d e n e x o s
3. M a n ife s ta c ió n f o r m a l d e la c o h e r e n c ia d e l t e x t o
4 . S e n tid o s e m á n tic o d e l m is m o

E n el c u a d r o núrn-. 1 se e n c u e n tr a n , e n la c o lu m n a d e la iz q u ie rd a ,
la s se c u e n c ia s d e sig n ific a c ió n t e x t u a l, y e n la d e la d e re c h a , lo s d i­
v e rso s c o n te n id o s s e m á n tic o s p a rc ia le s .

117
3 .2 .1 . Secuencias de significación

C u a d ro n ú m . 1

V e rs o s T e x to C o n te n id o s

1-9 C o n fu s ió n (c o n fu s u s , 1) y a la ­ C o n fu s io n y g o z o d e J u v e n a l
b a n z a (la u d o , 2) d e l p o e t a p o r p o r la d e c is ió n d e l a m ig o (U m -
la d e c is ió n d e l a m ig o d e fija r b ric io )
su r e s id e n c ia e n C u m a s (se­
d em fig e r e C u m is/ d e s tin e t,
2 -3 ). T a m b ié n él, J u v e n a l,
1 p r e fie r e P ró c id a el cam p o) D ig re sió n (d e J u v e n a l) :
a S u b u r r a (R o m a , la c iu d a d ) — P r e fe r e n c ia p o r la v id a d e l
(E g o u e l P r o c h y t a m p r a e p o n o cam po a la d e la c iu d a d
S u b u ra e, 5 ), lle n a d e m il p e li­ (S uburifa, b a r rio d e R o m a ),
g ro s (m ille p e r ic u la , 8) lle n a d e m il p e lig ro s .

1 0 -2 0 D e te n c ió n de U m b ric io en D e te n c ió n d e U m b ric io e n Ca··


C a p e n a (s u b s t it it .. . C a p en a m , pena.
1 1 ), a ll í d o n d e a c u d í a e l re y D ig re s ió n (d e J u v e n a l) :
N um a (H ic, u b i. . . N u m a — la p r o f a n a c ió n d e l lu g a r
c o n s t it u e b a t , 1 2 ). D e sc e n s o s a n to .
d e a m b o s a m ig o s e n el valle D e s c e n s o ele a m b o s a m ig o s e n
d e E g e ria (D escen d im u s. . . in e l v alle d e E g e ria .
u a lle m E g e ria e , 1 7 ). C u á n to D ig re s ió n (d e J u v e n a l) :
m á s p r e s e n te e s t a r í a e l n u m e n — l a p r e s e n c ia d e l n u m e n se
e n la s a g u as si lo s m á rm o le s h a r ía m á s i n te n s a e n el l u ­
no v io la ra n la t o b a o rig in a l g a r, si la t o b a o rig in a l (la
(Q u a n to p r a e s e n tiu s esset/ n a tu r a le z a ) n o h u b ie r a si­
n u m e n a qu is. . . si. . . / h e r b a d o v io la d a p o r el m á rm o l
n e c in g en u u m u io la r e n t m ar- ( l a a r tif ic io s id a d d e l a c iv i­
m o r a to fu m , 1 8 -2 0 ) liz a c ió n u r b a n a )

2 1 -4 0 P r o p ó s ito de U m b ric io (in­ P r o p ó s ito d e U m b ric io :


q u it, 2 1 ): a b a n d o n a r la c iu ­ a b an d o n a r a R om a.
d a d d e R o m a (c e d a m u s p a tria , A r g u m e n ta c ió n :
2 9 ) y p a r ti r h a c ia la u t o p í a — e n R o m a n o se e n c u e n tr a
(p r o p o n im u s / . . . ire. . . u b i y a u n t r a b a jo h o n e s t o
D a e d a lu s e x u it alas, 2 5 ) p o r- — e n R o m a n o h a y y a re c o m -

118
Versos T exto C ontenidos

q u e y a e n R o m a n o h a y lu g a r p e n s a p a r a el tra b a jo
p a r a e je rc e r o fic io s h o n e s to s
3 (n u llu s lo c u s. . . a r tib u s h o ­
n estis, 2 1 -2 2 ) y n in g u n a r e ­
c o m p e n s a p a r a el t r a b a jo (n u ­
lla e m o lu m e n t a la b o r u m , 2 2 )

4 1 - 5 7 U m b r ic io c o n fie s a su i n c a p a ­ A u to c o n f e s ió n d e U m b ric io :
c id a d p a r a v ivir e n R o m a (Q u id n o p u e d e vivir e n R o m a
fa c ia m ? , 41) p o rq u e ig n o ra A r g u m e n ta c ió n :
p r a c tic a r el v icio (m e n tir i n e s ­ — n o s a b e p r a c tic a r el v ic io
c io , 4 1 ) . E x h o r ta c i ó n a J u v e ­ D ig re sió n :
n a l ( tú ) p a r a q u e d e s e c h e la — t ú d e b e s d e s p re c ia r la a m ­
4 a m b ic ió n d e r e c o m p e n s a s p e ­ b ic ió n p o r las r e c o m p e n s a s
re c e d e ra s (T a n ti t ib i n o n s it d e l a m ig o p o d e r o s o a l cu al
o p a c i/. . . u t so m n o careas se h a d e t e m e r sie m p re
p o n e n d a q u e p r a e m ia su m a s /
m a g n o s e m p e r tim e a r is a m ic o
(5 4 -5 7 )
5 8 -1 2 5
U m b ric io m a n if ie s ta la c a u ­ M o tiv o p r in c ip a l de su h u id a :
sa p r in c ip a l d e sü h u id a : n o n o p u e d e s o p o rta r u n a R o m a

puede s o p o r ta r una R om a g riega.


g rie g a (N o n p o s s u m . . ferr e
/ graecam u rbem , 6 0 -6 1 ). D ig re sió n :
Los g rieg o s e s tá n lle n o s de — lo s in n u m e ra b le s v ic io s de
vicio s : in g e n io v e lo z , auda­ lo s g rieg o s q u e h a b i t a n l a

c ia sin lím ite s , f a c ilid a d de U rb e


5 p a la b r a , fle x ib ilid a d p a r a e je r ­ — U m b r i c i o q u i e r e huir de su
c e r to d a s u e r te d e o fic io s , a d u ­ o s te n ta c ió n
la d o re s , c o m e d i a n t e s , la sc iv o s, — E n R o m a y a n o h a y lu g a r
d e la to re s (In g e n iu m u e lo x , p a r a lo s r o m a n o s
a u d a cia . . . s e r m o , 7 3 ¡ p r o m p ­
tus 7 4 ; / Q u em u is h o m in e s
s e c u m a t tu lit a d n o s , 75 / . . .
a d u la n d i g e n s p r u d e n t is s im a
la u d a t, 8 6 ; n a tio c o m o e d a
est, 100; n equ e ab in g u in e

119
V ersos T exto C ontenidos

tu tu m , 1 0 9 I d e la to r , 1 1 0 ).
U m b ric io d e se a h u ir de la
p u rp u ra d e e so s e x tr a n je r o s
(¿ H o ru m eg o non fu g ia m
c o n c h y l i a ?, 8 1 ). En R om a
y a n o h a y lu g a r p a r a n in g ú n
ro m a n o (N on est R om ano
c u iq u a m lo c u s h ic , 1 1 9 )
1 2 6 -1 3 6
U m b r ic io r e it e r a la in u tilid a d Q u e ja s d e U m b ric io :
de lo s se rv ic io s p r e s ta d o s — i n u ti l id a d d e lo s se rv icio s
(Q u o d p o r r o o ffic iu m , 1 2 6 ), p r e s ta d o s
a c a u s a d e la c o r r u p c ió n d e D ig re sió n :
lo s m a g is tra d o s (cu m p r a e t o r — e n u m e r a c ió n d e lo s v icio s
lic to r e m im p e lla t, 1 2 8 ) . L as de R o m a :
fa tig a s d e lo s p o b r e s r o m a n o s — c o r r u p c i ó n d e lo s m a g is tra ­
(p a u p e r is , 1 2 7 ) f r e n t e a lo s do s
6 e sc la v o s d e lo s ric o s (D iu itis — fa tig a s y h u m illa c io n e s d e
h ic se r u o , 1 3 1 ); lo s d e sp ilfa - lo s p o b r e s r o m a n o s
r r o s d e lo s tr ib u n o s p a r a p a ­ — d e s p ilfa r ro d e lo s t r ib u n o s
g a r su s v icio s (q u a n tu m in l e ­ e n su v ic io m ie n tr a s q u e e l
g io n e tr ib u n i/ a c c ip iu n t d o n a t, p o b re ro m a n o no puede
1 3 2 -1 3 3 ) fre n te al r o m a n o c o s te a r lo s p la c e re s q u e d e ­
p o b r e q u e n o p u e d e p a g a r el sea.
p la c e r (d u b ita s a lta C h io n e m
d e d u c e r e sella , 1 3 6 )
1 3 7 -1 8 9
I m p o r ta n c ia d e la f o r t u n a s o ­ D ig re sió n :
b r e la s c o s tu m b r e s (d e m o r i­ — se p r e f ie r e el d in e ro a la
b u s u ltim a f i e t q u a e s tio , 1 4 0 - v ir tu d
1 4 1 ). C u a n to e s el d in e r o q u e — c u a n t o es el d in e r o q u e se
se p o s e e a s í es el c r é d ito q u e se p o see, a sí es ta m b ié n el
tie n e (Q u an tu m . . . s e r u a t in c r é d i to q u e se tie n e
a r c a ,/ta n tu m h a b e t e t f id e i, — lo s d io se s o lv id a n a lo s p o ­
1 4 3 -1 4 4 ). L o s d io se s n o h a ­ b re s
c e n c a s o d e lo s p o b r e s (dis — la p o b r e z a h a c e r id íc u lo s a
ig n o s c e n tib u s ipsis, 1 4 6 ). L a lo s h o m b r e s

120
Versos T exto C ontenidos

p o b r e z a h a c e r id íc u lo s a lo s
h o m b r e s (p a u p er ta s . . . rid icu -
c u lo s h o m in e s f a c i t , 1 5 2 -1 5 3 )

Los c a b a lle ro s p e r d e r á n sus — los caballeros pobres son


p u e s to s si c a re c e n d e l d in e ro relegados ante los lenones
s u fic ie n te y s e rá n re e m p la z a - ricos
7 d o s p o r le n o n e s (su rg a t e q u e s ­
tr i/ cu iu s r e s leg i n o n s u ffic it , — los pobres no gozan de n in ­
1 5 4 -1 5 5 ). A lo s p o b r e s n o se gún privilegio
les n o m b ra h e red e ro s (Q uis
p a u p e r s c r ib itu r h e r e s , 161) — t o d o s lo s q u irite s p o b re s
n i se lo s a d m ite al c o n s e jo d e d e b ie r a n irs e d e R o m a
lo s e d ile s (Q u a n d o in c o n s ilio
e s t a e d ilib u s , 1 6 2 ). T o d o s lo s — la v id a e n R o m a es m á s d u ­
q u ir ite s d e b ie ra n h a b e r e m i­ ra p a r a lo s p o b re s
g ra d o d e la c iu d a d (d e b u e r a n t
. . . m ig rasse Q u irites, 1 6 3 ). — todQS debieran vestir igual,
E n R o m a la v id a es m á s d u r a así com o se representa en
p a r a lo s p o b r e s (s e d R o m a e e l te a tr o
d u r io r illis, 1 6 5 ). E n la r e p r e ­
s e n ta c ió n t e a tr a l to d o s v is te n — e n R o m a , la a p a rie n c ia s u ­
ig u a le s (s im ilis q u e u id e b is o r ­ p e r a lo s r e c u r s o s
c h e s tr a m e t p o p u lu m , 177-
1 7 8 ), p e r o e n R o m a el e s p le n ­ — la pobreza es ambiciosa;
d o r d el v e s tid o s u p e r a a lo s p o r este m otivo se ro b a
re c u r s o s (H ic u ltra u ire s h a b i ­
tus n ito r, 1 8 0 ), Se q u ie re p o ­ — n a d ie se re sig n a a se r p o ­
se e r m ás d e lo q u e e s s u f ic ie n ­ b re
te (h ic a liq u id p lu s / q u a m s a ­
tis est, 1 8 0 -1 8 1 ); a veces se
t o m a lo a je n o (a lie n a su m itu r
a rca , 1 8 1 ). N a d ie se c o n f o r m a
c o n la p o b r e z a (h ic u iu im u s
a m b it io s a / p a u p e r t a t e o m n es,
1 8 2 -1 8 3 )
E n R o m a to d o se v e n d e (O m ­ — e n R o m a t o d o tie n e u n p re
nia R o m a e / cu m p r e t io , 1 8 3 - c ió

121
V ersos T exto C ontenidos

1 8 4 ). L o s c lie n te s e s tá n o b li­ — lo s c lie n te s e s tá n o b lig a d o s


g a d o s a p a g a r t r i b u t o a lo s e s ­ a p a g a r a lo s e sc la v o s o rg u ­
c la v o s p r e s u n tu o s o s (P r a e s ta ­ llo s o s
re tribu ta. . . c lie n t e s / c o g i­
m u r e t cu ltis a u g er e p e c u lia
se n iis, 1 8 8 - 1 8 9 )
1 9 0 -2 2 2
N o h a y t e m o r de d e r ru m b e s D ig re sió n :
e n el c a m p o (P r a e n e s te / . . . — E n la p r o v in c ia n o h a y t e ­
V olsiniis, 1 9 1 , G abiis. . . T i­ m o r de d e r ru m b a m ie n to s
bu ris, 1 9 2 ), p e r o s í h a y p e li ­ — e n la c iu d a d h a y m u c h o s
g ro e n u n a c iu d a d a p u n ta la d a p e lig ro s y a q u e lo s e d ifi­
c o n d é b ile s p o s te s q u e a m e n a ­ c io s e s tá n c o n s tr u id o s c o n
z a n r u i n a (N os u r b e m c o lim u s m a lo s c im ie n to s
te n u i t ib ic in e fu lt a m , 193;
p e n d e n t e i u b e t d o r m ir e ru in a, — e x c e le n c ia d e la v id a e n l u ­
1 9 6 ). Se d e b e vivir d o n d e n o g a res se g u ro s
h a y a a m e n a z a d e in c e n d io s n i
te m o r e s e n l a n o c h e (U iu en - — el p o b r e s ie m p re p ie r d e ; el
d u m e s t illic u b i n u lla in cen - r ic o , a u n q u e e x p e r im e n te
8 d ia, 1 9 7 ; n u lli/ n o c t e m etu s, d e sg ra c ia s , s ie m p re t e r m i ­
1 9 6 -1 9 7 ). Si el p o b r e p ie r d e n a ganando
su c a s a n a d ie a c u d ir á a s o c o ­
rr e r lo (n e m o c ib o , n e m o h o s ­
p itio t e c t o q u e iu u a b it, 2 1 1 ) ,
p e r o si el ric o s u f r ie ra a lg u n a
p é r d id a , d e i n m e d ia to r e c u p e ­
r a rá to d o y a ú n m á s (M elio ra
ac p lu r a r e p o n it / P ersicu s,
220-221)

2 2 3 -2 3 1
E n la s c iu d a d e s p e q u e ñ a s se D ig re sió n :
c o n s ig u e n ó p tim a s v iv ie n d a s
por la m is m a c a n t i d a d c o n — e n e l c a m p o , u n a ó p t im a
q u e e n la c iu d a d r e n ta s l ó b r e ­ v iv ie n d a c u e s ta lo m is m o
gas c asas e n to d o u n a ñ o ( o p ­ q u e e n la c iu d a d u n a c a s a
tim a S o r a e / a u t F a b r a t e r ia e ló b r e g a

122
V ersos T exto C ontenidos

9 d o m u s a u t F r u s io n e p a r a tu r /
q u a n ti n u n c te n e b r a s u n u m E x h o r ta c ió n :
c o n d u c is in a n n u m , 2 2 3 -2 2 5 ) .
G o z o d e la v id a e n el c a m p o — en e l c a m p o g o z a rá s d e u n
(U iu e b id e n t is a m a n s e t c u lt i h u e r te c illo , u n p o z o
u ilic u s h o r ti, 2 2 8 ). S ie m p re es
bueno p o seer una pequeña — e x c e le n c ia s d e p o s e e r u n a
p r o p ie d a d (E s t a liq u id , q u o ­ p e q u e ñ a p r o p ie d a d
c u m q u e l o c o . . . / u n iu s s e s e
d o m irn u m , 2 3 0 -2 3 1 )
2 3 2 -2 4 8
L o s p o b re s a r r e n d a ta r io s n o D ig re sió n :
p u e d e n d o r m ir e n R o m a (N am
q u a e m e r it o r ia s o m n u m / a d ­ — im p o s ib ilid a d d e d o r m ir e n
m ittu n t? , 2 3 4 - 2 3 5 ); só lo el R o m a p a r a lo s p o b r e s ;
que po see g ra n d e s riq u e z a s
p o d rá d o r m ir en la c iu d a d — p o s ib ilid a d d e d o rm ir p a r a
(M agnis o p ib u s d o r m it u r in lo s ric o s
10 U rbe, 2 3 5 ) . E l p o b r e p e a t ó n
n o p u e d e t r a n s it a r e n R o m a — D if ic u lta d e s d e tr á n s ito p a ­
(n o b is p r o p eta n tib u s o p stat ra e l p o b r e p e a t ó n ;
u n d e p r io r , 2 4 3 - 2 4 4 ) , p e r o s í
puede tr a n s p o r ta r s e el ric o — fa c ilid a d e s d e tra s la d o p a r a
d e n tro de s u l u j o s a lite r a el r ic o c o n c o m o d id a d y
(id iu es e t in g e n ti c u r r e t s u p e r ra p id e z
o r a L ib u r n a , 2 4 0 )
2 4 9 -2 6 7
L a e s p ó r tu la se c e le b r a b a c o n D ig re sió n :
o s te n ta c ió n (N o n n e u id e s
q u e n t o c e l e b r e t u r s p o r tu la f u ­ — o s te n ta c ió n e n el r e p a r t o
m ó '! , 2 4 9 ) ; a c c id e n te s del de l a e s p ó r tu la
tr á n s ito q u ita n la v id a a des-
11 p re v e n id o s p e a to n e s (q u id su- — p e lig ro s d e l tr a n s p o r te u r ­
p e r e s t d e c o r p o r ib u s ? , 2 5 9 ; a t b a n o y a c c id e n te s d e t r á n ­
i ll e / iam s e d e t in rip a , 2 6 5 ) s ito
2 6 8 -3 1 4
U m b ric io e n u m e ra lo s p e li­ D ig re sió n :
g ro s e n la n o c h e (d e R o m a )

123
V ersos T exto C ontenidos

(p e r ic u la n o c tis , 2 6 8 ): lo s o b ­ — p e lig ro s n o c tu r n o s e n R o ­
je t o s q u e a r ro ja n d e sd e lo s a l­ ma
to s te c h o s d e las v iv ie n d a s lo s — c a í d a d e o b je to s d e s d e lo
c u a le s se e s tr e lla n c o n tr a el a lto d e las c asas
p a v im e n to (tes ta f e r i t , 2 7 0 ); — v a c ia m ie n to de in m u n d i­
12 el v a c ia m ie n to d e lo s b a c in e s c ias
(d ifu n d e r e p e lu e s , 2 7 7 ). La — a te n t a d o s d e b o r r a c h o s s o ­
n o c h e e s tá lle n a d e p e lig ro s ; b e r b io s c o n tr a lo s p o b re s
e l b o r r a c h o in s o le n te (E b riu s in d e fe n s o s
a c p e tu la n s , 2 7 8 ) q u e c u id a — ro b o s
d e n o a ta c a r a l ric o b ie n c u s ­ — a ta q u e s d e b a n d id o s
t o d ia d o (c o m itu m lon g issi­
m u s o r d o , 2 8 4 ), p e r o q u e se
a tre v e a a ta c a r al p o b r e i n d e ­
f e n s o y s o lo (p a u p eris, 2 9 9 );
lo s la d r o n e s (q u i s p o l i e t te,
3 0 2 ) y el b a n d id o (g ra ssato r
a g it re m , 3 0 5 )

3 1 5 -3 2 2
D e s p e d id a d e U m b ric io (E rg o — D e s p e d id a d e U m b ric io
u a le, 3 1 8 ) y ru e g o a J u v e n a l
p a r a q u e l o lla m e j u n t o a él, — R u e g o d e U m b ric io a J u v e ­
cuando el p o e ta abandone n a l p a r a q u e l o lla m e a
R o m a y re g re se a d e s c a n s a r a A q u in o y a q u e d e s e a e s c u ­
A q u in o (e t q u o t ie n s t e / R o - c h a r su s sá tira s
13 m a tu o r e fi c i p r o p e r a n t e m r e ­
d d e t A q u i n o , 319) ya que
U m b ric io d e se a ir a e s c u c h a r
su s s á tira s (S a tu raru m eg o . . .
a u d it o r u en ia m . . . m a g n o s ,
3 2 1 -3 2 2 )

1 24
3 .2 .2 . I d e a c e n tr a l

H e e x tr a c ta d o lo s s ig u ie n te s c o n te n id o s p a rc ia le s e n q u e se h a
id o s e g m e n ta n d o la id e a c e n tr a l o n u c le a r d e la T e r c e r a sá tira :

1. D e c is ió n d e U m b ric io d e a b a n d o n a r R o m a (= ciu -
d a d ) y r e tir a rs e a v ivir a C u m a s (= c a m p o ) CA U SA
2. P r o f a n a c ió n d e lo s lu g a re s s a n to s y v io la c ió n d e la
n a tu r a le z a CA U SA
3. D e c is ió n d e U m b ric io d e a b a n d o n a r la u r b e y e x ­
p o s ic ió n d e las c a u s a s d e e ste a b a n d o n o CA U SA
4. A u to c o n f e s ió n d e U m b ric io : su in c a p a c id a d p a r a
v ivir e n la c iu d a d (= R o m a ) p o r q u e n o sa b e p r a c t i ­
c a r el v ic io CA U SA
5. C a u sa p r in c ip a l d e su h u id a : n o p u e d e s o p o r t a r
u n a R o m a g rieg a CA U SA
6. I n u tilid a d d e lo s se rv ic io s p r e s t a d o s p o r U m b ric io
y e n u m e r a c ió n d e la s c a u sa s d e la c o r r u p c ió n r o ­
m ana CAU SA
7. D e sv e n ta ja s to ta le s p a r a el p o b r e ;,v e n ta ja s p a r a el
ric o CAU SAS
8. S e g u rid a d d e la v id a e n el c a m p o ; in s e g u rid a d e n la
c iu d a d ; s ie m p re la p é r d id a p a r a el p o b r e ; la g a n a n ­
c ia p a r a el r ic o CA U SA S
9. V e n ta ja s d e la v id a e n el c a m p o ; in c o n v e n ie n te s e n
l a c iu d a d CA U SA S
10. D ific u lta d e s d e la v id a p a r a el p o b r e ; fa c ilid a d e s
p a r a el r ic o CA U SA S
11. H u m illa c ió n d e lo s p o b r e s y o s t e n ta c i ó n d e lo s r i ­
c o s e n la d is tr ib u c ió n d e la e s p ó r tu la ; sa c rific io d e
lo s e sc la v o s; p e lig ro s d e l t r a n s p o r te u r b a n o y a c c i­
d e n te s d e t r á n s ito p a r a el p o b r e p e a t ó n CA U SA S
12. P e lig ro s n o c tu r n o s e n R o m a : la n z a m ie n to d e o b je ­
to s , v a c ia m ie n to d e in m u n d ic ia s , a ta q u e s d e b o r r a ­
c h o s , la d r o n e s y b a n d id o s CA U SA S
13. D e s p e d id a y ru e g o d e U m b ric io : re g re s a r a A q u in o
p a r a o í r la s s á tira s d e J u v e n a l M O T IV O

ID E A C E N T R A L : A b a n d o n o p o r p a r te d e U m b ric io d e la c iu d a d
(= R o m a ) p a r a d irig irse a C u m as (= el c a m p o , l a p ro v in c ia ) y m a n if e s ­
t a c i ó n d e las c a u s a s q u e lo o b lig a n a t o m a r e s t a d e c is ió n y ju s tif ic a n
su h u id a .

125
E n s u m a : b a jo su a p a r e n te d isg re g a c ió n , la T e r c e r a sá tira d e J u v e ­

n a l in te g r a u n a id e a t o ta l m e n t e c o h e r e n te . L as d ig re s io n e s , a r g u m e n ­
ta c io n e s y e v o c a c io n e s a c e rc a d e lo s d if e r e n te s tó p ic o s s o n m o tiv a d a s
p o r la f u e rz a d e la c o n v ic c ió n d e la id e a c e n tr a l. C ab e o b s e rv a r, sin
e m b a rg o , q u e si b ie n t o d a la T e r c e r a sá tira g ira a lr e d e d o r d e la id e a
n u c le a r q u e c o n f ie r e u n i d a d a l a c o m p o s ic ió n , d e sd e el p u n t o d e v is­
t a f o r m a l e s ta u n i d a d es d is c u tib le : el t e x t o es a b ig a rra d o ; el h ilo d e
la n a r ra c ió n p o é ti c a se c o r ta s ie m p re q u e o t r o p e n s a m ie n to b rilla
e n la m e n te d e J u v e n a l, q u ie n g u s ta d e tr a e r a c o la c ió n o tr o s c o n te n i ­
d o s : e je m p lific a c io n e s , a lu s io n e s , s e n te n c ia s , e tc é t e r a (alias. . . cau sas,
3 1 5 ) . A p e s a r d e las d ig re s io n e s, q u e d a b ie n p e r f ila d o e l p r o p ó s i t o d e
U m b ric io -J u v e n a l: la im p o s ib ilid a d p a r a u n r o m a n o h o n e s t o d e v ivir
e n la R o m a c o r r u p t a , y la a u to ju s tif ic a c ió n q u e m o tiv a su p a r t i d a d e
R o m a ; p a r a e llo a rg u m e n ta , e x p o n e , e x p lic a la s c a u sa s q u e lo o b lig a ­
r o n a t o m a r e sa d e c isió n .
E l t e m a l o h e m o s e x tr a c t a d o d e la r e c u r r e n c ia d e s ig n ific a c io n e s
p a rc ia le s q u e se c u m p le n e n el m e n s a je . L a e s t r u c t u r a s in tá c tic o -
s e m á n tic a n o s h a lle v a d o a la i n te r p r e t a c i ó n d e l t e x t o b a s a d a e n d a to s
o b je tiv o s y lin g ü ís tic o s .

3 .3 . R e f e r e n c ia c o n t e x t u a l

3 .3 .1 . C o n t e x t o

L a p a la b r a “ c o n t e x t o ” h a s id o f r e c u e n te m e n t e e m p le a d a ; sin e m ­
b a rg o , n o se h a p r e c is a d o c o n e x a c ti t u d e n q u é c o n s is te y c u á l es su
p a p e l e n el p r o c e s o d e l le n g u a je . G a r c ía B e r r ío d ic e q u e es p re c is o e s ­
t a b le c e r u n a se rie d e d is tin c io n e s e n e l s e n o d e l a c a te g o r ía c o n t e x ­
t o .4 R e p r o d u c e la s d e fin ic io n e s d e P e to f i:

a) El término contexto puede interpretarse en su sentido más extenso


como el contexto extralingüístico de una lengua natural, es decir, el
cuadro socio-físico en el cual la lengua natural en cuestión es utilizada.
b) El término contexto puede interpretarse, además, como el contexto de
comunicación extralingüistíco de una expresión verbal.
c) En el sentido más restringido de la palabra, se puede interpretar el tér­
mino contexto como el contexto verbal de una expresión verbal.

4 García Berrío A. y Vera Luján, A., Fundamentos de teoría lingüística,


Madrid, Alberto Corazón editor, 1977, p. 210 (Comunicación, 59).

126
E l a u to r c it a d o a ñ a d e : “ A e s te t ip o d e c o n s id e r a c io n e s c o n t e x t ú a ­
les d e ín d o le e x te n s io n a l, v ita l, q u e e x c e d e n de lo s lím ite s fís ic o s
c a p ta b le s d e la r e a lid a d lin g ü ís tic a d e l t e x t o p r o d u c id o , h a b la d o o
e s c rito , se le s h a e s p e c ia liz a d o c o m o c o n t e x t ú a le s . ”s
P a ra C o se riu “ c o n s titu y e c o n t e x t o d e l h a b la r t o d a la r e a lid a d q u e
r o d e a u n sig n o , u n a c to v e rb a l o u n d is c u rs o c o m o p r e s e n c ia f ís ic a ,
c o m o s a b e r d e lo s i n te r l o c u t o r e s y c o m o a c tiv id a d ” .6 C o n tin ú a : “El
c o n t e x t o e x tr a v e r b a l e s tá c o n s titu id o p o r t o d a s las c ir c u n s ta n c ia s n o
lin g ü ís tic a s q u e se p e r c ib e n d ir e c ta m e n te o s o n c o n o c id a s p o r lo s h a ­
b l a n t e s .” 7
L a p a la b r a só lo d e s c u b re su v e rd a d e ro s e n tid o e n e l c o n te x t o y a
q u e la s p a la b ra s s o n p o lis é m ic a s . E l c o n t e x t o es e l c o n ju n to del
t e x t o q u e r o d e a a u n a fra s e c ita d a y d e la c u a l d e p e n d e el v e rd a d e ro
s e n tid o d e é s te . E s e v id e n te q u e e l c o n t e x t o in d iv id u a liz a el s e n tid o
d e l t e x t o y re a lz a su re lie v e . T o d o h e c h o d e l le n g u a je d e b e s e r i n te r ­
p r e ta d o a la lu z d e l c o n te x t o . E l m e n s a je s e o r g a n iz a e n c o n ju n to s
c o m u n ic a tiv o s a b ie r to s a l a p o s ib ilid a d d e in te r p r e t a c i ó n ; e l c o n te x t o
fu e c re a d o c o n u n a i n te n c ió n y u n f in d e te r m in a d o s , lo s c u a le s se o r­
g a n iz a n d e n tr o d e l s is te m a e x p re s iv o q u e tr a n s m ite e l s e n tid o .
P a r a la c a b a l c o m p r e n s ió n d e la T e r c e r a sá tir a d e J u v e n a l es p r e c i­
s o p r o c e d e r a la in d a g a c ió n c o n te x t u a l q u e p e r m ite re c re a r e l a m ­
b i e n t e h is tó ric o -s o c ia l y p o r e s te m e d io s in to n iz a r c o n la v id a r e a l de
la é p o c a a la q u e se r e fie r e J u v e n a l y q u e c o n s t it u y e el m a te r ia l p r i ­
m a r io d e la o b r a .8 E l c o n te x t o d a r á l a p o s ib ilid a d d e fija r el s e n tid o
v e rd a d e r o d e l t e x t o . A h o r a b ie n la s re c u r r e n c ia s p a rc ia le s d e lo s c o n ­
t e x t o s ilu m in a rá n e l c o n t e x t o g e n e ra l. E l a n á lisis s e ñ a la los s ig u ie n te s
tó p ic o s c o n te x tú a le s : e l e s p a c io , e l ti'e m p o , l o so c ia l, l o h is tó r ic o , lo
l it e r a r i o , lo filo s ó fic o , lo m ito ló g ic o y l o re lig io so . E n la s e c u e n c ia
d el p o e m a , e s to s c o n te x t o s se c a r a c te riz a n p o r su in te r f e r e n c ia c o n ­
t in u a , su m o v ilid a d y su d in a m is m o d e n tr o d e l h ilo n a rra tiv o d e l dis­
c u rs o s p o é tic o :

5 ibid., p. 209.
6 Teoría del lenguaje y lingüística general, Madrid, Gredos, 1978, p. 313.
η Ibid., p. 315s.
8 Previamente al análisis del poema, el alumno deberá conocer el entorno
del mundo clásico al que hace referencia el poema; es decir, el contexto filo-
lógisa del texto, objeto de estudio.

127
Ί . E sp a c ia l
-2. T e m p o ra l
■3. Social
4 . H is tó r ic o
CONTEXTO ■5. L ite r a rio
•6. F ilo s ó fic o
■7. M ito ló g ic o
'8 . R e lig io so

3 .3 .1 .1 . Espacial

E l e s p a c io a lu d e a lu g a re s g e o g rá fic o s p r e c is o s . E n p r i m e r lu g a r,
R o m a . S in e m b a rg o , la p r im e r a vez q u e la n o m b r a el p o e ta , u s a si­
n é c d o q u e d e l a p a r te p o r e l t o d o . J u v e n a l h a b la d e Suburra, e l b a r rio
p o p u l o s o d e R o m a , lu g a r d e tr á f ic o , la d r o n e s y p r o s t i tu t a s (Suburae,
5 ). C o m o es d e e s p e ra rs e e n u n a c o m p o s ic ió n d e t ip o s a t ír i c o , só lo
in c id e n ta lm e n te se d e s ta c a la v isió n m o n u m e n ta l y e s té tic a d e la
R o m a d e lo s c é s a re s; (marmora donet, 2 1 5 y m agna.. . domus, 2 1 2 )
c o m o u n m e d io d e c o n tr a s t e q u e d e s ta c a m á s l a R o m a m ís e r a , p u n t o
d e c o n f lu e n c ia d e c a la m id a d e s y t o d a s u e r te d e m a le s . L a Tercera sá­
tira c it a e s c u e ta m e n te el e s p a c io g e o g rá fic o e n el lo c a tiv o Romae:
Quid R om ae Faciam?, 4 1 ; Da testem Romae, 1 3 7 ; Sed Rom ae du­
rior, 1 6 5 ; Omnia R om ae / cum pretio, 1 8 3 . R o m a es la c a p ita l q u e
a g o ta a lo s r o m a n o s (Roma. . . re d d et Aquino, 3 1 8 - 3 1 9 ) . C u a n d o e l
p o e t a u s a l a p a la b r a u r b e e n v e z d e l s u s ta n tiv o R o m a , e l p a n o r a m a es
i g u a lm e n te d e s a le n ta d o r . L a c iu d a d e s e l lu g a r d o n d e n o h a y s itio
p a r a el tr a b a jo h o n e s to (nullus in Urbe locus, 2 2 ) ; s e d e d e b ie n e s ta r
y d e s c a n s o s o la m e n te p a r a lo s ric o s (magnis opibus dorm itur in Urbe,
2 3 5 ) . J u v e n a l y a n o c o n te m p la su c iu d a d , R o m a lib re , s in o o t r a s e r ­
vil y e x tr a n je r a (graecam urbem, 6 1 ) . C u a n d o e l p o e t a se re fie r e a
d e te r m in a d o s p a ra je s d e l a c iu d a d , se e x p r e s a t a m b i é n e n t o n o p e y o ­
r a tiv o . P o r e je m p lo , si c it a a C apena, p u e r t a d e sa lid a a la Vía A pia
q u e c o n d u c e a C u m a s , C a p u a y N á p o le s , s o b re la c u a l p a s a b a u n
a c u e d u c to , el p o e t a h a b la r á —n o d e la b e lle z a d e l p a is a je n i d e la g lo ­
r ia d e la s e d if ic a c io n e s a n tig u a s — s in o d e lo s a r c o s v iejo s y la h u m e ­
d a d (ad ueteres arcus madidamque Capenam, 1 1 ). R o m a es e l im á n
d e la s a flu e n c ia s e x tr a n je r a s y a tr a c c ió n d e lo s a d v e n e d iz o s sin r u m ­
b ó , c a m in a n te s al a z a r; a s í el g rie g o lle g a a R o m a a r ra s tr a d o p o r el
m is m o v ie n to q u e d e s p la z a la s c iru e la s y lo s h ig o s (aduectus Roman
quo pruna e t cottona viento?, 8 3 ) . L o s h e le n o s q u e d e ja r o n s u p a tr i a

128
(“ Grecia) ayer, se encam inan h oy orgullosos hacia el Esquilm o o a la
colonia que to m a su nom bre del m im bre (Esquilias dic tum que p e ­
tu n t a uimine collem, 7 1 ).
L a n a tu r a le z a d e la c a m p iñ a r o m a n a se c it a e s c u e ta m e n te y n o se
d a r e a lc e a lg u n o a su b e lle z a . E n C a p e n a , la p r e s e n c ia d e u n a f u e n te
(frontis, 1 3 ), á r b o le s (arbor, 1 6 ) y se lv a (silua, 1 6 ); e n E g e ria , e l v alle
(uallem , 17) y la s c u e v a s (speluncas, 17 ). E l r í o T ib e r (Tiberim,
6 2 ) es e l d e sa g ü e n a tu r a l d e l r í o sirio O r o n te s , el c u a l m e t a f ó r i c a ­
m e n t e a r r a s tr a b a h a d a R o m a t o d a l a c u lt u r a h e le n ís tic a . L a u r b a n i ­
z a c ió n d e R o m a se p e r fila h a c ia a rrib a , v e rtic a l, e s p a c io s d e a lto s
te c h o s (tectis sublimibus, 2 6 9 ) y e d if ic a c io n e s (delubra, 1 3 ).
S o la m e n te c u a n d o se re fie r e a u n tie m p o p a s a d o , e l d e su i n f a n ­
c ia , U m b ric io se s ie n te o rg u llo s o d e s u c iu d a d n a ta l y d e su c ie lo q u e
c u b r e e l m o n te A v e n tin o (hausit A u en tin i baca nutrita Sabina, 8 5 ) .
L a R o m a fe liz es la d e l p a s a d o , a q u e lla e n q u e u n a s o la c á rc e l b a s t a ­
b a p a r a t o d a l a c iu d a d (uno contentam carcere Róm am, 3 1 4 ).
A l s u e lo n a c io n a l se a lu d e e n u n a o c a s ió n c o n el a d je tiv o d e g r a n ­
d e z a : magno (Pars magna Italiae est, 1 7 1 ).
L a g e o g ra fía p e r te n e c i e n t e a I ta lia , p e r o f u e r a d e la c a p ita l, R o m a ,
es a p a c ib le y l le n a d e b ie n e s ta r p a r a su s m o r a d o r e s , locus amoenus.
L as c iu d a d e s d e l a p ro v in c ia n o p a d e c e n d e r ru m b e s . E n e l L a c io , Pre-
n e s te (P a le s trin a ) y T íb U r (T ív o li). E n E tr u r ia , V o isin e (B o lse n a ). E n ­
tr e R o m a y P r e n e s te , G a b ie s (C a s tig lio n e ). “ Q u ié n t e m e o h a t e m i d o
u n d e r r u m b e e n la h e la d a P r e n e s te o e n V o lsin ia . . . o e n la r ú s tic a
G a b ia s o e n la e m p in a d a c iu d a d e la d e T í b u r ” , ( w . 1 9 0 -1 9 2 ), (Quis
tim et au t tim uit gelida Praeneste ruinam, ibid.). E n e l p la n o so c ia l,
la s tr e s p e q u e ñ a s c iu d a d e s d e l L a c io , S o ra , F a b r a te r ia y F ru s in o , pro·,
p o r c io n a n ó p tim a s v iv ie n d a s p o r l a m is m a c a n t i d a d d e d in e ro c o n la
c u a l se c o n s ig u e n e n R o m a tu g u r io s (optim a Sorae/ au t Fabrateriae
dom us aut Frusinone paratur/ quanti nunc tenebras unum conducis
in annum, 2 2 3 -2 2 5 ). A q u in o ( 3 1 9 ) , c iu d a d d e lo s A b r a z o s e n l a I t a ­
lia m e r id io n a l, s e rá el r e m a n s o q u e r e c o n f o r t a r á al, a g o ta d o c iu d a d a ­
n o q u e lle g a a R o m a , A s im is m o , p a r a je s d e lic io s o s p a r a r e tir a r s e en
s o le d a d : l a d e s p o b la d a C u m a s , p e q u e ñ a c iu d a d d e C a m p a n ia , f u n d a ­
d a p o r lo s g rie g o s e n el siglo V I I I a .C ., s itu a d a e n e l n o r t e d e l g o lfo
d e N á p o le s , se d e d e l o r á c u lo m á s i m p o r t a n te d e l m u n d o la t i n o
(sedere figere Cumis, 2) y la p u e r t a d e B a y a s, fa m o s o b a ln e a r io d el
g o lfo d e N á p o le s (lanua Baiarum est e t gratum litus amoeni, 2 y 4 ).
E l p a ís d e lo s M a rso s e n e l c u a l n o e r a d e s h o n r o s o c o m e r e n v a jilla
d e b a r r o , s itu a d o e n la z o n a u l te r i o r d e lo s A b r a z o s (ad Marsos, 169).

129
E l lu g a r m ito ló g ic o s ím b o lo d e la fe lic id a d q u e se d e se a e n c o n t r a r
(ubi Daedalus, 2 5 ) . L a p r o m e s a d e la fe lic id a d c a m p e s tr e , tó p ic o d e
la s d e lic ia s d e la v id a d e l c a m p o , a le ja d o d e la c iu d a d , d o n d e se p u e ­
d e d is f r u ta r d e u n h u e r t o (Hortulus, 2 2 6 ; horti, 2 2 8 y u n p o z o c u y a
a g u a se d e r r a m a c o n f a c ilid a d s o b re la s p la n ta s (puteus, 2 2 6 ) . L a n a ­
tu r a le z a f u e r a d e R o m a s o la m e n te se t r a n s f o rm a e n p e s tile n te si
tie n e a lg u n a r e la c ió n c o n R o m a . A s í la s p e s t íf e r a s e m a n a c io n e s d e
la s c ié n a g a s d e l s u r d e l L a c io , q u e lle g a b a n h a s t a la u r b e (Pomptina,
3 0 7 ) y e l b o s q u e d e p in o s a l o la rg o d e la c o s ta d e C a m p a n ia , re fu g io
d e b a n d o le r o s .

3 .3 .1 .2 . Temporal

L a Tercera Sátira d e J u v e n a l c o n ju g a d o s te m p o r a lid a d e s : u n p r e ­


s e n te d o lo r o s o ( tie m p o r e a l d e la s á tira ) y a lg u n a s b re v e s e v o c a c io n e s
h a c ia o tr o s tie m p o s m á s v e n tu r o s o s , u n p a s a d o o u n f u t u r o fe lic e s
(tie m p o im a g in a d o ).
E l a d v e r b io “ a h o r a ” (nunc) p o n e d e re lie v e e l tie m p o d e s g ra c ia d o ,
la p r o f a n a c ió n d e la f u e n te d e l b o s q u e y e l s a n tu a r io sa g ra d o s p o r la
p r e s e n c ia d e lo s j u d í o s (nunc sacri fontis. . . locantur/ ludaeis,
1 3 -1 4 ). E n el t ie m p o al c u a l se re fie r e U m b r ic io , e n R o m a se e s tim a ­
b a n s ó lo lo s c ó m p lic e s (Quis nunc diligitur nisi conscius, 4 9 ) ; é p o c a
e n la c u a l la c iu d a d e ra p r e f e r i d a p o r lo s ric o s (Quae nunc diuitibus
gens acceptissima nostris, 5 8 ). C o n u n c o r te e n e l t ie m p o p r e s e n te ,
U m b r ic io e x h o r ta a J u v e n a l a q u e c o n s id e re lo s m a le s a c tu a le s d e
R o m a (Respice nunc alia ac diuersa pericula noctis, 2 6 8 ) . E l p r e s e n te
(nunc) se r e f u e r z a c o n o t r o a d v e rb io te m p o r a l (cum): a h o r a lo s g rie ­
go s d a n e s p e c tá c u lo s y c u a n d o e l p u e b lo lo o r d e n a m a t a n p a r a g r a n ­
je a rs e p o p u l a r i d a d (nunc edunt. . . uulgusj cum iubet, occidunt p o ­
pulariter, 3 6 -3 7 ).
L a d u r a r e a lid a d d e l a h o r a c o n tr a s t a c o n la d e lo s tie m p o s a n t i ­
g u o s re v iv id o s p o r l a e v o c a c ió n n o s tá lg ic a d e o t r a R o m a , y lla m a f e ­
lic e s a lo s siglos q u e v ie ro n o tr o s tie m p o s (felicia dicas/ saecula/,
3 1 3 ) , s u b r a y a d o c o n e l p o l í p o t e q u e c a lific a d e fe lic e s lo s a n te p a s a ­
d o s d e n u e s tr o s a b u e lo s (Felices proauorum atauos, 3 1 2 ) , a q u e llo s
q u e v ie r o n o t r o t ie m p o (uiderunt uno, 3 1 4 ) . C u a n d o U m b r ic io v u e l­
v e la m ir a d a a l p a s a d o , é s te es u n a s itu a c ió n v e n tu r o s a y s u b lim e , p o r
e je m p lo , l a é p o c a á u r e a c u a n d o e l r e y N u m a a c u d í a a su s c ita s c o n la
n i n f a E g e ria ; e l p o e t a h a b r á d e s e ñ a la rlo f o r m a lm e n te c o n el a d v e r­
b i o d e lu g a r a q u x -d o n d e e l c u a l c o n ti e n e u n i m p l í c i t o “ a llí- c u a n d o ”

130
(Hic, ubi, . . con stituebat amicae, 1 2 ) . L a i m p o r t a n d a d e l d i s c u r s o

d e l a m ig o , las s u b r a y a U m b ric io c o n u n t ie m p o v e rb a l p a s a d o : dixit


(Hic tune Umbricius, 2 1 ) . S in e m b a r g o , c u a n d o U m b ric io se re fie re
a lo s g rieg o s, su d e s p re c io lo e x tie n d e h a c ia el p a s a d o , a fir m a c ió n
q u e m a n if ie s ta q u e e n to d o t ie m p o f u e r o n d e sp re c ia b le s . E ra n t o c a ­
d o re s d e c u e r n o , e tc é t e r a (Quondam hi cornicies, 3 4 ) . E l f u t u r o a d ­

m ite la p o s ib ilid a d d e u n t ie m p o d ic h o s o ; U m b ric io m u e s tr a su d e s e o

d e r e u n irs e c o n J u v e n a l e n A q u in o p o r q u e q u ie r e e s c u c h a r su s s á tira s
(ueniat, 3 2 2 ) . Y n o u n a v e z , sin o m u c h a s v e ce s (quotiens te, 3 1 8 ) ; e n

to d a s las o c a s io n e s q u e R o m a te d e v u e lv a a t u A q u in o , es d e c ir,
s ie m p re q u e n e c e s ite s r e c u p e r a r la s a lu d p e r d id a e n R o m a . L a c o e x is ­
te n c ia d e d o s te m p o r a lid a d e s , el p o e t a lo e x p r e s a c o n l a r e ite r a c ió n
a n a f ó r ic a (dum): “ m ie n tr a s q u e m is c a n a s s o n n u e v a s , m ie n tr a s q u e
m i v e je z es r e c ie n te y e rg u id a , m ie n tr a s le q u e d e a lg o p o r h ila r a L a -

q u e s is ” (Dum noua canities, dum prim a e t recta senectus/ dum su­


p erest Lachesi, 2 7 ).

3 .3 .1 .3 . Social

E l e n f o q u e so c ia l d e l a s á tir a es d e s o la d o r e n sus m u ltip le s a s p e c ­


to s : la p o b r e z a d e lo s h u m ild e s f r e n t e a la r iq u e z a d e la s clases p r iv i­
le g ia d a s, la e s c la v itu d , l a p r o s t i tu c i ó n , la v io le n c ia , e tc é te r a ; t o d a s las
c o s tu m b r e s . R o m a es u n h e r v id e ro d e m is e ria s y p e lig ro s.

Β.^Λ.ΆΛ. Pobreza-riqueza

L a Tercera sátira d e s c rib e lo s i n c o n v e n ie n te s d e l a e s tre c h e z e c o ­


n ó m ic a , el m e n o s p re c io g e n e ra l p a r a e l h o m b r e sin f o r t u n a y lo s i n ­
c o n ta b le s tr a b a jo s y p e n u r ia s q u e s u f r í a e l r o m a n o p o b r e . J u v e n a l
h a c e r e fe r e n c ia a d e ta lle s c o n c r e to s . P o r e je m p lo , las tr e s p ie z a s d e la
in d u m e n t a r i a r o m a n a —l a c a p a , la to g a y e l c a lz a d o — q u e h a b r á dé
p r e s e n ta r v iejo s y r o t o s c u a l c o r re s p o n d e a lo s m ís e ro s c lie n te s q u e
c a r e c e n d e b ie n e s e c o n ó m ic o s . E l p o b r e lle v a u n a to g a m a ltr a ta d a
(si toga sordidula est, 1 4 9 ), la c a p a s u c ia y r a í d a (si foeda e t scissa
lacerna, 1 4 8 ), e l z a p a to r o t o q u e m u e s tr a e l c u e r o a r ra n c a d o o e l lin o
r e c ie n te c o n el c u a l fu e r e m e n d a d o (et rupta calceus a lta /p elle p a tit,
uel si consuto uulnere crassum/ atque recens linum ostendit non una
cicatrix?, 1 4 9 -1 5 1 ). L a p o b r e z a d e u n h o m b r e h o n r a d o e s e n R o m a
m o tiv o d e r id íc u l o e in d ic io d e in f e r io r id a d so c ia l. “ N a d a tie n e m á s
d u r o e n s í m is m o la in f e liz p o b r e z a q u e h a c e r r id íc u lo s a lo s faora-

131
b r e s ” —e x c la m a J u v e n a l — (Nil habet infelix paupertas durius in se, /

quam quod ridiculos homines facit, 1 5 2 - 1 5 3 ). E l c o n tr a s t e q u e h a c e


to d a v í a m á s d o lo ro s a la p o b r e z a es la riqueza y opulencia de lo s ric o s
y e l l u jo d e su s v id as. L o s p o s e e d o re s d e b ie n e s d e f o r t u n a s ie m p re
g a n a n —c o m o A s tú r ic o y P e rs io — p o r q u e a u n q u e p ie r d a n r e c u p e r a ­
r á n p r o n t o lo p e r d id o o q u iz á m á s to d a v ía . (E n R o m a h a y u n a le y
p a r a e l p o b r e y o t r a p a r a el r ic o .) L o s p o d e r o s o s se p u e d e n p e r m i t ir
to d a s la s lib e r ta d e s , p o r e je m p lo , h a s t a la a c e p ta c ió n d e u n a R o m a
g rieg a si e s to h a la g a su a fá n d e r e f in a m ie n to t a n t o e n e l t e a t r o c o m o
e n e l g im n a sio (diuitibus. . . nostris, 5 8 ); p u e d e n e n v ia r al a m ig o e n
d e sg ra c ia g ra n d e s d o n a tiv o s y h a s t a o b ra s d e a r te , v ia ja n e n lite r a s li­
b u r n a s y p o r la n o c h e v a n a c o m p a ñ a d o s p o r u n g ra n s é q u ito d e sir­
v ie n te s q u e lo s d e f ie n d e n , y c ria d o s q u e lo s a lu m b r a n c o n a n to r c h a s
y lá m p a ra s d e b r o n c e (et com itum longissimus ordo, / m ultum prae­

terea flammarum e t aenes lampas, 2 8 5 ) . E l b ie n lo h a c e n c o n o s t e n ­


t a c ió n ; ¿ N o ves c o n c u á n t o h u m o se f e s te ja la e s p ó r tu la ? (Nonne
uides quanto celebretur sportula fum o?, 2 4 9 ) ; lo s ric o s d is t r ib u í a n a
su s c lie n te s la s lla m a d a s r a c io n e s ( e s p ó r tu la sig n ific a b a c e s tilla d e
p r o v is io n e s ). M u c h o s d e lo s v iejo s c lie n te s r o m a n o s v iv ía n d e l a e s­
p ó r t u la , ú n ic o m e d io d e a te n d e r la s n e c e s id a d e s p rim a r ia s de la v id a ,
ú n ic o re c u rs o d e s u b s is te n c ia . L a e s p ó r tu la e s ta b a s u je ta a f l u c t u a ­
c io n e s . E n tie m p o s d e N e ró n la e s p ó r t u la a d q u ir ió e l c a r á c te r d e u n a
d ia ria lim o s n a , s u m a e q u iv a le n te a la q u e s o lía d a rse a u n e sc la v o
c o m o p r o p in a .
E x is tía n ta m b ié n lo s p s e u d o r ic o s , y a q u e e n R o m a el a fá n d e lu jo
s u p e r a b a lo s re c u rs o s ; la a p a r ie n c ia e r a u n v ic io g e n e ra l y p a r a s o s te ­
n e r la h a s ta se r o b a b a ; (Hic ultra uires habitus nitor, hic aliquid p lu s,/
quarrí satis est, interdum aliena sum itur arca./ Commune id uitium
est, hic uiuimus am bitiosa/pau pertate omnes, 1 8 0 - 1 8 3 ).

3 .3 .1 .3 .2 . Corrupción

L a d e s h o n e s tid a d e r a u n v icio g e n e ra l; y a n o se p r a c tic a b a n las


a r te s h o n e s ta s (artibus. . . honestis, 2 1 ). L a se rie d e n e g a c io n e s p o r
p a r te d e U m b ric io , r e a f ir m a n su m o r a lid a d ; e n r e a lid a d s o n a f ir m a ­
c io n e s q u e p o n e n e n e v id e n c ia la c o r r u p c ió n r e in a n te , d e la c u a l h a b r á
d e lib e ra r s e U m b ric io si se a le ja d e R o m a . A h o r a b ie n , si e l p o e ta
h u y e f ís ic a m e n te , e n su e x p r e s ió n lin g ü ís tic a h u y e t a m b i é n , -y a q u e
u s a la m á s c a ra d e la n e g a c ió n p a r a a f ir m a r la v e rd a d :

132
— ignoro m entir (m e n tir i n e s c io , — no sé m entir, luego “digo
4 1 ), s ie m p re la verdad”
— no puedo a l a b a r n i p e d ir u n — n o se a d u la r , lu e g o “ s o y siem -
l ib r o m a lo (nequeo laudare e t s ie m p re s i n c e r o ”
poscere, 4 2 )
— ignoro el m ovim iento de lo s — n o p r a c tic o la a s tr o lo g ia , lu e ­
a s tr o s (m otus/astrorum igno­ go “ vivo lib r e de s u p e r c h e ­
ro, 4 2 -4 3 ) ría s ”
— no p u edo vaticinar, ni quiero — “ n o m e d e d ic o al a r t e d e la
ni puedo (funus prom ittere a d iv in a c ió n ”
patris / nec uolo nec possum ,
4 3 -4 4 )
— n o he exam inado las visceras — “ n o b u s c o re m e d io s m á g ic o s ”
de las ranas (ranarum uiscera
numquam / inspexi, 4 4 - 4 5 )
— n o ayudaré a los ladrones (me — “ r e s p e ta r é la p r o p i e d a d a je n a ”
n em o m inistro/fu r erit, 46-47)
— n o llevaré a las casadas obse­ — “ o t r o s s o n lo s q u e s a b e n lle ­
quios y regalos de los adúlte­ v a r r e c a d o s d e lo s a d ú lte ro s ;
ros (ferre ad nuptam quae y o n o lo h a r é ”
m ittit adulter, 4 5 - 4 6 ) otros
son los que saben hacerlo (no­
ru t alii, 4 6 )
— no acom paño a n ingún gober­ — “ n o a d u lo ”
nador (atque ideo nulli com es
exeo, 4 7 )

O tro s v ic io s c o m o la e b r ie d a d (E b riu s 2 7 8 ) y la v io le n c ia e n las


riñ a s c a lle je ra s (rix a e, 2 8 8 ) . L a a d u la c ió n c o n s t it u y ó e l v icio n a c io n a l
d é lo s r o m a n o s ; la p r o p i a d e m a g o g ia u s a d a t a n f r e c u e n te m e n te c o m o
a r m a p o l ít i c a in c ita b a a l a p le b e a la s m a n if e s ta c io n e s de e s te tip o .
E n R o m a lo s p o d e r o s o s , t a n t o lo s c iu d a d a n o s h o n e s to s c o m o los
d e s h o n e s to s , r e c ib ía n e s te t ip o d e h o m e n a je s . L o s a d u la d o r e s p r o f e ­
sio n a le s m e d r a b a n p in g ü e s g a n a n c ia s e n p e r ju ic io d e lo s c iu d a d a n o s
y p o b r e s (H a ec e a d e m l ic e t e t n o b i s la u d a r e , 9 2 ) . L as delaciones e ra n
f re c u e n te s . S o la m e n te el c ó m p lic e lo g r a b a se r c o n s id e r a d o p o r los
g ra n d e s s e ñ o re s y a u to r id a d e s . L o s ro m a n o s r e c ib ía n v a lio so s re g alo s
n o s ó lo p o r u n a c o o p e r a c ió n c rim in a l s in o ta m b ié n p o r e l sile n c io
e n c u b r id o r , p o r q u e e n R o m a c a lla r e r a t a n im p o r t a n te c o m o d e la ta r.
(G abe h a c e r - n o ta r q u e e x is tía l a a v e rs ió n p ú b lic a c o n tr a los d e la to -

133
re s ), p e r o a b ie r ta m e n te se e s tim a b a la c o m p lic id a d (Quis nunc diligi­
tur nisi conscius e t cui feruens/ aestuat occultis animus semperque
tacendis ?, 4 9 -5 0 ).
L a p r o s t i tu c i ó n a b s o r b ía la s p a g a s e n te r a s d e lo s t r ib u n o s d e la r e ­
g ió n ; e n las p r o s t i tu t a s se d e s p ilfa rr a b a el d in e r o d e lo s p o d e r o s o s ; el
p o e m a c it a n o m b r e s in s titu c io n a liz a d o s d e p r o s t i tu t a s ta le s c o m o lo s
d e C a lv in a y C a tie n a (alter enim quantum in legione tribuni/ acci­
p iu n t donat Caluinae uel Catienae,/ u t sem el aut iterum super illam
p alpitet; 1 3 2 -1 3 4 ). E s to s p la c e re s se n ie g a n a l p o b r e r o m a n o q u ie n
n o p o d r á a c e rc a rs e a la c o r te s a n a q u e d e se a y a la c u a l c o n te m p la
s e n ta d a e n su a lta silla, c o m o e r a c o s tu m b r e e x h ib irs e la s c o r te s a n a s .
(at tu ,/ cum tibi u estiti facies scorti placet, haeres/ e t dubitas alta
Chionem deducere sella 1 3 4 -1 3 6 ).

3 .3 .1 .3 .3 . Clases sociales

L á Tercera sátira p r e s e n ta el c o n t e x t o d e la s v a ria d a s c la se s s o c ia ­


le s c[ue h a b í a e n R o m a . Quirites; se g ú n la t r a d i c i ó n r o m a n a d e la f u n ­
d a c ió n d e la c iu d a d , lo s ramnes (la tin o s ) y lo s tibios (sa b in o s) se
f u s io n a r o n y a d o p ta r o n el n o m b r e d e quirites; p o s t e r io r m e n t e , e s te
n o m b r e 1s ig n ific a b a el c o n ju n t o d e l p u e b lo r o m a n o . E l p o e m a a lu d e a
lo s q u ir ite s p o b r e s (Agmine fa c to / debuerant olim tenues migrasse
Quirites, 1 6 2 -1 6 3 ) . C a b a lle ro s: c a t e g o r í a so c ia l d e p e n d ie n te d e l d in e ­
r o y a q u e si n o lo p o s e ía n d e ja b a n d e s e rlo (equestri, 1 5 4 ). E d ile s:
lo s m a g is tra d o s r o m a n o s se r o d e a b a n d e u n c o n s e jo d e a se so re s , lo s
e d ile s (Quando in consilio est aedilibus?, 1 6 2 ; summis aedilibus,
1 7 9 ) . T r ib u n o s (1 3 2 ) , p r e to r e s (praetor, 1 2 8 ) . C lie n te s . H o m b re s
h u m ild e s , d e p e n d ie n te s d e lo s ric o s y p o d e r o s o s . E l c lie n te t e n í a q u e
s o p o r t a r p e s a d a s o b lig a c io n e s im p u e s ta s p o r é s to s . E n lo s p r im e r o s
t ie m p o s d e la R e p ú b lic a , e l c lie n te e r a u n s e r v id o r y s e g u id o r le a l d e l
s e ñ o r, c o n f id e n te d e é s te , a q u ie n p r o t e g í a y r e p r e s e n ta b a . E n la é p o ­
c a d e l im p e r io , e l c lie n te es u n a f ig u ra d e c o r a tiv a a q u ie n se p a g a b a
u n a m is e ria y se le t r a t a b a d e s d e ñ o s a m e n te ; lo s c lie n te s d e b ía n r e n ­
d ir p l e i t e s ía a su p a tr ó n , v is ita rle a d ia rio , a c o m p a ñ a r lo al f o r o ; a
v e c e s, se g u irlo d u r a n te t o d o el d í a y f o r m a r s u s é q u ito . L o s c lie n te s
e s ta b a n o b lig a d o s a p a g a r t r i b u t o a lo s e sc la v o s y a u m e n ta r· a s í su
p e c u lio (Praestare tributa clientes/ cogimur e t cultis augere peculia
seruis, 1 8 8 -1 8 9 ). E n el L a c io t e n í a u n p r o f u n d o a rra ig o e s ta i n s t i t u ­
c ió n d e la clientela. J u v e n a l tr a e el e je m p lo d e l p o b r e c lie n te q u e
c o r r e p r e s u r o s o c o n la to g a a c u e s ta s p o r la s p e lig ro sa s c alles d e

134
R o m a , a n s io s o d e s a lu d a r de lo s p r im e r o s a su s e ñ o r (si curet nocte
togatus / currere, 1 2 7 - 1 2 8 ). M ise ra la “ e x is te n c ia p e n o s a de lo s c lie n ­
te s , c o n c r e c ió n m u c h a s v e ce s d e to d o s lo s p o b r e s ” .9 L e n o n e s : g e n t e

d e s p re c ia b le n a c id a e n p r o s t í b u lo s , “ s ié n te n s e a q u í lo s h ijo s d e lo s le ­
n o n e s n a c id o s e n c u a lq u ie r p r o s t í b u l o ” (lenonum pu eri quocumque
ex fornice nati, 1 5 6 ). J u d í o s : e l p o e m a p r e s e n ta a lo s j u d ío s c o n pa­
la b ra s d e sp e c tiv a s e in ju rio s a s ; é s to s e r a n q u ie n e s p r o f a n a b a n lo s
lu g a re s s a n to s d o n d e e je r c ía n la m e n d ic id a d , s ó lo p o s e ía n u n a c e s ta
y h e n o (locantur / Iudaeis, quorum cophinus faenumque supellex,
1 3 -1 4 ). C ab e s e ñ a la r q u e lo s j u d ío s n o e r a n lo s v e rd a d e ro s c u lp a ­
b le s d e la p r o f a n a c ió n d e la f u e n te y el b o s q u e d e A ric ia , lu g a r d o n ­
d e la s m u sa s d ic ta r o n a N u m a la s le y e s q u e f o r ja r o n e l e n g r a n d e c i­
m ie n to d e R o m a , s in o e l a fá n d e lufcro d e lo s e m p e r a d o re s q u e

a c e p ta b a n a lq u ila rlo s s in im p o r ta r le s la s tr a d ic io n e s n a c io n a le s c u a n ­
d o se t r a t a b a d e e n r iq u e c e r s e .10
E sc la v o s. L o s ric o s t e n í a n e sc la v o s (Diuitis. . . seruo, 1 3 1 ); d e b ía n
d e c la r a r e n el c e n s o el n ú m e r o d e e llo s y re s p o n s a b iliz a rs e d e su ali­
m e n ta c ió n (Q uot pascit sernos, 1 4 1 ). L o s r o m a n o s d e s p r e c iá b a n lo s
tr a b a jo s m a n u a le s q u e e n c o m e n d a b a n a lo s e sc la v o s y la p le b e ; los
o fic io s c o m o c u id a r lo s b a ñ o s , lim p ia r las c lo a c a s, tr a b a ja r e n la r e p a ­
ra c ió n d e c a rro s , c alles y p u e n te s , e tc é te r a , lo s c o n s id e ra b a n in n o b le s ,
p r o p io s d e g e n te vil, d e lo s humiliores, in c a p a c e s d e e je rc ita r o tra s
a c tiv id a d e s c o n s id e ra d a s m á s h o n ro s a s . E n e l r e p a r t o d é l a e s p ó r tu la
el tr a b a jo p e s a b a s o b re lo s in fe lic e s e sc la v o s. J u v e n a l al n o m b r a r al
e sc la v illo a d o le s c e n te o a la s o m b r a m ís e r a d e l sie rv o q u e t e n í a q u e
c a rg a r v aso s e n o r m e s y o tr a s c a rg a s q u e p e s a b a n s o b re su c a b e z a
m ie n tr a s n o o lv id a b a la t a r e a d e a v iv a r el fu e g o , q u iz á u s a u n d im in u ­
tiv o q u e re v e la te r n u r a y c o m p a s ió n ( to t res/ inpositas capiti, quas
recto uertice p o rta t/ seruulus infelix e t cursu uentilat ignem,
2 5 2 -2 5 3 ).
EI p o e ta lartza su a ta q u e c o n t r a lo s e x tr a n je r o s y , e n e s p e c i a l ,

c o n tr a lo s grieg o s. D e l v e rso 6 7 h a s ta el 1 2 5 , el a lm a ro m a n a d e J u v e ­
n a l se r e b e la c o n tr a la y a p e r m a n e n te in v a s ió n d e g rieg o s e n R o m a
q u e c o n sus re f in a m ie n to s y v icio sa s e le g a n c ia s s o c a v a b a n la c o n t e x ­
t u r a m o r a l d e l p u e b lo la tin o . E n e l t e x t o se c it a al rú s tic o q u e c a lz a ­
b a s a n d a lia s g rieg a s (trechedipna, 6 7 ) y o s te n ta b a la s in sig n ia s d e las
v ic to ria s a tlé tic a s (niceteria, 6 8 ) y se f r o t a b a el c u e r p o c o n la m e z c la

9 Juvenal, Sátiras, op. cit., p. 87.


10 Las condiciones ínfimas de vida de los judíos es señalada por Juvenal en
la Sexta sátira, 542-547.

135
d e a c e ite y c e ra c o m o lo h a c í a n lo s a tle ta s g rie g o s (ceromatica, 6 8 ).
L o s g rie g o s p e n e tr a b a n e n e l i n te r i o r d e la s c a s a s d e lo s p o d e r o s o s
e n e n tr a ñ a s d e la s m is m a s (uiscera magnarum
p a r a c o n s titu ir s e
domuum , 7 2 ). J u v e n a l c o n s t a t a la s c u a lid a d e s q u e p o s e í a n e s to s
g rie g o s a d v e n e d iz o s y q u e , n a tu r a lm e n te , u tiliz a b a n p a r a s u g a n a n c ia
p e r s o n a l (Ingenium uelox, audacia perdita, serm o/ prom ptus, 7 3 -7 4 );
u n g rie g o h a m b r ie n to , se g ú n el p o e ta , e ra c a p a z d e d o m in a r t o d o s
lo s o fic io s (grammaticus, rhetor, geom etres, pictor, aliptes, / augur,
schoenobates, medicus, magus, 7 6 -7 7 ) y s a b ía h a c e r t o d o (omnia
n o u it/ Graeculus esuriens, 7 7 -7 8 ); a s im is m o r e c o n o c e su g e n io c re a ­
d o r , y a q u e c o n c e d e q u e f u e p re c is a m e n te u n g rie g o e l q u e id e ó v o la r
(qui sum psit pinnas, mediis sed natus A thenis, 8 0 ). L a p r e g u n ta r e t ó ­
ric a a f ir m a q u e e l g rieg o p o s e í a e l p riv ile g io d e e s ta m p a r su se llo
a n te s q u e el r o m a n o c u a n d o f ir m a b a n d o c u m e n to s (Me prior ille/
signabit, 8 1 -8 2 ). U m b ric io e n u m e r a u n a se rie d e h a b ilid a d e s p r o p ia s
d e lo s h e le n o s : e x p e r to s e n a d u la r (adulandi gens prudentissim a
laudat, 8 6 ) , g ra n d e s c o m e d ia n te s (An melior, 9 3 ) , t o d a la n a c ió n es
c o m e d ia n te (natío com oeda est, 1 0 0 ); e n su la s c iv ia t o d o lo a r ra s tr a n
y n o h a y o b s tá c u lo q u e n o a r r o s tr e n n i n a d a q u e se le s e s c o n d a
(Praeterea sanctum nihil est ñeque ab inguine tutum , 1 0 9 ), c r im in a ­
le s (occidit Baream, 1 1 6 ); tr a id o r e s (discipulumque senox, 1 1 7 ),
d e la to re s (delator, 1 1 6 ). L a p é r d id a d e la i n te g r id a d n a c io n a l, es
d e c ir , la d e c a d e n c ia d e R o m a o c u r r e p o r la in v a s ió n d e la s c o r r ie n te s
o rie n ta le s q u e , m e t a f ó r ic a m e n te , J u v e n a l h a c e d e s e m b o c a r e n e l r í o
T i b e r y a r r a s tr a r c o n sig o la le n g u a y la s c o s tu m b r e s , la s a rp a s y lo s
t í m p a n o s e x ó tic o s y la s jó v e n e s e n v ia d a s a p r o s titu ir s e j u n t o al c ir c o ,
y a q u e d e s d e t ie m p o a trá s el r í o sirio O r o n te s , a c u y a s o rilla s se h a lla
A n t i o q u ía , im p o r t a n te c iu d a d d e A s ia m e n o r , v e r tí a su c o r r ie n te e n
R o m a (Iam pridem Syrus in Tiberim defluxit O rontes/ e t linguam e t
cum tibicine chordas/ obliquas nec non gentilia tym pana secum /
u exit e t ad circum iussas prostare puellas./ Ite, quibus grata est picta
lupa barbata m itra:/).n

11 Los extranjeros aportan a la vida de Roma su propia vida y costumbres


que poco a poco minarán las bases de la organización romana y cambiarán su
fisonomía. Juvenal adjudica a las costumbres orientales una nefasta influencia.
En el comienzo de la penetración griega, los romanos se limitaron a cultivar las
musas griegas en secreto mientras se burlaban de ellas en público. Atico fue el
primero en declarar su admiración por las letras y el arte helénicos. Superada
una primera etapa nacionalista los latinos reconocieron y aceptaron cuánto
debían al genio griego en el reino del espíritu.

136
3 .3 .1 .3 .4 . Mille pericula (9)

In n u m e r a b le s p e lig ro s a c e c h a b a n la v id a d e R o m a . A d ia r io o c u ­
r r í a n s in ie s tro s : in c e n d io s ( incendia , 7 ), d e r r u m b e s d e lo s e d ific io s
(lapsus tectorum 7), re c ita c io n e s d e lo s m a lo s p o e ta s (recitantes. . .
poetas, 9 ), a ta q u e s d e b o r r a c h o s q u e p e g a b a n al p o b r e tr a n s e ú n te
q u e re g re s a b a al h o g a r c o n la h u m ild e c a n d e la e n c e n d id a . J u v e n a l
se ñ a la la n e c e s id a d d e l r o m a n o d e h a c e r t e s ta m e n t o a n te s d e sa lir a
la c a lle (intestatus, 2 7 4 ) . O tr o s p r o b le m a s a n g u s tia b a n a lo s p o b re s
d e R o m a : el a lq u ile r d e la s v iv ie n d a s o insulae, c asas d e a lq u ile r c o n s ­
tr u id a s s o b re p la n ta s m u y p e q u e ñ a s e n r e la c ió n c o n la a ltu r a ; e d ifi­
c io s a lto s c o m o c o n s e c u e n c ia d e l a u m e n to d e la p o b la c ió n , q u e
im p u s o la n e c e s id a d d e c o n s t r u ir c asas d e m u c h o s p iso s. J u v e n a l se
b u r la d e e s ta R o m a a é r e a a p u n ta l a d a s o b r e d e lg a d o s p o s tr e s (tenui
tibicine fultam , 1 9 3 ). C o m o re s u lta d o d e la d e n s id a d u r b a n a , se
p r o d u j o la p r o m is c u id a d d e lo s h a b it a n te s , el c o n g e s tio n a m ie n to del
tr á n s ito , las d if ic u lta d e s d e l a b a s te c im ie n to . L as in u n d a c io n e s , el
p u d r im ie n to d e lo s c im ie n to s d e la s c asas c o n s tr u id a s c o n m a d e r a y
b a r ro , l^s d ific u lta d e s d e l d r e n a je ,- a u m e n ta b a n lo c r ít i c o d e l a s itu a ­
c ió n p o p u la r . L a t u r b u le n c i a d e R o m a , la a v a ric ia d e lo s c é s a re s, la
c a r e n c ia d e v ig ila n c ia d i u r n a y n o c t u r n a y la im p u n id a d c o n la cual
lo s b a n d id o s c o m e t ía n f e c h o r ía s e n la c a p ita l d e l im p e r io , c o n tr i b u í a n
al a c r e c e n ta m ie n to d e l a in s e g u r id a d y e l t e m o r d e la s clases m a rg in a ­
d a s d e la c iu d a d .

3 .3 .1 .4 . Histórico

L a s a lu s io n e s a p e rs o n a je s h is tó r ic o s p a r e c e n m e ra s re fe r e n c ia s a
lu g a re s c o m u n e s o q u iz á e n tr a n e n la c o s tu m b r e d e la é p o c a de
h a b la r c ita n d o fig u ra s d e la h is t o r ia r o m a n a . D e lo s re y e s d e R o m a ,
N u m a , el m á s p ia d o s o d e e llo s (Numa, 1 6 ); el e m p e r a d o r C la u d io ,
h ijo d e D ru s o , c u y a p r o p e n s ió n al s u e ñ o d e s p u é s d e las c o m id a s e ra
fam o sa y d a b a o rig e n a in n u m e ra b le s c o m e n ta r io s y a n é c d o t a s

(Druso, 2 3 8 ) . D e o tr o s p o l ít i c o s : V e rre s , c é le b re p ro c ó n s u l d e Sici­


lia , a c u s a d o p o r C ic e ró n q u ie n d e s c rib e su p e r s o n a lid a d e n l a s Ve­
ninas ( Verri qui Verrem, 5 3 ); L u c iu s R o s c iu s O th o n , T r ib u n o d e l

p u e b lo , q u ie n h iz o p r o m u lg a r e n el sig lo I a.C . (6 7 a.C .) la L e x


Roseta theatralis p o r l a c u a l se re s e r v a b a n p a r a lo s e q u ite s lo s c a to r ­
ce e s c a lo n e s m á s p r ó x im o s a la o r q u e s t a d e tr á s d e los s e n a d o re s
(Sic libitum uano, qu i nos distinxit, Othoni, 1 5 9 ); C h e o D o m ic io

137
C o rb u ló n , el fa m o s o g e n e ra l d e l tie m p o d e C la u d io y N e ró n , c é le ­
b r e p o r su g ig a n te s c a e s t a t u r a y su n o m e n o r f u e r z a f ís ic a ( Corbulo,
2 5 1 ) . E l d e la to r f a m o s o e n t ie m p o d e D o m ic ia n o , V a le rio C a tu lo
M e sa lin o (Catulus, 3 0 ) ; o t r o d e la t o r y s e n a d o r m ie m b r o d e l c o n s e jo
d e D o m ic ia n o , V e y e n to n (Veiento, 1 8 5 ).
D e lo s g rieg o s, e l c o n te x t o h a c e r e f e r e n c ia a lo s a q u e o s (Achaei,
6 1 ) , lo s g rie g o s (Graecorum, 1 1 4 ) y lo s s a m o tra c io s (Samothracum,
1 4 4 ).

3 .3 .1 .5 . Literario

J u v e n a l a lu d e e x p lí c it a m e n te al g é n e ro lite r a r io d e l a s á tira y e n
él a b ie r ta m e n te in c lu y e su s c o m p o s ic io n e s . U m b ric io , e l p e r s o n a je
f ic tic io q u e le sirve d e m á s c a ra y m e n s a je r o , m a n if ie s ta d e s e o s d e
o í r la s sá tira s d e l p o e ta , es d e c ir, J u v e n a l d e s e a a u to e s c u c h a rs e (S a­
tu r a r u m ego. . . ¡ ueniam, 3 2 1 - 3 2 2 ) ; p e r o le jo s d e R o m a , e n A q u i­
n o , e n e l c a m p o s e rá d o n d e se h a r á m á s p a lp a b le su a n ta g o n is m o
c o n tr a R o m a . A s im ism o , el p o e t a c o n o c e e l g é n e ro d r a m á tic o e n su
m o d a lid a d d e la c o m e d ia q u e e n c a r n a r á e n la f a r s a n te G re c ia (natio
com oeda est, 1 0 0 ). L o s g rie g o s s o n h á b ile s a c to r e s c u a n d o in te r p r e ­
t a n p e r s o n a je s f e m e n in o s : T a is, e sp o sa s o D o ris d e s n u d a d e t o d o
v e lo (An melior, cum Thaida sustinet aut cu m / uxorem com oedus
agit uel Dorida nullo/ cultam palliolo?, 9 2 - 9 5 ) , t a l es su m a e s t r í a e n
e l a r te d e la i n te r p r e t a c i ó n y el fin g im ie n to (Mulier nem pe ipsa
uidetu r,/ non persona loqui, 9 5 - 9 6 ). P a ra J u v e n a l e l a r te d r a m á tic o
e q u iv a le a la m e n t i r a y d is im u la c ió n , p o r e llo lo s c o m e d ia n te s A n -
t io c o , E s tr a to c le s , D e m e trio o el a f e m in a d o H e m o , to d o s a c to r e s
g rieg o s, n o s o n u n a e x c e p c ió n sin o q u e e n tr a n d e n tr o d e l á m b ito
c o m ú n d e la in m e n s a fa rs a q u e es G re c ia (Nec tamen A ntiochus nec
erit Mirabilis illic/ aut Stratocles aut cum m olli Demetrius H aem o:/
natio com oeda est, 9 8 - 1 0 0 ). J u v e n a l a p re c ia la re p re s e n ta c ió n te a ­
tra l y c o n f ig u r a c o n e lla la d e s c rip c ió n d e u n b e llo c u a d r o p lá s tic o :
fie s ta so le m n e e n e l t e a t r o h e r b o s o , c u a n d o se p o n e e n e s c e n a u n a
fa rs a c o n o c id a , c u a n d o c o n te m p la n la s m á s c a ra s , la o r q u e s ta (Ipsa
dierum / festorum herboso colitur si quando theatro/ maiestas tan-
dem que redit ad pulpita n otu m / exodium , cum personae pallentis
hiatum/. . . orchestram e t populum , 1 7 2 -1 7 8 ). J u v e n a l se t r a ic io n a
e n su s e n tim ie n to a n tih e lé n ic o c u a n d o re v e la su a d m ir a c ió n p o r la
p o e s í a g rieg a , y a q u e a d je tiv a su s p o e m a s c o m o d iv in o s . A l c it a r a
C o d r o (Codro, 2 0 3 ) , el d e s d ic h a d o p o e t a q u e p o s e í a s ó lo seis c a ­

138
c h a r ro s y u n o s lib rillo s g rie g o s d o n d e lo s r a to n e s r o í a n lo s d iv in o s
p o e m a s (iam uetus graecos seruabat cista libellos/ e t diuina o p ici ro­
debant carmina mures, 2 0 6 , 2 0 7 ).
P e se al d e s p re c io q u e m u e s tr a p o r G re c ia , J u v e n a l tie n e a gala
c o n o c e r lo s t e x t o s g rieg o s. P a ra e je m p lific a r lo s in c e n d io s f r e c u e n te s
e n la c iu d a d d e R o m a , el p o e ta lo c o m p a r a c o n e l in c e n d io d e T ro ­
y a y a lu d e a U c a le g ó n , c ita d o p o r V irg ilio e n la Eneida. C u a n d o
E n e a s o b s e rv a d e s d e lo m á s a lto d e l te c h o d e su c a s a el in c e n d io de
T r o y a , el p a la c io d e D e í f o b o se d e r r u m b a a im p u ls o s d e l fu e g o y
a rd e a sim ism o la v e c in a c a sa d e U c a le g ó n (Iam D eiphobi d ed it a m ­
plia ruinam,/ Vulcano superante, domus; iam proxim us ard et/ Uca­
legon, Eneida, I I , 3 1 0 ) . P a re c e e x tr a ñ a la c o m p a r a c ió n e n tr e A q u i-
le s y el b o r r a c h o in s o le n te . A m b o s n o p u e d e n d o rm ir, p e r o la in ­
q u i e t u d q u e lo s d e sa so sie g a es t o ta l m e n t e d is tin ta . E l h é r o e d e la
litada es a to r m e n t a d o p o r e l r e m o r d im ie n to y e s p e ra d a r c u m p li­
m ie n to a su v e n g a n z a p o r la m u e r t e d e su a m ig o P a tro c lo a m a n o s
d e H é c to r (Pelidas, 2 8 0 ) ; el e b r io d e s e a g o lp e a r a a lg u ie n s e a q u ie n
f u e re , c o n t a l d e s a tis fa c e r su d e s e o d e v io le n c ia y a ta q u e . (Ebrius
ac petulans, qui nullum fo rte cecid it,/ dat poenas, noctem patitur
lugentis am icum / Pelidaes, cubat in faciem , m ox deinde supinus;/
ergo non aliter p o te rit dormire; 2 7 8 - 2 8 2 ). E n la Iliada ( ’Ά λ λ ο τ ’
έττί n\evpàs 3 C o taJfeiju eu o s, α λ λ o t e δ âùte / - ' ’u7rtios, dXKote Bé
7rpnvn’s’ t o t è δ ’ορθόs avaxJTàa '/ ôiueùe τ K * α λύwü παρά tfîu3
α λ ό s. X X IV , 1 0 -1 2 ). J u v e n a l r e c u e r d a t a m b i é n la e lo c u e n c ia d e
Is e o , r e tó r ic o m u y f a m o s o d e o rig e n a s irio q u e lle g ó a R o m a h a c ia
e l a ñ o 9 7 a .C . (Isaeo forrentior, 7 4 ).

3 .3 .1 .6 . Filosófico

J u v e n a l c it a a l filó s o f o e s to ic o P . I g n a tio C éler, q u ie n h iz o c o n ­


d e n a r e n el a ñ o 6 6 d .C . a su p a t r ó n y a m ig o B a re a S o ra n o a q u ie n
a c u s ó c o n m a lig n id a d y m e n tir a s (Stoicus o c c id it B a r ea m d e la t o r
am icum / discipulum que, 1 1 6 -1 1 7 ) y a lo s p ita g ó r ic o s q u ie n e s p o r
su a u s te r id a d y c re e n c ia e n la m e te m p s ic o s is se a b s te n ía n d e c o m e r
c a r n e . P u e s b ie n , c o n la a b u n d a n c ia d e la s v e r d u ra s y f r u í a s d el
h u e r t o d e la s p e q u e ñ a s p r o v in c ia s d e l L a c io (Sorae, Fabrateriae o
Frusinone, 2 2 3 -2 2 4 ) se p o d r í a d a r u n b a n q u e t e a m á s de c ie n p i ta ­
g ó ric o s (Uiue bidentis amans e t culti uilicus h orti,/ unde e p u lu m
possis centum dare Pythagoreis, 2 2 8 - 2 2 9 ) . T a le s a lu s io n e s re v e la n
c o n o c im ie n to p o r p a r t e d e J u v e n a l d e l a e x is te n c ia d e a m b a s filo ­

IS9
s o f ía s , p e r o so n m e r a m e n te a n e c d ó tic a s y p o c o re le v a n te s . L o q u e
s í es d e te r m in a n te p a r a e l p o e m a es la r a íz d e f ilo s o f ía e s to ic a y
m o r a liz a n te q u e se v is lu m b ra e n el t r a s f o n d o d e la Tercera sátira.
A n te t o d o , e l in te r é s d e J u v e n a l p o r e l h o m b r e . C o n tr a la a c u s a c ió n
d e q u e e l e s to ic is m o e ra u n a s e c ta i n h u m a n a , lo s e s to ic o s t r a t a b a n
d e a c e rc a rs e a él: Nulla secta benignior e t lenior est, nulla amantior
hominum, et communis boni adten tior (S e n e c a , De clementia, II ,
5 3 ). A lo largo d e l t e x t o s e p e r fila el c o n t o r n o d e h o n d o s e n tim ie n ­
t o h u m a n ita r io e n g a rz a d o e n u n f o n d o d e e s to ic is m o , e sp e c ie d e
f ilo s o f ía p rá c tic a . J u v e n a l n o se r e m o n t a h a c ia la s e s p e c u la c io n e s
a b s tr a c ta s y d ifíc ile s , s in o q u e p r e s e n t a el e je m p lo f á c ilm e n te a c c e ­
sib le. L a c a r ic a tu r a d e la l ib e r t a d d e l p o b r e c lie n te , l a d e v e la c ió n
d e l p é s im o t r a t o q u e se d a b a a lo s e sc la v o s, el m e n o s p r e c io h a c ia
lo s c a r e n te s d e f o r t u n a y p o d e r , i n c i t a n p o r r e a c c ió n c o m p a s iv a a l
d e s e o d e s o lic ita r u n t r a t o h u m a n o p a r a e llo s y el r e s p e to a su d ig ­
n id a d p e rs o n a l. A d e m á s , t o d a la Tercera sátira r e z u m a d e s d é n p o r
la v id a v u lg a r d e lo s p o d e r o s o s , e n tr e g a d a a l a c o n s e c u c ió n y a c re ­
c e n ta m ie n to d e la s r iq u e z a s y al g o c e d e p la c e r e s p e r e c e d e r o s q u e el
v a ró n s a b io y p e r f e c to o lv id a d e s e o s o d e lo g r a r su v e r d a d e r o b ie n
q u e e s l a v ir tu d . E s ta id e o lo g ía e r a f u n d a m e n ta l p a r a lo s f iló s o f o s
d e la Estoa. N o im p o r t a b a v iv ir m u c h o s in o v iv ir b ie n , c o n f o rm e a
lo s p r e c e p to s d e la m o ra l.

3 .3 .1 .7 .M itológico

J u v e n a l p a r e c e n o c r e e r e n la m it o l o g ía a la c u a l a lu d e , p e r o n o
p u e d e su s tra e rs e a la c o s tu m b r e d e la é p o c a d e c ita r p r o f u s a m e n te
h e c h o s m ític o s , d io se s y le y e n d a s c o m o u n a m a n e r a d e h a c e rs e e n ­
t e n d e r c o n m a y o r fa c ilid a d . L a s a lu s io n e s m ito ló g ic a s d e J u v e n a l
c a r e c e n d e f u e rz a d e c o n v ic c ió n , m á s b ie n s o n m e r a f ó r m u la r e tó r i ­
c a q u e d a al p o e m a c ie r to a ire é p ic o . E n r e a lid a d , J u v e n a l re su e lv e
la s s itu a c io n e s h u m a n a s c o m o ta le s sin n e c e s id a d d e r e c u r r ir al c o ­
p io s o b a g a je q u e b r in d a la m ito lo g ía . P a ra e l p o e ta lo v e rd a d e ra ­
m e n t e d iv in o es la p o e s ía , g r ito q u e se le e s c a p a e s p o n tá n e a m e n te y
d e l a lm a ( diuina. . . carmina, 2 0 7 ).
C u a n d o J u v e n a l a c o m p a ñ a a U m b ric io h a s t a la s a fu e ra s d e R o m a ,
l a p r o x i m i d a d d e l b o s q u e d e A ric ia , v in c u la d o a las m á s c a ra s t r a d i ­
c io n e s p a tr ia s d e lo s r o m a n o s , p r o v o c a la in s p ira c ió n d e l p o e t a n u t r i ­
d a d e p r o f u n d o s e n tid o n a c io n a lis ta . L a sib ila d e C u m a s g o z a b a d e
g ra n p r e s tig io e n e l m u n d o r o m a n o (atque unum ciuem donare

140
Sibyllae, 3 ). L a s d iv in id a d e s itá lic a s d e la s f u e n te s q u e los p o e ta s
la tin o s id e n tif ic a b a n c o n la s m u sa s g rieg a s (eiectis. . . Camenis, 1 6 ).
L a n in f a E g eria, c o n s e je ra d e l r e y N u m a , q u ie n , se g ú n la l e y e n d a
ro m a n a , d e s c e n d ía t o d a s la s n o c h e s a su g r u ta p a r a e n tre v is ta r s e c o n
e lla {ubi nocturnae Numa con stituebat amicae, 12 ). L a in s c r ip c ió n
d e d ic a d a a C e re s H e lu in a (Heluinam Cererem, uestramque Dianam,
3 2 0 ) se le a tr i b u í a a J u v e n a l.13 S u te m p lo y el d e D ia n a e r a n lo s
p rin c ip a le s d e la c iu d a d d e A q u in o , t ie r r a n a ta l d e l p o e ta . J u v e n a l, al
h a b la r d e la a d u la c ió n d e lo s g rie g o s , d ic e q u e c o m p a r a b a n el la c io
c u e llo d e u n e n c le n q u e c o n la c e rv iz d e H é rc u le s q u e s o s te n í a al
g ig a n te A n te o le jo s d e la tie r r a , y a q u e é s te , h ijo d e la tie rr a , re n o v a ­
b a su s f u e rz a s c a d a vez q u e se a c e rc a b a a e lla . P o r e s ta r a z ó n H é r c u ­
le s tu v o q u e s o s te n e r lo e n v ilo h a s ta q u e p u d o v e n c e rlo (e t longum
inualidi collum ceruicibus aequat, / Herculis Anta eum procul a
tellure tenentis, 8 8 -8 9 ). U n a d e la s P a rc a s , e n c a rg a d a d e te je r el h ilo
d e la v id a d e lo s m o r ta le s j u n t o c o n C lo to y A tr o p o s (dum superest
Lachesi quod torqueat e t pedibus me, 2 7 ). E l a p e la tiv o a p lic a d o a
M a rte , J a n o y d e s p u é s d e R ó m u lo , n o m b r e d e u n d io s s a b in o , d io s
d e la c o lin a d e l Q u irin a l; a d e m á s , e l v a lle d e Q u irin o e r a el c a m p o d e
M a rte (Quirine, 6 0 7 ). E l m it o d e C a r o n te q u e re c o g ía u n a m o n e d a
c o m o p a s a je p a r a el t r a n s p o r te d e Tos m u e r to s e n la la g u n a E s tig ia y
el r í o A q u e r o n te c u a n d o re fie r e la tr a g e d ia d e l p o b r e a tr o p e lla d o e n
la s c a lle s d e R o m a (sedet in ripa. . . ora trientem . . . infelix nec h abet

quem porrigat ore trientem , 2 6 7 ) . E l m it o d e D é d a lo , m á x im a


p r u e b a d e la c o n q u is ta d e l a ire p o r e l in g e n io h u m a n o (ubi Dae­
dalus exuit alas, 2 4 -2 5 ), a s í e ra d e o s a d o e l g rieg o h a m b r i e n t o
c a p a z d e s u b ir al c ie lo (omnia n ou it/ Graeculus esuriens; in
caelum, uisseris, ibit, 7 8 ). E l d io s Q u iró n , c e n t a u r o b ie n h e c h o r a l

q u e se le c o n f ió la e d u c a c ió n d e A q u ile s , s í m b o lo m í t i c o d el e d u c a ­
d o r , u n a d e la s p o c a s p e r te n e n c ia s d e l p o e ta C o d ro (Chirón, 2 0 5 ) . El
n u m e n d e la s a g u a s e s t a r í a m á s p r e s e n t e e n e lla s si la c iv iliz a c ió n n o
h u b ie r a e s tra g a d o la n a tu r a le z a (Quanto prae sentius esset/ numen
aquis. . . si margine clauderet undas/ herba nec ingenuum uiolarent
marmore tofum, 1 8 -2 0 ).
O tr o s m ito s fe m e n in o s : la d io s a F o r t u n a q u e ju g a b a c o n la s u e r te
d e lo s h u m a n o s (Fortuna iocari, 4 0 ) ; la d io s a M in e rv a c u y a im a g e n
f u e s a lv a d a p o r C e cilio M e te lo c u a n d o el t e m p lo d e V e s ta sé in c e n d ió
e n el a ñ o 2 4 1 a.C . (Mineruam , 1 3 9 - 2 1 9 ). L a d io s a C ib e le s y la p i e ­

13 Véase: R. H. Juvenal, “Introducción”, op. cit.

141
d ra n e g ra q u e la sim b o liz a r e c ib id a p o r C o rn e lio E s c ip ió n N a sic a
c e r c a d e la c u a l c a y ó u n a p l u m a d e l c a b a llo n a c id o d e G o rg o n a (ad
quam Gorgonei delapsa est pinna caballi, 1 1 8 ).

3 .2 .1 .8 . Religioso

J u v e n a l re c u e r d a a lo s d io se s e n f o r m a i n c id e n ta l, p o r r u t in a , h a ­
b la d e e llo s sin c o n v ic c ió n ; su f a lt a d e fe la h a c e e x te n s iv a a l p o b r e
q u e ta m b ié n d e s p re c ia a lo s d io se s; ta l o lv id o d e lo d iv in o p u d ie r a
s ig n ific a r q u e el p u e b lo v iv ía o b s e s io n a d o p o r la ú n ic a id e a p o s ib le
p a r a é l: so b re v iv ir a u n a e x is te n c ia d u r a y lle n a d e p e lig ro s ; p o r o t r a
p a r te , la s d e id a d e s n o h a c í a n c a s o a lo s m o r ta le s . T a m p o c o i m p o r t a ­
b a q u e lo s d io se s in v o c a d o s f u e r a n d e d is tin ta s n a c io n a lid a d e s ; e l
p o e t a lo s ig u a la a to d o s : “ Y a p u e d e s ju r a r p o r lo s a lta re s d e lo s sa-
m o tr a c io s y p o r lo s d e n u e s tr o s d io se s; t o d o s c r e e n q u e el p o b r e d e s ­
p r e c ia lo s ra y o s y a u n a lo s d io se s y q u e lo s m ism os d io se s n o h a c e n
c a s o ” (lures licet e t Samothracum / e t nostrorum aras, contemnere
fulm ina pauper / creditur atque deos, dis ignoscentibus ipsis, 1 4 5 -
1 4 6 ) . A q u í se r e fle ja el e p ic u r e is m o , c u y a t e o r í a b á s ic a d e c ía q u e lo s
d io s e s n o t e n í a n q u e v e r c o n la v id a h u m a n a . E l v e rso 2 1 8 r e fle ja
a d m ir a c ió n a n te el re g a lo d e v iejo s o r n a m e n to s d e lo s d io s e s a s iá tic o s
(Asianorum uetera ornamenta deorum, 2 1 8 ).

3 .4 . Recursos retóricos

E l p a s o d e l t e x t o al c o n te x t o , d e l p l a n o r e a l al e v o c a d o p o r s u p o ­
d e r o s a im a g in a c ió n , ¿ c ó m o lo re a liz a J u v e n a l? ¿ Q u é r e la c ió n e s ta b le ­
c e e n tr e la id e a c e n tr a l d e l t e x t o (res) q u e d io e l a n á lisis s e m á n tic o y
la e x p r e s ió n lin g ü ís tic a (uerba) d e lo s r e c u r s o s lite r a r io s ?
L a Tercera sátira es ric a e n p r o c e d im ie n to s r e tó r i c o s ; sin e m b a rg o ,
só lo d e s ta c a ré lo s q u e c o n v ie n e n a m i p r o p ó s i t o , es d e c ir , a q u e llo s
q u e e s ta b le c e n la re la c ió n e n tr e el t e x t o y el c o n te x t o , el te m a y su
d e s a rr o llo . L a s e c u e n c ia s e m á n tic a p r o p o r c i o n ó u n a se rie d e d ig re s io ­
n e s (e v o c a c io n e s , a lu s io n e s , e tc é te r a ) q u e tr a s la d a n la m e n te d e s d e la
r e a lid a d d e la R o m a d e l tie m p o d e J u v e n a l a la f a n ta s í a s a tír ic a d e
la R o m a ju v e n a lia n a . N o e n v a n o , r e a lid a d e im a g in a c ió n s o n lo s
e le m e n to s f u n d a m e n ta le s d e l g é n e ro sátira. L a n o t a d e m a y o r re lie v e
es q u e el c o n te n i d o s e m á n tic o ( = o b je to s a tiriz a d o : lo s m a le s d e
Roma,) se a m p lific a g ra c ia s a u n p r o c e s o e s tilís tic o d e a c u m u la c ió n
n e g a tiv a : la c o n c r e tiz a c ió n d e e so s m is m o s m a le s es y a u n a e je m p li-

142
fie a c ió n extensiva d e la idea central. Por ejem plo, los inconvenientes
d e v ivir e n la c iu d a d .d e R o m a (te m a ) se p re c is a en el d e ta lle d e la
serie d e in c e n d io s , d e r ru m b e s y t o d a s u e rte d e c a la m id a d e s . C o n e llo ,
e v id e n te m e n te , la inform ación que p r e s e n ta e l t e x t o se h a c e m á s am ­
plia, se p e r c ib e n m ejor lo s p o r m e n o r e s , la s c o n c r e c io n e s d e v ie n e n in ­
te r e s a n te s , las d e s c rip c io n e s m á s ric a s y la c o m u n ic a c ió n m á s viva.
P o r o t r a p a r te , la a c u m u la c ió n d e in f o r tu n i o s p r o v o c a la e v id e n c ia d e
la s d e s d ic h a s c o n m a y o r f u e r z a q u e c u a lq u ie r a rg u m e n ta c ió n , l a a d ­
v e rs id a d se p e r f ila m á s d e fin id a , n í t i d a y v ig o ro sa . E n su in a : l a r e la ­
c ió n e n tr e t e x t o y c o n te x t o se re a liz a p o r m e d io d e lo s re c u r s o s
r e tó r ic o s d e a m p lif ic a c ió n n e g a tiv a que p r e s e n ta la T erc e ra sá tir a y
q u e , a c o n tin u a c ió n , t r a t o d e e x p o n e r .

3 .4 .1 . A m p lific a c ió n n e g a tiv a

L o s r e c u rs o s r e tó r i c o s d e a m p lif ic a c ió n se a c u m u la n so b re f u n d a ­
m e n to s n e g a tiv o s. E s ta a m p lific a c ió n p o r su c o n te n id o d e v ie n e n e g a ­
tiv a , té c n ic a e s tilís tic a c a r a c t e r í s ti c a d e la T e r c e r a sátira. L a a c u m u la ­
c ió n d e f a c to r e s n e g a tiv o s d a c o m o r e s u lta d o la a p la s ta n te d is m i­
n u c ió n d e l o b je to s a tir iz a d o , R o m a , y , d e h e c h o , el p a s o d e la R o m a
s u b lim e a la m ís e r a S u b u rra . L a s in é c d o q u e e m p le a d a p o r J u v e n a l
c o n la c u a l n o m b r a a S u b u r r a c u a n d o se re fie r e a R o m a , h a s id o la
s e m illa in s p ir a d o r a d e l a T e r c e r a sá tira , e l e s p e jo d e e s a v is ió n , p o r ­
q u e p a r a J u v e n a l R o m a es s o la m e n te S u b u rra , e l m e n o s p re c ia d o
b a r rio .
L a d is m in u c ió n d e u n c o n te n i d o s u b lim e r e p e r c u tir á e n la c la ri­
d a d d e l e s tilo . E l s a tír ic o y el p e r s o n a je q u e l o s im b o liz a , e m p le a n e n
g e n e ra l, u n le n g u a je s e n c illo , el v o c a b u la rio d e la v id a o r d in a r ia y
h a s ta v u lg ar, e n su d e se o d e a r ra n c a r la m á s c a r a al o b je to d e la sá tira .
L a e n u m e r a c ió n , la a n títe s is , la p e r íf r a s is , e tc é te r a , la s fo rm a s lit e r a ­
ria s d e e v a s ió n , lo s p r o c e d im ie n to s o b lic u o s , r e s p o n d e n así al d e s e n ­
m a s c a ra m ie n to y p e s im is m o d e é s te . V ira je c o m p le to . Del estilo
s u b lim e al e s tilo m e d io y b a jo d e J u v e n a l. E l p o e ta ir á d e s p o ja n d o a
R o m a d e su s v irtu d e s y la n o b le z a d e su s c o s tu m b r e s ; d e sp o se e a las
a lta s cla se s so c ia le s d e s u a p a rie n c ia d e e s p le n d o r ; d ise c a lo s h e c h o s
d e la v id a r o m a n a y lo s d e g ra d a y d e s v a lo riz a d e su e s ta tu r a y digni­
d a d . R e d u c c ió n a l m a x im u m d e lo p o s itiv o , in v a s ió n d e lo negativo;
e n su a h o n d a m ie n to c a la e n lo p r o f u n d o , d e s c u b rie n d o secretos.

143
3 .4 .1 .1 . Enumeración

L a e n u m e r a c ió n tie n e q u e v e r c o n la p o l a r id a d te m a -d e s a r ro llo , es
d e c ir, la r e la c ió n s u m a -d e ta lle ; a d e m á s , p e r m i t e el t r a t a m i e n t o m á s
e x te n s o d e a q u é l; el te m a se h a fr a g m e n ta d o e n u n a se rie d e p o r m e ­
n o re s , se c u e n c ia d e h e c h o s o a c c io n e s im a g in a d a s . L in g ü ís tic a m e n te
se m a n if ie s ta p o r la e n u m e r a c ió n d e s u s ta n tiv o s c o n c r e to s , i.e., u n
e n lis ta d o d e e rro re s : “ in c e n d io s , d e rru m b e s , m il p e lig ro s , p o e ta s q u e
r e c i ta n e n p le n o m e s d e a g o s t o ” (incendia, lapsus / tectorum. . . mille
pericula/ recitantes. . . poetas). L a r e ite r a c ió n d e e le m e n to s n e g a tiv o s
in te n s if ic a m á s e l h o r r o r d e l c u a d r o q u e c o n s t it u y e la m a n if e s ta c ió n
d e l a R o m a c a r e n te d e t o d o b ie n y s u m id a e n u n c ú m u lo d e m a le s.
E x p líc ita m e n te se p r e s e n ta p o r m e d io d e a d je tiv o s , v e rb o s y a d v e r­
b io s d e n e g a c ió n : nullus: “ n in g ú n lu g a r. . . n in g u n a r e c o m p e n s a ”
(nullus. . . locus, nulla emolumenta, 2 2 ) ; “ n in g ú n g o b e r n a d o r ” (nulli
comes, 4 7 ) , “ n i n g ú n b a s tó n b a jo m i d i e s tr a ” (nullo dextram subeuen-
te bacillo, 2 8 ); “ n in g ú n in c e n d io , n in g ú n t e m o r (nulla incendia,
nulli/ nocte rfietus, 1 9 7 ) ; m í: “ c r e e r á q u e n a d a t e d e b e ; n a d a te d a r á ”
(Nil tib i se debere putat, nil conferet umquam, 5 1 ); “ N a d a h a y m á s
d u r o q u e la p o b r e z a q u e h a c e r id íc u lo s a lo s h o m b r e s ” (Nil habet
infelix paupertas durius in se, 1 5 2 ) ; nihil: “ n a d a h a y sa g ra d o n i a c u ­
b i e r t o d e su la s c iv ia ” (sanctum nihil est ñeque ab inguine tutum,
6 0 - 6 1 ) ; nemo: “ n in g ú n m in i s t r o ” (nemo ninistro, 4 6 ) ; nec: “ n o sé ,
n i q u ie r o n i p u e d o ” (nescio. . . nequeo. . . ignoro (=no s é ); “ n i q u ie ­
r o n i p u e d o ” (nec uolo nec possum , 4 1 - 4 7 ) ; “ n i el p u d o r lo i m p i d e ”
(nec pu dor obstabit, 6 0 ) ; “ n o s e rá a d m ir a b le e n e s to A n t í o c o o Es-
t r a to c le s , o D e m e trio c o n e l a f e m in a d o H e m o ” (Nec tamen A n tio ­
chus nec erit mirabilis illic/ aut Stratocles aut cum m olli Demetrius
Haemo; 9 8 -9 9 ) ; “ al g rieg o n a d a le a flig e ” (nec dolet, 1 0 2 ) ; Non: “ N o
p u e d e s o p o r t a r ” (Non possum ferre, 6 0 -6 1 ); “ n i la m a t r o n a , n i la
h ija , n i e l p r o m e t i d o , n i el h i j o ” (non matrona. . . non filia. . . ñeque
ipse/ . . . non filius, 1 1 0 - 1 1 1 ); “ la d if e r e n c ia e n tr e g rie g o s y r o m a ­
n o s ” (Non sumus ergo pares, 1 0 4 ); “ n o h a y lu g a r e n R o m a p a r a n i n ­
g ú n r o m a n o ” (Non est Rom ano cuiquam locus hic, 1 1 9 ); ne: “ la
n e c e s id a d d e n o ilu s io n a r s e ” (ne nobis blandiar, 1 2 6 ) nusquam: “ e n
n in g ú n lu g a r tie n e m e n o s i m p o r ta n c ia el d e s p id o d e u n c li e n te ”
(nusquem minor est iactura clientis, 1 2 5 ).
Enumeración de expresiones sinonímicas. L a a u to c o n f e s ió n d e su
v ig o r p o r p a r te d e U m b ric io : “ M ie n tra s m is c a n a s s o n n u e v a s , m ie n ­
tr a s m i v ejez es r e c ie n te y e rg u id a m ie n tr a s le q u e d a a lg o p o r h ila r a
L a q u e s is ” (Dum noua canities, dum prim a e t recta senectus,/ dum

144
s u p e r e s t L a c h e s i, 2 6 -2 9 ). Y la tr ip le e n u m e r a c ió n d e la c a r e s t ía d e la
v id a: “ E s c a ra u n a v iv ie n d a m is e ra b le , es c a r a la a lim e n ta c ió n d e los
e sc la v o s y e sc a sa u n a c o m id illa f r u g a l” {M agn o h o s p itiu m m is e r a b ile ,
m a g n o / s e n to r u m u e n tr es, e t f r u g i c e n u la m a g n o , 1 6 6 - 1 6 7 ). L a e x p o ­
s ic ió n d e c u a d ro s vivos q u e d e te c t a n s itu a c io n e s n e g a tiv a s: la r e p r e ­
s e n ta c ió n d e la fa rs a c a m p e s tr e (co litu r , 1 7 1 -1 7 9 ); la s a c tiv id a d e s de
lo s g rieg o s a d v e n e d iz o s (7 3 -1 2 5 ); lo s p e lig ro s d e R o m a ( 1 9 0 -1 9 6 ).
E n u m e r a c ió n d e o b j e t o s d e s tr u id o s . L a d e s tr u c c ió n d e t o d o : las
p o b r e s p e r te n e n c ia s d e C o d ro d e la s q u e n a d a q u e d a : le c h o , c a c h a ­
rr o s , u n p e q u e ñ o c á n t a r o , u n d io s u n a v ieja c a ja (L e c tu s e r a t C o d r o /
. . . u r c e o li s e x / p a ru u lu s. . . c a n th a ru s. . . C h iro n . . . cista. . . u etu s,
2 0 3 -2 0 6 ) . E l e n lis ta d o d e o b je to s o fr e c id o s a l ric o A s tú ric o p o r sus
p o d e r o s o s a m ig o s, c o n lle v a la d e s tr u c c ió n d e o tr o s ta n to s o b je to s
p e r d id o s y p re c io s o s : b la n c a s e s ta tu a s , d e s n u d a s o b ra s d e E u f r a n o r
o P o lic le to , o r n a m e n to s d e d io se s a siá tic o s , lib r o s , u n a e s ta tú a d e M i­
n e rv a , u n m o d io d e p l a t a (h ic n u d a e t c a n d id a s ig n a ,/ h ic a liq u id
p r a e c la r u m E u p h r a n o r is e t P o l y c l it i ,/ h a e c A s ia n o r u m u e t e r a o r n a ­
m e n t a d e o r u m ,/ h ic lib r o s d a b i t e t f o r u l o s m e d ia m q u e M in eru a m ,/
h ic m o d iu m a rg en ti, 2 1 6 - 2 2 0 ).
R e la c ió n d e o fi c i o s d e s h o n e s t o s . L o s m e n tir o s o s , lo s c o n tr a tis ta s
d e tr a b a jo s e n lo s te m p lo 8 „ r ío s y p u e r to s , lo s q u e lim p ia n las c lo a c a s,
lo s tr a n s p o r ta d o r e s d e c a d á v e re s , lo s v e n d e d o re s d e e sc la v o s (m a n e a n t
q u i n igru m in c a n d id a u e r t u n t ,/ q u is f a c i l e e s t s e d e m c o n d u c e r e , f l u ­
m in a, p o r t u s ,/ s ic c a n d a m e lu u ie m , p o r t a n d u m a d b u sta c a d a u e r ,/
e t p r a e b e r e c a p u t d o m in a u e n a le s u b h a sta , 3 0 -3 4 ). D istin tas n a c io ­
n a lid a d e s : “ n o e ra n i m o r o n i s á r m a ta n i tr a c io el q u e se p u s o las
a la s ” (n o n M au ru s e r a t n e q u e S a rm a ta n e c T h ra x q u i s u m p s it p in n a s,
7 9 -8 0 ). E l a le ja m ie n to d e la p a tr ia : “ E s te d e ja la a lt a S ic io n e , é ste,
A m id o n e , el o t r o , A n d r o s , a q u é l, S a m o s, é s te ; T ra b e s o A la b a n d a ”
(H ic a lta G ic y in e , a st h ic A m y d o n e r e li c t a ,/ h ic A n d r ó , Ule S a m o ,
h ic T ra llib u s a u t A la b a n d is , 6 9 -7 0 ; “ lu g a re s le ja n o s d e lo s d e r r u m ­
b e s: P re n e s te , V o lsin ia , G a b ia s o T i b u r ” (P ra en este. . . / V olsi­
niis. . . G abiis. . . T ib u ris, 1 9 0 - 1 9 2 ); la g e o g r a fía d e c iu d a d e s t r a n q u i ­
las c o m o S o ra , F a b r a te r ia o F r o s in o (S o r a e /, a u t F a b r a t e r ia e . . . a u t
F r u s in o n e , 2 2 3 - 2 2 4 ). P o l i s í n d e t o n d e la c o n ju n c ió n e t (y ), p o r e je m ­
p lo , e n la se rie d e a c c io n e s d e la s o l í c i t a fa m ilia q u e e sp e ra a l q u e
n u n c a h a d e v o lv er: “ E n tr e t a n t o lo s fa m ilia re s la v a n y a t r a n q u ila ­
m e n t e lo s p la to s y av iv a n el fu e g o y h a c e n s o n a r lo s c e p illo s y d e s­
p u é s d e lle n a r el v a so d e a c e it e ” (la u a t e t b u c c a f o c u lu m e x c i t a t e t
s o n a t u n c t is / strig ilib u s e t p l e n o c o m p o n i t lin te a g u to , 2 6 1 -2 6 3 ) .

145
L a p re s e n c ia d e v e rb o s d e le n g u a (d ig o , a la b o , p r o p o n g o ) c o n f ig u ­
r a n u n a r e ite r a d a e s t r u c t u r a p a r a le lís tic a . E l p o e ta , s a b e m o s , se o c u l­
t a tr a s la s d if e re n te s p e rs o n a s g ra m a tic a le s : Primera persona: laudo
(2 ), proponim us ( 2 4 ), nescio (4 1 ), nequeo ( 4 2 ) , ne nobis blandiar
( 1 2 6 ), gemimus ( 2 1 4 ), d ic o ( 2 3 2 ) , adm ittim us ( 1 7 9 ); Segunda perso­
na: credas (7 ), careas ( 6 6 ), esse p u t e s (7 4 -7 5 ), iusseris (7 8 ) , nescis
(200), p o te s (223), uides ( 2 4 9 ), optes ( 2 7 6 ), dicas ( 3 1 2 ). Tercera
persona: inquit (2 1 ), dixit, 2 3 6 ).
Paralelismo de oraciones condicionales: “ si h a v isto la s lá g rim a s
d e l a m ig o ” (si lagrimas conspexit amici, 1 0 1 ); “ si e n el t ie m p o d e la
b r u m a ” (si tem pore poscas, 1 0 2 ) “ si d ice s te n g o c a l o r ” (si dixeris
aestus, 1 0 3 ); “ si e r u c tó b i e n ” (si bene ructauit, 1 0 7 ); “ si o rin ó c o n
f u e r z a ” (si rectum m inxit amicus, 1 0 7 ); “ si el b a c í n d e o ro r e s o n ó
al g ira r c o n f u e r z a ” (si trulla inuerso crepitum dedit aurea fundo,
1 0 8 ) ; “ si su c a p a es s u c ia y r a í d a ” (si foeda e t scissa lacerna, 1 4 8 );
“ si Ia to g a e s tá m a l t r a t a d a ” (si toga sordidula est e t rupta calceus,
1 4 9 ); “ si a d m itim o s , 1 7 1 ); “si en el te a tro ” (si quando theatro, 1 7 3 ).

3 .4 .1 .2 . A n títesis

L a a m p lific a c ió n a n ti t é t i c a se e f e c tú a p o r la c o n tr a p o s ic ió n d e
id e a s o a c c io n e s o p u e s ta s q u e p e r fila n u n a t é c n ic a d e c la r o s c u ro . E n ­
tr e s a c o a lg u n o s e je m p lo s q u e p o n e n d e re lie v e lo s m a tic e s s o m b r ío s
d e la c iu d a d d e R o m a t a n t o e n el a s p e c to m a te r ia l c o m o e n el e s p ir i­
tu a l: profanación-gloria. R o m a es el l u g a r p r o f a n a d o p o r la p r e s e n c ia
d e lo s j u d í o s d e d ic a d o s a h o r a a la m e n d ic id a d , m ie n tr a s q u e a y e r e r a
e l p a ra je lle n o d e e s p le n d o r p o r la p r e s e n c ia d e l r e y N u m a (nunc
sacri fo n tis nemus e t delubra locantur Iuadaeis,/ hic ubi nocturnae
Numa constituebat amicae, 1 2 -1 4 ); indignidad-dignidad: e n R o m a se
q u e d a n lo s h o m b r e s e n tre g a d o s a o fic io s in d ig n o s p o r q u e lo s h o n e s ­
t o s y d ig n o s d e b e n a le ja rse d e la p a tr i a (maneant qui nigrum in can­
dida uertunt. . . / cedamus patriam, 2 9 -3 0 ) ; p o b r e z a - r iq u e z a : el p o b r e
n o p u e d e a s p ira r a la c o r te s a n a p e r o e l r ic o s í p u e d e c o m p r a r el v icio
(dubitas alta Chionem deducere sella; alter enim quantum in legione
tribuni/ accipiunt donat Caluinae uel Catienae, 1 3 6 y 1 3 2 -1 3 3 )i
T e m o r-s e g u rid a d : p e lig ro e n la c iu d a d a p u n ta l a d a c o n d é b ile s p o s te s
f r e n t e a l a s e g u rid a d d e la v id a p r o v in c ia n a (Nos urbem colimus tenui
tibicine fu lta m / magna parte su i . . Quis tim et aut tim uit gelida Prae­
neste, 1 9 3 -1 9 4 ; 1 9 0 ). I n fim o - ó p tim o . L a r e n t a d e u n a í n f im a c a s a e n
R o m a p o r el m is m o p r e c io c o n q u e se c o n s ig u e o t r a ó p t im a e n el

146
cam po (quanti nunc tenebras unum conducis in a n n u m , 2 2 5 ) In co ­
m o d id a d - c o m o d id a d . El p o b r e p e a t ó n a n d a p o r las c a lle s llenas de
p e lig ro s m ie n tr a s q u e el r ic o es tr a n s p o r ta d o e n su c ó m o d a l it e r a c o n
s e g u r id a d y r a p id e z (no bis properantibus op stat. . . 2 4 3 ; diues. . .
curret super ora Liburna, 2 4 0 ). D e se sp e ra n z a ^ e s p e ra n z a : el in fe liz
a tr o p e lla d o q u e n u n c a re g re s a rá a su casa (d e s e s p e ra c ió n ) f r e n t e a la
fa m ilia s o líc ita (lle n a d e c o n f ia n z a ) q u e se e n tr e g a a m ú ltip le s p r e p a ­
ra tiv o s p a r a re c ib ir al p e a t ó n a su re g re s o a l h o g a r (. . .at ille/ iam
sedet in ripa/. . . d o m u s in te r e a s e c u ra p a te lla s , 2 6 5 y 2 6 1 ). D e b ili­
d a d - fo r ta le z a . El d é b il e sc la v illo d e la e s p ó r t u la f r e n te a la f u e r z a de
C o r b u ló n (seruulus infelix. . . Corbulo uix ferret to t uasa ingentia,
2 5 3 - 2 5 1 ) ; el d é b il c iu d a d a n o in d e f e n s o c o n t r a la f u e rz a d e l m a tó n
a r m a d o (cum te furiosos cogat e t idem ,/ fortior, 2 9 1 -2 9 2 ) . O s c u ri­
d a d -lu z : el p o b r e q u e se a lu m b r a c o n la t e n u e lu m in o s id a d d e l a c a n ­
d e la , f r e n t e al ric o al q u e ilu m in a n m u c h a s a n to r c h a s y lá m p a ra s de
b r o n c e (uel breué lum en/ candelae. . . flammarum e t aenes lampas,
2 8 6 -2 8 5 ) . S o le d a d -c o m p a ñ ía : e l s o lita rio p e a t ó n f r e n t e al rico b ie n
a c o m p a ñ a d o (Me, quem luna solet deducere. . . / com itum longissi­
mus ordo, 2 8 6 -2 8 4 ). P e rd e r-g a n a r: el p o b r e s ie m p re p ie rd e c o m o
C o d ro , p e r o el r ic o s ie m p re g a n a c o m o A s tú ric o (perdidit in fe lix
totum nihil, 2 0 9 ; qui marmora donet, conferat inpensas; 2 1 5 -2 1 6 ) .
Ignorar-conocer: la ig n o ra n c ia d e l m a l d e U m b ric io f r e n t e a los d e s­
h o n e s to s q u e b ie n lo c o n o c e n (nescio. . . / norunt alii, 4 1 y 4 6 ) . E n-
f e rm e d a d -s a lu d : e n R o m a la v id a es a g o ta d o r a p a r a el c iu d a d a n o ; e n
A q u in o , la r e c o n f o r t a n t e s a lu d (et quotiens te / R om a tuo reficipro-
p erante re d d et Aquino, 3 1 8 ) . C iu d a d -c a m p o : la v id a u r b a n a c o n o ­
c e rá e n su r e c i n to t o d o s lo s m a le s ; la v id a r u r a l , s ín te s is d e t o d o s los
b ie n e s (tan miserum, tan solum úidimus, mille pericula, 6 -8 ; Co­
mis. . . gratum litus am oeni secessus, 4 -5 ; Ego uel Prochytam prae­
pon o Suburae, 5 ).

3 .4 .1 .3 . P reg u n ta s retóricas

El p r o c e d im ie n to d e la i n te r r o g a c ió n q u e n o e s p e ra respuesta p o r­
q u e c o n tie n e i m p l í c i t a .la r e s p u e s ta a firm a tiv a ; la s e rie d e a p a r e n te s
p r e g u n ta s q u e s u b r a y a n e l p e s im is m o y la in u tilid a d q u e representa
p a r a U m b ric io p e r m a n e c e r e n la c iu d a d d e R o m a : Nada p u e d o hacer
e n R o m a (Quid Romam faciam, 1 ); a h o r a s ó lo se e s tim a al c ó m p lic e
(Quis nunc diligitur nisi conscius, 4 9 ) y a q u e l c u y o á n im o se a g ita y
p e r t u r b a p o r s e c re to s q u e d e b e g u a rd a r p a r a s ie m p re (et qui feruens/

147
aestuat occultis animus semperque tacendis, 4 9 - 5 0 ) . L o s a q u e o s s o n
p o r c ió n d e e s ta h e z (quamis quota p o rtio faecis Achaei?, 6 1 ) ; y o h e
d e h u i r d e la p u r p u r a d e e s ta s g e n te s (Horum ego non fugiam Con­
chylia, 8 1 ). N o sig n ific a n a d a q u e n u e s t r a in f a n c ia h a y a t r a n s c u r r id o
e n R o m a (Usqueo adeo nihil est, quod nostra infantia caelum/ hau
sit A uentini baca nutrita Sabina?, 8 4 ); p a r a n a d a sirv e n n u e s tr o s o f i­
c io s (Quod porro officium, 1 2 6 ). L a e s p ó r tu la se fe s te ja c o n o s t e n ­
ta c ió n (Nonne uides quanto celebretur sportula f u m o ? , 2 4 9 ). E n
t o d a s la s fra g u a s y y u n q u e s h a y p e s a d a s c a d e n a s (Quae fom ace
graues, q u a n o n in c u d e c a te n a e ? , 3 0 9 ) . E l p o b r e n u n c a se s e n ta r á e n
el c o n s e jo d e lo s e d ile s (Quando in consilio est aedilibus?, 1 6 2 ); n i n ­
g ú n p o b r e a g ra d a c o m o y e r n o (Quis gener hic placuit, 1 6 0 ) ; a n in g ú n
p o b r e se le n o m b r a h e r e d e r o (Quis pauper scribitur heres?, 1 6 1 ).

3 .4 .4 .4 . Acumulación de sentencias

J u v e n a l, d e s p u é s d e e je m p lific a r p r á c t ic a m e n t e a q u e llo q u e c e n s u ­
r a , p r e s c in d e m e n ta lm e n te d e lo s o b je to s in d iv id u a le s p a r a d a r el
c o n c e p to y f ija r la a te n c ió n e n c a r a c te re s s im ila re s d e o tr o s se re s ; es
d e c ir, c o n s id e ra e so s m is m o s o b je to s p e r o e n su p u r a e s e n c ia o n o ­
c ió n # E l p o e t a c a p t a là id e a o a b s tr a c c ió n p a r a lu e g o e le v a r la re a li­
d a d a l a c a te g o r ía d e v e r d a d u n iv e rs a l c o m o m e d io d e c o n o c im ie n to
p a r a t o d o s y , d e s p u é s e x p re s a r la e n l a g e n e ra liz a c ió n c o n tu n d e n t e y
d e f in ito r ia , m á x im a o s e n te n c ia , s ín te s is d e la s a b id u r ía p o p u la r , s e n ­
t i d o c o m ú n d e l p u e b lo q u e e n c ie r r a la in te lig e n c ia p r á c t ic a d e la
v id a . Se f o r m a u n a s e c u e n c ia d e ju ic io s m o ra le s , a c u m u la c ió n n e g a ti­
v a d e r e fle x io n e s s e n te n c io s a s , e s t r u c t u r a s ó lid a y c o n c e p tu a l d ç la
s á tir a q u e re v e la n c a p a c id a d d e s ín te s is , a fá n d id á c tic o y m o r a liz a n te
y c la r id a d m e n ta l, p o r p a r te d e J u v e n a l. P o r e je m p lo , d e s p u é s d e
a lu d ir a la c a p a r a í d a y a lo s z a p a to s r e m e n d a d o s d e l p o b r e , e l c u a l
o f re c e a q u ie n e s lo c o n te m p la n m o tiv o d e b u r la , e x c la m a : N a d a
tie n e d e m á s c r u e l e n s í la in fe liz p o b r e z a q u e h a c e r r id íc u lo s a lo s
h o m b r e s (Nil habet infelix paupertas durius in se,/ quam quod ri­
diculos homines facit, 1 5 2 -1 5 3 ) . O tr o s e je m p lo s d e e s ta s g e n e ra liz a ­
c io n e s : c u a n to e s el d in e r o q u e u n o g u a rd a e n su a r c a , t a n t o es e l
c r é d ito q u e tie n e (Quantum quisque sua nummorum servat in arca,
tantum habet e t fidei, 1 4 3 -1 4 4 ) . T o d o s lo s q u irite s p o b r e s d e b ie r a n
h a b e r e m ig ra d o h a c e tie m p o d e R o m a (Agmine fa c to / debuerant
olim tenues migrasse Quirites, 1 6 2 - 1 6 3 ). N in g ú n r o m a n o a c e p ta la
p o b r e z a , e s to e s u n v ic io g e n e ra l; e n R o m a t o d o s v iv im o s e n a m b ic io -

148
sa p o b r e z a (Commune id uitium est, hic uiuimus am bitiosa/ pauper­
tate omnes, 182-183). U tilita r is m o d e la v id a ro m a n a : t o d o e n R o m a
tie n e su p re c io (Omnia R om ae/ cum pretio, 183-184); el p o d er del
d in e ro p r o p o r c io n a el d e s c a n s o n o c tu r n o : c o n g ra n d e s r iq u e z a s se
p u e d e d o rm ir e n R o m a (Magnis opibus dorm itur in Urbe, 235).
T o d o s lo s c a d á v e re s d e lo s p o b r e s d e s a p a re c e rá n c o m o u n soplo
(Obtritum uulgi p erit omne cadauer/ more animae, 260-261). Toda
G re c ia es c o m e d ia n te (natio com oeda est, 100). L o s g rieg o s ham ­
b r ie n to s s o n c a p a c e s d e las m a y o re s a u d a c ia s (in caelum, iusseris,
ibit, 7 8 ). T ris te es se r t e m id o p o r u n a m ig o p o d e r o s o (tristis et a
magno sem per timearis amico, 5 4 - 5 7 ). E n n in g ú n lu g a r tie n e m e n o s
im p o r ta n c ia q u e e n R o m a el d e s p id o d e u n c lie n te (nusquam minor
est iactura clientis, 125). L o s c lie n te s d e b e n p a g a r t r i b u t o a lo s e sc la ­
vos (Praestare tributa clientes/ cogimur e t cultis augere peculia seruis,
189). L a l ib e r t a d d e l p o b r e es ro g a r m a l t r a t a d o (Libertas pauperis
haec est: pulsatus rogat, 299-300). E n c u a lq u ie r lu g a r, a u n q u e s e a en
el s itio m á s a p a r ta d o , e s a lg o lle g a r a se r p r o p i e t a r i o d e u n a e x te n s ió n
d e t ie r r a p o r p e q u e ñ a q u e se a (Est aliquid, quocumque loco, quo­
cumque recessu/ unius sese dominum fecisse lacertae, 230-231).

3.4.1.5. Perífrasis

E n e s te re c u rs o se s u s titu y e la d e n o m in a c ió n in m e d ia ta p o r o tr a
c irc u n s c r ip tiv a q u e lle v a a la a m p lific a c ió n d e l t e x t o y a ñ a d e d e ta lle s
q u e lo v u e lv e n m á s e x p re s iv o ; c o n tr i b u y e a l a b ig a rra m ie n to d e l esti­
lo , y a q u e c r e a c ie r ta i n d e te r m in a c ió n q u e e x ig e la c o la b o r a c ió n del
l e c t o r p a ra e n te n d e r la c o n c r e c ió n d e l s ig n ific a d o . E n lo s e je m p lo s d e
p e r íf r a s is d e la Tercera sátira se p e r fila la im p o r ta n c ia y d ig n id a d
d e lo s d o s te s tig o s s u m a m e n te v ir tu o s o s , p e r o q u e c o n to d a s u v ir tu d
s e r ía n n a d a si n o p o s e y e ra n riq u e z a s . P. C o rn e lio S c ip io N a sic a es el
te s tig o in n o m b r a d o t a n v irtu o s o c o m o el h u é s p e d d e la d io sa troyana
(Da testem Rom ae tan sanctum quam fu it hospes/ n u m in is Id a ei,
137-138), y L u c io M e te lo , el q u e sa lv ó la im a g e n d e M in erv a c u a n d o
el te m p lo d e V e s ta se in c e n d ió e n 241 a.C . (procedat uel Numa uel
qui/ seruauit trepidam flagranti ex aede Mineruam, 1 3 8 - 1 3 9 ) .

3.4.1.6. Comparación

L a s e m e ja n z a n a c e d e la y u x t a p o s ic i ó n d e d o s re a lid a d e s c u y o de­
n o m in a d o r c o m ú n , el tertium com parationis se e v o c a s in tá c tic a m e n -

149
t e a tra v é s d e p a r tí c u l a s d e c o m p a r a c ió n (c o m o , ta l, a s í, s e m e ja n te a,
e tc é te r a ) . J u v e n a l u tiliz a e s te r e c u r s o c o n fin e s p e y o r a tiv o s p a r a la
d e s v a lo riz a c ió n d e R o m a . E l t é r m in o in f e r io r d e la c o m p a r a c ió n sirve
p a r a d e s ta c a r lo s a s p e c to s n e g a tiv o s d e la c iu d a d , t a n t o e n el a s p e c to
fís ic o c o m o e n el so c ia l, e tc é te r a . E je m p lo s : a u n q u e h a y a s v isto
c o s a s m is e ra b le s se c o n s id e ra n p e o r e s lo s d e s a s tre s q u e o c u r r e n e n
R o m a (u t non/ deterius credas horrere incendia, 6 -7 ); la v id a e n R o ­
m a es d if íc il, el e s fu e r z o d e lo s quirites m á s p e n o s o (sed Rom ae
durior illis conatur, 1 6 5 ); la v o z c h illo n a s u e n a p e o r q u e la d e u n
g a llo c u a n d o p is a u n a g a llin a (qua deterius n ec/ ille sonat quo m orde­
tur gallina marito, 9 0 - 9 1 ). E n R o m a t ie n e n m a y o r v e n ta ja lo s a d u la ­
d o re s (melior, qui sem per e t om ni/ po eta die que p o te s t aliena sume-
re u ultum / a facie, 1 0 5 -1 0 6 ) ; e l a d u la d o r h a r á c o m p a ra c io n e s in s o s ­
te n ib le s : el flá c c id o c u e llo d e u n h o m b r e e n f e r m o y la f o r ta le z a d e l
c u e llo d e H é rc u le s c u a n d o s o s tie n e a A n te o (et longum inualidie
collum ceruicibus aequat/H erculis A ntaeum procu l a tellure tenentis,
8 8 -8 9 ) . E l g rieg o a d v e n e d iz o e s ta m p a r á su se llo a n te s q u e el r o m a n o
y (se in c lin a r á e n m e jo r c o jí n (Me prior ille/ signabit fultusque toro
ueliore recu m bet,/ aduectus R om a quo prim a e t cottona uen tol,
8 2 -8 3 ).

3 .4 .1 .7 . Imágenes

L as im á g e n e s, a s im is m o , a c e n tú a n a s p e c to s d e s p re c ia b le s y p e y o ­
ra tiv o s : U m b ric io se c o n te m p la c o m o u n m a n c o , c o m o u n c u e r p o
i n ú ti l p o r su d ie s tra c e r c e n a d a q u e n o p u e d e tr a b a ja r n i a c t u a r p o s i t i ­
v a m e n te (tam quam / màncus e t extinctae, corpus non utiles, dextrae,
4 7 - 4 8 ) ; el r í o T ib e r, s ím b o lo d e R o m a , r e c ib e e n su s a g u a s el d e s a ­
g ü e d e v id a y c o s tu m b r e s o rie n ta le s d e l r í o sirio O r o n te s (Iam pri­
dem Syrus in Tiberim defluxit Orontes, 6 2 ) ; la s p r o s t i tu t a s q u e e n v ía
O r ie n te s o n lo b a s b á r b a r a s d e p i n ta d a m itr a , es d e c ir, la e sp e c ie d e
s o m b r e r o o r ie n ta l (Ita, quibus grata est picta lupa barbara mitra, 6 6 ) ;
la im a g e n d e la b a r c a d e C a ro n te e n l a la g u n a E stig ia tr a e el r e c u e r d o
d e la m u e r t e d e l d e s p re v e n id o p e a t ó n , y el s im b o lis m o d e la c a re n c ia
d e m o n e d a s e n su b o c a in d ic a q u e n o p a g a r á su t r i b u t o a l b a r q u e r o
(tam sed et in ripa, . . / infelix nec habet quem porrigat ore trientem,
2 6 5 -2 6 7 ).

150
3 .5 . G énero literario

A m e d id a q u e a v a n z á b a m o s e n el e s tu d io d e la T erc e ra sá tira de
J u v e n a l, e n c o n tr á b a m o s c a r a c te rís tic a s q u e r e c o n o c ía m o s c o m o p e ­
c u lia re s d e u n g é n e ro lite r a r io g e n u in á m e n te r o m a n o . M e r e f ie r o a
la s á tira . A h o r a b ie n , ¿ q u é es la s á tir a ? S e g ú n lo s te ó r ic o s y t r a t a d i s ­
ta s , l a s á tira es u n t ip o d e c r í t i c a q u e tie n e c o m o o b je tiv o p rin c ip a l
c e n s u ra r lo s v icio s, d e f e c to s , in ju s tic ia s , e rro re s , e q u iv o c a c io n e s y
m a le s d e t o d a e sp e c ie q u e p u lu la n e n la s o c ie d a d , c o n el fin d e d e v e ­
la rlo s y rid ic u liz a rlo s . S in e m b a rg o , lo q u e in te r e s a es d e te c t a r los
ra sg o s q u e d e f in e n la T e r c e r a sátira. M e p r o p o n g o , p o r t a n t o , e n tr e ­
s a c a r d ic h o s ra sg o s d e l m is m o t e x t o . P a ra e llo m e f u n d a m e n to e n la
h ip ó te s is d e q u e la d e f in ic ió n se e n c u e n tr a im p l í c i t a e n el m is m o
o b j e t o q u e se d e fin e . R e c o r d e m o s a lg u n o s d a to s q u e p r o p o r c i o n ó el
a n á lisis. L a s á tir a se c o m p o n e d e lo s s ig u ie n te s e le m e n to s .

3 .5 .1 . E l h e x á m e t r o

E l p o e t a se le c c io n a p a r a su c o m p o s ic ió n el h e x á m e tr o , a p r o p ia d o
al c a r á c te r n a r ra tiv o d e la s á tir a y u n id o tr a d ic io n a lm e n te al g é n e ro .
Y a e n L u c ilio “ la s á tir a se c o n v ir tió e n u n p o e m a d e r itm o n a r ra tiv o
(c o n t e n d e n c ia a lig a rse a l h e x á m e t r o ) .14 E l h e x á m e tr o p r o p ic ia la
a r m o n io s a n a r ra c ió n d e lo s h e c h o s . E l p o e t a u s a u n m e tr o a p t o p a ra
d a r v id a a la d e s c rip c ió n y h a c e é n fa s is e n la s id e a s q u e d e s a rro lla .
Y a d e sd e el c o m ie n z o d e la T e r c e r a sá tira el p o e ta r e fie re q u e él y
U m b ric io d e s c e n d ie ro n al v alle d e E g e ria y a sus g ru ta s , s ím b o lo del
d e s c e n s o e s p ir itu a l d e la R o m a a l a c u a l d e sv a lo riz a . J u v e n a l e m p le a
la p a la b r a “ c u e v a s ” , g u a r id a d e la d r o n e s , y s u b r a y a su in te n c ió n c o n
u n v e rso e s p o n d a ic o :

in u a l|l( e n í) E g ë rï|a e | d e s |c e n d ïm u s | e t s p e lu n c a s , 17

c u a n d o a lu d e al c ó m p lic e y al h o m b r e d e á n im o agitado usa e l m is ­


m o m e tr o :

Q u is n u n c | d i l ï g ï |t u r n ï s ï c o n s c iu s e t c u i f e ru e n s , 49

o e n la e n u m e r a c ió n d e d e la to re s :

14 Bayet, Jean, Literatura latina, Barcelona, Ariel, 1972, p. 113.

151
P ro to g e n e s a lîlq u is l u ë l D ip h îlü s l a u t H e rm a rc h u s , 1 20

o e n la n a r r a c ió n d e l a c c id e n te r e p e n t in o , n o p r e v is to :

e t s u b iti c a su s in p r o u id u s , a d c e n a m si, 273

C a b e s e ñ a la r a lg u n a s p a r tic u la r id a d e s d e lo s h e x á m e tr o s d e la Tercera
sátira; p o r e je m p lo , la a b u n d a n c ia d e h e x á m e tr o s c o n c e s u ra tr o c a i­
ca. L a s c e s u ra s r e s u lta n n e c e s a ria s p a r a lo g ra r m a y o r ra p id e z , y a q u e
el p o e t a e lim in ó n e x o s c o n ju n tiv o s p a r a d a r m a y o r lig e re z a al p o e m a ;
p o r e llo r e s u lta n n e c e s a ria s la s c e s u ra s y h a y a b u n d a n c ia d e e lla s:

N il t ï b ï se d e b e rë I p t i t a t , m l c o n f S r ë t u n q u a m , 51
E s q u ïir(a s ) d i c |t u m q u ë p e |t u n t | a u i m ï h ë l c o lle m , 71
I n s u m |m a |n o n |M a u r ü s ë |r a t |n ë q ü e | S a r m â tâ |n e c T h r a x 79
s i g ñ a jb i t I f u l |t u s q u ë t o r o m ë l i |o r e r ë c u m b e t , 82
u x o |r e m |c o m o e d tis a |g it u e l D o r ïc l3 |n u llo 94
a f a c i le ,|ia c |t a r ë m a |n u s , la ü ld a rë p a |r a t u s 106
S c irë u ô |l u n t s e |c r e tâ d o |m u s a t |q u e i n d ë t ï l m e r i 113
m a ie s |ta s tâ ïï|d e m q u ë r ë |d i t a d | p u l p î t a | n o t u m 174
s e c u |ro s p ë rî]d e n të i ü |b e t |d o r m i r ë r ü |i n a . 196
n o c të m ë |tu s . I a m |p o s c ï t a |q u a m , ia m f r i u o la |t r a n s f e r t 198
s u s p e c |tu s t a m |q u ( a m ) ip s e s u |a s i n |c e n d ë r r t j a e d e s . 222
H o r tu lu s |h ic p ü t ë |u s q u ë b r ë |u i s n e c |r e s të m o |u e n d u s 226
E s t S n |q u i d , q u o jc u m q u ë lo jc o , |q u o |c u m q u ë rë |c e s s u , 230
E rg (o ) o p |t e s u o |t u m q u ë fë ra s m ïs ë |r a b ï lë |te c u m , 276
S t a t c o n |tr a s t a |r iq u ë iü |b e t : p a |r e r ë n ë |c e s s (e ) e st; 290

U n ió n d e c e s u ra s e n el m is m o v e rso : la trithem im eres y hephthem t-


m eresls c o m o e n el s ig u ie n te v e rso d e V irg ilio : “ i n f a n d u m , Il re g in a ,
Il iïib e s II re n o v a re d o lo r ë m ” . (Eneida 2, 3 ). Se p r e s e n ta n e n la Ter­
cera sátira lo s sig u ie n te s e je m p lo s :

mira\tur\\uo\c(em) angus\tam, ïqua deterï\us nec 90


e x ïg ü |u m II d e | n a tu |r a ë llp a tr i|a e q u ë u ë |n e n o , 123
a tq u ë r ë |c e n s lllin (u m ) o s t e n |d i t linon u n â c i |c a t n x ? 151
c o n a |tïïs . Il M a g |n (o ) h o s p T tilu m llm ïsë |ra b ïle , | m a g n o 166
e x ô d r |u m ,llc u m |p e r s o |n a e llp a l|le n tïs h r ja tu m 175

15 Cesura trithemímeres después de la segunda arsis (=elevaciàn) y cesura


hephthemímeres tras la cuarta arsis por contraposición a tesis (“ descenso).

152
nem o cï|bo,llnem (o) hospïtïiolltectoquë iü|uabït. 2 1 1

A rdët 3d|huc,llet i(am ) accu r|n tllq u i m arm ôra|donet, 215


q u id süpë|restllde)corpSrï|bus?llQ uis|inem br 8 , qurs|ossS 259

3.5.2. O b je t ó s a tir iz a d o ( R o m a )

La urbe centro del m undo, R om a, la capital del im perio. La T er­


c e r a S á tira se centra en una realidad hum ana. A Juvenal ya n ó le in ­
teresan las aventuras m itológicas sino el hom bre, su vida y sus p ro ­
blemas. Puede afirmarse que los poetas satíricos inician una revolu­
ción tem ática. Ya el epigram ático Marcial (40-104 d.C.) dio u n corte
literario al centrarse en el hom bre:

Lee este libro del que la vida p o d ría decir: es m ío.


No encontrarás en él centauros, ni gorgonas ni harpías.
Mis páginas saben a hom bre.
\ (E p ig ram a a M am u rra , X, 4) □
En tiem pos de Juvenal, vivir en la gran urbe era un problem a;
hacia ella vuelve el p o eta los ojos y contra ella dirige sus ataques. El
p o eta ve los males que realm ente acaecían a través de un prisma
fuertem ente im aginativo. Cualquier le c to r de Juvenal pu ed e, de
inm ediato, recrear la R om a que p in ta el p o eta, serie de escenas vivas,
no literarias. Juvenal es u n p in to r literario de rara habilidad, sabe
seleccionar el hecho concreto, prosaico, soez y hasta perverso; la vida
parece que se ha trasladado al papel. La T e r c e r a S á tira se mueve
d en tro del am biente popular. Juvenal ha abandonado los lujosos
recintos rom anos y círculos literarios para volverse hacia los barrios
más pobres donde registra los cuadros más significativos de la vida:
las calles estrechas, el em botellam iento de los carros, los pesados
transportes de piedra y m árm ol, el peligro de asaltos noctu rn o s, la
am enaza de ladrones y bandidos, el sufrim iento de los pobres y de
los hum ildes, el ruido y los gritos callejeros, etcétera.

3.5.3. O b je t o e v o c a d o (S u b u rra )

Juvenal configura el objeto satirizado, o tra Rom a, o tra ciudad en


el abismo de la degradación. A hora bien, el p o eta en su radicalismo
se lanza a los extrem os. Si las imágenes son captadas con vigor y n i­
tid ez, el realismo de Juvenal llega h asta el lím ite de lo que hoy llam a­
ríam os literatura “trem endista ” ; es decir, el realismo crudo, la ex p re­
sión de hechos vulgares y soeces an te los cuales no se detiene en su

153
enum eración. A sí habrá de constatar la lim pieza de las letrinas p ú b li­
cas (in d e r e u e r s i/c o n d u c u n t f o r ic a s , 37-38), si el amigo eructó bien,
o si orinó con fuerza, o si el b acín de oro resonó al girar al fondo (si
b e n e e r u c ta u it, s i r e c tu m m in x it a m ic u s , / s i tru lla in u ers o c r e p itu m
d e d it a u re s f u n d o , 107-108). Y aconseja al p ea tó n que se conform e
con recibir com o el m enor de los males el derram am iento sobre su
cabeza de las inm undicias vertidas desde lo alto de las in su la e (u t sin t
c o n t e n t a e p a tu la s d e fu n d e r e p e lu e s , 277).
La degradación del objeto real (Roma) se produce por u n pro ced i­
m iento que pudiéram os calificar de técnica de reducción, la cual
habrá de p roducir los siguientes efectos: prim ero, la desm itificación
del objeto satirizado, es decir, Juvenal destruye en la T e r c e r a sá tira el
m ito de la Rom a im perial, la ciudad eterna, la m aestra y luz del
m un d o , la reina de los pueblos a los que pensaba h ab ía pacificado
para siem pre. Rom a, la de maravillosa arquitectura, la de los espec­
táculos fastuosos del circo y del an tite atro , la de las magníficas fes-
tividades, la resplandeciente de gloria y esplendor, nunca igualada en
m ajestad, la Rom a áurea com o la llam ó Ovidio. Los ojos del m undo
estaban perm anentem ente dirigidos hacia ella y reflejaban la adm ira­
ción p o r aquella ciudad deslum bradora, opulenta e insaciable, m áxi­
m o exponente del poder latino; la u rb e inm ensa y cosm opolita, cen­
tro del m undo antiguo. Juvenal descorre el velo de la adm iración ge­
neral para dem ostrar al m undo lo que estaba oculto a sus ojos. Critica
el am biente social, acusa con violencia, flagela con ardor los vicios de
Rom a, las aberraciones de la ciudad en la cual vive, y censura los as­
pectos hum anos ta n distintos de los consabidos hechos heroicos. Elige,
adem ás, no ya el nom bre del héroe a quien en el m om ento del triunfo
o de la d erro ta se sitúa aislado, sino el anonim ato del pueblo despro­
visto de ro stro personal, esto es, al hom bre sin nom bre, el pobre ig­
n o rad o , la m uchedum bre que m uere en la calle en el to ta l abandono.
En antihéroe sirve de m arco al satírico.
La T e r c e r a sá tira es el espejo que refleja las dificultades de la vida
en la gran ciudad: la rebeldía ante el crecim iento de Rom a, la co rru p ­
ción de las costum bres, la carestía de la vida, el elevado precio de los
alquileres de las casas, las dificultades para encontrar vivienda, la aglo­
m eración. La sátira crea un fuerte rechazo hacia la ciudad, lugar siem ­
pre difícil para el hom bre y , en especial, para el escritor que desea
concentrarse en el trabajo y busca el clim a de silencio y paz que fa­
vorezca su quehacer intelectual.
El segundo lugar, la T e r c e r a sá tira se erige en un gran poem a an-

154
tiurbano: “ C ontra R om a” y, por ende, co n tra todas las ciudades.
Cabe decir que el género de literatu ra antiurbana ha ejercido s u tas-
cinacion sobre los escritores que han vivido en las ciudades la m ayor
p arte de su vida e, incluso, aunque prefieran la vida del cam po, su
publico y su critica están en las capitales o centros de la vida c u ltu r a l
y social, allí donde tienen lugar los acontecim ientos de m ayor relieve.
Hay que aclarar, asimism o, que la preferencia por la vida del cam po
es artificial. El p o eta huye hacia la provincia porque n o tiene o tro re-
sm edio, porque para él to d o está perdido en la ciudad. El re tir a rs e a la
vida del cam po es un lugar com ún, un p retex to literario. Seguramente
Juvenal, de vivir en u n rústico retiro sin público y sin crítica que aplau­
diera sus sátiras, h ab ría encontrado el cam po tan insoportable o más
que la ciudad. La relación de Juvenal y, en especial, de la T e r c e r a s á ­
tira con Rom a p o d ría resum irse en la fórm ula odio-am or. Odio p o r­
que la fustiga en todas sus m anifestaciones; am or porque obsesiva­
m ente la tiene siempre presente, blanco de sus ataques, pero a pesai'
de sus invectivas, siente nostalgia de ella, de su Rom a natal: “nada
significa que nuestra infancia haya absorbido el cielo del A ventino y
se haya n u trido de bayas sabinas” ( U sq u e a d e o n ih il es t, q u o d n o s tr a
in fa n tia c a e lu m / h a u sit A u e n tin i b a c a n u tr ita S a b in a ? , 84-85).
Los dos factores aludidos —la desm ificación y el antiurbanism o—
dan paso a la creación del antim ito. La urbe m agnífica deja paso a la
R om a degradada, helenizada, injüsta, co rru p ta y antinacional que
sustituye al sublime arquetipo. Pero com o los hom bres viven de m itos,
el p o eta satírico tam bién creará el suyo fundam entado en elem entos
to talm en te negativos, en u n proceso de aniquilam iento y destrucción.
El género satírico da nacim iento a la antiliteratura, la literatu ra de
protesta· Juvenal adoptará la m áscara de Umbricio para desenm asca­
rar a su ciudad ; pu d o r poético ante su antiproeza tam bién: echar por
tiferra el sublime m ito de Rom a.
Los poetas han escrito sus poem as antiurbanos m oldeados sobre
la T e r c e r a S á tira (“ C ontra R om a” ) de Juvenal. P o r citar a lg u n o s
ejemplos : la S á tira V I (1660) de Boileau titu lad a “ L es em bairás de
Paris” y “A dièux à la V ille” , la o bra C ity S h o w e r de Swift, D u n cia l
de Pope, L o n d o n de Jo h n so n . Quevedo en su serm ón estoico de
C en su ra m o r a l com ienza con los versos “Q uiero d a r u n vecino a la
Sibila/ y retirar mi desengaño a Cum as ” . 1 6

16 Quevedo, Francisco de, P oem as escogidos'. “ R etiro de quien experimen­


ta contraria la suerte, ya profesando virtudes, y ya vicios” , Soneto no. 38, Ma­
drid, Castalia, 1972.

155
3.5.4. M edios artísticos de ataque

Para la realización crítica de su in te n to “C ontra R om a” , Juvenal


se vale de m edios artísticos de ataque. Me refiero al ingenio y la agu­
deza, el ridículo y la ironía, la burla y la invectiva, el sarcasmo y la
tern u ra, etcétera. Los elem entos en general son negativos. Cuando
em plea alguno positivo com o el ingenio, p o r ejem plo, le asigna una
función peyorativa: la de censurar, pero con gracia. La Tercera sátira
de Juvenal se sirve de to d a una escala de negaciones que van desde
las más sencillas a las más com plejas. La Tercera sátira, “ C ontra R o­
m a” , va enfocada desde el p u n to de origen del cual p arte: Suburra,
uno de los barrios m enospreciados de la ciudad. La corrupción que,
ciertam ente, existía en R om a, Juvenal h a b ría de centrarla en el m ero
fo co : S uburra, en vez de R o m a,rep ito . Juvenal reproduce solam ente la
cara negativa de R om a, la cara positiva de la m oneda la ignora p o r
com pleto. Los hexám etros dejan paso solam ente a u n a jera rq u ía de
antivalores, la parcialidad es absoluta. De hecho, la sátira es injusta
po rq u e se va a los extrem os; el equilibrio debe rom perse. El blanco
de la sátira es un ángulo; la sátira no tiene más rem edio que exagerar
y en su más p ro fu n d a esencia es injusta y a que hincha la realidad
p ara hacerla más p aten te y deform e. Injusticia co n tra la ciudad de
R om a p o rque su visión se contem pla desde u n solo enfoque: Suburra.
H abilidad y arte de la Tercera sátira. Juvenal contrasta ideas para
p ro d u cir placer; enciende las luces que le convienen, extingue las que
no le convienen; entretiene con su ingenio lleno de sorpresas. Form al­
m en te h a elegido la antítesis en que está im p lícita la técnica del cla­
roscuro. El poeta presenta el perfil inesperado que sorprende y deleita.
Las continuas digresiones corresponden a u n a técnica de sorpresas.
Zig-zag de ideas caldeadas p o r el fuego de la indignación. Espejo cón­
cavo, n u n ca norm al, que define la realidad p o r la hipérbole. Juvenal
exagera los ejem plos de los vicios y fulm ina acusaciones con la vehe­
m encia y el calor de u n severo guía m oral, aunque ciertam ente esté
m otivado por los vicios que existían realm ente en Rom a. O tras fuen­
tes m uestran que la m ayoría de los rom anos llevaban un a vida res­
ponsable, porque es evidente que si el m undo rom ano hubiera seguido
solam ente los im pulsos de la bru talid ad y el vicio, jam ás hubiera p o ­
dido p roducir u n a im presión tan h o n d a y duradera ta n to en el m undo
de ayer com o en el de h o y . El rom ano poseía aspectos tu rb io s, pero
tam bién co ntrastaba su pro fu n d o sentido de la dignidad h um ana, el
con cep to del derecho y del orden, el equilibrio m oral, la apreciación

156
de su historia, la religiosidad y la fe en su destino, la convicción de la
superioridad en la cual se m ovía, la seguridad de haber sido elegido
p o r los dioses para cum plir una m isión divina en el concierto de la
hum anidad. En los reinados de D om iciano y Adriano vivieron hom ­
bres tan cultos y hum anos com o Plinio el joven. Juvenal reproduce
sólo el lado negativo de la R om a que contem pla, sólo la m ira desde
esa vertiente. En el fondo late el pesim ism o. El vicio siempre h a hecho
más ruido que la virtud; adem ás, la descripción de los vicios suele
despertar, más que la de las virtudes, el interés de la inm ensa m ayoría
dç las gentes.
¿Juvenal m oralista? No lo sabem os ciertam ente, pero sí pu ed e afir­
marse que la im presión que le producen las injusticias sociales inspi­
ran sus versos, y que la T e r c e r a sá tira posee una finalidad moraliza-
do ra; tam bién se co n stata a lo largo del poem a que p o r sus palabras o
las de U m bricio, Juvenal se cree m oralm ente superior a los o tro s; re­
chaza violentam ente lo inm oral, el m al en sí. T eóricam ente sigue una
línea de m oral elevada en u n m undo pleno de anom alía, locuras y crí­
m enes. Pero puede adm itirse la posiblidad de que si hubiera poseído
bienes de fo rtu n a suficientes, h a b ría solicitado los favores de la cor­
tesana com o lo hacía aquel a quien criticaba.
Para quien puede atacar de fren te, el m edio de castigar la injusticia
social en el escape agresivo de la ex p re sió n satírica. Juvenal ataca por
medio de rodeos indignado y obsesionado p o r la corrupción de la so­
ciedad rom ana. El m ism o dice que su verso nace de su indignación
(F a c it in d ig n a tio u e r s u m , I, 79-80). Cuando contem pla el desolador
espectáculo de Rom a degradada exclam a: “ qué difícil es no escribir
sátiras” (d i ff i c il e e s t s a tu r a m n o n s c r ib e r e , I, 30).
Juvenal siente la injusticia social, quisiera que todos participaran
de las riquezas, se enfurece co n tra los que se benefician por m edios
deshonestos, enfoca el problem a social desde abajo, se mezcla co n la
miseria de los hum ildes p orque posee la com prensión de la dignidad
y de la grandeza del hom bre. Para él los esclavos ya no son los m eros
in str u m en ta pertenecientes a la categoría del animal dom éstico. La
sensibilidad a flor de piel de Juvenal, el desconsuelo que le produce
la decadencia de R om a es de au tén tica raigam bre nacional y se n u tre
de experiencias personales que han dejado su huella en su personali­
dad. El sentim iento patrio m arcado con u n rígido nacionalism o reac­
ciona fu ertem ente ante el presente. Juvenal se rebelará contra las re­
ligiones exóticas, la invasión de los advenedizos orientales, el p ro b le­
m a difícil del tránsito en la ciudad, la indigencia de los pobres frente

15 7
a la ostentación de los ricos, la adulación, la p rostitu ció n , la esclavi­
tu d y la invasión de los extranjeros.
Sucesivamente se observa a l o largo de la sátira, la ternura de! p o eta
para co n los desposeídos de bienes de fo rtu n a que habitan en Rom a,
la hum illación del p obre, objeto de risa y m enosprecio para los ricos
cuando desfila ante ellos con su ropaje de miseria, toga raíd a y zapa­
tos rem endados, ro to s de nuevo ; el afligido p o r el derrum be de su
casa y el incendio, el débil esclavillo de la espórtula convertido en
bestia de carga, la urbe cosm opolita indiferente a los trabajos, dolores
y dificultades del desam parado C odro, el p ea tó n aplastado p o r los
pesados bloques de m árm ol que se desplom an sobre él m ientras su
fam ilia, ignorante de su desgracia, se entrega a los cuidados dom ésti­
cos en espera del que ya jam ás volverá, el transeúnte expuesto a los
ataques de los borrachos, ladrones y bandidos. En sum a, el corazón
de Juvenal es sensible a todas las miserias de los pobres. La dureza
de algunas expresiones suyas hace de él u n alm a sensible al dolor,
com prensiva ante las desgracias del p obre ciudadano rom ano con el
cual se solidariza, y no adm ite su difícil sobrevivencia. Juvenal siente
el tem o r de la ciudad (e t q u o s p r a e c ip u e f u g i a m , 59), la im paciencia
ante la invasión extranjera (N on p o s s u m f e r r e , 60), el ruego (n o str i
m e m o r , 315). Por últim o, el m iedo a su p ropia debilidad, el tem o r a
ser cóm plice (n e n o b is b la n d ia r , 126) Su inspiración nace de su furor
p o r la degradación m oral, la inversión de los valores. Juvenal arrem ete
con fuerza, desea que la justicia triunfe en R om a, que los ciudadanos
rom anos practiquen las artes honestas (a rtib u s. . . h o n e s t is , 2 1 ) y
com o no lo hacen lucha con la única arm a que posee : su sátira, género
que perm ite descubrir la verdad y pin tarla con trazo definitorio.
¿Juvenal idealista? Ciertam ente sueña con u n a Rom a estrictam ente
latin a, llena de pureza y virtud, sin extranjeros, la cual en realidad rio
existió nunca. Critica la R om a que contem pla, porque en el o tro lado
de la cara del espejo anhela ver o tra m ejor: la fuerte y pu ra Rom a,
nuca helenizada. Juvenal fustiga el lado negativo de lo no criticable :
la Rom a incorrupta, honesta y justa:

vicios virtud

injusticias frente justicia

defectos perfección

absurdos sensatez

158
En sum a : la R om a q u e satiriza fren te a la Rom a q u e sueña. E n el
fo n d o de su alm a, Juvenal es el hom bre idealista, ansioso de lo subli­
m e, el hom bre que añora lo que debiera ser el m undo que no es. Con
ello está apuntando hacia o tro m undo m ejor: lo que los hom bres d e­
bieran hacer y n o hacen, lo que debieran valorar y no valoran, lo que
debieran poseer y no poseen : to d o lo que configura la Rom a d e sus
sueños.

3.5.5. Sátira poética

Los im pulsos a satirizar son básicos en la naturaleza h um ana; la


sátira nace de la misma condición del h o m b re; del especial enfoque
de contem plar el m u n d o , surge la p o stu ra m ental de crítica y h o stili­
dad. Juvenal no se co n te n ta con la benévola correción, sino q u e fu s­
tiga el vicio y arrem ete con saña c o n tra to d o lo que signifique co rru p ­
ción pocial. No hay en to d a la Tercera sátira u n pasaje alegre qu e p ro ­
voque la sonrisa. Los elem entos que estru ctu ran form alm ente la sáti­
ra son dos: el objeto que se satiriza y ese m ism o objeto ya satirizado
o evocado, es decir, elem entos de la realidad y elem entos de la fa n ta ­
sía, dinám ica paralela que se da conjuntam ente. Se establece el p u en te
en tre el

PLANO REA L PLANO EVOCADO


ROMA SUBURRA (barrio de Rom a)

La sinécdoque de S uburra po r R om a es la esencia p oética de la Ter­


cera sátira ; refleja el enfoque de Juvenal, la p arte p o r el todo : Suburra
p o r R om a (Suburae, 5). La im aginación y la fantasía del p o eta co n ­
figuran el transfondo poético de la Tercera sátira.
A ñadam os que Juvenal enum era una serie de hechos de los que
ex tracta la abstracción. Juvenal realiza una operación intelectual en
la cual separa los rasgos negativos p ara considerarlos aisladam ente y
fijar el p u ro objeto en su esencia o noción. El p o eta se habrá de elevar
del hecho prosaico y p articular de la vida cotidiana de R om a hacia
los hechos generales. D e a h í sacará la conclusión de tipo práctico,
an to rch a de alerta para la enseñanza del m undo. El realismo y la fan­
tasía, lo concreto y lo ab stracto , co n stitu y en ejes fundam entales d e
la Tercera sátira. Por ta n to , la esencia de la m ism a es antitética, para­
dójica y com pleja. Según N o rth ro p Frye “ Dos cosas son esenciales

159
e n la s á tir a : una es el ingenio o h u m o r basado e n la f a n ta s í a o en u n
sentido de lo grotesco o de lo absurdo : la o tra es el objeto que ataca.
El ataque sin hum or o reprobación pura, constituye uno de los lím i­
tes de la sátira. L ím ites m uy nebulosos, y a que la invectiva es u n a de
las form as más am enas del arte literario, así com o el panegírico es
u n a de las m ás aburridas ” . 1 7
En síntesis: la Tercera sátira de Juvenal responde al siguiente es­
quem a:

Y p o d ría resum irse en los siguientes rasgos:

1. C om posición narrativa escrita en hexám etros, m edio apto para


la n arración arm oniosa y la descripción del objeto satirizado.
2. O bjeto que se satiriza (R om a real), la urbe plena de corrupción
que contem plaba el poeta.
3. O bjeto evocado (Suburra), la o tra R om a, la ciudad degradada
hasta el extrem o, la negación to ta l de la s e x c e le n c ia s de la
ciudad.
4. M edios artísticos de ataque. El p o e ta se vale de la sutileza de
su ingeio, la agudeza, el juicio analítico , el sarcasm o y la iro n ía,
el ridículo y la ternura. T odos estos elem entos los m aneja con
sum a habilidad y en form a artístic a y to d o s ellos sirven para
develar la to ta l corrupción de R om a y los males que aquejaban

17 Anatomía de la crítica, Caracas, Monte Ávila editores, 1977,295 ss.

160
a los rom anos honestos hasta el extrem o de obligarlos a alejarse
de ella y p artir hacia el cam po. Tal era el p r o p ó s i t o de Juvenal.

El arte de la sátira es com ún a m últiples form as de expresión y se


integra com o elem ento cóm ponente en todos los géneros literarios
(épica lírica, dram ática, oratoria, periodism o, etcétera) que n o es­
cap an a las pinceladas del escritor satírico. Puede haÉer sátira en cual­
quier género literario ; la sátira de calidad está presente en to d as las
grandes obras críticas. Sin em bargo, la sátira no constituye u n a cate­
go ría bien definida en literatura. E ntendida en sentido lato, la sátira
está presente con diferentes grados y m atices en num erosas obras de
la literatu ra universal; se puede entender com o u n a actitud crítica
especial que abarca gran cantidad de obras, las cuales tien en en
com ún el ataque m ediante el rid ícu lo d en tro de cualquier género
literario. E lem entos satíricos abundan en las viejas com edias áticas de
A ristófanes, en las obras de L uciano, H oracio y P etronio, Cervantes,
Les age, Q uevedo, Sw ift, V oltaire, H eine, Bernard Shaw, entre otros
m uchos.
La sátira com o género literario específico es una creación em inen­
tem en te latin a que aparece p o r prim era vez en E nnio y Lucilio
(m uerto en el año 103 a.C.) quien ataca “al pueblo y a los grandes
in d istin tam en te” (H oracio, Sátira II, 1, 69). Persio y Juvenal conso­
lidan el género satírico y elevan sus sátiras al rango de creación lite­
raria, la sátira form al ro m an a —el m onólogo en verso sobre diversos
tópicos m orales-Juvenal da a sus sátiras u n a configuración especial,
com o h a podido apreciarse en los rasgos detectados en la Tercera sátira.

CONCLUSIONES

Del análisis de la Tercera sátira de Juvenal pueden deducirse las si­


guientes conclusiones:

1. Las secuencias de significación de la narración poética d eter­


m inan form alm ente un zig-zag expresivo por las contin u as di­
gresiones y ejem plificaciones, pero bajo ellas se localiza un
contenido sem ántico del to d o co h e ren te ;lo s recursos de am pli­
ficación van m otivados po r la misma fuerza del tema.
2. La idea central se explica y m atiza con la abundancia de con­
textos que dan la posibilidad de fijar el verdadero sentido del
tex to y precisar la in ten ció n del au to r. El poem a presen ta re-

161
feren d as al espacio y al tiem po, a lo social y a lo m itológico, a
lo histórico y a lo literario, a lo filosófico y a lo religioso. De
todo ello se sirve Juvenal para realizar su p ropósito. La adecua­
ción entre te x to y co n tex to es exacta y responde al fin de la
sátira. T exto y co n tex to se ilum inan recíprocam ente.
3. Juvenal establece la relación te x to -co n tex to p o r m edio de p ro ­
cedim ientos retóricos de am plificación negativa que sirven para
afianzar el tem a : la enum eración de los males de R om a in ten si­
fica el rechazo de ésta; la antítesis delim ita u n a técnica de cla­
roscuro en que, ante to d o , se destacará la pincelada som bría;
las notas lum inosas co ntrastan por ausencia y p o r la necesaria
oposición de contrarios. El poem a va estructurado en form a
an titética; deja lo positivo en la oscuridad; alum bra solam ente
lo negativo.
4. L a ejem plificación de hechos reales que presenta el te x to , lleva
a la n oción abstracta, al proceso in telectual que se sintetizará
en la definición o sentencia, la didáctica de verdades que servi­
rán de guía al pueblo. La enseñanza de la sátira nace de su rea­
lismo m oral. La Tercera sátira señala u n a serie de abstracciones
o generalizaciones que se condensan en sentencias plenas de
sentido com ún y sabiduría popular.
5. Los procedim ientos retóricos de las perífrasis, com paraciones e
imágenes sirven asimismo coipo m aterial acum ulativo que ahon­
da en la visión pesim ista del te x to .
6 . La Tercera sátira configura rasgos precisos que definen el género
de la sátira latina. Form alm ente es u n a com posición escrita en
hex ám etros favorecedores de la arm oniosa secuencia del relato;
qu ed a precisado el objeto que se satiriza (R om a); el objeto
evocado que el p o eta contem pla desde el cristal de su poderosa
im aginación y expresa con estilo vigoroso y preciso. Su m anera
de atacar es artística: el ingenio y la agudeza, la invectiva y la
burla, la iro n ía y la te rn u ra se fusionan en u n a técnica de so r­
presas siempre renovadas; la denuncia agresiva va im pregnada
de rasgos estéticos que p roducen placer en el lecto r p o r la
relación de ideas ingeniosas, la visión im aginativa tran sfo rm a­
d ora del m undo.
7. El poem a nace de la indignación que experim enta su au to r ante
la realidad contem plada, más que de u n a idea m oralizante, au n ­
que tam bién la posea; de su sensibilidad de p o e ta y de su com ­
pasión de hom bre ante el sufrim iento de los pobres y los débi-

162
les; de su hondo sentim iento nacional de am or a R om a y de
sus sueños de justicia.
8 . La degradación del objeto satirizado se verifica por m edio de
u n a técnica de reducción o degradación que produce los siguien­
tes efectos: prim ero, la desm itificación de la Rom a augusta e
im perial; segundo, el antiurbanism o de la ciudad cuna del im ­
perio; tercero, el nacim iento del antim ito: co n tra Rom a.
9. En el m eollo de la T e r c e r a sá tira se perfila el procedim iento re­
tórico de la sinécdoque; su stituir la parte p o r el to d o : Suburra
p o r Rom a. La realidad deja paso a la im aginación y la fantasía
del p o eta y configuran el trasfondo poético de la com posición;
el poem a es una trasposición poética llena de evocaciones; ahí
reside su m erito poético.
10. La radicalidad de la sátira ap u n ta p o r reacción hacia el o tro ex­
trem o de la balanza: hacia la R om a n o criticable, nacional, h o ­
nesta y p u ra, la ciudad anhelada que. responde a la visión h u ­
m ana y p o ética de Juvenal. El inconform ism o de la sátira
corresponde al idealism o del p o eta. La Tercera sá tira n ace de
u n a situación que lo oprim e, una econom ía que lo sofoca, una
sociedad que lo abrum a. Juvenal es u n apasionado de las
cuestiones sociales y hacia ellas dirige su interés.
11. La sátira era el género literario que resp o n d ía mejor a su pesi­
mismo crítico ; el tip o de com posición que cuadraba m ejor al
in ten to dem oledor de R om a. Juvenal es el escritor que d a form a
definitiva a la sátira p o r la concreción de los rasgos ya señalados
(m anera nueva respecto a Lucilio). La crítica era el m ejor de
los m edios para aclarar al hom bre an te el espejo en el cual se
reflejaba su imagen.
12. La Tercera sá tira tra ta de influir en la conducta social de los
rom anos. El p o e ta desea que todos vean R om a com o él la ve;
en un afán proselitista tra ta de convencer aunque no siempre
tenga la razón; su m oral parece ser m uchas veces la del sentido
com ún; la virtud, una regla de conducta vigilante y práctica,
com pletam ente realista, m u y a la rom ana. Fustiga los vicios en
la literatura, pero es un bu en conocedor de ellos en su vida
diaria.
13. El realism o de Juvenal pudiera incluirse dentro del trem endism o
p o r los aspectos crudos de la vida en los cuales no d u d a en h a­
cer hincapié.
14. La Tercerá sátira h a ten id o proyección social y liteteraria; per-

163
tenece a la literatu ra de p ro testa, pero más que un acto de re ­
b eld ía se erige en u n .acto de solidaridad y angustia an te el caos
y el desorden de la ciudad; ataque directo co n tra el vicio y la
insensatez hum anos.
15. El po em a escrito para en treten er contiene agudos com entarios
sobre el m undo en que vivió. A hora bien, la Tercera sátira no
da soluciones, sino más bien sugerencias. Al detectar el m al,
ap u n ta a su contrario, el bien. Por el placer y el gozo de develar
lo o culto, la sátira va señalando posibles arreglos. La solución
habrá de encontrarse en lo contrario de lo que se ataca, en el
o tro polo de la esfera: en lo m oral, lo ju sto , lo aceptable, es
decir, en la antítesis de lo que se critica. Juvenal sí señala el
cam ino, pero indirectam ente. En lo hon d o de su alm a añora
la R om a de antaño, la R om a im perial, la gran Rom a.
16. Juvenal se erige en el prim er oyen te de sus sátiras y así lo afirm a
p o r m edio de U m bricio, su alter ego, voz del pueblo rom ano
que lo escucha y oirá su alerta co n tra R om a: “ Yo iré a esos
cam pos fríos para escuchar tu s sátiras” (Saturatum ego. . .
a uditor gelidos u e n ia m .. . in agros, III, 322). Juven al, escri­
to r satírico, escribe para que lo oigan, desea que escuchen su
m ensaje, que llegue al p u eb lo ; quiere com partir con to d o s los
ciudadanos de R om a su ingenio y deprim ente enfoque de la
visión de su ciudad.

164
BIBLIOGRAFIA

Bay et, Je a n , L iteratura latina, Barcelona, Ariel, 1972. 566 p.


Coseriu, Eugenio, T e o r í a d e l len g u a jé y lin g ü ís tic a g en er a l, M a d rid ,
G redos, 1978. 328 p. (E s t u d io s y e n s a y o s , 61).
Dijk, T.A. van, T extos y co n tex to (Sem ántica y pragm ática del
discurso), M adrid, C átedra, 357 p.
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editores, 1 9 5 7 .4 7 9 p.
G arcía Berrio A. y V era Luján A ., F undam entos de teoría lingüís­
tica, M adrid A lberto Corazón editor, 1977. 269 p. (Com unica­
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Heredia, R o b erto , “Juvenal: Realism o y violencia retó ricas” en
A p r o x im a c io n e s a l m u n d o c lá s ic o , M éxico, UNAM, 1979. 82-90 p.
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Q uevedo, Francisco de, Poemas escogidos, M adrid, Castalia, 1972.
382 p.
INDICE

P R E L IM IN A R ................................................................................... 5

1. RECURRENCIAS LINGÜISTICAS Y LITER A R IA S EN


EL CARMEN V III DE C A T U L O ........................................... 9

IN TR O D U C C IO N .................................................................... II

1.1. El p o e m a ........................................................................... 14
1.2. Recurrencias rítm ic a s..................................................... 15
1.2.1. M étricas.............................................................................. 16
1.2.2. F ó n ic a s.............................................................................. 17
1.2.3. T ó n ic a s.............................................................................. 19
1.2.4. P síq u ic as...................................... ..................................... 19

1.3. Recurrencias m orfosintácticas . ................. .............. 21


1.3.1. S e c u e n c ia s ....................................................................... 21
1.3.2. Pradigma léxico......................................... ...................... 23
1.3.3. Secuencias sintagm áticas............................................... 25

1.4. Recurrencias se m á n tic a s............................................... 28


1.5. Recurrencias r e t ó r i c a s .................. .. 32
1. 6 . Recurrencias de los factores de la com unicación . 34
1.7. Recurrencias co n tex tú a le s........................ .. 36
1.7.1. H istóricas............................................................. .. 36
1.7.2. F ilo só ficas............................................................. .. 39
1.7.3. P sico ló g ica s................................................. 40
1.7.4. L ite ria r ia s ....................................................................... 43

CO N C L U SIO N ES..................................................................... .. 46
BIB LIO G R A FIA ........................................ .. 49

167
2. LA PRO FECIA V ISION A RIA DE V IR G IL IO EN LA
“ ELOGA CU A RTA ” DE LAS B U C O L IC A S ....................... 51

IN T R O D U C C IO N ................................................. .. .................... 53

2.1. El p o e m a ........................................................................... 56
2.2. Significado. . .................................................................. 60
2.2.1. Com prensión y localización del te x to . . . . . . . . 60
2.2.2. A sunto o a r g u m e n to ..................................................... 61
2.2.3. E structura conceptual de la Egloga: secuencias . . 63
2.2.4. Tem a o idea c e n tr a l....................................................... 64
2.2.5. Redacción del te m a ........................................ ............... 65

2.2. Significantes.................................. ................................... 65


2.2.1. Nivel fonológico -p ro so d em ático -m étrico ................ 6 6

2.2.1.1. E n cab alg am ien to s.......................................................... 70


2.2.2. Nivel m o rfo ló g ic o .......................................................... 71
2.2.3. Nivel sin tá c tic o ................................................................ 74
2.2.4. Nivel sem ántico................................................................ 76
2.2.4.1. N acim iento y desarrollo del n i ñ o .............................. 78
2.2.5. Nivel re tó ric o -e stilístic o ............................................... 80
2.2.5.1. El n i ñ o .............................................................................. 81

2.2.6. Nivel se m io ló g ic o ...................................... .................... 82

2.3. S ignificado-significantes................................................ 85
2.3.1. V aloración crítica de la “ Egloga c u a rta ” . . . . . . 85
2.3.2. La p ro fecía visionaria de V ir g ilio .............................. 8 6

2.3.4. La paz de Brindis.............................. ............................... 8 8

2.4. La “Egloga cu a rta” ........................................................ 90

BIB L IO G R A FIA .......................................................................... 95

3. “ CONTRA ROM A” : T E R C E R A S A T IR A DE JU V E N A L 97

IN T R O D U C C IO N ........................................................................ 99

3.1. El p o e m a ............................................................................. 101


3.2. Coherencia sem ántica...................................................... 116

168
3.2.1. Secuencias de sig n ific a c ió n .................................. .. . 118
3.2.2. Idea c e n t r a l ...................................... ................... 125
3.3. Referencias contex tú ales............................................... 126
3.3.1. C o n te x to ............................................................................ 126
3.3.1.1. Espacial. . ....................... ...................... .. 128
3.3.1.2. T em poral........................................................................... 130
3.3.1.3. S o c ia l................................................................................. 131
3.3.1.3.1. Pobreza-riqueza................................................................ 131
3.3.1.3.2. C orrupción. .................................................................... 132
3 .3.1.3.3. Clases sociales................................................................... 134
3.3.1.3.4. Mille p e r ic u la .................................................................. 137
3.3.1.4. H istó ric o ........................................................................... 137
3.3.1.5. L ite r a r io ............................................................................ 138
3.3.1.6. F ilo s ó f ic o ......................................................................... 139
3.3.1.7. M ito ló g ico............................................................. .. 140
3.3.1.8. R e lig io so ............................................... .. ................... 142

3.4. Recursos re tó ric o s .......................................................... 142


3.4.1. A m plificación n eg a tiv a.................................................. 143
3.4.1.1. E n u m e ra c ió n ................................................................... 144
3 .4 .1.2. A n títe s is ........................................................................... 146
3.4.1.3. Pregunta re tó ric a . .......................................................... 147
3.4.1.4. A cum ulación de s e n te n c ia s ......................................... 148
3.4.1.5. P erífra sis........................................................................... 149
3.4.1.6. C o m p a ra c ió n ................................................................... 149
3.4.1.7. Im ágen es........................................................................... 150

3.5. Género literario .................................................... 151


3 .5.1. El h e x á m e tro ................................................................... 151
3.5.2. O bjeto qué se sa tiriz a ......................................... .. 153
3.5.3. O bjeto evocado.................................................. .. 153
3.5.4. M e d io s a r tí s t i c o s d e a t a q u e . . . . . . . . . . . . . . . 156
3.5.5. Sátira p o é tic a .................................................... 159

CONCLUSIONES .................................................... 161


BIB LIO G R A FIA ................................................. 165

169
Comentarios de Textos Latinos I , editado por
la Dirección General de Publicaciones, se termi­
nó de imprimir en Profesional Tipográfica, S. de
R.L., el 19 de noviembre de 1982. Su composi­
ción se hizo en tipos Baskerville 9 y 8 puntos.
La edición consta de 1300 ejemplares.

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