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Jean PIAGET y Barbel INHELDER

Psicología del niño

Decimocuarta edición
EDICIONES MORATA, S. L.
Fundada por Javier Morata, Editor, en 1920
C/ Mejía Lequerica, 12 28004 - MADRID
Título original de la obra:
LA PSYCHOLOGIE DE L 'ENFANT
(Colección "Que sais-je", núm. 369)
© by Presses Universitaires de France, París

CONTENIDO ___________________________
Primera edición: 1969 Octava edición: 1978
Segunda edición: 1969 Novena edición: 1980
Tercera edición: 1971 Décima edición: 1981
Cuarta edición: 1972 Undécima edición. 1982 „ INTRODUCCIÓN ..................................................................... 11
Quinta edición: 1973 Duodécima edición: 1984
Sexta edición: 1975 Decimotercera edición: 1993 CAPITULO I
Séptima edición: 1977 Decimocuarta edición: 1997
El nivel senso-motor . . . ........................................................... 15
I. La inteligencia senso-motora .............................. 15
II. La construcción de lo real .................................. 24
III. El aspecto cognoscitivo de las reacciones senso-
motoras ................................................................. 29
e-mail: morata@infornet.es IV. El aspecto afectivo de las reacciones senso-mo-
dirección en internet: http://www.edmorata.es toras ....................................................................... 31

CAPITULO II

Queda terminantemente prohibida la reproducción total o parcial de este libro por impresic El desarrollo de las percepciones ........................................... 38
fotocopiado, microfilme o cualquier otro medio sin permiso previo, por escrito, del Editor.
I. Constancias y causalidad perceptivas ................ 39
II. Los efectos de campo ........................................ 44
III. Las actividades perceptivas ............................. 48
IV. Percepciones, nociones y operaciones ............... 52

CAPITULO m
© EDICIONES MORATA, S. L. (1997)
Mejía Lequerica, 12. 28004 - Madrid La fundón semiótica o simbólica ........................................... 59
I. La función semiótica y la imitación ............... 59
ISBN: 84-7112-103-4 Depósito
II. El juego simbólico .............................................. 65
Legal: M-23.356-1997 III. El dibujo ............................ ................................ 70
IV. Las imágenes mentales ........................................ 74
Cubierta: A. Corazón V. La memoria y la estructura de los recuerdos-
Printed in Spain imágenes . .. .......................................................... 85
Imprime: LAVEL, Humanes (Madrid) VI. El lenguaje ............................................................. 88
8 Contenido

CAPITULO rv
Las operaciones "concretas" del pensamiento y las relacio
nes interindividuales ....................................................... 96
I. Los tres niveles del paso de la acción a la ope
ración .................................................................... 96
II. La génesis de las operaciones "concretas" ... 100 ADVERTENCIA
III. La representación del Universo, causalidad y
azar ........................................................................ 111
IV. Las interacciones sociales y afectivas ................ 115
V. Sentimientos y juicios morales ............................ 123
VI. Conclusión ........................................................... 129
El traductor desea advertir a los lectores que se ha
CAPITULO V visto obligado a "inventar" algunos neologismos que
equivalgan a otros tantos vocablos empleados por los
El preadolescente y las operaciones proporcionales ........... 131 autores y que no figuran en los diccionarios franceses.
I. £1 pensamiento formal y el combinatorio ... 132 Son palabras que responden a nuevas ideas o circuns-
II. El "grupo" de las dos reversibilidades ........ 136 tancias, no registradas todavía en los "léxicos oficiales".
ID. Los esquemas operatorios formales .............. 140 Así ocurre con las voces "objetal" (que no equivale a
IV. La inducción de las leyes y la disociación de objetivo, en esta obra), "gestual" (no sinónimo de ges-
los factores .......................................................... 144 ticular), "proposicional" (sin equivalencia castellana), etc.
V. Las transformaciones afectivas ........................... 148
Se ha procurado, con mayor o menor fortuna, interpretar
fielmente lo expresado en el texto original por los au-
CONCLUSIÓN tores, aun sacrificando un poco la pureza idiomática, en
Los factores del desarrollo mental ...................................... 151
aras de la más fácil comprensión.
L. H. A.
Bibliografía ................................................................................. 159

Quizá una vez cada década, si es que esto sucede, las


fronteras de un importante sector del conocimiento son
consolidadas de un modo único —cuando un genio inno-
vador se detiene para resumir el logro y el significado
esencial del trabajo de su vida—. Aquí (mucho como
FREUD hizo respecto a su psicología dinámica en Esquema
del Psicoanálisis), Jean PIAGET, una de las figuras clave
de la psicología en el siglo xx, con la ayuda de su más
constante colaborador, Barbel INHELDER, ofrece una pre-
sentación definitiva de la psicología evolutiva que ha
elaborado durante los últimos cuarenta años.
10 Advertencia

La influencia de PIAGET sobre la psicología ha sido


profunda. Sus penetrantes y pioneras investigaciones y
teorías del desarrollo cognoscitivo han situado a la psi-
cología del niño en camino de moverse en nuevas direc-
ciones. Sus audaces especulaciones han servido de ins-
piración para el trabajo de otros, y sus estudios han
constituido materia de muchos libros y de incontables
artículos. Y, significativamente, su influencia se ha es- INTRODUCCIÓN _______________________
parcido sobre otras disciplinas y sigue teniendo un cada
vez mayor impacto sobre la cultura general en sentido
amplio.
Aquí, por tanto, es, "Piaget sobre Piaget", una síntesis
comprensiva de su psicología del niño, trazando las eta- La psicología del niño 1 estudia el crecimiento mental
pas del desarrollo cognoscitivo sobre el entero período o, lo que viene a ser lo mismo, el desarrollo de las
de la niñez, desde la infancia a la adolescencia. conductas (es decir, de los comportamientos, compren-
Psicología del Niño es así un soberbio sumario para dida la conciencia) hasta esa fase de transición, consti-
el psicólogo profesional y la mejor de todas las intro- tuida por la adolescencia, que marca la inserción del
ducciones a PIAGET para el estudiante y el lector intere- individuo en la sociedad adulta. El crecimiento mental
sado no especialista.
Jean PIAGET es co-director del Instituto de Ciencias de es indisociable del crecimiento físico, especialmente de
la Educación en Ginebra y profesor de Psicología expe- la maduración de los sistemas nerviosos y endocrinos
rimental en la Universidad de Ginebra. Durante más de que prosigue hasta alrededor de los 16 años. De ello
cuarenta años ha estado en la primera línea de la inves- resulta, ante todo, que, para comprender ese crecimiento
tigación científica sobre los orígenes y desarrollo de las mental, no basta remontarse hasta el nacimiento,
facultades intelectuales en los primeros años de la vida. porque existe una embriología de los reflejos (MIN-
Barbel INHELDER, que ha trabajado con PIAGET a lo largo KOWSKI) interesando la motórica del feto; y ya se han
de muchos años, ha colaborado con él en la redacción de invocado las conductas preperceptivas de éste en ám-
varios libros. bitos como los de la percepción de la causalidad táctilo-
(Nota publicada en la presentación de la edición inglesa
cinestésica (MICHOTTE)1. También resulta de ello, desde
y tomada del Catálogo de Basic Books Inc. Spring. 1969,
P- 3.) 1
Esta obra quiere ser una síntesis de diferentes trabajos de
psicología del niño, incluidos los nuestros (sin compromiso, por
lo demás, en cuanto a las proporciones). Respecto a éstos, el
lector acaso experimente la impresión de que seamos reiterativos.
Nos permitimos, sin embargo, señalar dos novedades acerca de
este punto: esta exposición es a la vez breve y sencilla, lo
que constituye, por otra parte, sus dos únicos méritos.
Damos las gracias a la Presses Universitaires de France por
habernos determinado a escribir este resumen, que nunca
hubiésemos
1
pensado hacer por propia iniciativa.
MICHOTTE, A.: La perception de la causalxti. Publicationi
universitaires de Louvain, 2.a ed., 1954.
12 Psicología del niño Introducción 13

un punto de vista teórico, que la psicología del niño ha estudiado los razonamientos, operaciones y estructuras
de considerarse como el estudio de un sector particular lógicas en el adulto solo, esto es, en el estado acabado
de una embriogénesis general, que se prosigue después y estático, lo que ha conducido a algunos autores (Denk-
del nacimiento, y que engloba todo el crecimiento, or- psychologie alemana) a ver en el pensamiento un "es-
gánico y mental, hasta llegar a ese estado de equilibrio pejo de la lógica", se ha terminado por preguntarse
relativo que constituye el nivel adulto. si la lógica era innata o el resultado de una construc-
Las influencias del ambiente adquieren una importan- ción progresiva, etc. Con objeto de resolver tales proble-
cia cada vez mayor a partir del nacimiento, tanto desde mas, se recurre entonces al niño; y, por este hecho, la
el punto de vista orgánico como del mental. La psico- psicología infantil se ve promovida al rango de "psico-
logía del niño no puede, pues, limitarse a recurrir a logía genética", lo cual equivale a decir que se convierte
factores de maduración biológica, ya que los factores en instrumento esencial de análisis explicativo para re-
que han de considerarse dependen tanto del ejercicio solver los problemas de la psicología general.
o de la experiencia adquirida como de la vida social La importancia adquirida actualmente por el método
en general. genético en todos los sectores de la psicología (téngase
La psicología del niño estudia a éste por sí mismo en cuenta, p. ej., el considerable papel atribuido a la
en su desarrollo mental. Conviene, a tal respecto, dis- infancia por el psicoanálisis) tiende así a conferir a la
tinguirla de la "psicología genética", aunque constituya psicología del niño una especie de posición clave en
instrumento esencial de ella. Señalemos en seguida, para los más diversos ámbitos. En consecuencia, nos situa-
disipar cualquier equívoco en la terminología, que la remos en esta obra, principalmente, en el punto de vista
palabra "genética", en la expresión "psicología genéti- de la psicología genética; si el niño ofrece un gran interés
ca", fue introducida por los psicólogos en la segunda en sí mismo, se ha de añadir, en efecto, que también
mitad del siglo xix, es decir, antes que los biólogos la explica al hombre, en el mismo grado, y, a menudo más,
empleasen con un sentido más restringido. En el len- que al contrario, pues, aunque el hombre lo eduque
guaje actual de los biólogos, la "genética" se refiere por medio de múltiples transmisiones sociales, todo adul-
exclusivamente a los mecanismos de la herencia, por to, incluso creador, ha comenzado, sin embargo, por ser
oposición a los procesos embriogenéticos u ontogenéti- un niño, tanto en los tiempos prehistóricos como en
cos. "Psicología genética" se refiere al desarrollo indi- nuestros días.
vidual (ontogénesis). Dicho esto, podríamos vernos ten-
tados a considerar las expresiones "psicología del niño"
y "psicología genética" como sinónimas; sin embargo,
un importante matiz las diferencia: si la psicología del
niño estudia a éste por él mismo, se tiende hoy, por
el contrario, a denominar "psicología genética" a la
psicología general (estudio de la inteligencia, de las per-
cepciones, etc.), pero en tanto que trata de explicar las
funciones mentales por su modo de formación, o sea,
por su desarrollo en el niño; p. ej.: después de haber
58 Psicología del niño

sibles, porque se asientan en un modo de composición


probabilista, evidente en el terreno de los efectos de
campo, pero que están en juego también en las regula-
ciones propias de las actividades perceptivas (aunque
esas regulaciones atenúan la parte del azar o de la mezcla
irreversible). Ahora bien: las operaciones, aunque
constituyen también estructuras de conjunto, son esen- CAPITULO III
cialmente reversibles: +n es exactamente anulado por
— n. Por otra parte, y en consecuencia, las estructuras LA FUNCIÓN SEMIÓTICA O SIMBÓLICA
perceptivas entrañan una composición no aditiva; y pre-
cisamente por ese carácter los gestaltistas definen su
noción central de Gestalt: pero una operación es rigu-
rosamente aditiva, porque 2 + 2 hacen exactamente 4 y
no un poco más o un poco menos, como si se tratase Al término del período senso-motor, hacia un año y
de una estructura perceptiva. Parece, pues, excluido medio o dos años, aparece una función fundamental
obtener las operaciones o la inteligencia en general de para la evolución de las conductas ulteriores, y que
los sistemas perceptivos; e incluso si las formas preope- consiste en poder representar algo (un "significado"
ratorias del pensamiento presentan toda clase de estados cualquiera: objeto, acontecimiento, esquema conceptual,
intermedios que recuerdan las formas perceptivas, sub- etcétera) por medio de un "significante" diferenciado y
siste, entre la irreversibilidad de las adaptaciones per- que sólo sirve para esa representación: lenguaje, imagen
ceptivas en las situaciones hic et nunc y las construc- mental, gesto simbólico, etc. Siguiendo a HEAD y a los
ciones reversibles propias de las conquistas lógico-mate- especialistas de la afasia, se denomina, en general, "sim-
máticas de la inteligencia operatoria, una dualidad fun- bólica" esa función generadora de la representación;
damental de orientación, tanto desde el punto de vista pero como los lingüistas distinguen cuidadosamente los
genético como desde el de sus destinos en la historia "símbolos" y los "signos", es mejor emplear con ellos
del pensamiento científico. la expresión de "función semiótica" para designar los
funcionamientos referentes al conjunto de los signifi-
cantes diferenciados.

I.—LA FUNCIÓN SEMIÓTICA Y LA IMITACIÓN

Los mecanismos senso-motores ignoran la representa-


ción y antes del transcurso del segundo año no se ob-
serva una conducta que implique la evocación de un
objeto ausente. Cuando se constituye, hacia los nueve-
doce mes, el esquema del objeto permanente, existe,
60 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 61

ciertamente, la búsqueda del objeto desaparecido, pero 1) Hay, ante todo, la imitación diferida, es decir, la
acaba de ser percibido, y corresponde, pues, a una ac- que se inicia en ausencia del modelo. En una conducta
ción ya en curso, y un conjunto de indicios actuales de imitación senso-motora, el niño comienza por imitar
permite encontrarlo. en presencia del modelo (p. ej., un movimiento de la
Si no hay aún en esto representación, existe por lo mano), después de lo cual puede continuar en ausencia
menos, e incluso desde el principio, constitución y uti- de ese modelo, sin que ello implique ninguna represen
lización de significaciones, ya que toda asimilación sen-so- tación en pensamiento. Por el contrario, en el caso de
motora (comprendida la perceptiva) consiste en conferir una niña de dieciséis meses, que ve a un amiguito en
significaciones. Pero si hay ahí significación de conjunto, fadarse, gritar y patalear (espectáculos nuevos para ella)
es decir, dualidad entre "significados" (=los propios y que, pero sólo una o dos horas después de su marcha,
esquemas con sus contenidos relativos a las acciones en imita la escena riéndose, esta imitación diferida consti
curso) y "significantes", éstos son siempre perceptivos, tuye un comienzo de representación, y el gesto imita
indiferenciados en sus significados, lo que excluye hablar, dor, un inicio de significante diferenciado.
a ese nivel, de función semiótica. Un significante 2) Hay, seguidamente, el juego simbólico o juego de
indiferenciado no es aún, en efecto, ni un "símbolo" ni un ficción, desconocido en el nivel senso-motor. La misma
"signo" (en el sentido de los signos verbales); es, por niña ha inventado su primer juego simbólico, aparen
definición, un "indicio" (comprendidas las "señales" que tando dormir, sentada y sonriendo ampliamente, pero
intervienen en el condicionamiento, como el sonido de la cerrando los ojos, con la cabeza inclinada y el pulgar
campana que anuncia la alimentación). Un indicio está en la boca, asiendo un pico de la sábana que simula
efectivamente indiferenciado de su significado, en el el de su almohada, según lo que habitualmente suele
sentido de que constituye un aspecto (la blancura para la hacer cuando se duerme; poco después hace también
leche), una parte (el sector visible para un objeto
dormir a su oso de peluche, desliza una concha en una
semioculto), un antecedente temporal (la puerta que se
caja, diciendo "¡miau!" (acaba de ver un gato sobre
abre para la llegada de la madre), un resultado causal
un muro), etc. En todos esos casos la representación es
(una mancha), etc.
neta y el significante diferenciado es, de nuevo, un gesto
1. Aparición de la función semiótica.—En el curso imitador, pero acompañado de objetos que se han hecho
del segundo año (en continuidad con el estadio VI del § I) simbólicos.
aparece, por el contrario, un conjunto de conductas que 3) El dibujo o imagen gráfica es, en sus comienzos,
implica la evocación representativa de un objeto o de un intermediario entre el juego y la imagen mental, aun
un acontecimiento ausentes y que supone, en consecuen- que no aparece apenas antes de los dos o de los dos
cia, la construcción o el empleo de significantes dife- años y medio.
renciados, ya que deben poder referirse a elementos no 4) Viene luego, pronto o tarde, la imagen mental, de
actualmente perceptibles tanto como a los que están la que no se encuentra huella alguna en el nivel senso-
presentes. Pueden distinguirse, cuando menos, cinco de motor (si no fuera así, el descubrimiento del objeto
esas conductas, de aparición casi simultánea, y que va- permanente se facilitaría mucho) y que aparece como
mos a enumerar en orden de complejidad creciente: una imitación interiorizada.
62 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 63

5) Por último, el lenguaje naciente permite la evo- Al término del período senso-motor, el niño ha adqui-
cación verbal de acontecimientos no actuales. Cuando rido una capacidad suficiente, en dominio de la imitación
la mencionada niña dice "miau", sin ver ya al gato, existe así generalizada, para que se haga posible la imitación
representación verbal, además de imitación. Cuando, diferida: realmente, la representación en acto se libera
algún tiempo después, dice "Panéné patf (=grand-papa entonces de las exigencias sensomotoras de copia per-
parti) *, señalando el camino en cuesta que él ha se- ceptiva directa para alcanzar un nivel intermedio en el
guido al dejarla, la representación se apoya exclusiva- que el acto, desprendido así de su contexto, se hace
mente (o acompañándose de una imagen mental) en el significante diferenciado y, consecuentemente, en parte
significante diferenciado constituido por los signos de ya representación en pensamiento. Con el juego sim-
la lengua en vías de aprendizaje. bólico y el dibujo, ese paso de la representación en
acto a la representación-pensamiento se ve reforzado:
2. Papel de la imitación.—Siendo tales las primeras el "simular dormir" del ejemplo recién citado no es tam-
manifestaciones de la función semiótica, el problema que poco, aún, sino un acto desligado de su contexto, pero
se plantea, ante todo, es comprender el mecanismo de es también un símbolo generalizable. Con la imagen
su formación. Pero la solución de ese problema se sim- mental, seguidamente, la imitación no es ya sólo dife-
plifica mucho por el hecho de que las cuatro primeras
de dichas formas de conducta se basan en la imitación, táculos en los esquemas propios y liberación de éstos. Segui-
y que el lenguaje mismo, que, contrariamente a las damente, el sujeto se dedica a reproducir esos modelos
precedentes conductas, no es inventado por el niño, se por interés hacia esa propia reproducción y no por asimilación
automática, lo que señala el comienzo de la función en
adquiere en un contexto necesario de imitación (porque cierto modo pre-representativa desempeñada por la
si se aprendiese sólo por un juego de condicionamientos, imitación; luego, el niño llega pronto a copiar gestos
como a menudo se dice, debería aparecer al segundo nuevos para él, pero en la medida en que son ejecutables en
regiones visibles del propio cuerpo. Se inicia una nueva etapa
mes). La imitación, pues, constituye a la vez la prefigu- esencial cuando se trata de modelos relativos al rostro (abrir
ración senso-motora de la representación y, en conse- y cerrar la boca o los ojos, etcétera): la dificultad estriba
cuencia, el término de paso entre el nivel senso-motor entonces en que el rostro propio sólo es conocido
táctilmente y el ajeno visualmente, aparte de algunas
y el de las conductas propiamente representativas. raras exploraciones táctiles de ese rostro ajeno, muy
La imitación es de inmediato una prefiguración de la interesante de señalar a ese nivel en que el niño cons truye
correspondencias entre las claves visuales y tactilocines-
representación, es decir, que constituye, en el curso del tésicas, para poder generalizar la imitación en las partes
período senso-motor, una especie de representación en no visibles de su cuerpo. Mientras tales correspondencias
actos materiales, todavía no en pensamiento 1. no se han elaborado, la imitación de los movimientos del
rostro es imposible o accidental: el bostezo, p. ej., tan
contagioso más tarde, no es imitado antes de alrededor de
* Dejamos este ejemplo según aparece en el original un aña, si se ha presentado silenciosamente. Una vez
francés por razones fonéticas. Podría fácilmente hallarse construida las correspondencias, merced a una serie de
una equivalencia castellana. (N. del T.) indicios (sonoros, etc.), la imitación se generaliza, y se ve
1
La imitación comienza (desde los estadios II y III del ca- entonces el importante papel que desempeña en ese nivel a
pítulo I, $ I) por una especie de contagio o de ecopraxia título de instrumento de conocimiento del cuerpo propio en
debida al hecho de que cuando otra persona realiza ante el analogía con el ajeno. No es, pues, exagerado considerarla
niño gestos que él mismo sabe efectuar (cuando aquélla como una especie de representación en acto; y, desde ese
acaba de hacerlo ' luego después de un intervalo), hay punto de vista, puede seguirse a B ALDWIN , cuando ve en ella
asimilación de esos espec- un instrumento esencial de la construcción complementaría
del otro y del yo.
64 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 65

rida, sino interiorizada, y la representación que hace


posible, disociada asf de todo acto exterior en favor II.—EL JUEGO SIMBÓLICO
de esos esbozos o bosquejos internos de acciones que
£1 juego simbólico señala, indudablemente, el apogeo
la soportarán en lo sucesivo, está entonces presta para
del juego infantil. Corresponde, más aún que las otras
convertirse en pensamiento. La adquisición del lenguaje,
dos o tres formas de juego que vamos también a exami-
hecha accesible en esos contextos de imitación, cubre
nar, a la función esencial que el juego llene en la vida del
finalmente el conjunto del proceso, asegurando un con-
niño. Obligado a adaptarse incesantemente a un mundo
tacto con los demás, mucho más potente que la simple
social de mayores, cuyos intereses y reglas siguen siéndole
imitación y que permite a la representación naciente
exteriores, y a un mundo físico que todavía comprende
aumentar sus poderes apoyándose en la comunicación.
mal, el niño no llega como nosotros a satisfacer las
necesidades afectivas e incluso intelectuales de su yo
3. En suma, la función semiótica engendra así dos en esas adaptaciones, que para los adultos son más o
clases de instrumentos: los símbolos, que son "moti-
menos completas, pero que para él siguen siendo tanto
vados", es decir, que presentan, aunque significantes di-
ferenciados, alguna semejanza con sus significados; y más inacabadas cuanto más pequeño es. Resulta, por
los signos, que son arbitrarios o convencionales. Los tanto, indispensable a su equilibrio afectivo e intelec-
símbolos, como motivados, pueden ser construidos por tual que pueda disponer de un sector de actividad cuya
el individuo solo, y los primeros símbolos del juego motivación no sea la adaptación a lo realj sino, por el
del niño son buenos ejemplos de esas creaciones indi- contrario, la asimilación de lo real al yo, sin coacciones
viduales, que no excluyen, naturalmente, los simbolis- ni sanciones: tal es el juego, que transforma lo real,
mos colectivos ulteriores: la imitación diferida, el juego por asimilación más o menos pura, a las necesidades
simbólico y la imagen gráfica o mental dependen enton- del yo, mientras que la imitación (cuando constituye
ces directamente de la imitación, no como transmisión un fin en sí) es acomodación más o menos pura a los
de modelos exteriores dados (ya que hay una imitación modelos exteriores, y la inteligencia es equilibrio entre
de sí mismo igual que de otros, como demuestra el la asimilación y la acomodación 1.
ejemplo citado del juego de simular el sueño), sino como Además, el instrumento esencial de adaptación es el
paso de la pre-representación en acto a la representa- lenguaje, que no es inventado por el niño, sino que le
ción interior o pensamiento. El signo, por el contrario, es transmitido en formas ya hechas, obligadas y de natu-
como convencional, ha de ser necesariamente colectivo: raleza colectiva, es decir, impropias para expresar las
el niño lo recibe por el canal de la imitación, pero esta necesidades o las experiencias vividas por el yo. Es,
vez como adquisición de modelos exteriores; él sola- pues, indispensable para el niño que pueda disponer
mente lo acomoda en seguida a su manera y lo utiliza igualmente de un medio propio de expresión, o sea, de
como veremos en el capítulo m, $ VI. un sistema de significantes construidos por él y adapta-
bles a sus deseos: tal es el sistema de los símbolos
propios del juego simbólico, tomados de la imitación a
1
P IAGET , J.: La formation du symbole chez Fenfant, Dela-
chaux & Niestlé, 1945.
. 3
66 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 67

título de instrumentos; pero de una imitación no per e inmóvil al lado de la mesa de su padre, haciendo un
seguida por ella misma, sino simplemente utilizada como ruido ensordecedor: "Me estás estorbando; ya ves que
medio evocador al servicio de la asimilación lúdica*: tal trabajo" — "No me hables —repuso la pequeña—, soy
es el juego simbólico, que no es sólo asimilación de lo una iglesia". De igual modo, vivamente impresionada
real al yo, como el juego en general, sino asimilación por un pato desplumado que vio en la mesa de la co-
asegurada (lo que la refuerza) por un lenguaje simbólico cina fue hallada por la noche tendida en un canapé, al
construido por el yo y modificable a la medida de las punto de que se la creyó enferma, y se la acosó a pre-
necesidades *. ' guntas, que al principio quedaron sin respuesta; luego,
con voz apagada, dijo: "¡Yo soy el pato muerto!" Se
La función de asimilación al yo que cumple el juego ve en esos ejemplos que el simbolismo lúdico puede
simbólico se manifiesta bajo las formas particulares más llegar a cumplir la función de lo que sería para un
diversas, en la mayor parte de los casos afectivas, sobre adulto el lenguaje interior; pero, en lugar de repensar
todo, pero a veces al servicio de intereses cognoscitivos. simplemente en un acontecimiento interesante o impre-
Una niñita que había hecho diversas preguntas acerca sionante, el niño tiene necesidad de un simbolismo más
del mecanismo de las campanas, observado en un viejo directo, que le permita volver a vivir ese acontecimien-
campanario de aldea, en las vacaciones, se puso en pie to, en vez de contentarse con una evocación mental'.
9
Hay tres categorías principales de juego y una cuarta que De esas múltiples funciones del juego simbólico se
forma la transición entre el juego simbólico y las actividades han derivado diferentes teorías que pretenden ser expli-
no lúdicas o adaptaciones "serias". La forma primitiva del cativas del juego en general y hoy ya abandonadas (sin
juego, la única representada al nivel senso-motor, pero que se
conserva en parte después, es el "juego de ejercicio", que no hablar de la hipótesis de la recapitulación hereditaria
entraña ningún simbolismo ni técnica alguna específicamente de STANLEY-HALL, que anunciaba, en el ámbito del jue-
lúdica, pero que consiste en repetir por placer actividades ad- go, las concepciones más aventuradas de JUNG en lo
quiridas con un ñn de adaptación: por ejemplo, el niño que
ha descubierto por azar la posibilidad de balancear un objeto concerniente a los símbolos inconscientes). La principal
suspendido, reproduce en seguida el resultado para adaptarse de esas antiguas teorías es la de Karl GROOS , que tuvo
a él y para comprenderlo, lo que no es un juego, ya que,
hecho esto, utiliza esa conducta por simple "placer funcional" ' Son, sobre todo, los conflictos afectivos los que reaparecen
(K. BÜHLER)** O por placer de ser causa y de afirmar un saber en el juego simbólico. Puede estarse seguro, por ejemplo, de
nuevamente adquirido (lo que hace todavía el adulto con un que si se produce una escena trivial en el desayuno, una o
nuevo automóvil o un nuevo aparato de televisión). Después dos horas después el drama será reproducido en un juego de
viene el juego simbólico, cuyos caracteres ya hemos visto, y muñecas y, sobre todo, llevado a un ñnal más afortunado, bien
que encuentra su apogeo entre los 2 -3 y los 5-6 años. En porque el niño aplique a su muñeca una pedagogía más inteligen-
tercer lugar, aparecen los juegos de reglas (canicas, rayuela, te que la de sus padres, bien porque integre en el juego lo que su
etcétera), que se transmiten socialmente de niño en niño y amor propio le impedía aceptar en la mesa (como terminar el
aumentan en importancia, por tanto, con el progreso de la plato de un guisado que le parezca detestable, sobre todo si
vida social del niño. Finalmente, a partir del juego simbólico es la muñeca quien se lo toma simbólicamente). Puede estarse
se desarrollan juegos de construcción, impregnados aún, al seguro, también, de que si el niño tiene miedo de un perrazo,
principio, de simbolismo lúdico, pero que tienden seguidamente las cosas se arreglarán en un juego simbólico, en el que los
a constituir verdaderas adaptaciones (construcciones mecánicas, perros dejarán de ser malos o los niños se harán valientes. De
etcétera) o soluciones de problemas y creaciones inteligentes. un modo general, el juego simbólico puede servir así para
* Adoptamos el término lúdico/a por ser el más usual, aunque la liquidación de conflictos; pero también para la compensa-
el admitido por la Real Academia de la Lengua es lúdicro, del latín ción de necesidades no satisfechas, inversión de los papeles
ludicrus. (N. del T.) (obediencia y autoridad), liberación y extensión del yo, ett
** Ver el estudio del juego en BÜHLER, K.: Crisis de la psicolo-
gía; Madrid, Morata, 1966. (N. del T.)
68 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 69

el mérito de ser el primero en descubrir que el juego frecuentemente también a conflictos inconscientes: in-
de los niños (y de los animales) presenta una significación tereses sexuales, defensa contra la angustia, fobias, agre-
funcional esencial y no es un simple desahogo. Pero él sividad o identificación con agresores, repliegues por
veía en el juego un pre-ejercicio de las actividades temor al riesgo o a la competición, etc. El simbolismo
futuras del individuo, lo cual es verdad e incluso evi- del juego se une en esos casos al del sueño, hasta el
dente si nos limitamos a decir que el juego, como toda punto de que los métodos específicos de psicoanálisis
función general, es útil para el desarrollo, pero que pierde infantil utilizan frecuentemente materiales de juego (Me-
toda significación si se entra en el detalle: el niño que lanie K LEIN , Anna F REUD, etc.). Sólo el freudismo ha
juega a ser una iglesia, ¿se prepara a ser diácono? Y el interpretado, hace tiempo, el simbolismo del sueño (sin
que juega a ser un pato muerto, ¿se apresta a ser hablar de las exageraciones, acaso inevitables, qire en-
ornitólogo? Mucho más profunda es la teoría de J. J. traña la interpretación de los símbolos cuando no se dis-
BUYTENDIJK, que liga el juego a las leyes de la "di- pone de medios suficientes de control) como una espe-
námica infantil", solo que esa dinámica no es lúdica en cie de disfraz debido a mecanismos de retroceso y de
sí misma, y para darse cuenta de lo que el juego pre- , censura. Los límites, tan vagos, entre la conciencia y
senta de específico parece necesario, como proponemos lo inconsciente, que dan testimonio del juego simbólico
antes, apelar a un polo de asimilación al yo, distinto del niño, hacen pensar más bien que el simbolismo del
del polo acomodador de imitación y del equilibrio entre sueño es análogo al del juego, porque el durmiente pier-
ellos (inteligencia) 1; en el juego simbólico, esa asimi- de, a la vez, la utilización razonada del lenguaje, el
lación sistemática se traduce en una utilización par- sentido de lo real y los instrumentos deductivos o lógi-
ticular de la función semiótica, consistente en construir cos de su inteligencia; se halla entonces, sin querer, en
símbolos a voluntad para expresar todo lo que, en la la situación de asimilación simbólica que el niño busca
experiencia vivida, no podía ser formulado y asimilado por ella misma. C. G. J UNG había visto, acertadamente,
sólo por los medios del lenguaje. que ese simbolismo onírico consiste en una especie de
Pero ese simbolismo centrado en el yo* no consiste lenguaje primitivo, lo que corresponde a lo que acaba-
sólo en formular y en alimentar los diversos intereses mos de ver del juego simbólico; y ha tenido el mérito
conscientes del sujeto. El juego simbólico se refiere de estudiar y demostrar la gran generalidad de ciertos
símbolos. Pero, sin prueba alguna (la indiferencia res-
5
En una obra reciente, muy penetrante y viva acerca de pecto al control es aún más notable en la escuela "jun-
los Jeux de Vesprit, París, "Du Scarabée", 1963, J. O. GRAND- giana" que en las "freudianas"), ha llegado de la gene-
IOUAN encuentra insuficiente la interpretación del juego por la
primacía de la asimilación; pero insiste en los juegos de reglas, ralidad a la innateidad y a la teoría de los arquetipos
mientras que el juego específico de la primera infancia nos hereditarios. Pero se encontraría, sin duda, una gene-
parece constituido por el juego simbólico, que está ligado por
todos los intermediarios al pensamiento no lúdico y que sólo ralidad tan grande en las leyes del simbolismo lúdico
difiere así de él por el grado de asimilación de lo real al yo. del niño. Y como el niño es anterior al hombre, incluso
* No "egocéntrico", como antes dijo uno de nosotros, por- prehistórico (lo recordamos en la Introducción), acaso
que los psicólogos ignoran aún, con frecuencia, la norma de
las ciencias exactas de no discutir un término sino en función en el estudio ontogenético de los mecanismos formado-
de las definiciones propuestas por oposición a las significaciones res de la función semiótica se encuentra la solución del
y asociaciones corrientes.
problema.
70 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 71

de un personaje o de un objeto mucho antes de expresar


IDL—EL DIBUJO gráficamente lo que ve en él: observación fundamental
cuyo total alcance encontraremos a propósito de la ima-
El dibujo es una forma de la función semiótica que gen mental, que también es conceptualización antes de
se inscribe a mitad de camino entre el juego simbólico, llegar a buenas copias perceptivas.
del cual presenta el mismo placer funcional y el mismo El realismo del dibujo pasa, pues, por diferentes fases.
autotelismo, y la imagen mental con la que comparte LUQUET llama "realismo fortuito" la de los garabatos,
el esfuerzo de imitación de lo real. L UQUET considera con significación que se descubre luego. Viene después
el dibujo como un juego; pero resulta que, incluso en el "realismo frustrado" o fase de incapacidad sintética,
sus formas iniciales, no asimila cualquier cosa, no im- en que los elementos de la copia están yuxtapuestos,
porta cuál, sino que permanece, como la imagen mental, en lugar de coordinados en un todo: un sombrero muy
más próxima a la acomodación imitadora. En realidad, por encima de la cabeza o los botones al lado del
constituye tanto una preparación como un resultado de cuerpo. El monigote, que es uno de los modelos más
ésta; y entre la imagen gráfica y la imagen interior (el dominante en el principio, pasa por un estadio de gran
"modelo interior" de LUQUET) existen innumerables in- interés: el de los "monigotes-renacuajos", en que sólo se
teracciones, ya que las dos se derivan directamente figura una cabeza provista de apéndices filiformes, que
de la imitación 7. son las piernas, o de brazos y de piernas, pero sin
En sus célebres estudios sobre el dibujo infantil, LU- tronco.
QUET' ha propuesto estadios e interpretaciones aún vá- Viene luego el período esencial del "realismo inte-
lidas hoy día. Antes de él, los autores sostenían dos lectual", en que el dibujo ha superado las dificultades
opiniones contrarias: unos admitían que los primeros primitivas, pero proporciona esencialmente los atribu-
dibujos de niños son esencialmente realistas, ya que se tos conceptuales sin preocupaciones de perspectiva vi-
atenían a modelos efectivos, sin dibujos de imaginación sual. Así, un rostro visto de perfil tendrá un segundo
hasta más tarde; otros insistían, por el contrario, en la ojo, porque un hombre tiene dos ojos; o un jinete ten-
idealización testimoniada por los dibujos primitivos. LU- drá una pierna vista al través del caballo además de la
QUET parece haber zanjado definitivamente el debate, pierna visible; se verán también patatas en el suelo de
demostrando que el dibujo del niño, hasta los ocho o un campo donde están aún enterradas, o en el estómago
los nueve años, es esencialmente realista de intención, de un señor, etc.'.
pero que el sujeto comienza por dibujar lo que sabe Por el contrario, hacia los ocho o los nueve años, a
7
ese "realismo intelectual" sucede un "realismo visuaj"
En verdad, la primera forma del dibujo no parece imi-
tativa y participa aún de un puro juego, pero de ejercicio:
es el garabato al que se dedica el niño de 2 a 2 años y medio, ' A esa "transparencia" se añaden mezclas de puntos de
cuando se le da un lápiz. Pero, muy pronto, el sujeto cre e vista o pseudo-rebajamientos: LUQUET cita el ejemplo de un
reconocer formas en lo que garabatea sin finalidad, de tal modo dibujo de carro en que el caballo está visto de perfil, el inte-
que trata, en seguida, de reproducir de memoria un modelo, rior del carro visto desde arriba y las ruedas situadas en plano
por poco parecida que sea su expresión gráfica desde el punto horizontal. Hay que mencionar, además, el procedimiento inte-
de vista objetivo: desde esa intención, el dibujo es, pues, imi - resante de figuración de los relatos. Mientras que nuestra ima-
tación e imaeen. ginación adulta, al menos la moderna, figura una serie de
• L UQUET , G.: Le dessin enfantin, Alean, 1927. acontecimientos simultáneos por dibujo sin introducir acciones
Función semiótica o simbólica 73
72 Psicología del niño
ees de copiar un cuadrado, dibujos muy exactos de fi-
que muestra dos novedades. Por una parte, el dibujo no guras cerradas que tenían un pequeño círculo en el
representa sino lo que es visible desde un punto de vista interior de sus límites, al exterior e incluso en el límite
perspectivo particular: un perfil no proporciona sino lo (está "entre afuera", decía entonces un sujeto).
que se da de perfil; las partes ocultas de los objetos Pero si el "realismo intelectual" del dibujo infantil
no se figuran detrás de las pantallas (así, sólo se verá ignora la perspectiva y las relaciones métricas, tiene en
la copa de un árbol detrás de una casa, y no el árbol cuenta las relaciones topológicas: aproximaciones, se-
entero) y los objetos del fondo se disminuyen gradual- paraciones, envolvimientos, cerramientos, etc. De una
mente (fugitivos) con relación al primer plano. Por otra parte, esas intuiciones topológicas proceden, desde los
parte, el dibujo tiene en cuenta la disposición de los siete a los ocho años, de las intuiciones proyectivas, al
objetos según un plan de conjunto (ejes y coordenadas) mismo tiempo que se elabora una métrica euclidiana; es
y sus proporciones métricas. decir, que aparecen los dos caracteres esenciales del
El interés de esos estadios de LUQUET es doble. Cons- "realismo visual" del dibujo. Por otra, desde esta edad se
tituyen, en primer término, una notable introducción al constituyen la recta proyectiva o puntual (unida a la
estudio de la imagen mental, la que, como vamos a ver dirección de la vista), así como la perspectiva ele -
(§ IV), obedece también a leyes más próximas de la mental: el niño se hace capaz de anticipar por el dibujo la
conceptualización que a las de la percepción. Pero, sobre forma de un objeto que se le presenta, pero que ha de
todo, atestiguan una notable convergencia con la evolu- ser dibujado tal como sería visto por un observador
ción de la geometría espontánea del niño, tal como he- situado a la derecha o enfrente del niño. Desde los
mos tratado de estudiar después". nueve o los diez años, el sujeto escoge correctamente,
Las primeras intuiciones espaciales del niño son, efec- entre varios, el dibujo correcto que representa tres mon-
tivamente, topológicas, antes de ser proyectivas o de tañas o tres edificios contemplados desde tal o cual
conformarse a la métrica euclidiana. Existe, p. ej., un punto de vista. De otra parte, y sincrónicamente, se
nivel en que los cuadrados rectangulares, círculos, elip- constituyen la recta vectorial (conservación de una di-
ses, etc., son uniformemente representados por una mis- rección), el grupo representativo de los desplazamientos, la
ma curva cerrada, sin rectas ni ángulos (el dibujo del medida neta de una síntesis de la participación y del
cuadrado no es aproximadamente correcto hasta después orden de los desplazamientos (véase cap. IV, § II), las
de los cuatro años), mientras que las cruces, los arcos similitudes y proporciones y la conclusión de la medida en
de circunferencia, etc., son representados como figuras dos o tres dimensiones en función de un sistema de
abiertas. Hacia los tres años, entre los garabatos y el referencias o coordenadas naturales: desde los nueve a
"realismo frustrado", hemos obtenido, en niños incapa- los diez años (pero, cosa interesante, apenas con ante-
rioridad), por término medio, los niños son capaces de
trazar por anticipado el nivel horizontal que alcanzará el
cronológicamente sucesivas, el niño, como algunos pintores pri- agua en un bocal al que se dan diversas inclinaciones, o la
mitivos, utilizará un solo dibujo para un desarrollo cronológico:
veremos, p. ej., una montaña con cinco o seis hombres que línea vertical del mástil de un barco situado sobre tal
serán un solo personaje en cinco o seis posiciones sucesivas. 18 agua (se dibujan los bocales y el niño indica las
PIAGET, J., y B. INHELDER: La représentation de ¡'espace chez
Venfant, Presses Universitaires de France, 1947. horizontales y verticales recurriendo a referencias ex-
74 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 75

teriores a la figura, lo que no sabía precisamente hacer 1. Los problemas de la imagen.—Parece, así, que las
antes)u. imágenes mentales sean de aparición relativamente tar-
día y que resultan de una imitación interiorizada. Y ya
IV.—LAS IMÁGENES MENTALES 13 que su analogía con la percepción no testimonia una
filiación directa, esa imitación trata de proporcionar una
La psicología asociacionista consideraba la imagen copia activa de los cuadros perceptivos con eventuales
como un prolongamiento de la percepción, y como un esbozos de referencias sensoriales.
elemento del pensamiento, porque éste no consistía sino En cuanto al problema de las relaciones entre la ima-
en asociar sensaciones e imágenes. Ya vimos (cap. I, gen y el pensamiento, tanto BINET como los psicólogos
§ I) que, en realidad, las "asociaciones" son siempre alemanes de la escuela de Wurzbourg (de MARBE y KÜL-
asimilaciones. En cuanto a las imágenes mentales, exis- PE a B ÜHLER ), han mostrado la existencia de lo que
ten, por lo menos, dos buenas razones para dudar de ellos denominaban un pensamiento sin imagen: puede
su filiación directa a partir de la percepción. Desde imaginarse un objeto; pero el juicio que afirma o que
el punto de vista neurológico, la evocación interior de niega su existencia no es imaginado en sí mismo, lo cual
un movimiento desata las mismas ondas eléctricas, cor- equivale a decir que juicios y operaciones son ajenos
ticales (EEG) o musculares (EMG) que la ejecución ma- a la imagen; pero ello no excluye que ésta desempeñe
terial del movimiento, lo que equivale a decir que su un papel a título de elemento del pensamiento, sino de
evocación supone un esbozo de ese movimiento. Desde auxiliar simbólico complementario del lenguaje. En efec-
el punto de vista genético, si la imagen prolongara, sin to, éste sólo se refiere a conceptos u objetos concep-
más, la percepción, debería intervenir desde el naci- tualizados a título de clases singulares ("mi padre",
miento, siendo así que no se observa ninguna manifes- etcétera); y subsiste, tanto en el adulto como en el niño,
tación de ello durante el período senso-motor, y parece la necesidad de un sistema de significantes relativos, no
iniciarse únicamente con la aparición de la función se- ya a los conceptos, sino a los objetos como tales y a
miótica u. toda la experiencia perceptiva pasada del sujeto: a la
imagen le corresponde ese papel, y su carácter de sím-
11
Se ve así que la evolución de] dibujo es solidaria de toda bolo (por oposición a "signo") le permite adquirir una
la estructuración del espacio, según los diferentes estadios de
ese desarrollo. No hay, pues, por qué sorprenderse de que el
dibujo del niño haya podido servir de test de desarrollo inte- RINSKY lograron captar electro-retinogramas durante el sueño,
lectual: F. GOODENOUGH, P RUDHOMMEAUX y A. REY han sumi- que parecen corresponder a imágenes visuales de sueño (mo -
nistrado estudios útiles a tal respecto, con escalas tipificadas vimientos rápidos oculares, distintos de los movimientos lentos
referentes, en particular, a los estadios del "monigote". Incluso habituales). W. D EMENT consiguió aplicar esa técnica a los
se ha utilizado el dibujo a título de indicación afectiva, espe- recién nacidos; pero ha encontrado en ellos una abundancia
cialmente el psicoanalista MORCENSTERN en el caso de los niños de esos movimientos rápidos mucho mayor que después; y se
afectados de mudez selectiva. han comprobado igualmente en el Opossum (especie de fósil
u
P IAGET , J., y B. I NHELDER : L'image mentale chez l'enfant, viviente) más numerosos que en el gato o que en el hombre,
Presses Universitaires de France, 1966. lo que parece indicar que esos movimientos rápidos presentan
w
Es cierto que los psicoanalistas admiten una capacidad muy otras funciones (limpieza o desintoxicación) antes de llegar a
precoz de alucinar la realización de los deseos; pero sería ne- coordinaciones que permitan la evocación visual. DEMENT, pues,
cesario aportar la prueba. Recientemente se ha podido esperar concluye que sus investigaciones con E. A. WOLPERT no con-
la posibilidad de ese control, ya que N. K LEITMAN y E. A SE - ñrman la interpretación psicoanalítica del sueño.
76 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 77

semejanza más o menos adecuada y esquematizada a la guraciones estáticas, a movimientos (cambios de posi-
par con los objetos simbolizados. ción) y a transformaciones (cambio de forma), porque
esas tres clases de realidades se ofrecen constantemente
El problema que suscita la imagen en psicología del en la experiencia perceptiva del sujeto. Si la imagen
niño consiste entonces en seguir, en el curso del des- procediese sólo de la percepción, debería encontrarse
arrollo, las relaciones entre el simbolismo imaginado y en cualquier edad, según las frecuencias correspondien-
los mecanismos preoperatorios u operatorios del pen- tes a las de los modelos corrientes a esas tres subca-
samiento ". tegorías: estáticas, cinéticas y de transformación.
Pero una de las primeras enseñanzas de los hechos
2. Dos tipos de imágenes.—El análisis que hemos rea- recogidos es que, al nivel preoperatorio, las imágenes
lizado desde hace algunos años sobre el desarrollo de mentales del niño son casi exclusivamente estáticas, con
las imágenes mentales entre los cuatro-cinco y los diez- dificultad sistemática para reproducir movimientos o
doce años parece indicar una diferencia bastante clara transformaciones, así como sus resultados en sí, sólo al
entre las imágenes de nivel preoperatorio (hasta los nivel de las operaciones concretas (después de los siete-
siete u ocho años, pero con numerosos residuos más ocho años), los niños consiguen esas reproducciones de
tardíos) y las de los niveles operatorios, que parecen movimientos anticipadoras de categorías correspondien-
entonces fuertemente influidos por las operaciones. tes. Eso parece probar: 1) que la reproducción imagi-
Es necesario, ante todo, distinguir dos grandes cate- nada de movimientos o de transformaciones, incluso
gorías de imágenes mentales: las imágenes reproduc- conocidos, supone también una reanticipación; 2) que
toras, que se limitan a evocar espectáculos ya conocidos toda imagen (reproductora o anticipadora) de movimientos
y percibidos anteriormente, y las imágenes anticipadoras, o de transformaciones se apoya sobre las operaciones que
que imaginan movimientos o transformaciones, así como permiten comprender esos procesos, a la vez que
sus resultados, pero sin haber asistido anteriormente a imaginarlos.
su realización (como es posible imaginar las transfor-
maciones de una figura geométrica sin haberlas mate- 3. Las imágenes-copias.—Para introducir alguna clari-
rializado aún en un dibujo). En principio, las imágenes dad en esta compleja situación, comencemos por el exa-
reproductivas pueden, por sí mismas, referirse a confi- men de lo que pueden denominarse imágenes-copias, en
las que el modelo queda ante los ojos del sujeto o acaba
14
Este problema es bastante paralelo al de las relaciones de ser percibido, sin que haya evocación diferida a días
entre la percepción y la inteligencia (cap. II, $ IV), porque la o a semanas de distancia, como en las pruebas relativas
percepción, la imitación y la imagen corresponden a los aspectos
figurativos de las funciones cognoscitivas, por oposición a los a traslaciones o rotaciones de modelos (corrientes en la
aspectos operativos (acciones y operaciones). En los dos casos, experiencia del niño, pero no presentadas de nuevo en
las cuestiones consisten, ante todo, en establecer si el elemento el momento de preguntar) u.
figurativo (la imagen como percepción) prefigura ciertas estruc-
turas operatorias (nociones, etc.) y en qué sentido: ¿filiación Una experiencia hecha con B. MATALÓN consistió, por
o analogía de construcción? La cuestión siguiente consiste en
determinar si la evolución de los elementos figurativos (imáge- 15
La imagen-copia consiste asf en una simple imitación ma-
nes como percepciones) sigue una marcha independiente, por terial (gráfica o gestual) por oposición a la imagen mental, que
simple desarrollo interno, o si supone la aportación de fac- es una imitación interiorizada.
tores externos, tales como los factores operatorios.
78 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 79
ejemplo, en colocar un tallo horizontal de 20 cm sobre de lápiz, cuya intención de imitar la longitud modelo
una hoja de papel y pedir tres veces al niño que lo exige todo un proyecto de ejecución, y un proyecto
dibuje en su prolongación inmediata, a la derecha: cuyas leyes están más cerca de la conceptualización que
1) después de haber imaginado que la hoja ha dado la simple percepción ".
una vuelta de 180" para colocarse en esa posición; 2) des-
pués de haber imaginado que se la empuja simplemente 4. Imágenes cinéticas y de transformación.—Pasemos
(traslación) en esa misma posición, y 3) a título de sim- a las imágenes propiamente mentales. Recordemos, ante
ple copia gráfica, sin alusión a ningún movimiento, y todo, la gran dificultad experimental de alcanzarlas, ya
siempre en la misma posición. (Se varía, naturalmente, que son interiores. Sólo se dispone, por tanto, de medios
el orden: 1, 2, 3; 3, 2, 1, etc.). indirectos, pero cuyos aportes ofrecen, sin embargo, al-
Se comprueba, ante todo, un hecho que se revela como gunas garantías: dibujo del niño, elección por éste entre
muy general: la copia gráfica 3) es, a los cinco años, los dibujos dispuestos de antemano, indicaciones gestua-
más corta que el modelo, alrededor de —13,5% (=17,3 les y complementarias verbales (delicadas, pero posibles
centímetros por término medio), y, esa devaluación siste- con ocasión de las tres técnicas precedentes). Dicho esto,
mática disminuye luego con la edad (— 10,5% a los siete la más sencilla de las imágenes reproductoras cinéticas
años, etc.), para desaparecer en el adulto. Ese fenómeno nos parece, como a F. FRANK y a T. BANG, estar cons-
se encuentra también cuando se pide a dos muchachitos tituida por la de un cuadrado puesto por encima de
un simple trazado digital sobre la mesa (sin dibujo); otro (de manera que el lado superior de este último sea
pero desaparece cuando se le pide al niño que muestre adyacente del lado inferior del primero) y del que se
la longitud en el aire como espacio entre los dos índices trata de anticipar un ligero desplazamiento. Nos hemos
alzados. Tal desvalorización hallada en todas las otras
experiencias sólo tiene, al parecer, una explicación: ha- 16
Para pasar a las copias gestuales, refiriéndose esta vez a
bituados a juzgar las longitudes de manera ordinal y los modelos cinéticos (porque la imagen-copia cinética es. na-
no métrica, es decir, por el orden de los puntos de lle- turalmente, más fácil que la evocación diferida de un movi -
miento por imágenes propiamente mentales), hemos pedido,
gada y no por el intervalo entre las extremidades (salvo con A. E TIENNE , a niños de 3 a 6 años, que reprodujeran dife-
en el caso de los dos índices alzados), los muchachos rentes modelos muy sencillos. Se han puesto en acción dos
bolas de manera que describieran movimientos de lanzamiento
procuran no sobrepasar la frontera terminal del modelo; o de retracción (Cfr. las figuras de M ICHOTTE , aludidas en el
poco importa que sea más corta la copia (porque ella cap. II, $ I), de vaivén simétricos, de cruzamiento, etc.; y se
forma parte aún, en ese caso, de la longitud modelo); les ha pedido a los sujetos que reproduzcan esos movimientos,
con las mismas bolas, mientras se realizan lentamente o en
lo esencial es que no sea demasiado larga. consecución inmediata. Pues bien: por una parte, se observan
En los casos de las cuestiones 1) y 2), los dibujos numerosos errores en la copia, debidos al predominio de las
"buenas formas" motoras (movimientos simétricos) sobre otras
obtenidos son más reducidos aún (—20,5% a los cinco formas cualesquiera. Por otra parte, y sobre todo, se com -
años, en la rotación, y —19% en la traslación): las prueba, hasta los 5 años, una desviación (muy notable a los
imitaciones gráficas de la longitud modelo son, pues, 3 años y que luego disminuye) entre las reproducciones simul -
táneas y las reproducciones en consecución inmediata. Y sólo
todavía inhibidas, aunque el modelo continúa a la vista a los 6 años el valor de estas últimas coincide con el de las
del niño y la copia se haga en el mismo lugar que en 3). primeras: ahí hay un primer indicio, muy significativo, de la
dificultad de las imágenes cinéticas.
Se ve así, de plano, la complejidad de un solo trazo
80 Psicología del niño Fundón semiótica o simbólica 81

cerciorado, ante todo, por lo demás, de que el niño alzado que cae al suelo) o de la vuelta de un tubo
sabe dibujar bien en copia (que es el caso desde los que describa una rotación de 180°. En el primero de
cinco años y medio) el modelo exacto: un cuadrado esos dos casos, la varita es fijada por un clavo en su
superpuesto parcialmente a otro y parcialmente a plo- base, de tal modo que está animada de un movimiento
mo. Y, por extraño que parezca, el dibujo de represen- regular en torno a ese centro fijo de oscilación: los
tación imaginada, no de copia, no se logra, por término niños no tienen en cuenta ese hecho, aunque se les
medio, sino a los siete años o más. Los muchachos se señale claramente, y dibujan trayectorias en ángulo recto
limitan, en efecto, a dibujar el cuadrado en su posición (como si la vara se deslizase a lo largo de sus posiciones
inicial o al lado del otro cuadrado. Cuando consiguen inicial y final o a lo largo de sus simétricas en cuadra-
señalar un ligero desplazamiento, disminuyen el cua- do) o cortándose según ángulos cualesquiera, etc. En
drado superior (móvil) o alargan el inferior, de modo el caso del tubo, éste se coloca en rojo y en azul por
que el cuadrado desplazado no rebase la frontera del sus dos extremos, y, rebasando el borde de una caja, es
otro". objeto de la presión de un dedo sobre la parte libre, lo
que provoca su vuelta y su caída en posición invertida,
Otras reacciones sorprendentes, con relación a la fre- unos centímetros más lejos sobre la mesa; pero los su-
cuencia de los modelos cotidianos que hubieran podido jetos que prevén bastante bien la permutación de los
asegurar una representación exacta, son las imágenes colores (alrededor del 50% a los cinco años y el 100% a
reproductoras de la rotación de 90° de una varita (como los ocho) tardan mucho en dibujar dos o tres de las
en el caso de la aguja de un reloj o el de un bastón posiciones intermedias del tubo (el 42% de éxito a los
11 siete años y el 60% a los ocho); y, cosa notable:
Cuando los cuadrados se presentan de modo que uno
recubra al otro enteramente (experiencia hecha con F. FRANK apenas logran mejor imitar el movimiento de vuelta por
y J. B LISS: se emplean en este caso cuadrados transparentes un gesto retardado teniendo en la mano el tubo (el 45% a
pero ribeteados uno de rojo y otro de negro), el niño, invitado los siete años y el 70% a los ocho, según los resultados
a anticipar un desplazamiento progresivo, dibuja fácilmente el
desplazamiento del cuadrado rojo con relación al negro; pero recogidos con E. SCHMID-KITSIKIS ). Se ve que los mo-
no dibuja el lado paralelo del rojo, que se ve por transparencia vimientos del orden más trivial (porque, ¿qué niño no
en medio del negro. Esta reacción es tanto más curiosa cuanto ha dado él mismo volteretas?) sólo dan lugar a imá -
que, en sus dibujos espontáneos, el niño señala frecuentemente
"transparencias", como dice LUQUET, pero en cierto modo ile- genes reproductoras cinéticas bastante pobres, antes del
gítimas, como la segunda pierna de un jinete, vista a través nivel de las operaciones concretas (de siete a ocho años) y
de un caballo dibujado de perfil. En el caso particular en que
los cuadrados son en realidad transparentes, la negativa a di- aun en retraso respecto al inicio de estas últimas.
bujar un lado rojo que corte el cuadrado negro se debe, nue- Como ejemplo de imagen de transformación podemos
vamente, a un problema de fronteras, pero esta vez relativo a citar una prueba estudiada de cerca con F. F RANK y
una intersección: el niño tiene la impresión de que cortando
en dos el cuadrado negro, por la introducción de una línea que se refiere a la tensión de un arco (en alambre muy
roja perteneciente al otro cuadrado, se altera la imagen del flexible) en una recta o, por el contrario, en el encor-
cuadrado negro, cuya superficie debe seguir intacta. Como en vamiento de la recta en un arco. Se asiste aquí de nuevo
el caso de negativa a pasar la frontera, se trata, pues, de una
especie de "pseudoconservación" propia de la imagen, tanto a una dificultad notable para imaginar las posiciones
más curiosa cuanto que es respetada a expensas de la conser- intermedias. En cuanto a los resultados de la transfor-
vación de la superficie (cuadrados superpuestos) o de la con- mación, se observa en los pequeños (hasta alrededor de
servación de un lado (cuadrados que se recubren: lado rojo).
82 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 83
los siete años) un notable efecto de frontera: la recta doconservación": la misma cantidad que beber, pero
resultante del estiramiento del arco está devaluada en también los mismos niveles en A, en B y en C; y luego,
— 34% a los cinco años (habida cuenta de la devalua- cuando ven que el agua llega más arriba en B que en A y
ción general de las copias de rectas o de arco) porque menos alta en C, empiezan a negar toda conservación
importa para el sujeto que no rebase las fronteras ex- de las cantidades. Los sujetos de un segundo grupo,
tremas del arco; y el arco resultante del encorvamiento menos numerosos que el primero, prevén correctamen-
de la recta está sobreestimado en +29% a los cinco te, por el contrario, que el agua llegará más arr iba en
años, de modo que sus extremos se unan a los de la B y menos en C que en A; pero, de antemano, con-
recta. cluyen que la cantidad de líquido no se conservará; y
Vemos así que no es exagerado hablar del carácter cuando se les pide que viertan otro tanto para beber en
estático de las imágenes preoperatorias, ya que las imá- A y en B, mantienen exactamente el mismo nivel en
genes cinéticas y de transformación sólo son posibles los dos vasos. Se ve, en los sujetos de ese segundo
después de los siete u ocho años, y ello gracias a anti- grupo, que si la imagen reproductora de los niveles
cipaciones o reanticipaciones que se apoyan, sin duda, es exacta, debido, evidentemente, a una experiencia an-
ellas mismas, en la comprensión operatoria. terior, ella no basta en modo alguno para entrañar la
operación y la conservación, a falta de una comprensión
5. Imágenes y operaciones.—Vayamos, pues, al aná- de la compensación; el niño dice que el agua subirá
lisis directo de las relaciones entre la representación más en B "porque el vaso es más pequeño"; pero no
por eso llega a concluir "más alto X más pequeño=la
imaginada y la operación; y nos bastarán dos ejemplos
misma cantidad", y no considera la pequenez de B sino
porque todos convergen. La técnica consiste en presen-
a título de indicio empírico que le permita prever (pero
tar pruebas habituales de conservación operatoria (véase no comprender) la elevación del nivel del agua.
capítulo IV, S ID; pero, en lugar de preguntar al sujeto Otra experiencia da resultados paralelos. Cuando el
acerca de las transformaciones que acaba de comprobar niño de cinco a seis años coloca 12 fichas azules frente
materialmente, se le pide que anticipe lo que va a pasar, a otras 12 rojas para comprobar que hay igual número,
imaginando las fases y los resultados de las transfor- basta espaciar más las rojas o las azules para que es-
maciones. time que la línea más larga contiene más elementos.
En la prueba de la conservación de los líquidos, en Podemos, pues, preguntarnos si esa no-conservación es
la que se dispone de un vaso A de partida, de un debida a una dificultad de imaginar los pequeños des-
vaso B más pequeño y de un vaso C más ancho, se plazamientos y la vuelta a su sitio de los elementos
pide que prevean así el resultado del trasvase de A a B desplazados. Hemos construido, entonces, un aparato
y a C antes de efectuarlo y que indiquen los niveles con ranuras, en forma de abanico, de modo que cada
que alcanzará el agua. Dos resultados interesantes (ob- ficha azul de la fila cerrada superior se corresponda
tenidos por S. T APONIER ) hay que señalar en cuanto con una ficha de la fila espaciada inferior por medio
a las reacciones de los sujetos preoperatorios (de cinco de una ranura por el interior de la cual la ficha de
a siete años). La mayoría de ellos esperan una especie abajo puede circular hasta juntarse con la correspon-
de conservación general, que es, realmente, una "pseu- diente de arriba. Pues bien: ese dispositivo no modi-
84 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 85
fica en nada las ideas del niño; aunque imagina per-
fectamente los trayectos, no deja de creer, colocándose V.—LA MEMORIA Y LA ESTRUCTURA
en un punto de vista transversal más que longitudinal, DE LOS RECUERDOS-IMÁGENES
que las fichas aumentan cuando la fila se alarga y dis-
minuyen cuando se acorta. Después de haber estudiado Se ha estudiado muy poco la memoria del niño y se
S. TAPONIER los efectos por desplazamientos sucesivos, ha atendido, sobre todo, a las medidas de su rendi-
M. ABOUDARAM introdujo un mecanismo que permitía miento (performances). Así, leyéndole 15 palabras al su-
subir o bajar a la vez las 12 fichas de la hilera móvil; jeto y buscando lo que le queda al cabo de un minuto,
y las reacciones fueron exactamente las mismas. CLAPARÉDE ha comprobado un aumento progresivo, con
la edad, hasta las 8 palabras, por término medio, en
De esos diversos hechos y de otros muchos puede el adulto.
concluirse que las imágenes mentales sólo constituyen Pero el problema principal del desarrollo de la
un sistema de símbolos que traducen, más o menos exac- memoria es el de su organización progresiva. Sabido
tamente, pero en general con retraso, el nivel de com- es que hay dos tipos de memoria: el de reconocimiento,
prensión preoperatoria y luego operatoria de los sujetos. que sólo actúa en presencia del objeto ya encontrado y
La imagen no basta, pues, en modo alguno, para que consiste en reconocerlo, y la memoria de evocación,
engendrar las estructuraciones operatorias: a lo sumo, que consiste en evocarlo en su ausencia, por medio de un
puede servir, cuando es suficientemente adecuada (cfr. recuerdo-imagen. La memoria de reconocimiento es muy
la representación de los niveles del agua en el segundo precoz (existe, inclusive, en los invertebrados inferiores) y
grupo de sujetos antes mencionados), para precisar el está necesariamente ligada a esquemas de acción o de
conocimiento de los estados que la operación ha de en- hábito. En el lactante, las raíces se han de buscar en los
lazar luego por un juego de transformaciones reversibles. esquemas de asimilación senso-motora elemental:
Pero la imagen en sí misma sigue estática y discontinua reconocer el pezón, durante la tetada, si lo ha dejado (y
(cfr. el "procedimiento cinematográfico" que BERGSON distinguirlo de los tegumentos circundantes), reconocer el
atribuía a la propia inteligencia, olvidando la operación, objeto seguido con los ojos y que lo ha perdido de
mientras que caracteriza únicamente la representación vista por un instante, etc. En cuanto a la memoria de
imaginada). Cuando, después de los siete-ocho años, la evocación, que no aparece antes de la imagen mental, el
imagen se hace anticipadora y, en consecuencia, meior lenguaje (JANET la vincula a la "costumbre de la narración"),
para servir de soporte a las operaciones, ese progreso etc., plantea un problema esencial: el de su independencia
no resulta de una modificación interna y autónoma de o su dependencia con relación al esquematismo general
las imágenes, sino de la intervención de aportaciones^ de las acciones y de las operaciones1".
exteriores debidas a la formación de las operaciones.
Estas se derivan, en efecto, de la acción en sí, y no u
BERGSON quiso introducir una oposición radical entre el
del simbolismo imaginado, ni tampoco, desde luego, del recuerdo-imagen y el recuerdo-motor de la memoria-hábito (li-
gada, por otra parte, al reconocimiento, ya que todo hábito
sistema de signos verbales o del lenguaje, de lo que ahora supone reconocer indicios). Pero hay allí una introspección
trataremos. de filósofo; y, si se estudia el recuerdo-imagen en su desarro-
llo, se ve que también está ligado a la acción. Hemos estudiado,
86 Píxcología dtX niño Función semiótica o simbólica 87
Dicho esto, el problema de la memoria es, ante todo, el nivel operatorio del sujeto en cuanto a la "seriación".
un problema de delimitación. No toda la conservación El primero de los resultados obtenidos es que los sujetos
del pasado es memoria, ya que un esquema (desde el dan, con una regularidad significativa, un dibujo
esquema senso-motor hasta los esquemas operatorios: correspondiente al nivel operatorio (parejas, pequeñas
clasificación, "seriación", etc.) se conserva por su fun- series incoordenadas o III I I I II I, etc.), y no a la confi-
cionamiento, incluso independiente de toda "memoria", guración presentada. Dicho de otro modo, parece en
o, si se prefiere, la memoria de un esquema es ese es- ese ejemplo que la memoria haga predominar el esquema
quema en sí mismo. Puede, pues, suponerse que lo que correspondiente al nivel del niño: el recuerdo-imagen se
se llama comúnmente memoria, una vez desembarazada refiere entonces al esquema y no al modelo perceptivo ".
de los residuos de la psicología de las facultades, no es El segundo resultado instructivo de esa experiencia
otra cosa que el aspecto figurativo de los sistemas de es que los mismos sujetos, vueltos a ver seis meses más
esquemas en su totalidad, a partir de los esquemas sen-so- tarde, han suministrado, a título de segundo dibujo de
motores elementales (en los que el aspecto figurativo es memoria (y sin haber vuelto nunca a ver el modelo),
el reconocimiento perceptivo) hasta los esquemas su- una serie que en el 80% de los casos se ha encontrado
periores, cuyo aspecto figurativo de orden mnésico será ligeramente superior a la primera (trios en lugar de
el recuerdo-imagen. parejas, pequeñas series en lugar de tríos, etc.). En otros
En esa perspectiva es donde hemos emprendido una términos, los progresos intelectuales del esquema han
serie de investigaciones no acabadas en modo alguno implicado los del recuerdo.
(muy lejos de ello), pero de las que ciertos resulta- En cuanto a la propia conservación de los recuerdos,
dos son ya instructivos. Se han presentado, p. ej. (con se sabe que para ciertos autores (FREUD, BERGSON) los
H. SINCLAIR) 10 varitas situadas según sus diferencias, " Otra investigación (con J. B LISS ) se refirió a la "transiti-
preguntando al niño, una semana después, que las re- vidad" de las igualdades. Un vaso A largo y delgado contiene la
misma cantidad que B (forma usual) y B que C (vaso corto y
produjera mediante el gesto o el dibujo: y se ha tra- ancho); esas igualdades se verifican por trasvase de A a B'
bajado con dos grupos de sujetos, el primero de los (=B) con retorno a A y de C a B" (=B'—B) con retorno a C.
cuales miró simplemente las varitas y el segundo las Se busca lo que queda de esos actos después de una hora y
después de una semana. Ahora bien: también aquí el niño
describió verbalmente. Se ha determinado, por último, retiene lo que ha comprendido y no lo que ha visto; y eso no es
tan natural como podría pensarse. Los sujetos de un primer
por ejemplo con F. FRANK y J. BLISS, el recuerdo, después de nivel, en particular, dibujan, por ejemplo, el trasvase de B a C y
algunos días de una serie de cubos, según el niño se ha limi- recíprocamente, como si esos dos movimientos fueran simul -
tado a mirarlos o los ha copiado activamente o bien ha visto táneos: "¿Pero se ha hecho uno antes que otro? —No, al
cómo el adulto los ordenaba (variando en todo el orden de mismo tiempo. —Entonces, ¿eso se mezcla?" A va a B, al
sucesión de las pruebas). Pues bien: la acción propia da me - mismo tiempo que vuelve, etc., todo sin ninguna relación tran-
jores resultados que la percepción, y el aprendizaje en el orden sitiva. Que el niño no haya comprendido y no pueda memo-
acción—Apercepción resulta mejor que en el orden percepción—>■ rizar relaciones que no ha comprendido, es natural; pero
acción (con una semana de intervalo al menos). En cuanto hubiese podido retener la sucesión de los actos percibidos; y,
a la percepción de la acción adulta, no añade nada a la per- por el contrarío, i los esquematiza en función de esquemas
cepción del resultado. La imagen-recuerdo está, pues, ligada intelectuales y no vividos I Los niveles siguientes están de
ella misma a esquemas de acción; y se hallan al menos diez igual modo en estrecha correlación con el nivel operatorio de
escalones intermedios entre el recuerdo-motor con simple reco- los sujetos.
nocimiento y la pura evocación en imágenes independiente-
mente de la acción.
88 Psicología del niño
Función semiótica o simbólica 89
recuerdos se acumulan en el inconsciente, donde se ol- tución, como lo prueba el caso de la sordomudez, es
vidan o están prestos a la evocación; mientras que para independiente del lenguaje11. Los sordomudos consiguen,
otros (P. JANET), la evocación es una reconstitución que por lo demás, en su vida colectiva propia, la elaboración
se efectúa de un modo comparable a la que practica el de un lenguaje por gestos, de un vivo interés, puesto
historiador (relatos, inferencias, etc.). Las experiencias que es a la vez social y surgido de los significantes de
recientes de PENFIELD sobre la reviviscencia de recuer- carácter imitativo, que intervienen bajo una forma in-
dos por excitación eléctrica de los lóbulos temporales dividual en la imitación diferida, en el juego simbólico
parecen abogar en favor de cierta conservación, pero y en la imagen relativamente próxima del juego simbó-
numerosas observaciones (y la existencia de recuerdos lico: con sus propiedades de eficacia adaptativa y no
falsos, aunque vivaces) demuestran también el papel de lúdicas, ese lenguaje por gestos constituiría, si fuese
la reconstitución. El enlace de los recuerdos con los general, una forma independiente y original de función
esquemas de acción, sugerido por los hechos precedentes semiótica; pero en los individuos normales resulta inútil
y añadido a la esquematización de los recuerdos como por la transmisión del sistema colectivo de los signos
tales, estudiada por F. BARTLETT", permite concebir esa verbales ligados al lenguaje articulado.
conciliación, mostrando la importancia de los elementos
motores u operatorios a todos los niveles de la memoria. 1. Evolución.—Este comienza, tras una fase de bal-
Como, por otra parte, la imagen que interviene en el buceo espontáneo (común a los niños de todas las cul-
recuerdo parece constituir una imitación interiorizada, lo
turas, de los seis a los diez-once meses) y una fase de
que implica igualmente un elemento motor, la conser-
diferenciación de fonemas por imitación (desde los once
vación de recuerdos particulares viene a inscribirse, sin
dificultad, en ese posible cuadro de interpretación. a los doce meses), por un estadio situado al término
del período senso-motor, y que ha sido descrito, a me-
nudo, como el de las "palabras-frases" (STERN). Esas
palabras únicas pueden expresar, uno tras otro, deseos,
VI.—EL LENGUAJE
emociones o comprobaciones (porque el esquema verbal
se hace instrumento de asimilación y de generalización
En el niño normal, el lenguaje aparece aproximada-
a partir de los esquemas senso-motores).
mente al mismo tiempo que las otras formas del pen-
Desde el fin del segundo año se señalan frases de dos
samiento semiótico. En el sordomudo, por el contrario,
palabras; luego, pequeñas frases completas sin conju-
el lenguaje articulado no se adquiere sino mucho des-
gaciones ni declinaciones, y después una adquisición pro-
pués de la imitación diferida, el juego simbólico y la
gresiva de estructuras gramaticales. La sintaxis de los
imagen mental, lo que parece indicar su carácter gené-
niños de dos a cuatro años ha dado lugar recientemente
tico derivado, ya que su transmisión social o educativa
supone, sin duda, la constitución previa de ésas formas 11
Por otra parte, se halla en el chimpancé un principio de
individuales de semiosis; por el contrario, esa consti- función simbólica que le permite, por ejemplo, guardar en re-
serva las fichas valederas para obtener frutas en un distribuidor
automático (experiencia de J. B. WOLFE ), incluso ofrecerlas
" BABTLETT, F. C: Remembering, Cambridge University como regalo a cantaradas poco favorecidos (NYSSEN y CRAW-
FOHD).
Press, 1932.
90 Psicología del niño Función semiótica o simbólica 91
a trabajos de gran interés, debidos a R. BROWN, J. BER- troducir relaciones con una rapidez muy superior. En
KO, etc., en Harvard, y a S. ERVIN y W. M114.ER en Ber- segundo lugar, las adaptaciones senso-motoras están li-
keley". Esas investigaciones, que se inspiran en las hi- mitadas al espacio y al tiempo próximos, pero el lenguaje
pótesis de N. CHOMSKY sobre la constitución de las reglas permite al pensamiento referirse a extensiones espacio-
gramaticales, han demostrado, en efecto, que la adqui- temporales mucho más amplias y liberarse de lo
sición de las reglas sintácticas no se reducía a una imi- inmediato. En tercer lugar, y como consecuencia de las
tación pasiva, sino que entrañaban no sólo una parte dos diferencias anteriores, la inteligencia senso-motora
considerable de asimilación generalizadora —lo que se procede por acciones sucesivas y progresivamente, mas
sabía, más o menos—, sino también ciertas construcciones el pensamiento consigue, gracias sobre todo al lenguaje,
originales, de las que R. BROWN ha extraído algunos representaciones de conjunto simultáneas.
modelos. Además, ha demostrado que esas reducciones Pero hay que comprender que esos progresos de pen-
de las frases adultas a modelos originales infantiles samiento representativo con relación al sistema de los
obedecían a ciertas exigencias funcionales, tales como esquemas senso-motores se deben, en realidad, a la fun-
la conservación de un mínimo de información necesaria ción semiótica en su conjunto: es ella la que desliga
y la tendencia a mejorar ese mínimo. el pensamiento de la acción y la que crea, pues, en
cierto modo, la representación. Ha de reconocerse, sin
2. Lenguaje y pensamiento.—Además de esos análisis embargo, que en ese proceso formador el lenguaje des-
muy prometedores sobre las relaciones entre el lengua- empeña un papel particularmente importante, ya que,
je infantil, las teorías propias del estructuralismo lin- contrariamente a los otros instrumentos semióticos (imá-
güístico y la teoría de la información, el gran problema genes, etc.) que son construidos por el individuo a
genético que suscita el desarrollo de ese lenguaje es el medida de las necesidades, el lenguaje está ya elaborado
de sus relaciones con el pensamiento y con las opera- socialmente por completo y contiene de antemano, para
ciones lógicas en particular. En realidad, se trata de uso de los individuos que lo aprenden antes de contribuir a
dos problemas distintos, ya que si cada cual admite que enriquecerlo, un conjunto de instrumentos cognoscitivos
el lenguaje decupla los poderes del pensamiento en ex- (relaciones, clasificaciones, etc.) al servicio del pen-
tensión y en rapidez, la cuestión de la naturaleza lin- samiento.
güística o no lingüística de las estructuras lógico-mate-
máticas es mucho más controvertida. 3. Lenguaje y lógica.—¿Ha de decirse, entonces, como
Si, en efecto, se comparan las conductas verbales con hacen algunos por extraprolación, que, dado que el len-
las senso-motoras, se observan grandes diferencias en guaje comporta una lógica, esa lógica inherente al sis-
favor de las primeras, mientras que las segundas se ven tema de la lengua constituye no sólo el factor esencial, o
obligadas a seguir los acontecimientos sin poder sobre- incluso único, del aprendizaje de la lógica por el niño
pasar la velocidad de la acción, las primeras, gracias al o por un individuo cualquiera (como sometido a las
relato y a las evocaciones de todo género, pueden in- sujeciones del grupo lingüístico y de la sociedad en ge-
neral), sino también la fuente de toda lógica en la huma-
■ BELLUGI y BROWN: "The acquisition of Language", ed. nidad entera? Esas opiniones, con pocas variantes, son
Monographs of the Society for research in child Development, las de un sentido común pedagógico todavía vivo, fay!,
n.» 92, 1964.
92 Psicología del niño
Fundan semiótica o simbólica 93
de la extinta escuela sociológica de DURKHEIM y de un la conservación de los líquidos, que da lugar a dificul-
positivismo lógico aún vigente en muchos medios cien- tades técnicas particulares en la presentación de la con-
tíficos. Según este último, en efecto, la Jógica de los signa (porque se trata de hacer comprender que las pre-
propios lógicos no es otra cosa que una sintaxis y una guntas se refieren sólo al contenido de los recipientes
semántica generalizadas (CARNAP, TARSKI, etc.). y no a los continentes).
Pero existen dos fuentes de información particular- Esos resultados adquieren una significación tanto ma-
mente importantes: la comparación de los niños nor- yor cuanto que en los muchachos ciegos, estudiados por
males con los sordomudos, por una parte, que no han Y. HATWELL, las mismas pruebas dan lugar a un retraso
disfrutado del lenguaje articulado, pero que están en que se extiende hasta los cuatro años o más, compren-
posesión de esquemas senso-motores intactos; y con los didas las cuestiones elementales referentes a relaciones
ciegos, por otra, cuya situación es inversa; y la com- de orden (sucesión, posición "entre", etc.). Y, sin embar-
paración sistemática de los progresos del lenguaje en go, en los ciegos, las seriaciones verbales son normales
el niño normal con las etapas de la constitución de las (A es más pequeño que B, B más pequeño que C, lue-
operaciones intelectuales. go...). Pero como la perturbación sensorial propia de
La lógica de los sordomudos ha sido estudiada en los ciegos de nacimiento impide desde el principio la
París por M. VINCENT13, P. OLÉRON1*, etc., utilizando, adaptación de los esquemas senso-motores y retrasa su
entre otras, ciertas pruebas operatorias de la escuela coordinación general, las coordinaciones verbales no bas-
ginebrina, y en Ginebra, por F. AFFOLTER. LOS resultados tan para compensar ese retraso; y es necesario todo un
fueron que, si se observa algún retraso más o menos aprendizaje de la acción para llegar a la constitución
sistemático dé la lógica en el sordomudo, no puede ha- de operaciones comparables a las del normal e incluso
blarse de carencia propiamente dicha, porque se hallan del sordomudo.
los mismos estadios de evolución con un diferímiento
de uno a dos años. La sedación y las operaciones espa- 4. Lenguaje y operaciones.—La comparación de los
ciales son normales (con un ligero retraso para la pri- progresos del lenguaje con los de las operaciones inte-
mera). Las clasificaciones presentan sus estructuras gene- lectuales supone la doble competencia de un lingüista
rales y son solamente un poco menos móviles con y de un psicólogo. Nuestra colaboradora H. SINCLAIR,
ocasión de los cambios sugeridos por los criterios, que que reúne esas dos condiciones, ha emprendido a tal
en los niños que se benefician de las incitaciones debi- respecto un conjunto de investigaciones de las que vamos
das a los intercambios múltiples. £1 aprendizaje de la a exponer una o dos muestras.
aritmética es relativamente fácil. Los problemas de con-
servación (indicio de la reversibilidad) sólo son resueltos Se elige dos grupos de niños, unos netamente preope-
con un año o dos de retraso, aproximadamente, salvo ratorios, es decir, que no posean ninguna noción de con-
servación, y los otros que acepten alguna de esas nocio-
** VINCENT-BORELLI : "La naissance des opérations logiques nes y la justifiquen por argumentos de reversibilidad
chez les sourds-muets", Enfance, 1951 (4), 222-38; y Enfance, y de compensación. Se muestra a esos dos grupos de
1956,
M
1-20. sujetos diferentes parejas de objetos (uno grande y otro
OLÉRON y HERRÉN: "L'acquisition des conservations et le
langage", Enfance. 1961, 41, 201-219. pequeño; un conjunto de 4-5 bolas y otro de 2; un
Fundón semiótica o simbólica 95
objeto más corto y más ancho que otro, etc.) y se hace (comprendidas las conductas verbales) a partir de ese
describir simplemente esas parejas, en tanto que uno nivel senso-motor cuyos esquemas parecen ser de im-
de los términos se ofrece a un primer personaje y el jjortancia fundamental desde los inicios; y ese esque-
otro a un segundo, pero sin que esa descripción vaya matismo continúa luego desarrollándose y estructurando
unida a ningún problema de conservación. Pues bien: el pensamiento, incluso verbal, en función del progreso
resulta que el lenguaje de los dos grupos difiere siste- de las acciones, hasta la constitución de las operaciones
máticamente; donde el primer grupo apenas emplea sino lógico-matemáticas, finalización auténtica de la lógica
"escalas" (en el sentido lingüístico): "éste tiene uno de las coordinaciones de acciones, cuando éstas se hallan
grande, éste uno pequeño; éste tiene mucho, éste no en estado de interiorizarse y de agruparse en estructuras
mucho", el segundo grupo utiliza "vectores": "éste tiene de conjunto. Eso es lo que vamos a tratar de exponer
uno más grande que el otro", "no tiene más", etc. Donde ahora.
el primer grupo sólo considera una dimensión a la vez,
el segundo grupo dirá "ese lápiz es más largo y más 5. Conclusión.—Pese a la sorprendente diversidad de
delgado", etc. En suma: hay una correlación sorpren- sus manifestaciones, la función semiótica presenta una
dente entre el lenguaje empleado y el modo de razona- unidad notable. Se trate de imitaciones diferidas, de jue-
miento. Una segunda investigación muestra también una go simbólico, de dibujo, de imágenes mentales y de
conexión estrecha entre los estadios del desarrollo de la recuerdos-imágenes o de lenguaje, consiste siempre en
sedación y la estructura de los términos utilizados. permitir la evocación representativa de objetos o de
Pero ¿en qué sentido interpretar esa relación? De una acontecimientos no percibidos actualmente. Pero, de
parte, el niño de nivel preoperatorio comprende bien las modo recíproco, si hace así posible el pensamiento, pro-
expresiones de nivel superior cuando se insertan en ór- porcionándole un campo de aplicación ilimitado por
denes o consignas ("Dale a aquél un lápiz mayor", etc.); oposición a las fronteras restringidas de la acción sen-
pero no las utiliza espontáneamente. De otra parte, so-motora y de la percepción, sólo progresa bajo la di-
cuando se le guía a utilizarlas, mediante un aprendizaje rección y merced a las aportaciones de ese pensamiento
propiamente lingüístico, lo consigue, aunque difícilmente; o inteligencia representativos. Ni la imitación, ni el
pero ello sólo modifica un poco sus nociones de juego, ni el dibujo, ni la imagen, ni el lenguaje, ni si-
conservación (en un caso de cada diez, aproximadamen- quiera la memoria (a la que se hubiera podido atribuir
te; por el contrario, la seriación se mejora algo porque una capacidad de "registro" espontáneo comparable al
entonces el aprendizaje lingüístico influye a la vez en de la percepción) no se desarrollan ni se organizan sin
el propio acto de comparación, es decir, sobre el con- la ayuda constante de la estructuración propia de la in-
cepto mismo). teligencia. Ha llegado, pues, el momento de examinar
la evolución de ésta a partir del nivel de la represen -
Esos resultados, unidos a los reseñados en el $ VI-3, tación, constituida gracias a esta función semiótica.
parecen demostrar que el lenguaje no constituye la fuente
de la lógica, sino que está, PI contrario, estructurado por
ella. En otras palabras: las raíces de la lógica hay que
buscarlas en la coordinación general de las acciones

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