Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Criticae La Nave Va
Criticae La Nave Va
Un transatlántico, Gloria N., está listo para zarpar. Nos encontramos en el puerto de Nápoles,
estamos en julio de 1914. Alrededor del muelle hay una muchedumbre de niños y vendedores
ambulantes, mientras llegan de prisa los pasajeros que deben embarcarse. Llegan también las
cenizas de una cantante famosa, Edmea Tetua. Y es, precisamente, para esparcir estas cenizas en el
mar que se ha organizado este crucero hacia Erimo. A bordo está también Orlando, un reportero,
que entretiene a los pasajeros, en su mayoría cantantes, directores de orquesta, admiradores de
Edmea. Una cantante quiere captar los secretos de su habilidad; un noble italiano transforma su
camarote en un templo dedicado a Edmea. De la bodega sale un hedor insoportable de un
rinoceronte que luego sacarán al puente y lo lavarán. Durante el viaje se rescatan a náufragos
serbios que han huido tras el atentado de Sarajevo. La vida a bordo se anima hasta que, una vez
llegados a Erimo, se esparcen las cenizas de Edmea en el mar. Un serbio lanza una bomba contra un
acorazado austro-húngaro, que dispara a Gloria N. y se hunde. También el acorazado austro-
húngaro se va a pique y estalla. El reportero Orlando se encuentra en un bote salvavidas junto con
el rinoceronte, que rumia imperturbable.
PREMIOS
1984
Nastro d’argento al mejor director (Federico Fellini), mejor fotografía (Giuseppe Rotunno), mejor
escenografía (Dante Ferretti), mejor vestuario (Maurizio Millenotti), mejores efectos especiales
(Dante Ferretti)
1983-1984
David de Donatello a la mejor película, mejor guión (Federico Fellini y Tonino Guerra), mejor
fotografía (Giuseppe Rotunno), mejor escenografía (Dante Ferretti)
1983-1984
1986
HABLA FELLINI
«Me gustaría que en la entrada de los cines se colocaran unos carteles que digan: 'No hay nada
más de lo que ven'. O bien: 'No se esfuercen en ver qué hay detrás. De lo contrario, correrán el
riesgo de no ver ni siquiera lo que hay delante'. [...] La película relata simplemente la historia de un
viaje en barco para esparcir las cenizas de una célebre cantante de los años 20. Algunos amigos
míos me han dicho que es una película terrible, que tiene algo obscuro y amenazador, mientras
yo, al contrario, creo que, en el fondo, es alegre. [...] En Y la nave va he expresado, más o menos
de manera sincera, más o menos de manera artificiosa [...] el sentido de extravío que nos invade.
El temor a lo peor es un estado de ánimo o un presentimiento con el que convivimos desde hace
mucho tiempo y, según parece, no está destinado a abandonarnos. [...] No me parece que el
rinoceronte que navega en ‘Gloria N.’ se parezca al monstruo que sale en la playa al final de La
Dolce vita. Un símbolo no se puede explicar, porque va más allá del concepto, más allá de la razón,
porque contiene elementos irracionales o míticos. ¿Por qué me quieren obligar a explicárselo? En
cualquier caso, el rinoceronte que está en el barco, si tiene un significado, este debe considerarse
en sentido totalmente contrario. El monstruo de La dolce vita era un espejo de la degeneración del
protagonista, mientras el rinoceronte de Y la nave va podría aludir a una interpretación, por
ejemplo, de este tipo; la única tentativa de evitar el desastre, para no precipitar en la catástrofe.
Podría ser el intento de recuperar la parte inconsciente, profunda, saludable de nosotros mismos.
Y es, precisamente, en este sentido que podría explicarse la frase "dejarse nutrir por la leche del
rinoceronte". Pero se trata de explicaciones torpes, como esa comparación torpe entre el
rinoceronte y el monstruo de La dolce vita. Una fantasía, si es auténtica, lo contiene todo y no
necesita explicaciones.»
Fellini. Raccontando di me, conversazioni con Costanzo Costantini, Editori Riuniti, Roma, 1996, pp.
182-185
CRITICAS
Morando Morandini
Tullio Kezich
Sin embargo, se trata de una película con tantos cajones secretos, llena de dobles fondos y de
sorpresas. Muy fácil de entender incluso para un niño, se multiplica de inmediato en una extrema
variedad de sugestiones y significados. Y la nave va es, ante todo, algo que tenemos que ver
porque es bonita, desbordante de animación y de colores. Luego, hay que reflexionar pero no de
manera sistemática, no con el espíritu de quien busca una respuesta a un problema. Entre las
contradicciones de Fellini, enemigo desde siempre de cualquier forma de “engagement”, existe
también aquella de no conseguir sustraerse al momento en que vive. Y tampoco a la tentación del
"gurú" que, después de ser tan reclamado, emite de mala gana un veredicto, un viático, algo que
ayuda a vivir. La imagen de Orlando con el rinoceronte en el mismo bote, como un Ismael que
haya subido a Moby Dick en los restos del barco. El Testigo y el Monstruo, la Inteligencia y la
Naturaleza en su totalidad: juntos en lo único que flota, en el agua, después del naufragio de todas
las grandes naves de la historia, indispensables los dos, imprescindibles, unidos para siempre. Una
película que se puede ver sin la obsesión de las super-preocupaciones y super-compromisos. Solo
ese cuentito del que Fellini ha hablado tanto. Pero también una película que se debe hojear
imagen por imagen, adelante y atrás, viéndola y volviéndola a ver en la espera inexorable de que
se cumpla el milagro de la agnición. Porque en esa muchedumbre de personajes burlescos y de
caricatura, alegres o amenazantes, allí en un rinconcito de la foto de grupo, entre una dama y un
oficial, entre un serbio y un trabajador de la caldera, estamos nosotros también.
Si Y la nave va quería ser un gran espectáculo, sí, lo es, pues confirma la gran vitalidad creativa de
Fellini que es capaz de renovar su lenguaje sin tensiones y dolores aparentes, siguiendo un ritmo
biológico y, a la vez, fantástico. Un ritmo que va de las exuberantes máscaras grotescas hasta un
enfoque solar y vital con los personajes-símbolo de sus visiones. El prólogo, sorprendente,
contiene la clave de la película, con la llegada de los pasajeros que se embarcan en la nave Gloria
N. Se rodó con los modales de los cinediarios Pathé, movimientos desordenados, damas con velos,
caballeros con mostachos que avanzan en cortejo con el cofre de las cenizas de la famosa cantante
lírica Edmea Tetua, que serán esparcidas, al final del crucero, en una isla del Mediterráneo. Poco a
poco emergen los sonidos y, pasando a través de la sepia y del blanco y negro, afloran los colores.