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EQUIPOS DE APLICACIÓN Y SU CALIBRACIÓN

Fernando Urzúa Soria


Dpto. de Parasitología Agrícola
Universidad Autónoma Chapingo
urzua@correo.chapingo.mx.

INTRODUCCIÓN

Antes de la mitad del siglo XIX (época antigua) poco se conocía sobre el uso de
plaguicidas en los cultivos; sólo se utilizaba esporádicamente el azufre y algunas
sustancias de origen vegetal como la rotenona, el piretro, la nicotina, etc., en
cantidades muy reducidas, y aplicándose rudimentariamente con regadera
manual, untadas manualmente o espolvoreados con utensilios tipo “salero”. Con el
descubrimiento del “Verde de París” (acetato arsenito de cobre) en 1868, se inició
el desarrollo de los equipos para la aplicación de plaguicidas. El descubrimiento de
los compuestos órgano-sintéticos DDT, MCPA y 2,4-D en los años 40´s del siglo
XX, revolucionó la lucha contra las plagas y dio inicio el desarrollo de los equipos
de aplicación de plaguicidas. Actualmente se dispone en el mercado de equipos
de aplicación que varían desde aparatos tan sencillos como la “polvera de mano” y
la “bomba de flit”, hasta sofisticados equipos computarizados que hacen uso de
inteligencia artificial para detectar la presencia de las plagas y efectuar
tratamientos muy precisos y eficientes.

Antes de efectuar la aplicación debemos cerciorarnos de los siguientes aspectos:


a). Que el producto plaguicida seleccionado sea eficaz para controlar el problema
que se tenga, que no cause daños a otros seres vivos y que no afecte el ambiente.
b) Hacer uso del equipo adecuado y que éste esté bien calibrado, con el fin de
colocar el producto en el lugar más propicio, a la dosis y cobertura suficiente para
proporcionar buen control. Aplicaciones defectuosas dan como resultado controles
deficientes y necesidad de nuevas aplicaciones, daños fitotóxicos al cultivo por
exceso en la dosis, pérdidas económicas por requerirse más producto, mayor
número de horas máquina y horas hombre, y pérdidas en la producción. c) Hacer
las aplicaciones en las horas más convenientes, cuando se pueda tener mayor
depósito del plaguicida sobre el objetivo; o bien, cuando debido a las
características químicas del plaguicida se tenga mayor acción del mismo. d)
Realizar la aplicación en la época o momento oportuno; es decir, no haciendo
aplicaciones innecesarias a destiempo que sean poco eficientes, sino sólo
aquellas que técnicamente sean justificadas, y desde luego, tomando en cuenta la
relación beneficio-costo de la aplicación del plaguicida y el posible deterioro del
medio por contaminación.
EQUIPOS DE APLICACIÓN

Mediante aspersión, se aplican la mayoría de los plaguicidas y sobretodo los


herbicidas; consiste en colocar el plaguicida sobre el objetivo en forma líquida,
fraccionando la mezcla de aspersión en pequeñas gotas. El objetivo, es colocar el
producto plaguicida en forma líquida, a la dosis adecuada, en el lugar propicio
para tenga la acción biológica que de él se espera. Para ello, es necesario
disponer de medios de formación y transporte de las gotas (equipos de
aplicación). Cada equipo presenta diferente eficiencia ante cada situación de
cultivo, plaga, plaguicida, condición del medio y manejo del equipo. Los equipos se
clasifican de acuerdo al mecanismo de formación de gotas que empleen, siendo
estos:

a). Medios hidráulicos. El líquido es bombeado (impulsado) a presión hasta las


boquillas, saliendo en forma de láminas, ligamentos o gotas individuales que al
impactarse en el aire se disgregan en un espectro de gotas mayor. El transporte
de la gota es influenciado por la velocidad de salida de la boquilla y la gravedad.
Las gotas se pueden dirigir más o menos con precisión hacia el objetivo. La
mayoría de los herbicidas se aplican por este medio.

b). Atomización. Utiliza una fuerte corriente de aire producida por un ventilador (u
otro medio) para fraccionar el líquido en pequeñas gotas y transportarlo hasta el
objetivo deseado. El espectro de gotas que se forma depende de la velocidad del
aire y del fraccionamiento previo realizado por boquillas. La desventaja es que las
gotas no se pueden dirigir con precisión al objetivo, pero tienen la ventaja de una
buena penetración al interior del follaje cubriendo el haz y el envés. Se aplican
insecticidas y fungicidas en cultivos de follaje denso.

c). Fuerza centrífuga. El líquido es expedido por fuerza centrífuga de discos


giratorios con “dientes”, “cerdas” o “espinas” del que sale en forma de “ligamentos”
que al disgregarse en el aire producen un espectro de gotas más o menos
uniforme. El tamaño de las gotas es inversamente proporcional a la velocidad de
giro del disco. El transporte de las gotas es por gravedad y viento. Son usados con
poca frecuencia principalmente con productos sistémicos o en espacios cerrados.

Dado que la gran mayoría de las aplicaciones de herbicidas se realizan mediante


aspersión con boquillas hidráulicas, en este escrito se dará énfasis a dicha
técnica. Los principales equipos de aplicación (aspersión) de herbicidas que se
tiene en el mercado y que son los siguientes:

Aspersoras de mochila manual. Es el equipo más utilizado por la mayoría de los


agricultores con pequeñas superficies de cultivo (1 a 10 hectáreas). Constan de un
tanque de plástico o metal con capacidad de 10 a 15 l, una bomba de pistón o de
diafragma, manguera con llave de paso y lanza con boquilla. Generalmente
presentan una sola boquilla, pero se les pueden adaptar aguilones de dos a cuatro
boquillas para lograr anchos de banda de hasta de 3 m.
Aspersoras de mochila motorizada. Funcionan bajo el mismo principio que las
aspersoras manuales, sólo que en este caso, la palanca manual ha sido sustituida
por un motor de gasolina para mover la bomba. Con este tipo de equipo es posible
tratar áreas más grandes, así como franjas más anchas en cada pasada, ya que
se pueden operar aguilones de hasta 10 boquillas.

Aspersoras montadas al tractor. Los componentes básicos de este tipo de


equipo son: tanque para la mezcla de aspersión, bomba, sistema de agitación,
regulador de presión, manómetro, llave de paso, mangueras de conducción,
aguilón y boquillas. Los tanques deben tener una capacidad acorde al uso que se
les va a dar y tractor donde se van a montar, ser fáciles de llenar y limpiar por
dentro y resistir la corrosión; los más empleados son de plástico y fibra de vidrio.
Las bombas pueden ser de diafragma, pistones, rodillos o centrífugas; las dos
primeras aunque son las más caras, tienen más versatilidad de usos, ya que
alcanzan altas presiones e impulsan considerable flujo de aspersión; las de
rodillos y centrífuga bombean suficiente caudal de líquido, sin embargo, no
alcanzan altas presiones. Es indispensable que los componentes se encuentren
en buen estado para un adecuado funcionamiento y calibración del equipo.

El aguilón debe ser lo suficientemente estable para que no oscile vertical u


horizontalmente; su altura deber ser ajustable de 50 cm. hasta 1.5 m sobre el nivel
del suelo; además, es necesario que disponga de un sistema de brazos
articulados, para plegarlos durante el transporte. Las boquillas constituyen el
elemento clave de la aspersora, su elección determinará cuanto líq uido será
aplicado, la uniformidad de la aplicación y el grado de deriva que pueda ocurrir; las
boquillas de abanico son las que deben emplearse para aplicar herbicidas, operan
en un rango de presiones de 25 a 50 libras por pulgada cuadrada (PSI) que
equivale a 1.75 a 3.5 kg./cm2; en el mercado existen varios tipos con diferentes
espectros de aspersión y variedad de gastos, por lo cual es recomendable
consultar los catálogos respectivos.

CALIBRACIÓN DE LOS EQUIPOS DE APLICACIÓN

Concepto de calibración
La mayoría de los agricultores y técnicos, cuando "calibran" los equipos de
aplicación sólo calculan su gasto por hectárea, y con ello determinan cuanto
producto ponerle al depósito del equipo, se olvidan tal vez de lo más importante,
que El objetivo de una calibración, es realizar los arreglos y ajustes necesarios del
equipo de aplicación para poder “colocar el ingrediente activo en el lugar o
espacio adecuado y en cantidad suficiente, para llevar a cabo su acción biológica.
Para cumplir con ello, se deberá tomar en cuenta el problema que se desea
combatir, tipo de plaguicida empleado, desarrollo del cultivo, clima, etc.; por
ejemplo, en la aplicación de herbicidas preemergentes, se busca formar una
película uniforme sobre el terreno a manera de sello, siendo en este caso muy
importante, el adecuado traslape entre las boquillas cuando se usa un aguilón, o
bien entre una pasada y otra. El traslape incorrecto da como resultado franjas con
insuficiente cantidad de plaguicida o bien una sobredosificación del mismo, que en
el caso de herbicidas se traducen en fallas en el control o bien fitotoxicidad al
cultivo por exceso de producto.

En aplicaciones al follaje, frecuentemente el plaguicida no se deposita


adecuadamente sobre las hojas, ya sea porque las gotas no alcanzan a impactar
sobre las superficies; impactan y rebotan; o bien, que por su tamaño resbalan. En
los tres casos anteriores la aplicación es mala, ya que no se logra depositar una
película uniforme de plaguicida sobre la superficie de follaje tratada. Es importante
conocer si el producto es de contacto o de acción sistémica; en el primer caso, se
debe lograr suficiente cubrimiento de las plantas, se recomiendan 50 gotas/cm2 ,
de no ser así, la acción del herbicida será deficiente. Para producto sistémicos
basta que sobre cada planta se deposite suficiente herbicida, para que éste se
mueva y lleguen hasta el sitio de acción; no obstante, se recomienda revisar que
sobre el follaje se deposite al menos una cobertura de entre 10 y 20 gotas/ cm2 .

Mezcla de aspersión

Antes de agregar los plaguicidas al agua que se usará en la mezcla de aspersión,


debe revisarse la calidad de ésta, en algunos casos cuando sea alcalina, será
necesario acidificarla; si es dura (más de 320 ppm de cationes), será conveniente
agregarle ablandadores para evitar que parte del ingrediente activo sea inactivado.
Posteriormente, habrá que revisar que las gotas se extiendan y formen películas,
de no ser así, las gotas resbalarán y se perderán. Comúnmente la cera cuticular
de las hojas de las plantas, ocasiona repelencia hacia el agua que es usada como
vehículo, haciendo que las gotas conserven su forma esférica, no se extiendan y
escurran. El tipo y cantidad de pelos existentes sobre la superficie de las hojas
dificultan también el mojado. Los surfactantes o tensoactivos con propiedades
humectantes, puede hacer que los líquidos asperjados reduzcan su tensión
superficial, y con ello las gotas disminuyan su ángulo de contacto y se extiendan
formando una película sobre las superficies.

Todos los herbicidas (de contacto y sistémicos) y demás agroquímicos aplicados


al follaje (insecticidas, funguicidas, fertilizantes foliares etc.) que deban atravesar
la cutícula, pared celular y membrana plasmática de las células para llevar a cabo
su actividad pueden incrementar su acción al agregarles coadyuvantes
penetrantes; dichas sustancias pueden ser necesarias cuando las condiciones del
medio no son propicias para el crecimiento de las plantas (baja humedad relativa,
baja humedad del suelo y altas temperaturas) ya que las capas de cera se
compriman entre si, y los estomas se cierran para proteger a la planta de la
deshidratación, ello ocasiona dificultad para que los herbicidas penetren y se
transloquen. Existen formulaciones comerciales que requieren que se les adicione
estos coadyuvantes para que tengan actividad. No obstante, debe ponerse
atención, que el exceso de “penetrante” puede ocasionar daños a los cultivos, al
hacer que se incremente la cantidad de agua transpirada por reducción de las
cubiertas protectoras de las hojas, o que se pierda selectividad al no lograr la
planta destoxificar el exceso de herbicida que penetra.
Selección de las boquillas hidráulicas

Las boquillas hidráulicas consisten en pequeños orificios por donde se hace pasar
la mezcla de aspersión a alta presión, obligando a los líquidos a fraccionarse en
pequeñas gotas. Además regulan la salida del flujo, y a medida que se incrementa
en ellas la presión, aumentan su gasto y las gotitas que producen son cada vez
más pequeñas. Existen diferentes tipos de boquillas hidráulicas en cuanto a
material de fabricación, espectro de aspersión y gasto. Cada una fue diseñada
para usos específicos. Las de cono hueco, forman nubes de pequeñas gotitas y
son capaces de cubrir el haz y envés de las ho jas; en general, se utilizan para
aplicar insecticidas y fungicidas. Las de cono lleno, forman gotas de medianas a
grandes y son utilizadas para tratar sitios específicos, por ejemplo insecticidas a la
base de los tallos y cogollos de plantas, fungicidas a la raíz, y herbicidas sobre las
hileras de los cultivos.

Boquillas de abanico

Se usan comúnmente para aplicar herbicidas. Las de abanico plano estándar con
extremos decrecientes son usadas para aplicaciones totales, tanto al suelo como
al follaje de las plantas. Siendo muy importante el traslape entre las boquillas, el
cual debe ser de un 50%. Si las boquillas están colocadas a una distancia de 50
centímetros una de otra en el aguilón, cada boquilla deberá cubrir un ancho de
banda de 75 cm. Si se asperja con mochila manual, y las hileras del cultivo están a
una distancia de 80 cm, deberá levantarse la lanza para que el cubrimiento del
abanico sea de 120 cm, procurando repartir el traslape, 20 cm a cada lado.

Las boquillas de abanico plano uniforme deben emplearse para hacer aplicaciones
dirigidas entre las hileras del cultivo, de productos no selectivos; o bien, sobre la
hilera de los cultivos cuando se va a realizar o ya se realizó una escarda. Son
señaladas con las mismas siglas que las boquillas de abanico plano estándar, sólo
que traen además la letra "E" (even), que significa “uniforme”, por ejemplo son
muy comunes las boquilla 8003E, 9503E, 11004E, etc. Los primeros números
indican el ángulo del espectro de aspersión, y los dos últimos el gasto en galones
por minuto. Existen ángulos de aspersión de 40°, 65°, 80°, 95°, 110° y 150°. Los
gastos van de 0.067, 0.1, 0.2, 0.3, 0.4, hasta 1.0 galón por minuto. En las boquillas
de abanico plano estándar, plano uniforme, fuera de centro y doble abanico, la
señalización del gasto está dado a 40 libras por pulgada cuadrada. La boquilla
8002, indica que asperja un gasto de 0.2 galones por minuto, con un ángulo de
80°, cuando es operada a 40 PSI. Frecuentemente en los folletos de los
fabricantes la presión viene indicada en “bares”, por lo que es necesario realizar
las transformaciones pertinentes (1 bar = 14.22 PSI).

Las boquillas de chorro "TK" floodjet, Turbofloodjet, asperjan con un ángulo


aproximado de 150°, no son muy uniformes, pero si muy útiles para efectua r
aplicaciones con bandas anchas, de productos postemergentes sistémicos o
aplicados al suelo. Las boquillas de doble abanico, son usadas para aplicaciones
posemergentes cuando se tiene exceso de follaje y se quiere asegurar el máximo
cubrimiento. Las de chorro "Turbojet" presentan ángulos de 110°, los extremos
son decrecientes facilitando el traslape; producen gotas grandes y son útiles para
reducir la deriva. Las "DGTEEJET" o de antideriva producen gotas grandes y se
emplean con productos de alta volatilidad, existencia de viento o altas
temperaturas. Las "Off Center" (OC) o fuera de centro, forman el abanico hacia
uno de los lados, y son útiles para aplicar bandas de plaguicida sobre la base las
plantas, sin pasar el centro de la boquilla por encima de e llas.

Boquillas de cono hueco

Las boquillas hidráulicas de “cono”, son utilizadas para aplicar insecticidas y


funguicidas sobre follaje de plantas. Con este tipo se tiene penetración del
plaguicida al interior del follaje, ya que un mismo punto puede ser alcanzado bajo
diferentes direcciones, a diferencia de las de abanico que sólo presentan una
dirección. Las boquillas Cde cono hueco estándar o cono ajustable, son las más
comunes en las aspersoras manuales, existentes en el mercado, con ellas se
puede asperjar desde chorros de gotas muy grandes y volúmenes altos, hasta
espectros tipo nube de gotas pequeñas sobre el follaje de plantas, con volúmenes
bajos.

Cobertura y volumen de aspersión


Se llama así, al porcentaje o proporción de la superficie cubierta por las gotas
asperjadas, y al número de gotas por cm2 que se depositan sobre un objetivo
particular. La importancia que esto reviste es la siguiente: los productos de
contacto (paraquat, glufosinato de amonio, etc.) requieren coberturas lo más
grande posible sobre objetivo, ya que no presentan movilidad dentro de las
plantas, y aunque se aplique la dosis recomendada, si no existe buen cubrimiento,
sobre el follaje puede obtenerse mal control. Los productos de acción sistémica
(glifosato, 2,4-D, dicamba, etc.) no requieren de un completo cubrimiento sobre el
follaje para tener buena acción, basta con que se depositen en cada planta un
organismo, la cantidad suficiente de plaguicida para llevar cabo la acción
biológica.

La cobertura que se logra depositar sobre un objetivo varía en forma proporcional


al volumen de líquido asperjado; sin embargo, al incrementar los volúmenes de
aspersión (litros por hectárea) la productividad del equipo aplicador (hectáreas por
hora) disminuye considerablemente. Comúnmente los agricultores buscan "la
efectividad del plaguicida" saturando por completo el follaje de las plantas
tratadas, provocando con ello que mucho del plaguicida asperjado escurra al suelo
y se pierda. Por ejemplo, si con 200 litros ha -1 de volumen de aspersión es
suficiente para saturar el follaje del cultivo o maleza tratada, al incrementar el
volumen de aspersión a 400 litros litros ha -1 para asegurar un completo
cubrimiento, solamente la mitad de líquido asperjado será retenido, y por tal
motivo, sólo la mitad de del producto tendrá acción biológica, existiendo la
posibilidad de un mal control.
Si la recomendación de la aplicación ha sido hecha en base a una concentración
(ppm, g/l, ml/l, %, etc.) y asperjando el follaje hasta que escurra (saturación) el
plaguicida, normalmente se logra un buen control, sólo que el costo de la
aplicación resultará mayor en función del líquido que se pierde y de la menor
productividad de los equipos de aplicación. El caso contrario ocurre cuando se
disminuye al mínimo los volúmenes de aspersión, no se satura follaje y no se
presenta escurrimiento; en este caso, si no se tiene cuidado en lograr la cobertura
suficiente sobre objetivo, los productos plaguicidas no llevarán a cabo una buena
actividad.

Tamaño agota
La cobertura del objetivo se incrementa también al fraccionar más las gotas
asperjadas, por ejemplo, al dividir una gota de 1.0 mm de diámetro y formar gotas
con un diámetro de la mitad de la original (0.50 mm), se producirán ocho gotas (2
X 2 X 2 = 8); si en vez de ello, se requieren gotas sólo de la tercera parte (0.333
mm) de la gota inicial, se podrá obtener 27 gotas (3 X 3 X 3 = 33 = 27); hora bien,
si se divide la gota a la décima parte (0.10 mm = 100 micras), de ella saldrán
1,000 gotas (10 X 10 X 10). Los tres casos antes expuestos son posibles, ya que
las gotas de aspersión pueden variar desde 2,000 micras (2.0 mm) en el caso de
aspersiones que saturan el follaje, hasta 50 micras (0.050 mm) en las aplicaciones
de ultrabajo volumen.

Entre más gotas se produzcan, se tendrá más probabilidad de cubrir


adecuadamente los objetivos, pues cada gota es un proyectil más; la dificultad
estriba, en que las gotas llegan a ser tan pequeñas, que permanecen flotando a
manera de aerosol, y nunca se depositen sobre objetivo (suelo o follaje). Tamaños
de gota por arriba de 70 micras logran depositarse sobre los objetivos bajo
condiciones óptimas de aplicación (sin viento, con temperatura de 20 °C y una
humedad relativa mayor a 60%); bajo condiciones diferentes, estas mismas gotas
pueden evaporarse rápidamente o ser arrastradas por el viento fuera del área de
aplicación. En general se ha determinado que las gotas de 250 micras presentan
buen tamaño para aplicar herbicidas bajo diferentes condiciones.

El tamaño de las gotas asperjadas con boquillas hidráulicas, puede reducirse de la


siguiente manera: incrementando la presión (las boquillas de abanico pueden ser
operadas dentro del rango de 20 a 50 libras por pulgada cuadrada al hacer
aplicaciones de herbicidas); asperjado con boquillas de menor gasto (entre más
pequeño es el orificio de salida, es menor el diámetro de las gotas); empleando
boquillas de mayor ángulo y reduciendo la tensión superficial de la mezcla de
aspersión. En el caso de boquillas rotativas, el tamaño de las gotas se disminuye
al incrementar la velocidad de giro.

Concentración y dosis
Cuando se efectúan aplicaciones de plaguicidas, se debe tomar en cuenta los
siguientes principios: a) Solamente el producto plaguicida tiene acción biológica; b)
El agua empleada en la mezcla de aspersión, sólo sirve como vehículo; y c) Lo
más importante de la aplicación, es colocar la cantidad necesaria del plaguicida
sobre el objetivo. En base a lo anterior, cabe preguntarnos lo siguiente antes de
cada aplicación: ¿Las recomendaciones de aplicación de los plaguicidas deben
hacerse en litros de producto comercial por superficie de cultivo (L/ha) o manejar
una determinada concentración en mililitros de plaguicida por litro de agua (ml/l,
g/l, ppm, etc.)?. Los dos tipos de recomendaciones pueden tener validez, pero
ambas también pueden ser erróneas. En aplicaciones al suelo lo más correcto es
recomendar L/ha de plaguicida, no importa la cantidad de agua con que se
aplique; la dosis variará con el tipo de textura del suelo; los suelos arcillosos
requerirán mayor cantidad de producto, mientras que en los arenosos se
necesitarán menores cantidades para lograr similares controles.

Cuando se hacen aplicaciones al follaje, la dosis (L/ha) debe estar determinada


precisamente por la cantidad de follaje de la maleza o del cultivo que se quiera
proteger. Sin embargo, es difícil catalogar un “poco follaje", "medio", o "mucho
follaje". Por esa razón, para aplicaciones al follaje frecuentemente se dan dos tipos
de indicaciones: a) cuando se desconoce la cantidad de follaje, se recomienda una
concentración (ml de producto por litro de agua), empleando un volumen que
sature el objetivo; el problema surge cuando se utilizan equipos que no cubren
completamente (no mojan suficientemente el follaje) y por tanto subdosifican y
ocasionan mal control. b) La otra indicación en litros de producto por hectárea, se
da precisamente cuando se conoce o se estima el tamaño de la maleza, siendo
frecuente que en estos casos se recomiende también algún rango de volumen de
aspersión de acuerdo al tipo de producto (de contacto o sistémico).

Para hacer compatibles las dos indicaciones (ml/l y L/ha), puede hacerse lo
siguiente: con un equipo que sature el follaje (100% de cobertura) deberá
calcularse el volumen de aplicación por hectárea de éste, luego multiplicarlo por la
concentración recomendada del herbicida, para obtener así, la dosis por hectárea.
Por ejemplo, si para un determinado tamaño de maleza se recomienda una
concentración efectiva de 5 ml de plaguicida por litro de agua con una aspersión a
punto de saturación y, suponiendo que el equipo gaste para ello 300 l/ha de
aspersión; al usar otro equipo que no sature y sólo gaste 100 l/ha, se deberá
poner una concentración tres veces mayor (15 ml/L de agua), para que la cantidad
de herbicida sobre el objetivo sea igual en ambos casos (1.5 l/ha).

Ajustes del equipo (Precalibración)

Consiste en: a) Revisar que el equipo trabaje adecuadamente, que suministre


suficiente presión y flujo, y que no tenga fugas ni taponaduras en mang ueras o
boquillas; b) Que se pueda avanzar por el cultivo a una velocidad normal de
trabajo; y c) Que el producto quede colocado con buena cobertura en el lugar
donde se desea. Para lo anterior, las boquillas deben ser las adecuadas y estar
bien colocadas sobre el aguilón, revisar el gasto por boquilla, ángulo de aspersión,
ángulo respecto al aguilón, distancia entre boquillas, altura del aguilón, etc. El
ajuste del equipo implica prueba y cambio de accesorios de aplicación, variación
de velocidades de avance y presiones de trabajo, chequeo y ajustes de coberturas
hasta que se esté asperjando a entera satisfacción.
Gasto por hectárea
Existen varias formas de calcular el gasto por hectárea de cualquier equipo, una
de ellas, consiste en medir el gasto que se tiene al asperjar sobre una pequeña
superficie y luego extrapolarlo a toda la hectárea; su desventaja estriba, en que es
difícil efectuar los ajustes del equipo para que se asperje una cantidad
predeterminada. Otra es medir las variables que intervienen: gasto por boquilla o
de todo el aguilón, distancia entre boquillas o el ancho de la franja tratada por
cada pasada y la velocidad de marcha; posteriormente se hacen los cálculos
respectivos y se hacen si es necesario, los ajustes a dichas variables para
asperjar una cantidad predeterminada. A continuación se describen algunos pasos
que pudieran seguirse para calibrar una aspersora montada a tractor.

Calibración de una aspersora montada al tractor

1. Revisión del equipo. Se debe revisar que el equipo se encuentre completo, en


buen estado y bien montado sobre tractor; debe disponer de las siguientes partes:
depósito con tapa amplia y cedazo de llenado, manguera de succión, filtro, bomba,
manguera para alta presión, válvula de siete pasos, regulador de presión,
manómetro, mangueras de distribución, aguilón, cuerpos de boquillas y boquillas.
Poner suficiente agua en el depósito, al menos la requerida para operar con todas
boquillas durante de 10 minutos. Estacionar el equipo en el terreno donde se va a
efectuar la aplicación y revisar su funcionamiento. La bomba del equipo debe estar
bien instalada y trabajar adecuadamente, sin excesiva vibración ni ruidos
anormales.

2. Posición del aguilón y sus boquillas. Todas las boquillas deben de estar a la
misma distancia una de otra en el aguilón, ser del mismo gasto y ángulo de
aspersión; y estar con la misma dirección respecto al aguilón, apróximadamente
con un ángulo de 10º respecto de éste. No deben de existir fugas de agua, ni
chocar entre si la aspersión de las boquillas, tampoco deben impactarse las gotas
con piezas del mismo equipo. El aguilón debe quedar horizontal a la superficie del
terreno, para ello las boquillas deberán de estar a la misma altura sobre el suelo.
Primero se nivela la sección central del aguilón ajustando los brazos del
enganche, y enseguida se mide la altura en la parte central. Posteriormente se
mide la altura en los extremos del aguilón, y su altura se ajusta por medio de los
tirantes.

3. Ajuste de presión y gasto de boquillas. Se pone a funcionar la bomba y se


esperja con todo el aguilón a la presión deseada, por ejemplo para herbicidas lo
recomendable es de 40 libras por pulgada cuadrada, con un mínimo de 25 y un
máximo de 50. Se revisa la aspersión de cada una de las boquillas, las boquillas
tapadas se destapan y limpian los filtros, las boquillas dañadas se cambian. Con el
auxilio de un cronómetro, un recipiente y una probeta, se mide el gasto de cada
una de las boquillas. Luego se calcula la media de todas, si alguna presenta una
variación de un 10% respecto de la media; deberá revisarse: puede estar tapada,
dañada o ser de diferente gasto. En los dos últimos casos deberá cambiarse.

4. Altura del aguilón. El siguiente paso es determinar la altura del aguilón a la


que debe trabajar el equipo de aspersión sin que provoque franjeados.
Aproximadamente una tercera parte del ancho total que cubre una boquilla es para
traslape. Por ejemplo, si las boquillas están a 50 cm una de otra, la altura mínima
sobre suelo deberá ser aquella con la cual se cubren 75 cm con cada boquilla.
Cuando no existe riesgo de deriva de la aspersión, se recomienda efectuar
aspersiones con doble o triple cubrimiento, ajustando el aguilón a la altura
requerida. Una vez determinada la altura, deberá operarse el equipo, y revisar si
se está logrando un cubrimiento uniforme sobre el terreno; no deben de existir
franjas o zonas con mayor o menor concentración de gotas, si esto es así, deberá
corregirse el problema (altura).

5. Velocidad de marcha. Se determinará la posición en la caja de velocidades, a


la que puede ser operado el tractor, asperjando el equipo con las mismas
revoluciones por minuto del motor a las que fue ajustado el manómetro del equipo
de aspersión durante la medición del gasto de las boquillas.

6. Gasto por hectárea. Existen varias formas de calcular el gasto por hectárea de
cualquier equipo, una de ellas, consiste en medir el gasto que se tiene al asperjar
sobre una pequeña superficie y luego extrapolarlo a toda la hectárea; su
desventaja estriba, en que es difícil efectuar los ajustes del equipo para que se
asperje una cantidad predeterminada (ensayo y error). Los pasos a seguir pueden
ser los siguientes:
ü Llenar el tanque con agua.
ü Ajustar la presión del equipo dentro del rango recomendado para las boquillas
empleadas.
ü Seleccionar una velocidad de marcha que pueda ser mantenida fácilmente de
acuerdo a las condiciones del terreno.
ü Asperjar sobre una superficie conocida.
ü Determinar el volumen de agua utilizado.
ü Calcular la tasa de aplicación (l/ha).

Otra forma, consiste en cuantificar las variables que determinan el gasto por
hectárea (gasto por boquilla, velocidad de aplicación y ancho de franja tratada) y
calcular matemáticamente los ajustes que tengan que ser efectuados sin recurrir al
método de ensayo y error. Con las ecuaciones siguientes se determina el gasto
por hectárea:

GASTO/MINUTO (en L o kg/mim) X 600


L o Kg/ha =
VELOCIDAD (en km/h) X ANCHO DE BANDA (en m)
o bien:
GASTO/MINUTO (L o kg/mim) X 10,000
L o Kg/ha =
VELOCIDAD (en m/min) X ANCHO DE BANDA (en m)
o bien:
GASTO/SEG (L o kg/seg) X 10,000
L o Kg/ha =
VELOCIDAD ( EN m/seg) X ANCHO DE BANDA (en m)

Para medir el gasto por minuto de una boquilla o de todo el aguilón, en una
probeta graduada se recoge el gasto de 15, 30 ó 60 segundos (si se carece de
una probeta graduada, se mide el tiempo que tarda en llenarse un recipiente de
capacidad conocida) y se determina el gasto por minuto. Si alguna boquilla del
aguilón presenta un gasto mayor o menor a un 10% de la media de todas las
boquillas, deberá revisarse, puede estar deteriorada o tapada. Otra manera de
determinar el gasto por minuto de todo el equipo, es colocando una cantidad
conocida de liquido en el depósito del equipo y medir el tiempo que tarda en
vaciarlo asperjando.

Para calcular la velocidad de marcha, simplemente se asperja sobre el terreno y


se mide el tiempo que tarda en recorrer una distancia conocida (50, 100 o 200
metros). No debe confiarse en lo que marca el tacómetro, debe determinarse
midiendo distancia y tiempo. Una vez que se este asperjando el plaguicida debe
revisarse esta variable, ya que normalmente se desajusta y causa imprecisión
pues varía por cambios en la caja de velocidades, aceleración, condiciones del
terreno, tipo de llantas, etc. Por ejemplo, si le toma 50 segundos recorrer 100 m,
su velocidad será de:

100 m/50 seg. = 2 m/s = 120 m/min = 7.2 km/h

A continuación se describe un ejemplo de cálculo de un gasto/hectárea de una


aspersora montada al tractor con las siguientes características:
Numero de boquillas: 15
Tipo de boquillas: Teejet 8004
Distancia entre boquillas: 50 cm.
Presión de trabajo: 40 libras/pulgada2 (PSI)
Gasto por boquilla: 0.4 gal/min = 1.514 l/min.
Velocidad de marcha: 2.0 m/seg = 120 m/min = 7.2 km/h.

Al sustituir en la primera ecuación dada anteriormente y realizando los cálculos


respectivos resulta lo siguiente:

L/ha = (1.514 l/min x 600) / (7.2 km/h x 0.5 m) = 252 L/ha.

Si el gasto por hectárea se quisiera ajustar a 200 L, se podrían hacer las


siguientes modificaciones:
A). Incrementar la velocidad. Para ello se hacen los cálculos planteando una regla
de tres inversa (dado que a mayor velocidad el gasto/ha será menor) o
sustituyendo en la ecuación, de la siguiente manera:

Regla de 7.2 km/h __ 252 L/ha 7.2 km/h __ 200 l/ha X = 9.08
km/h
tres inv. ¿X km/h?__ 200 l/ha ¿X km/h?__ 252 L/ha

Sust. en la 200 l/ha = (1.514 x 600) / (? km/h x 0.5 m)


ecuac.
km/h = (1.514 x 600) / (200 l/ha x 0.5) = 9.08.
B. Reducir la presión, de 40 PSI a ¿?. Para ello se emplea la siguiente
formula:

Q2 (L/ha) = Q1(L/ha) Presión 2


Presión 1

Despejando y (200 L/ha)2 X 40 PSI


sustituyendo; Presión 2 = = 25.2 PSI
(252 L/ha)2

Otro ejemplo:
Se pone en el depósito una cierta cantidad de agua, por ejemplo 200 litros. Se
asperja sobre una superficie de dimensiones conocidas, por ejemplo 100 m de
largo, por el ancho de franja que cubre el aguilón (15 boquillas a 0.50 m = 7.5 m) y
se determina el tiempo utilizado en asperjarla, por ejemplo 75 segundos; luego se
mide el volumen utilizado en esa superficie, midiendo el sobrante o rellenando el
deposito, por ejemplo, se emplearon 20 litros en la aspersión. Luego se efectúan
los cálculos respectivos.

Opción a). Calculo por regla de tres:


Superficie asperjada = 750 m2.
Volumen utilizado = 20 L
Calculo por regla de tres: 750 m2 20 L
1,0000 m2 X = 266.7 L/ha

Opción b). Cálculo por ecuación


Gasto por segundo del equipo = (20 L) / (75 seg) = 0.266 L/seg.
Velocidad de marcha del equipo = (100 m) / (75 seg) = 1.333 m/seg.
Ancho de banda = 7.5 m.

(Gasto en L/seg) (10,000) (0.266 L/seg) (10,000)


Gasto/ha = -------------------------------------------------- = ------------------------------ = 266.7
L/ha
(A. banda en m) (velocidad en m/seg) (7.5 m) (1.333 m/seg)

Resumiendo. Los ajustes que se pueden efectuar a los equipos de aplicación


son: a) variar el gasto por minuto de las boquillas, lo cual se logra modificando la
presión de trabajo de las boquillas hidráulicas o cambiando las boquillas; b)
modificar la velocidad de avance, el máximo permisible depende de la habilidad
del operador y la mínima de la productividad que se quiera sacrificar; y c) cambiar
el ancho de franja de la aplicación, usando boquillas de más ángulo de trabajo, o
aplicando a mayor altura. Si el manómetro del equipo funciona, el primer ajuste del
equipo debe ser de presión, dentro de lo permisible. Cuando se trabaja al máximo
gasto/min que puede proporcionar la bomba, los ajustes sólo serán de velocidad
de avance. Siempre que se hagan ajustes al equipo, se deberá checar que la
cobertura sea la adecuada.
7. Dosificación. Se determina la proporción de agua, plaguicida y de los otros
componentes de la mezcla. Por ejemplo para un depósito de 600 L, una
recomendación de 2.0 L/ha de herbicida, más el 0.25% de algún coadyuvante, la
mezcla quedaría de la manera:

Superficie a tratar por cada deposito = 600 L / 266.7 L/ha = 2.249 has.
Herbicida por cada carga de 600 L = 2.249 X 2.0 L = 4.5 L de herbicida.
Coadyuvante por cada carga de 600 L = 600 L X 0.25/100 = 1.5 L de coadyuvante.
Cantidad de agua = (600 L de mezcla total) – (4.5 L de Herbicida) – (1.5 L de
coadyuv.)
= 594 L de
agua

8. Aplicación. Finalmente, se agregan los componentes de la mezcla al depósito


y cuando esta ya es homogénea, se procede a realizar la aspersión del plaguicida,
teniendo precaución de que el operador maneje el equipo bajo las condiciones que
fue calibrado. Además debe procurarse que se use equipo de protección
adecuado.
BIBLIOGRAFIA

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