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El alma frente a los placeres del cuerpo

Este es un tema del cual todos los filósofos han hablado y San Agustín no es
la excepción. Los placeres del cuerpo tiran al hombre por los caminos de la
carne, pero el hombre es perfectamente capaz de dejarlos.

San Agustín acusa a los sentidos de llevar al pecado sin excepción y también
aborrece aquellos estímulos de los sentidos que están relacionados con Dios
y las S.E.; por ejemplo, los cantos al rey David que son deleitables, pero que
no dejan de ser estímulos para los sentidos. Por lo tanto, los estímulos y los
sentidos son medios para conocer otras cosas, entre ellas la verdad, pues,
debemos oírla, verla o sentirla para conocerla.

La curiosidad

¿Qué lleva al hombre a querer estos placeres? San Agustín nos dice que es la
curiosidad. Esta nos lleva a querer conocer los misterios de la naturaleza que
finalmente no sirven para nada a la vida del hombre. Ningún tipo de ciencia
sirve si no está acompañada de la gran sabiduría de Dios.

La alabanza

Este es otro de los temas que ha hablado San Agustín, pues la importancia de
la alabanza es un tema incluso hasta los días de hoy. En efecto ¿a quién
debemos alabar? si nos enfocamos en las S.E. veremos que siempre será
bueno amar a los hombres, siempre y cuando esto signifique amar a Dios. Lo
más peligroso de esto es quedarse con el poder de la costumbre y amar a los
hombres antes que a Dios.

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