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Ps. Daniela Moro, Ps.

Romina Tion

13 DE OCTUBRE: DIA DEL PSICOLOGO

Esta fecha hace referencia al Primer Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes


de Psicología, realizado en la ciudad de Córdoba en el año 1974. Siendo convocado por la
Confederación de Psicólogos de la República Argentina (COPRA). Con la dictadura militar
(1976-1983) la COPRA fue disuelta y en 1977 se reorganiza bajo el nombre de Federación de
Psicólogos de la República Argentina (FePRA).

Contamos con un Colegio y una Ley Provincial que regula nuestra actividad, definiendo
especialidades y ámbitos de ejercicio.

http://fepra.org.ar/feprav3/documentos/leyes_ejercicio_provincias/Santa-Fe_Ley-9538.pdf

ROL DEL PSICOLOGO

La Psicología es la ciencia que estudia la conducta y los procesos mentales del ser
humano. Comprende cuestiones como procesos de pensamiento, aprendizaje, emociones, ya sea
en un desarrollo normal o patológico, teniendo como objetivo la promoción y protección del
bienestar de las personas.

En tanto psicólogos, nos encargaríamos de la evaluación, el diagnóstico, tratamiento,


prevención e investigación de diversos factores que afecten la salud mental y la conducta
adaptativa, generando malestar subjetivo y sufrimiento.

¿CUANDO SE CONSULTA?

Cuando alguien llega a consulta (entrevista/s preliminar/es) lo hace porque siente que
algo no marcha, que no funciona “como debería”. Hay algo que paraliza, que obstruye, que
“traba” y que hace que el sujeto se pregunte… Quizás ya busco respuestas en otros lugares:
medicina, curanderos, amigos, libros de autoayuda, etc… pero ese “algo” insiste.

Es esa queja, ese dolor, es “padecer” lo que lleva al sujeto a interrogarse: ¿por qué ese
malestar de estómago, esa gastritis no se cura a pesar de los medicamentos y regresa de vez en
vez? ¿Por qué pierdo la voz en el momento que tengo una entrevista de trabajo? ¿Por qué no
puedo rendir la última materia? ¿Por qué no puedo hablar o sonreir frente a alguien que me
gusta?

Este dolor muchas veces puede estar representado a modo de angustia. Ese nudo en la
garganta, esa sensación de opresión en el pecho que aparece quizás sin un motivo aparente.

Este comenzar a dudar de su dolor, de atribuirle otra- causa (“psíquica”) es el primer


paso.
Por lo tanto, nadie consulta por placer, por moda o “para conocerse”. Como tampoco
porque simplemente está “loco”. Alguien comienza análisis porque se ha instaurado una
pregunta acerca de sí mismo. Y porque quiere “estar mejor”, “resolverlo”, “sanar” (como cada
consultante lo nombre).

Para iniciar un tratamiento, por lo tanto, es necesario un padecer. Y ante ese padecer una
pregunta. Cuando el paciente ha llegado a esa primera consulta, llega dando un sentido, un
motivo a ese dolor. Sentido que, nosotros como psicólogos, escucharemos.

Lo que se le pide al paciente cuando ingresa al consultorio es que hable. Que hable de lo
que sea, de lo que desee. Que hable de él, de ella, de sus padres, sus hermanos, de su pareja, de
amigos, de política… de lo que se le ocurra (“asociación libre”) pero que hable. Y en ese hablar
se ira construyendo posiciones y pasajes… el pasaje del pedido de consulta a la “demanda”, de
consultante a paciente y a la posición de analizante.

Es necesario que el paciente comprenda que ese sentido tiene que ver con él y con su
presente. Y cuando hablamos de “presente” hacemos referencia a aquello que lo convoca, lo
moviliza… al margen de si lo que está contando el paciente sea algo de su pasado o que sea un
intento de armar su futuro. Siempre es del “aquí y ahora” de lo que se trata.

Como psicólogos no estamos capacitados para juzgar o aconsejar sino para analizar en
función de las palabras. De escuchar, de acompañar, de propiciar cierto alivio a ese malestar….

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