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EL ORIGEN DEL COVI 19 Y LOS PAISES EN BUSCAQUEDA DE UN TRATAMIENTO PARA REDUCCIR

LA MORTALIDAD.

El coronavirus (COVID-19) surgido en la ciudad china de Wuhan (Hubei) ha puesto en jaque


a las sociedades, sistemas sanitarios, economías y tejido empresarial de todo el mundo. La carrera
para encontrar una vacuna contra el virus se presenta frenética e investigadores de todo el mundo
están aunando esfuerzos para intentar frenar veloz y letal expansión.

Lo cierto es que los científicos todavía no han conseguido determinar si este virus se
convirtió en patógeno después de iniciarse los primeros contagios o este es un paso que sucedió
de forma previa en algún tipo de animal no identificado. En caso de confirmarse la segunda teoría,
se incrementarían las posibilidades de que se produzcan nuevos brotes en el futuro.

Hasta la fecha se conocen siete tipos de coronavirus. El nuevo COVID-19 es junto al SARS-
CoV-2, que causó en 2003 una epidemia en China y el MERS-CoV, provocó un brote en Arabia
Saudí en 2012, uno de los más mortíferos. El motivo reside en que genera serios problemas
respiratorios y ataca de forma virulenta a los pacientes infectados que presentan patologías
previas.

Partiendo de este escenario son muchos los países que se han sumado a la búsqueda de
una vacuna o de tratamientos que permitan reducir su mortalidad y frenar el ritmo al que se
producen los nuevos contagios en todo el globo.

En la historia de la ciencia nunca se ha conseguido desarrollar una vacuna que resulte


eficaz contar alguno de los miembros de la citada familia de los coronavirus

En la historia de la ciencia nunca se ha conseguido desarrollar una vacuna que resulte


eficaz contar alguno de los miembros de la citada familia de los coronavirus. Hecho que se traduce
en que la gran mayoría de los ensayos clínicos que se están desarrollando en la actualidad para
vencer al COVID-19, estén condenados al fracaso.

A pesar de lo recogido en la literatura científica los esfuerzos alrededor de todo el mundo


no cesan. Las multinacionales de la industria farmacéutica han mostrado en las últimas horas su
compromiso para disponer de una vacuna contra el COVID-19 en un plazo de entre 12 y 18 meses.
El tiempo apremia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de las últimas
cifras globales del virus: más de 230.000 infectados y casi 10.000 fallecidos. La OMS recuerda de
forma constante la necesidad de que todos los países aumenten las pruebas de detección entre la
población y se proceda al aislamiento de todos los contactos de los contagiados.

En este sentido hay en marcha decenas de ensayos clínicos que están trabajando a
contrarreloj para el desarrollo de kits de detección del virus más baratos y con una mayor
capacidad de precisión.

ESTADOS UNIDOS Y CHINA A LA CABEZA

China ha confirmado en las últimas horas que ha acelerado todos los procesos para
encontrar la vacuna contra el COVID-19. El Ministerio de Defensa chino ha anunciado a través de
un comunicado de prensa que el primer prototipo de la vacuna contra el nuevo coronavirus se
encuentra listo para ser sometido a los primeros ensayos clínicos. Un proyecto que ha sido
desarrollado por la empresa privada CanSino Biologics, en colaboración con la Academia Militar de
Ciencias Médicas.

En la actualidad se encuentran buscando voluntarios para probar el prototipo de la


vacuna. Estos deben tener entre 18 y 60 años y no haber sido infectados por el virus. Las
autoridades chinas han recalcado que, aunque este ensayo fuese exitoso, la posible vacuna no
podría comercializarse hasta dentro de un mínimo de 12 meses.

El equipo de científicos detrás de esta vacuna está liderado por la bioingeniera y


comandante Chen Wei. “La vacuna no tiene sustancias infeccionas, es muy segura y estable y
requiere de una sola inoculación”, según los detalles desvelados por el Centro para el Control y
Prevención de Enfermedades Hubei.

Las autoridades chinas han recalcado que, aunque este ensayo fuese exitoso, la posible
vacuna no podría comercializarse hasta dentro de un mínimo de 12 meses

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha recortado los trámites burocráticos
para permitir el desarrollo de vacunas y terapias contra el coronavirus

A principios de esta semana Estados Unidos anunciaba el inicio de los primeros ensayos de
una posible vacuna. Este proyecto está siendo financiado por el Instituto Nacional de Salud y
desarrollado por la empresa de biotecnología Moderna.
Trump también ha hecho referencia en su última comparecencia desde la Casa Blanca de
un tratamiento utilizado contra la malaria y que estaría reportando efectos positivos pero la
Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) ha señalado que este
tratamiento debe ser probado antes de forma más eficaz en humanos.

A diferencia del prototipo que se está probando en el país asiático, la posible vacuna
estadounidense se basa en una tecnología denominada ARN mensajero (ARNm). Esta copia el
código genético del virus en vez de transmitir una versión atenuada de este. La vacuna consistiría
en dos inyecciones aplicadas en el brazo del sujeto.

A diferencia del prototipo que se está probando en el país asiático, la posible vacuna
estadounidense se basa en una tecnología denominada ARN mensajero (ARNm)

Una, en el momento de iniciarse el ensayo y otra transcurridos 28 días con el objetivo de


poder observar la seguridad que reportan las distintas dosis aplicadas. El tiempo establecido para
poder anunciar los primeros resultados de este ensayo es de seis semanas.

Cabe señalar que, hasta la fecha, ninguna vacuna que haya sido elaborada con la técnica
de ARNm ha conseguido superar los trámites de aprobación para su aprobación en seres
humanos.

RUSIA INICIA LAS PRUEBAS DE SU VACUNA

Fuentes oficiales del Gobierno ruso han informado que el Centro de Virología Véctor
ubicado en Novosibirsk (Siberia) ha iniciado las primeras pruebas de una posible vacuna contra el
COVID-19.

Las pruebas han comenzado a realizarse en primates y esperan que esté lista para
aplicarse en seres humanos entre los meses de octubre y noviembre de 2020.

“Los especialistas deberán antes determinar los prototipos más seguros y eficaces del
medicamento y comprobar su capacidad para provocar una respuesta satisfactoria del sistema
inmunológico”, explican desde el Rospotrebnadzor, el órgano de control ruso.

Las pruebas han comenzado a realizarse en primates y esperan que esté lista para
aplicarse en seres humanos entre los meses de octubre y noviembre de 2020
Una vez finalice el ensayo deberán establecerse las dosis recomendados, así como el
método de administración de la vacuna.

ESPAÑA SE SUMA A LA CARRERA POR LA VACUNA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba hace unos días, dentro del paquete
de medidas destinadas a hacer frente a la crisis del coronavirus y paliar sus efectos económicos,
sanitarios y sociales, un total de 30 millones de euros para el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) para ayudar en proyectos que investiguen
el desarrollo de una posible vacuna.

De estos, 25,2 millones de euros se destinarán al Instituto de Salud Carlos III que destinará
hasta 24 millones de euros a proyectos que tienen por objetivo “generar conocimientos sobre la
infección”, para poder facilitar el abordaje de la misma en cualquiera de sus fases de propagación.

Buena parte del protagonismo se lo llevan los centros nacionales de Microbiología (CNM) y
de Epidemiología (CNE). En el caso del primero, que ofrece apoyo a los centros del SNS en los
casos en que las enfermedades infecciosas generan una situación de alerta para la salud pública,
se está encargando principalmente del análisis y confirmación de casos de enfermedad por
coronavirus (COVID-19), gracias al trabajo de diferentes unidades.

25,2 millones de euros se destinarán al Instituto de Salud Carlos III que destinará hasta 24
millones de euros a proyectos que tienen por objetivo “generar conocimientos sobre la infección”

Los 1,2 millones restantes se destinarán al SICIII, dependiente del Ministerio de Ciencia e
Innovación para “cubrir necesidades excepcionales”, derivadas de la emergencia sanitaria.

Con los 4,45 millones de euros que recibirá el CSIC se iniciarán distintas investigaciones
sobre el coronavirus especialmente focalizadas en el en sumarse a la iniciativa global de la OMS
denominada “Ensayo de Solidaridad”.

EL “ENSAYO DE LA SOLIDARIDAD” DE LA OMS

De acuerdo a la información ofrecida por la OMS en este nuevo ensayo participan, por el

momento Argentina, Bahréin, Canadá, Francia, Irán, Noruega, Sudáfrica, España, Suiza y
Tailandia. Está previsto que cada vez sean más las naciones que se unan en este proyecto
internacional cuyo principal objetivo es la búsqueda de un tratamiento eficaz contra el COVID-19.
Tan solo 60 días después de que China compartiera la secuencia genética del COVID-19 se
puso en marcha el primer ensayo para el desarrollo de una posible vacuna. Hecho que desde la
OMS han calificado como “un logro increíble”, y que les ha animado a mantener un “espíritu de
solidaridad”.

“Este ensayo se centra en las preguntas prioritarias clave sobre el coronavirus desde un
punto de vista de la salud pública”

Este es el punto de partida de este “Ensayo Solidario”, compartir datos de las


investigaciones desarrolladas por los países participantes para aunar esfuerzos y compartir
conocimientos reduciendo los tiempos de espera en la ansiada búsqueda de una cura y
tratamientos eficaces contra el COVID-19.

Por el momento la OMS no ha desvelado más detalles sobre este nuevo proyecto que está
dando sus primeros pasos. Si ha recalcado que se estructurará sobre un concepto de “diseño
adaptativo” en el que, de forma inicial, se compararán cinco tratamientos.

Ana Maria Henao Restrepo, responsable del Departamento de Vacunas y Productos


Biológicos de la OMS, ha expresado que se trata de “un ensayo muy simple”, por lo que ha
animado a que todas las investigaciones que están en marcha actualmente en el mundo “deben
continuar”.

“Este ensayo se centra en las preguntas prioritarias clave sobre el coronavirus desde un
punto de vista de la salud pública”, incluyendo aspectos como los medicamentos que logran
reducir la mortalidad o el tiempo que los pacientes permanecen en los hospitales, así como los
mejores tipos de atención para los contagiados.

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