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SHALOM
(Sea La Paz)
De Ray Nolasco
(Adaptación libre de la obra “Eli” de Nelly Sachs)
Escritora Alemana (Premio Nobel 1966)
.

Pero luego se impuso la razón paulatinamente.


Habló con voz serena: “Y Dios existe.
¡También esto fue voluntad de Dios!
¡Ven! ¡Pon en práctica lo que desde hace mucho comprendiste!
Pues ciertamente no ha de ser más difícil poner en práctica lo que logra comprenderse, si tú
quieres.
¡Ponte en pie!...Me levanté y dije a Dios: ¡Quiero! ¡Quiere tú que yo quiera…!

PERSONAJES:

MIGUEL
SAMUEL. MUJERES
HOMBRE DEVOTOS
ANCIANA PANADERO
LAVANDERA CARTERO
PANADERA. FANTASMA
AFILADOR. JOROBADO
MENDEL CIEGA
ALBAÑILES ANCIANO
DAJAN UN MENDIGO
JOSSELE CARPINTERO
JUGLAR. ZAPATERO
JARDINERO
VARIAS VOCES.
Un cielo que se baña de rojo. Un ejército de cascos de soldados que bailan una música muy
alegre antes de terminar se ve interrumpida por la entrada de las miradas.

MIRADAS DE TODAS PARTES:


Mundo, las comisuras de tu sonrisa las ha quemado un duro hierro;
Mundo, como puedes continuar tus representaciones y mentir al tiempo…
mundo , se ha lanzado a los pequeños infantes a las llamas como mariposas agitando sus alas…
Y tu tierra no ha sido lanzada como manzana podrida al abismo terrible…
Y el sol y la luna han continuado su transcurso…
Dos testigos que nada vieron.
Nosotros experimentamos ya hoy la muerte de mañana, donde el viejo morir nos rodea…
Oh, no estar por encima del miedo de la humanidad.

UNA SONRISA:
Pero el amor ha recorrido hasta el fin todos los caminos
Y reposa en su comienzo.

MIRADA:
Pero entonces -¿quién interrumpió el viaje?

MIRADAS:
Comienza el regreso…

EL Sol termina de ocultarse.


Plaza del mercado de una pequeña ciudad provinciana, donde se han reunido unos cuantos
supervivientes del pueblo judío. Las casas que están alrededor están en ruinas. Samuel frente al
pozo, descubre un libro, le sacude el polvo lo abre y mira sorprendido lo que ahí dice, lentamente
recarga su frente en el. Entran varios hombres, mujeres y una anciana.

DEVOTO:
El aire es nuevo…
Marchó el olor a quemado,
Marchó el olor a sangre,
Marchó el olor a tortura…
El aire es nuevo.

DEVOTA:
¡Buen año nuevo!
¡Que el instante en que nos abandonó
Llegue a su fin!

DEVOTO: (Mirando a la anciana)


¿Vives en casa de los ancianos, madrecita?

ANCIANA:
En la tercera cueva habito,
En la plaza del mercado.
DEVOTO:
¿Por qué no vives con los ancianos?

ANCIANA:
Porque debo vivir
Allí donde vivo.
Jehudi allí nació,
Allí nació Natel,
Taubel nació allí…
Su grito está allí todavía,
La danza del rostro allí…
Miguel me regalo un par de zapatos
Porque la hierba penetra en lo viejo.

DEVOTOS:
¡Miguel!
Samuel levanta la mirada.
Taller de la zapatería de Miguel en la única casa no derruida.

MIGUEL:
(Frente a un centenar de Zapatos, toma unos de mujer)
Andabas tan suave,
que la hierba se levantaba detrás de ti.
Aquí, esta hebilla se soltó,
cuando corrías a mi encuentro -entonces-
Rápido es el amor,
El sol, cuando sale,
es lento, en comparación con él.
Miriam…
Se agacha, con la cabeza entre las rodillas .
¿Qué estrella vio tu muerte?
¿Fue la luna, el sol o la noche;
Con estrella o sin estrellas?
Miguel permanece inmóvil.

La plaza cobra vida

ANCIANA: mira a Samuel, él le muestra el libro.


Pueblo de Israel,
Allí donde tu gente
Regresa sollozando de todos los rincones del mundo
Para escribir nuevamente los salmos de David en tu arena.

DEVOTO: (canta)
El aire es nuevo…
Marchó el olor a quemado,
Marchó el olor a sangre,
Marchó el olor a tortura…
El aire es nuevo.

DEVOTA: (Canta)
¡Buen año nuevo!
¡Que el instante en que nos abandonó
Llegue a su fin!

Taller
MIGUEL Cuando se levanta de nuevo, toma un par de zapatos de niño y los levanta en alto. El sol
se encuentra nuevamente en su ocaso.
Zapatos encogidos, lana de cordero adherida aquí…
“Eli” (Cae en la postura anterior. Se oye el sonido roto de un silbato)

DEVOTO DOS:
En mi oído hay un ruido,
Como si alguien estuviera allí,
Para extraer la espina de la herida…
La espina que se oculta en el centro de la tierra…
Alguien separa las dos mitades de la tierra
Como una manzana,
Las dos mitades de hoy y ayer…
Saca el gusano
Y ¡une de nuevo el edificio!
Israel Vacío su alma para morir…

OTROS:
El cuerno que llama a la patria ha sonado.
¡Él no nos olvidó!

ANCIANA:
Siempre donde mueren niños
Arden rostros de fuego
De la noche , solo en su misterio…
Y quien sabe de las señales
Que la muerte envía:
Siempre ahí donde mueren niños
Se vuelven apátridas
piedras y estrellas
Y tantos sueños.

La nieve a cubierto una gran parte de los muros. El deshilo cala en lo profundo. Lavandera, lleva
un cesto con ropa blanca.
LAVANDERA
Vengo de la lavandería, de la lavandería
Lave ropa de muerto,
Lave la camisa de Eli,
Lave sangre, lave sudor,
Sudor de niños/ lave muerte.
A Samuel.
Lo traigo para ti, Samuel,
Te traigo la camisa de tu nieto,
La camisa de Eli.

PANADERA
¿Cómo fue que enmudeció?

LAVANDERA
Fue por la mañana, cuando buscaron al hijo,
Le arrancaron de la cama, del sueño.
Como anteriormente arrancaron
La puerta del cofre de los misterios en el templo
Así le arrancaron del sueño.
Rhali, su mujer, también le arrancaron del sueño,
La empujaron hacia adelante por el atajo,
El atajo, donde se sentó la viuda rosa,
En la esquina, en la ventana,
Y contó como sucedía
Antes de que le cerrarán la boca,
Con un espino, porque su marido era jardinero.
Eli corrió en camisa de noche tras su madre,
En la mano el silbato,
Con el que silbó a los prados,
A los corderos, a los becerros
y, Samuel, el abuelo, corrió
Tras su nieto.
Y cuando Eli vio,
Vio con sus ojos de ocho años,
Como empujaban a su madre,
Se puso el silbato en la boca y silbo.
Y no silbo
Como se silba al ganado o en el juego,
Decía la viuda Rosa, cuando todavía vivía.
Echo atrás su cabeza,
Como los siervos, como los corsos
Antes de beber en la fuente.
Elevó su silbato al cielo, silbo hacia Dios, Eli,
Decía la viuda Rosa, cuando todavía vivía.

PANADERA
Vamos de aquí,
Que no oiga;
El mudo oye nuestra conversación.
Si no ha de absorber nuestras palabras como una esponja,
Nada puede expulsar de su cuello,
Oprimido por la muerte. –Van hacia un lado-

LAVANDERA
En el grupo iba un soldado
Miró en torno suyo, a Eli,
Como silbaba este hacia el cielo,
Le golpeó mortalmente con la culata de su fusil.
El soldado era joven todavía, muy joven,
Dijo la viuda Rosa.
Samuel tomó el cadáver,
Lo colocó sobre una piedra
Y enmudeció.

PANADERA
¿No estaba ahí Miguel para salvar a Eli?

LAVANDERA
Miguel estaba en la casa de Dios,
En la casa de Dios que ardía,
Sujetó las llamas, salvó a Jossele,
Salvó a Jacob,
Pero… Eli está muerto.
Viuda Rosa añadió además
Que Miguel llegó un minuto tarde
Un insignificante minuto,
Mira, tan insignificante como el ojo de mi aguja
Con la que cosía
Todavía a poco esta costura descocida
De la camisa de Eli.
¿Por qué crees tú, que llegó él tarde,
él, al que ningún enemigo detiene?
Dio un paso en el camino vecino,
Un único paso,
Ahí donde Miriam tuvo en otro tiempo su casa,
Y luego marcho,
Y Eli estaba muerto.
Viuda Rosa dijo todavía:
Miguel tenía la mirada rota,
No como la nuestra que sólo ve fragmentos
-La mirada balsámica,
Del fin de un mundo al otro. (Larga Pausa. Va junto al pozo)
¿Samuel, estará terminado para la fiesta
Para año nuevo, el pozo? Samuel asiente.
PANADERA
Voy a decirte un secreto:
¡Oigo los pasos!

LAVANDERA
¿Qué pasos oyes?

PANADERA
Cuando vinieron a buscar a Eisik, mi marido,
El panadero, porque amasaba rosquillas,
Las rosquillas dulces con harina prohibida,
Cuando vinieron a buscarle al horno,
Le di el abrigo,
Pues el frio estaba afuera.
“¡Regresa! –Antes de que se lo pusiera-
¡Regresa!”
Y regresó ¡pero sin pasos!
Entonces comenzaron a resonar en el oído los pasos
Los pasos pesados,
Los pasos fuertes,
Pasos que decía a la tierra:
Te rompo,
Mientras, su paso imperceptible,
Pues andaba poco,
Respiraba con dificultad en el frio,
Estaba junto al horno,
Día y noche.

LAVANDERA
¿Oyes también ahora los pasos?

PANADERA
Los llevo dentro de mí,
Andan durante el día
Andan durante la noche,
Tanto si hablas tú, como si hablo yo,
Los oigo siempre.

LAVANDERA
Pregunta a Miguel,
Si puede quitarte los pasos.
Puede cocer plantillas en empeña,
Pues sabe mucho y no solo rondar las sepulturas.
Te digo que soy una lavandera,
he tocado, lavado, aclarado coladas,
Pero hoy con la ropa blanca,
Ahí, dónde estaba descocida la costura de la camisa de Eli,
No pude más.

PANADERA
Si pudiera
Quitaría de ahí arriba la costura,
A la que el sol vuelve sangrienta,
Si pudieran verme los ojos de Eisek
Le diría:
Estoy presa en una reja,
En una reja de pasos,
Abre la reja,
Que pueda salir de los pasos pesados,
Pasos duros, que rompen la tierra,
mientras tu paso imperceptible...

LAVANDERA
¡El pozo funciona!

PANADERA
¡EL pozo funciona! (Bebe agua con las manos)
Quítame los pasos,
Sácame los pasos, (Cae)
Los pasos… pasos.

La misma plaza, Frente a una de las casas en ruinas, un viejo albañil y su ayudante.

ALBAÑIL:
Jossele, llena el cubo en el pozo,
Ve donde está la cal, ahí donde construyen,
Delante de las puertas construyen la nueva ciudad.
Ya no hay puertas,
Ya no existe la vieja ciudad.
Ya nos está el templo,
¡Solo suficiente tierra para el buen lugar! (A publico)
Aquí había una casa, era un hogar,
Todavía hay una cacerola tiznada.
Aquí hay una cinta de color;
Quizás era la cinta de una cuna,
Quizás una cinta de delantal,
¿Quién sabe?
Aquí hay una gorra.
¿Un hombre joven, un anciano o un muchacho?
Protegía las dieciocho bendiciones, a los mansos
De las ideas vanidosas,
De las malas ideas
o…¿Quién sabe?
(Una mujer vestida con camisa anda apresuradamente por el callejón, llama con los dedos en los
muros y piedras. A la mujer)
Primera viña que llamas aquí,
En la piedra no se haya respuesta alguna.

JOSSELE (Con el cubo de agua)


La mujer huyo de la enfermería,
Ahora coge piedras y las lanza lejos…

ALBAÑIL
Quiere evadirse de su cárcel…

JOSSELE
¿Pero que hace ahora?
Abre y cierra sus manos como copas
Y las llena de aire.

PICAPEDRERA
Cantando.
Tu pierna derecha
Ligera como un pájaro…
Tu pierna izquierda
Ligera como un pájaro…
Risos al viento del medio día…
Los corazones pueden temblar en la mano como agua…
Temblar como agua…
Oh… oh…
Se marcha.

ALBAÑIL
Crea su hijo del aire (Coge una piedra)
Nosotros creamos sepulturas
Pero ya ha caído…
Aprende en ello.

JOSSELE
Corre tras la mujer y vuelve.
La mujer ha muerto.
Dijo a una piedra: “Voy”,
Golpeo su frente contra ella y murió.
Esta carta estaba junto a ella.

ALBAÑIL: (Leyendo)
“Finalmente jaspeada como tus sueños era la piedra.
Me coloque sobre sus mejillas antes de dormirme,
Sentí sus huecos
Sentí sus prominencias,
Sus lisuras y asperezas…
La aspiré
Y respiraba como tú, Ester…”
Esto es de Gad, su marido,
Que se dio muerte contra una piedra,
Por las desgracias de… (Jossele llora)
No llores, Jossele.
Construyamos, pues de nuevo la vieja casa.
Que se cuelguen las lágrimas en los ladrillos,
Que se cuelguen los lamentos en las vigas,
Los niños no pueden dormir.
La muerte tiene un lecho blando.
Construye, canta.
¡Maestro del mundo!
¡Tú, tu, tu, tu!
Maestro de todas las piedras
¡Tú, tu, tu, tu!
¿Dónde puedo hallarte,
Y donde no puedo hallarte?
¡Tú, tu, tu, tu!

En el interior de unas murallas casi derruidas Samuel está sentado en un tablón en su regazo esta
la camisa con que Eli murió. Una vela llamea. Miguel Entra.

MIGUEL:
Samuel, te ruego me ayudes a encontrar lo que busco. Busco su mano.
Busco los ojos,
Busco la boca,
Busco el trozo de piel,
En que la perversidad de esta tierra penetró,
¡Busco al asesino de Eli!
Busco el polvo
Que desde Caín se ha mezclado y esperado
con todo polvo de asesino.
Que polvo traigo a ti con mis zapatos. (Se quita los Zapatos)
Samuel permíteme pregunte a tu mudez:
¿Era alto? (Samuel deniega con la cabeza)
¿Era más bajo que yo y más alto que tú? (Samuel con la cabeza dice que sí)
¿Su pelo era rubio? (Samuel lo afirma)
¿Sus ojos negros, azules? (Samuel deniega)
¿Grises?(Samuel confirma)
¿Sus mejillas sonrosadas, sanas? (Samuel niega)
¿Así pues blancas?(Samuel dice que sí)
(Miguel Sollozando) ¿Cuántos millones de hombres tiene la tierra?
Asesinos como Caín…
(Samuel alarga a miguel un caramillo, miguel sopla en el, se oye un tono débil. Señala la camisa de
muerte, en la que se dibuja una cabeza de hombre)
Mira, mira…
La vela lanza la sombra…
O tu mudez habla:
Muy joven todavía
La nariz es ancha,
Sus lóbulos tiemblan de placer,
Los ojos tienen pupilas de lobo…
La boca es pequeña como la de un niño… (El rostro desaparece)
Asi se mezclan rostros en sueños…
Agua derramada de lo invisible…
Ha marchado
Y quema en mis ojos:
Hasta que lo halle
Se antepondrá a toda cosa en esta tierra,
Estará en el aire…
Si como mi pan,
Como este polvo de espanto,
Si como una manzana,
Como su rostro…
Samuel,
Tú habla esta allí,
Donde finaliza todo polvo.
¡Tras la palabra estaba este presente!
(Calza sus zapatos)

LAVANDERA:
Viuda Rosa dijo todavía:
Miguel tenía la mirada rota,
No como la nuestra que sólo ve fragmentos
-La mirada balsámica,
Del fin de un mundo al otro- (Un haz ilumina a Miguel)

SAMUEL: (Mirando en el libro Su voz se escucha como en un eco)


Cuando el día queda vacío
En el crepúsculo,
Cuando comienza el tiempo sin imágenes,
Se unen las voces solitarias…
Los animales sólo son caza o cazados…
Las flores sólo aroma…
Cuando todo pierde su nombre como en el comienzo…
Vas tú bajo las catacumbas del tiempo
Que se aproximan al fin…
Tú alcanzas más allá de los muertos,
Los de aquí.
Tú sabes qué florece
En la tierra rodeada de enigmas.
Así fluye el fin hacia el comienzo
Como un grito de cisne.

Juglar entra a la plaza y toca una música de fiesta.. El mercado toma vida. Miguel transita
clavando la mirada encada persona que encuentra.
MUCHACHA:
Yo he estado en las profundidades de la noche,
Y ahí había una mujer,

MUCHACHA MAYOR:
¿Era tu madre la mujer?

MUCHA MENOR:
¿Madre? ¿Qué significa?

MUCHACHA MAYOR:
(Sacando un andrajo de los escombros)
Aquí hay tela,
Aquí hay un trozo de madera,
Sólo un poco chamuscada.
Ahora tengo una niña, y tiene pelo negro,
Voy a cunarle.
CANTANDO
Hubo una vez una leyenda,
La leyenda no es nada alegre.
La leyenda comienza con cantos
De un rey judío.
Una vez había un rey,
El rey tenía una reina,
La reina tenía una viña…
Liulinke, mi niña…

MUCHACHA MENOR:
¿Te lo ha contado Rebeca?

MUC HACHA MAYOR:


Sí (cantando)
La viña tenía un árbol,
El árbol tenía una rama,
La rama tenía un nidito…
Liunlinke, mi niña…

JOSSELE:
He encontrado un hueso…
Quien se hace un silbato de un hueso de muerto
No conseguirá prosperar.
ALBAÑIL:
Un silbato y cualquier cosa.

MUCHACHA MAYOR:
Es ya tarde, vamos Rebeca.

JOSSELE:
Dame tu niña,
La echaré en los escombros,
Allí puede gritar.

MUCHACHA MAYOR:
NO, déjalo estar,
Se llama Miriam, (Miguel se arrodilla, luego corre al pozo a untarse agua)
E iré a la cocina,
Y pediré a Rebeca un molinillo,
Así tendrá cabeza.
Cantando:
El nido tenía un pajarillo,
El pajarillo tenía una alita,
La alita tenía una plumita…
Liunike, mi niña…
El rey debía morir,
La reina debía perderse,
El árbol debía romperse,
El pajarillo huir del nido….

TODOS: Huir, huir del nido.


Entra el buhonero Mendel que pregona sus artículos, todos los rodean.

MENDEL:
Por una casualidad extraordinaria
puedo ofrecerles:
tela de delantal, autentica lavable, estampada
con flores y mariposas.
Medias de lana, medias de seda, del mismo París.
Esta cinta es de goma. Extensible como países y reinos
y que vuelve a encogerse…
directa de América.
De Inglaterra, lavada para jaqueca
y licor de menta para el dolor de estomago…
y también este lienzo de Rusia…
ya no más para los muertos,
no para extender hasta la puerta para los pies…
ahora para novias y también para niños… (Mira a Miguel)

UNA MUJER (a su marido)


Mira, esto sería una tela de fiesta para mí,
ahora que pronto comenzara el año nuevo.

MARIDO:
Vivimos en una casa pobre,
no tiene mesas ni sillas,
¿qué ha de significar esto?

MUJER:
Pero mirra,
la pequeña estrella
tiene el mejor marido,
ya le compra el bello pañuelo de cuello.

MARIDO:
Donde tú estás mana sangre…

MUJER:
Estamos salvados y debemos alegrarnos de ello.

MARIDO: (A Mendel)
Pierdes nuevamente a las mujeres.
La coquetería
todavía recoge el crespón en graciosos pliegues.

MENDEL:
Yo no tengo mujer,
pero si tuviera una,
sostendría con salomón…

MIGUEL: (interponiéndose)
Alaba la mujer virtuosa,
alaba también su aspecto…

MARIDO:
¡Recoge las baratijas!
AFILADOR:
Tijeras para afilar,
cuchillos para afilar,
hoces para la nueva ciudad…

UNA MUJER:
Que se marche.
Si quiere afilar,
que lo haga en otra parte…
Quien pueda oír todavía afilar el cuchillo…

AFILADOR:
si quieres volver a comer,
necesitas un cuchillo…
Si quieres segar de nuevo,
Necesitas un cuchillo…
Si quieres vestirte necesitas dos cuchillos. (Afila)

MUJER:
¡oh, esta indiferencia!
¿No comprendes que tu afilar
corta en pedazos el corazón del mundo?

AFILADOR:
Yo no odio a nadie,
no quiero herir a nadie…
Afilo, pues es mi oficio…

MUJER:
Es su oficio…

ANCIANA:
Como el mío es llorar… (A Miguel)
¡y el de otros morir!
El juglar toca el violín. Todos comienzan a bailar.

UN JOROBADO:
¡Qué ansias en los huesos…!
El viejo Adán se agita en el tono,
el hombre nuevo tiene ya su primera costilla…
Llega una muchacha ciega con las manos extendidas en las que sostiene ramas y palos. Va
descalza y cubierta de harapos.

CIEGA: (Permanece junto al juglar)


Tiembla bajo mi piel.
La pendiente del anhelo debe terminar aquí.
Aquí están todos mis caminos (suelta los palos)
siempre que mis pies sufrían una nueva herida,
terminaba un camino,
como un reloj que da las horas.
Yo quería ver nuevamente a mi amado,
pero me quitaron los ojos …
A partir de entonces conté medianoche.
Ahora sólo estoy a una lágrima de distancia de mi amado,
y la última herida ha surgido en mi pie… (Cae, Miguel corre y mira que ha muerto)

EL JOROBADO:
Sólo ha traído el esqueleto en su camino…
La carne ha sido arrebatada por el anhelo…
Quería ver nuevamente a su amado…
Pero el diablo
teme el espejo del amor en una mira da humana
y lo rompió…
Dos niños recogen las ramas y cantan.
Tenemos bastones,
Tenemos caminos,
Tenemos esqueletos, ¡ay , ay ay…!

MENDEL:
Este bastón puedo emplearlo para enrollar mi tela, los demás podéis quedároslos.
(El juglar toca de nuevo todos se miran y cuando intentan bailar)

UNA MUJER JOVEN (con un bebe en brazos, al jorobado)


¡No mires a mi hijo tan fijamente!
Dios lo proteja de la mala mirada….

EL JOROBADO:
Que proteja que von mi mirada lo queme.
Me admiro tan sólo de que hayas podido parirlo
en estos tiempos…

MUJER JOVEN:
En el agujero de la tierra lo parí,
En el hoyo lo amamanté,
La muerte se llevo a su padre,
a mí no me llevó,
vio la leche en mi pecho
y no me llevó.

EL JOROBADO:
Y no te llevó…

MUJER JOVEN:
Perdona si te herí,
pero Dios me proteja,
primero creí,
eras un pedazo viviente
de la desgracia de Israel.

EL JOROBADO: (señalando su giba)


Tú viste la alforja
y en ella al chivo lleva la desgracia de su pueblo.

MUJER JOVEN:
Me parece
que haya transcurrido cien años o más
desde que me encontraba en el hoyo…
No puedo soportar la luz…
Sólo parpadeo…
Éstos no me parecen hombres, montañas de tierra veo bailar…
La noche no guarda ningún nombre.
Cuando grita, cuando canta,
lo olvide hace mucho…

MUJERES: (cantan)
Nosotras madres, nosotras que en las cunas
Los recuerdos que emergen
Mecemos del día de la creación…
El ir y venir de la respiración
Es la melodía de nuestro canto de amor.
Nosotras madres
Mecemos en el corazón del mundo
La melodía de la paz.
JUGLAR:
¡Ya es demasiado tarde en Israel!
Todos los danzantes hacen larga sombras. Sus cuerpos quedan como difuminados por el sol de la
tarde. Sólo la mujer joven con su hijo está en plena luz Miguel la contempla. Ambos se miran.

MENDEL: (mirando con un espejo en mano)


Tu asesino te puso en frente a este espejo
Para que tuviera una muerte divertida…
Madre si selvas se ha formado en los espacios libres,
cerebros criminales han aumentado…
De ellos se han desprendidos lianas de la tortura pérfida.
Espejo, espejo,
Tú, eco del bosque de los muertos,
Víctima y verdugo,
Victima y verdugo,
Representaron ante ti su escena de muerte,
Madre
Una imagen de estrellas se llamará espejo. (Se lo da a Miguel)

DAJAN:
Yo os digo:
Hay lugares de lucha…lugares de lucha
que el descubridor del crimen del día
no puede soñarlos.
Mucha oración
Cuelgan con las alas inflamadas ante la boca de los
Cañones,
Mucha oración
Ha quemado la noche como una hoja de papel.
Sol, luna y estrellas las engarzó la oración de Israel
A los hilos de la fe… diamantes y carbunco
En torno al cuello moribundo de su pueblo
¡oh! ¡oh!

JOROBADO:
Dicen,
que a causa de mis espaldas curvas
me odian…

AFILADOR:
Dicen,
Que a causa de mi constante sonrisa
Me odian.

MENDEL:
Dicen,
Que a causa de este montón de piedras
Que fue anteriormente mi casa
Me odian…

UN MENDIGO: (con una pluma en el sombrero)


Si doy la vuelta al sombrero
Es una tumba para el dinero,
Si lo pongo derecho,
Es algo que tiene que ver con volar.
Una cueva de hielo para una lágrima helada…

DAJAN: (A Miguel)
Veo,
Veo el comienzo de tu sonrisa…
Pero no conozco el comienzo,
El eterno comienzo…
Y por ello nos odian…

TODOS:
Por eso nos odian….

MIGUEL: (Con la mirada llena de odio)


Eli, por ti,
Sabiendo tú comienzo. ..(Cae)

En el otro lado de la plaza, las muchachas llevan las jarras y las alcanzan a los albañiles.

UN ALBAÑIL:
Gracias por el agua voy a construir la nueva ciudad.

LA MUCHACHA:
Construye esto también:
Ahí están las palabras sagradas,
Mi amado me las dio,
Y las llevo en mi cadena junto a mi cuello.

ALBAÑIL:
¿Cómo puedes separarte de tan gran regalo?
LA MUCHCHA:
Mi vida será breve
En cambio los muros
quedarán.

ALBAÑIL DOS: (a otra muchacha)


Casémonos en primavera,
Pues se dice;
Si te casas en invierno,
Cuando la crisálida vive en sueños,
El sueño se rompe
Antes de que llegue la primavera.
Pero cuando vuela,
Entonces Dios mismo abre los arroyos y capullos…

ALBAÑIL TRES: (BEBE SEDIENTO)


Israel siempre estuvo sediento:
Ningún pueblo ha bebido tanto en fuentes…

ALBAÑIL :
Todos los pueblos somos descendientes de Israel.

ALBAÑIL TRES:
Pero siempre sed y sed,
Todos los desiertos juntos crearon esta sed!

MUJERES: (Miran a Miguel)


¿Por qué la negra respuesta del odio a tu existencia, Israel?
(un carpintero con una puerta pasa por delante. El mendigo llega)

MENDIGO: (Al público)


Esto es una puerta,
Una puerta es un cuchillo
Y separa al mundo en dos partes.
Yo estoy frente a ella y llamo,
Porque soy un mendigo
Y quizás me abren
Y fluye el olor de asado
Y el olor a ropa limpia.
Es el olor de las viviendas humanas.
Si se tiene un fino olfato de mendigo,
Se pude también oler lágrimas,
O felicidad interior.
Pero la mujer dice:
“No, es demasiado temprano”
Y “no” dice las puerta que se cierra.
En la segunda puerta llegó demasiado tarde,
Apenas he lanzado una mirada
A la cama recién deshecha,
Ciérrase ya la puerta
Tristemente, como una oración de la tarde. (Al carpintero)
Carpintero no instales puertas,
Son los cuchillos
Que rasgan al mundo.

CARPINTERO:
Hombre reflexiona.
Puertas están para el frío y los ladrones.
Y puesto que el frío es también un ladrón,
Está bien tal como son.

MENDIGO: (llama en la puerta)


Aquí esta Israel, puerta del mundo.
¡Puerta del mundo abreteeeeeeeeeee!!!!!!!!

CARPINTERO:
Ésta está tan bien construida,
No se mueve,
Pero en su interior,
Dentro vuelan las golondrinas.

ALBAÑILES:
Construimos, construimos
La nueva ciudad, la nueva ciudad,
¡la nueva ciudad!
Cocemos, cocemos
¡los ladrillos de la nueva ciudad!

DAJAN:
Y Abraham levanto su cabaña,
Una y otra vez,
Y la colocó en dirección a él.
ALBAÑIL UNO:
¡Moisés quemó!
¡David, quemó!
Ahora quemamos nosotros,
¡nosotros los supervivientes!
Su rayo en el desierto
¡somos nosotros, nosotros, nosotros!

ALBANIL DOS:
Quemamos
¡Y esto de aquí es nuestra antorcha!(Pisotea la tierra)

ALBAÑIL TRES:
¡Tenemos nuevos milagros!
Nuestro desierto tenía codornices y maná;
En un tiempo viví de la nieve,
Comí nubes y cielo…

UN CARPINTERO: (A Miguel)
Qué dices tú sobre el misterio de una piel de patata
Que se limpio en mis pies por el diluvio del odio,
Ello se convirtió en mi arca.
Cuando ahora digo “Dios”,
Sabes tú de donde viene la fuerza.

JARDINERO (le da una manzana a Miguel)


¡Para un nuevo Adán,
Para una nueva Eva!

TODOS: (Cantan)
Quemamos, quemamos
Para construir la nueva casa…

DAJAN (Bebe del pozo)


Temí no abriríais el pozo con suficiente profundidad,
¡Los fundamentos solo soportaran algo liviano!
El nuevo pentateuco, os digo, el nuevo pentateuco
Está escrito con el moho del miedo
¡En las paredes de la cava de la muerte!

ALBANIL UNO:
Tortura del gusano en el anzuelo,
Tortura del pez sobre el gusano,
Tortura del escarabajo sobre mi pie…
¡Basta de azadón que cava tumbas!
Adoradores de polvo somos nosotros,
Mientras dé el polvo tales frutos,
Cavaremos en su parcela
Y crearemos el paraíso del polvo
Con las manzanas
Que huelen como vagos indicios tras la despedida…

ALBAÑIl DOS:
Quizá el aire será
Un nuevo vergel,
En los nuevos hallazgos…
Estrog en el aire,
Patria en el aire…

TODOS (cantando)
Quemamos, quemamos,

DAJAN: (Para sí)


Vi uno corroer su propia carne
Cercenándose como la luna para un lado,
Y descarnándose hacia el otro mundo…
Vi un niño sonreír
Antes de ser lanzado a las llamas…
¿Dónde estamos?
¿Dios míos, donde estamos?
(Miguel corre desesperado, luego se detiene mira la camisa de Eli y grita)
OSCURO.
Carretera. Los arboles a ambos márgenes están rotos o quemados. Campos arrasados por la
guerra. Crece en ellos mala hierba. Afilador y Mendel pasean juntos. Éste lleva en un carrito de
mano sus baratijas. en el fondo Miguel sentado mantiene la mirada perdida.

AFILADOR: (señalando hacia atrás)


Está algo perdido, amigo mío. Me ha pedido que afile (le muestra un cuchillo)

MENDEL:
Quien está en la oscuridad
Alumbra para sí un sueño…
Quien pierde la novia
abraza el aire…
A quien la muerte señala el vestido
Grita,
Y los pensamientos le comen como gusanos…
Pero está bien pues logre salvar la mercancía
Detrás de la roca.
Los meritos no fueron hoy pocos…

AFILADOR:
¿Qué pensaba Cuando con los hombros
contra hechos
Clamaba?

MENDEL:
¿Cómo he de saberlo?
Una vez vi un azote que andaba
Y daba golpes
Cuando hallaba una fuente.
Así busca por todas partes
La fuente del odio
Que sed dio a beber a Israel.
Pero aunque yo lo supiera mejor
Que tú, de otra familia,
¿Cómo podría explicártelo?

AFILADOR:
¡Por qué dices, hermano, tales palabras!
Cuando estábamos en el pajar
En Jarislaw de Polonia en el pajar,
¡Ambos éramos uno!
Ojos solo para espiar al enemigo,
Oídos solo para escuchar el crujido de las escaleras…
Cabellos en la cabeza
Para subir al cielo en terrible miedo…
Teníamos un sueño entre nosotros,
Un hambre, despertar,
Llegó la lechuza de ojos amarillos,
Que junta ramas,
Cuando huele a muerte…
Miró por la ventana del pajar,
Gritó como un atizador de verdugo
Que ya hubiera tenido a uno:
¡Uhu!

MENDEL:
Tú viste un sonido gutural en sueños
Como uno que se ahoga…

MIGUEL:
¿Oyen los grillos ?

AFILADOR:
No.

MIGUEL:
Lástima;
Es el sonido más claro en la tierra,
No todo oído lo siente.
¿Pero vieron alguno?

AFILADOR:
No.

MIGUEL:
Todavía mayor pena;
Está allí, donde comienza lo invisible.
Mendigan ya en la verja misma del paraíso,
Nos decía la abuela cuando éramos niños.
Pero una vez había un grillo
Sobre un cilindro de un atlas rosáceo…

AFILADOR: (a un perro salvaje)


Ven, ven camarada.
Con tus cuatro patas
Puedes acompañar mis dos.
Si Miguel tiene sus grillos,
Yo tengo mi perro.
Si afilo, ladrará… (Por el fondo aparece un anciano)

MENDEL:
¿Quién eres, abuelo?

EL ANCIANO:
¡No soy, y tampoco un abuelo!

MENDEL:
¡No eres pero hablas!
¿De dónde vienes?

ANCIANO: (señalando el carro del afilador)


¿Eres un afilador?

AFILADOR:
Sí.

ANCIANO:
Desde luego lo sabes.

AFILADOR
¿Por qué respondes como en un juego de preguntas?

ANCIANO:
Por esto, porque en la piedra hay fuego,
Es decir vida,
Y en el cuchillo, muerte… (Miguel se levanta y se dirige a ellos)
Asi pues, tú afilas diariamente la vida con la muerte.
De ahí vengo yo.

AFILADOR:
¿Vivo de la muerte?

ANCIANO:
Donde los asesinos sembraron mi pueblo en la tierra.

AFILADOR:
¿Y tú?

ANCIANO:
solo fui sembrado a medias,
Estuve ya en las tumba.
Sabía ya como se va el calor del cuerpo…
Marcha de los huesos el movimiento…
Oía ya el lenguaje de los huesos cuando se derrumban…
Lenguaje de la sangre cuando mana…
Lenguaje del polvo,
Cuando vuelve a rondar el amor.

AFILADOR:
Pero, ¿cómo fuiste salvado?

MENDEL:
¿Tuviste un anillo,
Diste una bella perla en venta,
Pagaste la vida con una apariencia oculta?

ANCIANO:
Sacos de pobres
Llenos de preguntas y disputas.
¿Qué sabéis vosotros
Cuando los cuerpos se vacían
Si humean como conchas,
Oh, cuando marchan con la ola espumante
De la eternidad?

AFILADOR:
Pero, dinos, ¿cómo fuiste salvado?

ANCIANO:
Nosotros huimos
Amschel, Jehudi el moreno y yo.
Se ha capturado tres países,
Capturado tres idiomas,
Se ha capturado manos
Y dejado cavar su tumba,
Dejado concebir su muerte.
Han golpeado los cuerpos
Y derramado encima la escoria…
¡cuántos millares de millas de tortura de él!

MENDEL Y AFILADOR:
Pero, ¿tú, tú?

ANCIANO:
El soldado
Que lanzó las tierras sobre nosotros…
Y nos sepultó…
Sea bendecido…

MIGUEL:
¡Bendecido! ¿Qué soldado?

ANCIANO.
Vio con la apariencia de una linterna,
Pues era de noche,
Que no me habían golpeado bastante,
Y que mis ojos se abrían,
Y me sacó fuera
Y me ocultó…

AFILADOR:
Increíble.

ANCIANO:
El soldado había
-esto me lo dijo después-
Recibió el mismo día una carta de su madre.
¡Bendita sea ella!
Por ello no estaba enloquecido como los otros
Y vio el parpadeo de mis ojos.
La madre escribía:
“Esta carta quería enviarla con los calcetines que he hecho yo misma.
Pero el ansia no me deja tranquila…”
¡Bendita sea ella!
“Y escribo ya hoy
Y no espero hasta que estén terminados.
Pero el traje, el azul,
Está cepillado y colgado en el aire
A causa de la naftalina.
Así pues no olerá ya
Cuando vengas.”
Pero no fue tan simple
Que pudiera enviar la carta,
Pues en la noche se puso enferma.
Entonces fue una vecina…
¡Bendita sea ella!
Preguntó cómo estaba,
Pero en realidad sólo quería pedir una cebolla
Una pequeña cebolla para las patatas,
Pues se había terminado las suyas.
¡Oh! Que comiera patatas y no nabos!
¡Benditas sean todas las cebollas!
Preguntó como estaba,
Y obtuvo una cebolla
Y tomó la carta para el correo
Y el soldado la recibió aquel día,
Y no enloqueció como los otros
Y vio el parpadeo de mis ojos…

AFILADOR:
¡Cuántas pieles de cebolla se han juntado
Para tu salvación!
¿Y qué se engendró luego
De tu suerte de cebolla?

ANCIANO:
En el extraño hallamos
Un amigo… (Miguel toma el cuchillo y parte. Los demás lo miran perderse en la noche que cae)

MENDEL:
¡Me alegro, me alegro!

AFILADOR:
¿Qué te alegra hermano?

MENDEL:
Me alegro que regalara un par de cordones de zapatos a miguel
Para sus zapatos.
Si va al paraíso
¡Llevará mis cordones en sus pies!
También la camisa de muerte de Eli era de mi tela…

AFILADOR:
¿Por qué estuvo bien
Que tú dieras los cordones al zapatero,
Y por qué ha de morir siendo…
No me alegra haber afilado el cuchillo…
¿Ha de morir siendo joven como es?

MENDEL:
No lo sé,
Pero en todo caso estuvo bien.
Puede tener treinta y tres aquel
Por cuyos hechos el mundo se conmueve…
Uno que sigue el curso de las aguas
Y oye girarse la tierra…
A quien las arterias tras de los oídos,
Que a nosotros nos laten sólo en la hora de la muerte,
Le laten todos los días,
Uno de los que contribuyen a poner fin al camino de Israel…

ANCIANO: (la mira)


¡Bendita sea la madre que envió la carta!

MENDEL:
¡Bendita sea! No todos tienen tu suerte.

AFILADROR:
Ven perro mio,
Parece que tengas hambre;
La lengua te cuelga de la boca,
Así pues y también tienes sed…
Vamos al pueblo
Por ver si queda siquiera un huevo de cigüeña,
A un campesino,
Por ver si podemos conseguir una pizca de algo.
Buscaremos una hoz,
La afilaremos
Y con ella cortaremos la mala hierba del campo…
Quizá hallemos también un charco,
Donde la muerte no haya puesto sus manos sangrientas…
Y entonces beberemos… (Se aleja, el anciano hace lo mismo)

MENDEL:
Vi un lugar donde había un hogar…
También hallé un sombrero…
Oh, padre mío ¿Qué arena sabe de tu sangre?

Noche. Luz invisible alumbra una chimenea derruida y algunos árboles con ramas destrozadas.
Miguel permanece de pie y escucha mientras frota el cuchillo.

Voz de chimenea:
Nosotras, piedras, somos las ultimas que formamos el cuerpo de Israel.
Cuerpo de Jeremías, en humo,
Cuerpo de Job, en humo,
Elegías en humo,
Quejas del pequeño niño en humo,
Canciones de cuna de la madre en humo…
Camino de la libertad de Israel en humo…

UN ARBOL:
Yo ya no puedo mantenerme erguido…
Cuelga de mí y balancea
Como si de mí colgaran y balancearan todos los
Vientos del mundo…

ARBOL DOS:
En mis raíces presiona la sangre…
Todos los pájaros que anidaron en mis cúpulas
Tuvieron nidos sangrientos.
Cada tarde sangraba yo de nuevo…
Mis raíces crecen de sus tumbas…

LAS HUELLAS EN LA ARENA:


Los últimos minutos los llenamos de muerte.
Maduraron como manzanas los pasos humanos fuertes…
Las madres que nos rozaron llevaban prisa,
Pero los niños eran tan ligeros como una lluvia de primavera…

VOZ DE LA NOCHE:
Aquí están sus últimos sollozos;
Los conservo para ti,
¡Óyelos! (los lamentos son muchos, crecen…Miguel cae al suelo)
Sus moradas están en los aires nunca bastantes altos…
En los alientos de los que están por venir,
Inaccesibles en la tristeza de la noche…
(de las raíces de los árboles, un fantasma que se sienta en el suelo y cose una capa blanca. Junto a
él en la hierba un cráneo de muerto.)

FANTASMA:
¡Miguel!

MIGUEL:
Hirsch, el zapatero,
Tenía en su vida un aspecto parecido.
FANTASMA:
Hirsch soy yo, y aquí está
La mujer de alguien, quizás la mía…
Y no sé si precisamente allí (señala la chimenea)
Se presento la muerte,
Es muy difícil encontrar de nuevo algo más allá de los límites.
Un minuto después de media noche,
Todo tiene el mismo aspecto…
Pero, sea como sea,
Yo hubiera pertenecido a los espíritus,
Así estuve con los vivos en América
Y no aquí entre mis iguales.
Mira, dijo ella,
Como si comenzara.
Tú eres un ciervo; así, pues, deben intuir
Que los judíos son un pueblo que en general intuye…
Los cuchillos se tocan en el arca,
Rechinan las grandes tijeras,
Sin embargo, el fuego en el hogar forma terribles caras
Como en la mujer de Ensor…
Pero ante todo: siento miradas,
Miradas torcidas como la de los gatos…
Miguel, Miguel…
A ti no te han tocado ,
A ti te respetaron,
Y siempre te presentaste a ellos,
Por decirlo así, a contraviento;
Mi maestro hubiera dicho
Como un viento
Que ha perdido la temperatura…
Pero a mí me tocaron,
Pero también a causa de mis piernas.
Muerte, tú tienes dos cuchillas,
Dijeron,
Así se va más rápido.
Si no llevas tu pueblo al humo,
Si no quemas su carne y sangre,
Aflojaremos los tornillos de tus junturas
Y sujetaremos tus dos cuchillas.
Y entonces tendrás mejor alimento.
Que todos nosotros juntos,
El humo pesa más en el estomago que el pan…
(Deja a un lado la capa)
Es demasiado oscuro, éste (señalando la calavera)
Ya no alumbra…
Y yo la quemé,
Y comí humo,
Y la calenté…
Y corrí en el bosque,
Y había fresas,
Y comí fresas,
Después de haberlas calentado,
Y no puedo morir
Porque soy la muerte…
Pero mira allí (gritando)
Mira allí….

LA CHIMENEA:
Yo soy el comandante del campo.
Adelante, adelante,
¡Mis ideas salen de mi mente!
Comienza a salir humo que se convierte en caras.
Las raíces de los árboles son cadáveres con miembros desgarrados. El fantasma se levanta y lanza
la capa al humo.

VOCES:
Recoge, recoge, Miguel,
De nuevo está aquí un tiempo
Que ya transcurrió…
Levántalo,
Levántalo…

MIGUEL: se levanta.
Un coleccionista de minutos de muerte no tiene cestos, sólo un corazón que llenar…
Frontera en el país vecino.

MIGUEL:
todos los indicadores señalan hacia abajo.
Aquí crecen potentillas,
Pero no aquellas
Con las que Miriam llenaba sus zapatos,
La hebilla se rompía:
“cósela, mientras los dedos te acarician”…
Estos son dedos de manos de hombre.

VOZ DE LOS DEDOS:


Somos los dedos de los muertos.
Cada uno ha logrado una muerte ingeniosa
Como una falsa piedra de luna.
Mira, Miguel, algo así…

UN DEDO coge la garganta de Miguel


Mi dedo tenía como terreno especial ahogar,
Presionar sobre la nuez de la garganta
Con un pequeño giro a la derecha. (Ruido gutural, Miguel ha caído)

VOZ DEL SEGUNDO DEDO:


Tus rodillas Miguel,
Tus muñecas…
Oyes, como cristal…
Todo es frágil en la tierra.

MIGUEL:
Gran muerte, gran muerte, ven…

VOZ DEL TERCERO


En nombre de la ciencia…
Esta inyección…
Quien se presta al sacrificio, aparece radiante,
Como madera descompuesta…

UN DEDO LARGO HUESUDO.


Sin miedo;
No quiero decir buenas noches a tu garganta,
Ni herir tus muñecas.
Sólo soy el dedo maestro
De la nueva sabiduría.
Sólo quiero platicar un poco con tu piel…

MIGUEL:
¡Fuera!

VOZ DEL DEDO MAESTRO:


El zapatero Miguel
Junta la piel de arriba y de abajo del zapato
Con sus hilos de productos de desechos…
¡Santo de la aguja de coser!
¿Duerme la pluma entre nosotros que hubiera comprado libremente nuestro pueblo?

VOZ DEL DEDO:


Yo soy el dedo dirigente.
Dirijo la música para nuestra buena noche.
(Se oye música de marcha)
La tierra debiera volverse vieja,
Hasta que el odio,
Que se esfuerza sangrientamente
En solucionar el enigma judío,
Recibiera el impulso
De sacarlo del mundo con música…

MIGUEL:
¿Se ha perdido esta estrella?

ECO:
Perdido

VOZ DE MIGUEL:
Oye… (Se desmaya)

Campo abierto Miguel esta echado en el suelo, se levanta. Un campesino se acerca.

MIGUEL.:
Los dedos señalaron en esta dirección,
Al final, los asesinos señalaron a los asesinos.
Qué pacifico aparece este paisaje bajo la luz del día.
Los grillos cantan,
Un grajo llama a su compañera.
La vaca tiene la misma faz primitiva.
Como si hubiera sido acariciada por la mano del creador.
Como en todas partes, ahora el campesino saborea el secreto del grano de trigo. (Al campesino)
Buenos Días,
¿Hay por aquí cerca un taller de zapatería?

CAMPESINO:
Vienes ciertamente de más allá de la frontera,
Llevas una frente de muerte…
MIGUEL:
¿En que lo ves?

CAMPESINO:
Cuando alguien tiene algo que brilla entre los ojos
Grande como un copo de nieve

MIGUEL:
puede ser que la muerte de mi pueblo luzca en mí.

CAMPESINO:
¿Eres un polaco o un judío?

MIGUEL:
En esta tierra soy ambas cosas.

CAMPESINO:
¡Esto es mucho!
Allí debajo de la gran pradera
El camino lleva al pueblo.
Junto a los campos
está el taller de zapatería.

NIÑA:
Si tuviera un silbato como éste
Silbaría noche y día,
En sueños silbaría…

MIGUEL:
Es de un niño que Murió.

CAMPESINO:
¿De un niño que murió…

MIGUEL:
De un niño que fue asesinado…

CAMPESINO:
¿Qué fue asesinado…

MIGUEL:
Cuando llevaban a su madre a la muerte
Corrió en camisa tras suyo…

CAMPESINO:
En camisa tras suyo…

MIGUEL:
Con este silbato silbó pidiendo ayuda a Dios…

CAMPESINO:
Ayuda a Dios…

MIGUEL:
Entonces le golpeo un soldado…

CAMPESINO:
Entonces le golpeo un soldado…
(Miguel silba. Niños, vacas, corderos y yeguas saltan.
Taller de zapatería en el pueblo de la frontera.

ZAPATERO: (Sostiene una suela de bota militar)


¡No, esto no, seguro que no!
Quizás seáis para nosotros
Como zapatos de antes, de mucho antes.
A nadie fueron bien,
Buena piel, pero inapropiados…
No para nuestro clima,
Quizás para los desiertos,
Quizás para tierra santa
Quizás para aquellos mercados
Donde Isidoro regateaba de modo distinto que entre nosotros…
Pero naturalmente así,
No, esto nosotros no lo queríamos,
No así…

MIGUEL:
Desde Abraham, desde tiempos primitivos
Nos hemos esforzado
En construir nuestra vivienda hacia él,
Como otros la construyen hacia el sol…
Naturalmente, muchos deciden la orientación opuesta…
Viejos pastores dejaron que dieran las horas los relojes de estrellas
Y durmieron como el prestamista Isidoro con los dedos encogidos…
Pero era un muchacho…
Zapatero; las suelas gritan en mi mano,
Exhalan olor a muerte…

ZAPATERO:
Puede ser…

UN HOMBRE (Con una niña en mano)


¿Están ya mis botas?

ZAPATERO:
Ahora las están terminando…

MIGUEL:
Las suelas ya no pueden remendarse,
Hay un corte en el medio…

EL HOMBRE:
Pues se pueden poner nuevas suelas…

NIÑA:
Padre, éste es el hombre que tenía el silbato.
Allí está en la maceta.
¡oh déjame silbar!

HOMBRE:
No. (Mira fijo el silbato. perturbado) no, no se puede silbar con silbatos de otros.

NIÑA: (llorando)
El silbato…

HOMBRE:
Llora
Porque anhela a su madre.
Siempre se tiene anhelo de algo;
A veces es el tordo
El que va en busca de provisiones
Y desaparece,
Luego de nuevo el viejo perro pastor,
Cuando corre por los límites
Y es alcanzado…
MIGUEL:
Todo comienza con el anhelo (No deja de mirarlo. aprieta fuerte el silbato y con la otra sostiene el
cuchillo)

NIÑA:
El silbato…

HOMBRE:
Te compraré un silbato.
Cuando lo tengas
Te seguirán todos los niños
Y te darán sus juguetes…

NIÑA:
No, este silbato:
Entonces vendrán las vacas y los terneros.
(El hombre coge a la niña para marcharse)

MUJER DEL ZAPATERO: (Saliendo)


Yo también tengo un anhelo:
Soldado… cuando queda un asado en vuestra casa;
Es mi lengua
Que lo anhela. (El Hombre sale. Miguel intenta ir pero lo detiene la mira de la niña)

Casa del Hombre.


EL HOMBRE:
Dientes en todas partes.
¿Oyes como rechinan?
Dientes vacío en lugar de avena.
Sube la espiral,
Se agitan las crines
Y muestra la crines.
Los terneros beben con los dientes,
Y las ubres sangran…
Centeno arrancado…dientes sin ratas…
Oye, mujer,
Aquí en la habitación,
Ahí! Ahí! –(Señala la pared)
Dientes en lugar de ladrillos…
Mujer, el albañil debería ser ahorcado....

MUJER:
Calla ya,
La niña duerme
¡Tiene mucha fiebre!

EL HOMBRE:
Pero rechina,
Toda la casa rechina. (Rechinan los dientes)

NIÑA:(en sueños)
Todos los árboles andan,
Todos los árboles andan,
Levantan sus raíces y andan,
Cuando silbo.

HOMBRE:
Todas las sombras andan,
Ven, querida mortaja,
Cúbreme el diente de luna;
No fue un diente de leche
El que cayó de su boca con el silbato…
Mujer, mujer,
La leche tiene dientes,
Dientes… (Llaman en la ventana. la mujer intenta abrir)
No. No abras.

MUJER:
¿Quién va?

EL PANADERO:
Panadero Hans.
Aquí traigo una rosquilla de azúcar para Anita.
La rosquilla de hierro…

EL HOMBRE: (sale)
Ah Hans…
Rosquilla de azúcar…
en mi casa se le cae el diente de leche.

PANADERO:
¿Se dice que mataste a un niño santo?

HOMBRE:
Lala,lata, un comino;
Todos los niños son santos.

CARTERO:
¿Qué peleáis por la primacía de asesino de niños?

PANADERO:
Quien tira argollas de gritos.
¿Qué remitente escribió la palabra frágil”?

CARTERO.
A mi solo se me mandó
Prestar atención al destinatario
¡y no al remitente! (Al hombre)
Verdad amigo

MUJER: (gritando)
La niña ha muerto!

HOMBRE:
¡No al remitente!
(Leyendo) Frágil”

ANCIANA:
Siempre donde mueren niños
Arden rostros de fuego
De la noche , solo en su misterio…
Y quien sabe de las señales
Que la muerte envía:
Siempre ahí donde mueren niños
Se vuelven apátridas
Piedras y estrellas
Y tantos sueños.

Camino. Ambos lados espesos de bosque de pinos. Miguel pasea.

HIJO: (coge una piedra)

MAESTRO:
Deja el espantapájaros,
Hay demasiado olor a cadáveres en el campo
Y las cornejas son cada vez más…
MUCHACHO: (señalando a miguel)
Voy a tirarla allí.

MAESTRO:
No lo hagas
MUCHACHO:
¿Por qué hoy no y ayer sí?

MAESTRO:
Aun que soy maestro de cuentas no puedo solucionar ese enigma matemático…
(Miguel pasa por delante)

MUCHACHO (Para si)


Ayer te hubiera lanzado la piedra,
Hubieras caído allí, junto al estercolero,
Después de que dieras dos pasos antes de caer;
Hoy ha de quedar en mi mano.
(Tras un abeto esta el hombre)

MIGUEL:
Una mirada me coge la espalda,
Me cogerán.
(Se miran mutuamente. Miguel sostiene el cuchillo)

HOMBRE:
Si no hubiera echado la cabeza hacia atrás
Le hubiera derribado.
¡El diente de leche no hubiera caído con el silbato!
Pero estaba en contra del reglamento
Que la cabeza fuera echada hacia atrás…
Debe permanecer erguida.
¿Y hacia dónde ha silbado?
¿Una señal secreta,
Un signo a través del aire…
Al margen de todo control…?
Ayuda zapatero,
El diente de leche crece de la tierra… (Sonido de dentaduras)
Comienza acogerme…
A través de mis zapatos…
Mis pies se rompen…
Se convierten en tierra… (Gritando. Miguel lentamente se acerca empuñando el cuchillo)
Dónde está el orden, el orden mundial…
Estoy en la vida,
No estoy muerto…
No estoy colgado…
Ni quemado…
Ni echado en la tierra vivo… (Rugiendo)
Es un error, un error,
Me rompo, me rompo…
Soy un tronco…
Estoy en la arena
Que era mi carne…

VOZ DE UN DEDO
Mi dedo tenía como terreno especial ahogar,
Presionar sobre la nuez de la garganta
Con un pequeño giro a la derecha. ¡Miguel!

VOZ DEL SEGUNDO DEDO:


Oyes, como cristal…
Todo es frágil en la tierra.
¡Frágil Miguel!

HOMBRE:
Mis manos, mis manos…
¡oh! Mis manos…
Las manos se rompen.

MIGUEL:
¡Destructor!
Sus ojos se hacen agujeros
La luz se busca otro espejo.
Veo a través de los agujeros…
Gafas para las tinieblas del sol…
En tu cráneo,
Que circunda el mundo,
Que tú, como fue ordenado aglutinaste
Como una mochila de soldado…
Allí está, contraída
Una estrella de insecto con alas rotas…
Allí se mueve una mano,
Que robó un rayo…
Un cuervo se come una piedra de hombre…
El rayo se como al cuervo…
Ya no lo veo… (Tira el cuchillo y lo sostiene del cuello)

ANCIANA:
¡ No has entendido nada Miguel, no viste, no oíste, estuvimos frente de ti. Caminaste junto a
nosotros!
¡huellas de Israel,
Juntaros!
¡Último, minuto de la tierra de Israel,
Juntaros!
¡último minuto de pasión,
Juntaros!
(Aparece todo el pueblo desnudo haciendo sonar llaves que sostienen en la mano)

TODOS:
Tú recuerdas las huellas que se llenó con muerte
En la detención por el policía.
Tú recuerdas los labios temblorosos del niño
Cuando hubieron de pronunciar las palabras de despedida de su madre.
Tú recuerdas las manos de madre que buscaron una tumba
Para el hijo muerto de hambre en su pecho.
Tú recuerdas las palabras enloquecidas
Que una amada pronunció a solas en memoria de su amado. (Miguel lucha contra el odio)

MENDEL:
Vi un lugar donde había un hogar…
También halle un sombrero…
Oh mi padre ¿Qué arena sabe de tu sangre?

ANCIANO:
En el extraño hallamos
Un amigo…

MIRADA:
Pero entonces -¿quién interrumpió el viaje?

MIRADAS:
Comienza el regreso…

DEVOTA:
¡Buen año nuevo!
¡Que el instante en que nos abandonó
Llegue a su fin!
VOZ DE SAMUEL:
Cuando el día queda vacío
En el crepúsculo,
Cuando comienza el tiempo sin imágenes,
Se unen las voces solitarias…
Los animales sólo son caza o cazados…
Las flores sólo aroman…
Cuando todo pierde su nombre como en el comienzo…
Vas tú Miguel bajo las catacumbas del tiempo
Que se aproximan al fin…
Tú alcanzas más allá de los muertos,
Los de aquí.
Tú sabes qué florece
En la tierra rodeada de enigmas.
Así fluye el fin hacia el comienzo…

MUJER:
Pero el amor ha recorrido hasta el fin todos los caminos
Y reposa en su comienzo.

MIGUEL: (soltando el cuello del hombre)


Bajo mis pies cede el suelo.
De mis manos algo cae.
MI corazón algo derrama… (Lo mira fijamente a los ojos)
La paz este contigo. (Mira al pueblo)

PUEBLO:
¿oh, después de cuantos años de luz se han unido
Nuestras manos para la suplica…
Se han hincado nuestras rodillas…
Y se han abierto nuestras almas
Para expresar el agradecimiento?
Miguel se lleva el silbato a los labios y lo toca, cada uno hace lo mismo creando un himno. Se van
alejando. Solo queda el hombre arrodillado y Mendel.

MENDEL:
Bueno, estamos como antes;
¡Salvados, pero solos!

Oscuro.

FIN.
Diciembre del 2010

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