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Más del 80% de las aguas residuales generadas en el mundo se vierten sin tratamiento, poniendo en riesgo la salud de 1.800 millones de personas. Las Naciones Unidas quieren concienciar sobre este problema y sus soluciones, como el tratamiento de aguas residuales para su reutilización. Los antiguos romanos ya habían resuelto este problema hace más de dos milenios mediante la Cloaca Máxima, una extensa red de alcantarillado que expulsaba los desechos lejos de la ciudad y al río Tíber.
Más del 80% de las aguas residuales generadas en el mundo se vierten sin tratamiento, poniendo en riesgo la salud de 1.800 millones de personas. Las Naciones Unidas quieren concienciar sobre este problema y sus soluciones, como el tratamiento de aguas residuales para su reutilización. Los antiguos romanos ya habían resuelto este problema hace más de dos milenios mediante la Cloaca Máxima, una extensa red de alcantarillado que expulsaba los desechos lejos de la ciudad y al río Tíber.
Más del 80% de las aguas residuales generadas en el mundo se vierten sin tratamiento, poniendo en riesgo la salud de 1.800 millones de personas. Las Naciones Unidas quieren concienciar sobre este problema y sus soluciones, como el tratamiento de aguas residuales para su reutilización. Los antiguos romanos ya habían resuelto este problema hace más de dos milenios mediante la Cloaca Máxima, una extensa red de alcantarillado que expulsaba los desechos lejos de la ciudad y al río Tíber.
RESPONSABLE DEL AGUA Más del 80% de las aguas residuales generadas en el mundo vuelve a ser “vertida” al ecosistema sin ningún tipo de tratamiento ni reutilización. 1.800 millones de personas utilizan una fuente de agua para el consumo contaminada por heces, con el consiguiente riesgo de contraer enfermedades como el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea o la poliomielitis. Esta situación de insalubridad causa casi un millón de muertes al año. Naciones Unidas quiere llamar la atención sobre la problemática de las aguas residuales convirtiendo este tema en eje central. Hace más de dos milenios, las fuentes de la ciudad de Roma tenían agua fresca, que llegaba a la ciudad gracias a una extensa red acueductos. Los antiguos romanos bebían, se bañaban, hacían sus necesidades... y tenían también solucionado el problema de deshacerse de todas esas aguas sucias. La Cloaca Máxima, una de las redes de alcantarillado más antiguas del mundo, recogía los desechos y los expulsaba al río Tíber. Antes incluso de convertirse en un imperio, Roma ya había abordado el problema del saneamiento: las aguas residuales hay que tirarlas lejos.