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7 * Francisco de Quevedo
Érase un reloj de sol mal encarado, Es un descuido que nos da cuidado,
érase una alquitara pensativa, un cobarde, con nombre de valiente,
érase un elefante boca arriba, un andar solitario entre la gente,
era Ovidio Nasón más narizado. un amar solamente ser amado.
Estas, que fueron pompa y alegría Al que ingrato me deja, busco amante;
despertando al albor de la mañana, ¡Oh tú, que estás sepultado al que amante me sigue, dejo ingrata; Con el dolor de la mortal herida,
12 * Pedro Calderón De La Barca
a la tarde serán lástima vana en el sueño del olvido, constante adoro a quien mi amor maltrata, de un agravio de amor me lamentaba,
1 5 * Lo p e d e Ve g a
cubren ruiseñores púsose guirnaldas que con venir de mí mismo
las alamedas. en los rojos cabellos. no puedo venir más lejos.
Ríense las fuentes Los que eran amantes Ni estoy bien ni mal conmigo;
tirando perlas amaron de nuevo mas dice mi entendimiento
a las florecillas y los que no amaban que un hombre que todo es alma
que están más cerca. a buscarlo fueron. está cautivo en su cuerpo.
Vístense las plantas Y luego que vieron Entiendo lo que me basta
de varias sedas, mañanas de mayo, y solamente no entiendo
que sacar colores cantan los ruiseñores, cómo se sufre a sí mismo
poco les cuesta. retumba el campo. un ignorante soberbio.
Los campos alegran De cuantas cosas me cansan
tapetes varios, fácilmente me defiendo;
cantan los ruiseñores pero no puedo guardarme
retumba el campo. de los peligros de un necio.
Coplas por la
muerte de su padre
(fragmento)
I XVI XXVI
Recuerde el alma dormida, ¿Qué se hizo el rey don Juan? Amigo de sus amigos,
avive el seso y despierte Los infantes de Aragón ¡qué señor para criados
contemplando ¿qué se hicieron? y parientes!
cómo se pasa la vida, ¿Qué fue de tanto galán, ¡Qué enemigo de enemigos!
cómo se viene la muerte qué fue de tanta invención ¡Qué maestro de esforzados
tan callando, como trajeron? y valientes!
cuán presto se va el placer, Las justas y los torneos, ¡Qué seso para discretos!
cómo, después de acordado, paramentos, bordaduras ¡Qué gracia para donosos!
17 * Jorge Manrique
da dolor; y cimeras, ¡Qué razón!
cómo, a nuestro parecer ¿fueron sino devaneos? ¡Qué benigno a los sujetos!
cualquiera tiempo pasado ¿qué fueron sino verduras ¡A los bravos y dañosos,
fue mejor. de las eras? qué león!
Cultivo una rosa blanca, Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.
En julio como en enero, ¿O son una las dos? No bien retira
Para el amigo sincero Su majestad el sol, con largos velos
Que me da su mano franca. Y un clavel en la mano, silenciosa
Cuba cual viuda triste me aparece.
Y para el cruel que me arranca ¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento
El corazón con que vivo, Que en la mano le tiembla! Está vacío
Cardo ni oruga cultivo Mi pecho, destrozado está y vacío
21 * Rubén Darío
cultivo la rosa blanca. En donde estaba el corazón. Ya es hora
20 * José Martí
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
Los suspiros se escapan de su boca de fresa, ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color. ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
La princesa está pálida en su silla de oro, Y están tristes las flores por la flor de la corte;
está mudo el teclado de su clave sonoro; los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales. ¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
22 * Rubén Darío
23 * Rubén Darío
Parlanchina, la dueña dice cosas banales, Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
y vestido de rojo piruetea el bufón. en la jaula de mármol del palacio real,
La princesa no ríe, la princesa no siente; el palacio soberbio que vigilan los guardas,
la princesa persigue por el cielo de Oriente que custodian cien negros con sus cien alabardas,
la libélula vaga de una vaga ilusión. un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China, ¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
o en el que ha detenido su carroza argentina (La princesa está triste. La princesa está pálida)
para ver de sus ojos la dulzura de luz? ¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes, ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
o en el que es soberano de los claros diamantes (La princesa está pálida. La princesa está triste)
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? más brillante que el alba, más hermoso que abril!
¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa "¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina,
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, en caballo con alas, hacia acá se encamina,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar, en el cinto la espada y en la mano el azor,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo, el feliz caballero que te adora sin verte,
saludar a los lirios con los versos de mayo, y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar. a encenderte los labios con su beso de amor!"
Rima XIII Rima XXI Rima XXX Rima LIII
Tu pupila es azul, ¿Qué es poesía? Asomaba a sus ojos Volverán las oscuras
y cuando ríes una lágrima golondrinas
27 * A m a d o N e r v o
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: pero hay algo más bello aún: tu boca.
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente
Hallé sin duda largas las noches de mis penas; para el amor, para la cálida
mas no me prometiste tan sólo noches buenas; comunión del amor, tu boca joven;
y en cambio tuve algunas santamente serenas... pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!
El cuerpo canta;
¿Qué es tu vida, alma mía? De vuelta a casa la sangre aúlla;
la tierra charla;
la mar murmura;
¿Qué es tu vida, alma mía?, ¿cuál tu pago?, Desde mi cielo a despedirme llegas el cielo calla
¡Lluvia en el lago! fino orvallo que lentamente bañas y el hombre escucha.
¿Qué es tu vida, alma mía, tu costumbre? los robledos que visten las montañas
¡Viento en la cumbre! de mi tierra, y los maíces de sus vegas.
29 * Miguel de Unamuno
28 * Miguel de Unamuno
Unos hacia adentro -otros hacia fuera. huyendo del sonsonete, lleno de lenguas celestes, Asustados por los gritos
cae donde el mar bate y canta mira la niña tocando tres carabineros vienen,
Son como las flores -que cría la tierra. su noche llena de peces. una dulce gaita ausente. sus negras capas ceñidas
Mas tus ojos verdes, -mi eterna Teresa, En los picos de la sierra y los gorros en las sienes.
Los que están haciendo -tu mano de hierba, los carabineros duermen Niña, deja que levante
Me miran, me sueñan, -me llaman, me esperan, guardando las blancas torres tu vestido para verte. El inglés da a la gitana
Me ríen rientes -risa placentera, donde viven los ingleses. Abre en mis dedos antiguos un vaso de tibia leche,
Me lloran llorosos -con llanto de pena, Y los gitanos del agua la rosa azul de tu vientre. y una copa de ginebra
Desde tierra adentro, -desde tierra afuera. levantan por distraerse, que Preciosa no se bebe.
glorietas de caracolas Preciosa tira el pandero
En tus ojos nazco, -tus ojos me crean, y ramas de pino verde. y corre sin detenerse. Y mientras cuenta, llorando,
Vivo yo en tus ojos -el sol de mi esfera, El viento-hombrón la persigue su aventura a aquella gente,
En tus ojos muero, -mi casa y vereda, *** con una espada caliente. en las tejas de pizarra
Tus ojos mi tumba, -tus ojos mi tierra. el viento, furioso, muerde.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
***
Arbolé arbolé Es verdad Canción de jinete
Arbolé arbolé «Vente a Sevilla, ¡Ay qué trabajo me cuesta En la luna negra Caballito negro.
seco y verdé. muchacha». quererte como te quiero! de los bandoleros, ¿Dónde llevas tu jinete muerto?
La niña no los escucha. cantan las espuelas.
La niña del bello rostro Por tu amor me duele el aire, La noche espolea
32 * Federico García Lorca
Joven aún, entre las verdes ramas ¿Preguntas qué es dolor?.. Un viejo amigo
de secas pajas fabricó su nido; Inspirador de mis profundas quejas,
la vio la noche calentar sus huevos, Que se halla ausente cuando estás conmigo,
la vio la aurora acariciar sus hijos. Que está conmigo cuando tú te alejas.
ve llenarse las lomas de silencio y de paz. tras las garzas viajeras sus miradas se van.
Soy un extraño ante mis propios ojos,
un nuevo soñador, un peregrino Entreabiertas las alas que la luz tornasola, Siempre el sol la persigue, la sonroja y la besa;
que ayer pisaba flores y hoy... abrojos. se entristece, la pobre, de encontrarse tan sola; con el alma del río educó su tristeza
y esponjando el plumaje como leve capuz, al teñir los palmares el postrer arrebol.
Y en todo instante, es tal mi desconcierto,
que ante mi muerte próxima, imagino al impulso materno de sus tiernas entrañas, ¡Oh, daré mis caricias a su boca sonriente,
que muchas veces en la vida...he muerto. amorosa se pone a arrullar las montañas... y los vivos rubores borrarán de su frente
Y se duermen los montes... Y se apaga la luz. esa pálida huella de los besos del sol!
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