y que nuestra tez se fusione sin alguna limitación, forjemos la pasión en el sexo y viceversa, como dos amantes compartiendo el delirio, como el idealismo de un niño vislumbrando un cuento leído, como fieras de gran sentido.
Despójate de los miedos y ven,
en mi mente no dejas de correr y mi vida te quiere alcanzar.
Déjame enmarcar tu sonrisa,
aprehender tu alma entre cadenas de gemidos, usurpar tus respiraciones conquistando tu placer y masacrar a tus antiguos amores con armas forjadas en sinceros besos.
Abordemos este encuentro
con ropa y liquidemos el ser, con el alma desnuda.