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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE SANTIAGO

(UTESA)

Historia Social Dominicana SOC-420-043

PRESENTADO POR:

GRUPO 1A GRUPO 1B

Yabel Mercado 2-19-0492 Subcoordinador Joanny Fernandez 2-19-0531 Coordinadora

Esmerlyn Rodríguez 1-19-0011 Marilenny Rosario 2-18-0574

Carlos Castillo 1-18-0640 Chrismeldy Colón 1-20-0430


1. La isla tortuga (bucanero, piratas, filibusteros y corsarios). GRUPO 1A

La isla de la Tortuga (en francés, Île de la Tortue; en criollo haitiano, Latòti) es una isla del mar Caribe de
37 km de largo, 7 km de ancho y 180 km² de superficie, situada al noroeste de la República de Haití, la
cual posee su soberanía. Fue bautizada por Cristóbal Colón durante su primer viaje a América, haciendo
referencia a que una de sus montañas asemeja la forma de una tortuga. Durante el siglo XVII fue un
bastión (Refugio) para piratas y filibusteros que navegaban en la región.

Forma parte de un bloque tectónico diferenciado de la isla de La Española. Es muy accidentada, con una
cordillera central, una serie de terrazas orientadas al Norte, suelo arenoso y con limo en la zona costera y
arcilloso en las zonas más altas, que alcanzan los 450 m. La costa sur tiene playas y arrecifes.

Los bucaneros
Una parte de los llegados de San Cristóbal se dedicaron a la agricultura, los llamados «habitantes»
mientras que otra parte de ellos se dedicaron a la caza de los animales que vagaban por los campos de la
isla, esos son los bucaneros.

Los bucaneros cazaban las reses y ahumaban su carne que vendían junto con el cuero obtenido a todo
aquel que los quisiera comprar. No tenían ningún código ni ley escrita (como sí tenían los filibusteros) solo
se regían por los hábitos o costumbres. Entre los bucaneros no había esclavos, aunque se instituyó la
figura del «comprometido» que era una persona que se había "vendido" por un tiempo determinado,
normalmente 3 años a uno de los bucaneros. Lo normal era tener un comprometido que ayudara al
bucanero a trabajar. El comprometido vivía en un régimen de semi esclavitud, parecido al de los indios en
las encomiendas. Vivían sin leyes ni autoridad.
La plaza de comercio de los bucaneros era la isla de la Tortuga, situada a 2 longitud de la costa de La
Española con un puerto natural muy fácil de defender y una costa difícil de conquistar. La Tortuga también
fue la plaza fuerte de aquellos que se dedicaron a la piratería, es decir de los filibusteros. En ella coincidían
las dos sociedades, y cuando la de los bucaneros desapareció se estableció, con más fuerza, la de los
piratas.

La Tortuga sufrió varios ataques y conquistas por parte de las tropas españolas ubicadas en la parte
oriental de La Española, pero sus habitantes, en su mayoría franceses siguieron residiendo en ella y en lo
que ellos llamaban “Tierra Grande”, los terrenos de la isla La Española.

Francia designó al capitán Le Vasseur como gobernador de la Tortuga. Este fomentó el filibusterismos que
le permitía vivir en un lujo deslumbrante, no en vano recibía una parte de lo que entraba en la isla.
En 1653 el gobernador Le Vasseur fue asesinado por uno de sus hijos adoptivos y se nombró gobernador
de Fontenay. Poco después, en enero de 1654, la isla fue recuperada por los españoles que después de
dejar una guarnición, en la misma, la retiraron dejándola libre de nuevo. Enseguida fue conquistada por
los franceses que, después de varios episodios de ataques y permisos con Inglaterra, consiguieron poner
a Du Rausset como gobernador de la isla.

Du Rausset coqueteó con los ingleses para ganarse su confianza y ese coqueteo llevó al gobierno de
Francia a detenerle y encarcelarle. Du Rausset vendió los derechos sobre la Tortuga a la compañía estatal
francesa “Compañía Francesa de las Indias Occidentales”, esto fue el 15 de noviembre de 1665. El
gobierno de la isla fue encargado a Bertrand de Oberón que marcaría el fin de la sociedad de los
bucaneros.

Declive y final de los bucaneros


Bertrand de Oberón se marcó como objetivo ampliar el control francés al territorio de la isla de La
Española, a Tierra Grande. La sociedad de los bucaneros no reconocía autoridad alguna por lo cual era un
obstáculo para los planes del gobernado de Tortuga. La toma de poder de Oberón fue el 6 de junio de
1665 el día 20 del mismo mes comunicaba a Francia que;

(los bucaneros) viven como salvajes, sin reconocer a nadie y sin aceptar jefes entre sí, haciendo mil
fechorías

Esta información que achacaba a los bucaneros mil fechorías estaba destinada al desprestigio de los
mismos. En la misma comunicación le pedía al rey francés, Luis XIV que expulsara de la isla de La Española
a todos los bucaneros y que prohibiera cualquier comercio con ellos. En el escrito dejaba clara la intención
que esos habitantes pasaran a integrar la población de la Tortuga y, por ende, el número de filibusteros.

Las órdenes de evacuación de los bucaneros cayeron en saco roto. En 1670 hay noticias de que se
mantenía el comercio con los bucaneros y los "habitantes" (campesinos) con barcos holandeses y que
hubo rebeliones de los bucaneros contra la autoridad de la Tortuga.

Los impedimentos puestos desde la Tortuga junto al agotamiento de los animales que cazaban, debido a
dos causas principales, una la propia sobre caza de los bucaneros y la otra la organización por parte de los
españoles de las llamadas cincuentenas, grupos de cincuenta hombres a caballo armados de lanzas
dedicado a matar el ganado errante de la isla con la finalidad de la expulsión de los franceses, que aparte
de los bucaneros iban, poco a poco, colonizando la parte abandonada por los españoles de la isla. Esta
parte sería más tarde Haití.

Pirata
Las distintas formas de la piratería son propias del periodo comprendido entre la primera mitad del siglo
XVI y la primera mitad del siglo XVIII.

El pirata era el que robaba por su cuenta propia en el


mar o en zona ribereñas es un enemigo del comercio
marítimo en general porque se mueve exclusivamente
por su afán de lucro, sin discriminar ningún pabellón
nacional. Era por tanto un hombre que se situaba al
marguen del sistema imperante en aquella época. En su
mayoría los piratas eran gentes pobres, miserables.

Los filibusteros
En el siglo XVIII, se definía con este vocablo a los aventureros que sin patente ni comisión de Gobierno
alguno invadían territorios ajenos a mano armada. Posterior enteste término se empleó, a finales del XIX,

para designar a aquellos que trabajaban por la independencia de las colonias españolas de ultramar y,
más concretamente, por la independencia de Cuba. Esta palabra, proveniente del idioma francés, se
emplea en la actualidad para manifestar el obstruccionismo parlamentario. Tal la real academia como, la
expresión hacer filibusteros se refiere en términos parlamentarios a tomar la palabra y mantenerse en el
uso de ella todo el tiempo posible, con el fin de obstaculizar y retrasar la aprobación de una ley.

Se cree que el origen viene de un grupo de franceses y algunos ingleses que se instalaron en la isla de San
Cristóbal. Convivieron durante un tiempo, y se unieron para combatir a los indígenas, a los que llegaron a
exterminar. Capitaneados por el corsario Pierre belain los franceses, y por Thomas Warner los ingleses
establecieron una colonia bucanero. Algunos de ellos realizaban acciones como piratas y Corsarios.

La llegada de una flota francesa hizo desequilibrar la balanza a favor de los franceses, que arrinconaron a
los ingleses en una zona de la isla. Los españoles al mando del Almirante Oquendo los expulsaron y estos
se establecieron en zonas de la española

Después de la dura lección que habían recibido los bucaneros al ser arrojados de La Española, se
refugiaron en isla Tortuga. Se convirtieron en filibusteros convencidos de que era preciso unirse si querían
hacer frente a previsibles contingencias.

Acostumbrados a vivir con irrestricta independencia, no aceptaron que les rigieran monarcas, virreyes o
gobernadores. Nacía así la cofradía de los hermanos de la costa.

Las características especiales de los filibusteros, que lo diferenciaba de otros piratas, era que no se
alejaban de la costa, la bordeaban y saqueaban las localidades costeras. El último triunfo de estos piratas
fue la toma de Cartagena de indias en 1967, con la ayuda de una flota de corsarios franceses. Desde
entonces su número disminuyó rápidamente, y no se encuentran referencias históricas de ellos a partir
del siglo XVIII. Los más famosos de ellos fueron William Walker y Gastón de Rosset abulón.

En 1960 una nueva expulsión de la isla tortuga hizo que se desperdigaran por otras islas como, Montserrat,
Guadalupe, Martinica, Antigua, San Bartolomé, Aruba, barbados, y otros. En 1639 al abandonar España,
la isla Tortuga, vuelven a ella, y la ocupa la Corona Francesa, bajo su protección se convierte en refugio de
piratas.

En 1655 en Jamaica pasa a poder de los ingleses, y con el apoyo de Inglaterra, se convierte también en
nido de bucaneros, Filibusteros, corsarios y piratas Esclavos huidos, delincuentes, perseguidos, se unen a
ellos. Se pueden mover libremente por las colonias, francesas, inglesas y holandesas.

Francia apoyó y se valió de corsarios, bucaneros y filibusteros. Gracias a ellos, se enriqueció, y debilitó a
España en América. En sus puertos de isla tortuga y la española, los filibusteros pudieron, reparar sus
naves, aprovisionarse, y estar en un lugar protegido, en los intervalos entre sus incursiones.

Inglaterra promovió que, en Port Royal, se asentaran filibusteros. El único requisito era defender Jamaica
y atacar el Poderío Español. Considerando que así Jamaica, estaría más protegida, y minaría el poder de
España en América. Durante un siglo, los filibusteros, desafiaron el poderío español en América. No solo
atacaban naves, sino también poblaciones de tierra firme. Atacaron cuba donde capturaron varias naves
llenas de riquezas.

La toma de la fortificada ciudad de Portobelo, fue para los españoles, un duro golpe, tanto por el número
de tropas, como por las fortificaciones de que disponía la ciudad. Panamá fue tomada, sus supervivientes
torturados, llevándose 600 prisioneros que fueron masacrados en el viaje de vuelta.

Isla Tortuga pasó a tener un gobernador francés. Este reorganizó la isla y trajo mujeres francesas y siervos.
Las disputas entre miembros franceses e ingleses dentro de la cofradía de los hermanos de la costa
precipitaron su disolución en 1700. Cuando los Borbones ocuparon el trono español. Luis XVI consideró
que España y Francia tenían los mismos intereses y persiguió la piratería. Sin apoyo, en poco tiempo
desaparecieron de las Antillas. Algunos se desplazaron hacia otras rutas marítimas.

Corsario
Corsario era la denominación que recibían tanto la embarcación como su navegante que eran autorizados
por su país para perseguir y saquear a los barcos mercantes correspondientes
a una nación enemiga.

El mencionado permiso de corsario era concedido por el gobierno a través de


una patente de corso o marca. En la línea que separa al corsario del pirata es
realmente muy, muy fina, la principal diferencia entre ambos es que el pirata
atacaba cualquier embarcación sin tener que luego rendirle cuentas a nadie,
en cambio, el corsario estaba limitado por la patente obtenida, pudiendo
capturar barcos mercantes de determinados países y luego teniendo que
repartir sí o sí los bienes capturados con el Estado que le otorgó la patente.
Casi con exclusividad, hasta el siglo XIX, la actividad corsaria estuvo
mayormente a cargo de particulares que armaban ellos mismos, por su propia
cuenta, las embarcaciones que usarían una vez que hayan logrado la patente de corso.

El apogeo de la actividad corsaria se dio entre los siglos XVI y XVIII, durante este tiempo casi todas las
potencias navales hacían uso del recurso del corsario para así entorpecer el tránsito de sus rivales a sus
colonias. Hasta el siglo XIX se mantuvo la actividad y finalmente fue desapareciendo.

El corsario surgió como una necesidad ante la ausencia del desarrollo del derecho internacional, es decir,
en aquellos tiempos si una nación sufría un agravio no tenía ningún tipo de recurso legal para solucionarlo,
entonces, ante este vacío legal se puso en práctica el uso de la figura del corsario y además se evitaba
entrar en una guerra abierta.

En tanto, para la nación rival, el corsario era lisa y llanamente un pirata, no existía la sutil diferencia que
antes mencionamos. Entonces, se acercase un pirata o un corsario no había diferencia, los daños que se
sufrirían serían exactamente los mismos.

2. Las Devastaciones de la Banda Norte en Santo Domingo. GRUPO 1B

Las Devastaciones de la Banda Norte. Se conoce como las Devastaciones de Osorio a la orden del rey de
España Felipe III al gobernador de La Española, en ese entonces Antonio de Osorio, de despoblar la parte
occidental de la isla para trasladarla hacia la parte cercana a Santo Domingo entre 1605 y 1606 como
forma de aniquilar el contrabando en la zona.

Origen de las Devastaciones


Después de largas discusiones en la corte española, el rey Felipe III decidió despoblar totalmente las
comarcas donde se llevaban a cabo los contrabandos y trasladar sus habitantes a zonas interiores cercanas
a la ciudad de Santo Domingo. Felipe II había contemplado muchos años esa posibilidad, pero nunca se
resolvió a llevarla a cabo, quizás consciente de la peligrosidad que envolvía. Felipe III decidió atenerse a
las recomendaciones de López de Castro un oficial real en desgracia que entonces visitaba la corte y
propuso de nuevo la medida - Encomendó las Devastaciones al Gobernador Osorio y al Arzobispo Dávila
Padilla, otorgándoles poder para cualquier medida que consideraran prudente.

EL anuncio de las Devastaciones provocó las protestas de todos los vecinos de la isla y principalmente de
los de las regiones, afectadas, a través de peticiones de los cabildos todas, en que se solicitaba la
revocación de la medida.

A pesar de eso, el Gobernador Osorio, quien por el fallecimiento del arzobispo Dávila y Padilla no tenía
poder para realizar la medida, decidió cumplir al pie de la letra con lo estipulado en las reales Cédulas que
la disponían.

Para llevar a cabo las devastaciones se hizo traer unos contingentes de tropas del presidio de Puerto Rico,
ya que se esperaba que los habitantes de las regiones afectadas resistieran con las armas en las manos.
Estas tropas también tendrían la misión de combatir a los piratas y contrabandistas larga, a la formación
de la colonia francesa en las zonas abandonadas.

Causas de las Devastaciones


Las causas de las Devastaciones fueron de diversos órdenes. En primer lugar, estaba el problema
comercial. España trataba de mantener el esquema monopólico en el comercio con las colonias. Los
rescates de los habitantes de la isla con los extranjeros infieren grave daño a los intereses de la burguesía
comercial de Sevilla y al propio Estado español que dejaba de recaudar sumas importantes por concepto
de impuestos. En otro orden de ideas, el Estado español interpretaba el comercio ilegal como fuente de a
la posibilidad de secesión de la isla e incluso de otros territorios americanos, al surgir claros intereses en
la clase esclavista local contra el exclusivismo monopólico (de hecho, las protestas de los Cabildos de la
isla contra las Devastaciones y la Rebelión de Guaba muestran que tal posibilidad era real). Las
reivindicaciones de la clase esclavista y la clase media contra el monopolio español, que como hemos visto
tenían casi un siglo de manifestaciones, se habían agudizado con la práctica continua del contrabando
durante más de 30 años y la decadencia de España enriquecimiento de los países enemigos, por lo que las
motivaciones económicas se unían a las de índole política y militar En el aspecto político la Corona temía
que la generalización del contrabando conllevara.

Otra causa fue el ya señalado desplazamiento de la actividad económica de la ida de la región Este a las
zonas del Norte y Oeste por el cambio de la industria azucarera a la ganadería.
Las Devastaciones tuvieron que ver, por último, con el desarrollo divergente de España y otros países
europeos. Mientras en España se entronizó plenamente la reacción feudal y desaparecieron las
manufacturas y los gérmenes de capitalismo, en Inglaterra y Holanda las relaciones capitalistas y el
crecimiento manufacturero avanzaron con gran rapidez en la segunda mitad del siglo XVI.

A pesar del monopolio, España dependía de éstos y otros países para suplir de artículos manufacturados
tanto la península como las colonias. -De ahí que la incapacidad de competencia comercial de España era
absoluta.

A pesar del dispositivo militar utilizado por las autoridades españolas, gran parte de los vecinos y otros
habitantes de las zonas en que se llevaban a cabo las Devastaciones se declararon en estado de rebelión.
Muchos de ellos, después de un intento infructuoso, emigraron al oriente de Cuba donde trataron de ser
procesados por Osorio quien tenía allí autoridad judicial como presidente de la Audiencia de Santo
Domingo.

Otro grupo se mantuvo más tiempo en estado de rebelión en la zona Norte, en el valle de Guaba, bajo el
mando del rico mulato Hernando de Montoro. Esta rebelión fracasó porque los holandeses no
materializaron la ayuda que habían prometido a través de una proclama del jefe de una escuadra
holandesa en la zona. Sin embargo, la rebelión se prolongó durante cierto tiempo, ya que los rebeldes
agruparon a todos los sectores sociales de la región, incluidos los esclavos, opuestos unánimemente a la
medida. Al perder perspectivas, muchos de los rebeldes tendieron a entregarse aprovechando indultos, o
a escapar a Cuba y, presumiblemente otros a Holanda, como en el caso de Montoro.

Pero todavía después del fracaso de la rebelión de Guaba se mantuvieron en los bosques grupos de
alzados de negros, blancos y mulatos dedicados a la cacería de reses y a esporádicos contactos con los
piratas que merodeaban las costas. Probablemente en estos grupos que son consignados por las fuentes
históricas, entraron negros que eran cimarrones desde antes de las Devastaciones. Las cuadrillas de
españoles los persiguieron tenazmente y capturaron y ejecutaron a muchos de sus integrantes por lo que
ya años más tarde los únicos grupos que probablemente se mantenían estaban compuestos
exclusivamente por negros alzados.

Las poblaciones despobladas fueron trasladadas a dos puntos cercanos a Santo Domingo. Los habitantes
de Da yajá y Yaguana fueron ubicados en Baya guana y los de Puerto Plata y Montecristi en Monte Plata,
que como se ve ambos nombres resultan de la combinación de los nombres de los lugares despoblados.
De un total de unas 100,000 reses vacunas mansas que tenían los habitantes de las zonas despobladas, a
estos nuevos sitios apenas pudieron llegar 2,000 convida.

El resto o fue sacrificado o se hizo cimarrón en aquellas regiones para ser abundante presa de los
bucaneros que poco después empezarían a establecerse en esas regiones. Los habitantes además
perdieron mucho porque las tierras despobladas eran muy favorables para la ganadería y fueron
establecidos en una zona de malas tierras con pantanos y pocas aguadas. Al poco tiempo la gran mayoría
de pobladores de Monte Plata y Baya guana habían perecido o habían podido, pese a las prohibiciones,
emigrar a la ciudad Santo Domingo o a otras colonias españolas de América. El resto se encontraba en la
miseria más espantosa, tan desesperante que los mismos habitantes de Baya guana incendiaron sus casas
tratando de que se les volviera a sus lugares de origen o que se les dejara emigrar a cualquier otro lugar.

Consecuencias de las Devastaciones


El efecto inmediato más importante de la Devastaciones fue causa un agudizamiento de la decadencia
económica que desde hacía un tiempo era palpable en la isla. Con la medida, las mayores riquezas
ganaderas fueron prácticamente liquidadas; además numerosos bienes en casas, muebles, etc.; de los
vecinos se perdieron para siempre.

La mitad de la isla dejó de ser aprovechada en todos los sentidos y quedó totalmente deshabitada. Desde
1606 Osorio extendió las despoblaciones a zonas más orientales dejando como límites del territorio
poblado las ciudades de Santiago, en el Norte, y Azua, en el Sur. Entre los daños causados por las -
Devastaciones se encuentra la destrucción de los ingenios más importantes de la isla en ese momento,

los cuales estaban en Puerto Plata y Yaguana y San Juan de la Maguana. Se observa que después de las
despoblaciones sólo quedaron 12 ingenios con un total de 888 esclavos, incluyendo los del servicio
domésticos.

El Estado español trató de revivir la actividad comercial de la isla después de las devastaciones. Para eso
proveyó protección a los comerciantes e instituyó cuotas obligatorias de participación comercial con la
isla al comercio español con América. Si vemos el cuadro navegación se observa que efectivamente hay
un aumento relativamente importante de la navegación después de 1605 hasta aproximadamente
1620.

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