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Futuro Guerra Terrestre
Futuro Guerra Terrestre
DE LA GUERRA TERRESTRE
Cuando el secretario de defensa norteameri- el que toda civilización pierde su vitalidad para
cano Robert Gates declaraba hace unos años en afrontar un conflicto armado. Y especialmente
West Point que EEUU había tenido ya suficientes uno que deba librarse en tierra.
grandes operaciones terrestres estaba marcando Pero la presencia de fuerzas terrestres conti-
el inicio de un nuevo periodo estratégico, simi- núa siendo, en la mayoría de las crisis bélicas,
lar al que siguió a la retirada de Vietnam en la una condición imprescindible para controlar los
segunda mitad de los años setenta del siglo pa- acontecimientos sobre el terreno. Renunciar a
sado. Un periodo de reflexión, cautela y cierto ese control supone renunciar a la conducción
desánimo tras un conflicto, en este caso dos, que de la crisis de manera favorable a los intereses
no había finalizado satisfactoriamente. propios, lo cual podría considerarse la negación
La especial mención de Gates a la poca ido- de toda estrategia. Hay que encontrar soluciones
neidad de las fuerzas terrestres reflejaba más para esta parálisis en el uso de fuerzas terrestres o
frustración que visión estratégica. En realidad, las gran parte del mundo, la parte que precisamente
grandes potencias tienen una capacidad limitada más nos preocupa en Europa, terminará por per-
para elegir la naturaleza de los conflictos en los der la poca estabilidad que aún mantiene.
que se ven involucradas. A veces, sencillamente,
hay que intervenir y de poco vale decir que no se LA NATURALEZA DE LA GUERRA TERRESTRE
está dispuesto a afrontar grandes operaciones en Si se busca provocar reacciones airadas basta
tierra. De hecho, si uno anuncia públicamente mencionar en un foro militar que la guerra
que eso es lo que quiere evitar a toda costa, eso terrestre tiene una naturaleza esencialmente
será precisamente lo que se encontrará en el logística. El debate entre logísticos y operativos
teatro de operaciones. se ha mantenido vivo durante 200 años y
La frase de Robert Gates refleja, no obstante, seguirá probablemente otros tantos, pero hay
las enormes dificultades que supone hoy que reconocer que la logística, en su sentido
en día iniciar una gran operación terrestre amplio de capacidad para organizar y equipar
para cualquier Estado occidental, incluida la un ejército, y mantenerlo en campaña el tiempo
superpotencia norteamericana. Las razones necesario a un coste aceptable, ha tenido y
para estas dificultades tienen que ver con los tiene una importancia mayor que la que se le
espectaculares cambios sociales y culturales que atribuye, especialmente cuando se trata de una
se han producido en las últimas décadas. Algunos fuerza terrestre que no puede beneficiarse ni
teóricos sostienen que continuamos planteando de la extraordinaria autonomía logística de los
guerras industriales en la era posindustrial. Otros buques de guerra ni de la concentración de todo
opinan que quizás hemos llegado al punto en el apoyo en unas pocas bases aéreas estáticas.
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Hasta finales del siglo XIX la mayoría de los que el apoyo al personal y la protección de la
soldados muertos en operaciones no caían en fuerza adquieren una importancia nunca antes
combate, sino a causa de una combinación conocida. Bases con alojamientos bien equipados
variable de desnutrición, epidemias, agotamiento y dotados de comodidades antes inimaginables
e inclemencias meteorológicas; la falta de en campaña, servicios médicos que garantizan
alimento, alojamiento y cuidados médicos cuidados inmediatos y casi milagrosos, equipos
adecuados, en pocas palabras. Superados en gran y vehículos diseñados para mantener con vida a
medida estos problemas en el siglo XX, la logística sus tripulaciones aún en condiciones catastróficas,
se enfrentó entonces al desafío de movilizar, complejos sistemas de pensiones, rehabilitaciones
equipar y transportar ejércitos inmensos que y cuidados de por vida para cualquier veterano
se movían cada vez más rápido. Pero una vez afectado por el conflicto…, todo lo necesario
que incluso esto se ha solucionado de manera para reducir el número de bajas y para crear unas
aceptable, regresamos paradójicamente al condiciones de vida que animen al menos a cierto
problema del alojamiento, los cuidados médicos número de ciudadanos a unirse voluntariamente
y las condiciones de vida. a las Fuerzas Armadas.
El problema ahora no es que los soldados mue- El incremento de costes limita seriamente el
ran de hambre o a causa de epidemias, sino que número de efectivos de los ejércitos, y sobre todo
cada uno de ellos ha adquirido un valor excep- el de combatientes que pueden desplegar en
cional en unas fuerzas terrestres profesionales, operaciones. Esta limitación afecta especialmente
reducidas y con grandes dificultades para reclutar a las fuerzas terrestres, que necesitan un número
un número suficiente de personal. Eso implica relativamente elevado de efectivos.
El segundo factor que complica las operacio- que hagan en combate tendrá un inmediato
nes en tierra en este siglo XXI tiene que ver con impacto emocional en la opinión pública, que se
la revolución de la información. Las guerras se traducirá con frecuencia en una actitud negativa.
han introducido definitivamente en los hogares
de nuestros ciudadanos, con informaciones e GUERRAS POR DELEGACIÓN
imágenes transmitidas de manera instantánea. Ante ese panorama, la opción preferida por
El impacto emocional que las noticias de una muchos dirigentes políticos es intentar resolver
guerra en tierra puede producir es inmenso, so- una crisis sin recurrir a fuerzas militares de tierra.
bre todo las imágenes, tanto que a veces puede El poder aéreo se ha planteado con frecuencia
obligar a cambiar decisiones estratégicas. Se ha como alternativa. Sin embargo, la experiencia
producido una inversión del pensamiento estra- no ha sido, en general, positiva. Sencillamente,
tégico clásico, que defendía la dirección racional se pierde el control de lo que ocurre en tierra. Y
de la guerra, y relegaba lo emocional al apoyo es en tierra donde vive la población, pululan los
patriótico a la causa. Hoy las decisiones estraté- medios de comunicación y ocurren la mayoría
gicas se toman, con frecuencia, por cuestiones de los acontecimientos que realmente interesan.
emocionales, y la razón política se limita, en La segunda opción es combinar la opción aérea
el mejor de los casos, a elegir la opción menos o marítima con fuerzas terrestres, pero que estas
descabellada entre las que la pasión impone. últimas las pongan otros, normalmente actores
En estas circunstancias, no es extraño que locales. Es lo que se podría denominar «guerras
cualquier dirigente político en el mundo por delegación» y es una solución antigua como
occidental se muestre reacio a iniciar la humanidad. Hasta Roma procuró rodear sus
operaciones militares que impliquen el empleo fronteras de Estados vasallos que amortiguasen
en combate de una fuerza terrestre sustancial. la primera embestida de los bárbaros, antes de
Sencillamente, las fuerzas son muy limitadas empeñar las preciosas y escasas legiones.
y difícilmente reemplazables, su despliegue es Utilizar fuerzas terrestres locales presenta,
extremadamente costoso y casi cualquier cosa esencialmente, dos problemas. El primero es que
hay que seleccionar muy bien a quién se apoya. A debido fundamentalmente a la presencia de con-
veces lo que se encuentra sobre el terreno produce tingentes europeos, fuerzas de Naciones Unidas
cierta sensación de incomodidad, cuando no de o de la Unión Africana.
náusea, pero si se es demasiado delicado a la hora Algo falla en los modelos de formación de fuer-
de escoger lo más probable es que se termine por zas locales y quizás las razones para el fallo sean
apoyar al actor equivocado. El segundo problema muy sencillas. El primer error puede ser que a veces
es cómo conseguir que un actor local no se limite se intenta crear un ejército nacional donde nunca
a aprovecharse del apoyo para conseguir sus ob- ha habido una nación. El resultado es que las fuer-
jetivos particulares y contribuya a lograr también zas creadas solo combaten cuando conviene a sus
el objetivo de quien le está apoyando. intereses de tribu, etnia o religión, o simplemente
De momento, y dado el escaso entusiasmo por su propio interés personal, y sencillamente se
por desplegar fuerzas terrestres, las operaciones desmoronan o desertan en masa si se les obliga
y misiones de entrenamiento, asesoramiento, a combatir en circunstancias que no son de su
tutoría o reforma del sector de la seguridad se interés. Los tayikos no quieren combatir en áreas
han convertido en esenciales para abordar crisis pastún, los chiitas iraquíes no ven ningún atractivo
en distintos lugares del mundo. Los resultados en luchar por Mosul y los soldados del sur de Mali
prácticos, por ahora, no han sido espectacula- piensan que no se les ha perdido nada en Kidal.
res. El gran fracaso de Irak y la incertidumbre El segundo error es pensar que una fuerza local,
sobre Afganistán, pese a que en ambos casos se especialmente una que sufre las consecuencias
gastaron sumas enormes en organizar, equipar y de la fragmentación mencionada en el párrafo
adiestrar sus fuerzas militares y policiales, han anterior, puede combatir de manera autónoma
supuesto un jarro de agua fría para el modelo en pocos meses. En general, las fuerzas formadas
occidental de formación de fuerzas locales. En desde cero necesitan apoyarse en una fuerza más
otros lugares, como Mali o Somalia, los resul- cohesionada durante un tiempo a veces bastante
tados no han sido tan negativos, aunque si las largo. Esto era algo bien sabido durante la época
fuerzas locales apoyadas no se desmoronan es colonial, un periodo ciertamente dramático desde
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