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MISIÓN DE NAVIDAD BARRANQUILLA - BARRIO EL BOSQUE

13 AL 22 DE DICIEMBRE DEL 2010

Al hablar de las misiones que vivimos en Barranquilla, en el barrio El Bosque, un remolino de sentimientos
se apodera de mí. Una experiencia de aprendizaje, crecimiento, oración, servicio, entrega, sacrificio y
alegría. Una vivencia que no sólo nos abrió los ojos frente a la
realidad de tantos colombianos, sino que además nos permitió
poner nuestras propias manos a la obra para llevar, en esta
Navidad, alegría y amor a tantos niños, jóvenes e inclusive
adultos, que de una u otra manera dejaron nacer al niño Jesús
en su corazón.

Desde el primer día la acogida de los jóvenes Scouts del Bosque


fue el perfecto preámbulo de lo que serían las misiones. Luego,
los ejercicios espirituales que realizamos siguiendo la tradición
ignaciana, nos prepararon espiritual y mentalmente para la
misión.
Siguiendo los parámetros que San Ignacio de Loyola propone para la segunda semana de los ejercicios
espirituales, empleamos el silencio y la meditación para llegar a la contemplación y luego, mediante la
contemplación de los misterios de la encarnación y el nacimiento de Jesús, nos acercarnos más a Dios.

Una vez listas y dispuestas para dar lo mejor de cada una a las personas del Bosque iniciamos
propiamente nuestra misión en dos sectores puntuales: el Cuarto Bate y El Arroyo. Allí, a pesar de las
difíciles situaciones sociales, económicas, familiares, sentimentales y personales que se viven, los niños
nos recibieron con unos ojos abiertos, curiosos y expectantes, una sonrisa y unos pies descalzos
dispuestos a seguirnos.

Así, a pesar del calor o el cansancio, cuando se trataba de ir a estos dos sectores, nos olvidábamos de
todo e íbamos llenas de ganas y entusiasmo para jugar con los niños, compartir unas rondas, realizar una
manualidad alusiva a la Navidad y rezar con ellos la Novena. Con los jóvenes y las madres se
conformaron también grupos con los cuales compartimos historias, tiempo y realizamos diversas
manualidades.

Al finalizar la actividad en los sectores, nos esperaban ansiosos otros niños en La Célula Pastoral de San
Ignacio y en La Iglesia de San Pío X para rezar la novena.

Tuvimos también la oportunidad de visitar a los ancianos, los enfermos y a los damnificados por el
invierno. Ellos nos mostraron la fragilidad de la vida y la fugacidad de de todas las cosas materiales.
Aprendimos a valorar lo que somos, lo que tenemos y a dar gracias a Dios. Estas personas son
verdaderos testimonios de vida y ejemplos de fe, fortaleza y esperanza.

Adicionalmente vale la pena resaltar la oportunidad que tuvimos de conocer la labor de una mujer que ha
entregado su vida al servicio del otro y al progreso de su comunidad. La señora Mayito con su trabajo en
los comedores comunitarios y en la escuela es un símbolo de esperanza y nos enseñó lo mucho que
puede lograrse con la perseverancia y las ganas de servir.

En la misión aprendimos que a Dios no hay que buscarlo en lo grande o extraordinario, sino que por el
contrario, se esconde en lo pequeño, en lo simple y en lo sencillo; en la humildad, la nobleza, la inocencia,
las sonrisas y en el “gracias seño” de los niños; en la carrera de los más pequeños cuando nos veían
llegar y en el beso y el abrazo con que se despedían de nosotros. Para encontrarlo sólo hay que vivir con
los ojos abiertos y los sentidos bien despiertos para descubrirlo en todo lo que nos rodea.

Gratitud. Gratitud es lo que nos queda por haber tenido la maravillosa experiencia de haber vivido estas
misiones. Una oportunidad increíble para vivir la Navidad de una forma diferente, para servir y para
acercarnos más a Dios.

Aunque sabemos que el maltrato, la violencia, la pobreza, la falta de recursos esenciales y condiciones
apropiadas de vida, la carencia de educación, de oportunidades y de estabilidad son parte de la vida de
estas personas, por lo menos pudimos llevarles un mensaje y unos espacios de alegría, amor y
esperanza, y sentimos el fuerte llamado de continuar realizando estas misiones y de “tender la mano”
como quería Santa Juana.

SUSANA FUENTES VÉLEZ


Exalumna del Colegio de la Compañía de María La Enseñanza- Medellín.

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