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Artlarelacionesenelderechocomunitario FORO2 PDF
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(República Argentina)
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Exposición reseñada que realizó el Dr. Ricardo Haro en el acto de incorporación como
Académico Correspondiente en la Provincia de Córdoba, el día 18 de septiembre de 2003.
1. El estudio que hemos realizado sobre el tema que nos ocupa, es de una mayor
extensión a poco que se repare en su complejidad en la que juegan cardinales principios
políticos, jurídicos, sociales, culturales y económicos. De allí que esta exposición sea una reseña
de los tópicos fundamentales abordados, atendiendo al tiempo que se nos ha asignado, y para lo
cual hemos creído conveniente el siguiente esquema:
1) En primer lugar, es oportuno aproximarnos y ubicarnos, aunque sea de manera somera,
tanto en el largo proceso de formación de lo que hoy es la Unión Europea, como en su básica
estructura institucional.
2) Luego entraremos de lleno a analizar la cuestión de las Relaciones entre el Derecho
Comunitario Europeo y el Derecho Interno de los Estados miembros, lógicamente no en la
vastedad de su temática, sino en la medular cuestión de cómo juega la primacía del Derecho
Comunitario sobre el Derecho Interno Estatal, en las diversas manifestaciones normativas de
ambos.
3) Finalmente intentaremos proponerles algunas conclusiones sobre el estado actual y el
futuro de esta problemática
estrecha comunión de raíces culturales, fermento que ha laudado en la segunda mitad del siglo
XX, su permanente vocación integrativa y comunitaria.
De allí que con posterioridad a la segunda guerra mundial y seguramente como
consecuencia de ella, la integración fructificó como una necesidad imperiosa que llevó a los
países europeos, a reanudar con férrea decisión, paciente pero firmemente, la marcha hacia el
logro de una definitiva integración europea, de "una unión cada vez más perfecta", como lo
define el Tratado de Maastricht.
4. Más tarde, en 1951, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, firman
el Tratado por el que se funda la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, la (CECA), con
transferencias de soberanías y espíritu federalista, para la explotación y administración de la
cuenca del Rhur. Este Tratado de la CECA fue, como dice Jean Victor Louis, la piedra
fundamental del actual proceso de integración Europea.(2)
En el Preámbulo del Tratado, ya se proclama lo que va a ser la axioteleología de todo el
proceso comunitario europeo: Decía en sus partes pertinente, refiriéndose a los valores y fines
que se perseguí con el Tratado:
Europa no se hará de golpe ni en una construcción de conjunto: se hará mediante
realizaciones concretas, creando primero una solidaridad de hecho para la primera etapa de la
Federación Europea” ..y estamos “resueltos los Estados a sustituir las rivalidades seculares por
una fusión de sus intereses esenciales, fundando una comunidad económica o mercado común,
primer paso de una comunidad más amplia y más profunda, entre pueblos largo tiempo
opuestos por divisiones sangrientas, poniendo así las bases de instituciones capaces de orientar
un destino desde ahora compartido..”
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5. Luego de años de arduos proyectos y deliberaciones, los mismos “seis” países, firman
en Roma dos Tratados que entraron en vigor en 1958: El de la Comunidad Económica Europea
(CEE) y el de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o EURATOM).
Ya el Preámbulo del TCEE proclama categóricamente la vocación comunitaria, al
afirmar la necesidad de “sentar las bases de una unión cada vez más estrecha entre los pueblos
europeos”. Congruentemente, el art. 2, declara que sus objetivos procuraban “promover un
desarrollo armonioso de las actividades económicas en el conjunto de la Comunidad, una
expansión continua y equilibrada, una estabilidad creciente, una elevación acelerada del nivel
de vida y relaciones más estrechas entre los Estados que la integran”.
Siguiendo la tradición iniciada por la CECA, la CEE tiene similares órganos
institucionales que cumplen las funciones esenciales al gobierno de toda estructura política, y
que los expondremos más adelante en su versión actual.
Es preciso destacar que en este proceso, tuvieron que transcurrir casi cuatro décadas, para
que recién en 1995 la Comunidad contara con 15 miembros, pues fueron adhiriendo al Tratado
de Roma de 1948, en 1973 el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca; en 1981, Grecia; en 1986,
España y Portugal; y en 1995, Austria, Suecia y Finlandia.
6. Luego del “Acta Única de Europa” (AUE) de 1987, que constituye una etapa más en el
proceso comunitario, llegamos a un hito de capital importancia como es el Tratado de la Unión
Europea, más comúnmente llamado el “Tratado de Maastricht” de 1992, en momentos cruciales
marcados por el derrumbe del régimen comunista, simbolizado en la caída del muro de Berlín en
noviembre de 1989, y la guerra del Golfo Pérsico en 1990.
Aquella aceleración de la historia, arrastró a la dinámica comunitaria a una paralela
aceleración de las reformas largamente deseadas, por lo cual, entró en vigor el 1º de noviembre
de 1993, con las concretas reformas en dirección hacia la Unión Monetaria con el “euro”; y
hacia la Unión Política, mediante el reforzamiento de los poderes del Parlamento Europeo y el
afianzamiento del Consejo. Quizás Maastricht es el más importante de los Tratados, por las
decisivas reformas que realiza en el proceso comunitario europeo. (3)
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1. El Consejo
9. Bajo este único titulo, es preciso diferenciar dos manifestaciones distintas: a) El
Consejo Europeo; b) El Consejo.
a) El Consejo de Europa: Integrado por los Jefes de Estado y de Gobierno, constituye la
máxima jerarquía tanto política como administrativa de la Unión, y se reúne en Bruselas dos
veces al año. Carece de facultades ejecutivas y legislativas, y sólo decide sobre las orientaciones
políticas de la CE, para lo cual estarán asistidos por sus Ministros de Asuntos Exteriores. (art. 4
TCE)
b) El Consejo, órgano fundamental con sede en Bruselas, representa el interés nacional
en el proceso de adopción de decisiones de la Comunidad. Está integrado por los Ministros del
ramo o por representantes con rango ministerial (art. 203 párr. 1º TCE), de forma tal que existen
tantos Consejos, como materias aborda la Comunidad, y en él reside la función normativa
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2. La Comisión
10. La Comisión viene a ejercer en la Comunidad, funciones similares a los Poderes
Ejecutivos de los Estados, y según Jean Monet, es “la locomotora de la Comunidad”. Está
integrada por 20 Comisarios, elegidos entre relevantes personalidades políticas y con vocación
comunitaria, de común acuerdo por los Estados y con el Parlamento Europeo. La Comisión
representa fundamentalmente, el interés comunitario y supranacional en el más estricto sentido, a
diferencia del Consejo en cuyo seno se debaten y oponen los intereses nacionales.(5)
3. El Parlamento Europeo
11. El Parlamento Europeo, compuesto actualmente por 626 eurodiputados de los Estados
de la Comunidad, elegidos por sufragio universal directo y en proporción a la población de cada
Estado. La máxima representación la tiene Alemania con 99 parlamentarios y la mínima,
Luxemburgo con 6. Funciona en Plenarios en Estrasburgo, o en Comisiones, en Bruselas, y la
Secretaría General está en Luxemburgo. Los Grupos Parlamentarios, que no responden a las
nacionalidades, sino a las afinidades ideológicas. (6)
Tiene competencias
a) De control: a través del voto de investidura para el Presidente; del voto de censura,
contra la Comisión que cesa en sus funciones; comisiones de investigación; preguntas
parlamentarias a la Comisión; Puede vetar proyectos del Consejo; etc.
en determinadas materias en una forma codecisional con el Consejo que ejerce en verdad la
generalidad de la función legislativa. (7)
1. A manera de introducción
13. El principio de primacía implica la prevalencia del DC sobre el DI en caso de
conflicto. Es, en palabras de Pescatore, un presupuesto lógico del sistema jurídico comunitario,
su “condición existencial” y constituye por ello la condición de posibilidad de un derecho común
a los Estados miembros, de un derecho que no varíe en la ordenación y ejercicio de las
competencias atribuidas a las Comunidades dependiendo de cada Estado miembro y de sus
propias normas internas. (10)
Podemos señalar como una noción previa y básica, que la primacía del Derecho
Comunitario, significa que toda vez que una norma de Derecho Interno de un Estado miembro,
esté en contradicción con una norma del Derecho Comunitario, ésta prevalece sobre aquélla y,
por lo tanto, es la que debe ser aplicada, por ser un Derecho estructuralmente incondicional y
no eventual, y ante el cual los Estados no pueden oponer normas de sus Derecho interno.
El problema crucial es saber si esa primacía lo es también sobre la Constitución, o
solamente sobre las normas infra-constitucionales. Trataremos de aportar algunas reflexiones.
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posteriores que los consolidaron definitivamente (“Walt Wilhelm”, 1969; “Politti”, 1971;
“Variola”, 1973; entre otros)
20. El Derecho Comunitario no podría existir, si tuviera que ceder ante normas
constitucionales, legislativas o administrativas nacionales, pues la primacía es una
característica absoluta y la condición existencial sine qua non de las propias CCEE. (13)
Por ello el Tribunal CE en el caso “Comisión c/ Bélgica”, de 1980, afirmó rotundamente
que la primacía es “la regla fundamental para la existencia de la Comunidad”, y su efecto
jurídico más decisivo, es la exclusión o inaplicación de la Norma Interna incompatible con la
Norma Comunitaria, cualquiera sea la materia a que se refiera y en la medida lógicamente que
exista el conflicto entre ambas.
legislación nacional, aun posterior, sin que tenga que pedir o esperar su derogación, ni plantear
la cuestión de constitucionalidad en su respectivo Tribunal.
Constitucional, para que declare si existe o no esa contradicción. Este Tribunal de otro lado,
aceptó la primacía del DC originario y derivado sobre la ley.
29. Francia, en el art. 55 y en los arts. 88 y 54 de la Reforma de 1992, dispone que los
tratados o acuerdos, tendrán una autoridad superior a la de las leyes. Además, si el Consejo
Constitucional, a instancia del Presidente de la República, del Primer Ministro, del Presidente de
cualquiera de las asambleas o por setenta diputados o setenta senadores, declarase que un
acuerdo internacional contiene una cláusula contraria a la Constitución, la autorización para
ratificar o aprobar el acuerdo internacional en cuestión no podrá tener lugar sino después de que
la Constitución haya sido revisada. Francia consiente las transferencias de competencias
necesarias para el establecimiento de la unión económica y monetaria europea.
contundentes, que no deja dudas sobre el alcance de la primacía sin excepción alguna para la
Constitución.
31. En el caso “San Michele” de 1965, que hamos visto, el TJCE se negó a reconocer que
el Derecho Comunitario se aplica bajo condición de lo dispuesto en las Constituciones de los
Estados miembros, lo que “equivaldría a vaciar a la Comunidad de toda sustancia. La primacía
es, pues, absoluta, de modo que, “los principios de una estructura constitucional nacional, dice
el TJCE.....no podrían afectar a la validez de un acto de la Comunidad, pues atentaría contra la
unidad material y la eficacia del DC.” (en igual sentido: “Internationale Handelsgessell” de
1970; “Liselott Hauer” de 1979; y dos sentencias de mayo y diciembre de 1980 en la causa
“Comisón c/ Bélgica).(15)
Como vemos, el TJCE ha sido riguroso e inflexible a la hora de defender el respeto a la
norma comunitaria. Cualquier signo de debilidad, inhibición o transacción, hubiera destruido o
puesto en peligro la existencia misma del proceso integrador.
el derecho adoptado por las Instituciones de la Unión en el ejercicio de las competencias que le
son atribuidas, primarán sobre el Derecho de los Estados miembros”.
Con este proyecto de Constitución, volvemos a los comienzos comunitarios de 1948 que
reseñábamos en el inicio de este estudio, y con el Preámbulo de la CECA recordamos, en párrafo
que se extrajo de la declaración del Ministro de Asuntos Exteriores francés Robert Schuman, que
“Europa no se hará de golpe ni en una construcción de conjunto: se hará mediante realizaciones
concretas, creando primero una solidaridad de hecho”.
Qué lúcido realismo para asumir empresa de tal envergadura. Al meditar sobre este
párrafo, no resulta difícil advertir que toda Europa y sus Estados, han demostrado como nunca la
verdad de los versos de Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Los
europeos están andando, y al andar, están construyendo el camino hacia una Unión Europea, más
profunda y más eficiente.
37. Que esta actitud y estos fundantes propósitos, nos sirva a los argentinos en particular,
y a los “mercosureños” en general, como estímulo fervoroso para nuestra integración regional,
tan pleno de posibilidades de frutación, pero tan frustrado en enredos de marchas y
contramarchas, de desconfianzas y deslealtades, para que tomemos conciencia seria y
responsable, que también nosotros debemos iniciar definitivamente nuestro “camino del
Mercosur”, con plena fe y esperanza, porque como bien se ha dicho, lo que hoy resulta utópico,
sólo requiere un poco más de esfuerzo y de tiempo.
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NOTAS
(1) Brugmans, H. y otro, “Le féderalisme contempraine”, Leyden, 1963.
(2) Louis, Jean-Victor, “El ordenamiento jurídico comunitario”, Comisión de las Comunidades
Europeas, Bruselas, 1980,
(3) Abelián Honrubia y Vilá Costa, “Lecciones de derecho Comunitario Europeo”, Editorial
Ariel, Barcelona, 1993, págs. 282/87.
(4) Díez Moreno, Fernando, ”Manual de Derecho de la Unión Europea”, Editorial Civitas,
Madrid, 2001, Segunda Edición, pág. 108/12. Asimismo consultar Sáenz de Santa María, Paz
Andrés, González Vega Javier A. y Fernández Pérez, Bernardo, ”Introducción al Derecho de la
Unión Europea”, Editorial Eurolex, Madrid, 1996, pág. 121/42.
(5) Díez Moreno, ob. cit., pág. 123. Asimismo, ver Sáenz de Santa María, Paz Andrés, González
Vega Javier A. y Fernández Pérez, Bernardo, ”Introducción al Derecho de la Unión Europea”,
Editorial Eurolex, Madrid, 1996, pág. 145/56.
(7) Sáenz de Santa María, Paz Andrés, González Vega Javier A. y Fernández Pérez, Bernardo,
”Introducción al Derecho de la Unión Europea”, Editorial Eurolex, Madrid, 1996, pág. 157/72.
Asimismo, Díez Moreno en ob. cit., págs. 99/100.
(8) Guy, Isaac, “Manual de Derecho Comunitario General”, Editorial Ariel, Barcelona, 1991,
pág.221.
Igualmente ver, Sáenz de Santa María, Paz Andrés, González Vega Javier A. y Fernández Pérez,
Bernardo, ”Introducción al Derecho de la Unión Europea”, Editorial Eurolex, Madrid, 1996,
pág. 193/209.
(9) Diez Moreno, ob. cit. pág. 196. Además, Peláez Marón, José Manuel, en ob. cit. págs.
98/102.
(10) Sáenz de Santa María, Paz Andrés, González Vega Javier A. y Fernández Pérez, Bernardo,
”Introducción al Derecho de la Unión Europea”, Editorial Eurolex, Madrid, 1996, pág. 326.
(11) Mangas Martín, Araceli y Liñán Nogueras, Diego J., “Instituciones y Derechos de la Unión
Europea”, Ciencias Jurídicas, Madrid 1996, págs. 422/24.
(12) Louis, Jean-Victor, en ob. cit., págs. 90/94. Asimismo, Mangas Martín y Liñán Nogueras,
ob. cit. pág. 424.
(16) Padilla, Miguel M., “El Proyecto de Constitución de la Unión Europea”, El Derecho Nº
10.805 del 29 de Julio de 2003.
(17) La Pérgola, Antonio, ¿Para qué una Constitución de la Unión Europea?, en “Estudios en
Honor de Pedro J. Frías”, Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, 1994,
T. I.