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Filosofía latinoamericana

La filosofía latinoamericana, como la ciencia, no es regionalista, y uno de los rasgos que


distinguen al auténtico filósofo del simple moralista, hacedor de máximas o pensador reflexivo,
es precisamente su ubicación en el marco filosófico que le toca vivir. Debe asimilar las
doctrinas prevalecientes en su época y reaccionar ante estas tendencias, pero sin
desatenderse de la herencia filosófica que le corresponde recibir. Entablar un diálogo con el
pasado plenamente consciente  de los problemas inherentes a su realidad presente.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LAS IDEAS FILOSÓFICAS EN AMÉRICA LATINA

En Iberoamérica la filosofía ha adquirido un carácter social impuesto por el desarrollo


histórico, cultural, económico y político de nuestro continente, cuyo advenimiento a la
civilización occidental es relativamente reciente. Así, cuando en América se inicia la actividad
filosófica, la filosofía tiene ya en Europa una historia que comprende más de veinte siglos.
A finales del siglo XVI se inició una etapa de controversia doctrinal. Hay lucha ideológica entre
las órdenes religiosas y como una débil proyección del Renacimiento hacen su aparición el
platonismo y el neoplatonismo. La filosofía del siglo XVII es ajena a los avances logrados en
Europa. La política de España tiene aisladas a sus colonias de América y es sólo en las últimas
décadas de ese siglo cuando se advierten algunos indicios del pensamiento moderno.
Para la segunda mitad del siglo XVIII, los jesuitas, originalmente enemigos de Descartes,
rectifican su opinión y propician el cambio intelectual a favor del modernismo.
Al terminar la primera mitad del siglo XIX los países de América habían logrado su
independencia política, sin embargo, persisten las ataduras que subordinan el pensamiento de
los latinoamericanos a su pasado colonial. En búsqueda de la emancipación intelectual, es el
venezolano Andrés Bello, el primero en declarar una segunda independencia: la ideológica.
El idealismo y el positivismo aparecen en América Latina con cierto retraso.
La filosofía latinoamericana ha existido durante la colonia y en el siglo XIX, pero debemos
aclarar que esta filosofía no se realizó de manera exclusiva por los pensadores de aquellos
tiempos. Hubo intelectuales que reflexionaron filosóficamente, aunque su actividad principal
no era filosofar. Su labor filosófica estuvo siempre supeditada a intereses religiosos o políticos.
Actualmente el ejercicio de la actividad filosófica en los países Iberoamericanos exige una
formación más profesional y técnica.
Durante las últimas décadas, las tendencias de mayor influencia en Latinoamérica han sido: 
1.La filosofía Cristiana-Tomista 
2. El Marxismo
3. El existencialismo
4. La filosofía analítica
5. El movimiento americanista
Filosofía ecuatoriana
En el Ecuador lo que ha impedido una autoconciencia de lo propio. Se ha hecho una crítica
literaria formalista, y no de contenidos, de ideas. De Juan Montalvo, por ejemplo, no se ha
analizado su “riqueza ideológica”. Se ha matizado con la actitud o “apologética o denigratoria”
que revela una parcialidad partidista. El Ecuador se ha ignorado en sus valores.
Muchos autores ecuatorianos han señalado la no-existencia tanto de la “literatura de ideas”
cuanto del “pensamiento filosófico”. Como Julio Endara que arguye que no tenemos “abolengo
filosófico”, o de Belisario Quevedo que plantea que en nuestra independencia no hubo ningún
movimiento de ideas, y, que nuestra política, tiene como fuente a los hechos y no a las ideas.
Al igual que Julio Enrique Moreno, al decir: nada recibimos del “remozamiento espiritual” de la
renovación filosófica del 900. De otro lado, José Rafael Bustamante escribe, que no han
existido filósofos en América y peor “cultura filosófica” en nuestro país, además de cuestionar
nuestra raza y naturaleza. Algo similar, dice Benjamín Carrión, con la expresión, “tierra sin
filósofos” y la comparación con otros países, como México y Argentina, pero sustentando
alguna locución filosófica en nuestro ensayos.

Esto es contrario al lugar que el Ecuador ocupa en el plano literario que es muy importante;
pues, la literatura de América Latina es, de hecho, afilosofada, como en Martí, Sarmiento,
Montalvo etc. El modelo que hemos utilizado para buscar la filosofía y el filósofo
latinoamericano es el académico-europeo, y éste, contiene otras “categorías culturales”, se
basa en otra realidad; y nosotros no nos hemos ocupado de otra estructura metodológica. A
más de dicho modelo, tenemos una actitud imitativa o de sentimiento de inferioridad, lo que
puede ser solucionado, no sólo con la utilización de una “lectura interna” del texto, sino
también con una externa del contexto, de la época, que totalice la visión en función de lo
social; esto conlleva, a tratar el contenido ideológico del discurso filosófico. Y con tal
metodología, habría un pensamiento filosófico en el Ecuador, pues éste vale más que una
tradición hermenéutica y lingüística apegada a reglas académicas.

Algunos como Jorge Carrera Andrade, Leopoldo Benítez Vinueza, y otra generación ha
empezado la tarea de una teoría cultural, como O. Hurtado, Moreano, A. Cueva etc. que
superan el formalismo y el subjetivismo, dibujando una base económica y social de la cultura
ecuatoriana, para realizar la historia de las ideas.

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