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PARROQUIA SAN MARTIN DE PORRES – 2020 TALLERES DE NOVIAZGO

2. SOMOS ESTE PRESENTE

FRASE: “TENEMOS NUESTRO PASADO, JUNTAMOS NUESTRO PRESENTE, CONSTRUIMOS NUESTRO FUTURO”

Bibliografía: “Novios inquietos en camino” – Gustavo Antico – Equipo de hacer crecer

Esquema general del encuentro:

1. Recurso 1
2. Texto - “Ser varón y ser mujer”
3. Testimonio
4. Tiempo personal
5. Recurso 2
6. Tiempo de pareja
7. Cierre - Oración final - Espiritualidad

Recursos:

1. Video diferencias hombre-mujer: https://www.youtube.com/watch?v=3jB3UZ2pVt4


2. Video complementariedad (Trabajo en equipo)

 Texto – “Ser varón y ser mujer”

Creemos que tomando conciencia de nuestras diferencias disponemos de herramientas que nos permitan
entender reacciones del otro y situaciones que se puedan llegar a producir. Y más importante aún, así vamos
a lograr un conocimiento más profundo del otro que será la vida para alcanzar un amor comprometido y
maduro.

Dios nos creó varones y mujeres, pero no por eso respondemos a todas las características que se nos muestran
de tales. Todos poseemos características del sexo opuesto que pueden estar más o menos desarrolladas. Pero
las características diferentes que presentamos no son opuestas, sino que se complementan, no son mejores
ni peores. No nos olvidemos que es importante entender que como varones podemos encontrarnos con
características femeninas o viceversa y no debemos reprimirlas sino explotar eso como complemento. Por
ejemplo, el no reprimir como expresamos nuestra afectividad puede ser un gran regalo a nuestra pareja.

Tratemos ahora de pensar en nuestra imagen del varón y de la mujer. ¿Qué roles se le adjudicaban a cada uno
en nuestra casa? ¿Qué se esperaba del varón y de la mujer en nuestras familias?

Ambos miembros de esta nueva pareja traemos nuestras mochilas cargadas de experiencias bien distintas. El
desafío es armar algo novedoso entre los dos, un modo nuevo, distinto y propio de relacionarse. Ambos
tenemos que revisar el camino recorrido y decidir qué aspectos queremos conservar en nuestras mochilas
para aportar a este camino que empezamos a transitar juntos, cuales no y cuales crearemos entre los dos para
el proyecto común.

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¿Cómo es que nos comunicamos?

Cuando comenzamos a pasar más tiempo junto a nuestra pareja y a compartir nuestros pensamientos y
sentimientos más profundos, empezamos a encontrar enormes diferencias en el modo como nos expresamos.

Todos tenemos distintas formas de comunicarnos. Algunos hablamos menos, tenemos más dificultad para
hablar de nuestros sentimientos, podemos ser más superficiales. Otros, en cambio podemos ser más abiertos,
menos reservados de palabras, puede ser que no nos cueste expresar nuestros sentimientos. Algunos somos
más simples y otros vemos la realidad de maneras más complejas. Algunos puede ser que con pocas palabras
expresemos más que con muchas y otros puede ser que no necesitemos decir las cosas para expresar lo que
sentimos. A veces un gesto o una mirada dice más que mil palabras.

Pero lo más importante que debemos recordar es que una relación se trata de ceder, negociar y adaptarse un
poco al otro. Tenemos que hacer el esfuerzo de hablar el “idioma” del otro. A veces empezar una conversación
desde lo superficial puede llevar a tocar temas más profundos. Lo importante es poder entender y respetar
los tiempos del otro, ponerse en sus zapatos, pero no darnos por vencidos, porque a veces para empezar el
camino se necesita ayuda para dar el primer paso. A veces necesitamos otros ojos que nos ayuden a ver la
realidad desde otro punto de vista. De esto se trata la complementariedad.

¿Qué hacemos cuando alguien nos plantea un problema? Probablemente tratemos de darle una solución. Pero
puede pasar que a veces uno solo necesite hablar de los problemas para compartirlos o simplemente para
sentirse acompañado, comprendido, escuchado. No siempre buscamos una solución. A veces solo
necesitamos que nos abracen y que el otro sienta empatía. Por otro lado, no tengamos miedo de darle espacio
al otro. Tenemos que entender que el otro sabrá cuando quiere compartirnos eso que los está atormentando.
Algunos puede ser que necesitemos primero un tiempo en soledad.

Varones y mujeres, novios y novias nos necesitamos mutuamente, nos complementamos. La riqueza está en
la complementariedad, en poder sacar provecho de aquellas cualidades que carecemos o que tenemos menos
desarrolladas, en poder aprender del otro. Lo que Dios no nos da por naturaleza nos lo regala a través de
nuestra pareja que es nuestro complemento. No nos olvidemos que el otro ve el mundo con ojos diferentes
y puede resolver problemas de otra manera. La vida en pareja implica una convivencia y un colaborar con el
otro. Y esa colaboración nos hace más plenos ya que no podemos realizarnos de la misma manera en soledad
con nuestras carencias, que cuando tomamos esa ayuda que Dios nos regala en las diferencias del otro.

 Tiempo personal

En esta nueva oportunidad, antes de poder analizar nuestro camino juntos, vamos a hacer un pequeño trabajo
personal. Todos los novios estamos de alguna manera con nuestra pareja porque vimos algo en el otro y, de
la misma manera, el otro vio algo en nosotros. Eso que nos llama a elegir a nuestra pareja cada día, en cada
pelea, en cada sonrisa, en cada experiencia vivida. Estuvimos analizando como era nuestro camino. Cómo las
distintas personas que pasaron nos fueron marcando y todas las situaciones que fuimos viviendo se
convirtieron en experiencias que nos fueron llevando a ser las personas que somos hoy. Y es importante que
reconozcamos nuestras cualidades, nuestros defectos, nuestras características en general.

Pensemos primero en cada uno de nosotros: ¿Qué características poseo? ¿Qué aspectos siento que están más
presentes en mi camino individual y en nuestro camino de pareja? ¿Qué características me alejan del
encuentro con el otro? ¿Cuáles me acercan?

Así como estuvimos tratando de pensar en nuestras características, pensemos también ahora en nuestra
pareja: ¿Qué características veo en mi novia/o?

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Es importante que escribamos estas características que fuimos pensando para después poder compartirlas
con la pareja. Nuevamente, en este compartir es sumamente importante que recordemos que el otro nos está
abriendo su corazón y debemos respetarnos y cuidarnos como es debido. Es probable que nos cueste más
analizar nuestras propias características que las del otro, pero aún así es importante que lo hagamos porque
se trata de ponerlas al servicio del otro, de ofrecerlas en nuestra relación. También es importante entender
que las características no son buenas o malas, son solo características que nos definen. Presentamos a
continuación una lista de algunas características que capaz podamos encontrar. Hay que destacar que no son
las únicas y son solo un puntapié.

 Iniciativa, inventiva, deseo de cambiar las cosas  Pensamiento invadido por emociones
 Impaciencia, necesidad de rapidez  Proceso mis emociones solo, me lleva tiempo
 interés por las cosas  Necesito hablar para procesar mis emociones
 Conservar la tradición y los recuerdos  Quiero encontrar la solución a todo
 Perseverancia, precaución  Busco una contención en el proceso
 interés por las personas  Intento sentir a Dios
 Vivir de ideas y planes  Necesito aceptación y valoración
 Vivir de experiencias  Necesito empatía
 Temo al sufrimiento  Necesito entender a Dios
 Instinto de maternidad  Hablo menos, tímido
 Racional, pensamiento lógico  Mas social, fluidez al habla
 Intuitivo  Me baso en acciones y pensamientos
 Puedo ocuparme de muchas actividades a la vez  Me baso solo en sentimientos
 Atención a un estímulo por vez  Me centro en los detalles
 Gran rendimiento y concentración

 Tiempo de pareja

Para compartir juntos. Ahora que ya armamos nuestra lista es hora de compartirla con nuestra pareja. Es muy
probable que las listas no sean las mismas y que haya características que cada uno vea en el otro que no
necesariamente estén en ambas listas. Esto nos ayuda a entender como nos ve el otro. Nuevamente, las
características son eso: características. Pueden ser cosas buenas o no tan buenas, pero son parte del otro.

Ahora bien, ¿en qué afectan a nuestra comunicación estas diferencias? ¿Cómo maneja cada uno sus
emociones? ¿Qué me aportan las características del otro? ¿Qué aporto yo? ¿Qué características ayudan a
seguir creciendo nuestra relación? ¿Cuáles son las que nos ponen trabas y cómo podemos transformarlas?

Ahora que sabemos que nuestros caminos se juntaron en algún momento de nuestras vidas, tratemos de
repasar ahora como ha sido ese camino juntos. Así como hicimos un pequeño resumen de nuestra historia
individual, tratemos de hacer memoria del tiempo que pasamos juntos, de nuestras vivencias, de nuestros
buenos y malos momentos. ¿Dónde ponemos a Dios en nuestro caminar? ¿Qué rol ocupa en nuestra vida
juntos? ¿Cómo vivimos nuestra fe?

Nuevamente vayamos más allá de los hechos concretos. Tratemos de recordar que rol cumplió cada uno, cómo
fue que cada uno puso su granito de arena, como fue que nos complementamos en ese momento que marcó
nuestras vidas. Tratemos de pensar situaciones que nos afectaron personalmente y cuál fue la reacción del
otro pero también recordemos situaciones en las que el otro fue el afectado y que hicimos nosotros en aquel
entonces. Pensemos qué fue lo que sentimos, qué pudo haber sentido el otro y cómo nos lleva a donde
estamos ahora.

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 Espiritualidad – “Complementariedad”

“Complementariedad”: es una palabra preciosa, con múltiples matices.

Se puede referir a diversas situaciones en las que un elemento completa al otro o lo suple en una de sus
carencias. Sin embargo, complementariedad es mucho más que esto. Los cristianos encuentran su significado
en la Primera Carta de San Pablo a los Corintios, donde el apóstol dice que el Espíritu ha dado a cada uno dones
diversos de modo que, como los miembros del cuerpo humano se complementan para el bien de todo el
organismo, los dones de cada uno contribuyan al bien de todos (cf. 1 Cor 12).

La complementariedad es el arte de aprender a vivir juntos.

Cuando Dios creó a Eva, Adán exclamó: “Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne" (Gen 2, 23).
Son palabras de satisfacción y de entusiasmo al ver un ser esencialmente semejante a sí, pero al mismo tiempo
diverso. El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus
cualidades sin relacionarse con los demás" (Gaudium et spes 12). Por eso que la complementariedad con la
otra persona lo enriquece, lo embellece.

“Cuando el hombre o la mujer pretenden ser autónomos y totalmente autosuficientes, en realidad se


encierran en una soledad opresora” (Benedicto XVI).

Jesús, ¡Qué difícil es conocerme y conocer a mi pareja! Te pido que tu Espíritu nos acompañe en esta hermosa
tarea, que pueda conocer mis cualidades, las buenas para potenciarlas y las malas para cambiarla. Que pueda
conocer las cualidades de mi pareja, las buenas para contagiarme y las malas para ayudarla.

Señor, queremos que vos camines a nuestro lado. Con vos todo es más fácil.

Jesús, en este camino tenemos varios obstáculos, uno de ellos es pretender que el otro sea igual a mí. ¡Líbrame
Señor de esta tentación! Que no tenga miedo a que el otro sea diferente de mí. Que pueda encontrar en esas
diferencias la riqueza de nuestra relación.

Señor que nunca compitamos en esta relación, danos la gracia de poder alegrarnos de los logros y los aciertos
del otro. Y que sus errores no apaguen el amor, sino al contrario, que podamos empatizar y tomarlos como
propios, aciertos y errores.

Que podamos enamorarnos no de las cualidades de mi pareja, sino de su persona, que podamos decir como
Adán; “Esta si que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” sin importar nada más.

Jesús, hazme entender que no soy autosuficiente. Necesito de la otra persona. Que pueda tener el valor y la
disposición para confiar siempre en el otro. Y ayúdame a que siempre este dispuesto a escuchar, ayudar,
acompañar a mi pareja como ella necesita que la acompañe.

Que sepa entender sus tiempos, sus modos, en una palabra, que sepa amarla en serio.

Enséñanos, Señor el Arte de caminar juntos. Que sepamos esperar al otro, sin adelantarnos, sin prisas. Es
mejor hacer dos pasos acompañados que cien solos.

En este caminar juntos hay muchas cosas que nos distraen, te pedimos que nos ayudes a que nunca nos
desviemos por otros caminos que no nos llevan a ti. Y si por una de esas casualidades nos desviamos, hacenos
encontrar pronto el verdadero camino.

Y te repetimos otra vez: ¡Caminá Jesús junto a nosotros, con vos todo es más fácil!

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