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Colegio Particular Mixto

“Nuevo Amanecer”

Catedrático:
Byron Alvarado

Cátedra:
Ciencias Sociales

Alumno:
Alex Estuardo García Caballeros

Grado:
5to. Bachillerato

Sección:
“única”
Exclusión social
La exclusión social es la falta de participación de segmentos de la población en la
vida cultural, económica y social de sus respectivas sociedades debido a la
carencia de los derechos, recursos y capacidades básicas (acceso a la legalidad,
al mercado laboral, a la educación, a las tecnologías de la información, a los
sistemas de salud y protección social) factores que hacen posible una
participación social plena. La exclusión social es un concepto clave en el contexto
de la Unión Europea para abordar las situaciones de pobreza, desigualdad social,
vulnerabilidad y marginación de partes de su población. El concepto también se ha
difundido, aunque más limitadamente, fuera de Europa. La Unión Europea
proclamó al año 1998 como año europeo de lucha contra la pobreza y la exclusión
social.

Un individuo o un colectivo son excluidos socialmente cuando sobre ellos se


ejerce algún tipo de rechazo o discriminación. El fenómeno de la exclusión social
se percibe con frecuencia hoy en día, caracterizado por ejemplo por la presencia
de grupos de personas que, al no poseer los medios o recursos para sostenerse
por sí mismos, caen fuera del sistema y pasan a vivir en la indigencia o máxima
pobreza. La exclusión social es una dura realidad en la mayor parte de las
sociedades y países del mundo y al representar un fracaso de las políticas
gubernamentales, normalmente es ocultada o disimulada en los registros oficiales
a fin de que el impacto que ella genere sobre el político de turno no sea tan
grande.
Las causas que pueden generar exclusión social en uno o varios grupos de una
sociedad son varias y por lo general implican situaciones de desigualdad y
deterioro de larga data o que no han sido favorablemente solucionadas con el
tiempo. Generalmente, las crisis económicas que no se resuelven del todo
permiten que cada vez más personas caigan en esa situación en vez de limitar el
número.
El concepto de exclusión social ha ido cambiando a lo largo de la historia y, por
otra parte, está sujeto al contexto cultural de cada nación. Un listado de excluidos
socialmente sería casi interminable: parados, sin papeles, minorías étnicas,
refugiados, inmigrantes, subempleados o madres solteras, entre otros muchos.
Todos estos colectivos padecen o pueden padecer algún tipo de discriminación
social.
Una de las características principales de la exclusión social es justamente que
impide que grupos más o menos importantes de personas no se puedan integrar
tanto social como laboral o culturalmente al resto de la sociedad. Así, quedan por
fuera de todas las manifestaciones que se establecen bajo los parámetros de
'normalidad' y deben buscar sus propios medios o recursos para subsistir no sólo
económica sino también social y culturalmente.
Estereotipos y exclusión de la mujer
Los estereotipos de género hacen referencia a una serie de ideas impuestas,
simplificadas pero fuertemente asumidas, sobre las características, actitudes y
aptitudes de las mujeres y los hombres. Son los modos de actuación considerados
correctos e imputables a un rol determinado en una sociedad y en un momento
dado.

De manera genérica, se diferencian cuatro tipos básicos de estereotipos de


género:

• Rasgos de personalidad (se suele esperar que las mujeres sean pasivas y
sumisas, mientras que se espera que los hombres sean seguros de sí mismos y
agresivos).

• Comportamiento doméstico (por ejemplo, se suele considerar que las mujeres


cuidan mejor de los niños; mientras que los hombres se desempeñan mejor en las
reparaciones de la casa).

• Ocupaciones (por lo general, las mujeres son consideradas como mejores en el


desempeño de ocupaciones de ayuda y los hombres en ocupaciones técnicas).

• Apariencia física.

Los estereotipos de género pueden causar un trato desigual e injusto debido al


género de una persona. Esto se denomina sexismo y es el hecho de formular
hipótesis injustificadas o al menos sin fundamento, sobre las capacidades, los
objetivos o los roles sociales de una persona sobre la única base de sus
diferencias sexuales.

El proceso de socialización de género


Tanto los roles como los estereotipos de género son aprendidos e interiorizados a
través de un proceso de aprendizaje por el cual las personas aprenden e
incorporan valores y comportamientos de la sociedad en la que nacen. Este
proceso de socialización es denominado socialización de género.

Este proceso de socialización de género tiene dos vertientes: una colectiva, donde
los individuos, mujeres y hombres, se adaptan a las expectativas que sobre ellos
tiene el resto de la sociedad y una individual, donde cada persona perpetúa los
roles y estereotipos, llevándolos a cabo en su vida y enseñándoselos a sus
descendientes. Así, el proceso de socialización de género toma una importancia
fundamental en el desarrollo de la identidad personal y en la interiorización de los
roles de género.
Exclusión de la mujer
Según las estadísticas de diferentes instituciones, las mujeres indígenas son las
que están más excluidas de los servicios para satisfacer sus necesidades básicas.
Además, este grupo es al que históricamente más se le han violado sus derechos
fundamentales.

De acuerdo con el último Censo de Población, las mujeres constituyen un 51% de


la población guatemalteca, y los indígenas forman el 41% del total de habitantes.
El total de mujeres indígenas constituye un número significativo, aproximadamente
un 20% de la población.

Una sociedad que está excluyendo a una de cada cinco personas, es una
sociedad con un alto número de violabilidad de los derechos humanos.

El principal efecto o acción de la exclusión hacia las mujeres indígenas, se ve


reflejado en la invisibilización de este grupo, lo cual puede verse evidenciado en la
escasísima participación de las mujeres indígenas en la vida social, política,
económica o jurídica del país.

Todo esto puede traducirse en la desvalorización de su presencia en los distintos


círculos de acción de la sociedad, restringiendo a la mujer, y especialmente a la
indígena, únicamente a los espacios domésticos.

Incluso en estos espacios se desarrollan con ciertas limitaciones con respecto al


acceso de algunos derechos básicos, como la salud o la alimentación, con
respecto a otros integrantes de la familia.
Con relación a las esferas sociales, la invisibilización de las mujeres se constituye
primordialmente en la exclusión del sistema formal de educación. En el ámbito
económico, la mujer indígena observa cómo sus compensaciones salariales son
mucho menores a las de los hombres.

Esto se agrava cuando se observan las estadísticas de acceso a la tierra. Es decir,


la exclusión económica de la mujer indígena se resume en salarios bajos y poca
capacidad de adquisición de medios de producción, y ¿por qué? Por ser mujeres y
por ser indígenas.

Basándose en una clasificación realizada por el Programa de “Lucha contra las


Exclusiones de las Mujeres”, auspiciado por el Gobierno de Guatemala y la
Comunidad Europea, las exclusiones de las mujeres pueden categorizarse de la
siguiente forma:

1. exclusión laboral e inequidad en el ingreso;


2. exclusión e inequidades en el acceso a los servicios de educación y salud;
3. exclusión e inequidad en la participación política;
4. exclusión cultural, y
5. exclusiones de género, etnias y ciudadanía.

EXCLUSIÓN LABORAL

Como uno de los derechos fundamentales se encuentra el derecho a recibir una


remuneración económica justa por un servicio prestado. Sin embargo, datos
recabados en distintos departamentos del país, han permitido calcular que la
mujer no indígena recibe, en promedio, un 71% menos que un hombre no
indígena.
Una mujer indígena recibe como pago un 58% menos que un hombre indígena. Y,
además, para tomar en cuenta esta relación, un hombre indígena generalmente
gana menos que una mujer no indígena.

EXCLUSIÓN EN EDUCACIÓN

Según el Censo Nacional de Población del 2003, realizado por el Instituto Nacional
de Estadística, INE, la tasa de analfabetismo en las poblaciones indígenas
asciende a un 48% de la población, mientras que en los sectores no indígenas, es
menos de la mitad, con un 20%.
Y de estos datos, las mujeres indígenas forman el grupo más analfabeto, con una
cifra del 65% de mujeres indígenas en las zonas rurales que no saben leer ni
escribir.
EXCLUSIÓN EN SALUD

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Materno Infantil, ENSMI,


realizado por el INE en el 2002, las cifras anteriores de educación se conjugan con
la mortalidad materna, ya que un 66% de las mujeres que no tienen ningún tipo de
educación (de ellas la gran parte es indígena), mueren, mientras que otro 28%
fallece, cuando éstas únicamente poseen educación primaria.

Con relación al nivel de fertilidad, las mujeres indígenas tienen en promedio seis
nacimientos durante su vida reproductiva, mientras que, aunque también es alto,
las mujeres no indígenas tienen en promedio cuatro hijos o hijas; y si las mujeres
poseen educación secundaria o superior, las mujeres tienen sólo dos nacimientos.

EXCLUSIÓN POLÍTICA

Nuestro país tiene uno de los números más bajos de participación femenina en los
ambientes públicos y políticos de la nación. Del total de mujeres que ocupan
puestos públicos, las no indígenas tienen presencia en el 72.57% de éstos;
mientras que las indígenas, el 27.42%.

Sin embargo, la cifra es más alarmante cuando se compara con los datos de los
hombres. Del total de los puestos públicos, los hombres ocupan el 95.44% de
ellos, las mujeres el 4.5%, de los cuales, sólo el 1.25% pertenece a las mujeres
indígenas.

EXCLUSIÓN CULTURAL

Históricamente, este tipo de exclusión es del que menos se ha hablado o


comentado, pero es el que más se ha ejercido. Muchas veces, las mujeres
también han sido coartadas de participar en las actividades que las involucren a
estar en contacto con su identidad cultural. Por ejemplo, manifestaciones como
danzas, o conjuntos marimbísticos.

EXCLUSIONES DE GÉNERO Y ÉTNICAS Y LA CIUDADANÍA

Por último, las exclusiones en contra de las mujeres indígenas, provocan a su vez
una exclusión del sentimiento de ciudadanía de estas hacia el país. Esto se debe
a que, como su participación en los distintos círculos de acción de la sociedad es
limitado, se provoca la invisibilización de éstas dentro de la población.
Debido a la escasa participación de las mujeres, se desvaloriza su papel, además
de que tienen poco acceso a la información para que puedan hacer algo para
revertir esta situación.

Asimismo, dentro del seno familiar, la poca valoración de la mujer indígena


conduce muchas veces a que sean maltratadas y sufran de la violencia
intrafamiliar, y a que tengan sobrecarga en sus labores domésticas; por
consiguiente, a ser más vulnerables a la hora de que se les viole sus derechos
humanos fundamentales.

Y estos mecanismos de exclusión han tenido un fuerte arraigo dentro de la


sociedad en que vivimos, heredado sobre todo en las culturas indígenas
subordinadas.

DERECHOS HUMANOS CON ROSTRO DE MUJER INDÍGENA

Actualmente, las mujeres indígenas están más involucradas en las reflexiones


críticas vinculadas a la participación activa en los distintos estratos de la sociedad:
economía, justicia, política, etc.

Este inicio era, probablemente, el paso más difícil de dar, y se logró gracias, en
parte, a las presiones de distintas organizaciones comunitarias en contra del
machismo generalizado e histórico que se ha desatado en Guatemala, de forma
discriminatoria para con la mujer.

A pesar de esta situación, las mujeres indígenas cada vez se consideran dignas
de la reflexión en la que participa toda la sociedad, y poco a poco se van
involucrando en ella, con la dignidad e igualdad que merecen todas las personas.

Por lo tanto, el tema de la integridad y el respeto de los derechos humanos de este


grupo, cada vez se ha convertido en un tema en boga de la sociedad.

Las mujeres indígenas han iniciado el camino que las conlleva a reconocer su
propio discurso, y a fortalecer su identidad. Se han propuesto exigir el
reconocimiento de sus derechos.

Además, se han amparado en la firma de los Acuerdos de Paz, en donde la mujer


indígena ha tomado un papel central para el desarrollo de los pueblos.

De tal suerte, que, amparadas en otros Convenios y Tratados Internacionales, el


Gobierno de la República, junto con la Comunidad Europea, han creado el
Programa “Lucha contra las Exclusiones de las Mujeres”, a través del Convenio
ALA/2004/016-846, ratificado por el presidente Óscar Berger.

En este programa, están participando activamente la Comisión Presidencial de


Derechos Humanos, COPREDEH, la Defensoría de la Mujer Indígena, DEMI, la
Secretaría Presidencial de la Mujer, SEPREM, el Fondo de Desarrollo Indígena de
Guatemala, FODIGUA, la Secretaría de Planificación y Programación de la
Presidencia, SEGEPLAN, y la Comunidad Europea.

Éstos tienen la tarea de contribuir a la inclusión social, económica y política de las


mujeres indígenas de Guatemala.

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