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Una historia popular nos cuenta que el químico alemán Augusto Kekulé soñó con “una
serpiente que se muerde la cola”, y que este sueño inspiró su descubrimiento de la
estructura anular de la molécula del benceno 1. Este ejemplo es citado frecuentemente
en los libros de texto de Química, en especial como una introducción a la Química
Orgánica. También se cita a menudo como un ejemplo de los poderes creativos de la
mente y de los mecanismos simbólicos de la creatividad mental2.
El Caos, que tiene forma circular o esférica de acuerdo a las ideas de los antiguos, es un
principio desordenado donde las fuerzas opuestas se encuentran en conflicto, perpetua
batalla y lucha continua. Sin embargo, el Caos es una unidad y está completo, porque en
Él todo está contenido. No le falta ninguna parte, ya que Él contiene toda la sustancia y
la energía del Universo, aunque los opuestos estén en eterno conflicto. El problema
comienza cuando nos damos cuenta que para poder crear, las fuerzas opuestas en el
estado de Caos, deben ser divididas y puestas en orden.
El Universo no puede ser creado a menos que el Dragón, que aquí representa al estado
de Caos, sea sacrificado y sus partes sean usadas como la sustancia para la creación de
cada planeta, de cada estrella, de cada constelación. La idea de que el Caos debe ser
dividido no es solamente una consecuencia del pensamiento filosófico griego, esta idea
fue dada también por Moisés en su historia de la creación citada en el Génesis.
Comenzando con un “Caos sin forma”, la creación comienza con la separación de la Luz
de la Oscuridad, el Agua de la Tierra, etc.
Un dragón mordiéndose la cola representa los dos principios: la forma circular del
Caos, y la sustancia representada por el cuerpo del dragón. La serpiente o el dragón
mordiéndose su propia cola se convierte en el símbolo de la “Materia Prima” para el
alquimista, una sustancia básica de la cual toda la materia se crea, por evolución, ellos
razonaban, a través de procesos naturales. Los alquimistas debían primero encontrar
esta “Materia Prima”, para poder comenzar La Gran Obra de producir la Piedra
Filosofal.
Es posible que la idea del sacrificio del Dragón haya dado principio a la idea de la
asociación del Dragón y la Serpiente con la imagen del Cristo en la Cristiandad. Esta
idea, naciendo de los primitivos Griegos cristianos (y con posible influencia de los
Gnósticos paganos) ha sido discutida extensamente por Carl Jung en su libro
“Psicología y Alquimia”. Símbolos tales como el Dragón, la Serpiente, el Cristo y la
Piedra Filosofal, se usan alternativamente como símbolos equivalentes en muchos
tratados alquímicos.
Aún la afirmación “Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin”, sugiere al Ouroboros,
con el principio y el fin unidos en la eterna paradoja del dragón que come su propia
sustancia para generar eternamente la misma sustancia nuevamente. La discusión de
muchas teorías acerca del comienzo y el fin del Universo Material, comienza con las
ideas generadas por la contemplación del Ouroboros: ¿Tiene el Universo un Fin unido a
un Nuevo Principio? y ¿Sigue el Universo un Gran Latido de Expansión seguido de una
Compresión?
¿La misma Paradoja alquímica del Dragón que se come a sí mismo y crece de su propia
sustancia, no sugiere la Ley Universal de la Conservación de la Materia y la Energía?,
¿No es así como vemos a la Naturaleza y la Cadena de la Vida, la llamada Cadena
Alimentaria? y ¿No es ésta como un Gran Dragón, donde la Cabeza se come a la Cola,
eternamente perpetuando la misma materia, que es reciclada de ser a ser, de una a otra
especie?
Como se puede apreciar, el símbolo del Ouroboros se usaba para representar un vasto
número de principios cósmicos e ideas religiosas en el pasado. Y aún puede que le
revele a usted, personalmente, muchísimas leyes más en sus propias meditaciones
personales sobre este Símbolo Inmortal.
Referencias Bibliográficas
Jung, Carl G., “Man and His Symbols”, (El Hombre y sus Símbolos). Doubleday and Co.,
New York, 1982.