Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CFLAM-
Colección V C E N T E N A R I O
testigos
e ía
meva
\vangeüzación
ANTONIO GONZÁLEZ DORADO S.J.
P. ANTONIO GONZÁLEZ DORADO S.J.
Testigos
de la nueva
Evangelizarían
Bogotá - Colombia
Enero 1988
NOTA PRELIMINAR
El presente volumen escrito por el Reverendo Padre Mons. ÓSCAR ANDRÉS RODRÍGUEZ MARADIAGA, S.D.B.
Antonio González Dorado S.J., Consultor del Equipo Obispo Auxiliar de Tegucigalpa, Honduras
de Reflexión Teológico-Pastoral del CELAM recoge Secretario General del CELAM
una temática vital para el concepto de nueva evange-
lización y es la de los principales agentes pastorales.
En las páginas del Padre González Dorado se
encontrará la espiritualidad de los presbíteros lati-
noamericanos desde la perspectiva de la Carta a los
Hebreos; el compromiso evangelizador de los religio-
sos en nuestros cinco siglos de historia de la fe; la
PRESENTACIÓN
dimensiones y teniendo en cuenta una multiplicidad decir, según el pensamiento del Concilio Vaticano II,
de datos simultáneamente dispersos y convergentes, en la formación sacerdotal hay que tener como obje-
para llegar probablemente a resultados modestos y tivo principal que en el futuro sacerdote emerja con
provisionales, a ciertas aproximaciones que pueden toda su fuerza la realidad del Cristo Sacerdote, y esto
ayudarnos para orientar mejor nuestra colaboración por una exigencia teológico-ontológica de la misma
en la formación de los futuros sacerdotes. ordenación sacerdotal cuya dinámica tiende a confi-
gurar al ordenado con Cristo Sacerdote, de tal manera
A mí seme ha pedido abordar el tema desde su pers- que llegue a ser Cristo el que viva y actúe en él, mani-
pectiva y desde su dimensión cristológicas. Definir la festándose a la comunidad eclesial y al mundo a tra-
relación entre Cristo y el sacerdote ministerial es de la vés de la vida y del ministerio del sacerdote.
mayor trascendencia para la elaboración de cualquier
modelo sacerdotal, e incluso, desde el punto de vista Nos encontramos así ante el tema más clave para
teológico, es el último punto de referencia para valo- entender el ser del sacerdote —la relación entre el sa-
rar las diferentes imágenes con las que se ha presenta- cerdote y el Cristo Sumo Sacerdote—, y ante el obje-
do el sacerdocio cristiano a través de la historia. tivo más importante de la formación sacerdotal:
formar pastores a imagen de Cristo Pastor. Cualquier
Cristo no es sólo el modelo del sacerdocio común modelo de vida sacerdotal, en las diversas culturas y
de los fieles, sino también la fuente y el modelo del momentos históricos, será válido en la medida en que
sacerdocio ministerial5. Y de tal manera queda este permita presencializar la imagen básica —el icono—
principio teológico recogido por el Vaticano II que, del Cristo Pastor; y será tanto más ortopráctica, cuan-
en el Decreto sobre la Formación Sacerdotal, hablan- to más favorezca el encuentro de los hombres con el
do de los Seminarios Mayores, afirma que "toda la Cristo Salvador y Sacerdote.
educación de los alumnos debe tender a que se for-
men verdaderos pastores de las almas a ejemplo de Pero la dificultad y el problema teológicos co-
Nuestro Señor Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Pas- mienzan a surgir cuando tratamos de expresar com-
tor" (OT 4), "puesto que han de configurarse por la prensivamente la realidad del Cristo-Sacerdote y, a
sagrada ordenación a Cristo Sacerdote" (OT 8). Es partir de ella, su relación con el sacerdocio ministe-
rial. De otra manera, es en el necesario paso de Cristo
a la Cristología, y en la determinación de la perspecti-
5. GALOT, Jean, o.c. pp. 9-16. va cultural e histórica —desde la que se elabora o
18 19
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
Suscitar el diálogo constructivo sobre esta pregun- 6. MARTINI-VANHOYE, Biblia e vocazione (Brescia 1982)
ta es el fin de esta ponencia, en la que desearía dar pg. 152;GALOT, Jean o.c. pp. 17-44; SCHILLEBEECKX,
Edward, Jesús, la historia de un viviente (Madrid pp 511-
algunas pistas orientadoras. Para ello he hecho la op- 538).
ción por una Cristología concreta sobre Cristo Sacer- 7. MARTINI-VANHOYE, o.c. pp. 282-287; VANHOYE, A.,
dote: la desarrollada en la Carta a los Hebreos. Se Prétres anciens, prétre nouveau selon le Nouveau Testa-
20 ment (Paris 1980) pp. 256-259.
21
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
no debes contaminar la tierra que el Señor, tu Dios, los" que, según Schillebeeckx, "tienen ante todo un
va a darte en heredad" (Deut. 21, 22-23; Gal. 3, 13).
carácter salvü'ico o funcional"19.
De esta manera, el fin histórico de la vida de Jesús
Así ya, después de los acontecimientos de Pente-
no sólo lo alejaba aparentemente de cualquier posible
costés, la comunidad cristiana de Jerusalén lo procla-
comprensión sacerdotal de su existencia, sino que in-
cluso lo excluía del sacerdotal pueblo de Israel mar- ma públicamente con el arriesgado nombre del Justo.
cado por la grave excomunión del "herem" 18 . En efecto, prescindiendo de todas las resonancias
veterostestamentarias, afirmar Pedro en el Pórtico de
2. La Resurrección: Un cambio de perspectiva Salomón ante la multitud que Jesús era "el justo"
(Act. 3, 11-16), era comprometerse públicamente con
El acontecimiento de la resurrección del Señor su inocencia, calificando como injusta la sentencia
promueve lo que ha designado la Teología como el dada por el Sanedrín, aunque pretende excusarlo aña-
paso del Jesús de la historia al Jesucristo de la fe, dindo que "sé que lo hicisteis por ignorancia, y vues-
ofreciendo a la comunidad creyente una nueva pers- tros jefes lo mismo" (Act. 3, 18), lo que no evitará el
pectiva que le permitía nuevas interpretaciones y primer encarcelamiento y juicio sobre cristianos en las
comprensiones de la globalidad de la persona e histo- personas de los Apóstoles Pedro y Juan (Act. 4, 1-22).
ria del Jesús de Nazareth, al mismo tiempo que afir-
maba que "Dios resucitó a este Jesús (... y), exaltado Simultáneamente ante el desconcertado pueblo
así por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el que, hacía sólo pocas semanas, había visto condenada
Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derra- la vida de Jesús como la de un malhechor, siendo
mado" (Act. 2, 32-33). expulsado de la comunidad y ajusticiado en la humi-
llante cruz, el mismo Jesús es afirmado como el Me-
Desde esta nueva perspectiva las comunidades sías prometido (Act. 2, 31-32; 3, 18; 4, 10 etc.) y
cristianas fueron realizando una serie de descubri- como el único Salvador, porque "la salvación no está
mientos sobre la persona y el ser de Jesús, que se en ningún otro, es decir, que bajo el cielo no tenemos
despliegan en los denominados "nombres" o "títu- los hombres otro diferente de él al que debamos invo-
car para salvarnos" (Act. 4, 12). A partir de estas in-
tuiciones y afirmaciones —profesiones de fe— fundá-
18. ADNES, Pierre, La penitencia (Madrid 1981) pp. 20-23.
26 is). Jesús, la historia de un viviente (Madrid 1981) p. 511.
27
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de ¡a nueva evangelizadón
mentales, las comunidades cristianas fueron descu-
briendo nuevos títulos de Jesús y un original estilo de 3. El contexto de la profesión de fe en el sacerdocio
vida inspirado en los recuerdos de sus hechos y pala- de Cristo
bras, con la conciencia de que el Cristo vivo les comu-
nicaba la fuerza de su Espíritu 20 . ¿En qué contexto y en qué circunstancias surge el
descubrimiento y la afirmación explícita de Cristo
como Sumo Sacerdote?
Dentro de este apasionante dinamismo en el que
las comunidades cristianas iban haciendo nuevos des-
Los estudiosos de esta carta han encontrado gran-
cubrimientos de la realidad de Cristo, es el autor de la
des dificultades para determinar el autor, la fecha
Epístola a los Hebreos el que hará la desconcertante
exacta y la comunidad a la que está dirigida21. Pero lo
profesión de fe —desconcertante si atendemos sólo a
que sí conocemos por el mismo texto son las circuns-
la exterioridad de la historia del Nazareno encuadrada
tancias en las que vivía la comunidad.
en el marco social de su época—, en Cristo como Su-
mo Sacerdote extraordinario (Hbr. 4, 14), exclusivo
(Hbr. 7, 24), siempre vivo para interceder por noso- Se trata de una comunidad que necesita constan-
tros (Hbr. 7. 25). Lo más interesante es que no se cia en su fe "para cumpür la voluntad de Dios y alcan-
trata de una afirmación desnuda, sino desarrollada y zar así la promesa" (Hbr. 10, 36-37). En la carta se
advierte el peligro de la apostasía en sus miembros,
explicada, de tal manera que nos permite una com-
atemorizados en parte por persecuciones externas, que
prensión nueva de la globalidad unitaria del Jesús
si aún no habían llegado a provocar muertes (Hbr.
histórico y del Cristo glorioso, estableciendo al mismo
12, 4), sin embargo ya habían originado apresamien-
tiempo unas sólidas bases para determinar el ideal y el
tos y torturas (Hbr. 13, 3). Simultáneamente la comu-
modelo del sacerdocio ministerial en la comunidad
nidad se veía rodeada de "doctrinas complicadas y
cristiana.
extrañas" (Hbr. 13, 9) que invitan a volver a viejas
fórmulas de religiosidad más exteriores y menos com-
prometidas, ofreciendo una tranquilidad, una falsa
tranquilidad que el autor de la carta compara con la
20. DUQUOC, Christian, Cristología. Ensayo dogmático sobre 21. BOURKE, Miles M., "Epístola a los Hebreos", en Comen-
Jesús de Nazaret, el Mesías (Salamanca 1978). tario bíblico San Jerónimo, T. IV (Madrid 1972) pp.
321-322.
28 29
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
lión política y la religiosa, y en lenguaje religioso es la La rebelión contra Dios tiene como consecuencia
rebelión y la desobediencia humanas contra la volun- la destrucción interna del hombre, de cada hombre, y
tad de Dios que establece comunión con el hombre 23 . de la comunidad humana, porque los hombres "rom-
pen toda regla de conducta, llenos como están de
toda clase de injusticia, perversidad, codicia y maldad;
El pecado, que tiene características de universali- plagados de envidia, homicidios, discordias, fraudes,
dad "porque —afirma S. Pablo al final de su discurso- depravación; son difamadores, calumniadores, hostiles
acabamos de probar que todos, judíos y paganos, es- a Dios, insolentes, arrogantes, fanfarrones, con inven-
tán bajo el dominio del pecado" (Rom. 3, 9), no es tiva para lo malo, rebeldes a sus padres, sin concien-
una realidad estática sino peligrosamente dinámica. cia, sin palabra, sin entrañas, sin compasión (...) y no
La rebelión contra el plan de Dios y el endiosamiento sólo hacen estas cosas, sino además aplauden a los
del hombre, hace que el pecado se constituya en que las hacen" (Rom. 1, 28-32) 24 .
"aguijón de la muerte" (1 Cor. 15, 56), o de otra
manera, el pecado hace que la muerte se transforme Esta realidad dinámica y social del pecado no era
en homicidio. San Juan, en su Primera Carta, ha resu- desconocida para la comunidad a quien se dirigía la
mido perfectamente toda esta visión bíblica del peca- Epístola a los Hebreos. El que les dirige la carta les
do. "Todo el que comete pecado, comete también escribe: "Recordad aquellos días primeros, cuando re-
rebeldía, porque el pecado se identifica con la rebel- cién iluminados sostuvisteis recios y penosos comba-
día" (3, 4); "no amar -conforme al mandamiento del tes; unas veces os exponían públicamente a escarnio y
Señor— es quedarse en la muerte, odiar al propio her- vejaciones, otras os hacían solidarios de los que así
mano es ser un asesino" (3, 15), lo que clarifica con el eran tratados. De hecho compartisteis el sufrimiento
caso de Caín "que estaba de la parte del malo y asesi- de los encarcelados y aceptasteis con alegría que os
nó a su hermano. Y ¿por qué lo asesinó? Porque sus confiscaran los bienes, sabiendo que teníais un patri-
propias acciones eran malas y las de su hermano
justas" (3, 12).
24. El pecado históricamente visibilizado no supone anarquía.
Existe una solidaridad social del pecado que se estructura
imponiendo sus propias leyes, por las que juzga a los que
se oponen al sistema, de tal manera que los justos llegan a
23. LYONNET, S., De peccato et redemptione, T.I. "De no- ser legalmente condenados como malechores, como suce -
tione peccati" (Roma 1957) pp. 29-37, 39, 54, 87. dio en el caso de Jesús.
34 35
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
monio mejor y estable" (Hbr. 10, 32-34). En el mo- Sin duda que para nosotros, como para los hom-
mento de escribírsela parece que las persecuciones bres del Antiguo Testamento, la expresión "expiación
habían arreciado, dado que los invita a la constancia, de los pecados" tiene una pesada carga ritualista que
sin renunciar a la valentía primera (Hbr. 10, 35-36), nos puede ocultar el significado profundo que encie-
encontrándose los miembros de la comunidad some- rra y que, sin embargo, era claro para la comunidad a
tidos a encarcelamientos y torturas (Hbr. 13, 3), y a la que se dirigía la Epístola que estamos releyendo.
la tentación de doctrinas complicadas y extrañas Expiar el pecado es "abolir el pecado" (Hbr. 9, 26) y,
(Hbr. 13, 9), que probablemente les ofrecían un cami- más en concreto, "quitar los pecados de tantos" (Hbr.
no fácil para salir de sus problemas. 9, 28). Es decir, con otras palabras, la expiación del
pecado es la eliminación del pecado no por el ajusti-
¿Cuál ha sido la respuesta de Dios frente a esta
ciamiento homicida de los pecadores sino por su con-
situación de pecado, es decir, de rebelión y de homi-
versión, porque "por mi vida —oráculo del Señor—,
cidio? En el Evangelio de Juan se afirma que "tanto
juro que no quiero la muerte del malvado, sino que
amó Dios al mundo que dio a su Hijo Único, para que
tenga vida eterna y no perezca ninguno de los que cambie de conductay viva"(Ez. 33, 11).
creen en él. Porque Dios no mandó a su Hijo al mun-
do para juzgar al mundo, sino para que el mundo por Ahora bien, la conversión fundamentalmente con-
El se salve" (Jn. 3, 16-17) 25 . Pero, ¿cómo hace Jesús siste en el reconocimiento del estado de rebelión fren-
frente a esta situación y a la misión dada por su Pa- te a Dios, con la consiguiente aceptación obediente de
dre? El autor de la Epístola a los Hebreos, recordan- la Soberanía de Dios —malak Yahweh—21, que impli-
do la función litúrgica del Sumo Sacerdote en el Día ca el paso de "la inadmisible mentalidad de romper
del Perdón (yom ha-kippurim), descubre a Jesús, toda regla de conducta" (Rom. 1, 28) a dejarse regir
analizando su persona y su vida, como el nuevo y por el "amarás a tu prójimo como a tí mismo", el
Sumo Sacerdote cuya misión es la purificación y la mandamiento, según S. Pablo por el que queda cum-
expiación de los pecados 26 . plida toda la Ley (Gal. 5, 14); mandamiento que
modélicamente ha quedado expresado por el mismo
25. Sobre la exégesis de este texto véase MATEO-BARRETO,
Jesús en S. Juan diciendo: "Amaos unos a otros, lo
El Evangelio de Juan (Madrid 1979) pp. 197-199. mismo que yo os he amado" (Jn. 13, 34). Las carac-
26. Sobre el vocabulario de "expiación" véase LYONNET, S.,
Depecatto et redemptione, T. II "De vocabulario redemp-
tionis", (Roma 1960) pp. 67-117. 27. HOFFMANN, P., "Reino de Dios", en Conceptos funda-
mentales de Teología T. IV (Madrid 1966) pp. 53-69.
36
37
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
terísticas de esta nueva norma de conducta, según el del universo entero —de lo terrestre y de lo celeste—
plan de Dios, las características de este amor han sido en Cristo, en el amor y en la justicia de Dios (Col.
expresadas por S. Pablo en su I Carta a los Corintios 1,18-20).
(13, 18), en abierto contraste con su descripción exís-
tencial e histórica de la conducta del pecado, desarro- Pero para conseguir o acercarse a esta utopía que-
llada en la Carta a los Romanos (Rom. 1, 24-32). da abierto un duro y difícil camino —porque el Reino
de Dios y el Evangelio también son un método—, el
S. Pablo, con las primitivas comunidades cristia- dfcl sacerdote que celebra la liturgia de la expiación
nas, no ignora que a los que'proceden en rebelión del pecado. Pero no es la expiación de un pecado mí-
contra el plan de Dios, rompiendo toda norma de tico, intelectualizado, domesticado, sino de un peca-
conducta y fortalecidos con el homicidio en sus do histórico y activo, terrorista —diríamos con el
manos son reos de muerte (Rom. 1, 32). Pero, cuando lenguaje de hoy—, que amenaza con la violencia, in-
la comunidad de los hebreos se siente acosada en su cluso homicida, al sacerdote Jesús lo mismo que a la
carne por el ímpetu del pecado socialmente organiza- comunidad de los Hebreos. Al sistema de la violencia
do contra ella, no se le propone ni la solución de la activa, instaurada por el pecado, Dios responde con
guerra santa de los Macabeos ni la cobarde apostasía, Jesús-Sacerdote en el sistema de la expiación activa.
sino la expiación de los pecados sacerdotalmente ini- Así rompe heroica y salvíficamente la espiral de la
ciada y realizda por el Sumo Sacerdote Jesucristo. De violencia.
esa manera aparece la finalidad del sacerdocio de
Jesús, la liberación de los injustamente oprimidos por La actitud sacerdotal de Jesús, al comprobar la
la conversión también liberadora de los pecadores, distancia entre la utopía y la realidad, no es pasiva
proclamando el año de gracia del Señor (Le. 4, 19; Is. sino activa, con una actividad sacerdotal y expiatoria
61, 2). Es la proclamación y la venida del Reino de constante, esperanzada y arriesgada, pero cuyos pri-
Dios. meros resultados positivos Pablo constataba en el mis-
terio de su propia vida: el perseguidor homicida se
Resumiendo: la finalidad, el horizonte, la utopía había integrado fraternalmente en la comunidad de
—diríamos hoy— del ser y de la actividad sacerdotal los perseguidos; milagro que después ve repetirse en
de Cristo, que se le recuerda a la comunidad cristiana la comunidad de los Colosenses, porque "también
de la Carta a los Hebreos, es la misma de la propuesta vosotros estabais antes distanciados y erais enemigos
por Pablo a los colosenses: la reconciliación fecunda jurados por causa de vuestras malas acciones; ahora,
38 39
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
en cambio, por la muerte que Cristo sufrió en su En efecto, la alianza, como instrumento religioso-
cuerpo mortal, Dios os ha reconciliado para haceros jurídico establecido por Dios para originar un nuevo
gente consagrada, sin mancha y sin reproche a sus Pueblo de Dios, garantiza que la misión y el sacerdo-
ojos" (Col. 1,21-22). cio de Jesús sobre el mundo se realice en comunión
con otros hombres que, llamados por la fe, creen y
Esto nos conduce al análisis de la actitud y de la tienen esperanza en la misión y en el camino —méto-
actividad de Jesús como Sumo Sacerdote. do— trazados y vividos por Jesús. Y al mismo tiempo,
permite y exige que la actividad salvifica de Jesús se
6. Objetivo de la mediación sacerdotal: prolongue históricamente y se realice mediante las
la Nueva Alianza acciones históricas de otras personas. De esta manera,
al desafío histórico del pecado se responde con una
El objetivo inmediato del sacerdocio de Jesús, en contestación histórica, humana y comunitaria. Es
el contexto de una estrategia para viabilizar la utopía, decir, la instauración de la alianza muestra que el
es el establecimiento de una nueva alianza entre Dios sacerdocio de Cristo, en obediencia al plan de Dios,
y los hombres. Así se nos dice en la Epístola a los no se puede entender en el viejo esquema religioso de
Hebreos que es "mediador de una alianza nueva" la lucha entre los poderes míticos del bien y del mal,
(Hbr. 9, 15), "de una alianza más valiosa, legalmente sino solamente como una realidad que, teniendo en
establecida en base a promesas de más valor" (Hbr. cuenta la perspectiva de la fe, nace históricamente y
8, 6), y que deja "anticuada la primera", teniendo en sigue actuando históricamente, a través de un Pueblo
cuenta que "todo lo que se vuelve antiguo y envejece comprometido con Jesús, para cambiar o convertir el
está próximo a desaparecer" (Hbr. 8, 13). dinamismo y el sentido de la historia dominados por
el pecado, hasta que superadas las divisiones injustas y
La instauración y proclamación de la Nueva violentas entre los hombres, toda la humanidad rinda
Alianza, teniendo en cuenta el esquema típico e histó- el verdadero culto a Dios que ha comenzado a reali-
rico de la alianza bíblica 28 , como objetivo inmediato zarse ya históricamente en la persona de Jesucristo, el
de Jesús es de la mayor trascendencia para la com- Sumo Sacerdote.
prensión de su sacerdocio.
Abierta la misión de Cristo a la salvación y libera-
28. HASPECKER, J., "Alianza" en Conceptos fundamentales ción de todos los hombres y de todo el hombre, la
de Teología T.I. (Madrid 1966) pp. 63-72. nueva alianza la establece también con la posibilidad
40 41
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
de integrar a todos los hombres sin discriminación de Dios, dado que el sacerdocio es en sí mismo ininteli-
ninguna clase, dado que "ya no hay más judío ni grie- gible sin relación a Dios.
go, siervo ni libre, varón ni mujer, dado que hacéis
todos uno con Cristo Jesús" (Gal. 3, 28). De esta ma-
nera, es la original y nueva alianza instaurada por En el caso de Cristo aparece una relación única,
Cristo la que fundamenta la exigencia de derribar las íntima y singular con Dios: la filiación divina, que de
barreras divisorias entre los pueblos y poner fin a las tal manera lo identifica con el Padre que, en el exor-
hostilidades entre los hombres y la que ofrece la dio de la Carta se afirma que "El es reflejo de su glo-
amnistía universal de Dios a todos los hombres (Rom. ria, impronta de ser, él sostiene el universo con la
3,21-25). palabra potente de Dios" (Hbr. 1, 3).
7. Primera condición: la solidaridad con el Padre Pero la relación entre la filiación divina y el sacerdo-
cio no es inmediata ni simple, como se desprende del
Establecidos el fin y el objetivo inmediato del proceso que sugiere el autor de la Carta del paso de
sacerdocio de Cristo, corresponde preguntarnos por Hijo a Pontífice: "Hijo y todo como era, sufriendo
las condiciones básicas de su mediación sacerdotal. aprendió a obedecer y, así consumado, se convirtió en
Del estudio de la Epístola a los Hebreos se desprende causa de salvación eterna para todos los que le obede-
que son tres: la solidaridad con Dios, la solidaridad cen a El, pues Dios lo proclamó Sumo Sacerdote en la
con los hombres, y su insolidaridad activa con el línea de Melquisedec" (Hbr. 5, 8-10).
pecado, "porque todo sumo sacerdote se escoge siem-
pre entre los hombres para que los represente ante En el caso del sacerdocio, éste exige un llama-
Dios y ofrezca dones y sacrificios por los pecados" miento y una designación de origen divino, "porque
(Hbr. 5, l) 2 9 . nadie puede arrogarse esa dignidad, tiene que desig-
narlo Dios, como en el caso de Aarón" (Hbr. 5, 4).
La primera condición para poder quedar consti-
tuido como mediador sacerdotal es la solidaridad con Al llamamiento vocación de Dios tiene que seguir
la respuesta obediente del elegido, respuesta que el
autor de la Epístola a los Hebreos descubre en Jesús
29. Una minuciosa exégesis de este texto véase en VANHOYE, en el mismo instante de entrar en el mundo: "Aquí
Épistolae ad Hebraeos ... pp 92-97. estoy yo para hacer tu voluntad" (Hbr. 10, 5-6).
42 43
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
Históricamente, este misterio de la solidaridad de hombre "porque todo sumo sacerdote se escoge siem-
Jesús con Dios, aparece para el autor de la Epístola a pre entre los hombres" (Hbr. 5, 1).
los Hebreos, en lo preclaro de la fe de Jesús -"pio-
nero y consumador de la fe" (Hbr. 12, 2 ) - , totalmen- La realidad histórica de Jesús hoy no tiene dudas
te sometido a la voluntad del Padre, "porque yo no para nadie, como tampoco la tenía para las primitivas
puedo hacer nada de por mí (...), porque no busco comunidades cristianas. Pero nos podemos preguntar
hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" en qué consistió la solidaridad de Jesús con el hombre
(Jn. 5, 30). Más aún, descubre una fe plenamente y cuáles son los niveles que alcanza. En este punto, la
confiada en el momento de la prueba, cuando Jesús Epístola a los Hebreos nos descubre profundidades in-
tenía la sensación de que su oración no era escucha- sospechadas, al mismo tiempo que pretende aclararlas.
da: "El, en los días de su vida mortal, ofreció oracio-
nes y súplicas, a gritos y con lágrinas, al que podía sal- La solidaridad de Jesús con el hombre se constru-
varlo de la muerte; y Dios lo escuchó, pero después de ye progresivamente a partir de dos polos que se rela-
aquella angustia" (Hbr. 5, 7). cionan mutuamente y se hacen madurar por su in-
fluencia a través de la vida histórica de Jesús: el amor
Jesús es, por tanto, el Hijo llamado por el Padre y la experiencia.
para realizar una difícil misión; misión que acepta con
plena obediencia y que realiza en la oscuridad de la fe La universalidad del amor de Jesús hacia el hom-
con una constancia y una fidelidad que le conducen bre, fiel reflejo del amor salvífico de Dios, ha sido
hasta la muerte, "y no hay amor más grande que dar afirmada y reflexionada por Juan con ocasión de la
la vida por los amigos" (Jn. 15, 13), y paralelamente conversación nocturna mantenida con Nicodemo (Jn.
no hay mayor amor y solidaridad con Dios que el dar 2, 16-21). Y no podemos olvidar que el amor es siem-
la vida para cumplir la misión que El ha encomendado pre principio de solidaridad.
a una persona.
Pero la solidaridad del amor, principalmente en
8. Segunda condición: una situación trágica, se puede vivir a dos niveles dife-
La solidaridad con el hombre rentes: desde la exterioridad de la tragedia, contem-
plando lo que está sucediendo al otro; o participando
La mediación sacerdotal exige también la perte- como paciente de la misma tragedia, comprendiendo,
nencia a la comunidad humana y la solidaridad con el más aún viviendo el horror del que vive la tragedia.
44 45
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
Cuando el amor participa de esta experiencia trágica ciencia de ser justo e inocente sin miedo a poder decir
es cuando busca las soluciones heroicas. delante de la multitud: "' ¡A ver, uno que pruebe que
estoy en pecado!" (Jn. 8, 46). De ahí su extraordina-
La vida de Jesús, unida a la misión recibida del ria compasión por todos los pobres de este mundo y
Padre, le condujo a experimentar la debilidad del su opción preferencial por los pobres, como decimos
hombre en todos sus aspectos, menos en el pecado, actualmente, porque él mismo ha padecido el horror
como se escribe en la Epístola a los Hebreos: "No de la pobreza originada por la injusticia de los hom-
tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse bres.
de nuestras debilidades, sino uno probado en todo
igual que nosotros, excluido del pecado" (Hbr. 4, 15). Pero en la Epístola a los Hebreos la experiencia
Pero profundicemos en el tema. de Jesús fue todavía más radical. Según el texto, el
sacerdote "es capaz de ser indulgente con los ignoran-
La primera gran experiencia de Jesús es la extraor- tes y extraviados, porque a él también la debilidad lo
dinaria fuerza del mundo del pecado y del aniquila- cerca" (Hbr. 5, 2). Es cierto que Jesús no cometió
miento al que él mismo es sometido por ser fiel a la pecado, pero los testigos de su vida atestiguan en re-
misión salvífica y liberadora que Dios le ha encomen- petidas ocasiones que Jesús fue sometido a la tenta-
dado. Así en el proceso de su vida va a experimentar ción y sintió en sí mismo la debilidad del hombre ten-
en propia carne la tragedia del pobre y del oprimido tado, como en la noche de Getsemaní, que con el
hasta sus últimas consecuencias, es decir, la tragedia realismo del Evangelio primitivo de Marcos, manifies-
del hombre que carece de poder para solucionar sus ta delante de sus discípulos: "Me muero de tristeza",
propios problemas, y que progresivamente es despoja- porque comenzaba "a sentir horror y angustia", según
do de dicho poder, hasta quedar injustamente situado el testimonio del Evangelista (Me. 14, 33-34). Y cuan-
entre los oficialmente malhechores y sometido a un do sale de su pimera hora de oración y encuentra a
ajusticiamiento propio de esclavos. Y además, su ex- sus discípulos adormilados, les transmite el consejo
periencia de esta pobreza es tanto más radical, porque partiendo de la experiencia de su propia debilidad:
su fe en la justicia de Dios y sus oraciones clamorosas "Estad en vela y pedid no caer en la tentación: el
y con lágrimas aparentemente no han sido escuchadas espíritu es animoso, pero la carne es débil" (Me.
(Hbr 5,7-10), ya que queda en su angustia sometido 14,38).
a la más trágica e impotente soledad, abandonado de
Dios y de los hombres. Y, sin embargo, tenía la con- Esta experiencia de la debilidad del hombre frente
46 47
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
en él" (2 Cor. 5, 21). Es conocida por todos la com- Pero el texto mismo permite una profundización
plejidad de este texto, pero me parece crucial el acla- ulterior. No podemos olvidar que. la palabra hamartía,
rarlo para profundizar en el tema sobre el que esta- corresponde al hebreo hatta\ Ahora bien, la palabra
mos reflexionando. Jiatta'' admite dos significados: significa pecado y
sacrificio por el pecado. Esto nos permite también
hacer la lectura de que "al que no había conocido el
El texto subraya todo el poder del pecado. En
pecado, Dios lo hizo sacrificio del pecado por noso-
efecto, la palabra utilizada por Pablo es hamartía, que
tros". Es decir, la injusta sentencia y muerte emitida
tiene una significación concreta. Hamartía es un esta-
y cumplida por el pecado constituyendo a Jesús como
do permanente para toda la humanidad, una victoria
malhechor, fueron asumidas libremente por Jesús
con su correspondiente dominio despótico sobre todo
el hombre, incluso sobre la misma Ley judaica, hasta como sacrificio por el pecado, de tal manera que des-
el punto de haberla hecho su aliado con el tremendo pués de su Resurrección, cuando venga el Espíritu
apoyo de la muerte transformada en capacidad de Santo, con este complejo hecho "probará al mundo
homicidio. que hay culpa, inocencia y sentencia: primero culpa,
porque no creen en mí; luego inocencia, y la prueba
es que voy con el Padre (...); por último, sentencia,
Según el texto, al que no conocía pecado, Dios porque el jefe del orden presente ha sido condenado"
lo hizo pecado. Según mi opinión, se trata de una (Jn. 16,8-11).
acción permisiva prevista por Dios: en ese caso el
sujeto implícito sería el mundo del pecado que tuvo
tanta fuerza que hizo a Cristo pecado, es decir, des- Paradójicamente, el triunfo del pecado sobre
de sus tribunales establecidos en el mismo Pueblo de Jesús ha sido el mismo instrumento que Jesús, pade-
Dios pudo declarar en nombre de la ley, al que real- ciéndolo en su carne, ha utilizado para demostrar la
mente era inocente, como pecador público, de tal maldad del sistema y ofrecer a los pecadores un cami-
manera que su muerte apareciera ante los ojos del no de conversión y de liberación. No cabe duda que
mundo como el cumplimiento de una justicia en la "la locura de Dios es más sabia que los hombres, y la
que se llevaba a término una sentencia legal y jurídi- debilidad de Dios más potente que los hombres" (1
camente establecida contra un malhechor. Quedó así Cor. 1,25).
marcado por el herem, excomulgado del pueblo de
Dios.
50
51
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
30. CASTILLO, José M., El sacerdote ministerial (Madrid 31. URS VON BALTHASAR, Ensayos teológicos Vol. II
1971) pp. 62-75.
(Madrid 1964) pp. 475-476.
52 53
Antonio González Dorado, S.J, Testigos de la nueva evangelización
conversión de los pecadores, con la aceptación salvífi- El segundo término hebreo (hesed), traducido
ca del plan de Dios y el consiguiente cambio en sus ordinariamente en griego por una palabra que tam-
reglas de conducta. Para que esta conversión pueda bién significa misericordia (éleos), designa de suyo la
realizarse es necesario, escribe el autor de la Epístola piedad, relación que une a dos seres e implica fideli-
a los Hebreos, que el sacerdote, es decir, Jesús haya dad. Con esto recibe la misericordia una base sólida:
sido misericordioso y digno de fe en las cosas referen- no es ya únicamente el eco de un instinto de bondad,
tes a Dios. que puede equivocarse acerca de su objeto o su natu-
raleza, sino una bondad consciente, voluntaria. Es
La primera cualidad es la misericordia. En el mun- incluso respuesta a un deber interior, fidelidad con
do cultural hebreo la misericordia tiene unos matices uno mismo" 33-
profundos y una riqueza que quedan ocultos a nues-
tra cultura greco-romana 32 . A la luz de estas aclaraciones, la misericordia sa-
cerdotal cristiana es la expresión más profunda de la
"Para el israelita —ha escrito León-Dufur—, la mi- solidaridad de Cristo con la humanidad: se trata de
sericordia se halla en la confluencia de dos corrientes una solidaridad vital y amorosa —como la de la madre
de pensamiento, la compasión y la fidelidad". con la criatura que tiene en sus entrañas—, y que
supone, por ese motivo, una capacidad exquisita para
"El primer término hebreo (rahamim) expresa el "compadecerse de nuestra debilidad, (porque ha) sido
apego instintivo de un ser a otro. Según los semitas, probado en todo igual que nosotros" (Hbr. 4, 15).
este sentimiento tiene su asiento en el seno materno Pero al mismo tiempo es una misericordia que corres-
(rehem: 1 Re 3, 26), en las entrañas (rahamim) de un ponde al misterio de su vocación libremente aceptada.
padre (Jer. 31, 20; Sal. 103, 13), o de un hermano Es fidelidad a sí mismo, es obediencia al Dios Salva-
(Gen. 43, 30). Es el cariño o la ternura. Inmediata- dor, y es fidelidad al hermano incluso cuando fratri-
mente se traduce por actos: en compasión con oca- cidamente lo ha condenado a muerte 34 .
sión de una situación trágica (Sal. 106-45), o en el
perdón de las ofensas (Dan. 9, 9). 33. LEÓN DUFOUR, X., Vocabulario de Teología Bíblica
(Madrid 1965) pp. 475-476.
34. Es interesante observar la diferencia entre el rigor del anti-
guo sacerdocio y la misericordia del nuevo en MARTINI-
VANHOYE, Bibbia e vocazione, pp. 200-204; VANHOYE,
32. MARTINI-VANHOYE, Bibbia e vocazione, pp 163-168. Epistolae ad Hebraeos... pp. 86-88.
54 55
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
La segunda cualidad del sacerdote es que sea vida la metodología propuesta por Dios para la libera-
pistos, es decir, digno de fe. Vanhoye ha examinado
ción del hombre y del mundo, tiene autoridad para
con todo respeto las distintas posiciones exegéticas
que los hombres acepten los desconcertantes caminos
sobre el significado de la palabra en este texto. Su
de Dios, radicalmente opuestos a los caminos del
conclusión, tras finos y acertados análisis, es que se
trata de una cualidad para que su sacerdocio pueda triunfo propuesto por el régimen del pecado. Así
tener efectividad entre los hombres. El la traduce Jesús vivió su sacerdocio: con misericordia y con la
como "digno de fe" 3 5 . En expresión más castellana se autoridad que nace del testimonio de la propia vida.
puede interpretar como "digno de crédito". Digno de
crédito es la autoridad necesaria del testigo y del
maestro para que su palabra pueda ser aceptada razo-
nablemente. Los contemporáneos de Jesús recorda- 12. El ministerio de la palabra Divina
ban que cuando El terminaba de hablar "la gente esta-
ba asombrada de su enseñanza, porque les enseñaba Hasta ahora hemos analizado las condiciones y las
con autoridad, no como sus letrados" (Mt. 7, 28-29). cualidades sobre las que se establece la mediación
Esta autoridad es tanto más importante, dado que sacerdotal de Cristo. Pero nos preguntamos sobre los
Jesús afirmaba que "mi doctrina no es mía, sino medios con los que Jesús desplegó e hizo efectiva su
del que me ha enviado" (Jn. 7, 17). Y el mismo mediación entre los hombres. La Epístola a los He-
Jesús acreditaba sus palabras afirmando: "Mis cre- breos nos responde que con el ministerio de la pala-
denciales son las obras que hago en nombre de mi Pa- bra, con la fundación de una nueva casa y con el sacri-
dre" (Jn. 10,25). ficio.
Sólo un sacerdocio misericordioso y digno de cré- La Epístola a los Hebreos nos define al cristiano
dito puede hacer efectiva la expiación de los pecados, como el hombre que ha hecho profesión de fe en
la conversión de los hombres al llamamiento salvífico Jesús como enviado (apóstol) y sumo sacerdote:
de Dios. Sólo un sacerdocio, que ha aceptado en su "Considerad al enviado y sumo sacerdote de nuestra
profesión de fe: a Jesús" (Hbr. 3, 1). El texto ofrece
una serie de novedades que ha atraído la atención de
los exégetas. En efecto, es el único lugar del Nuevo
35. MARTINI-VANHOYE, o.c. pp. 179-184; VANHOYE, Testamento en el que se le da a Jesús el nombre de
Epistolae..., pp. 31-32. Apóstol, y se habla de una desconocida fórmula de
56 57
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
profesión de fe en Jesús como Apóstol y Sumo La función profética de Jesús es clave para reali-
Sacerdote 36 . zar su mediación sacerdotal, y es la que desencadena
el proceso histórico que le conduce simultáneamente
Prescindiendo de estas curiosidades exegéticas, lo al ajusticiamiento y al sacrificio.
que sí aparece claro es Cristo como Apóstol y Sumo
Sacerdote siendo objeto de la fe del cristiano. El pro- En efecto, la mediación sacerdotal de Cristo tiene
blema es cómo se ha suscitado esta fe. San Pablo en la como finalidad la conversión del hombre al Reino de
carta a los Romanos nos da directamente la clave: Dios, y es mediante el anuncio de la última palabra de
"La fe viene por el oído, y la audición por medio de Dios cómo el hombre puede adherirse a la fe (Mt. 28,
la palabra de Cristo" (Rom. 10, 17). Es el mismo te- 19-20). Jesús se definió a sí mismo en la sinagoga de
ma que desarrolla la Epístola a los Hebreos: Tenemos Nazareth como el ungido para anunciar el mensaje de
una salvación excepcional "que fue anunciada al prin- Dios: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque El
cipio por el Señor" (Hbr. 2, 3). me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los hom-
brs" (Le. 4, 18). Su intensa dedicación al ministerio
Se trata de una palabra que es simultáneamente de la palabra justifica que sus contemporáneos lo clasi-
palabra de Dios y palabra de Jesús: "En múltiples ficaran como Maestro y como Profeta.
ocasiones y de muchas maneras habló Dios antigua-
mente a nuestros padr.es por los profetas. Ahora, en Pero fue su misma palabra la que explica el proce-
esta etapa final, nos ha hablado por un Hijo" (Hbr. so trágico de la vida de Jesús que desemboca en medio
1, 1-2). Es decir, se afirma que la última palabra de de tribunales que lo condenan a muerte. La palabra
Dios nos ha llegado a través de su hijo enviado (após- de Señor era simultáneamente anuncio y denuncia,
tol) y constituido sacerdote. Por tanto, podemos con- proclamación de año de gracia pero con graves acusa-
cluir que la palabra del Jesús Profeta es simultánea y ciones que exigían un cambio de vida. La fatídica
radicalmente palabra sacerdotal 37 . consulta en el Sandedrín se basaba en este hecho:
"¿Qué hacemos? Ese hombre realiza muchas señales;
36. STRATHMANN, H., La Epístola a los Hebreos. Texto y si.dejamos que siga, todos van a creer en él" (Jn. 11,
comentario (Madrid 1971) p. 54. 48). De esa manera, la palabra que da vida a los hom-
37. También en el Antiguo Testamento el sacerdocio tenía mi-
nisterio de la palabra, aunque de características especiales, bres, fue palabra de muerte para el propio Jesús. Fue
véase DE VAUX, "Instituciones del Antiguo Testamento" palabra que sirvió para fundamentar los dos polos en
(Barcelona, 1964) pp. 454-460. los que queda tensado vigorosamente su sacerdocio:
58 59
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
la salvación de los hombres y el sacrificio de su vida. (Hbr. 1, 2). Es también el Hijo, pero como Cristo y
Sumo Sacerdote el origen, fundador y fundamento
13. Fundar casa y estar al frente de la familia de Dios de la nueva creación y, consiguientemente, de la nue-
va familia de Dios, y por eso tiene mayor dignidad que
El dinamismo de la palabra del Señor condujo la familia misma (Hbr. 3, 4).
desde el principio a congregar personas a su alrededor.
En su vida mortal surgió un grupo de discípulos y se- Queda claro, por tanto, el ministerio del sacerdo-
guidores que le llamaban Señor y Maestro, nombres que cio de Jesús de crear y fundar la familia de Dios. Pero,
Jesús aceptaba consciente de su misión (Jn. 13, 13). ¿qué relaciones establece el sacerdocio entre Cristo y
Después de la resurrección, pronto se forma la prime- su familia?
ra comunidad de hermanos bautizados en el nombre
de Jesús el Mesías (Act. 2, 37-47). Por una parte, las relaciones son fraternales con
los otros miembros, "pues el consagrante y el consa-
La reflexión teológica de la Epístola a los Hebreos grado son todos del mismo linaje. Por esta razón no
nombra a las comunidades pascuales con el nombre de tiene El reparo en llamarlos hermanos, cuando dice:
casa o familia de Dios, afirmando explícitamente que Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la
"esa familia somos nosotros, con tal que mantenga- asamblea te alabaré" (Hbr. 2, 12). Se trata de una fra-
mos esa seguridad y esa honra que es la esperanza" ternidad que no se reduce a una comunidad en la car-
(Hbr. 4, 6). ne y en la sangre, sino también en las dificultades, en
la esclavitud y en la muerte, de tal manera que se pa-
El autor deja claramente establecido que toda fa- rece en todo a sus hermanos (Hbr. 2, 14-18).
milia de Dios tiene como fundador último a Dios.
Pero simultáneamente, desde el punto de vista histó- Pero, por otra parte, es el hijo que está al frente
rico no hay familia sin patriarca. Desde esta perspecti- de la familia (epi ton oikon autou). Esta presidencia
va establece una diferencia entre Moisés y Jesús. Por- la realiza Jesús con la palabra que dirige a la comuni-
que Moisés sólo fue un miembro de la familia dad (Hbr. 3, 7-11); con las entrañas de misericordia
abrahámica a quien Dios le dio la misión de transmi- con las que vive sus problemas y dificultades (Hbr.
tir lo que El dijera (Hbr. 3, 5-6). Pero Cristo es el fun- 4, 15-16); arriesgando y perdiendo su vida, como
dador histórico de la nueva familia, lo mismo que go'el de su pueblo en favor de sus hermanos; con el
como Hijo "había creado los mundos y las edades" ejemplo de su constancia en la fe, en medio de tantas
60 61
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
dificultades (Hbr. 12, 2-3); intercediendo siempre por Pero la Epístola distingue dos clases de sacrificios.
sus hermanos con la oración (Hbr. 7, 25); liberando Unos exteriores o que sólo pueden conferir una pure-
"a todos los que por miedo a la muerte pasaban la za externa (Hbr. 9, 14). Son dones y sacrificios que se
vida entera como esclavos" (Hbr. 2, 16).
ofrecen pero que "no pueden transformar en su con-
ciencia al que practica el culto, pues se relacionan
Esta presidencia de Jesús sobre su familia, para
solamente con alimentos, bebidas y abluciones diver-
que tenga resultados eficaces, exige por parte de los
sas, observancias exteriores impuestas hasta que llega-
hermanos fe en Jesús (Hbr. 3, 1); obediencia -"se
ra el momento de poner las cosas en su punto" (Hbr.
convirtió en causa de salvación eterna para todos los
9,9-10).
que le obedecen a él" (Hbr. 5, 9 ) - ; fidelidad y cons-
tancia hasta el final (Hbr. 2, 1-4); y mantener la típica
Frente a este tipo de sacrificios exteriores expone
conducta cristiana establecida por él (Hbr. 13, 1-19). otro tipo de sacrificio, el sacrificio de Jesús —el de la
entrega obediente de su vida al Padre por la salvación
de sus hermanos hasta la muerte ignominiosa en la
14. La misión sacrificial del sacerdocio de Jesús cruz—, que eleva y muestra a Jesús como Sacerdote,
al mismo tiempo que tiene fuerza para purificar "nues-
Siguiendo el desarrollo del autor de la Epístola tra conciencia de las obras de muerte, para que demos
llegamos al punto capital de la exposición (Hbr. 8, 1), culto al Dios vivo" (Hbr. 9, 14).
que es el ministerio sacrificial del sacerdocio de Jesús,
con el que realiza el culto pleno a Dios, en el que co-
Pero, ¿en qué consiste el sacrificio de Cristo? La
bran toda su fuerza y sentido los ministerios de la
respuesta no es fácil y, sin embargo, su aclaración me
palabra y de la presidencia de su casa, el que funda-
parece fundamental para la comprensión del sacerdo-
mentará un sacerdocio sumo, exclusivo y vivo, de una
cio y del sumo sacerdocio de Cristo.
manera permanente entre Dios y los hombres.
De hecho, la muerte de Cristo puede verse desde
En la Epístola es principio aceptado que "a todo
dos perspectivas diferentes: desde una perspectiva
sumo sacerdote se le nombra para que ofrezca dones
puramente histórica o desde una perspectiva teoló-
y sacrificios" (Hbr. 8, 3). Queda establecida de esta
gica.
manera una relación esencial entre el sacerdocio y el
culto sacrificial.
Analizada históricamente la muerte de Cristo se
62
63
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
trata de una "passio", como todavía se dice en la La historia, sin duda, la hacemos los hombres y la
narración de los acontecimientos del ajusticiamiento modificamos con nuestra libertad. Pero el hombre
de Jesús. Se trata de una sentencia injusta que ha su- puede construir y dirigir la historia bajo dos signos:
frido un inocente, y que se ha ejecutado, como en bajo el signo del Reino de Dios, o bajo el signo de su
tantos otros casos, en un contexto profano que nada propio endiosamiento. Al final, impíos y justos
tiene que ver con lo religioso. Éticamente examinado —como indica el libro de la Sabiduría— son sometidos
el caso se trata de una injusticia pública, que ni ha po- al juicio de Dios, que es el Señor y el Juez de la his-
dido ser querida ni aprobada por la víctima inocente, toria.
sino solamente soportada. Consiguientemente falta
una nota fundamental del sacrificio: la voluntad y el En el caso de Jesús el tema es apasionante. El
deseo de ofrenda por parte del oferente. aparece en su tiempo inserto en un complejo mundo
de sistemas y estructuras que se encuentran, siguien-
Vista desde el ángulo teológico y ético el proble- do la tradición de la humanidad, dominadas por el
ma es más grave. Si Dios para la expiación de los peca- régimen del pecado. El recibe y acepta, obediente a
dos exige y quiere la muerte de un hombre inocente, Dios, una misión: la expiación del pecado mediante la
parece que nos encontramos ante una de las antiguas conversión de los hombres y de la humanidad.
divinidades sanguinarias, agudizado el problema por-
que en este caso no es un sacerdote ofuscado sino Esta misión es aceptada por Jesús con todas sus
un tribunal positivamente injusto —y consiguiente- consecuencias, lo que se expresa en la Epístola po-
mente alejado de Dios—, el que ejecuta la voluntad niendo en los labios de Jesús, ya en su entrada en el
del Dios sanguinario. Si es el propio Jesús el que desea mundo, las siguientes palabras: "Sacrificios y ofren-
su muerte, poniendo los medios oportunos para con- das no los quisiste, en vez de esto me has dado un
seguirla, nos encontramos muy cerca de la figura del cuerpo a mí (...); entonces dije: Aquí estoy yo para
suicida. hacertu voluntad,Dios mío" (Hbr. 10, 5-7).
La solución a este problema creo que hay que Lógicamente Dios conoce el riesgo de esta misión
encontrarla en una conjunción de los planos histórico frente a un sistema de pecado activo. Y Jesús, en la
y teológico, sin olvidar que simultáneamente Dios es entrega histórica a su misión, después de los primeros
el Señor de la historia, pero que los hombres son los triunfos, comprende también el riesgo que está co-
únicos protagonistas de la historia. rriendo, ya que se encuentra comprometido en un
64 65
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
camino que inevitablemente le conduce a la muerte.
En el contexto de un rito, Jesús expresa su decisión y
Su marcha hacia la muerte no es suicida. En repe- el sentido de su muerte: "Esto es mi cuerpo que se
tidas ocasiones procura evitarla como en Nazareth entrega por vosotros" (Le. 22, 19). "Esta es mi san-
(Le. 4, 28-29), o en Jerusalén en las fiestas de la Dedi- gre, la sangre de la alianza que se derrama por todos
cación (Jn. 10, 39-49), ocasión en la que incluso se para el perdón de los pecados" (Mt. 26, 28).
refugia huyendo al otro lado del Jordán, saliendo de
la jurisdicción de la policía del Templo.
Cuando el momento se acerca. Jesús siente el ho-
rror y la angustia ante la muerte (Me. 14, 33-34). Se
Pero el riesgo de la muerte no le hace ceder en su encuentra ante el hecho inevitable. Pero no acepta
misión, porque "había que liberar a todos los que por defender su vida con la clásica violencia del pecado
miedo a la muerte pasaban la vida entera como escla- (Mt. 26, 51-54). Pero se defiende con la fuerza de la
vos" (Hbr. 2, 15). verdad tanto ante el Sanedrín como ante el Procura-
dor Romano. Pero la sentencia ya se había dictado
Esta conciencia de Jesús, del riesgo que está co- días antes en el conciliábulo organizado por Caifas
rriendo, le origina una certeza de cómo va a terminar (Jn. 11,47-54).
su vida. Por eso, en repetidas ocasiones, habla de su
hora y predice su fin. Con ocasión de la parábola del
La sentencia de muerte no le priva a Jesús de ver
buen pastor, lo dirá explícitamente: "Nadie me qui
con claridad la vigencia del pecado en la historia.
ta la vida, la doy yo voluntariamente" (Jn. 10, 18).
Ante Pilato responde con serenidad. "No tendrías
No cabe duda que si Jesús hubiera renunciado a su mi-
ninguna autoridad sobre mí si Dios no te la diese. Por
sión, nadie hubiera atentado contra su vida. Pero esto
eso, el que me ha entregado a tí tiene más culpa que
no se lo permitía su fidelidad al Padre y su amor a los
tu" (Jn. 19, 11). Pero tampoco le hace renunciar a su
hombres. Por eso es Jesús el que entrega voluntaria-
misión y a su compromiso, el tener que padecer en
mente su vida, porque no está dispuesto a renunciar al
propia carne inocente los efectos de una sentencia
compromiso de su misión.
injusta, como lo demuestra en la cruz al decir: "Pa-
dre, perdónalos porque no saben lo que hacen" (Jn.
La plenitud de esta conciencia y del compromiso 23, 34). Ni en la cruz se constituye en juez de sus jue-
de Jesús con su misión se expresa en la institución de ces, sino en abogado de los mismos que injustamente
la Eucaristía, pocas horas antes de iniciarse su pasión. lo han condenado y en esa tarde cantan su victoria.
66
61
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
La garantía de haber sido fiel a su misión hasta
sus últimas consecuencias, le hace entregarse en el mundo por El se salve" (Jn. 3, 16-18). Este es el mis-
último momento con confianza al Padre: "Padre, en terio de Dios con relación a la humanidad, escondido
tus manos encomiendo mi espíritu" (Le. 23, 46). en la oscuridad de los siglos y manifestado en Jesús.
Para los poderes de este mundo había muerto un Pero, en Jesús muerto ignominiosa e injustamen-
malhechor. Para la comunidad cristiana, moría el te, y aceptado por Dios como sacrificio de expiación,
mártir fiel a su misión. Para el autor de la Epístola Dios revela la grandeza de la vocación del hombre y
a los Hebreos se había consumado el gran sacrificio, los insospechables horizontes de su humanización.
el que es capaz de cambiar el rumbo del mundo, y Hombre es el que, sumgergido en la dinámica del
con él un Sumo Sacerdote había sido consagrado para amor salvífico de Dios, se solidariza existencialmente
interceder por nosotros. con el horror de sus hermanos oprimidos, haciendo de
su vida un proyecto de liberación que le conduce
Los hombres como protagonistas de la historia hasta el martirio, pero a un martirio realizado de tal
han jugado libremente sus distintos papeles, supuestas manera, que siendo testimonio supremo de su amor a
sus diversas opciones. Pero es Dios, el Señor de la his- los débiles, es al mismo tiempo misterio de expiación
toria, el que como Juez revela la verdad de la historia. de los opresores, llamada amorosa de conversión de
los inicuos y de los pecadores, "porque Cristo murió
Pero la revelación de Dios, que no es de condena- por nosotros cuando aún éramos pecadores ^enemi-
ción sino de salvación, no la realiza con un dato ex- gos suyos históricamente que le condenaron a muer-
trínseco a la persona y vida de Jesús. Lo justifica resu- te—: así demuestra Dios el amor que nos tiene" (Rom.
citándolo, y desde su resurrección ilumina la muerte 5, 10).
de Jesús en la que se manifiesta la palabra escatológi-
ca de Dios. En realidad, la revelación de Dios y la revelación
del hombre que se realizan en la muerte de Cristo son
Esta palabra tiene dos dimensiones. Una de cara a las dos caras coherentes de una misma moneda. El
Dios: "Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo dinamismo liberador de Dios genera a través de Cristo
Único, para que tenga vida eterna y no perezca ningu- el proyecto de un hombre nuevo para la construcción
no de los que creen en El. Porque Dios no mandó su de un mundo nuevo en el que "ya no habrá muerte ni
Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el luto, ni llanto, ni dolor, pues lo de antes ha pasado"
68 (Ap. 21,4).
69
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
Pero es interesante advertir que este sacrificio de Dios, pero graciosamente van siendo rehabilitados por
Jesús, que nos revela al verdadero Jesús, es un sacrifi- la generosidad de Dios, mediante el rescate presente
cio con fuerza transformante para originar nuevos en Cristo Jesús; Dios nos lo ha puesto delante como
hombres-nuevos como Jesús. El autor de la Epístola lugar donde, por medio de la fe, se expían los pecados
hace una contraposición. Refiriéndose a los sacrificios con su propia sangre" (Rom. 3, 21-26). Y la fe supo-
exteriores del Antiguo Testamento afirma que "los ne no sólo una confianza en un perdón extrínseco de
sacerdotes están todos de pie cada día celebrando el nuestros pecados, en una purificación exterior que no
culto, ofreciendo una y otra vez los mismos sacrifi- puede transformar la conciencia, como dirá la Epísto-
cios, incapaces de quitar los pecados" (Hbr. 10, 11), la (Hbr. 9, 9), sino que implica además una conversión
porque "se ofrecen dones y sacrificios que no pueden interna a la que va unida el compromiso del seguimien-
transformar en su conciencia al que practica el culto" to de Cristo con una identificación en su misión, en
(Hbr. 9, 9). Sin embargo Jesucristo "con una ofrenda su estilo de vida y en su método de acción.
única dejó transformados para siempre a los que va
consagrando" (Hbr. 10, 14).
Por ese motivo, cuando la comunidad a quien se
dirigía la Epístola, por razón de las dificultades entra
¿Cómo se despliega esta fuerza transformadora en situación de crisis, el autor de la carta les hace re-
sobre la humanidad a partir del sacrificio de Cristo? cordar "aquellos primeros días, cuando recién ilumi-
El entusiasmo por el valor y la novedad del sacrificio nados sostuvisteis recios y penosos combates" (Hbr.
de Cristo nos podría conducir a interpretar su efecti- 10,32), y les invita a la constancia poniendo "fijos los
vidad con una mentalidad ingenua y mítica. Tanto ojos en el pionero y consumador de la fe, Jesús"
San Pablo como el autor de la Epístola nos saca, de (Hbr. 12,2).
ese sueño fácil, tentación permanente de la humanidad.
Estas afirmaciones que nos parecen recoger el crificios, era indispensable que él también tuviera algo
pensamiento de la Epístola, incluyen implícitamente que ofrecer. Ahora que, si estuviera en la tierra, no
diversos planteamientos y cuestiones, que pueden sería ni siquiera sacerdote, pues ya están los que ofre-
ayudar a comprender más profundamente el sumo sa-
cen los dones prescritos por la Ley. Pero el servicio de
cerdocio de Cristo.
éstos es un esbozo y sombra de lo celeste (...). De
La primera de estas cuestiones es cuando Cristo hecho a él le ha tocado una liturgia muy diferente,
quedó constituido como Sumo Sacerdote. Vanhoye pues él es mediador de una alianza más valiosa" (Hbr.
ha planteado teóricamente cuatro posiciones posibles 8, 3-6).
sobre el tema 38 . Prescindiendo de las inevitables dis-
cusiones sobre esta cuestión, propongo mi propia La afirmación de la Epístola es de la mayor tras-
opinión con las consecuencias que implica para la cendencia: no admite en Jesús un mero sacerdocio
comprensión del Sumo Sacerdocio de Cristo. competitivo dentro de un mismo tipo de sistema.
Para prestar el servicio de la purificación externa ante
El autor de la Epístola afirma que Jesús, "sufrien- la comunidad no era necesario el sacerdocio de Cristo,
do aprendió a obedecer y, así consumado, se convir- para esto ya estaba legal y sociológicamente estableci-
tió en causa de salvación eterna para todos los que le do en Israel y en los otros pueblos su propio sacerdo-
obedecen a él, pues Dios lo proclamó como Sumo Sa- cio. Por eso, sigue afirmando, si estuviera en la tierra
cerdote en la línea de Melquisedec" (Hbr. 5, 9-10). ni siquiera sería sacerdote.
En este contexto parece que tenemos que afirmar
que, en un desarrollo lineal, el Sumo Sacerdocio de Se trata, por tanto, de un sacerdocio original y
Cristo se realiza y manifiesta con la resurrección y nuevo, cuya mediación tiene como objetivo cambiar a
consiguientemente no existió tal sacerdocio durante la los hombres por dentro, convirtiéndolos en su con-
vida terrestre de Jesús. ciencia. ¿Cuándo surge este sacerdocio en Cristo?
Nuestra opinión es que surge con su muerte, lo que
En esta misma postura parece definirse la Epísto- explicará la afirmación del Sumo Sacerdocio de Cristo
la afirmando explícitamente: "Como a todo Sumo no terreno sino celeste, no transitorio sino eterno.
Sacerdote se le nombra para que ofrezca dones y sa-
En efecto, según la mentalidad del autor de la
Epístola, supuesta la postura inicial de Jesús de obe-
38. VANHOYE, Epistolae... o . c , pp. 29-31.
diencia al Padre, obediencia que atraviesa toda la
72 73
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
40. DE VAUX, Instituciones..., pp. 508-514. 4 1 . CASTILLO, José M., o . c , pp. 7-14.
16 77
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
ciones en las que se replantea por necesidad la globa- El lenguaje no es nuevo en teología, ya que cuan-
lidad de la vida tal como se ha vivido hasta un mo- do los teólogos estudian el sacrificio de la cruz y el
mento determinado. El cuestionamiento vital puede sacrificio eucarlstico, afirmando que el único sacrifi-
desembocar en una apostasía o en una radicalización cio absoluto de la nueva alianza es el sacrificio cruen-
del misterio en el que se enraiza la vida. El autor de la to de Jesús en la cruz, tal como se manifiesta en la
Epístola renuncia a soluciones fáciles o coyunturales, Epístola, concluyen que el sacrificio eucarístico es *
y encuentra en la reflexión de la fe en Cristo la verdad relativo y múltiple, afirmación de la que se derivarán
del camino que ha de seguir con constancia la comu- posteriormente una gran variedad de teorías 42 .
nidad desconcertada y atribulada. La respuesta se
encuentra siempre al final de la Palabra Revelada de En realidad al establecer la sacerdotalidad relativa
Dios, que es Jesús, "fijos los ojos en el pionero y con- del sacerdocio ministerial lo que estamos afirmando
sumador de la fe, Jesús" (Hbr. 12, 2). es su sacramentalidad, y más en concreto que el sacer-
dote es en la comunidad cristiana y para el mundo el
Este es el método que pretendo seguir en esta sacramento de Cristo como Sumo Sacerdote.
ponencia: reflexionar sobre el sacerdocio ministerial
y su problemática desde la reflexión de! Sumo Sacer- En las reflexiones que siguen pretendo desarrollar
docio de Cristo. las implicancias que supone esta afirmación, al mismo
tiempo que espero que dicho desarrollo sirva como
fundamento para justificar la afirmación.
2. Sacerdocio ministerial: Sacerdocio relativo
3. Sacerdocio ministerial y mediación
Teniendo en cuenta las afirmaciones sobre el
Sacerdocio de Cristo, propuestas por la Epístola —sa- Esencia del sacerdocio, según la Epístola, es la
cerdocio sumo, vivo y exclusivo—, tendremos que función mediadora entre Dios y los hombres. ¿Hasta
afirmar que el sacerdocio ministerial es sólo un sacer- qué punto esta función se puede aplicar al sacerdocio
docio relativo o, de otra manera, que no tiene consis- ministerial?
tencia en sí mismo —como lo tenia el sacerdocio del
Antiguo Testamento—, sino sólo en relación con Cris-
to, y, más en concreto, con el Sumo Sacerdocio de 42. AUER, J., Sacramentos. Eucaristía (Barcelona 1975) pp
Cristo. 273-282.
78 79
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
En la Epístola aparecen dos claras formalidades te que hoy sigue fundando y presidiendo su familia.
de Cristo complementarias entre sí, pero al mismo La sacramentalización histórica de esta dimensión del
tiempo perfectamente diferenciadas. sacerdocio de Jesús, es a mi juicio, la que corresponde
a la sacramentalidad específica del sacerdocio minis-
Por una parte, es evidente que Jesús aparece como terial.
hermano de todos los hombres, y más específicamen-
te, de la comunidad cristiana, a la que se denomina
familia de Dios. (Hbr. 2, 11-13). Pero, simultánea-
4. La sacramentalización del Sumo Sacerdocio
mente, proponiendo la diferencia con Moisés presenta
de Cristo: el carácter
a Jesús como fundador de la nueva familia, al mismo
tiempo que "como hijo que es, está al frente de la
familia de Dios" (Hbr. 3, 3-6), lo que traducido en Pero, ¿cómo sacramentaliza Cristo en la comuni-
lenguaje sacerdotal queda afirmado diciendo que "te- dad su dimensión de Sumo Sacerdote, en él sentido
nemos un sumo sacerdote al frente de la familia de específico que acabamos de apuntar?
Dios" (Hbr. 10,21).
Dentro del sistema sacramental de la Iglesia, toda
Me parece claro que esta dimensión del Sumo sacramentalización en sentido estricto se realiza me-
Sacerdocio de Cristo —fundador y "estar-al-frente- diante un acto ritual y cultual de la comunidad don-
de" —no se manifestaría históricamente en la familia de nace la nueva persona-sacramentalizada.
de Cristo, si en el interior de la misma familia no
hubiese un sacramento específico que hiciera presente El rito realizado por la comunidad tiene a Cristo
al Cristo Sumo Sacerdote bajo estos aspectos. En como fundador, y la comunidad reconoce que, cele-
efecto, sin este sacramento específico la comunidad brándola ella fenomenológica e históricamente, es
haría sólo una referencia a un pasado histórico en el Cristo vivo el agente principal, de tal manera que di-
que se descubriría a Jesús como Fundador, de una chas acciones rituales son entendidas como acciones
forma similar a como las antiguas tribus y pueblos re- de Cristo.
cordaban a su patriarca. Pero el acto fundacional de
Jesús y el "estar-al-frente-de", no es sólo un recuerdo En el caso del sacramento del Orden la celebra-
histórico sino una realidad siempre actual y efectiva, ción ritual se realiza sobre un varón elegido del Pue-
porque "Jesucristo es el mismo hoy que ayer y será blo de Dios, que queda sacramentalizado como
el mismo siempre" (Hbr. 13, 8), es el Sumo Sacerdo- sacerdote ministerial, mediante la impresión del "ca-
82 83
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
rácter, que no puede ni borrarse ni quitarse", según por la dignidad divina del Logos" 46 . Expresado de
fue definido por el Concilio de Trento 44 . otra manera, podemos afirmar con Scheeben, que el
carácter afecta a la persona misma del consagrado,
Pero, ¿qué es el carácter sacramental y, más espe- originándose una elevación hipostática.
cíficamente el carácter que se imprime en el sacerdote
ministerial? Estamos, llegando a un punto crucial para Pero tras la intuición de Scheeben, tenemos que
la comprensión del sacerdocio ministerial, punto en el seguir preguntándonos en qué consiste la elevación
que radican las exigencias y las posibilidades de la hipostática desencadenada por la celebración sacra-
vida y del ministerio sacerdotal 45 . mental sin sustitución de nuestra persona humana. La
respuesta creemos encontrarla cuando advertimos la
El hecho del carácter, afirmado por el Magisterio, diferencia entre la responsabilidad y la libertad, te-
es en general un tema oscuro y de difícil tratamiento niendo en cuenta que la responsabilidad se realiza a
entre los teólogos. A mi juicio, la intuición más valio- nivel del núcleo mismo personal, ya que es la persona
sa sobre el tema la ha presentado Scheeben al escribir: la responsable de sus actos, como sujeto último de
"Podríamos decir que la gracia es el ennoblecimiento atribución.
y la elevación de nuestra naturaleza y de nuestra acti-
vidad mediante la sublimación y transformación de Desde esta perspectiva, el carácter significa la ele-
las mismas, y que el carácter es el ennoblecimiento y vación que se origina en la persona al ser llamada
la sublimación de nuestra hipostasis, por cuanto la por Cristo a participar de su propia responsabilidad,
levanta a cierta unidad con la de Cristo y la hace par- de la responsabilidad del Mesías y del Cristo glorioso;
ticipar de la consagración que esta última adquiere responsabilidad que al mismo tiempo es conocida y
reconocida por la fe de la Iglesia en las personas en
cuyo favor celebró el correspondiente sacramento
44. Conc. Trento, Sess. XXIII cap. 4 (Dz 960).
consecretorio en el nombre y con la fuerza del Señor,
45. SCHEEBEN, M.J., Los Misterios del Cristianismo (Barce- aceptándola o como miembro de la Iglesia —caso del
lona 1964) pp. 615-627; RUFFINI, "El carácter como visi- bautismo—, o como miembro cualificado de la Iglesia
bilidad concreta del sacramento en relación con la Iglesia" —caso del sacramento de la Confirmación y del
en Concilium No. 31 pp. 11-124; MARRANZINI, A.,
"Problemática del carattere sacerdotale dopo il Concilio Orden—.
Vaticano II, en Aspetti della teología del sacerdozio dopo
il Concilio (Roma 1974) pp. 25-64. 46. SCHEEBEN, o.c.p. 617.
84 85
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
Aplicando esta teoría teológica al caso del sacer- y la aceptación de una responsabilidad de este tipo
docio ministerial, las consecuencias son lógicas y de tiene que surgir en un contexto de absoluta libertad,
fácil comprensión. en el que la entrega del don es la respuesta de Cristo a
la oración y a la petición del que desea ser consagrado
Primero, el sacerdote, mediante el carácter, es el y de la comunidad que le acompaña 47 .
hombre que ha sido llamado por Cristo para partici-
par sacramentalmente en su responsabilidad de fundar El nuevo sacerdote ministerial, por tanto, se cons-
y estar al frente de su familia, de tal manera que la tituye como tal por el denominado carácter sacerdo-
comunidad reconoce tal responsabilidad con la consi- tal, es decir, por una elevación hipostática que le hace
guiente autoridad. participar sacramentalmente de la responsabilidad
de Cristo como Sumo Sacerdote, responsabilidad
Segundo, dicha responsabilidad no la puede con- que es acogida y reconocida públicamente por la co-
ferir democráticamente el pueblo de Dios, porque munidad cristiana como consecuencia de la legítima
nadie puede dar lo que no tiene, y dicha responsabi- celebración sacramental realizada en favor del orde-
lidad es radicalmente exclusiva del Sumo Sacerdote, nado.
Cristo, que ha fundado la familia, y que continúa vivo
en medio de la comunidad. El acceso a un nuevo plano de responsabilidades,
y especialmente en nuestro caso, implica al mismo
Tercero, si la responsabilidad de Cristo en este tiempo la determinación de la misión correspondien-
punto es perpetua, la sacramentalización de dicha te a dicha responsabilidad; ios instrumentos necesa-
responsabilidad también tiene que serla, lo que jus- rios para poderla realizar; un estilo de vida acorde con
tifica la afirmación de Trento de "un carácter que las exigencias específicas de dicha responsabilidad; y
no puede ni borrarse ni quitarse". Se trata por tan- el vigor o las fuerzas necesarias para mantener la fide-
to de una responsabilidad, que una vez que ha sido lidad y la constancia inherentes a la misma respon-
libremente aceptada por el sujeto y entregada por sabilidad.
Cristo la celebración ritual de la comunidad cristiana,
ni el ordenado sacerdote puede posteriormente re-
nunciar a ella ni la comunidad puede privarlo, incluso
en el caso límite de que fuese expulsado de la propia 47. La palabra de Dios se puede considerar como don-llamada,
comunidad cristiana. Se comprende que el nacimiento mientras que los sacramentos son don-respuesta.
86 87
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
La finalidad del sacerdocio ministerial no puede En el caso de la nueva alianza el fenómeno, histó-
ser distinta de la finalidad de la Iglesia y de la finali- ricamente, es similar, siendo en este caso el Mediador
dad de Cristo: la celebración del verdadero culto a Jesús, pero con características superiores a las de Moi-
Dios mediante la expiación del pecado del mundo, es sés, como claramente manifiesta la Epístola a los
decir, mediante la conversión personal y comunitaria Hebreos (Hbr. 3,3).
de la humanidad que acepta y vive con alegría el Rei-
no de Dios: en el horizonte escatológico celeste apa- Es Jesús el que congrega a una multitud y le trans-
rece la nueva Jerusalén, descrita en el libro del Apoca- mite con autoridad el mensaje de Dios, y es el que
lipsis (Ap. 21). establece la alianza firmada en su propia sangre —que
es obediencia al Padre y amor liberador a los hom-
Pero, como vimos anteriormente, el objetivo in- bres—, fundando el nuevo Pueblo de Dios a cuyo fren-
mediato del Sacerdote de Cristo es la instauración y te queda como Sumo Sacerdote.
proclamación de una nueva y última alianza, en la que
se funda y de donde nace un nuevo pueblo, realidad Si Moisés murió, Jesús permanece vivo gloriosa-
histórica, que se denomina como familia de Dios. mente. Pero el pueblo cambia generacionalmente,
puede admitir nuevos miembros, y en muchos mo-
En el esquema bíblico la alianza se realiza entre mentos puede sentir la tentación de abandonar la
un grupo humano que recibe la misión, la ley y las alianza, como en el caso de la comunidad de la Epís-
promesas de Dios, y Dios mismo, pero la relación en- tola. Esto exige una actualización permanente de la
tre ambas partes se establece mediante un Mediador alianza, dado que si la fidelidad de Dios no falla nun-
—en el Antiguo Testamento es Moisés— que transmite ca, puede fallar la fidelidad del hombre.
el mensaje de Dios (Hbr. 3, 6), y que sella el compro-
miso con los correspondientes sacrificios. Esto origina una concepción histórica de la alian-
za. No es un documento sino una relación vital entre
Dado que la alianza no se establecía sólo con la Dios y los hombres —su pueblo, su familia—, que
generación primera sino también con sus descendien-
tes, se renovaba todos los años en la fiesta de la Pas- 48. La Misná (Madrid 1981) pp. 373-382. .
88 89
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelizadón
tiene siempre como único mediador fundante al mis- 6. Los instrumentos del ministerio sacerdotal
mo Jesús, que se sacramentaliza en esta función his-
tóricamente a través del sacerdocio ministerial, que ¿Cuáles son los instrumentos que el Sumo Sacer-
tiene como responsabilidad participada en Cristo dote entrega a sus sacerdotes para hacer frente a su
mantener viva la alianza, con todas sus características responsabilidad específica y a su misión, y para poder
originales y con todas sus exigencias, misión y pro- actualizar continuamente en la historia la Nueva
mesas. Alianza?
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu San- que "su reinado tiene que durar hasta que ponga a to-
to, y enseñándoles a guardar todo lo que os he man- dos sus enemigos bajo sus pies (...) Y cuando el uni-
dado; mirad que Yo estoy con vosotros cada día hasta verso le quede sometido, entonces también el Hijo
el fin del mundo" (Mt. 28, 16-20).
se someterá al que se lo sometió, y Dios lo será todo
para todos" (1 Cor. 15,25-28).
Consiguientemente se trata de una palabra con
fuerza para congregar en la fe, pero al mismo tiempo La originalidad de la palabra sacerdotal se encuen-
con la garantía de una fe que se abre al verdadero tra, en este sentido, permeabilizada por lo que, en el
Jesús,.único punto en el que puede surgir el verda- decorrer de la historia de la Teología, se ha denomina-
dero cristiano. Por eso se puede llamar palabra fun- do el Magisterio Jerárquico. Es la palabra evangeliza-
dante, pero al mismo tiempo confirmante, porque dora pero con la garantía de la autenticidad, es decir,
garantiza la verdad de la nueva fe profesada. Es la con la garantía de que es palabra de Dios, palabra de
palabra "que fue anunciada al principio por el Señor Jesús, la única palabra capaz de generar y desarrollar
y que nos han confirmado los que la oyeron, mientras hasta su plenitud la fe que nos salva.
Dios añadía su testimonio con portentosas señales,
con variados milagros y distribuyendo dones del Espí-
El segundo instrumento del ministerio sacerdotal
ritu Santo según su voluntad" (Hbr. 2, 3-4).
es la Eucaristía. La celebración eucarística ha sido la
dimensión privilegiada por Trento para la afirmación
Pero el Sumo Sacerdocio no sólo nos muestra a del sacerdocio ministerial: "El sacrificio y el sacerdo-
Jesús como el pionero de la fe sino también como su cio están tan unidos por ordenación de Dios que en
consumador. En este sentido, la palabra de Jesús es la toda ley han existido ambos. Habiendo, pues, en el
palabra que garantiza el cumplimiento de la promesa, Nuevo Testamento, recibido la Iglesia Católica por ins-
ilumina y confirma el camino para llegar hasta ella, y titución del Señor el santo sacrificio visible de la
fortalece a la comunidad en el momento de sus tenta- Eucaristía, hay también que confesar que hay en ella
ciones y dificultades. Es la fuerza circular de la pala- nuevo sacerdocio, visible y externo, en el que fue
bra de Jesús que no sólo funda sino que consuma trasladado el antiguo" 49 .
o lleva hasta la plenitud su fundación, interpretan-
do la fundación en un sentido global: fundar no es só-
lo poner la primera piedra, sino llevar la edificación
hasta su plenitud, conforme a la palabra de Pablo de 49. Conc. Trento, Sess. XXIII cap. 1 (Dz. 957).
92 93
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
encuentra a la derecha del Padre para interceder por La imposición de las manos le exige al sacerdote ser
nosotros. Más aún, a veces nos olvidamos que en la "un modelo para los fieles, en el hablar y en la con-
experiencia del Cristo Glorioso está asimilada la expe- ducta, en el amor, la fe y la decencia" (1 Tim. 6,
riencia de Jesús histórico, como simbólicamente lo ha 11-12).
representado en pleno cuadro de gloria el autor del
Apocalipsis: "Entre el trono con los cuatro vivientes Dentro de este cuadro general, es la misma Epís-
y el círculo de los ancianos vi un Cordero: estaba de tola la que subraya las características del estilo de
pie, aunque parecía degollado" (Ap. 5, 6). Utilizando vida sacerdotal, del nuevo sacerdocio vivido primera-
otra comparación, podemos decir que en el Cristo Glo- mente por Jesús mismo.
rioso permanecen las cicatrices de su historia, cicatri-
ces que continúan haciéndolo sacerdote misericordio- La primera característica es la profunda solidari-
so y digno de crédito. dad con el Dios Salvador. Solidaridad que supone co-
El sacerdocio ministerial es el sacramento, el signo municación con Dios, amor eminente y obediencia al
del Sumo Sacerdote glorioso, pero la tensión y la dife- cumplimiento de la misión que le ha encomendado y
rencia entre el signo y lo signado se manifiestan en al camino o método establecido por el mismo Dios en
este caso en una reactualización de Jesús histórico Cristo, consciente de que Jesús "sufriendo aprendió
a obedecer y, así consumado, se convirtió en causa de
revivido en este sacerdote ministerial concreto, que
salvación eterna para todos los que le obedecen a él".
caminando con la comunidad se dirige con esperanza
cierta hacia la casa del Padre.
La obediencia sacerdotal a Dios condujo al Hijo
8. Características del estilo de vida sacerdotal al proceso de la encarnación, encarnación que es si-
multáneamente solidaridad con el hombre, ingresando
La condición previa para poder ser sacerdote es como hermano en la comunidad humana. Pero solida-
ser miembro de la comunidad, es decir, un hombre ridad histórica concreta, que en el caso de Cristo San
que cree en Cristo, que ha experimentado en su vida Juan la expresa diciendo que la "Palabra se hizo carne
la salvación y la liberación de Dios —como Pablo en el (sarx)" (Jn. 1, 14), y San Pablo afirmando que "tomó
camino de Damasco—, y que ha cambiado en su con- la condición de esclavo, haciéndose uno de tantos"
ciencia de tal manera que es reconocido por su hones- (Fil. 2, 7). Se trata de una solidaridad "compasiva"
tidad (1 Tim. 3, 1-13) y por su integración en la co- - e n el sentido griego de la palabra—, habiendo pasado
munidad. con los hombres "la prueba del dolor, puede auxiliar
100 101
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
a los que ahora la están pasando" (Hbr. 2, 17-18). mido odio o servilismo, homicidio o desesperanza. En
cualquiera de las hipótesis es el llamamiento del mun-
Así pues, la vocación sacerdotal en Cristo supone do del pecado para que se incorporen a su sistema
un llamamiento, no de separación del dolor humano, activo incluso las víctimas de dicho sistema, con la
introduciéndose en una misteriosa "a-patheia", sino falaz promesa de que así serán como dioses, aunque
todo lo contrario. Es el llamamiento de bajar incluso ocultándoles que serán dioses homicidas y condena-
a lo más profundo del horror de la tragedia humana, dos a muerte. El sistema activo del pecado no sólo
compartiendo experimental y solidariamente la engendra oprimidos sino que además intenta corrom-
misma tragedia de los hermanos. No es una subida al per al oprimido.
mundo de los privilegios, sino una bajada al infierno
de los hombres que padecen la agresión a su dignidad Son las mismas tentaciones que, en los casos lími-
humana e incluso la privación activa de los derechos tes, sentirá el sacerdote unido a los sufrimientos de su
fundamentales del hombre. Es la vocación a la condi- pueblo. Y es en esa "compasión", en esa experiencia
ción de esclavo, haciéndose (gesto activo, que indica radical de la tentación y de la debilidad humana, don-
una opción) uno de tantos ante el poderoso y agresivo de el sacerdote llega a la comprensión misericordiosa
mundo del pecado. Es la incoporación al grupo de los de todo hombre, y es cuando se sumerge en la profun
desheredados del mundo, y a la familia de Dios que da experiencia de un Dios que "no quiere la muerte
sufre injustamente la persecución. del pecador, sino que se convierta y viva", y que "no
mandó a su Hijo al mundo para juzgarlo, sino para
Pero, el llamamiento de descenso solidario del sa- que el mundo se salve por él" (Jn. 3, 17-18).
cerdote es todavía más profundo: es el descenso a la
experiencia de la tentación y de la debilidad del hom- Es en este contexto, cuando el sacerdote tiene po-
bre, lo que le permitirá la comprensión de la radical sibilidad de identificarse con el profundo misterio de
pobreza de la persona humana bajo el régimen del su vocación, que es participar en la misma vocación
pecado. de Cristo. Entre el odio y la desesperanza se abre un
tercer camino, que tiene que recorrer él mismo de
En efecto, el sistema del pecado organizado en tal manera que con su ejemplo impulse a su pueblo
fuerza opresiva no sólo engendra opresión y destruc- oprimido y tentado a seguirlo con esperanza, tenien-
ción de la dignidad humana en los oprimidos, sino do "fijos los ojos en el pionero y consumador de la fe,
que simultáneamente intenta generar en el grupo opri- Jesús" (Hbr. 12, 2).
102 103
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
Su vocación es del sacrificio, la del martirio inclu- malos tratos: el mundo no se los merecía. Andaban
so, en favor de su pueblo oprimido y en favor de los por despoblado, por montes, por cuevas y oquedades
pecadores opresores. Es la vocación de la absoluta del suelo" (Hbr. 11,32-40).
insolidaridad con el pecado, que simultáneamente
intenta liberar a su pueblo de la tentación de la
corrupción y liberar a los pecadores del pecado. Es la
aceptación en fe del misterioso camino trazado por Pero, con resultados positivos o negativos histó-
Dios para la salvación de la humanidad: el de la ex- ricamente, la vocación sacerdotal como la del Cristo
piación de los pecados. Es un camino que, desde el Sumo Sacerdote es la del sacrificio de su propia vida.
amor a todo hombre, evita el homicidio y la desespe-
ranza, pero acepta el sacrificio y el martirio como me-
dio privilegiado para la liberación de su pueblo opri-
El sacrificio sacerdotal tiene muchas dimensiones.
mido y para la salvación de los pecadores opresores.
Es el sacrificio en su modo de comportarse con la
comunidad, tal como lo propone San Pedro: "Me diri-
Es cierto que la andadura sacerdotal por este ca- jo a los responsables de vuestras comunidades, yo,
mino puede conducir a resultados históricos inmedia- responsable como ellos, que fui testigo de la pasión de
tos bien diferentes, como también aparece en la Cristo y experimenté la gloria que va a revelarse: cui-
Epístola. Unos hombres con su fe "subyugaron rei- dad del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo,
nos, administraron justicia, consiguieron promesas, mirad por él, no por obligación, sino de buena gana
taparon bocas de leones, apagaron la violencia del como Dios quiere; tampoco por sacar dinero, sino con
fuego, escaparon del filo de la espada, fueron entusiasmo; no tiranizando a los que os han confiado,
valientes en la guerra y pusieron en fuga ejércitos ex- sino haciéndoos modelos del rebaño" (1 Pe 5, 1-3). Es
tranjeros. Hubo mujeres que recobraron resucitados a el sacrificio del "pastor bueno que se desprende de su
sus difuntos. A otros, en cambio, los mataron a gol- vida por las ovejas", no como el asalariado que,
pes, pues no aceptaron el rescate, queriendo obtener "cuando ve venir al lobo, deja las ovejas y echa a
un resurrección más valiosa. Otros tuvieron que sufrir correr, y el lobo las arrebata y dispersa" (Jn 10,
el ultraje de los azotes e incluso de cadenas y cárceles. 11-18). Es el sacrificio del sacerdote que reza por sus
Fueron apedreados, aserrados, quemados, murieron a enemigos, y que cuando muere a manos de ellos,
filo de espada. Andaban errantes, cubiertos de pieles ofrenda su vida como oración y testimonio por la
de ovejas o de cabras, pasando necesidad, apuros y salvación de los pecadores.
104
105
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
¿Se trata esta dimensión sacrificial de un horizon- tos y las palabras de Cristo, y los sentimientos y las
te ideal, o de una exigencia que nace del carácter palabras del sacerdote que lo sacramentaliza, de tal
sacerdotal? manera que ante ^la comunidad no sólo Cristo sino
también el sacerdote aparece como "sacerdote mise-
En muchas ocasiones he reflexionado sobre el tex- ricordioso y digno de crédito". Cuando se llega a esta
to de la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio. seriedad y profundidad religiosa en la vida, es cuando
Jesús determina: "Haced esto en mi memoria". La el sacerdote, que ha de ser el modelo de la comuni-
pregunta que podemos hacernos es la siguiente: cierto dad, puede honestamente repetir con San Pablo: "Sed
que las palabras establecen la repetición del rito euca- imitadores míos como yo lo soy de Cristo" (Fil. 3, 17).
rístico, pero ¿sólo incluyen esta exigencia? No pode-
mos olvidarnos que Jesús está estableciendo una litur- 9. Con la fuerza del espíritu
gia muy diferente a la antigua (Hbr. 8, 6), capaz de
transformar la conciencia del que practica el culto Al llegar a este punto de mis reflexiones, me pare-
(Hbr. 9, 9). Desde este punto de vista y a mi juicio, ce escuchar la palabra de Jesús a los hijos de Zebedeo:
Jesús no manda sólo que sus sacerdotes vuelvan a re- "¿Sois capaces de beber la copa que voy a beber yo?"
petir el rito haciendo presente al Señor decidido a (Mt. 20, 22). Y detrás de esta pregunta oigo otra pala-
morir por la comunidad y por todos los hombres para bra de Jesús que dice: " ¡Abba! ¡Padre!: tú lo puedes
el perdón de los pecados. Lo que les impone también todo, aparta de mí esta copa, pero no se haga lo que
es que en el rito, simultáneamente con Cristo, desde yo quiero, sino lo que quieres tu" (Me. 14, 36).
su conciencia cristificada, adopten la misma actitud
de Jesús y expresen de corazón el mismo compromi- Sacramentalizar en la historia el Sumo Sacerdocio
so. Yo pienso que celebrar eucaristía es también, de de Cristo no es una vocación fácil. La Iglesia siempre
parte del sacerdote presidente, mirando a su propia ha tenido conciencia que en la ordenación sacerdotal
comunidad y a todos los hombres, juramentarse pú- hay una comunicación específica al ordenado del
blicamente a entregar su vida, incluso martirial y Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo. Es la
cruentamente como Jesús, "por vosotros y por todos fuerza que Dios sigue enviando, como en un nuevo
los hombres para el perdón de los pecados". Sólo de Pentecostés a los que El ha elegido para sacramen-
esta manera se produce un encaje y una coherencia talizar en el mundo y en la comunidad el Sumo Sacer-
perfectas entre el Sumo Sacerdote que invisiblemente docio de Jesús. Es "el Espíritu que acude en auxilio
preside y el sacerdote ministerial, entre los sentimien- de nuestra debilidad" (Rom. 8, 26).
106 107
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelizarían
Entre ellos sobresalen Santo Toribio Alfonso de Mo- 2. La Iglesia hoy en América Latina
grovejo, San Luis Beltrán y San Francisco Solano.
Es un sacerdocio original. Con frecuencia, mien- Si fue origjnal la situación de los primeros siglos
tras evangelizan misioneramente a los indios, incluso de la colonia en el Continente Latinoamericano, des-
no siendo todavía cristianos, los defienden en sus de- de un punto de vista pastoral, en la que se configuró
rechos humanos frente a los cristianos que pretenden un novedoso sacerdocio ministerial —al menos en figu-
ras representativas y eminentes—, no menos original es
abusar de su categoría de conquistadores.
el momento actual, que nos abre a nuevos modelos de
vida y ministerio sacerdotal.
Se trataba de una situación diferente a la de la co-
munidad de la Epístola a los Hebreos: la comunidad
cristiana en la recién descubierta América era la que Es difícil presentar un cuadro completo y ajusta-
atacaba al mundo indígena todavía en proceso de mi- do de la actual situación del Continente. Por eso, sólo
sión. El sacerdote defendía a la comunidad indígena, pretendo ofrecer con Puebla su intuición fundamen-
a la que misionaba, y procuraba la reforma y la con- tal de nuestra realidad, intuición que ha de ser poste-
versión de la comunidad cristiana venida al Nuevo riormente matizada desde muchos puntos de vista, y
Mundo. ajustada al momento y a la realidad variada de los
diversos pueblos y naciones.
La ejemplaridad sacerdotal fue víctima en muchos
casos de la persecución de los propios cristianos por Tras la evangelización de los años de la colonia,
considerarlos traidores a su raza y en otras ocasiones hoy surge ante nuestros ojos un Continente en el que
murieron mártires a manos de los indígenas al verlos la inmensa mayoría de su población es cristiana, más
como peligrosos adelantados de los espadas52. aún, católica.
blos. El Evangelio encarnado en nuestros pueblos los Los Obispos detectan "la situación de inhumana
congrega en una originalidad histórica cultural que lla- pobreza en que viven millones de latinoamericanos"
mamos América Latina" (DP 445-446). (DP 29), con el desarrollo de una "creciente brecha
entre ricos y pobres" (DP 28), descbriendo "que esta
Sin embargo, tanto Medellín como Puebla, de- pobreza no es una etapa casual, sino un producto de
nuncian la inadecuación entre la fe, que prácticamen- situación y estructuras económicas, sociales y políti-
te profesa la mayoría de los habitantes del Continen- cas, aunque también haya otras causas de la miseria"
te, y la vida. Esta inadecuación tiene su manifesta- (DP 30).
ción exponencial en la dimensión social con graves
consecuencias. Medellín denunció la separación entre Pero junto a esta situación de la pobreza, siguen
la fe y la responsabilidad social53. Puebla ha desarro- diciendo los Obispos, "compartimos con nuestro pue-
llado el tema afirmando: "Se ha señalado la incohe- blo otras angustias que brotan de la falta de respeto a
rencia entre la cultura de nuestros pueblos, cuyos su dignidad como ser humano, imagen y semejanza
valores están impregnados de fe cristiana, y la condi- del Creador y a sus derechos inalienables como hijos
ción de pobreza en que a menudo permanecen reteni- de Dios. Países como los nuestros en donde con fre-
dos injustamente. Sin duda las situaciones de injusti- cuencia no se respetan derechos humanos fundamen-
cia y de pobreza aguda son un índice acusador de que tales—vida, salud, educación, vivienda, trabajo...—,
la fe no ha tenido la fuerza necesaria para penetrar los están en situación de. permanente violación de la dig-
criterios y las decisiones de los sectores responsables nidad de la persona. A esto se suman las angustias
del liderazgo ideológico y de la organización de la surgidas por los abusos de poder, típicos de los regí-
convivencia social y económica de nuestros pueblos. menes de fuerza. Angustia por la represión sistemática
En pueblos de arraigada fe cristiana se han impuesto o selectiva, acompañada de delación, violación de la
estructuras generadoras de injusticia" (DP 436-437). privacidad, apremios desproporcionados, torturas,
exilios. Angustias en tantas familias por la desapari-
Esta situación queda aún más definida en los do- ción de sus seres queridos, de quienes no pueden te-
cumentos, provocando un escándalo y una contradic- ner noticia alguna. Inseguridad total por detenciones
ción desde el punto de vista de la fe (DP 28). sin órdenes judiciales. Angustias ante un ejercicio de
la justicia sometida o atada (...) Angustias por la vio-
lencia de la guerrilla, del terrorismo y de los secues-
53. MEDELLÍN, DOC. VII: "Pastoral de élites" nn. 9-12. tros realizados por extremismos de distintos signos,
112 113
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
que igualmente comprometen la convivencia social" religiones laicas. Se presentan como una explicación
( D P 4 1 , 4 2 y 43 ss.). última y suficiente de todo y se construyen así un
nuevo ídolo, del cual se acepta a veces, sin darse cuen-
Esta situación hace que "desde el seno de los di- ta, el carácter totalitario y obligatorio. En esta pers-
versos países del Continente está subiendo hasta el pectiva no debe extrañar que las ideologías intenten
cielo un clamor cada vez más tumultuoso e impresio- instrumentar personas e instituciones al servicio de la
nante. Es el grito de un pueblo que sufre y que de- eficaz consecución de sus fines. Ahí está el lado ambi-
manda justicia, libertad, respeto a los derechos funda- guo y negativo de las ideologías" (DP 537). "Todo
mentales del hombre y de los pueblos. La Conferencia esto se aplica tanto a las ideologías que legitiman la
de Medellín apuntaba ya, hace poco más de diez años, situación actual, como a aquellas que pretenden
la comprobación de este hecho: 'Un sordo clamor cambiarla" (DP 537).
brota de millones de hombres, pidiendo a sus pastores
una liberación que no les llega de ninguna parte'. El Entre las primeras, Puebla denuncia el liberalismo
clamor pudo haber parecido sordo en ese entonces. capitalista (DP 542) y la doctrina de la Seguridad Na-
Ahora es claro, creciente y, en ocasiones, amenazan- cional (DP 546). Entre las segundas, hace expresa
te" (DP 87-89). referencia al colectivismo marxista (DP 543-545).
Trágico resultado de esta situación es "la deplora- Dado el peso de la fe en el Continente, estas ideo-
ble realidad de violencia en América Latina" (DP logías someten a la Iglesia a la tentación de las relec-
531). Violencia desencadenada incluso "por la auto- tuas del Evangelio, expresadas de la siguiente manera
ridad encargada de tutelar el bien común" (DP 531), por los Obispos: "La tentación (es...) considerar una
y "violencia terrorista y guerrillera, cruel e incontro- política determinada como la primera urgencia, como
lable cuando se desata" (DP 532) originándose la una condición previa para que la Iglesia pueda cum-
denominada espiral de la violencia. plir su misión. Es identificar el mensaje cristiano con
una ideología y someterlo a ella, invitando a una relec-
Estos grupos enfrentados tienden a legitimarse tura del Evangelio a partir de una opción política.
mediante ideologías. Ideologías que llevan "en sí mis- Ahora bien, es preciso leer lo político a partir del
mas la tendencia a absolutizar los intereses que de- Evangelio y no al contrario" (DP 559 ss.).
fienden, la visión que proponen y la estrategia que
promueven. En tal caso se transforman en verdaderas En el fondo de todos estos planteamientos y aná-
114 115
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
lisis realizados por Puebla, hay un reconocimiento im- de la Iglesia toda —pastores, ministros consagrados,
plícito de la mayor trascendencia: que los problemas religiosos, laicos, cada cual en su misión propia. Unos
sociales —en el más amplio sentido de la palabra— son y otros unidos a Cristo en la oración y en la abnega-
simultáneamente problemas intraeclesiales, es decir, ción, se comprometerán, sin odios ni violencias, hasta
planteados entre hermanos que tienen la misma fe. Se las últimas consecuencias, en el logro de una sociedad
trata de cristianos que someten injustamente a otros más justa, libre y pacífica, anhelo de los pueblos de
cristianos a la pobreza y a la injusticia. Son unos y América Latina y fruto indispensable de una avengeli-
otros, cristianos, los que se sienten tentados y arras- zación liberadora" (DP 562).
trad^, por "doctrinas complicadas y extrañas", como
diría la Epístola a los Hebreos (13, 9), para justificar La realización de dicha misión implica una opción
sus posturas, violentando el mensaje del Evangelio preferencial y solidaria con los pobres (DP 1134-1165),
con acomodaticias relecturas del Evangelio. Son cris- dado que ellos son las principales víctimas inmediatas
tianos, los que desde dichas relecturas, se enfrentan de la situación de injusticia del Continente; y una op-
homicidamente generando en el seno de la comuni- ción preferencial por los jóvenes, porque la Iglesia ve
dad cristiana la espiral de la violencia. en la juventud una enorme fuerza renovadora, símbo-
lo de la misma Iglesia (DP 1166-1205).
Es una situación más compleja que la que padecía
la comunidad a quien se dirige la Epístola, y es una La meta y el camino trazados por Puebla son los
situación también diferente a la que se dio origen en siguientes: "La acción evangelizadora de nuestra
América Latina con la llegada de los colonizadores. Iglesia latinoamericana ha de tener como meta general
la constante renovación y transformación evangélica
Ante este cuadro, la Iglesia en Amérida Latina de nuestra cultura. Es decir, la penetración por el
toma conciencia de su responsabilidad: "la misión de Evangelio, de los valores y criterios que la inspiran, la
la Iglesia en medio de los conflictos que amenazan al conversión de los hombres que viven según estos
género humano y al Continente Latinoamericano, valores y el cambio que, para ser más plenamente
frente a los atropellos contra la justicia y la libertad, humanas, requieren las estructuras en que aquellos
frente a la injusticia institucionalizada de regímenes viven y se expresan" (DP 395).
que se inspiran en ideologías opuestas y frente a la
violencia terrorista, es inmensa y más que nunca nece- No es el momento de desarrollar la densidad de
saria. Para cumplir esta misión, se requiere la acción estas orientaciones. Bástenos poner dos subrayados:
116 117
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
la opción preferencial por los pobres, con todas sus Primero, "se va tomando conciencia más profun-
consecuencias, no es coincidente con opción por una da del carácter evangelizador y misionero de la tarea
política determinada e ideologizada —en el sentido pastoral" (DP 665).
propuesto por Puebla (536)—, que se impone como
una condición previa para que la Iglesia pueda cum- Segundo, "la forma de muchos pastores ha creci-
plir su misión (DP 559); segundo, la Iglesia, con toda do en sencillez y pobreza, en mutuo afecto y com-
su complejidad, propone con claridad el método que prensión, en acercamiento al pueblo, en apertura de
la especifica para el cumplimiento de su misión, que diálogo y en corresponsabilidad" (DP 666).
es la conversión, o, como diría la Epístola, la expia-
ción de los pecados. Tercero, "es admirable y alentador comprobar el
espíritu de sacrificio y abnegación con que muchos
La trascendencia del sacerdocio ministerial en pastores ejercen su ministerio en servicio del Evange-
estas circunstancias es evidente. Pero nos pregunta- lio, sea en la predicación, sea en la celebración de los
mos: ¿Cuál es el modelo de sacerdote propuesto por sacramentos, o en la defensa de la dignidad humana,
Puebla en estas circunstancias? Y seguimos preguntán- afrontando la soledad, el aislamiento, la incompren-
donos: ¿Hasta qué punto este modelo sacerdotal es sión y, a veces, la persecución y la muerte" (DP
fundamentalmente coincidente con el propuesto en la Ó68)54.
Epístola, y es válido para sacramentalizar en la actual
América Latina el Sumo Sacerdocio de Cristo Jesús? Cuarto, "se advierte una mayor clarificación con
respecto a la identidad sacerdotal que ha conducido
a una nueva afirmación de la vida espiritual del minis-
3. Una comprobación de Puebla
terio jerárquico y a un servicio preferencial a los po-
bres" (DP 670).
Los Obispos reconocen en Puebla que "de acuerdo
con las necesidades de los tiempos, se advierte un cam- ¿Desde qué prisma, desde qué norma luminosa
bio en la mentalidad y actitud de los ministros jerár- subrayan estos aspectos los Obispos como positivos
quicos y, consiguientemente, en su imagen" (DP 664).
Recogiendo y seleccionando algunos de los aspec- 54. MARINO, L., "Mártires de hoy en Latinoamérica" en
Acción 49 (1981) 9-16; Autores varios, Praxis del marti-
tos positivos en este cambio de imagen, subrayamos rio ayer y hoy (Quito 1981); STEHLE, o.c.
los siguientes: 119
118
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelizarían
pobreza, de injusticia, de lesiones contra la dignidad En esta misión se requiere la acción de toda la
de la persona humana, y consiguientemente en el en- Iglesia: "pastores, ministros consagrados, religiosos,
frentamiento, incluso violento y homicida entre las laicos, cada cual en su misión propia".
personas que con frecuencia afirman que tienen una
misma fe y que pertenecen a una misma Iglesia.
En el caso del sacerdocio ministerial la misión
propia viene dada, como anteriormente dejamos ex-
Frente a esta situación, la Iglesia configura su
puesto, por la participación en la responsabilidad
propio proyecto de evangelización en un proceso
de Cristo como Sumo Sacerdote. En el Documento
fundamental de evangelización interna, en el que
de Puebla esta responsabilidad la expresa de una for-
simultáneamente se promueva "constantemente una
ma existencial, afirmando en concreto del presbítero
reconversión y una educación de nuestro pueblo en la
que es la persona que "por el servicio de ese Reino,
fe a niveles cada vez más profundos y maduros, si-
abandona todo para seguir a su Señor. Signo de esa
guiendo el criterio de una pastoral dinámica, que en
entrega radical es el celibato ministerial, don de Cristo
consonancia con la naturaleza de la fe, impulse al
mismo y garantía de una dedicación generosa y libre
pueblo creyente hacia la doble dimensión personali-
al servicio de los hombres" (DP 692). La entrega
zante y comunitaria" 55 , y que le haga "mantener una
radical hay que unirla, en este caso, a la responsabili-
fe en la vida" 56 .
dad radical del Cristo Sumo Sacerdote, que ejemplar
y modélicamente ha de vivir para el Reino, en el Rei-
Pero en la dramática situación latinoamericana, no y con todas las exigencias del Reino, teniendo en
la evangelización ha de asumir el "mensaje, especial- cuenta que el Reino no es sólo un proyecto de futuro
mente vigoroso en nuestros días, sobre la liberación", sino una metodología concreta marcada por Dios y a
tal como también lo expresaba en el mismo docu- la que el sacerdote se somete en obediencia y en espe-
mento Pablo VI (EN 30-35), y que concretamente ha ranza: la metodología de la expiación de los pecados,
sido definido por Puebla para nuestro caso particular en la que se busca simultáneamente la conversión de
(DP 562), con el objeto del logro de una sociedad más los pecadores y la liberación integral de la comuni-
justa, libre y pacífica. dad oprimida.
fundamental la inserción en el lugar desde donde se Puebla no ignora las consecuencias a las que
pronuncia la oración: el Continente flagelado por conduce esta solidaridad: "soledad, aislamiento, in-
la división mortal entre los cristianos, y donde una comprensión y, a veces, persecución y muerte"
masa de millones de hombres clama por su libera- (DP 668). Es la actualización latinoamericana del
ción. principio paulino: "tomó la condición de esclavo ha-
ciéndose uno de tantos".
Esto conduce a la segunda condición propuesta
por Puebla para la realización del sacerdocio ministe-
rial en América Latina: la solidaridad con el mundo 6. Las tentaciones del sacerdote
de los pobres. Nos encontramos como en la Epístola
a los Hebreos del sacerdocio que "baja", ya que La inserción histórica del sacerdote en el cruce de
propone como modelo a Jesucristo "quien, pobre los profundos problemas humanos que hoy agitan al
entre los pobres, anunció que todos somos hijos de Continente le va a hacer experimentar su propia debili-
un mismo Padre y por consiguiente hermanos" (DP dad, y en su debilidad va a comprender la debilidad
682). Por ese motivo, expresamente dice que el sacer- de los cristianos de América Latina, lo que le permi-
dote no se puede limitar "a saber de las necesidades tirá llegar a ser el sacerdote misericordioso y compasi-
de los fieles". Lógicamente con este principio Puebla vo caracterizado por la Epístola.
reconoce con satisfacción que "la forma de vida de
muchos pastores ha crecido en sencillez y pobreza La debilidad la va a advertir en la tentación de la
(...) en acercamiento al pueblo" (666). corrupción, tema que ha sido especialmente desarro-
llado por Puebla.
Posteriormente marca con toda claridad de qué
pueblo se trata: "Den los presbíteros prioridad en su La primera tentación surge del orden establecido,
ministerio al anuncio del Evangelio a todos, pero muy del "status quo". Se trata de una instrumentalización
especialmente a los más necesitados (obreros, campe- "que es siempre un riesgo en la vida política, (que)
sinos, indígenas, marginados, grupos afro-americanos), puede provenir de los propios cristianos y aun de los
integrando la promoción y defensa de su dignidad sacerdotes y religiosos, cuando anuncian un Evangelio
humana" (DP 711), "como Pastor que se empeñe en sin incidencias económicas, sociales, culturales y polí-
la liberación integral de los pobres y de los oprimi- ticas (DP 558). Se trata de la tentación del llamado
dos" (DP 696). espiritualismo, o del conformismo, o de la desesperan-
126
127
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
za, o de la falsa apreciación de que las cosas no pue- nisterial de la Iglesia, por carencia de comunión
den cambiar, o que sólo pueden cambiar a un precio participativa —una de las vértebras del Documento—,
demasiado alto. Es el olvido de que el precio del cam- y que tipifica como "falta de unidad en los criterios
bio o de la conversión del mundo es la cruz. En oca- básicos de la pastoral, con las consiguientes tensiones
siones esta tentación es "el integrismo tradicional de la obediencia y serias repercusiones en pastoral de
(que) espera el Reino, ante todo, del retroceso de la conjunto" (DP 673).
historia hacia la reconstrucción de una cristiandad en
el sentido medieval: alianza entre el poder civil y el Pero sentir la tentación en la propia carne, cuando
poder eclesiástico" (DP 560). se sienten simultáneamente los dolores y los sufri-
mientos del pueblo oprimido, es camino de madura-
Cuando la solidaridad y el compromiso del sacer- ción sacerdotal según el texto de la Epístola.
dote con el pueblo que sufre son profundos, la tenta-
Es cuando se comprende la debilidad del pueblo y
ción tiene otras características. Está la tentación del
la malicia del sistema activo del pecado que intenta o
odio y de la violencia, como vía de solución inmedia-
ta (DP 562). Está la tentación de la relectura del sumergirlo en la desesperanza total, en el inactivismo
Evangelio a partir de una opción política ideologiza- inoperante, o contagiarlo con el odio homicida como
da (DP 559, 536), abandonando el método estableci- camino de liberación.
do por el Sumo Sacerdote. Existe incluso la tenta-
Pero al mismo tiempo, son la tentación y la pro-
ción "de hacerse líder político, dirigente social o fun-
pia debilidad los caminos para comprender a los cris-
cionario de un poder temporal" (DP 696). Puebla ha
tianos que por ignorancia o por debilidad cedieron a
concretado esta tentación diciendo que "la radicali-
la tentación, y se constituyeron en los opresores de
zación de grupos opuestos cae en la misma trampa,
esperando el Reino de una alianza estratégica de la sus hermanos.
Iglesia con el marxismo, excluyendo cualquiera otra
Sólo en la experiencia profunda de la tentación es
alternativa. No se trata para ellos solamente de ser
cuando el sacerdote se puede decidir por la liberación
marxista, sino de ser marxista en nombre de la fe" de su pueblo, pero atento a las tentaciones a las que
(DP561). se encuentra sometido en su deseo de liberación. Y
sólo es en esta experiencia profunda cuando llega
En diferentes sitios no deja Puebla de apuntar la también a comprender a los pecadores, a los opreso-
tentación contra la unidad del cuerpo sacerdotal-mi- res, sintiendo la urgencia de liberarlos de su pecado.
128 129
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
7. Los instrumentos privilegiados del sacerdote pone. En una palabra, adhesión al Reino, es decir, al
en América Latina mundo nuevo, al nuevo estado de cosas, a la nueva
manera de ser, de vivir juntos, que inaugura el Evan-
Tres son los instrumentos privilegiados para que el gelio" (EN 23).
sacerdote pueda realizar su misión en América Latina:
la Palabra, la Eucaristía y el Testimonio de su vida. Pero la Palabra de Dios debe iluminar simultánea-
Son los tres instrumentos no para fundar casa —que mente "las situaciones humanas y los acontecimientos
ya está fundada—, sino para reconstruir y salvar la de la vida para hacer descubrir en ellos la presencia o
casa, y de esa manera reconciliar la familia de Dios en la ausencia de Dios" (DP 997). Al presbítero en con-
el Continente. creto se le dice, que en su ministerio de anunciar el
Evangelio ha de integrar "la promoción y la defensa
El primero es la Palabra, claramente unida a la fun- de la dignidad humana" (DP 711). Como afirmaba
ción profética del sacerdocio, pero de amplia comple- Pablo VI, "¿Cómo proclamar el mandamiento nuevo
jidad en el momento actual. sin promover mediante la justicia y la paz, el verda-
dero, el auténtico crecimiento del hombre? Nos
La primera dimensión de la Palabra es la misione- mismo lo indicamos, al recordar que no es posible
ra. "No hay evangelización verdadera —dice la Evan- aceptar que la obra de la evangelización pueda o deba
gelii Nuntiandi—, mientras no se anuncie el nombre, olvidar las cuestiones extremadamente graves, tan
la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio agitadas hoy día, que atañen a la justicia, a la libera-
de Jesús de Nazareth Hijo de Dios" (EN 22). Es la ción, al desarrollo y a la paz del mundo. Si esto
proclamación que permite el nacimiento de la fe en ocurriera, sería ignorar la doctrina del evangelio acer-
Jesucristo, ya que "el anuncio no adquiere toda su ca del amor hacia el prójimo que sufre o padece ne-
dimensión más que cuando es escuchado, aceptado, cesidad (EN 31).
asimilado y cuando hace nacer en quien lo ha recibido
una adhesión de corazón". (EN 23). Esto implica la palabra-denuncia ante los respon-
sables de la situación de pecado que genera activa-
Se trata, y especialmente en nuestro Continente, mente la pobreza, la injusticia y la opresión de la dig-
de una palabra misionera para conseguir una adhesión nidad humana en millones de hombres. Es palabra-
no sólo a las verdades, sino "adhesión al programa de denuncia para la conversión, ya que los Pastores des-
vida —vida en realidad ya transformada— que él pro- cubren en lo más profundo del sistema, sin determi-
130 131
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
nar el carácter técnico de las raíces, un misterio de la palabra, se centre el sacerdocio ministerial en la
pecado (DP 70). Eucaristía.
Pero ha de ser al mismo tiempo una palabra con-
En efecto, la situación no es desconocida. Los
cientizadora para el pueblo 57 , capaz de crear organis-
Obispos afirman que los "problemas se ven agrava-
mos de solidaridad con los que sufren, de denuncia
dos por la ignorancia religiosa a todos los niveles des-
de los atropellos y de defensa de los derechos huma-
de los intelectuales hasta los analfabetas. La ignoran-
nos" (DP 92), y de promover entre los obreros y cam-
cia y el indiferentismo llevan a muchos a prescindir de
pesinos, que quieren ser tratados como hombres libres
los principios morales, sean personales o sociales, y a
y responsables, el derecho fundamental a crear libre-
encerrarse en un ritualismo, en la mera práctica social
mente organizaciones para defender y promover sus
de ciertos sacramentos o en las exequias, como señal
intereses y para contribuir responsablemente al bien
de su pertenencia a la Iglesia" (DP 81-82). Dada esta
común" (DP 1162-1163). Al mismo tiempo, hay que
situación, ¿no nos estamos encontrando ante una
promover en el pueblo la pobreza evangélica (DP
incoherencia? Además, ¿cómo podemos celebrar
1148-1152) que lo abre al sistema liberador de la
Eucaristía, signo de la unidad y expresión de la cari-
expiación de los pecados, sin dejarse corromper inter-
dad en unas comunidades enfrentadas en muchos
namente por las tentaciones a que lo somete el siste-
casos incluso con el odio y la violencia? El tema es de
ma opresivo del pecado.
la mayor trascendencia y merecería un tratamiento
mucho más largo, del que aquí nos es posible. Sólo
8. Sacerdocio y Eucaristía apunto algunas sugerencias en relación con nuestro
"El ser y el obrar del sacerdote, en la identidad de tema.
su servicio, está referida a la Eucaristía, raíz y quicio
de toda la comunidad, centro de la vida sacramental, No podemos olvidar que, desde el punto de vista
hacia la cual lleva la Palabra. Por eso se puede decir de los Obispos, nos encontramos en un Continente
que donde hay Eucaristía hay Iglesia" (DP 662). cristiano, aunque con una fe débil, es decir, que no
ha tenido la fuerza necesaria para unir fraternalmente
Es interesante el advertir que en un Documento, a los creyentes entre sí. Es en estas circunstancias,
en el que se insiste en la evangelización por medio de cuando el Documento nos ofrece una perspectiva cla-
ve de la Eucaristía: la Eucaristía es también la raíz y
57. MEDELLIN, Doc. I "Justicia" Nos. 17-23. el quicio de toda la comunidad, es fuente de la vida
132 133
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelizado
cristiana, y es interesante no olvidar las condiciones En la gran predicación que hace el mismo Jesús
históricas en las que se celebró la primera Eucaristía por boca de su ministro, en el momento de la consa-
—un traidor, hombres que pensaban en espadas, per- gración manifiesta su insolidaridad absoluta con el
sonas que se peleaban por el primer puesto, fan- pecado, su identificación con el mundo de los opri-
farrones que iban a negar o a abandonar al Señor midos, su postura de liberación de los pecadores, y su
pocas horas después al comenzar las dificultades—, compromiso de salvar simultáneamente a los oprimi-
de tal manera que puede uno fácilmente descubrir la dos y a los pecadores no con el homicidio y con la
dura soledad en la que se encontraba el Sacerdote violencia, sino con la entrega martirial de su propia
Jesucristo. vida. Es la gran predicación que Jesús hace en el
concreto cuadro histórico de hoy, en la actual comu-
Quizá, desde la perspectiva de la fe, la gran misión nidad latinoamericana, como ayer lo hizo no en un
del sacerdote en América Latina sea celebrar Eucaris- contexto mítico, sino en una real situación histórica
tía en un pueblo y con un pueblo que tiene que reco- en la que después de pronunciar su juramento ante la
rrer un largo camino hasta que su vida sea coherente incipiente comunidad, fue violentamente condenado
con su fe. a muerte por sus enemigos y cobardemente abandona-
Sin duda, que tiene que ser una Eucaristía, en la do y negado por su propia comunidad, como si se
que superados los puros ritualismos casi mágicos, y su tratara de un vulgar malhechor.
instrumentalización para ciertos acontecimientos
sociales, iluminada por una correcta catequesis y con- Es cierto que "el que come del pan o bebe de la
formada a las adaptaciones necesarias, haga presente a copa del Señor sin darles su valor tendrá que respon-
Cristo Sumo Sacerdote en medio de la comunidad der del cuerpo y de la sangre del Señor" (1 Cor.
con toda la fuerza de su predicación más vigorosa, 11-27). Pero también la Eucaristía pone ante nuestros
invitando a la propia comunidad a su conversión, da- ojos al pionero y consumador de la fe, Jesús, exigien-
do que, como afirma el Concilio de Trento en el len- do un cambio interno de la conciencia y de la con-
guaje teológico de la época, "aplacado el Señor por la ducta, como en repetidas ocasiones se dice en la Epís-
obligación de este sacrificio, concediendo la gracia y tola a los Hebreos. En el mismo sacerdote, como ya
el don de la penitencia, perdona los crímenes y peca- indicamos, en él primero, tiene que darse dicho cami-
dos por grandes que sean" 58 . no de conducta, de tal manera que la ejemplaridad del
sacerdote histórico de hoy unida a la ejemplaridad
58. Conc. Trento, Sess. XXII cap. 2 (Dz. 940). de Cristo promueva progresivamente el cambio de la
134 135
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
comunidad, para que de una fe incipiente y cargada soportar en sus miembros la persecución y, a veces, la
de ignorancia evolucione hacia una fe madura que muerte, en testimonio de su misión profética" (DP
promueva la conversión personal, la purificación de 92), lo que posteriormente confirma más en concreto
la cultura, y el paso de unas estructuras generadoras de los sacerdotes, dado que "es admirable y alentador
de injusticia y de muerte a otras estructuras generado- comprobar el espíritu de sacrificio y abnegación con
ras de fraternidad, de justicia y consiguientemente de que muchos pastores ejercen su ministerio en servicio
paz, por los caminos marcados y seguidos por el del Evangelio, sea en la predicación, sea en la celebra-
Señor. ción de los sacramentos o en la defensa de la dignidad
humana, afrontando la soledad, el aislamiento, la in-
9. El testimonio martirial del sacerdote comprensión y, a veces, la persecución y la muerte"
(DP668).
La autoridad ontológica del sacerdote en la co-
munidad ha de quedar garantizada con la autoridad El sacerdote que pretende reconstruir la Iglesia en
moral del pastor, que esquemáticamente propone el América Latina, obediente a los caminos trazados por
Documento de Puebla afirmando que "como el Buen el Padre, después de padecer la dureza de la solidari-
Pastor, van delante de las ovejas; dan la vida por ellas dad con un pueblo oprimido y tentado, corre el riesgo
para que tengan vida y la tengan más abundante; las en muchos momentos de ser asesinado ignominiosa-
conocen y son conocidos de ellas" (DP 681). de tal mente por los poderes de este mundo —porque su
manera que "apoyado en su propio testimonio pro- muerte sonará como ajusticiamiento ante dichos po-
mueve la santidad de todos los fieles como primer deres, desconcertando al pueblo—, y de ser abando-
medio de evangelización" (DP 689). Sólo así el pas- nado por su mismo pueblo, como lo fue Jesús, por
tor, siguiendo la terminología de la Epístola, llegará a desconfiar de la eficacia de los extraños caminos y
ser un sacerdote digno de crédito. métodos propuestos por el Evangelio para la cons-
trucción del Reino. Pero a los ojos de Dios y, con fre-
Las circunstancias de América Latina ofrecen a cuencia, también de los hombres sus sacrificios y su
estas palabras un sentido de realismo, muy lejano a muerte brillan como un martirio, como un sacrificio
fáciles interpretaciones espiritualistas. En Puebla se —dirá la Epístola—, en favor del pueblo y de los peca-
escribe: "La conciencia de la misión evangelizadora dores, en favor de la liberación de los pecados de todo
de la Iglesia la ha llevado (...) a alentar la opción de el pueblo, para que se produzca una reconciliación
sacerdotes y religiosos por los pobres y marginados; a universal, depuesto el odio, la violencia, la injusticia,
136 137
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
y surja una fraternidad nacida de la conversión perso- Al terminar estas reflexiones es fácil afirmar que
nal y colectiva de los hombres a Dios, que se define el modelo de sacerdote propuesto para América Lati-
como el Amor. na es fundamentalmente coincidente con el Sumo
Sacerdote del que nos habíala Epístola a los Hebreos,
En este contexto la vocación del sacerdote en pero adaptado a las complejas circunstancias de una
América Latina si es vocación de evangelización, es América Latina, en la que ha penetrado la muerte en
también vocación al martirio, que aparece como una medio de la comunidad cristiana, pero que mira con
posibilidad constante en el horizonte de su vida y de esperanza su futuro en la medida que no olvide "que
su ministerio. tenemos un gran sacerdote al frente de la familia de
Dios"(Hbr. 10,21).
Esta vocación martirial del sacerdote en América
Latina,a la que se compromete en el momento de su
ordenación sacerdotal y compromiso que repite ante
IV. SEMINARIOS PARA LA FORMACIÓN
la comunidad siempre que celebra Eucaristía, le exige
DE SACERDOTES EN AMERICA LATINA
también el promover una profunda comunión con el
Episcopado y con los presbíteros.
Desde el punto de vista del sacerdocio ministerial
No podemos olvidar que el horizonte de su minis- América Latina tiene planteados, entre otros, dos
terio es unir en Cristo a la comunidad cristiana dividi- problemas fundamentales: la carencia de sacerdotes
da y enfrentada en América Latina. La posibilidad de (DP 78), y la formación de los candidatos al sacerdo-
esa unión tan difícil ha de testimoniarla en la sacra- cio (DP 869-891).
mentalización, también difícil, de la comunidad que
sacramentaliza al Sumo Sacerdote Cristo. Es una con- El primer problema fue abordado en el II Congre-
dición propuesta por el Señor para el resultado de la so Latinoamericano de Vocaciones, celebrado en
Evangelización: "En esto conocerán que sois discípu- Bogotá del 1 o. al 5 de noviembre de 1982 60 .
los míos, en que os amáis uñosa otros" (Jn. 13, 3S) 59 ,
y es la petición de Jesús en su oración sacerdotal El segundo problema implica dos cuestiones fun-
(Jn. 17). damentales: ¿cuál es el modelo de sacerdote que he-
59. Sobre el sentido de Conocer, véase "Conocer" en LEÓN 60. Resultado de dicho Congreso es el libro Vocaciones para
DUFOUR, Vocabulario... pp. 154-157. el siglo XXI en América Latina (Bogotá 1983).
138 139
Testigos de la nueva evangelización
Antonio González Dorado, S.J.
modelo apostólico, la sacramentalización del Sumo ñámente le prometen fidelidad hasta la muerte (Jn.
Sacerdocio de Cristo en los momentos históricamente 13,36-38).
fundacionales de la Iglesia dentro de un complejo cua-
dro social, muy similar al vivido por el mismo Jesús. Este mundo de esquemas diferentes les dificulta
el entender el magisterio de Jesús hasta el final de su
vida (Jn. 14, 8-14 y 25-26), les hace discrepar positi-
2. Contrastes y coincidencias entre Jesús vamente de Jesús (Mt. 16, 22-28), sienten la tentación
de abandonarlo (Jn. 6, 66-71), uno termina traicio-
y sus discípulos
nándolo, todos huyeron en el arresto de Getsemaní
(Mt. 26, 56), y el más audaz en ese momento lo negó
Entre Jesús y sus discípulos se advierten durante
delante de una criada de Caifas (Mt. 26, 69-75).
todos los años de convivencia discrepancias bien sub-
rayadas. En estas condiciones no se le presentaba fácil a
Jesús la formación de sus discípulos en la perspectiva
Jesús es bien consciente de su vocación, de su mi-
de hacerlos sus Apóstoles.
sión, de su camino y del destino que le espera, sin
dudar en afirmar que "Yo soy el camino porque soy Pero en medio de tantas diferencias había un pun-
la verdad y la vida" (Jn. 14, 6). to vital en el que conectaban Jesús y sus discípulos,
originando una comunidad de formación: llamados
Los discípulos aparecen bien marcados por esque- por Jesús, ellos habían respondido dejándolo todo, y
mas muy diferentes a los del Maestro Jesús. Creen que así entre ambas partes había surgido un auténtico
se han encontrado con el Mesías esperado, no obstan- compromiso: Jesús era reconocido como Maestro y
te lo humilde de su condición social. Pero suponen Jesús los aceptaba como sus discípulos, como sus ami-
con la mentalidad popular que el objetivo es la restau- gos y como sus inmediatos colaboradores en un pro-
ración de Israel en medio de las naciones (Act. 1, 6), yecto común, que era el proyecto de Jesús mismo.
objetivo, que una vez conseguido les garantizará a
ellos, en la nueva situación, puestos importantes, que Las bases de la nueva comunidad estaban forma-
ya se los disputan en vida de Jesús (Mt. 20, 20-28; das por la fe en Jesús y el compromiso entre ambas
Le. 22, 24-30; Jn. 13, 1-17). Por eso lo imaginan co- partes de cara a un proyecto común, claro en la con-
mo un rey luchador y triunfador, preparan espadas ciencia del Maestro y oscuramente —incluso deforma-
para la lucha (Le. 22, 38; Mt. 26, 51-54), y fanfarro- damente—, intuido en los discípulos.
142 143
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
que Tú me transmitiste se las he transmitido yo a los momentos más difíciles (Jn. 6, 67), pero se les
ellos" (Jn. 17, 8 y 14). exige la coherencia con las exigencias de la escuela a
la que se han incorporado.
La corrección es una parte integrante del sistema
formativo de Jesús. A veces incluso puede parecer Sobresale especialmente la calidad del amor de
excesivamente dura, como en el caso de Pedro " ¡Quí- Jesús a sus discípulos, que se establece en norma del
tate de mi vida, Satanás! Eres un peligro para mí, amor que los compañeros de discipulado tienen que
porque tu no piensas en lo de Dios, sino en lo huma- desarrollar entre sí: "Igual que yo os he amado,
no" (Mt. 16, 23). Pero con frecuencia es con ocasión amaos también entre vosotros. En esto conocerán que
de los errores y fallos de los discípulos, cuando Jesús sois discípulos míos, en que os amáis unos a otros"
suele proponer sus mejores lecciones (Mt. 16, 24-28; (Jn. 13, 34-35).
Me. 9, 33-37; 10, 35-45;Lc. 9, 51-56; 22, 24-30; Jn.
21, 15-19, etc.). Sobre todo, sobresale la paciencia de
Jesús, que acepta el lento ritmo que supone el pasar 4. Resultados del sistema formativo de Jesús
de una concepción de la vida y del proyecto, a otros
totalmente diferentes, como en repetidas ocasiones se Desde un punto de vista teológico y en la dinámi-
manifiesta en la última Cena. ca de la Epístola a los Hebreos, no podemos dudar
que este sistema formativo de Jesús es una dimensión
En la escuela de Jesús no se encuentra un lugar en de su Sumo Sacerdocio. Es lógico que, siendo Sumo
el que la curiosidad encuentra experiencias nuevas y Sacerdote y Maestro, no sólo consagra a los que elige
originales. La escuela de Jesús no es la escuela de las sino que los forma previamente como sacerdotes.
experiencias, sino la del compromiso, de la misión y
de la colaboración con todos los riesgos consiguientes. Pero tenemos que preguntarnos con honestidad
Así aparecen durante toda la vida de Jesús, pero muy cuáles fueron los resultados del sistema formativo
especialmente en la que los exégetas han llamado la establecido por Jesús. Como en toda evaluación, los
misión de los Doce (Mt. 10, 5-25; Me. 2, 7-13; Le.
resultados pueden medirse a corta distancia —es
9, 1-6).
decir, los conseguidos a la muerte de Jesús, el Maes-
tro—, y a larga distancia, observando la globalidad de
La libertad radical sobre la opción que se ha he- la vida de los discípulos transformados en Apóstoles.
cho se la devuelve a los discípulos, especialmente en
146 147
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
Estableciendo la evaluación a corta distancia, y valentía, pero no amor ni confianza en Jesús, a quien
con un criterio de efectividad inmediata, los resulta- sienten como amigo, de otra manera no se explica que
dos pueden aparecer como negativos. En efecto, des- tras su negación Pedro llorara amargamente (Mt.
pués de varios años de discipulado con Jesús no pare- 26,75).
ce que hayan entendido demasiado el mensaje de
Jesús ni al mismo Jesús: "Con tanto tiempo como lle- El compromiso con Jesús y la convivencia en su
vo con vosotros ¿todavía no me conoces, Felipe?" escuela, les ha dado otros resultados. Una nueva expe-
(Jn. 14, 9); ni que hayan percibido por dónde mar- riencia de Dios y de solidaridad con Dios: un Dios
chan los caminos del Maestro, cuando en la última que llama al seguimiento de Cristo, y una nueva di-
Cena todavía retienen escondidos dos machetes (Le. mensión de la vida religiosa como obediencia al segui-
22, 38). Más aún, de un pequeño grupo de doce, miento de Cristo, de un Jesús al que no lograban
cuando llega el momento del peligro uno lo traiciona, entender demasiado, porque rompía continuamente
otro lo niega cobardemente y los demás lo abando-
sus esquemas.
nan, de tal modo que Jesús se queja diciendo: "Se
acerca la hora (ya ha llegado), en que os disperséis
La obediencia a Dios y el seguimiento de Cristo
cada uno por su lado dejándome solo. Aunque yo no
no lo experimentaron como un sistema que les sacaba
estoy solo, está conmigo el Padre" (Jn. 16, 32).
de la situación ordinaria de los hombres y que los pro-
movía a un lugar de privilegio social. Por el contrario,
Pero si la evaluación la hacemos a la luz de los experimentaron que continuaban siendo los mismos
criterios de la Epístola a los Hebreos los resultados no hombres del pueblo que eran antes. Más aún, comen-
son tan precarios, como pueden aparecer a primera zaron a sentirse acorralados ante los poderosos, vien-
vista. do que eran inocentes, y sin otras posibilidades de
defenderse que la huida (Jn 10, 39-40; 11, 8 y 16).
En efecto, no cabe duda del desconcierto que se
produce entre los discípulos con ocasión de la conde- Ni siquiera el seguimiento de Cristo, los libró de
na de muerte de Jesús. Pero una cosa queda clara: su la tentación, porque los años de convivencia con Jesús
adhesión profunda a Jesús y la conciencia de su ino- aparecen cargados de tentaciones. Y no sólo sintieron
cencia, de tal manera que hasta Judas el traidor se la tentación y la debilidad, sino que incluso cedieron
ahorca porque "He pecado, entregando a la muerte a a ella, porque tuvieron demasiado miedo. Pero, todo
un inocente" (Mt. 27, 4). A los demás, les ha faltado queda aceptado y comprendido por Jesús: "¡Simón!
148
149
Testigos de la nueva evangelización
Antonio González Dorado, S.J.
Apóstoles, por los datos que han llegado hasta noso-
¡Simón! Mira que Satanás os ha reclamado para cri- tros, los resultados no pueden ser más positivos. En
baros como trigo. Pero yo he pedido por tí para que efecto, se observa en ellos una identificación esencial
no pierdas la fe. Y tú, cuando te arrepientas, afianza con el Sumo Sacerdocio de Cristo, tal como queda
a tus hermanos" (Le. 22, 31-32). Se estaban moldean- planteado en la Epístola a los Hebreos, llegando hasta
do los futuros sacerdotes misericordiosos, porque han el martirio, en circunstancias muy similares a las de
sido probados en todo igual que nosotros (Hbr. 4, 15). Jesús, y con todas las características necesarias para
poder ser considerados por la comunidad como sa-
Por otra parte, la experiencia de su propia debili-
cerdotes misericordiosos y dignos de crédito.
dad y de sus caídas contrastada con el modo de com-
portarse Jesús con ellos en la última Cena e incluso
en el Huerto en el momento del prendimiento, les Son, sin duda, consideraciones complejas, pero
hacía prepararse desde la propia experiencia, a descu- que nos descubren el difícil proceso de la formación
brir y aceptar otro camino nuevo, inaugurado por de un sacerdote. Pero al mismo tiempo, son conside-
Jesús para la instauración de Israel y para la salvación raciones cristológicas, es decir de Cristo como Maes-
del mundo. tro y Formador de sacerdotes con el objetivo de con-
formarlos a su imagen y semejanza para que lo
Desde este punto de vista, los resultados del ma- sacramentalicen en el proceso histórico del devenir
gisterio de Jesús no se pueden considerar tan negati- de la Iglesia en el mundo. Así encontramos unos prin-
vos. Estaba preparada una vida, a través de gozosas y cipios normativos para evaluar nuestros seminarios
dolorosas experiencias, capaz de asumir sacramental- que tienden "a que se cultive más clara y plenamente
mente sin desviaciones fundamentales el Sumo la vocación de los candidatos y a que se formen ver-
Sacerdocio de Jesús, una vez que fueran iluminadas daderos pastores de almas a ejemplo de Nuestro Señor
por el misterio de la Resurrección y fortalecidas por Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Pastor, y se preparen
la venida del Espíritu Santo. Si Jesús aprendió a obe- para el ministerio de enseñar, santificar y regir el Pue-
decer sufriendo (Hbr. 5, 9), los discípulos de Jesús blo de Dios" 63 , "teniendo en cuenta la concepción
aprendieron a ser sacerdotes en la experiencia de la es- del sacerdocio católico, tal como procede de la revela-
cuela de Jesús.
Si planteamos ahora la evaluación a larga distan- 63. "Normas básicas de la formación sacerdotal" (Roma
cia, es decir, analizando la globalidad de la vida de los 1970) No. 20.
150 151
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
ción divina explicada por la tradición constante de la Esto hace que a la persona llamada se le va a exi-
Iglesia y por su magisterio" 64 . gir una entrega total y absoluta a su propia vocación,
entrega que desde distintas dimensiones se le llamará
5. Responsabilidad y conciencia de la pastoral celibato, pobreza, renuncias a privilegios sociales,
promotora de vocaciones opción preferencial por los pobres, etc.
La formación de los seminaristas estaría desorien- Más aún, hay que tener conciencia que por su
tada y correría graves riesgos si a través de todo el ordenación sacerdotal al sacerdote se le va a situar en
proceso —desde el nacimiento de una vocación sacer- una situación extraordinariamente compleja y difícil,
dotal hasta su ordenación—, los promotores vocacio- donde muchos querrán instrumentalizarlo e incluso
nales y los formadores no tienen una clara conciencia corromperlo, unas veces rodeándolo de honores y
no sólo de la trascendencia del ministerio sacerdotal, beneficios, otras veces pretendiéndolo tentar con el
sino también de la dificultad y de los riesgos que hoy poder del líder político, como a Jesús (Jn. 6, 15), y
supone ser sacerdote en América Latina a ejemplo de no faltarán los que quieran amordazarlo con el miedo.
Nuestro Señor Jesucristo.
Ser sacerdote en el hoy y en el futuro inmediato
El sacerdote hoy en nuestro Continente tiene co- de América Latina no es fácil. Cuando miro a nues-
mo misión la reconciliación en Cristo de la gran co- tros jóvenes seminaristas no dudo que algunos de ellos
munidad cristiana dividida y enfrentada, procurando en el núcleo de su vocación llevan ya sembrada la
que la fe madure en los distintos grupos, defendiendo semilla del martirio, que generalmente va precedida
y promoviendo solidariamente a los sectores injusta- de pesadas situaciones conflictivas en el medio am-
mente oprimidos, y procurando liberar a todos de la biente e incluso en el mismo seno de la comunidad
corrupción de los binomios "odio-violencia", "miedo- eclesial.
servilismo" a través del original camino propuesto por
el Señor —método evangélico que ha de inspirar y ani- Seguir la vocación sacerdotal supone tener que
mar cualquier otro tipo de métodos técnicos y con- desembocar en una vida pública muy similar a la que
cretos—, que en la Epístola se designa como expiación
tuvo Jesús y a la que tuvieron los Apóstoles, pero
de los pecados.
dentro de nuestro característico contexto religioso y
social. Por eso, es de una responsabilidad extraordina-
64. Ibid., Introducción, No. 3.
ria la promoción de las vocaciones. No se trata de
152 153
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
acobardarnos, porque Jesús sabía y sabe para qué
llamaba a sus discípulos y los llamó. Pero era cons- tivos y menos clarificados de nuestro tiempo y que es
ciente de que no los llamaba para un camino fácil, importante iluminar desde el principio a los candida-
como no fue fácil su propio camino, pero aseguraba tos al sacerdocio.
que estaría siempre con ellos (Mt. 28, 20), y su for-
mación se adecuó al futuro previsible de la vocación En efecto, una de las aspiraciones mayores de las
de los llamados. jóvenes generaciones es la de la libertad, aspiración
que coincide con una de las grandes afirmaciones de
Pero este llamamiento consciente por parte del S. Pablo: "Para que seamos libres nos liberó Cristo"
Obispo, y de los promotores vocacionales no implica, (1 Cor. 5,1). Pero existe una notable confusión entre
desde el principio, que dicho proyecto y futuro sean la mera libertad sicológica y la libertad existencial, te-
tan claros en la mente de los candidatos al sacerdocio. ma de la mayor trascendencia para los candidatos al
Ellos también proceden del mundo del conflicto, co- sacerdocio. La libertad sicológica es el instrumento
mo le sucedía a los discípulos, donde han asimilado que posee la persona para poder hacer una cosa u
esquemas y proyectos que no son coincidentes con otra, al menos teóricamente. Libertad existencial su-
los de Jesús. Por eso, es previsible que en el proceso pone una opción fundamental en función de un pro-
de formación surjan tensiones y dificultades, que de- yecto o de una vocación, el disponer de los medios
nuncian la coexistencia de los dos proyectos. Pero lo necesarios para poder realizar dicho proyecto, y el
importante es que haya una decisión de seguir a Jesús sometimiento a las exigencias del camino que condu-
abandonándolo todo. cen a la realización de la vocación. El olvido de que
la posibilidad de la llegada a un horizonte está en
función de la existencia de un camino (medios) y
El abandono de todo implica renuncias básicas de
del sometimiento o ascesis a las exigencias de dicho
entrada. Tales son ciertas renuncias afectivas, renun-
camino, origina la alienación o la veleidad que, en
cias de determinados proyectos humanos. Sin renun- nuestro caso, imposibilitan el seguimiento sacerdotal
cias nunca se puede dar el seguimiento al discipulado de Cristo. Abandonarlo todo, es abandonar otras po-
de Jesús. sibles opciones, con las posibilidades que internamen-
te ellas me ofrecerían, decidiéndome exclusivamente
Pero el abandono de todo exige también una por esta opción concreta con todas sus consecuencias.
orientación de la libertad desde una opción funda- Es la palabra del Señor: "Nadie puede estar al servicio
mental. Llegamos a uno de los problemas más conflic- de dos amos, porque aborrecerá a uno y querrá al
154
155
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
otro, o bien se apegará a uno y despreciará al otro. integrarse en una específica comunidad sacerdotal y
No podéis servir a Dios y al dinero" (Mt. 6, 24). Eucarística en comunión y en compromiso con la
Será la tentación permanente en todo seminario Iglesia Particular a la que pertenece.
bajo el pretexto de la libertad. La admisión de esta
esquizofrenia tiene como resultado la imagen de Ju-
Se trata de una comunidad con todas las exigen-
das, que quiso simultáneamente apostar por Cristo
cias y compromisos que tiene cualquier otra comuni-
—ya que era su discípulo—, y por el dinero - porque
dad con relación a Cristo y a su Iglesia Particular. Por
según S. Juan, era ladrón. eso no puede aislarse de ella ni marginarse de sus
orientaciones, de sus problemas, de sus dificultades,
de sus emprendimientos.
6. Seminario: Comunidad de fe y de compromiso
El Seminario es sin duda un centro de formación Esto ha de originar una unidad de aspiraciones en-
eclesiástica. Pero incorporarse a un Seminario no es lo tre formadores y formandos, donde unos deben
mismo que matricularse en una universidad, aunque actuar como el Cristo Maestro y los otros como los
ésta se denomine católica, y aunque la matriculación Discípulos del Señor, todos unidos en la fe y en el
se realice en una de sus facultades de filosofía o de compromiso de la misión recibida, sabiendo que el
teología. Incorporarse en un Seminario es fundamen- Cristo Maestro y Sacerdote habita activamente en me-
talmente un acto de fe, la respuesta a un presumible dio de la comunidad.
llamamiento de Jesús al sacerdocio ministerial. Es
156
157
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
10. Formación intelectual Por ese motivo no hay contradicción entre forma-
ción pastoral y conocimiento científico.
La formación intelectual de los seminarios ha de
ser exclusivamente pastoral, lo que no se opone a la Más aún, si por pastoral entendemos la misma fe
seriedad científica con la que dicha formación ha en cuanto que se abre dinámicamente en un proceso
de ser impartida. de evangelización de la comunidad cristiana y del
164 mundo, el encuentro entre la fe y la ciencia es lo que
165
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
166 167
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
He aquí, mirando al colegio de los discípulos de
Jesús, el modelo del centro de pastoral que ha de ternidad y amor, con la alegría, que es don del Espí-
constituir el Seminario teniendo como sectores pre- ritu Santo, y con la esperanza, que es el ancla de
renciales "los más necesitados, obreros, campesinos, nuestra salvación. De una comunidad donde "los cre-
indígenas, marginados, grupos afroamericanos" (DP yentes vivían todos unidos y tenían todo en común;
711), y la juventud en la que se debería desarrollar vendían posesiones y bienes y lo repartían entre
con los seminaristas una intensa pastoral vocacíonal. todos según las necesidades de cada uno; (...) frecuen-
taban el templo en grupos; partían el pan en las casas
12. Formación de la personalidad martirial y comían juntos alabando a Dios con alegría y de
todo corazón" (Act. 2, 42-47) salieron hombres como
Toda la actividad del Seminario debería estar el diácono Esteban fieles a la palabra de Dios, dispues-
orientada de tal manera, que en los alumnos se vaya tos al martirio y capaces de agonizar bajo las piedras
desarrollando una fuerte personalidad martirial, ya exclamando: "Señor, no les tomes en cuenta este
que "el dar la vida —escribe Puebla—, señala la medi- pecado" (Act. 7, 60).
da del ministerio eclesiástico" (DP 683), y es previsi-
ble que en el hoy y en el futuro de nuestro Continen- Largo y difícil es el camino, pero con la confianza
te los sacerdotes tengan que seguir "afrontando la puesta en Dios y con la presencia del Cristo vivo, Su-
soledad, el aislamiento, la incomprensión y, a veces, la mo Sacerdote y Maestro es posible colaborar en la
persecución y la muerte" (DP 668). formación de sacerdotes para América Latina que
integren en sus vidas el Sumo Sacerdocio que Dios
Por eso, la formación tiene que ser exigente y no nos ha manifestado en su Hijo Jesucristo a través de
blanda, austera y no cómoda, intensa en la oración y la Epístola a los Hebreos.
que acostumbre a la renuncia y al sacrificio, llena de
ideales, y que concientice en los difíciles caminos del Asunción, 22 de abril, 1984
Evangelio, constante en la corrección necesaria y pa- Pascua de Resurrección
ciente en el proceso de asimilación, profundamente
eucarística.
pueblo, con la ejemplaridad de nuestros santos, y con comprender mejor nuestros carisma y misión en co-
la ofrenda de la sangre de nuestros mártires. Todos munión con nuestra Iglesia comprometida en la nue-
estamos comprometidos con el audaz proyecto de va evangelización de América Latina.
evangelización liberadora elaborado por nuestros
Obispos en los Documentos de Medellín y Puebla, Para desarrollar las reflexiones con un cierto or-
que han merecido la aprobación de Pablo VI y de den, dividiré el tema en cuatro partes. En la primera
Juan Pablo II respectivamente. analizaré el proyecto misional de la primera evangeli-
zación del Continente. En la segunda destacaré algu-
En nuestro empeño por trabajar testimonialmente nos de los aspectos más importantes que configuran
unidos al servicio del Evangelio y del pueblo latino- la aportación de los religiosos a dicha evangelización.
americano, surgen muchas preguntas y cuestiones: En la tercera, recordaré algunas de sus limitaciones.
¿Cuáles son el carisma y la misión de los religiosos en Por último, intentaré iluminar nuestro presente con
esta empresa evangelizadora? ¿Cuál ha de ser su par- las luces del pasado.
ticipación específica en esta nueva etapa de la Iglesia?
¿Cómo podemos conjugar las exigencias de nuestro
propio carisma con la de vivir en comunión de fe y de I. EL PRIMER MODELO DE EVANGELIZACIÓN
misión con nuestros Pastores? EN AMERICA LATINA
Las cuestiones pueden enfrentarse desde muchos La primera evangelización de América Latina se
ángulos de vista, y uno de ellos es el histórico. Los realiza en el contexto de un proyecto que fue defini-
religiosos no comenzamos hoy nuestra historia en do por los Reyes Españoles como Conquista de las
América Latina. Nuestros antepasados fueron cola- Indias Occidentales, y al que, por su origen titular,
boradores de la primera evangelización del Continen- podemos denominar "alejandrino".
te, como lo ha dejado reseñado Juan Pablo II, al re-
cordar a "aquellos religiosos que vinieron a anunciar 1. Objetivos de la conquista evangelizadora
a Cristo Salvador, a defender la dignidad de los indí-
genas, a enseñar la hermandad como hombres y como La Conquista tenía dos claros objetivos: la ane-
xión de las nuevas tierras descubiertas a los Reinos de
hijos del mismo Señor y Padre Dios" (DP 8). El re-
España y la incorporación de los indígenas a la Iglesia
cuerdo de su historia, de sus aportaciones, de sus
Católica. Así lo afirmaban los monarcas españoles en
limitaciones y de sus errores, puede ayudarnos a
173
172
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
una de las cédulas reales dadas a Colón en 1497: y misionero, cuya responsabilidad religiosa y política
"Que como seáis en dichas islas, Dios queriendo, pro- quedaba depositada en manos de los Reyes.
curéis con toda diligencia de animar y atraer a los
naturales de dichas Indias a toda paz o quietud, e que
Pero, ¿cuál era el título que la Corona podía adu-
nos hayan de servir e estar so nuestro señorío e sujec-
cir para justificar esta doble autoridad? Desde los
ción benignamente, e principalmente que se convier-
Reyes Católicos se ofreció como argumento preferen-
tan a nuestra santa fe católica, y que a ellos y a los
te la denominada donación papal, contenida en las
santos sacramentos por los religiosos y clérigos que
bulas ínter Caetera dadas por Alejandro VI a los
allá están e fueren; por manera que Dios Nuestro
Reyes de Castilla en 1493.
Señor sea servido, y sus conciencias se aseguren".
Nos encontramos de esta manera ante un modelo En ellas expresamente se confería a Castilla "po-
de evangelización, como agudamente ha advertido testad, autoridad y jurisdicción plena, libre y omní-
Enrique Dussel, típico de un período de cristiandad: moda" sobre las nuevas tierras descubiertas.
evangelización por expansión de un Reino Cristiano,
similar a la realizada por los Reinos Hispanos durante En las mismas bulas se enfatizaba el motivo reli-
el largo período de la Reconquista, y en la conquista gioso de dicha donación política: "Deseando... que el
de las Islas Canarias. Nombre de Nuestro Salvador sea introducido en aque-
llas regiones". Y se ordenaba a los Reyes que enviaran
Se trata de un modelo simbiótico de evangeliza- "varones probos y temerosos de Dios, doctos, intrui-
ción: expansión político-geográfica de un Reino dos y experimentados para adoctrinar a los indígenas
hispano-cristiano para promover la cristianización y habitantes dichos en la fe católica e imponerles en
de la Amerindia; desarrollo de la actividad misionera las buenas costumbres". El interés, con el que la
y religiosa como medio para facilitar también la Reina Isabel acogió esta encomienda misionera, que le
expansión y consolidación política del Reino Cris- era dada por el mismo Papa, quedó anotado en su
tiano. testamento: "Nuestra principal intención fue... de
procurar inducir y traer a los pueblos de ellas (las
2. La instauración de un Estado Misionero Indias), y los convertir a nuestra santa fe católica, y
enviar a las dichas islas prelados y religiosos y clérigos
Así se configuró un original Estado colonizador y otras personas doctas y temerosas de Dios, para
174 175
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelizadon
instruir los vecinos y moradores de ellas a la fe católi- El Patronato Regio fue concedido por Julio II con
ca, y los adoctrinar y enseñar buenas costumbres". la bula Universalis Ecclesiae (1508). Otorgaba a la
Corona de Castilla el derecho de patronato universal,
Quedaban así establecidas las bases de un nuevo quedando en manos de los Reyes la correspondiente
Estado colonizador y misionero. En 1526, en una real "suma de privilegios, con algunas cargas", que le per-
provisión dada en Granada, se recuerda que los Reyes, mitían el control de la evangelización misionera y de
desde el descubrimiento de las nuevas tierras, estable- la vida de la Iglesia en América. Entre los privilegios
cieron que se indicase a los indios que los españoles sobresalían la presentación de Obispos y la adminis-
eran enviados para "instruirlos en nuestra santa fe tración de los bienes religiosos. Era obligación del
católica, y predicársela para su salvación, y atraerlos a Estado el financiar toda la organización eclesial y
nustro señorío, porque fuesen tratados, favorecidos y misionera.
defendidos como los otros nuestros subditos y va-
sallos". Adriano VI, en el breve llamado Omnímoda
(1522), concedió posteriormente al Rey el envío de
misioneros, el derecho sobre su selección, el examen
3. Centralización estatal: Patronato Regio y posible veto a los elegidos para la misión.
y Consejo de Indias
En 1532, Clemente VII concedía al Emperador
La globalidad del proyecto político-religioso que- facultades sobre ciertos envíos de misioneros, aun sin
daba de esta manera centralizado en la autoridad con- licencia de los superiores respectivos.
cedida al Rey pqr el Papa. Pero, para hacer viable el
ejercicio de dicha autoridad era necesario resolver dos Las concesiones y privilegios se fueron multipli-
problemas: primero, determinar las prerrogativas ne- cando de tal manera que, como ha afirmado Lopete-
cesarias para que los Reyes pudiesen cumplir con su gui, "no se podrá menos de advertir en seguida que
nueva responsabilidad evangelizadora; segundo, la ese conjunto desborda y rebasa por todas partes la
creación de organismos necesarios para desarrollar el noción común de patronato",ya que "prácticamente,
ejercicio de esta función. Respuestas a estas necesida- toda la administración eclesiástica de Indias estaba
des fueron la concesión del Patronato Regio y la ins- controlada por el Rey y sus ministros o consejos".
tauración del Consejo de Indias. Así se explica que comenzara a desarrollarse la teoría
del vicariato regio, como si el Rey fuese un vicario o
176 177
Antonio González Dorado, SJ. Testigos de la nueva evangelización
delegado del Papa para el gobierno de la Iglesia en 4. La imagen del misionero: evangelizador
las Indias, con una confusa participación del Estado y funcionario real
en la jurisdicción eclesiástica propiamente dicha.
La posibilidad de llevar adelante tan ingente pro-
El Consejo Real y Supremo de las Indias quedó yecto se encontraba condicionada al reclutamiento de
formalizado en 1524. Estaba encargado de gobernar misioneros, soldados y colonizadores.
o entender en todo lo pertinente a las colonias ultra-
marinas, incluso en el plano misional y eclesiástico. Supuesta la unidad del proyecto religioso-político
del Estado, las distinciones entre estos grupos no eran
tan claras como nosotros podríamos imaginar.
Mediante este organismo la Corona y el Estado
desarrollaron la misión religiosa que los Pontífices
les habían encomendado, y el ejercicio de los dere- Los militares también se sentían misioneros. Mo-
chos y deberes que les confería el Patronato Regio, tolinía, hablando de Hernán Cortés, asegura que
mediatizando la libre comunicación entre los Obispos "aunque como hombre fuese pecador, tenia fe y
y misioneros y la Santa Sede. Sobre todo, a partir de obras de buen cristiano, y muy grande deseo de am-
Felipe II, se incrementó el control, de tal manera que pliar la fe de Jesucristo y morir por la conversión de
no se permitió que nada fuera a Roma sin pasar por los gentiles". Y Zamora, refiriéndose a Quesada, ates-
este organismo, y todo documento pontificio o roma- tiguaba que "era hombre discreto, de suavidad en las
no quedaba sometido a las limitaciones del "placet palabras e inclinado a todo lo que sea culto divino y
regio". exaltación de la cristiandad entre los indios".
Con toda claridad D. Juan de Mendoza y Luna, A los colonos y encomenderos se les confiaba
en un curioso documento que enviaba al Príncipe de también la educación cristiana de los indígenas. Según
Esquilache en 1615, afirmaba que "quisieron también Herrera, "en cumplimiento de esta orden (8 de enero
los Reyes que las religiones de las Indias les hiciesen 1504) Nicolás Ovando dio a cada castellano de los
reconocimiento de patrones, que, a la verdad, si esto (indígenas) que le pareció (...), y esto llamaron repar-
faltase, muy corto se quedaría su derecho". Era la timiento, con una cédula que decía: a vos fulano, se
consecuencia lógica de todo el sistema establecido. os encomiendan tantos indios, en tal cacique, y en-
señadles las cosas de nuestra santa fe".
178 179
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
ción en América Latina, al tener que desplegarse en han conservado sus nombres: Fray Bernardo Boyl,
tan ambiguo modelo. Nuestro interés se centra en benedictino; fray Román Pane, Jerónimo; el merceda-
otro punto. Nos preguntamos cuál fue el papel que rio Juan Infante y tres franciscanos: fray Rodrigo
jugaron los religiosos misioneros en el interior de este Pérez, sacerdote, y los legos franceses fray Juan
sistema de evangelización, y cuál fue su aportación Deledeule y fray Tisim o Cosin.
específica al Continente, a la Iglesia e incluso al mun-
do. No podemos olvidarnos que nos encontramos Durante el siglo XVI, según los cálculos de Schae-
ante uno de los capítulos más importantes de la histo- fer y Aspurz, fueron unos 5.000 religiosos los que
ria misionera de la vida religiosa. pasaron como misioneros a las Indias Occidentales:
2.000 franciscanos; 900 dominicos; 1.200 agustinos;
550 jesuítas; 250 mercedarios; 150 carmelitas. Con
II. RELIGIOSOS EN LA PRIMERA razón, Fernández de Oviedo, historiador de la época,
EVANGELIZACIÓN DE AMERICA LATINA afirma gráficamente que "llovieron" frailes.
Hoy es indiscutible entre los historiadores la im- Según las investigaciones de Demetrio Ramos, en
portancia que tuvieron las Ordenes Religiosas en la el siglo XVI llegaron unos noventa religiosos por año;
primera evangelización de América Latina. en el XVII unos cien; y ciento treinta en el XVIII.
modelos preclaros, baste con anotar los primeros do- incluso la erección de un seminario para indígenas, la
minicos que se establecen en la Española, y las auda- implementación de una pastoral vocacional religiosa,
ces comunidades franciscanas que hicieron la evangeli- y la edificación de monasterios para monjas amerin-
zación de la Nueva España. dias.
La decidida vocación misionera de estos religiosos Es cierto que las primeras iniciativas en esta línea
hizo que se extendiera su labor apostólica práctica- desgraciadamente fracasaron con rapidez. Se cerraron
mente a todo el territorio de dominio hispano. Inclu- los monasterios de monjas promovidos por Sahagún.
so se adelantaron en muchas ocasiones a la ocupación Salieron de la Orden los primeros indígenas que reci-
efectiva por la autoridad militar y civil, como sucedió bieron el hábito de San Francisco. Del seminario de
en el Norte de Nueva España, en las cuencas interiores Tialtelolco, inaugurado en 1536, cuatro años después
del Orinoco y del Amazonas, y, al sur, por el Plata y escribía el Obispo Zumárraga a Carlos V con marcado
los Andes araucanos. Fueron los religiosos casi los pesimismo: "El colegio de Santiago, que no sabemos
únicos misioneros de frontera. lo que durará, porque los estudiantes gramáticos
propenden más al matrimonio que al celibato".
Su objetivo no se reducía a una multiplicación in-
discriminada de bautismos, como una literatura fácil Son complejas las razones de estos fracasos y no
ha hecho suponer. Simbólicamente se denominaron es el momento de reflexionar sobre ellas. Pero el es-
Los doce o los Doce Apóstoles los primeros francisca- fuerzo realizado por las comunidades franciscanas en
nos que fueron enviados por Adriano VI a México en esta línea marca claramente su objetivo misionero: la
1524. El nombre encerraba un proyecto: a imitación edificación de iglesias indígenas, y no sólo la erección
de los Apóstoles, edificar una Iglesia nueva y santa de puestos de misión. Era el proyecto de pasar n poco
con los indígenas en las nuevas tierras descubiertas, a tiempo de una pastoral indigenista a una pastoral in-
las que anteriormente nunca había llegado la fe en dígena.
Cristo Salvador.
2. El gran conflicto: evangelización y política
Esto explica el esfuerzo y el trabajo que desarro-
llaron: aprendizaje de lenguas nativas, elaboración de Los primeros religiosos dominicos que llegan a la
catecismos adaptados, serias investigaciones etnográfi- Española en 1510 tenían una clara opción y carisma,
cas —principalmente las realizadas por Sahagún—, e que compartirá la mayor parte de los religiosos duran-
184 185
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
te la época de la colonia: la prioridad absoluta de la bien a los colonizadores. En caso de resistencia queda-
evangelización misionera de los indígenas sobre cual- ba justificada la guerra de pacificación. La expansión
quier otro tipo de compromisos y de intereses. Pero del Reino Cristiano en las Indias comenzaba a mani-
dicha opción quedaba enmarcada en el modelo de festar la profunda violencia que inevitablemente
evangelización establecido por los Reyes de Castilla y, llevaba escondida en su seno.
radicalmente, por las bulas pontificias de Alejandro
VI. Inmediatamente va a surgir el conflicto entre la Inmediatamente Ovando implemento las órdenes
opción de los religiosos y el modelo evangelizador, reales. Los indígenas fueron profusamente repartidos
entre las exigencias de la evangelización misionera y a los españoles en encomienda. Se persiguió y castigó
la praxis política. severamente a los que, por reacción legitima y natu-
ral, desertaban del trabajo y se escondían por los
En efecto, la conducta de los conquistadores espa- montes. En dichas circunstancias la evangelización
ñoles con relación a los indígenas ya, para fines de misionera entró en una profunda crisis, que años más
1496, había originado un ambiente de animosidad y tarde relatará fray Bartolomé de las Casas.
rebelión de los nativos contra la obra de colonización
y evangelización que se pretendía realizar. Los tres nuevos dominicos, que abren su convento
en Santo Domingo en 1510, pronto adviertieron la
En 1502 llega a Santo Domingo, como nuevo dificultad de la conversión de los indígenas a la fe,
gobernador, Nicolás de Ovando con órdenes precisas dado el modo de proceder de los conquistadores y la
de la Corona. Realiza una represión sangrienta entre violencia injusta que se desencadenaba de la conquista
las tribus indígenas sublevadas y procede a la primera colonizadora. De esta manera concientizaron la con-
repartición de indios con carácter legal. La misma tradicción entre la conquista espiritual y la conquista
Reina Isabel, en diciembre de 1503, extiende una cé- política.
dula real en la que ordena a Ovando que "en adelante
compeléis y apremiéis a los dichos indios que traten y El 21 de diciembre de 1511, cuarto domingo de
conversen con los cristianos de la dicha isla, e trabajen Adviento, fray Antonio de Montesinos —que poste-
en sus edificios, e coger e sacar oro y otros metales". riormente morirá como mártir en Venezuela en
Era la imposición del trabajo forzoso y de la reparti- 1530—, tiene su célebre sermón ante las autoridades
ción de los indígenas. Era la subordinación del mun- y personalidades de la isla. Es un documento escrito,
do indígena no sólo a los Reyes de Castilla sino tam- como una proclama, y firmado por toda la comuni-
186 187
Testigos de la nueva evangelización
Antonio González Dorado, S.J.
to de los dominicos de escandaloso y subraya que Religiosos misioneros y religiosos teólogos de las
"debía el almirante haber procedido con rigor, pues el Universidades españolas se sintieron unánimemente
error fue muy grande". Y el provincial dominico de comprometidos en la aclaración de estos temas por
España, fray Alonso de Loaysa, que pensó sacar a los motivos de su compromiso evangelizador. Entre
religiosos de la isla, justifica la postura política del ellos sobresalen fray Antonio de Montesinos, fray
Rey, "pues tantos prelados de letras y conciencia y Bartolomé de Las Casas, fray Antonio de Córdoba,
también el Santo Padre lo permitían". Y añadía que fray Francisco de Vitoria, y posteriormente Soto,
"estas islas las ha adquirido su alteza iure belli, y su Báñez y Suárez.
Santidad ha hecho al Rey Nuestro Señor, donación de
ellas". Francisco de Vitoria emerge entre todos. En sus
Relecciones distingue claramente entre la postestad
Pero comprometidos los religiosos, con una evan- civil y la potestad eclesiástica. La primera tiene su
gelización misionera libre, testimonial y pacífica, eran origen natural en los pueblos, que la transfieren a los
precisamente los dos títulos justificativos de la con- gobernantes para un fin natural. La potestad eclesiás-
quista política, los que cuestionaban y sometían a tica no da potestad civil: viene de Cristo y teniendo
revisión crítica: el primero por el Derecho de Gentes; su origen sobrenatural, su fin es es también estricta-
el segundo por las limitaciones del poder pontificio. mente sobrenatural.
Hacían falta una audacia y libertad evangélicas Partiendo de estas premisas deduce dos conclusio-
extraordinarias par poder enfrentar estas cuestiones nes principales. Primera conclusión: el Papa no tiene
de los títulos de la conquista. En plena disputa sobre poder temporal sobre el mundo, con lo qué quedaba
el tema, fray Francisco de Vitoria, también dominico, invalidado el título de donación pontificia, en el que
le decía al P. Arcos en 1534, que si atacaba el derecho preferencialmente se apoyaban los Reyes Hispanos
de conquista, unos le decían que iba contra el poder para justificar la conquista con todas sus consecuen-
del Papa, y otros que contra el del Emperador. Y aña- cias. Segunda conclusión: todos los pueblos tienen sus
día: "Itaque fateor infirmitatem meam y que huyo propios derechos de independencia y libertad, que no
cuanto puedo de no romper con esta gente. Pero si quedan anulados ni por su incultura ni por su infideli-
omnino cogor a responder categóricamente, al cabo dad, con lo que se negaba la autoridad indiscriminada
digo lo que siento". del Emperador sobre toda la tierra.
190 191
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
Simultáneamente, se reconocían los deberes de También fue resultado de la acción de los misio-
los pueblos entre sí, como era el deber a una humana neros religiosos la evangelización de la politología vi-
intercomunicación, que cuando era injustamente gente en Europa, llegando a establecer, mediante fray
negada podía exigirse incluso por las armas, una vez Francisco de Vitoria, las bases del nuevo Derecho
agotados los medios pacíficos. Internacional, en el que se reconoce el origen demo-
crático de la autoridad civil, y el derecho a la libertad
Desde un punto de vista estrictamente teológico, de todos los pueblos y naciones, aunque limitada
el fenómeno resulta aleccionador e interesante. La cuando éstos no respetan los legítimos derechos de las
profunda identificación de los religiosos con el pro- otras naciones o cuando tiránicamente la autoridad
viola sistemáticamente la dignidad y los derechos hu-
yecto de evangelización misionera de la Amerindia
manos de los propios ciudadanos.
promovió una revisión de la eclesiología y una evan-
gelización trascendental de la actividad política inter-
nacional, al mismo tiempo que quedaba cuestionada Consecuencia de esta doble evangelización realiza-
éticamente la nueva situación que se había producido da por los religiosos misioneros en el campo de la
en las Indias. eclesiología y de la politología, fue el cuestionamien-
to de la justicia de la conquista política realizada por
España y por las otras naciones europeas tanto en
La base de la doctrina de la autoridad secular del
América como en el Lejano Oriente.
Papa sobre el mundo, ampliamente generalizada en
la época, arrancaba de una antigua opinión sostenida
por Enrique de Susa. Afirmaba que los Papas tenían Los resultados prácticos en las Indias de este tipo
la máxima autoridad temporal y espiritual como suce- de evangelización eclesial y política y de estas denun-
sores de Cristo, que también la habla tenido. La he- cias fueron limitados. De hecho, con ocasión de la
roica identificación de los misioneros.religiosos con el discusión de las Leyes Nuevas (1542), parece que
Evangelio colaboró eficazmente a una purificación y Carlos V, por preocupaciones de conciencia, quiso
evangelización de la teología del papado. La función abandonar la conquista del Perú y, como afirma un
de Papa quedaba limitada a la edificación de la Iglesia autor anónimo de la época, "quiso Su Majestad dejar
y a la evangelización del mundo, consecuente con el estos reinos a los ingas tiranos". Pero los años habían
principio proclamado por el mismo Jesús: "Mi Reino pasado en discusiones, los intereses se habían multi-
no es de este mundo" (Jn. 18, 36). plicado y la situación general debía de ser tan comple-
192 193
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
ja que parece que el mismo Vitoria aconsejó al Empe- 4. La defensa de la libertad de los aborígenes
rador continuar la conquista.
Con los años fue desapareciendo la preocupación Establecido el nuevo sistema político-religioso en
y se siguió invocando la concesión de Alejandro VI las Indias, no debía al menos olvidarse que su finali-
para resolver los litigios entre los países europeos dad era con relación a los aborígenes para "traerlos a
interesados en participar en la conquista. En la Junta nuestro señorío, porque fuesen tratados, favorecidos
de Valladolid de 1550 se proponía esta significativa y defendidos como los otros nuestros subditos y
cuestión: "Qué forma puede haber cómo quedasen vasallos", según se decía en la real provisión dada en
aquellas gentes sujetas a la majestad del Emperador Granada en 1526. Así rezaba la letra de los documen-
Nuestro Señor, sin lesión de su conciencia, conforme tos. Pero la Conquista no sólo arrasó la libertad políti-
a la bula de Alejandro". Sin embargo, quedó un im- ca de las comunidades indígenas —transformando a
portante escrúpulo en la conciencia metropolitana, los amerindios en vasallos de Castilla— sino que de
que iba a ser aprovechado por los misioneros dentro hecho, con la lógica de la conquista y de las necesi-
de una situación irreversible. Los estadistas españoles dades de la metrópoli, atentó violentamente contra
insistieron en suprimir la palabra "conquista" por las los derechos más elementales de las personas.
de "pacificación" y "población", alegando esta razón
en el libro IV de la Recopilación: "Pues habiéndose Este hecho era evidente para los misioneros reli-
de hacer con toda paz y caridad, es nuestra voluntad giosos, que se constituyeron en defensores y protec-
que aun este nombre, interpretado contra nuestra tores de los indios. Como defensores de la libertad de
intención, no ocasione ni dé color a lo capitulado los aborígenes sobresalen entre otros fray Antonio
para que se pueda hacer fuerza ni agravio a los indios". de Montesinos, fray Bartolomé de Las Casas y fray
Bernardino de Minaya, todos ellos de la Orden de
Aceptada por la Iglesia y los religiosos la irrever- Predicadores.
sibilidad de la situación política, su espíritu misionero
los impulsó a luchar contra los atropellos más impor-
tantes del sistema. a) Las causas de la opresión
Sólo nos vamos a fijar en dos aspectos: la defensa Dos factores históricos explican especialmente la
de la libertad de los aborígenes y la institución de las situación de opresión a la que quedaron sujetos los
reducciones. indígenas, teóricos vasallos libres de la Corona: la
194 195
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
ideología de la Conquista, y los intereses económico- pansión del Reino Cristiano en América respondiera
políticos que tenía la metrópoli en Europa. a una estructura típicamente colonial.
El fenómeno de la "conquista" está siempre mar- Despojadas las comunidades indígenas de su auto-
cado de una ideología característica, y así sucedió nomía y de la propiedad política de sus territorios, la
también con la conquista hispana de América. Los con- colonia quedó marcada por dos orientaciones funda-
quistadores nunca dudaron de su superioridad, tanto mentales: implantación sistemática de la cultura de
religiosa como cultural, e incluso se sentían obligados los conquistadores, y subordinación de toda la organi-
en su conciencia a integrar a los aborígenes en su pro- zación colonial a los intereses económico-políticos de
pio mundo, lo que suponía un largo proceso pedagó- la metrópoli.
gico antes de alcanzar las metas integracionistas
propuestas. Esta ideología conquistadora, etnocéntri- Lógicamente los indígenas quedaban subordina-
dos a la metrópoli a través de los representantes colo-
ca e integracionista, situaba axiológicamente al ame-
nizadores de la Corona, y valorativamente considera-
rindio en un plano de inferioridad, que aparece
dos como niños con relación a la nueva estructura
visiblemente marcado durante toda la época colonial,
cultural. Así los colonizadores se constituyeron en
incluso en los mismos sectores estrictamente evange-
señores y maestros, y los indígenas en vasallos y alum-
lizadores.
nos de los españoles enviados por la Corona.
Por otra parte, el momento del descubrimiento y De este modo se originó la formalización de una
de la conquista acaeció en unas circunstancias en las ideologizada ética de conquista, que, dados los esque-
que la metrópoli se orientaba políticamente hacia mas de la época, pretendía justificar y legalizar la
Europa, donde violentamente se disputaban la hege- esclavitud, los repartimientos y las encomiendas. Con-
monía los diferentes países. La participación en di- tra esta ética y sus concreciones históricas se van a en-
chas luchas suponía el disponer de fuertes recursos frentar con energía los religiosos en nombre de la
económicos. Por ese motivo, el mismo Cristóbal evangelización.
Colón recordará sagazmente a los Reyes, que gracias a
su descubrimiento había transformado una España b) La lucha contra la esclavitud
pobre en una España rica.
La mentalidad esclavista de la época aparece en
La unión de estos dos factores motivó que la ex- el mismo Cristóbal Colón en párrafos de su Diario y
196 197
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
en una carta a Santángel. Ya en 1500 enviaba los pri- limitaciones del Real Patronato, se dirigió directamen-
meros 300 esclavos al puerto de Sevilla, que hizo te a la Santa Sede, consiguiendo de Pablo III la bula
exclamar a la Reina Isabel: "¿Qué poder mío tiene el Sublimis Deus (1537), en la que se sostenía la racio-
Almirante para dar a nadie mis vasallos?". nalidad de los indígenas, precedida de una carta apos-
tólica al Cardenal Juan de Tavera, Arzobispo de Tole-
Durante el período isabelino, se expide una cédu- do, ordenándole prohibir bajo pena de excomunión,
la real (1503) prohibiendo someter a esclavitud a los ipso facto incurrenda, el reducir a los indios a la
indígenas. Se indicaba una excepción marcada por la esclavitud de cualquier forma y por cualquiera.
ética conquistadora: caníbales aprisionados en sus
agresiones. Los tiempos eran difíciles y puntillosos. Carlos V
ordenó recoger las bulas y consiguió del Papa la dero-
Sin embargo, el sistema debió de tender a genera- gación del breve enviado al Cardenal Tavera, por ser
lizarse, ya que el tema fue llevado a la Junta de Bur- lesivo de los derechos patronales del Emperador y
gos (1512), donde el Licenciado Gregorio defenderá perturbar la paz de las Indias. Hoy nos resulta extra-
la esclavitud como pena por pecados de idolatría y
ña e inhumana esta manera de reaccionar ante las
contra la naturaleza, y fray Bernardino de Mesa la
lesiones que se producían ante dos derechos tan des-
aceptará cuando los señores de tales esclavos sean
iguales: los privilegios de un emperador, y el derecho
personas cualificadas.
natural de los indígenas a la libertad.
Todavía en 1680, la Recopilación recoge una ley
c) Repartimientos y encomiendas
prohibiendo la esclavitud en paz o en guerra, aunque
siempre con la excepción de los indios permanente-
Problema que tuvo mucha más trascendencia, por
mente belicosos, como eran los caribes y araucanos.
su extensión y generalización, fue la instauración de
las encomiendas, tema estrechamente ligado con la
Siempre hubo una denuncia activa por parte de
imposición del trabajo forzoso y de las reparticiones.
los religiosos contra esta práctica. Especial trascen-
Fue un sistema colonizador que prácticamente lleva-
dencia tuvo la iniciativa de fray Bernardino de Mina-
ba incluida una velada esclavitud de hecho, aunque
ya. Según él mismo cuenta, en 1534 fue firmada una
no de derecho, y que propiciaba el desarrollo encu-
cédula real, que derogaba otra anterior de 1530, en la
que se prohibía la esclavitud. Prescindiendo de las bierto de toda clase de abusos y arbitrariedades por
198 parte de los encomenderos. Fue una larga y difícil
199
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
lucha la que mantuvieron todos los religiosos contra trabajo forzoso. De esta manera los indios quedaban
esta institución, desde los dominicos de la Española distribuidos y bajo control inmediato de los coloniza-
hasta los jesuítas del Paraguay. Siempre prevalecieron dores, dentro de una rígida estructura piramidal de la
en estas luchas como razones contrarias a la enco- sociedad.
mienda las dificultades que creaba a la evangelización
misionera, la lesión a los derechos humanos y jurídi- Los primeros repartimientos y encomiendas se
cos del indígena-vasallo de Su Majestad, y las inhu- iniciaron inmediatamente en las Antillas, quedando
manidades y abusos que con frecuencia se cometían legalizados por provisiones reales del año 1503. Fue-
por los encomenderos. ron famosas las reparticiones de Nicolás Ovando en
1504, y la llevada a cabo por Alburquerque en 1514,
La encomienda fue una variante americana del en la que se repartieron unos 32.000 indios. En la
feudalismo español de la Edad Media. En el siglo óptica de los conquistadores el indígena quedaba
XVIII, Solórzano la definía como "un derecho con- reducido a la imagen de lo que posteriormente se
cedido por merced real a los beneméritos de las Indias denominará, con expresión quechua, "mitayo", es
para recibir y cobrar por sí los tributos de los indios decir, hombre-brazo, hombre para trabajar al servicio
que se le encomendaren por su vida y la de un herede- y para los intereses de otro.
ro, con cargo de cuidar de los indios en lo espiritual y
defender las provincias donde fueren encomendados". El célebre sermón de Montesinos fue la gran
denuncia contra las reparticiones, las encomiendas y
El esquema de la encomienda era relativamente los abusos que se derivaban de ellas.
sencillo: encomendero y encomendados. El encomen-
dero pertenecía al grupo de los conquistadores y que- Posteriormente será fray Bartolomé de Las Casas
daba constituido como señor feudal. Los encomen- su gran impugnador que mantendrá viva la conciencia
dados eran los indígenas. El encomendero, con rela- crítica de los religiosos durante los siglos de la Co-
ción al Estado, tenía obligaciones tributarias y milita- lonia.
res; con respecto a los indígenas debía procurar la
atención espiritual y cristiana. Como contrapartida, Resultado del primer esfuerzo de los dominicos
los indígenas tenían la obligación de prestación del españoles fueron las Ordenanzas o Leyes de Burgos de
trabajo personal. La encomienda suponía la reparti- 1512. La denuncia constante de fray Bartolomé de
ción de tierras y de indios, y la prestación de un las Casas es la que fuerza la convocación de las Juntas
200 201
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
de 1516 y 1518, llegando hasta las de Valladolid y política; la evangelización tenía que realizarse con
Barcelona, en las que se elaboraron las Leyes Nuevas instrumentos de paz, y respetando y defendiendo la
de 1542, aunque siempre dejando insatisfechas las libertad de los indígenas. Cierto que las soluciones
reclamaciones y aspiraciones del dominico. Por otra que él proponía fueron y son muy discutibles. Pero
parte, el fraile nunca tuvo demasiada confianza en los la intuición correspondía a un hombre religioso que
arreglos legales que se hacían en España para humani- se había adentrado en el interior del Evangelio y,
zar el sistema. En 1555, en carta al confesor de Felipe consiguientemente, en las exigencias del respeto a la
II escribía: "Desengáñese del todo V.P. y los que a dignidad de la persona humana.
V.P. engañan y al Rey, con decir, que no dándole (a
los encomenderos) jurisdicción civil ni criminal sobre Postura similar es la adoptada en el siglo XVII por
los indios, estarán éstos remediados, que fue la caute- el P. Diego de Torres Bollo y por el Beato Roque
la y maldad con que ciertos que vinieron de Nueva González de Santa Cruz en el Paraguay. La alternativa
España engañaron al confesor y al Emperador, ha- que propondrán esos años frente a las encomiendas
biendo tres veces pedídoles que no hablasen de los será la de las reducciones. Esto nos conduce a otra
repartimientos, y habiendo venido de las Indias, sala- aportación evangelizadora de los religiosos misione-
riados de los tiranos de México contra los indios (al ros: el esfuerzo por la humanización del sistema.
menos dándoles un ducado para comer cada día), y
los desdichados de los indios desamparados sin que
nadie viniese a defenderlos (...). Y así alcanzaron una 5. Las reducciones: un sistema de humanización
cédula ycédulas quebrantando las leyes cuya tinta aun en el sistema
no enjuta no estaba, y que expirasen las encomiendas
Nos acercamos a uno de los temas que hicieron
en la primera vida, como disponía las leyes, y otras
más famosos a los religiosos durante la época de la
cosas inicuas, que el día que ambos murieren verán la
Colonia: las reducciones.
candela que para atinar el camino del cielo entonces
adquirieron".
Las limitaciones, dificultades y problemas del sis-
tema reduccional han sido honesta y enérgicamente
A fray Bartolomé se le podrá acusar de oscuridad
subrayadas por Branislava Susnik. Pero también
y de exageraciones en sus documentos. Pero su intui- Voltaire llegó a afirmar en su Essai sur les Moeurs que
ción fundamental era bien clara: guerras y encomien- las reducciones "a solas aparecen como el triunfo de
das demostraban la injusticia radical de la conquista la humanidad; parecen expiar la crueldad de los pri-
202 203
Testigos de la nueva evangelización
Antonio González Dorado, S.J.
Cuarta: Los misioneros mostraron la importancia Comprendo que no es fácil el subrayar los erro-
de situarse junto a los oprimidos y violentados para res principales que cometieron, y mucho más difícil
poder comprender las profundidades de las exigencias el determinar la causa histórica que los originó. Con la
del Evangelio. provisionalidad de una hipótesis, me atrevo a sugerir
que sus dos grandes limitaciones fueron egocentris-
Quinta: Pienso, mirando a la historia del pasado, mo europeo y su falta de sensibilidad ante el proble-
que gran parte de la fe existente en América Latina ma de los negros esclavos. La causa la encuentro en su
y de la confianza del pueblo en la Iglesia se debe en incapacidad en superar y criticar la ideología de con-
no pequeña parte a la actividad misionera realizada quista que subyacía en el modelo alejandrino e hispa-
por los religiosos en la Colonia. En efecto, no sólo no de evangelización.
fueron misioneros incansables llevando a todas partes,
incluso con el riesgo de sus vidas, el mensaje del Evan- 1. El etnocentrismo misionero
gelio, sino que al mismo tiempo pusieron su autoridad
moral al servicio de los pobres y de los oprimidos. Los mismos misioneros religiosos, que supieron
descubrir la dignidad fundamental de los indígenas
Sexta: También colaboraron los religiosos en la y proclamar activamente su libertad, no lograron cap-
formación de la identidad de la cultura propia de tarlo como persona-culta, y mucho menos con una
América Latina y de la identidad de la Iglesia latino- valoración positiva de su propia cultura.
americana, iniciando una nueva perspectiva bien di-
ferente a la estrictamente metropolitana y europea. El gran etnólogo de la época fue, sin duda, fray
Bernardino Ribeira de Sahagún. Escribe la monumen-
tal Historia general de las cosas de la Nueva España,
III. LIMITACIONES Y ERRORES en la que intentó sintetizar todos sus amplios conoci-
DE LOS RELIGIOSOS EVANGELIZADORES mientos sobre las culturas indígenas de México, tras
una minuciosa y científica investigación. Sin embar-
La importante aportación de los religiosos en la go, en el mismo prólogo de su obra, manifiesta sus
primera evangelización de América Latina no estuvo prevenciones contra dichas culturas, y nos declara las
exenta de ciertas limitaciones y errores que también intenciones de su trabajo: facilitar a los predicadores
afectaron negativamente los resultados de dicha em- y confesores, verdaderos médicos, para sus ministerios
presa apostólica. con los indios, el conocimiento de su "idolatría y ri-
208 209
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
tos idolátricos y supersticiones idolátricas y agüeros y Esta visión etnocéntrica y devalorativa de la cul-
abusiones y ceremonias idolátricas" existentes toda- tura indígena condujo a los religiosos a tres errores
vía entre los naturales, y, por desconocerlos —conti- fundamentales. Primer error: valoraron al indígena
núa el cronista— algunos operarios calificaban bobe- como hombre, pero lo calificaron como inculto, in-
rías o niñerías acciones de raíz idolátrica profunda. cluso como salvaje, lo que los condujo a un etnocido
"Pues, porque los ministros del Evangelio que sucede- y al proyecto de un integracionismo cultural. Segun-
rán a los que primero vinieron en la cultura de esta do error: ignoran la adultez de los aborígenes y los
nueva viña del Señor, no tengan ocasión de quejarse suponen en un estado de minoría de edad, "personas
de que los primeros, por haber dejado a oscuras las miserables y de tan débil natural que fácilmente se
cosas de estos naturales de esta Nueva España, yo fray hallan molestados y oprimidos", promoviendo un sis-
Bernardino de Sahagún (...) escribí doce libros de las tema de paternalismo y tutoría indefinido. Tercer
cosas divinas, o, por mejor decir, idolátricas y huma- error: como consecuencia de estas apreciaciones pri-
nas y naturales de esta Nueva España". varon al indígena de su palabra en los problemas
gravísimos que le concernían directamente. Después
Mas claramente, el P. José de Acosta, en su obra De de enmudecerlos se constituyeron en sus defensores y
procurando indorum salute, publicada en 1577, esta- protectores, haciéndose la voz de los que no tienen
blecía tres clases de culturas: la primera correspondía voz. Por ese motivo y con la mayor naturalidad, todos
a la originalmente europea; en la última categoría los asuntos que se discutían y trataban sobre los indí-
situaba la de los bárbaros, que viviendo tribalmente y genas, se resolvían sólo entre españoles, aunque una
en las selvas eran semejantes a las fieras y, afirmaba parte de ellos fueran religiosos dispuestos a defender
que en el Nuevo Mundo hay infinitas manadas de al amerindio de los propios españoles. Y no es que los
ellos, diferenciándose muy poco de los animales. aborígenes no tuvieran capacidad para defender tam-
bién con la palabra su propia causa. Baste rcordar en
Y el P. Diego de Torres Bollo, promotor de las las relaciones de Bernal Díaz del Castillo, las conversa-
reducciones en el Paraguay, refiriéndose a los guara- ciones que mantuvieron los aztecas derrotados con
níes, decía que "como todos sus antepasados, poco los franciscanos enviados por Adriano VI a la Nueva
antes andaban como fieras en estos montes con las España.
armas en la mano matando y destrozando sin conoci-
miento de Dios Nuestro Señor, más que si fueran
bestias".
210 211
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
además de las indicadas anteriormente. Apuntamos del Evangelio y de la misión de la Iglesia en un molde
algunas. de conquista, y no tanto de "sacramento de la íntima
unión con Dios y de la unidad de todo el género hu-
Primera. Los misioneros religiosos, por su identifi-
mano" (LG 1). Esto también bloqueó a los religiosos
cación con el Evangelio, tomaron como causa propia
para una captación y comprensión más positivas de
el constituirse en protectores y defensores de los indí-
las religiones no cristianas existentes en el Continente,
genas. Pero, mediatizados por la ideologización con-
y dificultó la edificación de Iglesias autóctonas como
quistadora desconocieron o no asumieron las "cau-
tenían en su proyecto los franciscanos misioneros de
sas" propias de los aborígenes.
la Nueva España.
Segunda. La ideologización contribuyó a una es-
tratificación social, axiológica e incluso jurídica, en el
IV. LOS RELIGIOSOS EN EL HOY DE LA
Continente, claramente antievangélica, que ha tendi- EVANGELIZACIÓN DE AMERICA LATINA
do a marginar a los amerindios y negros, y dificulta,
incluso en nuestros días, la organización pluriétnica y Al iniciar mi exposición dejaba abiertas varias pre-
plurinacional de los Estados. guntas: ¿Cuáles son el carisma y la misión de los reli-
giosos en esta nueva etapa de la evangelización de
Tercera. La ideologización de los misioneros cola- América Latina? ¿Cuál ha de ser su participación
boró al tradicional sistema latinoamericano de hetero- específica en el quehacer de nuestra Iglesia? ¿Cómo
geneidad entre la cultura y las estructuras. Las cultu- podemos conjugar las exigencias de nuestro propio
ras autóctonas quedaron despojadas de sus propias carisma con las exigencias de vivir en comunión de fe
instituciones y estructuras, quedando sometidas a y de misión con nuestros pastores?
otras instituciones y estructuras foráneas y coloniza-
doras. Son las estructuras tradicionales que Puebla Sólo quiere recoger, para responder a estas pre-
juzga como injustas y generadoras de injusticia, que guntas, algunas de las luces y las sombras de la histo-
oprimen al pueblo y difcuitan la expresión de la iden- ria de los que nos precedieron en América Latina, lu-
tidad del Continente latinoamericano. ces y sombras que nos ayuden para comprender lo
que la Iglesia tiene derecho a esperar de las actuales
Cuarta. La ideologización conquistadora de los comunidades religiosas, teniendo en cuenta el actual
mineros religiosos contribuyó a conformar la fuerza proyecto evangelizador del Continente presentado
216 217
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
por nuestros Obispos en los Documentos de Medellín
y de Puebla. religiosos a las Indias. No buscaban una vida más
fácil. Recuérdese lo que anotaba fray Bartolomé de
1. Dos opciones fundamentales de los religiosos Las Casas de la primera comunidad dominicana de la
Española: "Acordaron añadir ciertas ordenaciones y
Nuestros mayores, los que nos precedieron en la reglas a las viejas constituciones de la Orden (...)para
vida religiosa en América Latina, quedaron caracteri- vivir con más rigor". A fray Toribio de Benavente los
zados por dos rasgos evangélicos que exigen una con- indígenas comenzaron a llamarlo "Motolinia", que
tinuidad en nosotros: la opción prioritaria y absoluta significa pobreza en la lengua azteca. Y fray Antonio
por el Evangelio y la evangelización, y la opción pre- de Remesal afirma el agrado con que los indios reci-
ferencial por los pobres. bían a los religiosos porque sabían "que a distinción
de los españoles, los misioneros no iba en busca de
a) La opción prioritaria y absolu ta por el Evangelio sus haberes". Y son muchos los documentos en los
que se manifiesta el deseo del martirio que afloraba
en los religiosos de la época.
Sin duda de ninguna clase, la nota que más carac-
terizó a los religiosos misioneros de la primera etapa
fue su opción prioritaria y absoluta por el Evangelio y La profunda experiencia de Jesucristo desencade-
la evangelización, y fue de dicho foco del que proce- naba en los religiosos la fe en la fe, como don supre-
dieron sus intuiciones y aportaciones más importantes. mo de la salvación de Dios que puede recibir cual-
quier hombre sean cuales sean las circunstancias
Su experiencia de Dios, su experiencia de Jesucris- históricas en las que tenga que vivir. Por eso los reli-
to, como diríamos hoy recordando el lenguaje de Pue- giosos se constituyeron fundamentalmente en misio-
bla (DP 726), los orientó en dos direcciones funda- neros y misioneros de frontera, sin arredrarse ante
mentales: seguimiento personal y radical de Cristo en dificultades y peligros. El gran horizonte de toda su
el espíritu de las bienaventuranzas (DP 742), y evan- actividad era el transmitir la fe viva en el Evangelio
gelización misionera testimoniando y predicando la de Nuestro Señor Jesucristo.
fe en todas las comunidades indígenas del Continente.
Es precisamente en esta fidelidad radical y en este
La radicalidad evangélica en el seguimiento de entusiasmo por el Evangelio donde se encuentra la
Cristo es la que explica la venida voluntaria de tantos raíz de la libertad evangélica con la que se expresaron
218 y vivieron en todos los ambientes —eclesiales y políti-
219
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
ligiosa y protegerla según sus propias notas caracterís- dos, y que siempre es más grande, más exigente, más
ticas, los obispos cumplen su propia misión pastoral". rica que la verdad que construimos a través de nues-
tras modestas vidas humanas. Por eso la fidelidad a las
A los religiosos nos corresponde reconocer en exigencias de nuestra fe común, en espíritu de cari-
nuestros obispos a nuestros pastores y proclamar ante dad, es la garantía de que el diálogo entre el ministe-
ellos nuestros propios carismas, que el Espíritu Santo rio episcopal y los carismas de la vida religiosa, que
ha suscitado para el bien de toda la Iglesia y de su mi- ambos tienen sus raíces en el mismo Jesús a través del
sión evangelizadora en el mundo. Espíritu Santo, nos ayudará a construir la verdad de
nuestra acción evangelizadora en la historia. Los pro-
Esto exige un diálogo permanente y confiado fetas proclaman la verdad. Los pastores, previo discer-
entre Obispos y Religiosos, en los que todos hemos de nimiento, la confirman. Y todos unidos, formando un
buscar la fidelidad a la acción del Espíritu en su Igle- solo cuerpo, han de constituirse en el sacramento de
sia y a la realización de la misión evangelizadora a la la evangelización en el hoy y en el futuro de América
que El nos impulsa en comunión de caridad, para de- Latina.
mostrar al mundo que somos los discípulos fieles del
Señor Jesús.
b) Con el fervor de los santos
Es un diálogo que en determinados momentos
Para que las relaciones mutuas entre Obispos y
puede ser sencillo y fácil, y en otras ocasiones conflic-
Religiosos sean auténticamente evangélicas, y no meras
tivo y difícil, como ya aparece con estas característi-
fórmulas para una convivencia irénica, es necesario lo
cas en las primitivas comunidades cristianas de los
que Pablo VI ha llamado el fervor de los santos, que
Hechos de los Apóstoles, con ocasión del primer Con-
nos persuade que, por misteriosos caminos, es el
cilio de Jerusalén. No sólo el error divide a los hom-
bres, sino también la verdad, dada la limitación que Señor el que al final realiza la obra de salvación. Por
tenemos para percibirla, sobre todo cuando se trata eso quiero terminar mis reflexiones con las palabras
de la verdad de la acción y de la caridad operante, de de Pablo VI: "Conservemos, pues, el fervor espiritual.
la verdad que se construye a través de la historia. Pero Conservemos la dulce y confortadora alegría de evan-
sabemos que la verdad de la historia, la que se cons- gelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágri-
truye y manifiesta a través del tiempo tiene su pleni- mas. Hagámoslo —como Juan el Bautista, como Pedro
tid en la verdad de la fe en la que hemos sido bautiza- y Pablo, como los otros Apóstoles, como esa multitud
de admirables evangelizadores que han sucedido a lo
230
231
Antonio González Dorado, S.J.
Si el tema es nuevo, la realidad de los Nuevos Mi- participar corresponsablemente en la vida y en la mar-
nisterios en la Iglesia es todavía muy precaria, lo que cha de una Iglesia organizada jerárquicamente.
explica que se trate de una cuestión muy poco cono-
cida en la mayoría de nuestro medio ambiente. Esto La primera pregunta ha sido ampliamente respon-
puede hacer suponer que nos encontramos ante un
dida en diferentes documentos conciliares, en la Evan-
tema menor, secundario, sin mayor trascendencia
gelii Nuntiandi (No. 70), y en el documento de Pue-
para la vida de los laicos y de la Iglesia. Y sin embar-
go, a mi juicio, nos hallamos ante un punto de ex- bla donde se ha definido al laico como "hombre de
traordinaria importancia para la renovación de la Iglesia en el corazón del mundo, y hombre del mundo
Iglesia y para el ejercicio efectivo de su misión en el en el corazón de la Iglesia" (No. 786).
mundo.
Pero es la segunda pregunta la que abre mayores
En efecto, el laicado maduro, el que ha llegado a expectativas y dificultades. No podemos olvidar que
su mayoría de edad en nuestra Iglesia de hoy, se hace todavía nos estamos desprendiendo de una eclesiolo-
dos preguntas fundamentales. La primera es su misión gía clericalista regulada casi exclusivamente por el
específica en la evangelización del mundo. La segunda binomio "sacerdocio-laicado", en cuyo contexto
es su nivel de responsabilidad con relación a la institu- Dom Gueranger podía escribir en 1873 que "el pue-
ción y comunidad eclesial, y quiere conocer cómo blo fiel no tiene sino deberes de sumisión a cumplir
puede canalizar dicha responsabilidad, y cómo puede con relación a sus diversos jefes jerárquicos. La masa
del pueblo fiel es esencialmente gobernada y radical-
En 1972, Pablo VI publica motu proprio Ministerio quae- mente incapaz de ejercer una autoridad espiritual, ni
dam y Ád pqscendum. En 1973 aparece la instrucción
Immensae caritatis. Véase también Catechesi tradendae directamente, ni por delegación" 67 .
de Juan Pablo II, y Familiaris consortio, en el que se indi-
ca que la educación en la fe y la catequesis de los padres a
los hijos es "un verdadero y propio ministerio de la Igle- Hoy nos encontramos en otro contexto totalmen-
sia". Es inolvidable la Evangelii nuntiandi. Por último es de te diferente, una vez que el Concilio Vaticano II ha
extraordinaria importancia para el tema del nuevo Dere-
cho Canónico. determinado que "los sagrados pastores reconozcan y
Para América Latina reviste particular importancia el do- promuevan la dignidad y la responsabilidad de los lai-
cumento de Puebla.
Véase también en Concilium, nn. 43, 74 y 80; en Theolo- cos en la Iglesia. Hagan uso gustosamente de sus pru-
gica Xaveriana 1 (1975); 3 (1976) y 4 (1977); y en Pro dentes consejos, encárguenles, con confinaza, tareas
Mundo Vita, No. 50.
234
67. Citado en AA.VV. Os ministerios, Sao Paulo. 1981, 13.
235
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
Tercero, la promoción de la fraternidad y del ecu- 3. Pero, si analizamos críticamente este amplio
menismo entre las diversas comunidades cristianas proyecto, observaremos que si por una parte es esti-
separadas (Decreto Unitatis Redintegratio) mulante, por otra parte es arriesgado, puede ser utópi-
co, en el peor de los sentidos, y consiguientemente
Cuarto, la promoción de la fraternidad entre las llegar a ser alienador o frustrante, con todas las conse-
religiones del mundo, cristianas y no cristianas (De- cuencias que a la larga tiene la alienación y la frustra-
claración Nostra Aetate). ción.
Esta conciencia no es meramente contemplativa, doxia a través del Magisterio, y protectores de las ovejas
sino principalmente operativa, y actúa —siguiendo el que les habían sido encomendadas y a las que veían
pensamiento del Concilio Vaticano I I - , renovándola amenazadas por todos los flancos. Fue una Eclesiología
y adaptándola a las nuevas circunstancias, en un pro- que originó muchos Pastores santos, pero demasiado
ceso de rejuvenecimiento perpetuo que le permite res- parcialmente identificados con la imagen del Buen Pas-
ponder a las nuevas exigencias de su misión. Desde tor que, en el aprisco, defiende a sus ovejas contra los
esta perspectiva, renovación de la Eclesiología y Ecle- ataques del lobo (Jn. 10, 11-13), y que desenmascara
siogénesis, son la misma realidad del rejuvenecimiento a los lobos rapaces que se acercan al redil con piel
permanente de la Iglesia a partir de su fidelidad a de oveja (Mt. 7, 15-16).
• Cristo y a la misión que El le ha encomendado.
Hoy cambia la actitud de la Iglesia que, incluso
con la audacia de Jesús, vuelve a repetir la palabra
5. Es claro que las Eclesiologías elaboradas por el evangélica: "Os mando como ovejas entre lobos" (Mt.
Concilio de Trento —en un momento de agudo con- 10, 16). Pero es evidente que no puede enviarlas al
flicto con el protestantismo naciente—, y por el Vati- matadero. Los enviados necesitan apoyo logístico
cano I —bajo nubarrones de fuertes ataques al Pontifi- para poder cumplir su misión, salvando los riesgos
cado Romano y de agresividades de la nueva cultura inherentes a ella.
frente a la Iglesia "oscurantista"—, son insuficientes
para la comprensión de una Iglesia, que ha buscado su Esto origina en el Concilio un nuevo modo de
nueva ubicación en el mundo actual, y con el que pre- entender la Iglesia, una nueva Eclesiología estructura-
tende realizar su función evangelizadora en un ámbito da a partir del binomio "comunidad-ministerios" 75 .
de libertad y diálogo.
6. En efecto, al preguntarse la Iglesia por el suje-
to activo de la Evangelización, nos afirmará que "la
En las anteriores eclesiologías predominaba el
Iglesia entera es misionera" 76 , y de una manera espe-
tema de Jerarquismo en la Iglesia, quedando estructu-
cífica se nos dirá que "los seglares (...) deben ejercer
radas en el binomio tensional "sacerdocio laicado",
esquema que prevalecía en la mayoría de los manua- por lo mismo una forma singular de evangeliza-
les de Eclesiología hasta el Concilio Vaticano II. Es ción" 77 .
una Eclesiología que, operativamente, tendía a con-
75. Véase al respecto CONGAR, Y., Ministerios y comunión
centrar la responsabilidad y el poder de la Iglesia insti- eclesial, Madrid, 1973.
tución en los Pastores, mantenedores natos de la orto- 76. AG 35.
244 77. EN 70.
245
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
Por eso, en la Eclesiología del Concilio Vaticano pero al que no se le ha dado tanta importancia: la
II, significativamente se iniciará la comprensión ministerialidad de la comunidad eclesial y la diversi-
de dicho sujeto como Pueblo de Dios 78 ise insistirá dad de los ministerios.
en su dimensión de comunidad —con una inflexión
natural sobre la importancia de las Iglesias Particu- En efecto, en el Decreto del Apostolado de los
lares 79 —, y pastoralmente se enseñará, durante estos Seglares se lee: "En la Iglesia hay variedad de minis-
años, que es dicha comunidad la que se denomina terios, pero unidad de misión. A los apóstoles y a sus
Iglesia, y consiguientemente que todos los miebros sucesores les confirió Cristo el encargo de enseñar, de
de dicha comunidad se llaman y son Ilgesia, para
santificar y de regir en su mismo nombre y autoridad.
contrarrestar la tendencia popular de restringir el
sentido de Iglesia al sector de los Sacerdotes y Obis- Pero los seglares, hechos partícipes del ministerio sa-
pos, es decir, al grupo jerárquico. cerdotal, profético y real de Cristo, cumplen su come-
tido en la misión de todo el Pueblo de Dios en la
7. No es el momento de detenernos en la refle- Iglesia y en el mundo" 8 0 .
xión de la Iglesia como comunidad y pueblo. Es un
El texto resulta extraordinariamente nuevo y
tema que ha sido ampliamente trabajado y elaborado
sugerente. En efecto, en una tradición remotamente
desde los años del Concilio. Pero, la pregunta que se
cercana, siempre se ha reconocido a la Iglesia como a
nos plantea es, ¿qué tipo de comunidad específica
una comunidad ministerial, pero con una compren-
es la Iglesia? O de otra manera, ¿cómo ha de estruc-
turarse la comunidad eclesial? La pregunta es de vital sión distinta. Por eso, se distinguía entre fieles y mi-
importancia, dado que se tiene el peligro de repetir nistros, entre pueblo y jerarquía, reservándose para la
con otras palabras el antiguo modelo eclesial, domina- jerarquía, o para los que se orientaban decididamente
do por el binomio "sacerdotes-laicos", sin responder hacia ella, los denominados ministerios. Ministerio, en
a las nuevas expectativas y exigencias de nuestra Igle- el lenguaje eclesial, equivalía prácticamente a funcio-
sia de hoy. nes o servicios específicos de sacerdotes y obispos, y
los constituidos como ministros se denominaban
La clave de la solución del problema se encuentra, clérigos.
a mi juicio, en otro polo no olvidado por el Concilio,
Esto explica la resistencia de algunos teólogos, en-
78. LG9. te ellos de Karl Rahner, cuando se comenzó a hablar
79. LG 23.
246 80. AA 2.
247
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
de ministerios laicales. Para ellos el ministerio suponí
una segregación del pueblo laico para servir a la corrm forma que, en lo posible, sea capaz de satisfacer sus
nidad, lo que les hacía concluir que se reducía a trans propias necesidades" 83 .
formar a los laicos en un nuevo género de clérigos.
Para conseguir este objetivo indica que "los misio-
Pero el texto es de una claridad meridiana. Tod neros (...) susciten tales comunidades de fieles que,
cristiano, por el hecho de ser cristiano participa de j a viviendo conforme a la vocación con que han sido lla-
ministerialidad de Cristo, en su triple dimensión sacer. mados, ejerciten las funciones que Dios les ha confia-
dotal, profética y real. Dicha participación ministerial do, sacerdotal, profética y real" 84 .
no es sólo en función del mundo —misión evangeliza
dora ad extra—, sino también en función de la propi a Y más adelante concretará que "para la planta-
Iglesia —edificación de la Iglesia81. Más aún añade el ción de la Iglesia y el desarrollo de la comunidad cris-
documento, que "de la recepción de estos carismas tiana son necesarios varios ministerios, que todos
incluso de los más sencillos, procede a cada uno de los deben favorecer y cultivar diligentemente, con la
creyentes el derecho y la obligación de ejercitarlos en vocación divina suscitada de entre la misma congrega-
la Iglesia, en la libertad del Espíritu Santo, que sopla ción de los fieles, entre los que se cuentan las funcio-
donde quiere y, al mismo tiempo, en unión con los nes de los sacerdotes, de los diáconos y de los cate-
hermanos en Cristo" 82 . quistas y de la Acción Católica" 85 .
¿Qué importancia, qué lugar ocupan la ministeria- Pero simultáneamente se constata que se trata de
lidad de la Iglesia y los ministerios laicales en la ecle- un Continente dominado por la injusticia social, in-
siología de factura latinoamericana?
94. DP 445.
256
257
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
III. Conceptualización y diversifícación acentúan sobre todo la dignidad y el poder del minis-
de la ministerialidad y de los ministerios laicales
terio 119 .
Hasta este momento hemos visto, desde la pers- Son palabras que nos sitúan en el más puro hori-
pectiva del Vaticano II y de Medellín y Puebla, la zonte cristológico, ya que el mismo Jesús nos afirma
trascendencia y la importancia de la ministerialidad
que no vino para ser servido —ministran, diakonethe-
para la realización de la misión y de la edificación de
nai—, sino para servir —ministrare, diakonesai— (Mt.
la Iglesia. Pero, ¿qué entendemos por ministerio y por
20, 28), quedando especificada dicha palabra en el
ministro? ¿Cómo se puede clasificar la diversidad de
contexto con la significativa expresión de doulos,
los ministerios en la Iglesia?
esclavo.
Lo importante es mentalizarse con el nuevo con- Las Comunidades Eclesiales de Base, en su sentido
tenido que se encierra en palabras de vieja y tradicio- amplio, se han de integrar en la Parroquia que cualifi-
nal factura. En el fondo, se están pretendiendo comu- caría como orgánica. La parroquia ha de estar dotada
nidades no centralizadas alrededor de algunas figuras, del ministerio sacerdotal y jerárquico, garantizando la
posibilidad de la asamblea eucarística. Pero ha de ser
296
297
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
simultáneamente orgánica, es decir, vitalizada por la
integración de las diferentes comunidades de base, unos treinta años. Hoy día, Pastoral Orgánica, puede
dotada de todos los ministerios laicales necesarios, y tener dos significados. Puede entenderse como la Pas-
equipada con organismos para vivir la corresponsabí- toral característica de una Iglesia configurada ya
lidad fraternal y cristiana en todas sus dimensiones. orgánica y ministerialmente. O con un sentido más
Hoy el concepto de Parroquia desborda su configura- modesto, como el proyecto de una Iglesia que preten-
ción tradicional de tipo geográfico y espacial, para de configurarse conforme a las exigencias de la organi-
abrirse a las nuevas posibilidades de la parroquia fun- cidad y de la ministerialidad.
cional y personal. Pero, en cualquier hipótesis ha
de ser orgánica y diversificada en sus ministerios e in- Estas son las dos condiciones de posibilidad para
tegrada en corresponsabilidad. la configuración nueva de la Iglesia que necesitamos;
desclericalización ideológica y descubrimiento de la
La Iglesia Particular es la que integra las parro- trascendencia de la expresión comunitaria de la Iglesia
quias, en su sentido amplio, y se encuentra dotada del bajo los signos de la ministerialidad y de la organi-
ministerio de la plenitud sacerdotal, asumido por el cidad.
obispo. Pero también la Iglesia Particular ha de cons-
tituirse como Iglesia Orgánica, y dentro de dicha 3. Caminos a seguir
organicidad, es interesante reinterpretar la imagen del
obispo atendiendo a su denominación más caracterís- El desafío está delante de nosotros, pero lo inte-
tica, como sucesor de los Apóstoles, lo que lo consti- resante es el encontrar los caminos para llevar adelan-
tuye no tanto en el administrador sino en el Apóstol te el proyecto. Y expresamente digo "los caminos",
de todas las comunidades a las que ha de servir con dado que podemos encontrarnos con muchas expe-
su ministerio específico, y en el Apóstol de todos los rincias ya en marcha, y posibilidades inéditas que nos
no cristianos o creyentes dentro del territorio que le puede ofrecer el Espíritu de Cristo. Pero podemos
ha sido encomendado. marcar algunas etapas dentro de la modesta lógica
de un proyecto.
Sólo una Iglesia constituida orgánica y ministerial-
mente tiene la posibilidad de expresarse en una pasto- El primer paso es la creación de ambientes, en los
ral orgánica, concepto mucho más teológico y actual, que determinados grupos se concienticen y sensibili-
que la propugnada pastoral de conjunto de hace cen sobre la necesidad del cambio. Es de suma impor-
298 tancia que entre los primeros sensibilizados se encuen-
299
Antonio González Dorado, S.J.
4. Presente y futuro
IV
La impresión que puede quedar al leer las modes-
tas líneas proyectivas que acabo de proponer, es que AGENTES RELIGIOSOS Y EVANGELIZ ADORES
nos encontramos en el kilómetro cero de cara a un POPULARES EN AMERICA LATINA
futuro. La realidad no es esa. Existen ya ricas expe-
riencias en muchas Diócesis de América Latina, e
incluso en casi todas las Diócesis se encuentran reali-
dades que pueden ser consideradas ya como verdade- LIDERAZGO MINISTERIAL
ros ministerios, pero que han de ser reasumidas en un EN LA RELIGIOSIDAD POPULAR
proyecto global de ministerialidad y organicidad.
Estas realidades pueden ser la base de apoyo en el Revista "Medellin", Vol. VII, No. 25
nuevo caminar, pero al mismo tiempo son bases que Marzo 1984. 5-22
sufrirán profundos y beneficiosos cambios para la
Iglesia de América Latina y del Continente conforme
se vayan adentrando en el nuevo horizonte y en la Puebla ha reconocido la importancia de la religio-
nueva dinámica de la servicialidad, del ministerio y de sidad popular latinoamericana como factor de evan-
la organicidad de una Iglesia que tiene como proyecto gelización de nuestro Continente: "La religiosidad
vivir en comunión y participación para poder realizar popular (...), en cuanto contiene encarnada la Palabra
evangélicamente su misión liberadora en nuestro com- de Dios, es una forma activa con la cual el pueblo se
plicado y difícil contexto 148 . evangeliza continuamente a sí mismo" (DP 450).
pueblo, ser prudentes y firmes, constantes y audaces giosidad popular. Si la religiosidad popular, en su con-
para educar esa preciosa fe, algunas veces tan debili- junto, es una forma activa de evangelizacion, pienso
tada" (DP 458). que, en general, estos líderes, animadores y servidores
populares, deben ser considerados como importantes
evangelizadores del pueblo, como auténticos agentes
1. ¿Un olvido? de pastoral. Ellos siempre le han prestado atención al
pueblo, y han estado tan cercanos al pueblo que son
Sin embargo, es interesante advertir que las expre- del pueblo.
siones del documento permiten deducir que sus redac-
tores, al referirse a los agentes de pastoral que han de Es curioso, sin embargo, advertir, que en el largo
colaborar en la evangelizacion de la religiosidad popu- capítulo que Puebla dedica a los principales agentes
lar, hablan exclusivamente de personas que han de de evangelizacion (Nos. 658-891), estos evangeliza-
procurar la cercanía al pueblo (DP. 458), prestándole dores populares han sido olvidados y es exclusivamen-
la atención que se merece (DP 453). te a otros agentes de pastoral a los que se invita a
recuperar los valores evangelizadores de la piedad
Cabe una pregunta que sugiere un significativo popular (Nos. 959-963).
olvido de Puebla: Si la religiosidad popular —con tan-
ta frecuencia olvidada, desconocida e incluso despre- Felizmente, a pesar de este olvido, la dinámica
ciada por muchos de los tradicionales agentes de pas- de Puebla hacia una recuperación global de la religio-
toral— ha sido y es una forma activa de evangeliza- sidad popular, nos proyecta también hacia una recu-
cion, ¿Quién ha sido y es el agente activo evangeliza- peración de estos evangelizadores populares que
dor que ha asumido, mantenido y promovido esta constituyen uno de los elementos más importantes
forma de evangelizacion en América Latina? del catolicismo popular latinoamericano.
que la religión del pueblo muestra en ciertos casos res del catolicismo popular. Es necesario que se sien-
(DP 453), y otras por la distancia y divorcio existente tan incorporados a una Iglesia que ha optado prefe-
entre la cultura de las élites y la cultura del pueblo rencialmente por la evangelización de los pobres.
(DP455).
Puebla se encuentra ante el desafío de la explosión
Pero esta dificultad no ha de paralizar el esfuerzo demográfica de nuestro Continente durante los próxi-
mos veinte años: ¿cómo la Iglesia puede hacer frente
de valorar y recuperar a estos evangeüzadores latino-
a la evangelización de esta población que ya comienza
americanos. Para ello hay tres motivos íntimamente a surgir como un inmenso bosque? Son varios los ca-
conectados con las orientaciones fundamentales de minos apuntados por los Obispos. Pero la experiencia
Puebla: su opción preferencial por los pobres, el histórica nos indica que los evangeüzadores populares
desafío de la explosión demográfica del Continente y se han desarrollado paralela y casi proporcionalmente
el compromiso de la evangelización de la cultura. a la expansión del pueblo, cosa que no ha solido suce-
der con otros tipos de agentes pastorales mas acadé-
Uno de los puntos más destacados en Puebla es su micamente preparados. Este es un dato que nos abre
opción preferencial por la evangelización de los po- a la esperanza, pero simultáneamente a la responsabi-
bres. Pero simultáneamente el documento reconoce lidad: hay que valorar y recuperar a los líderes religio-
que la Iglesia ha descubierto "el potencial evangeliza- sos del pueblo.
dor de los pobres" (DP 1147), y que "esta religión
del pueblo —forma activa de evangelización—, es vivi- Por último, "la acción evangelizad ora de nuestra
da preferentemente por los pobres y sencillos" (DP Iglesia latinoamericana ha de tener como meta gene-
450). En estas expresiones parecen estar resonando ral la constante renovación y transformación evangé-
las palabras del Señor: "Bendito seas, Padre, Señor de lica de nuestra cultura" (DP 395). No es un compro-
cielo y tierra, porque, si has escondido estas cosas a miso fácil de cumplir.
los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente
sencilla; sí, Padre, Bendito seas, por haberte parecido Pero, a nivel de cultura popular, podemos decir que
eso bien" (Mt. 11,25-26). la religiosidad popular con sus propios evangeüzadores
constituye un lugar privilegiado donde existe ya, al
Esta gente sencilla, de la que habla el Evangelio, y menos germinalmente, una síntesis vitalmente vivida
que ha recibido la revelación, en América Latina se de la fe y de la cultura popular (DP 452). Ellos viven
concreta en los que hemos denominado evangelizado- la experiencia directamente y con entusiasmo, aunque
res populares, es decir, líderes, animadores y servido- sin aparatos científicos. De hecho estos evangeüzado-
306 307
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
do por el Cristo vivo y resucitado, que es su Cabeza, Podemos distinguir tres tipos de carismas:
mediante la acción del Espíritu Santo, que se hace
presente en todas sus comunidades y miembros, para Los carismas estrictamente eclesiales, que se pro-
que el pueblo cumpla su misión de "pregonar la ducen en el interior de la Iglesia y para la edificación
buena noticia a toda la humanidad" (Me. 16, 15). de una Iglesia Evangelizadora.
La Iglesia, que es la parte de la humanidad que cree Los carismas cristianos surgidos en el seno de la
explícitamente en Cristo Salvador, en su misión se autonomía de las realidades temporales. Se trata de
dirige a un mundo misterioso. Porque la totalidad del carismas suscitados en determinados cristianos, orien-
mundo y de la humanidad, después de la resurrección tados a desarrollar la realidad autonómica temporal
de Jesús, está bajo el Señorío de Cristo (Ef. 1, 10), en las exigencias del Reino de Dios.
Señorío que ejerce por misteriosos movimientos y ac-
ciones del mismo Espíritu Santo, orientando todas Carismas cósmicos: son carismas suscitados por
las cosas salvadoramente a su incorporación en el Rei- el Espíritu en personas o movimientos no cristianos
no de Dios, que ya comienza a realizarse sacramental- para que, bien realidades del campo estrictamente
mente en la historia. religioso, bien otras realidades correspondientes a la
autonomía temporal, se edifiquen y orienten hacia
Desde este horizonte de fe totalizante del mundo, el Reino de Dios.
la Iglesia es el sacramento de la evangelización y tiene
la responsabilidad de dejarse estructurar como sacra- Entre los carismas eclesiales hay que distinguir, en-
mento privilegiado del Reino ante toda la humanidad. tre otros, dos tipos fundamentales: los instituciona-
les-jerárquicos y los espontáneos o libres.
2. La acción del Espíritu Santo y los carismas Los primeros pertenecen a la esencia institucional
de la Iglesia, de tal manera que son permanentes a tra-
La Iglesia, a través de su experiencia histórica de vés de la historia, aunque su imagen y formas concre-
fe y en su reflexionar teológico, siempre ha tas de reaüzarse pueden modificarse y variar.
reconocido como uno de los efectos típicos de la ac-
ción del Espíritu Santo en ella y en toda la
Los carismas espontáneos o libres son también
humanidad la aparición de los diversos carismas,
que se ordenan primariamente a la edificación de la esenciales en la Iglesia, pero son variables en la histo-
Iglesia y del Reino de Dios. ria, y el Espíritu los suscita y promueve según circuns-
tancias, tiempos y culturas. A veces son estrictamente
310
311
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
no, en su forma cultural más característica, es expre- para avanzar en su liberación tan ansiada" (DP 453).
sión de fe católica. Es un catolicismo popular" Más adelante señalan algunos elementos positivos de
(DP 444). la piedad popular: "(. . .) la conciencia de dignidad
personal y de fraternidad solidaria; la conciencia de
Según la visión de los Objspos la religiosidad po- pecado y de necesidad de expiación; la capacidad
pular latinoamericana implica tres radicales fun- de expresar la fe en un lenguaje total que supera los
damentales: la fe de la Iglesia; la cultura popular racionalismos (cantos, imágenes, gesto, color, dan-
en la que se ha encarnado la fe; y el pueblo como za); (. . .) el respeto filial a los Pastores como repre-
creador original y actor de dicha síntesis. sentantes de Dios; la capacidad de celebrar la fe en
forma expresiva y comunitaria; la integración honda
Como ya hemos recordado anteriormente, esta de los sacramentos y sacramentales en la vida personal
religiosidad ha sido interpretada por Puebla como y social; el afecto cálido por la persona del Santo Pa-
"una forma activa con la cual el pueblo se evangeliza dre; la capacidad de sufrimiento y heroísmo para so-
continuamente a sí mismo" (DP 450, 396, 935). brellevar las pruebas y confesar la fe; el valor de la
oración; la aceptación de los demás" (DP 454).
En efecto, los mismos Obispos reconocen que
"la piedad popular conduce al amor de Dios y de los Este conjunto de afirmaciones nos permiten in-
hombres, y ayuda a las personas y a los pueblos a to- terpretar teológicamente la religiosidad popular lati-
mar conciencia de su responsabilidad en la realiza- noamericana como una manifestación particular
ción de su propio destino. La auténtica piedad popu- del Espíritu Santo en un grupo específicamente
lar, basada en la Palabra de Dios, contiene valores popular y fundamentalmente laical de su Iglesia. De
evangelizadores que ayudan a profundizar la fe del otra manera, teológicamente la religiosidad popular
pueblo" (DP 935). E indican en otra parte: "La pertenece al universo de los carismas, y mas concre-
religiosidad del pueblo latinoamericano se convierte tamente al de los carismas eclesiales libres y grupales
muchas veces en un clamor por una verdadera libera- o comunitarios.
ción. Esta es una exigencia aún no satisfecha. Por
su parte, el pueblo movido por esta religiosidad, crea 2. Interpretación teológica
o utiliza dentro de sí, en su convivencia más estre- de los evangelizadores populares
cha, algunos espacios para ejercer la fraternidad,
por ejemplo: el barrio, la aldea, el sindicato, el Los evangelizadores populares —en el sentido amplio
deporte. Y entre tanto, no desespera, aguarda que hemos dado a esta formulación: líderes, animado-
confiadamente y con astucia los momentos oportunos res y servidores endógenos de la religiosidad popular—,
316 317
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
constituyen una de las más importantes expresiones
que manifiestan las hondas creencias del pueblo sella- dades" (DP 109); que "muestra en ciertos casos
das por Dios, siguiendo la terminología de Puebla signos de desgaste y deformación; aparecen susti-
(DP 444). tutos aberrantes y sincretismos regresivos. Además,
se ciernen en algunas partes sobre ella serias y extra-
Desde este punto de vista, se les puede denominar ñas amenazas que se presentan exacerbando la fan-
como elementos internos del carisma de la tasía con tonos apocalípticos" (DP 453).
religiosidad popular, que según los casos se les podrá
interpretar o como carismáticos específicos o como Descendiendo más al detalle, leemos en el docu-
servidores asimilados por el carisma de la piedad po- mento: 'Los aspectos negativos son de diverso
pular. origen. De tipo ancestral: superstición, magia, fata-
lismo, idolatría del poder, fetichismo y ritualismo.
Pero, frecuentemente dentro de la globalidad de Por deformación de la catequesis: arcaísmo estáti-
la religiosidad popular, muchos de estos promotores co, falta de información e ignorancia, reinterpretación
y animadores del fenómeno son los más desconocidos sincretista, reduccionismo de la fe a un mero contra-
y sobre los que se suelen mantener mayores preven- to en la relación con Dios. ( . . . ) Podemos afirmar que
ciones. Las "élites divorciadas" del pueblo (DP 456) muchos de estos fenómenos son verdaderos obstácu-
los suelen calificar como ignorantes, supersticiosos, los para la Evangelización" (DP 456).
oscuros testigos de viejas creencias ancestrales, etc.,
etc. Incluso, muchas veces, se les procura desacredi- Lógicamente muchos de estos aspectos negativos
tar y se intenta el alejamiento del pueblo de estas fi- aparecen especialmente relevantes y personalizados
guras. ¿Nos encontramos en el camino correcto y en algunos de los agentes populares de la religión del
querido por el Espíritu? del pueblo, constituyéndose en verdaderos obstácu-
los para la Evangelización. Deben ser tenidos en cuen-
ta en un discernimiento para poder diferenciar los
3. Principios epistemológicos
meros agentes de la religiosidad popular de sus autén-
de la religiosidad popular
ticos evangelizadores populares.
"Como toda la Iglesia, la religión del pueblo de-
Pero también es importante tener algunos puntos
be ser evangelizada siempre de nuevo" (DP 457).
básicos de interpretación de la religiosidad popular,
que nos permitan evitar una mera interpretación, pro-
Puebla reconoce expresamente que la religiosi-
bablemente falsa, desde nuestras propias categorías
dad popular tiene "sus desviaciones y ambigüe-
culturales y refinados gustos religiosos, dos aspectos
318 319
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
que no tienen por qué interferir en las diferenciadas valora la nueva cultura con la que se enfrenta, juz-
manifestaciones del espíritu. gando que se trata de la cultura de un pueblo re-
trasado e ignorante.
Para superar este peligro en un proceso de discer-
nimiento de los distintos fenómenos y aspectos de La segunda norma es que la religiosidad popu-
la religiosidad popular, propondría una condición lar ha de ser interpretada teniendo en cuenta sus
previa y tres normas. antecedentes históricos, dado que, según la formu-
lación de Puebla, es "la memoria cristiana de nues-
tros pueblos" (DP 457).
La condición previa es acercarse sin prejuicios,
con abertura, dispuestos a leer la realidad tal como De hecho, algunas formas de la religiosidad popu-
es interpretada en la conciencia del otro, y al mismo lar, que a nosotros nos pueden extrañar, profundi-
tiempo con todas sus posibilidades y limitaciones ob- zando históricamente muchas veces se descubre que
jetivas. son permanencias de una correcta, aunque antigua
catequesis, o expresiones teológicas, que respetando
La primera norma para un discernimiento es que el núcleo del mensaje han recogido una primitiva
los fenómenos de la religiosidad popular han de ser imaginería ancestral para su formulación.
interpretados con las exigencias de la fe cristiana,
pero desde el interior de la misma cultura popular. Tercera norma: los fenómenos de la religiosidad
Siguiendo el pensamiento de Pablo, la cultura judía popular deben interpretarse desde el fervor primiti-
no tiene fuerza para juzgar ni interpretar la cultura vo del pueblo y, en cuanto sea posible, participando
griega —y consiguientemente la religiosidad cristiana de él.
de los griegos—, desde sus propias categorías. Toda
cultura ha de ser leída e interpretada desde su origi- El fervor, del que nos habla Pablo VI en la Evan-
nalidad, y sólo desde ese punto se pueden determi- gelii Nuntiandi (n. 80) es un potencial creador, y
nar su sistema de valores, valoraciones y contravalo- una categoría original del conocimiento y expre-
res. Es la perspectiva que permite discernir si sus fe- sión. Sabemos que los místicos se suelen expresar
nómenos religiosos canalizan la fuerza del Evangelio con desconcertantes imágenes y con paradojas. Hay
o le hacen resistencia. profundas experiencias religiosas que no permiten
otras formas más racionalizadas y medidas de ex-
Esta norma es especialmente difícil de aplicar presión, lo mismo que sucede con el lenguaje del
cuando el que tiene que discernir procede de una amor. Borrachos parecían los Apóstoles la mañana
cultura muy diferente, y mucho más' cuando infra- de Pentecostés (Hch. 1, 13-21).
320 321
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
Son tres importantes perspectivas que, siendo vá- Esta religiosidad católica latinoamericana, como
lidas para el discernimiento de cualquier fenómeno de cualquier otra religiosidad, se estructura fundamental-
religiosidad popular, revisten un especial interés para mente por tres elementos complejos, mutuamente in-
el discernimiento de los agentes religiosos del pue- terrelacionados entre sí: las creencias, las mediaciones
blo. y un estilo de vida religiosa característico. Categorial-
mente, ubicamos en las mediaciones a los agentes po-
La posible tosquedad, las interpretaciones elemen- pulares más dinámicos de esta religiosidad, entre los
tales sobre la naturaleza y el mundo, la estructura que podemos reconocer, según casos, líderes, anima-
mítica de su pensamiento, etc., etc., no han de ser dores, servidores religiosos de la comunidad.
barreras para poder descubrir en muchos de ellos
auténticos creyentes y evangelizadores del pueblo.
Quizá sólo "falta educación, catequesis y dinamismo,
debido a la carencia de una adecuada pastoral" 1. Importancia de los agentes populares religiosos
(DP 455). en la religiosidad popular
En estas comunidades religioso-populares casi siem- el Espíritu, pero no directamente por la jerarquía
pre aparecen sus propios agentes religiosos, distintos eclesiástica.
de los institucionales, dinamizadores y servidores del
fenómeno. Los títulos para este reconocimiento son varios.
Apuntamos algunos.
Estos agentes revisten una especial importancia,
Unas veces se les reconoce por la aparición de un
ya que en mayor o menor grado, según los casos,
carisma extraordinario en la persona, como sucedía
personalizan la religiosidad popular: ellos son espe-
ciales testigos de las creencias populares; mantienen, en Israel con relación a los jueces y a los profetas.
promueven y dan sentido a las mediaciones; se les
exige que expresen las grandes categorías del estilo Otras veces se les reconoce por ser depositarios de
de vida, como suele ser la fe, la piedad y el servicio. una tradición especial, incluso ligada por línea de he-
rencia familiar.
Entre estos agentes religiosos, en nuestras comu- Existe el reconocimiento por la constatación de
nidades populares latinoamericanas, suelen darse di- ciertos poderes en una persona. No es infrecuente
versas especializaciones, originando una estructura la conexión mítica de ciertas profesiones culturales
espontánea de servicios a la comunidad religiosa; con una interpretación religiosa de la realidad.
estructura perfectamente reconocible, que se man-
tiene cohesionada por la fuerza de toda la comu- Los que ocupan determinados centros neurálgi-
nidad popular y generalmente sin una organiza- cos de la comunidad no es infrecuente el que sean
ción refleja mantenida por los especialistas. Suelen reconocidos con un cierto liderazgo religioso, co-
ser las tradiciones que norman cuándo y cómo tiene mo suelen ser bisabuelos, abuelos, padres, etc., re-
cada uno que proceder. cordando el patriarcado veterotestamentario.
La familia suele considerarse patriarcalmente, esta- Hay servicios especializados en el culto: mayor-
bleciéndose una especie de organización jerárquica domos, responsables de la conservación de iglesias
en el liderazgo religioso interno. Los primogenitores y oratorios; encargados de determinadas imágenes
tienen una especial importancia, quedando en mu- y procesiones; rezadores para momentos especial-
chos sitios asimilados a ellos los compadres. mente importantes, como para los novenarios de
difuntos, etc.; cantores, estacionarios, según los ci-
clos litúrgicos y ciertas festividades; actores a los
Los servicios a la totalidad de la comunidad son que les corresponde representar en determinados
mucho más complejos, y no es infrecuente el que al- momentos a personajes bíblicos o mitológicos
gunos de sus agentes cobren tanta fama que sean bus- dentro de la teología popular, etc.
cados desde otras comunidades incluso bastante le-
janas. Podemos clasificarlos, mateniendo siempre una
cierta flexibilidad sobre la complejidad de la reali- Principalmente en comunidades populares con
dad, de la siguiente manera. influencia de religiosidad africana no suelen faltar
presidentes de ciertas celebraciones rituales o de
ciertas consagraciones.
Servicios de dirección sobre la totalidad de la co-
munidad, similar a un gran diaconado popular. Caso En este grupo no es infrecuente el reconocimien-
típico lo tenemos en el cacique Antonio, del que nos to popular de algunos servicios de origen jerárquico,
habla el P. Ruiz de Montoya en su Conquista Espiri- como son los catequistas, sacristanes, "facultados"
tual: "El promotor de todo esto fue un muy honrado para bautismos de urgencia, etc.
cacique, dotado de inclinación a lo bueno, que en el
bautismo (. . .) se llamó Antonio. La penuria de sacer- Otro tipo de servicios religiosos son aquellos que
dote no dio lugar a que en mucho tiempo se les se orientan a ayudar a la comunidad en los proble-
acudiese; pero la solicitud de Antonio y otros mu- mas más graves de su vida. Aunque en este campo hay
chos que le imitaban formó aquí un jardín, si bien una gran variedad, según regiones, sobresalen dos fi-
aún no regado con las aguas de las fuentes del Salva- guras bastante generalizadas.
dor; preparábase bien a que con facilidad corriesen,
desterrando magos (. . .), rezando en sus casas voz en La primera es la del curandero, en la que fácilmen-
cuello todas las oraciones (. . .) Este Antonio aunque te se transparenta la pervivencia shamánica. Es de
ya de edad, se hizo tan docto en la doctrina, que la los casos más difíciles de someter a discernimiento.
enseñaba él, y promovía con grande aumento" (DP En los curanderos se aunan un antiguo profesionalis-
258). mo médico unido a una concepción religiosa de la
326 327
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
enfermedad, de difícil comprensión para personas Por último, hay un fenómeno curioso en muchas
de otra cultura habituadas a los modernos sistemas regiones: los agentes religiosos negativos, reconoci-
médicos y a las sectorizaciones autónomas de la dos por el pueblo casi como encarnaciones del
sociedad. Suele ser muy difícil distinguir entre el
charlatán y el auténtico curandero; entre el curande- mal y del diablo. Suelen ser personas a las que se les
ro de creencias mágicas, y el curandero ritual que ora reconoce fuerzas ocultas para hacer el mal directa-
y suplica a Dios que le ayude a devolver la salud; en- mente, o que ayudan a canalizar eficazmente el mal
tre la necesaria fe del enfermo en el profesional mé- que existe en el interior de todo hombre. De hecho
dico con esperanza simultáneamente puesta en Dios el dato corresponde a una teología personalizada
de una forma casi sacramental, y la fe mágica en de- de la existencia y de la operatividad del mal en el
terminadas mediaciones rituales, etc. mundo. Es éste el caso más claro en el que no hace
falta discernimiento, una vez que haya sido consta-
tado el hecho.
Hay otra figura que engloba un grupo muy comple-
jo de agentes a los que denominaría como orientado- 4. La mujer entre los agentes de la religiosidad popular
res populares ante problemas importantes de la vida.
El pueblo, como todas las personas, se encuentra con
frecuencia ante situaciones difíciles ignorando cuál Dato característico de la religiosiad popular es la
pueda ser su solución: problemas de enamoramiento presencia frecuente de la mujer en la estructura de los
sin respuesta, problemas familiares, situaciones angus- agentes religiosos populares, incluso en el contexto
tiosas frente al futuro, complejos de culpabilidad, te- de sociedades patriarcales y machistas. Mirando el am-
mores y miedos provocados por maldiciones o por fal- plio mapa del Continente es fácil encontrarlas en
ta de cumplimiento a promesas o palabras dadas, sue- todas las clasificaciones anteriormente propuestas,
ños e imaginaciones inquietantes, incapacidad para su- con el respeto y aceptación del pueblo. Pero, según
perar el mal, esperanzas que se esfuman, etc. regiones, sus funciones y servicios posibles suelen
estar frecuentemente determinados según viejas tra-
En el sistema de la religiosidad popular suelen apa- diciones y normas.
recer ciertos orientadores y colaboradores en la solu-
ción de este tipo de problemas. Lo mismo que en el 5. Meros agentes y auténticos evangelizadores
caso de los curanderos el discernimiento es muy di-
fícil, pero obligado. Hay casos de personas honestas Dentro de este complejo universo pueden encon-
y profundamente cristianas que, desde la dinámica trarse simultáneamente auténticos evangelizadores
de otros esquemas culturales, cumplen funciones si- del pueblo y agentes que pueden considerarse como
milares a las de nuestros directores espirituales y si- "verdaderos obstáculos para la Evangelización"
cólogos o siquiatras.
(DP 456). No es esto extraño para el cristiano desde
328 329
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
La atención exclusiva de los Pastores a la Es un nuevo catolicismo popular con tan poca his-
religiosidad popular tradicional de América Latina toria que prácticamente no ha sido sometido a estu-
puede convertirse en una peligrosa tentación de dio. Sin embargo urge estar atentos al nuevo fenó-
anclaje en un pasado que comienza a evolucionar y meno tanto para saberlo acompañar correctamen-
que puede desaparecer con relativa celeridad. te desde el principio, como para reconocer a los nue-
vos evangelizadores populares de un pueblo que se
Desde la naturaleza de la religiosidad popular, un instala en un nuevo contexto cutlural. La Biblia nos
cambio de cultura necesariamente implica un cam- ofrece casos similares; el tránsito de Israel de la cul-
bio de sistema religioso —lo que no es coincidente con tura nomádica a la de asentamiento en la nueva tierra
un cambio de fe— y consiguientemente evoluciona prometida; o la propagación del cristianismo de una
y cambia el sistema de creencias, de mediaciones, de cultura judía a otra greco-romana.
estilo religioso de vida y también de los agentes Sólo me atrevo a ofrecer algunas pistas para el estu-
populares de religiosidad. dio del nuevo fenómeno.
Es un hecho que en América Latina se ha iniciado 1. Los factores del cambio cultural
ya este proceso de cambio cultural no restringido sólo
para las élites —fenómeno fácilmente advertible des- Tres son los factores que, a mi juicio, determinan
de hace muchos años— sino extenisvo para toda la el cambio cultural en América Latina: la acelerada
masa popular. Si la fe cristiana sigue sellando el ser concentración urbana, la industrialización, y el incre-
de pueblo latinoamericano, quiere decir que estamos mento de las comunicaciones tanto por el transporte
en el amanecer de un nuevo catolicismo popular. como por los medios masivos de comunicación social
(televisión, radio, periódicos, cine, etc.). Estos fenó-
Se trata de un catolicismo seriamente amenazado menos quedan además profundamente afectados y
en su nacimiento. Puebla ha catalogado algunas de orientados por desarrollarse en un contexto de
estas amenazas: "Secularismo difundido por los me- intensivo crecimiento demográfico y de agudas tensio-
dios de comunicación social; consumismo; sectas, reli- nes sociales y económicas. »
330 331
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
La interrelación de estos factores hace que la nue- El primer cambio es con respecto a la relación
va cultura no se repliegue, como antiguamente, a las hombre-naturaleza. El hombre sale definitivamente
ciudades y centros industriales, sino que penetre en de la "selva" cargada de misterios y amenazante. El
las tradicionales áreas rurales, haciendo desaparecer paisaje se racionaliza y el hombre se siente capaz de
la tradicional dicotomía entre el mundo urbano y el construirlo dominando todos los secretos de sus
mundo rural. Surge una cultura nueva homogeneizada piezas. El hombre se siente creador, dominador, pro-
por lo urbano y lo industrial. tagonista de su presente y de su futuro.
La penetración en una nueva cultura supone el El mismo dominio de la naturaleza incrementa
cambio del sistema de relaciones del hombre con la su potencial "artificialmente" tanto emisor como re-
naturaleza y con los otros hombres y, consiguiente- ceptor, y se inicia una conciencia de poder casi ilimi-
mente, en su interpretación de las relaciones con tado.
Dios. Surgen nuevas concepciones de la vida, nuevas
valoraciones y consiguientemente una profunda trans- Con relación a los otros hombres se inicia la frac-
formación del sistema religioso. Si además, se tiene tura de la vieja comunidad "patriarcal", lo que lleva
una conciencia —verdadera o falsa, para el caso es implícitamente el olvido de las tradiciones y normas
lo mismo— de que se accede a una cultura superior, ancestrales. El hombre abandona dicho claustro fami-
surgen valoraciones negativas sobre el pasado e inten- liar, en el que ha vivido sumergido durante siglos,
tos de acelerar una ruptura. para encontrar su seguridad y porvenir siempre en
lo nuevo, de tal manera que cada familia tiende a ser
Lo que, en cualquier hipótesis es evidente es que una creación casi monocelular de ciclo muy limi-
la religiosidad tradicional se hace inadaptada e insu- tado; casi inferior al ciclo de una vida humana.
ficiente pra la nueva situación cultural. La transporta-
ble arca de la alianza comienza a necesitar un templo Igualmente se produce la ruptura con las pequeñas
en el que quede depositada. comunidades naturales. El hombre, perdiendo su ros-
tro individualizado, se integra en una comunidad mu-
2. La nueva sociedad y la nueva cultura cho más amplia en la que tienden a presidir la libertad
Es difícil prever la imagen de la nueva sociedad y y el pluralismo. Aparece la sustitución de las organiza-
de la nueva cultura que comienza ya a gestarse en ciones, agrupaciones humanas fundamentadas en pac-
América Latina bajo el influjo de los nuevos tos e intereses.
factores. Podemos insistir en algunos tópicos que ya La relativización de las relaciones humanas, incide
se arAintan. en la relativización de las concepciones y de los va-
332
333
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
lores, y comienza a surgir un hombre y una humani- casi en progresión geométrica, de la comunicación
dad nuevos, con tendencia a olvidar el pretérito, fun- tiende a socavar la identidad de la persona.
damentalmente abierto al futuro y esperanzado siem-
pre a nuevas posibilidades. Este hombre comienza a Estos problemas y amenazas se hacen mucho más
exigir también una sociedad moldeable y abierta al agudos en un Continente donde los grandes porcen-
futuro, con exigencias de cambio a un mejoramien- tajes se acumulan en el sector de los pobres, un sec-
to indefinido, en cuyo proceso quiere participar ac- tor que tiende a acrecentarse desproporcionada-
tivamente con un respeto a todas las posibilidades mente por el dinamismo acelerado del crecimiento
de su libertad creativa. demográfico.
Pero no todo el horizonte de la nueva sociedad Luces y amenazas son los factores que, en toda so-
emergente es luminoso y esperanzador. ciedad, vuelven a hacer conscientes a los hombres de
la presencia de la limitación, de la contingencia, del
De la amenaza de la selva —es decir, de una na- pecado existentes siempre en la totalidad y en la indi-
turaleza misteriosa e incontrolable—, se pasa a un vidualidad. Son los elementos que hacen levantar
nuevo mundo creado por el hombre que se hace los ojos del hombre hacia el cielo en la esperanza de
igualmente amenazador, originando profundos de- una salvación total en el concreto de su situación
sequilibrios ecológicos, y donde el ilimitado poder al especifica. Es el comienzo de toda religiosidad, que
conjugarse con una ilimitada libertad amenaza no sólo cuando recibe el don de la fe de Cristo se despliega,
la supervivencia humana sino la misma supervivencia en el pueblo, en un catolicismo popular.
del hombre.
más, la misma fe introduciéndose en una misma Por los hechos que ya comienzan a advertirse en algu-
cultura puede abrirse en imágenes religiosas muy dis- nos países, dichos agentes y, en muchas ocasiones,
tintas. Pero podemos apuntar algunas pistas. auténticos evangelizadores populares cubrirán dis-
tintas dimensiones, no siempre claramente separa-
Probablemente se tratará de una religiosidad más das: servicios de liderazgo religioso popular con un
dinamizada por las expectativas del futuro que por las marcado acento profético, en el sentido más amplio
cargas del pasado. En este sentido se puede espe- de la palabra; servicios de promoción cultual, quizá
rar una teología en la que puede prevalecer la imagen con marcado carácter pentecostal —de diferentes
de un Cristo Salvador que vuelve, a quien se espera clases— de tal manera que las personas puedan dar
en su segunda venida. cauce a la expresión de su intimidad religiosa, tengan
posibilidad de acercarse vivencialmente a la dimensión
Las creencias y mediaciones podrán ser de una factu- misteriosa que siempre subyace en la vida, y donde
ra externa muy similar a las de la religiosidad tradicio- puedan encontrar signos en los que se concrete su
nal, pero sus significados pueden variar sensiblemen- esperanza ante las amenazas y las expectativas; ser-
te. Probablemente las mayores modificaciones se ob- vicios de apoyo religioso para los problemas y deso-
servarán en los nuevos estilos de vida religiosa, ela- rientaciones que tienden a incrementarse en una so-
borándose progresivamente una nueva sabiduría po- ciedad sometida continuamente al cambio.
pular. El acertado acompañamiento en estos procesos,
de los Obispos y sacerdotes, puede ser de extraordina- No dudo en afirmar que para la Iglesia institucional
ria trascendencia en los momentos de su gestación. será difícil el discernimiento de los nuevos agentes
de la religiosidad popular.
El soporte de la vieja comunidad patriarcal y na-
tural tenderá a ser sustituido por la complejidad
de la comunidad católica de una ciudad y por sinto- V. Pastoral con los Agentes
nías capaces de agrupar a las personas, con un gran de la Religiosidad Popular
respeto a la libertad. La fuerza gravitatoria del espa-
cio, de gran importancia en la religiosidad tradicional,
cede su importancia en la nueva cultura a la de la Como indicaba al principio, la situación actual e in-
sintonía. mediatamente futura de América Latina, impone a la
Iglesia el aprovechamiento de todos los carismas y de
Esto hace prever un incremento en la importancia todos los agentes evangelizadores suscitados por el
de los agentes religiosos populares, como factores Espíritu, especialmente de los que aparecen inserta-
polarizadores de dichas sintonías. dos en los puntos neurálgicos de la cultura y de la
338 339
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
cultura popular. Entre estos carismas y evangelizado- ción, conocimientos catequísticos y dinamismo
res sobresalen el carisma de la religiosidad popular ac- (DP 455), aunque sin desgajarlos del contexto de
tual y futura, y los agentes religiosos populares que su propia cultura popular.
surgen dentro de dicho carisma.
Es necesario coordinarlos orgánicamente —no
Esta responsabilidad de la iglesia exige una clarifi- organizadamente— a Ja labor pastoral y evangeliza-
cación de criterios pastorales y una reflexión sobre dora de toda la Iglesia sin limitar su legítima autono-
actitudes que se deben de tomar. Propongo algunas mía.
orientaciones generales consecuentes con el desa-
rrollo del tema. En algunos casos será oportuno el coordinarlos
con el ministerio institucional e incluso integrarlos
1. Criterios y actitudes positivas en el sector de los ministerios laicales.
De esta manera Puebla, consciente del cambio cul- países de América Latina. 149
-
tural que se está produciendo en nuestro continen-
te y de las dificultades que crea para la promoción de En el desarrollo del tema comenzaré por una refle-
vocaciones sacerdotales tan necesarias en el presente xión teológico-pastoral, que nos sitúe en una perspec-
y futuro inmediatos, no incide en un desesperanzado tiva neo-testamentaria. A continuación intentaré ofre-
pesimismo, sino que nos invita a una reflexión respon- cer una caracterización sencilla de la civilización ur-
sable y práctica sobre el tema, con la confianza de bano-industrial, y más en concreto de la civilización
que el Señor suscitará los sacerdotes que el pueblo urbano-industrial latinoamericana, y de la Iglesia ur-
necesita. bana. Por último, abordaré los puntos de reflexión
sobre la pastoral vocacional "en el cuadro de los nue-
Pero, pastoral vocacíonal, y específicamente para vos condicionamientos que la sociedad urbano-indus-
el sacerdocio, implica dos vertientes fundamentales, trial crea para la vida de santidad" (DP 433).
complementarias entre sí. La primera atiende la pro-
moción de nuevas vocaciones, actualizando en nues-
tro tiempo y en nuestras circunstancias el llamado de I. Reflexión Teológica
Jesús que se repite constantemente a través de la para una Pastoral Vocacional Adaptada
historia: "Venios conmigo y os haré pescadores de
hombres" (Mt 4, 19), y que culmina con la fundación Los testimonios de las primitivas comunidades
del grupo de los doce discípulos (Mt 10, 1-4; Me 3, cristianas, conservados en los escritos del Nuevo Tes-
13-19). La segunda dimensión se abre a la forma- tamento, nos ofrecen pistas interesantes para encarar
ción de las vocaciones congregadas que, teniendo en desde una perspectiva original de revelación la pro-
cuenta las circunstancias culturales actuales, ha de blemática de la pastoral vocacional que enfrentamos
tener como objetivo el conseguir sacerdotes válidos en este momento.
para el año 2000, año en el que, en el seno de una do-
minante cultura urbano-industrial, la Iglesia alentada Las características de la vocación de S. Pablo nos
por sus pastores ha de promover la civilización del ayudarán a comprender las exigencias de adapta-
amor, según la formulación de Juan Pablo II. ción de una pastoral promocional de vocaciones en
un momento de cambio cultural muy similar al nues-
tro. La pedagogía de Jesús con el colegio de sus dis-
Sobre ambos aspectos deseo reflexionar con Uds.,
ya que nos encontramos reunidos responsables de la 149. Esta conferencia fue dictada en el II Congreso Latinoame-
promoción vocacional y de la formación de sacer- ricano de Pastoral Vocacional, celebrado en Bogotá en noviem-
dotes en los Seminarios Mayores de los diferentes bre de 1982.
346 347
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
cípulos nos puede servir de pauta para la formación
de llegaban mercaderes extranjeros de las ciudades
de vocaciones sacerdotales que han de ejercer su
más importantes.
ministerio en un contexto cultural bien diferente al
de su procedencia original. Saulo habla griego y arameo (Act 21, 37. 40; 26,
14). Se reconoce como fariseo (Act 23, 6; 26, 5;
Pablo, Hombre de una Cultura Urbana Cosmopolita Gal 1, 13; Fl 3, 6), formado por Gamaliel en Jeru-
salén y educado "en todo el rigor de la Ley de
Pablo es el caso típico de una vocación apostólica nuestros padres" (Act. 22, 3). Pero con la misma en-
y sacerdotal de un hombre encuadrado en la carac- tereza se presenta como romano y con ciudadanía
terística cultura urbano-comercial-imperial de su romana por nacimiento ante el oficial que le interro-
época, en la que sobresale la corrupción ambiental ga (Act. 22, 25-29; 16, 37; 23, 27).
y la inhumanidad del sistema dominante, como en
repetidas ocasiones aparece en sus escritos. Esta cul- Como ha escrito J. Holzner, "el mundo exterior
tura define perfectamente el modo de ser de Pablo. del joven Saulo era el de la cultura griega, de la len-
En ese hombre se fijan los ojos de Jesús y lo cons- gua universal griega y del municipio griego. En todas
tituye su Apóstol. Más aún, una vez que Pablo se sien- partes pululaban maestros y artistas del decir y predi-
ta iluminado y liberado por su fe, su mismo esque- cadores de sabiduría, los cuales (. . .) iban de lugar en
ma cultural va a permitir una acelerada comprensión lugar y daban lecciones en poblaciones extranjeras.
de la riqueza del mensaje cristiano, y una asimilación Este mundo intelectual, moral y artístico existía en
de métodos que facilitan la rápida expansión del cris- todas partes y en todas partes era de actualidad.
tianismo en su primera etapa. Pablo será el impulsor Nadie podía sustraerse a su influencia. Y el hombre
del cristianismo urbano en el Imperio Romano y que escribió más tarde: "Examinadlo todo y quedaos
el promotor de vocaciones sacerdotales dentro de con lo bueno (1 Tes. 5, 21), se acomodó ciertamente
dicho contexto. Analicemos el caso. a él muy pronto" (San Pablo heraldo de Cristo, Bue-
nos Aires 1945, pp. 4 y 5).
Saulo o Saúl era un israelita de la diáspora, benja-
minita (Fl 3, 5; Rom 11, 1), natural de Tarso, ciudad Su época estaba dominada por el horizonte de la
portuaria de la Cilicia, en la costa sur del Asia Menor paz octaviana y por el ideal de la integración imperial
(Act 22, 3). El ambiente en el que nace era muy de toda la ecumene mediterránea.
diferente al que se vivía en Galilea e incluso en Jerusa-
lén. Tarso era una típica ciudad comercial y naviera Dadas las condiciones de los judíos en Tarso, pode-
del Imperio, abierta al comercio internacional, a don- mos afirmar que Saulo no vivía en el clásico ghetto,
348 pues no se mantenía allí una seperación rigurosa en-
349
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
tre gentiles y judíos. Pero desde el punto de vista reli-
gioso, en medio de una ciudad pluralista y tolerante, La sorprendente aparición de Jesús a Pablo (Act
él pertenece a la comunidad judía, donde es educado 9, 13) llevaba ya el germen de su específica vocación
en el rigor de la sinagoga, y donde "conoció la po- apostólica, como él mismo lo manifestó en su decla-
sición excepcional de su pueblo entre las naciones" ración ante el rey Agripa (Act 26, 1-23; 9, 15).
(Holzner, o.c, p. 8). Sin duda que los ideales de la
Pero es interesante el advertir cómo el llamamiento
paz octaviana y de la integración imperial de todos los
de Jesús en Pablo, si por una parte le conduce a una
pueblos debían ser vistas por él bajo una nueva luz con
dura crítica del mundo cultural del que procede, por
la lectura de los textos de Isaías (Is 60 ss).
otra parte se encarna y adapta a ese mismo sistema
cultural en todos sus valores positivos, y con la capa-
El ambiente de corrupción se extendía por toda la cidad de asimilar para el servicio del mensaje y de su
ciudad y penetraba en la propia comunidad judía, compleja sociedad sistemas propios de su cultura ur-
como él mismo reconocerá. Era fervoroso en su reli- bana y comercial.
giosidad (Act 22, 3) y fiel en el cumplimiento de las
leyes romanas y judías, quedando situado de esta ma- El modo de proceder de Cristo con él, no por ajus-
nera en el sector de los ciudadanos honestos. Pero, ticiamiento sino por llamamiento amoroso a la
la inhumanidad y la dureza del sistema también lo conversión, le permite descubrir los errores
dominaban como se demostrará con su presencia en el fundamentales de su mundo externo e interno. Se le
apedreamiento de Esteban (Act 7, 59), y en su rigor desarrolla una conciencia crítica indiscriminada tanto
en la persecución contra los cristianos (Act 8, 3; para las desviaciones de la cultura grecorromana
9, 1-2). (Rom 1,18-32) como para la judía (Rom 2, 17-29),
de tal manera que no tiene reparo en afirmar que "to-
dos, judíos y paganos, están bajo el dominio del pe-
Saulo aparece de esta manera como un joven situa- cado" (Rom 3, 9), en el tenebroso régimen de la ley
do en la avanzada cultural de su época. Orgulloso de y-de la muerte (Rom 5, 12-21).
su ciudad (Act 21,39). Educado en un ambiente cos-
mopolita, urbano y comercial, en su interior es simul- La muerte de Jesucristo como camino para salvar
táneamente judío, griego y romano. Sueña con una y convertir a los culpables, le descubre el significado
paz integradora universal, pero su confianza la apoya del amor (1 Cor 13) y del mandamiento del amor al
en el cumplimiento riguroso de las leyes y en la fuerza prójimo en el que se resume toda la Ley (Gal 5, 14).
de las armas. Pedagogía y milicia eran probablemente
los grandes caminos que se abrían ante el idealista y Pero hecho este descubrimiento, en ningún mo-
honesto joven Saulo. mento por su nueva vocación se siente alejado de su
350 propia cultura y de su propia época. Por el contrario
351
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
encuentra una misión que realizar en ella y desde Pero, la realización concreta de esta vocación la
ella. encarna en los sistemas culturales de Tarso: viajero
incansable, se dirige a las grandes ciudades del Impe-
El proyecto romano, en sintonía fundamental con rio, repitiendo —aun con otro contenido—, la imagen
el isaiano, de la paz e integración universal, Pablo de los maestros que establecían su cátedra de ciudad
lo percibe afirmado y transcendido en Cristo, porque en ciudad. Funda pequeñas comunidades cristianas en
Dios nos ha revelado "su designio secreto, conforme medio de ciudades donde se pluralizan las comuni-
al querer y proyecto que El tenía para llevar la histo- dades religiosas en un ambiente de libertad. Pero, a
ria a su plenitud: hacer la unidad del universo por diferencia de las comunidades judías de Tarso, y con-
medio del Mesías, de lo terrestre y de lo celeste" forme a los nuevos ideales, en ellas se integran las per-
(Ef 1, 9-10). Más aún, superando las diferencias sonas más diferentes dentro de un régimen de gran li-
políticas de la época, descubre que Cristo "de los bertad para celebrar la esperanza de Cristo y la
dos pueblos hizo uno, aboliendo en su carne la Ley presencia del Espíritu. Pero se establece una organi-
de les minuciosos preceptos; para con los dos, crear zación y un orden, que ha de ser mantenido por cier-
en sí mismo una humanidad nueva, estableciendo la tos dirigentes, que serán los primeros presbíteros y
paz, y a ambos, hechos un solo cuerpo, reconciliarlos obispos, imitando los sistemas reinantes y conoci-
con Dios por medio de la cruz, matando en sí mismo dos.
la hostilidad" (Ef 2, 14-16). De tal manera que "ya
no hay más judío ni griego, siervo ni libre, varón ni Su descubrimiento de Cristo unido a su experiencia
mujer, dado que vosotros hacéis uno con Cristo" (Gal urbano-cosmopolita le permite diseñar un tipo de
3, 28). Sin embargo, este ideal no le hace olvidar la hombre nuevo con características muy especiales.
complementariedad que tiene que darse en la socie- Supuesta la fe en Cristo, es un hombre que descubre
dad y que se evidencia en la necesidad de la diversi- a un Dios sin acepción de personas (Rom 2, 11),
dad de funciones características de una vida urbana y que exige indiscriminadamente el amor a todos
(Col 3, 1 8 ^ , 1). los hombres (1 Cor 13, 4-8), hasta vencer el mal a
fuerza de bien (Rom 12, 21). Ha de ser intachable
Para Pablo se hace estimulante este nuevo proyecto en su conducta y en el cumplimiento de sus obliga-
de Dios en su mundo —proyecto simultáneamente de ciones (Col 3, 5-4, 6); Ha de ser buen ciudadano por
renovación profunda y de fidelidad a su cultura y motivos de conciencia (Rom 13, 1-10); trabajador
a su época—, de tal manera que acepta con alegría —de tal manera que "el que no quiera trabajar que
la vocación al apostolado recibida de Dios (Rom no coma" (2 Tes 3, 14)—; dedicándose cada uno
1,1). plenamente a su misión y actividad específicos (Rom
352 353
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
12,4-8); abierto a todo hombre, sin atender a las di- preguntamos con esperanza, ¿cómo promover las vo-
ferencias (Col 3, 11); liberal en lo opinable (Rom caciones en los nuevos condicionamientos de nuestra
14, 5-12) y en las prácticas puramente exteriores histórica civilización urbano-industrial?
(Rom 2, 25-29). "En resumen: esmerémonos en
lo que favorece la paz y construye la vida común" Jesús Formador de Apóstoles
(Rom 14, 19). para una Cultura Nueva
Si detrás de todo este pensamiento paulino está sin
duda la revelación de Dios y su palabra, se encuentran Otra problemática bien diferente era la que se le
también los esquemas y la sabiduría urbanas de una planteaba a Jesús con el grupo de vocaciones que reú-
típica ciudad de la época imperial romana. En ellos ne en su colegio de discípulos, de donde tenían que
hizo Jesús su presencia vocacional a través de Pablo, salir los Apóstoles: el problema de su formación.
con una incalculable trascendencia para la primera ex-
pansión del cristianismo y con un vigor en la promo- Pablo y los Doce son todos hebreos de sangre y de
ción de vocaciones sacerdotales y urbanas, religión, pero los contextos y experiencias culturales
que se constituyeron en los primeros dirigentes de las en las que han nacido y se han desarrollado son bien
comunidades cristianas establecidas en las ciudades diferentes. Sin embargo, su vocación y su misión iban
del imperio. a ser idénticas, y fundamentalmente era el mismo el
mundo al que tenían que evangelizar.
Sin duda que para los cristianos establecidos en
Israel debía haber una gran desconfianza en la El problema es fácil de exponer: los discípulos pri-
promoción de vocaciones directivas cristianas prove- meros, hombres arrancados de un contexto tradicio-
nientes de las corrompidas ciudades del Imperio. Más nal judío, con el que se sentían profundamente iden-
aún, pronto descubrieron la mentalidad liberal de tificados, como aparece en muchos pasajes, tenían
estas nuevas vocaciones y temieron la falta de fideli- que ser sistemáticamente preparados por Jesús para
dad a las tradiciones y a las exigencias de la misma introducirse en un mundo complejo, en el que, supe-
revelación. Pero, en el proyecto de Jesús, fue Pablo, rados sus prejuicios raciales, religiosos y nacionalistas,
el urbanita de Tarso, el que tenía que evangelizar en integrasen en una nueva fe y en unas nuevas comuni-
el evangelio de la liertad y el amor a la misma comu- dades, por la fuerza de la palabra y del testimonio,
nidad matriz de Jerusalén. a judíos y a gentiles con evidentes posibilidades de ser
rechazados y perseguidos por todos. Fidelidad a Cris-
Un desafío similar es el que nos encontramos en la to, audacia evangelizadora y martirio son las notas
actualidad. Y a la luz del acontecimiento paulino nos que caracterizan la historia de los hombres formados
354 355
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
por Jesús, y que tuvieron que afrontar su ministerio no se extrañan de sus exigencias, pero simultánea-
en un paisaje muy diferente al del lago de Genesaret, mente buscan y esperan los puestos imporrtantes de
donde transcurría su vida cuando se encontraron por la futura situación (Mt 20, 21), y no se olvidan de
por vez primera con el Maestro. preparar algunas espadas (Le 22, 38). Se advierte su
desilusión conforme se desvanece su proyecto sobre
El contexto económico, social, político y religioso Jesús (Jn 6, 67; Le 24, 21). E incluso en el día de la
de la Palestina de Jesús y de los Doce, ha sido recien- ascensión, todavía preguntan obstinadamente:
temente bien presentado por Gerd Theissen en su "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino para
obra "Sociología del movimiento de Jesús" (Santan- Israel?" (Act 1,6).
der, 1979). Era una situación bien diferente de la de
la ciudad de Tarso. País religiosamente uniforme —a Incluso después de la venida del Espíritu Santo se
excepción de los extranjeros invasores—, de marcado advierten las dificultades en superar el conservaduris-
carácter teocrático, y en difícil situación econó- mo judaizante (Act 11, 1-18) y que culmina en el de-
mica y política, se replegaba peligrosamente sobre un nominado Concilio de Jerusalén (Act 15).
pasado restauracíonista, poniendo su esperanza en la
venida de un Mesías-Rey con capacidad política y No debió ser fácil el proceso pedagógico para con-
militar, apoyada en la fe en Yahvé, que salvaría a seguir en los nuevos Apóstoles el paso de una fe
su pueblo. mediatizada por determinadas imágenes culturales
localistas a una fe renovada por la palabra de Jesús; de
La mayoría de los Doce —quizá con la excepción una cultura tradicional y restauracíonista a una
de Mateo y de Judas Iscariote—, son vocaciones de cultura abierta, integradora y liberadora. Sin embargo
campesinos y pescadores fuertemente identifi- el resultado fue positivo, de tal manera que escribirá
cados con las ideas corrientes, y padeciendo en sus vi- S. Pablo: "Fuisteis edificados sobre el cimiento de
das la situación generalizada. Se les advierte reciamen- los apóstoles y profetas, con Cristo Jesús como pie-
te religiosos, aunque no poco despreocupados ante los dra angular." (Ef 2, 20).
pequeños legalismos (Mt 12, 1-2; 15, 1-2 etc.).
Nos preguntamos sobre la promoción de vocacio- ponente más característico en las ciudades, no se re-
nes sacerdotales en los condicionamientos de una fugia exclusivamente en ellas —originando la falaz di-
nueva cultura urbano-industrial con carácter de uni- cotomía entre cultura rural y urbana—, sino que es
versal. La vocación de Pablo nos abre horizontes so- una forma de vida y de convivencia humana que en-
bre su posibilidad, sobre la metodología a seguir, e globa simultáneamente la ciudad y la zona o región
incluso sobre su importancia para una mejor com- que la ciudad centraliza mediante las denominadas
prensión del mensaje y para facilitar el desarrollo de funciones o servicios urbanos. Por ese motivo, toda
su dinamismo evangelizados la región en conexión vital con la ciudad, y lógica-
mente la misma urbe, vive bajo el signo de lo urbano,
» y consiguientemente toda esa amplia población hu-
Otro problema que se nos plantea es el de las vo- mana relacionada entre sí ha de ser denominada ur-
caciones rurales y campesinas que acceden a nuestros bana, aunque se mantiene una distinción entre la po-
Seminarios, y que en el año 2000 tendrán que actuar blación rural y la urbanita.
como sacerdotes en un contexto marcadamente ur-
bano-industrial. El caso de Jesús con los Doce nos
indica la exigencia de establecer una pedagogía ade- Dicha conexión en la actualidad es mucho más evi-
cuada que los prepare para esa nueva situación. dente por el incremento de la comunicación —tan-
to vial como informativa— entre la ciudad y su re-
gión, y por la progresiva industrialización de las ciu-
Pero de los grandes principios teológicos tenemos
dades que les permiten ofrecer no sólo los clásicos
que descender a nuestra realidad y descubrir una
servicios del sector terciario, sino también abundan-
implementación adecuada.
cia de productos manufacturados propios del sector
secundario. Desde este punto de vista, Puebla acerta-
damente ha afirmado que es en las ciudades donde
II. Caracterización de la Civilización se están gestando los nuevos modos de cultura (DP
Urbano-Industrial 441), y desde donde se transmiten al resto de la
población, siendo también las nuevas ciudades indus-
Ante todo es necesario una comprensión, al menos trializadas el motor de la nueva civilización (DP 429).
aproximativa, de qué es la civilización urbano-indus-
trial tanto desde sus perspectivas positivas como ne-
Características Generales
gativas.
Si en los límites de una simplificación pretende-
A manera de preámbulo, es necesario recordar que
mos caracterizar la civilización urbano-industrial, tres
la civilización urbano-industrial, aunque tiene su ex-
359
358
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
Esta conciencia, principalmente generada en las urbe, o las tendencias de algunos de sus sectores o
ciudades, conduce al hombre urbano de su capaci- funciones más importantes —dada la estrecha in-
dad de producción y transformación de bienes al terrelación entre todos los componentes factoria-
protagonismo histórico, proceso secularizador en el les de la ciudad—, exigen una gran libertad para la
que el hombre se siente responsable de la marcha y expresión y la información que simplificativamente se
modelación de la historia, sintiéndose herido en suele denominar como libertad de prensa y de ex-
su dignidad humana cuando es reducido a la función presión.
de mero instrumento o pieza. Por ese motivo, la tra-
dicional democracia de las ciudades griegas, toma hoy La coexistencia de perspectivas e intereses contra-
una fuerza inaudita en todos los medios urbanos, con puestos exige la libertad para la creación de asocia-
la exigencia del paso de las democracias formales a ciones específicas e intermedias etc., que equilibren
las reales.
los intereses y los derechos de todos.
La tercera característica de la civilización urbano- De esta manera, la ciudad queda caracterizada por
industrial es la exigencia de la libertad humana. Es-
la exigencia de la libertad y de su consecuente plura-
te valor viene postulado por fenómenos diferentes.
lismo.
El mismo volumen demográfico de las ciudades
exige una cierta tolerancia y un respeto a la privati- Detrás de estas tres características ciudadanas se
cidad, para que sea posible una convivencia. Por eso encuentra, lo que he llamado en otras ocasiones, el
la ciudad, de suyo, tiende a ser permisiva para la ethos y el humanismo de la civilización urbano-indus-
expresión libre de cada persona. trial, que si estuviera regido por el principio normati-
vo del bien del hombre y del amor al prójimo nos en-
La rígida organización objetiva que impone el sis- contraríamos en los umbrales de una hierofanía urba-
tema urbano para su buena marcha, ha de ser na.
compensado con otro sistema en el que se favorezca
la originalidad, la libertad y la intimidad de los ciu- Desviaciones de la Civilización Urbano-Industrial
dadanos. Así en la ciudad se tienden a multiplicar
las asociaciones libres, en las que los ciudadanos se De hecho, la civilización urbano-industrial nace en
encuentran por sintonías libres y personales. el seno de la cultura occidental y, desde un principio,
queda marcada por una serie de factores negativos,
Igualmente, la trascendencia que implica para
que en el lenguaje paulino se designarían como el pe-
todos los ciudadanos las decisiones globales sobre la cado de la nueva civilización.
362
363
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
Dos factores negativos han influido especialmente nentaliza con fuerza a partir de 1945, y aparece bajo
en la configuración de la civilización urbano-industrial: el signo de múltiples tipos de dependencia.
el individualismo - q u e en su formulación grupal se
transforma en clasismo-, y el economicismo, que ins- Antecedentes Culturales Autóctonos
trumentaliza al hombre en función del complejo fenó-
meno económico. Ambos factores unidos han provo- La cultura latinoamericana —en su significación
cado una inversión de valores que fundamentalmente más estricta— se genera en ámbito colonial, en convi-
entran en conflicto con el humanismo y el ethos urba- vencia pluricultural y en proceso progresivo de cristia-
no-industrial. Se manifiesta en la aguda problemática nización.
y en los conflictos sociales, que tienden a radicalizarse
en los denominados ideologismos. Y desde el punto El sistema colonial favoreció especialmente el desa-
de vista religioso, dan origen a la aparición del secula- rrollo de la minería y del sector agropecuario, origi-
rismo (DP 434-436). nando ciudades principalmente administrativas y por-
tuarias que aseguraban la conexión con las metrópolis
Esta situación origina una constelación de fenóme- y la organización interna del continente.
nos concomitantes bien conocidos de todos, como el
consumismo, el erotismo, la ambición por el poder y
Desde un principio el régimen colonial se estableció
la riqueza, y la violencia en sus manifestaciones más
sobre la pluriculturalidad -aceptación de culturas
variadas.
aborígenes y africanas— que favoreció el mestizaje,
De hecho, estos elementos entran también a formar pero con sometimiento de las culturas colonizadas a
parte del modo de ser y de las actitudes de la civiliza- la cultura metropolitana, mediante los sistemas esta-
ción urbano-industrial histórica, situándola en una blecidos de encomienda para los amerindios y de es-
violenta contradicción interna que hace que se sienta clavitud para los negros traídos del África.
amenazada mortalmente desde muchos aspectos. De
nuevo nos encontramos con el binomio paulino "pe- La expansión rápida del cristianismo, desde un
cado-muerte" en el seno de nuestra civilización. punto de vista estrictamente sociológico, promovió
ciertos niveles de integración continental dentro de la
III. La Civilización Urbano-Industrial pluriculturalidad, fácil de advertir actualmente en
en América Latina América Latina, pero sin conseguir la igualdad necesa-
ria, dando validez para el pasado la afirmación hecha
El fenómeno urbano-industrial es relativamente tar- en nuestros días por Puebla: "en pueblos de arraigada
dío en América Latina. Se puede afirmar que se conti- fe cristiana se han impuesto estructuras generadoras
364 365
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelización
gicos lugares se construyen los "barrios residenciales", ofrecer los servicios básicos de vivienda, hospitales,
que en parte por las exigencias de los nuevos sistemas escuelas, etc., agrandándose así la marginación social,
varios ciudadanos, en parte buscando su aislamiento y cultural y económica" (DP 71 y 121). Subrayan en
seguridad, comienzan a estructurarse en los denomi- su contemplación "la creciente brecha entre ricos y
nados polígonos. pobres", de tal manera que "el lujo de unos pocos se
convierte en insulto contra la miseria de las grandes
Todos estos fenómenos conducen a la población masas" (DP 28). Insisten en repetidas ocasiones que
urbana a un punto crítico de contradicciones y caos, "la situación de inhumana pobreza en que viven mi-
que se traduce en conflictos sociales, cuya dinámica llones de latinoamericanos ( . . . ) no es una etapa ca-
se procura aminorar con soluciones precarias y co- sual, sino el producto de situaciones y estructuras
yunturales insuficientes desde el punto de vista del económicas,sociales y políticas, aunque haya tam-
ethos urbano—, con campañas antinatalistas —que con bién otras causas de miseria" (DP 29-30), y las va-
el tiempo pueden complementarse con la propagación loran ética y dinámicamente como "estructuras ge-
del eutanasismo—, y con la violencia, bien represiva, neradoras de injusticia" (DP 437), lo que hace que
bien revolucionaría según las diversas situaciones y ,'desde el seno de los diversos países está subiendo
posibilidades. hasta el cielo un clamor cada vez más tumultuoso e
impresionante. Es el grito de un pueblo que sufre y
que demanda justicia, libertad, respeto a los dere-
Juicio y Desafíos para la Iglesia
chos fundamentales del hombre y de los pueblos"
(DP 87). Estos fenómenos, dinamizados con las co-
Y todo esto sucede en un ambiente que caracteriza rrientes ideológicas de marcada raíz materialista y
típicamente a nuestras ciudades y a nuestro continen- economicista que imperan o se propagan por nues-
te: convivencia pluricultural con una predominancia tras ciudades (DP 542-550), amenazan con una
lingüística del español o del portugués; altos pocenta- violencia globalizada y fratricida (DP 531) con con-
jes de juventud; y pertenencia ampliamente mayorita- secuencias inimaginables.
ria al catolicismo con generalizadas expresiones de
religiosidad popular.
Desde el punto de vista religioso, las ciudades apa-
Los Obispos con intuición pastoral, han presentado recen llenas de cristianos y de juventud cristiana, sur-
el cuadro de estas ciudades latinoamericanas en su giendo la necesidad "de evangelizar y catequizar ade-
Documento de Puebla. Afirman que "crecen desorga- cuadamente a las grandes mayorías que han sido bau-
nizadamente con peligro de transformarse en megápo- tizadas y que viven un catolicismo popular debilitado"
lis incontrolables en las que cada día" es más difícil (DP 461); pero constatando simultáneamente que
368 369
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
"el crecimiento demográfico ha desbordado las po- pastoral vocacional para los ministerios ordenados y
sibilidades actuales de la Iglesia para llevar a todos la para la vida consagrada: el concepto, el modelo y la
Buena Nueva" (DP 78). realización de Iglesia con la que nos encontramos
comprometidos, y para la que se convocan las voca-
Simultáneamente los Obispos han subrayado la zo- ciones, y para las que se las forma y prepara.
na de escándalo: En un pueblo cristiano la fe no ha
tenido virgor para penetrar las estructuras sociales y el El tema es extraordinariamente complejo y amplio
liderazgo ideológico (DP 437), mientras amenaza la para poder ser abordado en esta ocasión en toda su
propagación del secularismo (DP 434). amplitud. Para los que tengan más interés, me remito
a un artículo que recientemente he publicado con el
La nueva civilización industrial-urbana en América título: "Una Iglesia más evangelizadora en las gran-
Latina enfrenta a la comunidad humana con dos gra- des ciudades de América Latina 150 . Sólo recojo al-
ves amenazas: la violencia fratricida y la crisis de la fe. gunas notas que me parecen fundamentales, y que de
Estos son también los grandes desafíos de nuestra Igle- una forma eminente se han de vivir en los ordenados
sia. Y en ese duro contexto se centra nuestra proble- y consagrados en la Iglesia.
mática, considerada como fundamental por Juan Pa-
blo II, y como prioritaria para Puebla: la pastoral vo- La primera nota es la perfecta identificación de la
cacional en los nuevos condicionamientos de la nueva Iglesia con su propio ser y misión en la interioridad de
civilización urbano-industrial latinoamericana. la civilización urbano-industrial, para que procure ser
lo que debe ser, y al mismo tiempo sea fácilmente
identificable por los que se encuentran fuera de ella
IV. La Iglesia Urbana en América Latina
Su identificación le ha de venir dada, en primer lu-
gar, por su conciencia de ser una comunidad congre-
Hasta este momento hemos presentado esquemáti-
gada por la fe en el nombre del Señor, de tal manera
camente, dentro de su complejidad, el contexto urba-
que sea consciente de que en el fervor, la obediencia
no-industrial en el que se ha de desarrollar la pastoral
y la fidelidad a Jesucristo, es donde se encuentra el
vocacional, tanto en su vertiente promocional como
fundamento de su fuerza y de su esperanza.
en la formativa de los actuales seminaristas y futuros
i
sacerdotes.
Otro rasgo muy importante de su identidad ha de
ser su libertad para recibir a todo tipo de personas
Pero, hay otro factor que condiciona una correcta
pastoral vocacional, especialmente cuando se trata de 150. Medellín 33 (1983) 89-116.
370 371
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
que, invitadas por el Señor Jesús, solicitan su incorpo- Como asociación religiosa sabe que su influjo en la
ración a la Iglesia, sean considerados como justos o ciudad ha de ejercerlo primordialmente por la vía
como pecadores por la sociedad envolvente e incluso evangelizadora de la conversión, proceso que se desen-
dominante, con tal que quieran vivir conforme a las cadena fundamentalmente a través de la fuerza de la
exigencias del Evangelio. Como en las comunidades palabra y del testimonio.
paulinas, la Iglesia ha de ser un lugar privilegiado don-
de se inicia la reconciliación entre los hombres. Cuarta nota ha de ser su inserción preferencial en la
pobreza y en los pobres, ya que, como han afirmado
La segunda nota de una Iglesia urbana ha de ser su los Obispos del Brasil, "resulta útil situarse en el lugar
clara visibilización como cuerpo de salvación integral social que permita contemplar mejor la condición es-
y comunitaria de la agrupación urbana, a partir del tructural de la injusticia: el lugar de las poblaciones
doble principio teológico: la Iglesia es el Cuerpo de que más las padezcan".
Cristo, y Cristo es el que ha venido no para ser servi-
do sino para servir, buscando la salvación integral y
comunitaria de todos. Quinta nota de una Iglesia Urbana ha de ser su or-
ganicidad y corresponsabilidad estructurada, en la que
Esta postura abierta salvará a la Iglesia del riesgo de quede perfectamente definida la función del colegio
un ensimismamiento egoísta, y demostrará su clara presbiterial, y la pluralidad en las formas del ejercicio
vocación comunitaria misionera. del ministerio sacerdotal.
Tercera nota es la aceptación de su modesto puesto Sexta nota sería la aceptación y promoción interna
sociológico en el tejido de la civilización urbano-indus- a la Iglesia de las que, desde un punto de vista socioló-
trial, como asociación libre específicamente religiosa gico, llamaríamos asociaciones o estructuras interme-
dias, y que en lenguaje teológico denominaríamos co-
Como asociación libre ha de reconocer y aceptar munidades carismáticas, en el sentido paulino. Estas
con alegría que su lugar no se encuentra en los vérti- permiten una Iglesia siempre viva, con capacidad de
ces de la autoridad secular ciudadana, sino en la base renovación constante e impostando prácticamente
de la comunidad humana, sin pretender situaciones la libertad ganada por Cristo. Dichas comunidades
privilegiadas que no le corresponden. Pero defendien- pueden facilitar especialmente la presencia de la Igle-
do el derecho a ser reconocida como tal asociación y sia en la pobreza y en los pobres.
respetada en la autonomía característica de toda aso-
ciación libre, que en este caso viene dada y definida Séptima nota es la de una Iglesia que sepa conjugar
por el mismo Jesucristo. la gran comunidad —o cuerpo de salvación—, con las
372 373
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
pequeñas comunidades, estableciendo una amplia red Una Nueva Imagen Sacerdotal
de microiglesias domésticas, en las que de hecho pue-
da vivir en fraternidad entre los cristianos en relacio- El cambio de sociedad con el consiguiente cambio
nes amicales y cercanas. de Iglesia, conduce simultáneamente a un cambio de
la imagen del sacerdote, fenómeno que repetidas ve-
ces se ha producido a través de la historia. Quiero pre-
Octava nota es la atención personal a cada uno de sentar tentativamente algunos rasgos del muevo
los cristianos, promovida de diferentes maneras, de modelo sacerdotal en sus aspectos más genéricos de
tal modo que si la Iglesia vive valientemente su mi- cambio, aspectos que están presididos por las exigen-
sión hacia fuera, atiende simultáneamente a cada uno
de sus miembros en todos sus problemas y necesida- cias de un sacerdocio evangelizador más urbano y
des. más misionero.
guos, la seguridad de las tradiciones, el conocimiento apoyado en su vocación por el mismo ambiente
de todas las generaciones de su comunidad. homogéneamente cristiano que le rodeaba. Como to-
davía percibimos en nuestro mundo campesino, el
En contraste, la nueva cultura urbano-industrial
pueblo necesita y defiende a su sacerdote, admira sus
es una cultura fundamentalmente orientada hacia
virtudes y perdona sus pecados, pero lo quiere y, en
el futuro y la novedad, hacia las continuas reformas e
este sentido, le ayuda a ser siempre sacerdote.
innovaciones, como acertadamente ha apuntado Al-
vin Toffler (El shock del futuro, Barcelona 1976).
De esta manera, el sacerdote se ha de encontrar siem- La civilización urbano-industrial es una cultura plu-
pre frente a lo desconocido, sin fórmulas ni recetas ral y abierta, donde todo es posible, en la que se acep-
tradicionales, con una capacidad de adaptación y de ta que todo siempre puede volver a empezar, donde se
creatividad constantes. Los continuos movimientos exalta la libertad de cada persona. Por eso el
migratorios del hombre de nuestra cultura urbana le sacerdote de la nueva cultura se encontrará sin am-
obligan a conducir comunidades que siempie se en- biente protector de su propia vocación. La fuerza y el
cuentran en proceso de renovación, prácticamente ca- sentido de su sacerdocio tiene que encontrarlo en su
rentes de memoria y de recuerdos. La memoria ur- interior, y él mismo ha de tener capacidad de crear
bana es muy distinta de la memoria campesina. Del sus propios ambientes en los que pueda hallar el apo-
sacerdote urbano se exige su capacidad de adaptación yo que todo hombre necesita para ser fiel a su com-
a situaciones siempre nuevas, y la capacidad de en- promiso inicial. Más aún, con frecuencia se sentirá
contrar nuevos caminos evangélicos para planteamien- tentado por otros ambientes, no sólo en dimensio-
tos inéditos, con esperanza abierta sobre el futuro, sin nes que podemos considerar como accidentales de
dejarse anclar en las añoranzas del pasado. su vida, sino también en la misma radicalidad de su
sacerdocio y de su fe. Para él es necesaria la energía
De otra manera: mientras al sacerdote tradicional interna propia de los misioneros de todos los tiempos.
rural se le pide una traducción del Evangelio princi- Su sacerdocio ya no tiene una armadura externa
palmente en un contexto de experiencia y tradición, que le sostiene en su debilidad. Tiene que encontrar
el sacerdote urbano de la nueva civilización, ha de ser su vigor en su fe y convicción profundas.
creativo y adaptable, en una lectura evangélica rea-
lizada siempre en clima y talante de discernimiento 3. Otro cambio en la imagen sacerdotal, que pro-
ante lo nunca anteriormente planteado.
mueve el paso de una cultura rural a otra urbano-in-
dustrial, es el de situar al sacerdote —no obstante las
2. El sacerdote tradicional, en su contexto simul- nuevas y diferentes formas posibles de ejercer su
táneamente rural y de "cristiandad", se mantenía ministerio— en su función estrictamente evangeliza-
376 377
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
dora y sacerdotal, incluso con la tendencia a margi- ce a ser el ministro de una de estas comunidades, casi
narlo socialmente. un marginado social frente a las grandes instituciones
seculares y socializadas de la ciudad.
En efecto, en la cultura rural tradicional, bastan-
te indiferenciada y, con frecuencia carente de resor- En realidad, el sacerdote de la civilización urbano-
tes internos de promoción social, el sacerdote ha sido industrial ha de aceptar el ser un humilde servidor
y es una importante figura social. El sacerdote junto a del Evangelio, y desde su modesto relieve social —ca-
su ministerio más específico, ha sido el que construye rencia de status institucional secular— ha de tener la
iglesias, levanta escuelas, promueve centros de salud, audacia para denunciar los pecados y problemas hu-
abre guarderías infantiles, proyecta caminos nuevos y manos de la sociedad, y para anunciar un Evangelio
hace edificar puentes, y es la persona en la que siem- de paz y de esperanza.
pre se reconoce una capacidad de influencia para la
solución de problemas que no la tienen por vía ordi- 4. Por último, el sacerdote de una civilización ur-
naria y administrativa. bano-industrial ha de ser de una gran flexibilidad y li-
beralidad para poderse adaptar a todo tipo de situa-
La cultura urbano-industrial es mucho más comple- ciones, tendencias, ideologías, modos de vida. Ha de
ja y socializada. Ella tiende a autoabastecerse de toda saber vivir en la pluralidad y para la pluralidad. Pero,
clase de servicios necesarios, al mismo tiempo que és- esta flexibilidad ha de quedar unificada por la entere-
tos tienden a socializarse, perdiendo relieve el za de su fe y por el fervor de los santos, que simultá-
sacerdote en la denominada ciudad secular. El fenó- neamente se abre en fidelidad a Cristo y a la Iglesia,
meno ya comenzamos a advertirlo especialmente en en recia expresión de libertad evangélica, y en radical
el sector de las religiosas hospitalarias, que hoy co- postura de servicialidad al hombre y a la sociedad en
mienzan a transformarse en funcionarías dentro de la que vive.
las grandes instituciones sanitarias.
El sacerdote rural permitía una imagen bien dife-
rente. Una cierta inflexibilidad le es exigida por la
Más aún, la cultura urbana distingue entre los ser- pervivencia de una tradición que se mantiene y repite
vicios comunes y necesarios para todos los ciudadanos en el avance de las generaciones. Su función es la del
—como son las escuelas, los tribunales, los hospitales presbítero, el más viejo, característica de las culturas
etc.— y las instituciones o asociaciones libres, entre tradicionalistas. El fervor de su vida puede quedar
las que se encuentran las agrupaciones religiosas den- paliado en muchas circunstancias por su prestigio ins-
tro de un amplio ambiente de libertad y pluralidad titucional en la comunidad, en la que hay una preva-
religiosas. Desde esta perspectiva el sacerdote se redu- len cia estimativa de la santidad objetiva sobre la
378 379
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
subjetiva. Su servicio puede quedar perfectamente V. Exigencias para una Pastoral de Promoción
conectado con una rígida autoridad vertical sacrali- Vocacional
zada.
No pretendo en este momento trazar un plan de
La sociedad urbano industrial exige otro tipo de
pastoral vocacional que promocione vocaciones para
sacerdote, dado que en el campo religioso valora más
el sacerdocio y la vida consagrada. Sólo intento expo-
la autoridad moral —la de la santidad subjetiva y el testi-
ner algunos grandes principios para cualquiera que sea
monio— que la objetiva que pueda tener al interior
el plan o el sistema concreto, en la medida en que se
de su comunidad. Desconfía de los hombres conserva-
oriente a la juventud que ya se encuentra marcada
dores que miran con prejuicio al cambio y al futuro.
por la caracterización de la cultura urbano-industrial,
Se subleva contra los que vienen a imponer nuevas
como en el caso de Pablo que era un miembro típi-
y complicadas leyes, mientras acepta con alegría a
co de su civilización urbano-comercial-imperial.
los que impulsan un movimiento de renovación
dentro de un proceso de humanización progresiva e
indefinida. Pone su confianza en la difícil síntesis 1. Como punto de partida, pienso que una pastoral
del binomio "presbítero-neótero". de este tipo ha de dirigirse a todos los ambientes
donde se encuentra la juventud urbana sin timide-
5. Estos cambios radicales de la imagen sacerdo- ces de ninguna clase. Lo mismo ha de realizarse en la
tal —y similarmente de los consagrados— no son universidad que en las fábricas, en los suburbios de la
meramente externos y ambientales, sino que afec- pobreza que en los polígonos de la riqueza. El Señor
tan internamente a muchas de las vocaciones que llama donde quiere, y es importante que la contesta-
comienzan hoy, y del mismo modo afectarán a todos ción al pecado de la sociedad urbano-industrial junto
los sacerdotes que han de cumplir su función en el al seguimiento a Jesús y a su proyecto quede
representado por todos los sectores, iniciándose de
contexto de la nueva civilización. El sacerdote del
esta manera la reconciliación en Cristo y en el colegio
año 2000, recordando la imagen sacerdotal o religio-
presbiteral de los ambientes que se enfrentan social-
sa en la que nació su vocación, podrá sentir la duda
mente entre sí.
sobre su propia identidad; se preguntará por su pa-
pel y su sentido en el nuevo contexto. Su descon-
cierto puede llegar a ser de tal grado, que no sería 2. El llamamiento vocacional ha de iniciarse, como
extraño que el Señor tuviera que volver a repetir su en el caso de Pablo, con un fuerte encuentro con Je-
pregunta ante la nueva generación sacerdotal que ha sús que, en nuestro caso, normalmente ha de coinci-
tenido que sufrir el cambio: "¿Queréis iros también dir con un enérgico encuentro con una Iglesia per-
vosotros?" (Jn 6, 67). fectamente identificada con su ser y con su misión,
380 381
Antonio González Dorado, S.J.
Testigos de la nueva evangelizadon
al menos en sus personas más caracterizadas, y con
una clara sensibilidad urbano-industrial. escéptica que invita a una retirada de la sociedad.
"De tal manera amó Dios al mundo", es el comien-
Por ese motivo, en la promoción de las vocaciones, zo dinámico de toda vocación.
es de extraordinaria importancia la renovación de la
imagen episcopal, en la que ha de sobresalir su dimen- Pero el amor ha de conducir a la nueva vocación
sión de pastor de la comunidad y cabecera misionera a una crítica que le ayude a discernir los valores de
de la Iglesia, lleno de un fervor en su fe que se mani- los antivalores, el ethos y el humanismo de una civi-
fieste en la promoción de la vida de oración y en la lización urbano-industrial, lo mismo que las contra-
defensa cristiana de su comunidad y del pueblo. Es el dicciones profundas en las que se encuentra de he-
pastor dispuesto a morir por sus ovejas. cho sumergida. El llamamiento es hacia grandes idea-
les por los que vale la pena de entregar la vida con la
conciencia objetiva, desde el Evangelio, de la realidad
Similar importancia tiene la imagen de los sacerdo- en la que se vive inmerso.
tes, especialmente de los directamente comprometi-
dos con este apostolado. Siguiendo las indicaciones
paulinas, han de sobresalir por su honestidad de vida 4. El primer encuentro con la vocación ha de con-
y responsabilidad social, por el testimonio evangélico ducir a las exigencias y renuncias que implica, con
de su vida en medio de la ciudad corrompida, y por la una acentuada mística de la heterogeneidad.
compenetración con una fe en Jesucristo y en su sis- Durante un tiempo ha existido una tendencia a
tema evangelizador para la transformación integral y la homogeneidad del "llamado" y del "consagrado"
comunitaria de la sociedad. con los demás, de tal manera que había un deseo de
que no se advirtieran las diferencias. Esta tendencia,
En general no podemos olvidar que el núcleo que en ciertos aspectos es perfectamente justificable,
dinámico del llamamiento no se expresa tanto por en muchos casos se exageró de tal manera que condu-
ideas como por imágenes y, más en concreto, por imá- jo a la disolución de las vocaciones, dado que se en-
genes de forma de vida, reflejadas en personas concre- cuentra en franca contradicción con la metodología
tas. vocacional expuesta por el Señor desde el principio.
La heterogeneidad hay que marcarla principalmen-
3. La orientación del llamamiento ha de estar do- te en los siguientes puntos, que responden a la proble-
minada por el amor salvífico y liberador de la socie- mática de nuestra civilización urbano-industrial: Ho-
dad a la que profundamente se ama. En ningún mo-
nestidad frente a la inhonestidad reinante; pureza
mento puede quedar marcado por una amargura
radicalizada (celibato) frente al erotismo; austeridad
382 383
Antonio González Dorado, S.J. Testigos de la nueva evangelización
de la formación permanente. La cultura urbano-in- Termino aquí mi exposición. Las reflexiones que
dustrial es una cultura dinámica y abierta, en la que he compartido en esta ponencia unidas a las inquie-
envejecen continuamente no sólo las respuestas sino tudes de este Congreso, me hacen ver a Jesús cami-
los mismos cuestionamientos, y que exige en sus con- nando por el nuevo paisaje urbano-industrial de
ductores una agilidad mental para incorporarse a nuestro continente queriendo suscitar vocaciones
cada nueva situación, y una creatividad para encon- en medio de una juventud que se llama Saulo y que
trar la palabra nueva que pueda iluminar ia marcha pueden ser los Pablos del año 2000. Lo veo agru-
hacia un futuro siempre abierto. De otra manera el pando a jóvenes campesinos latinoamericanos, de
sacerdote se sentirá pronto envejecido y desplazado, las diferentes culturas, en el contexto de nuestros
lo que se constuiría en una nueva fuente de tentación seminarios, con la esperanza de que con ellos se im-
e inseguridad interna con relación a su vocación y plemente una pedagogía que transforme a estos dis-
misión. cípulos galileos en los apóstoles de una América nue-
va urbano-industrial.
Pedagogía Evangelizadora
Nota preliminar 5
Presentación 9