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Evangelio del día en tiempos de Pandemia.

P. Nelson Chávez Díaz


Párroco san Juan Bautista-Curicó

Juan 16, 16-20.

1. Las palabras que Jesús pronuncia hoy a sus discípulos están dentro del
contexto de su Pascua, es decir, de su pronta pasión, muerte y resurrección.
Suenan a un “juego de palabras” esto de “ya no me verán” y luego “me volverán a
ver”. El nexo que une estas dos realidades, su ausencia y su presencia posterior,
es la Pascua, es el misterio de la muerte al cual Jesús se sometió con entera
libertad. Los discípulos no entienden sus palabras, Jesús les explica que cuando
él muera van a sentir tristeza, se lamentarán y van a llorar pero que, a su vuelta
como Resucitado, van a experimentar la alegría y el gozo.
2. El evangelio de hoy toca una realidad humana muy sensible y a la cual todos
estamos expuestos: la muerte. Jesús tiene que enfrentar su propia muerte. Y
Jesús no se “preocupa” tanto de su muerte sino que su verdadera “preocupación”
son sus discípulos; en efecto, Jesús, en la última cena con sus discípulos (Juan
14,1-12) ante la inminencia de su muerte, anima y da esperanzas de fortaleza a
sus discípulos cuando les dice: “No se inquieten, crean en Dios y crean también
en mi”. Es una manera de ir también preparando a otros para “vivir la muerte” de
un amigo o de un ser querido, sabiendo que en nuestra vida siempre está
presente la muerte y que, por tanto, es natural reaccionar con tristeza y con pena.
En estos tiempos de pandemia la pregunta por la muerte se hace más acuciante;
quién no ha dejado de preguntarse estos días: ¿Y si me enfermo y me muero? ¿Y
si la enfermedad toca a mis padres o a mis hijos y no logran sobrevivir? ¿Qué
haré? ¿estoy preparado para vivir una experiencia tan fuerte como esa?
Son preguntas que muchas veces las pensamos pero que no las
pronunciamos y tampoco las conversamos con aquellos que más amamos porque,
a veces, nos da miedo enfrentarlas. Pero Jesús hoy día nos invita a enfrentar
estas situaciones y a dar una respuesta concreta ante ellas; ante la confusión de
sus discípulos Jesús da respuestas concretas, no calla ni niega la realidad; invita a
sus discípulos a comprender que la muerte trae pena y tristeza pero que ella no
termina con nuestra vida ya que pasando por la muerte se nos dará el gozo y la
alegría de la vida resucitada.
3. Enfermarnos con este coronavirus nos provoca miedo y desata nuestros
temores más profundos; Jesús nos invita hoy a conversar estos temores en
familia; Jesús nos invita a hacer “ahora” aquello que tal vez más adelante no
podamos hacerlo. No dejarse invadir por el miedo, alegrarse y gozarse del don de
la vida, del don de la familia que tenemos, aprovechar el tiempo presente para
hacer gestos de amor, de bondad y de humanidad con las personas, cercanas o
lejanas, reconocer en todo ello la gracia y el regalo del amor que Dios nos tiene y
siente por cada uno de nosotros.
4. Pueden servir algunas preguntas: ¿qué alegría puedo llevar a mis semejantes
hoy? ¿Qué tristeza de mis semejantes puedo acompañar para dar esperanza?

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